Haciendo grande nuestra familia

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HACIENDO GRANDE NUESTRA FAMILIA Revaloración de la Minga como estrategia para el fortalecimiento de las Asociaciones Campesinas MINISTERIO DE AGRICULTURA Y RIEGO Ministro de Agricultura y Riego Juan Manuel Benites Ramos Viceministro de Desarrollo e Infraestructura Agraria y Riego Jorge Montenegro Chavesta Director Ejecutivo de AGRORURAL Marco Vinelli Ruiz Coordinadora Ejecutiva PSN Antonieta Noli Hinostroza Facilitadora de la Sistematización Rosa Elvira Rojas Vásquez Corrección de estilo Rocío del Águila Fotografía Michell León Diseño Gráfico Sergio Dancourt Ochoa Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2016-00499 por Proterra Perú SAC - RUC: 20521923823 - Francisco Lazo 1559, Lince

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Participantes en la sistematización Participaron en la sistematización los usuarios de tres organizaciones de la OLP-Celendín del Proyecto Sierra Norte (PSN).

Asociación de Productores Agropecuarios La Isla de Lluchubamba Antia De La Cruz Gamboa Hucha Asunción Mantilla Huaccha Concepción Bartolo Paredes Damián Custodio Huaccha Dany Gamboa Chávez Deysi Chávez Bartolo Domingo Gamboa Manrique Elis Germán Gamboa Huaccha Edith Maribel Huaccha Chávez Eduardo Chávez Vásquez Elena Leonor Gamboa Huaccha Eleuterio Bartolo Paredes Eliseo Gamboa Medrano Emilio Bartolo Poma María Eulalia Huaccha Roncales Filomena Paredes Iparraguirre Francisco Bartolo Paredes Jilmer Alberto Rojas Paredes Zenón Ruiz Aguirre

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Juan Francisco Cárdenas Tirado Juan Gamboa Guerra Julia Justina Huaccha Zare Julio Huaccha Saavedra Kelvin Bartolo Paredes Marcelina Bartolo Paredes Margarita Isabel Chávez Huaccha María Julia Atilano Caballero María Mavila Rojas Paredes Pedro Pablo Huaccha Saavedra Pedro Profesor Huaccha Bernardo Polonia Paredes Guerra Rafael Ramiro Chávez Paredes Ricael Moreno Julca Santos Julia Bartolo Paredes Sebastiana Laura Chávez Huaccha Tania R. Vásquez Gamboa Vicenta Gamboa Manrique


Asociación de Productores Agropecuarios de Paucamarca Alicia Elizabeth Chaupe Abanto Antonia Abanto Leyva Irene Tirado Alarcón Isabel Ruiz Carrera José Benigno Abanto Leyva José Carmen Salas Abanto José Rogelio Salas Abanto María Basílica Carrera Abanto María Benilde Bautista Cerdán María Dorotea Carrera Abanto

María Emérita Abanto Leyva María Eresva Pastor Torres María Felicita Abanto Salas María Irene Cruzado Abanto María Lucia Torres Tirado María Marilú Jara Bueno María Pascuala Carrera Huaccha María Sofía Abanto Leyva María Yolanda Calderón Sánchez Miguel Ángel Salas Abanto

Asociación de Ganaderos y Agricultores de Campo Alegre Augusto Izquierdo Vargas Antonio Guevara Vargas Emiliano Izquierdo Olivares Gonzalo Cotrina Orrillo Javier Olivares Cotrina José Eder Saldaña Cotrina Juana Guevara Fernández Manuel Caruajulca Sánchez Miguel Izquierdo Guevara

Pascual Atalaya Cotrina Reynaldo Cruz Conde Rosa Elvira Rodríguez Palma Santiago Olivares Cotrina Segundo Guevara Becerra Segundo Santos Saldaña Correa Teodoro Alva Guevara Vidal Guevara Cubas

Asimismo, se involucró en este proceso a las personas más conocedores de las mingas, quienes colaboraron activamente durante el recojo de la información: Domingo Gamboa Manrique Eduardo Chávez Vásquez Eleuterio Bartolo Paredes Eliseo Gamboa Medrano Emilio Bartolo Poma María Eulalia Huaccha Roncale

Juan Francisco Cárdenas Tirado Juan Gamboa Guerra Rafael Ramiro Chávez Paredes José Carmen Salas Abanto Vidal Guevara Cubas

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n la actualidad, la región de Cajamarca sigue siendo una de las que cuenta con mayor población rural en el país. Los datos del último censo de población y vivienda muestran que el 67% de las personas en esta región habitan en el campo, es decir, en poblados menores de dos mil habitantes, donde la dispersión y el aislamiento de las viviendas marcan el paisaje. Aquí la vialidad es difícil y escasa, los servicios básicos de saneamiento, salud y educación aún no llegan a todos, y la pequeña producción agropecuaria no genera ingresos suficientes para cubrir todas las necesidades. De esta manera, se configura un escenario con muchas limitaciones que, en conjunto, determinan que la mayor parte de la población esté ubicada aún en niveles de pobreza y exclusión. Por ese motivo es que también la región de Cajamarca sigue ocupando los últimos lugares en términos de desarrollo en el país, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos y las diversas iniciativas que se han ido generando desde la propia población, las ONG y la inversión privada. En las últimas dos décadas, sin embargo, se ha percibido un avance significativo en la mejora de los niveles de vida de la gente. La electrificación se ha extendido enormemente, la salubridad ha crecido desde los índices más bajos registrados de la década de 1990, donde sólo el 10% de la población contaba con acceso a agua potable y casi el 50% de los niños menores de cinco años sufría de desnutrición crónica. Asimismo, se han construido más y mejores caminos carreteros, y junto a ellos se ha incrementado el acceso a los medios de comunicación. Por otra parte, la educación formal ha ampliado su

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cobertura en todos sus niveles, tanto en los espacios urbanos como rurales, y los servicios de salud han mejorado su capacidad de respuesta por la mayor profesionalización de su personal. A la par se han generado y aplicado desde el Estado varios programas sociales que ayudan a resolver la situación de carestía familiar. Estas mejoras son evidentes y corresponden a un ascenso en los niveles de desarrollo e ingresos de nuestro país que, por más de quince años consecutivos, ha venido logrando porcentajes significativos de crecimiento económico. Pero, a pesar de ello, aún queda mucho por hacer. Cientos de años de abandono y exclusión han producido un cuadro crítico de pobreza tan complejo que no puede ser resuelto totalmente en poco tiempo y que necesita de la aplicación de estrategias sostenidas y de largo alcance. En este marco cabe destacar el Proyecto Sierra Norte que se ejecuta en áreas focalizadas de las regiones de Amazonas, Cajamarca, Lambayeque y La Libertad. Este proyecto tiene la finalidad de estimular la producción local y su inserción en el mercado a través del fortalecimiento de las capacidades locales, incluyendo el rescate de los saberes y las prácticas ancestrales de los pueblos, aquellas que han permitido a lo largo del tiempo enfrentar los retos que proponían sus necesidades y su difícil entorno. Precisamente dentro de la aplicación de este Proyecto en la parte sur de la región Cajamarca, vale decir, en los ámbitos rurales de las Provincias de Celendín, San Marcos y Cajabamba, se ha logrado generar una experiencia interesante con la población organizada de los caseríos


de Huacra (Distrito de Sitacocha y Provincia de Cajabamba), Paucamarca (Distrito de Gregorio Pita, Provincia de San Marcos) y Campo Alegre (Distrito de Miguel Iglesias y Provincia de Celendín), en donde se han constituido asociaciones de pequeños productores agropecuarios que han concursado para acceder a pequeños fondos de dinero como una base para apalancar sus propios recursos, gestionar emprendimientos exitosos que han mejorado sus ingresos y fortalecer su organización y su identidad comunitaria. Esta interesante experiencia ha sido sistematizada en el presente documento por un equipo liderado por la ingeniera Rosa Elvira Rojas Vásquez. A través de este documento se puede constatar los avances logrados en las metas del proyecto, pero, sobre todo, lo valioso de la estrategia de recoger y fortalecer las prácticas ancestrales de las familias campesinas, tales como la minga. Esta práctica consiste en forma particular de trabajo recíproco que aún permanece en las comunidades rurales de nuestra región. La minga para el campesino es la fiesta del trabajo, en cuanto es el compartir con los parientes y los allegados. La minga también es la expresión de la multiculturalidad porque corresponde a la sobrevivencia de prácticas de intercambio recíproco que anteceden a la formación del Estado peruano, y que se han mantenido a lo largo de los siglos. Asimismo, su funcionalidad constituye parte de las múltiples estrategias aplicadas por las familias de las comunidades de la sierra peruana para incrementar sus recursos y capacidades en entornos generalmente caracterizados

por la pobreza y las limitaciones económicas. Por un lado, el bajo desarrollo tecnológico y el reducido tamaño de las parcelas agrícolas repercuten en las familias de las comunidades más pobres y aisladas, puesto que no logran satisfacer sus necesidades con su propia producción. Por otro lado, el reducido mercado laboral no permite el empleo remunerado fuera de la propia parcela o la comunidad como una forma de obtener ingresos económicos. Ante esto se ven obligados a emprender una serie de estrategias para incrementar su propia base de recursos. El trabajo familiar, el pequeño comercio, la artesanía y la migración constituyen algunas de las estrategias antes mencionadas, junto al establecimiento de una compleja red de intercambio recíproco de bienes y servicios, los cuales comprometen a los miembros de una gran familia extendida o a allegados dentro de la misma comunidad u otras aledañas. Por consiguiente, con la minga se accede a mano de obra complementaria cuando las faenas de siembra, cosecha, acondicionamiento del terreno o construcción de la casa familiar exceden las capacidades de la familia. Se puede también acceder a productos agrícolas fuera de la propia cosecha. Porciones variables de papa, maíz, ollucos y otros se pueden obtener por un día de ayuda en la cosecha del vecino o allegado. Y si en la propia familia escasean la yunta y otras herramientas, incluso las semillas y el abono natural se pueden conseguir a cambio de un regalo y el compromiso de una ayuda futura en las faenas del compadre o el familiar. Así se vive y produce

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en el campo cajamarquino. Algún observador sin conocimientos al respecto podría decir que eso sólo es propio de las áreas andinas del Perú, donde aún perdura el legado cultural de los incas, pero en Cajamarca no. Sin embargo, allí está la minga, tal como lo han encontrado y lo han aplicado los participantes del Proyecto Sierra Norte, en el caserío Huacra de Lluchubamba, en el distrito de Sitacocha, Cajabamba. Esto es de suma importancia por diversos motivos. En primer lugar, se está expresando la existencia de un recurso intangible que articula a la gente y le permite resolver sus necesidades y problemas en un entorno difícil. Este recurso debe ser reconocido y revalorado como parte de la cultura total de estos pueblos y como su creación colectiva e histórica. En segundo lugar, la minga se inserta dentro de la lógica y la racionalidad propia de estas comunidades. Varios investigadores sociales han encontrado que los grupos basados en la reciprocidad que se establecen entre las familias rurales pueden durar hasta ocho generaciones. Esto significaría una

gran fuente de reconocimiento y sustento de la identidad e integración locales. En la minga se concretizan diversos valores necesarios para la vida en colectividad, como son: el trabajo, la solidaridad, la confianza, el compromiso y la responsabilidad. Finalmente, existe la percepción de que estas prácticas ancestrales tienden a desaparecer y están siendo remontadas por los valores de la modernidad. El cálculo económico los deniega por irracionales, pero el cálculo social las rescata y reconoce su funcionalidad. Los propios campesinos dicen que ya no se hacen muchas mingas porque las siembras son cada vez más reducidas y menores los rendimientos. Pero aún están allí, aún son parte de la esencia de ser campesino en Cajamarca. Y si experiencias como la del Proyecto Sierra Norte las hacen visibles y las toman como estrategias válidas para sustentar el desarrollo rural, seguirán siendo formas en que la gente del campo se reúna para compartir y trabajar con alegría.

José Rodríguez V. Universidad Nacional de Cajamarca

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a. Cambios en el régimen de tenencia de la propiedad y nuevas formas de organización social en las comunidades rurales

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ntes de la década de 1940 del siglo pasado, el Departamento de Cajamarca era fundamentalmente agropecuario. La mayor extensión y las mejores tierras se encontraban en manos de un reducido número de hacendados, mientras que las tierras de baja calidad, sobre todo las denominadas tierras marginales, se hallaban en propiedad de los pequeños productores y comunidades campesinas por lo general dispersas y sin reconocimiento legal. Con la llegada de PERULAC1, en la segunda mitad de ese decenio, la estructura productiva agropecuaria tradicional experimenta una transformación nunca antes vista. La ganadería (vacuno fundamentalmente) empieza a modernizarse con la introducción de nuevas razas y nuevos sistemas de crianza, los campos destinados a la producción de alimentos empiezan a ser sustituidos por el cultivo cada vez amplio de pastos; asimismo, se implementan las vías de comunicación a fin de facilitar el acopio y el traslado de la producción de leche, entre otros. Esta situación repercute en el decaimiento de la hacienda tradicional y en el deterioro de las

condiciones de vida de la población campesina, lo que ha dado origen a tensiones y conflictos del campesinado, lo cual ha marcado las décadas subsiguientes por el cambio de las relaciones de producción en el campo (Rodríguez y Castañeda, 1988). Con la promulgación de la Ley de Reforma Agraria N°17716, en setiembre de 1970, la tenencia de la propiedad agraria fue modificada sustancialmente. La propiedad de los terratenientes fue reducida a una mínima extensión (a un número de hectáreas inafectables) y las comunidades campesinas fueron beneficiadas para poder legitimar su propiedad, fueron reconocidas2 y cuentan actualmente con tierras de uso comunal y parcelas que pertenecen a cada familia. En medio de esos cambios y transformaciones que se suscitaron en el país, particularmente en el ámbito rural de Cajamarca, el Estado Peruano tuvo escasa presencia y por lo general estuvo ausente. Ante tal desamparo, la población rural gestionó organizaciones autónomas como

1 Compañía Peruana de Alimentos y Lácteos S.A., fundada el 20 de setiembre de 1940, ingresó a Cajamarca en 1946 impulsando la producción de leche para su empresa matriz Nestlé con sede en la Ciudad de Chiclayo. 2 Existen a la fecha 98 Comunidades Campesinas reconocidas en todo el Departamento de Cajamarca, todas ellas cuentan con su Estatuto de Comunidades Campesinas.

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las Rondas Campesinas3 para vigilar sus propiedades, mantener y fortalecer su organización comunal y hacer justicia ante la inoperancia de las autoridades competentes. Del mismo modo, algunas organizaciones privadas (ONG) como EDAC, ASPADERUP, DIACONIA, la Iglesia Católica y, en las últimas décadas, algunas entidades del Estado como FONCODES, PRONAMACHS, entre otros, han fomentado la constitución de

“Comités Productivos” y “Núcleos Ejecutores”. Esto ha servido para apoyar y sostener las actividades productivas y de servicio ejecutadas en las comunidades campesinas y varias de estas organizaciones han promovido también el rescate y la incorporación de la minga para desarrollar y fortalecer las actividades en ellas emprendidas.

b. La minga como trabajo comunitario vigente en las comunidades rurales de Cajamarca La minga es un trabajo colectivo de intercambio recíproco entre las familias campesinas. A través de ella enfrentan diversas situaciones, como por ejemplo: la falta de mano de obra para realizar sus labores agrícolas (de siembra, deshierbo y el aporque) y recoger sus cosechas; asimismo les permite acceder a mano de obra complementaria para construir y techar sus casas. También permite habilitar el canal para regar sus parcelas y proveerse de ciertos productos como la papa, el maíz, el trigo, entre otros, cuando escasean su producción. Como tal, la minga es una de las tantas estrategias que poseen y a la que recurren las comunidades campesinas del país, y de Cajamarca en particular, para enfrentar su situación de pobreza y extrema pobreza.

La minga –como se sabe- es uno de los importantes legados históricos que nos ha dejado el incanato y se encuentra inmersa en la lógica de producción y reproducción de las comunidades campesinas. Además, ha subsistido a tantos embates durante las épocas de la Colonia y la República y sobrevive aún como una institución válida, a pesar de tantos cambios y transformaciones habidos en la historia peruana. Específicamente en el caso de Cajamarca, a pesar de la modernización de la estructura productiva ocurrida en el campo en las décadas del 1950 y 1960, los cambios en el régimen de tenencia de la propiedad, ocurridos en la década del 70 con la Ley Reforma Agraria, la acen-

3 Que luego de un largo proceso fue reconocido en 1987 mediante la Ley N° 24571 como una organización autónoma e independiente de las comunidades campesinas.

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tuación de la crisis en el medio rural producto del intercambio desigual del campo y la ciudad en las décadas subsiguientes y el deterioro de las condiciones de vida (erosión de los suelos, destrucción de los ecosistemas), entre otros; se observa que las mingas se han mantenido vigentes, experimentando ciertos cambios, adaptándose al tiempo y a la modalidad de las intervenciones de las diferentes instituciones, tanto

públicas como privadas, que han acudido en apoyo de las familias rurales. Es ilustrativo en ese sentido, el testimonio de la señora Paz Tirado, campesina de Lluchubamba (Cajabamba), quien señala y compara los cambios que han ocurrido con la minga en su localidad:

Las mingas de ahora ya no son igual que antes. Antes en las mingas se cocinaba harto, se mataba una vaca o un toro y se preparaba una barrica de chicha; a la hora que terminaban (de trillar) la parva de trigo, se cargaba al dueño de la minga y bailando y cantando la aguaya4 se le llevaba a su casa. Ya en la casa se servía la comida, se bailaba y tomaba chicha hasta la amanecida al compás de la guitarra, bandolina o lo que había y, en la mañana siguiente, el dueño de la minga comprometía a la gente para que le acompañe en la venteada del trigo.

Asimismo, la entrevistada destaca que la buena minga estaba vinculada a la fertilidad de la

tierra y a la buena producción de sus cosechas:

antes juntábamos cargas de granos de trigo, lenteja, habas; ahora ya no quieren los suelos, están pobres, se cosecha poco.

4 Un cántico gracioso que interpretaban las muchachas en las labores agrícolas en camino hacia la casa del dueño de la minga.

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A pesar de los cambios ocurridos, las mingas -según Juan Cárdenas Tirado5- todavía subsisten en la Provincia de Cajabamba, probable-

mente sin la misma fuerza y extensión de antes, pero aún están presentes:

…en algunas labores agrícolas, como en la trilla del trigo...en la construcción de las casas, aunque ahora ya son muy raros, pero en cuanto a la comida si se mantiene. Se le da a los mingueros cuy, chicha y una vez terminada la techada; se inicia la fiesta, se carga al dueño de casa y se le penquea6 para que la casa nueva no se caiga.

5 Presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios “La Isla Lluchubamba”, Caserío de Huacra, Distrito de Sitacocha, Provincia de Cajabamba 6 Dar latigazos en el cuerpo

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l Proyecto “Fortalecimiento de los Activos, los Mercados y las Políticas de Desarrollo Rural en la Sierra Norte” inicia sus operaciones en setiembre del 2009. Tiene como objetivo general “mejorar las capacidades de los productores rurales para valorar sus activos y aprovechar las oportunidades de generación de ingresos en la Sierra Norte del Perú”, para lo cual ha diseñado una estrategia operativa que consiste en el acceso de las familias rurales organizadas a los recursos del proyecto mediante concursos, el manejo directo de los fondos por las propias organizaciones, el cofinanciamiento e implementación de las iniciativas seleccionadas vía contratos de donación, la valoración de los saberes locales y el acompañamiento de las iniciativas en curso. Las familias rurales pueden ser beneficiarias y recibir la asignación de recursos del Proyecto Sierra Norte (PSN) si participan en el Comité Local de Asignación de Recursos (CLAR), que es un órgano de representación multisectorial y multiinstitucional. Se encarga de revisar, evaluar y aprobar, bajo la modalidad de concurso, el cofinanciamiento de Planes de Negocio (PDN) para la asistencia técnica en gestión, administración, producción, procesamiento, mercadeo, servicios jurídicos, entre otros. Asimismo, los fondos de incentivos para los Planes de Manejo de Recursos Naturales (PMRN) se encargan de acompañar y premiar, mediante concurso, las iniciativas asociativas de familias que emprendan mejoras de sus recursos físicos y naturales, elaboren mapas culturales e intercambien experiencia entre usuarios y organizaciones; además de el cofinanciamiento de las inversiones

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de desarrollo local que presenten los gobiernos locales y las demandas presentadas por la población usuaria, previamente evaluadas por la Oficina Local. En ese sentido, el Plan de Manejo de Recursos Naturales involucra a la mayor población de un caserío o distrito, independientemente de la actividad económica que realice, promueve concursos de emprendimientos grupales e intergrupales, incentiva el manejo sostenible de los recursos naturales según sus costumbres y realiza el acompañamiento de asistentes técnicos y animadores rurales, quienes son seleccionados y contratados por ellos mismos. Las organizaciones rurales, para participar en el CLAR, deben estar legalmente constituidas, con inscripción en los Registros Públicos, contar con RUC y con apertura de cuenta en una entidad financiera como requisitos básicos. Además deben presentar una solicitud a la OLP correspondiente, un acta de aprobación de los socios para participar en la selección de iniciativas y el compromiso de aporte de la contrapartida (20 % del monto del Plan de Negocios o de los Planes de Manejo de los Recursos Naturales), también deben presentar el formato del plan debidamente llenado, el padrón de socios, una copia de vigencia del poder expedido por Registros Públicos y el recibo de la contrapartida depositada. En enero del 2010 se realizó el primer CLAR de Planes de Negocio en el ámbito de la OLP-Celendín y a fines del mismo año el CLAR de Planes de Manejo de Recursos Naturales para cada provincia, es decir, uno en Celendín, uno en Ca-


jabamba y otro en San Marcos. En diciembre del año siguiente (2011) se designó a las asociaciones representativas, uno por cada distrito, a quienes se les denominó “asociaciones tesoreras”, con los cuales el PSN firmó un contrato de donación con cargo y le asignó recursos económicos para que las asociaciones tesoreras los administren7 y ejecuten los concursos de PMRN a nivel de cada distrito.

Recursos Naturales y en los concursos intergrupales, las familias organizadas incorporaron la minga para responder colectivamente a las tareas planteadas, con lo cual rescataron y fortalecieron una de las valiosas estrategias que aún sobrevive en las comunidades campesinas de las provincias de Celendín, Cajabamba y San Marcos, ámbitos de la OLP - Celendín.

Cabe resaltar que, en la ejecución de los Planes de Negocios, los Planes de Manejo de los

7 Los montos transferidos comprendían recursos para los concursos de mapas de activos, de grupos escolares, de jóvenes y mujeres y concurso comunal de mingas, que, previa presentación de las bases de estos concursos, la OLP de Celendín le transfería el importe total a las asociaciones tesoreras

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a. Objetivo de la sistematización 1. Sistematizar las experiencias significativas de rescate e incorporación de la minga en la estrategia de trabajo del Proyecto Sierra Norte.

2. Compartir las lecciones aprendidas con las diferentes entidades de desarrollo que laboran en el medio rural.

b. Metodología empleada en la sistematización Para realizar la presente sistematización se ha empleado la metodología participativa donde los actores directos (usuarios y dirigentes de las asociaciones del proyecto) e indirectos (personas ajenas al proyecto y ex-técnicos de PRONAMACHS) han participado de un diálogo interactivo con la consultora (quien ha obrado de facilitadora) y han contribuido en reportar información valiosa para el análisis de las experiencias. Las técnicas empleadas para el recojo de la información fueron las siguientes: revisión bibliográfica de la documentación disponible del proyecto en la OLP-Celendín, y entrevistas estructuras (aplicadas bajo una guía de entrevistas) y semi-estructuradas (aplicadas a las per-

sonas más conocedoras sobre la minga y a los dirigentes de las asociaciones). En el caso de las entrevistas, las estructuradas se aplicaron de manera individual y las semi-estructuradas de manera grupal. Las entrevistas grupales se hicieron en reuniones tipo taller con grupos de 5 personas, donde cada usuario(a), con la ayuda de cartulinas, iba identificando las respuestas a las interrogantes formuladas por la facilitadora. Las respuestas culminaron en un pequeño debate. Se han llevado a cabo 32 entrevistas individuales, 12 entrevistas a profundidad y 12 reuniones grupales. Han participado 74 personas, 48 de las cuales fueron mujeres y 26 fueron varones.

c. Ámbito de sistematización La sistematización de la experiencia sobre la minga se llevó a cabo en los Caseríos de Huacra

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(Distrito de Sitacocha, Provincia de Cajabamba), Paucamarca (Distrito de Gregorio Pita, Provin-


cia de San Marcos) y Campo Alegre (Distrito de Miguel Iglesias, Provincia de Celendín). En estos ámbitos operan la “Asociación de Productores Agropecuarios Isla Lluchubamba”, la “Asociación de Productores Agropecuarios de Paucamarca” y la “Asociación de Ganaderos y Agri-

cultores de Campo Alegre” respectivamente. Asimismo, estas asociaciones son usuarias del Proyecto Sierra Norte y se le ha cofinanciado sus iniciativas de Plan de Manejo de Recursos Naturales y Planes de Negocio.

1. Caserío de Huacra: “Asociación de Productores Agropecuarios Isla Lluchubamba” El Caserío de Huacra está ubicado en el Distrito de Sitacocha, Provincia de Cajabamba, a una altura de 3,218 m.s.n.m. Su clima es variado por la configuración orográfica del distrito, que está caracterizado por ser frio en las punas, templado en la zona intermedia y un clima caluroso en la zona baja del valle. Además, alcanza, en algunas épocas del año, hasta más de 30º C. Cuenta con una población total de 65 familias y su actividad principal es la actividad agropecuaria.

Esta organización, al constituirse, plantea como principio básico la solidaridad, principio que los impulsa a todos los asociados a ayudarse mutuamente e identificarse entre unos y otros. Además, es un principio que caracteriza a todos los pobladores del Distrito de Sitacocha, donde el trabajo comunitario (la minga) y la formas de reciprocidad andina están todavía presentes (en unos más que en otros) en los caseríos de Marcamachay, San Juan, Pidan y Huacra.

La “Asociación de Productores Agropecuarios Isla Lluchubamba” nace en el año 2006 con la intención de dedicarse a la crianza y comercialización de cuyes. Dicho emprendimiento no tuvo el éxito esperado debido a una serie de factores, como son: la falta de conocimientos sobre la crianza de cuyes y la carencia de infraestructura productiva.

Su constitución legal la adquiere recién el 09 de julio del año 2010 con 33 familias inscritas como asociadas, 22 de las cuales actualmente son usuarias del Proyecto Sierra Norte y vienen trabajando en su Plan de Manejo de Recursos Naturales y este año han iniciado su Plan de Negocio con lentejas.

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El concejo directivo de la asociación está conformado por los siguientes socios: Juan Francisco Cárdenas Tirado Zenón Ruiz Aguirre Nicolasa Lucila Bartolo Santos German Valladares Guerra Eleuterio Bartolo Paredes Eulalia Hermida Chávez Cárdenas Juan Gamboa Guerra

: Presidente : Vice Presidente : Secretaria : Tesorero : Fiscal : Vocal : Vocal

Mapa del Caserío de Huacra

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2. Caserío de Paucamarca: “Asociación de Productores Agropecuarios de Paucamarca” El Caserío de Paucamarca está ubicado en la Cuenca del Río Muyoc, en el Distrito de Gregorio Pita8, Provincia de San Marcos. El clima del distrito es variado, puesto que va de frio en la zona de jalca y templado y caluroso en la zona intermedia y baja del valle interandino. La ocupación principal de las familias rurales es la actividad agropecuaria.

La “Asociación de Productores Agropecuarios” (APAPAU) fue creada el 20 de diciembre del año 2011 por un grupo de 15 personas. Tuvo la finalidad de contribuir con el mejoramiento de las condiciones de vida de los asociados, la preservación del medio ambiente y el manejo sostenible de los recursos naturales, siempre teniendo presente la equidad de género y la implementación de micro-negocios rurales.

Actualmente la APAPAU está conformada por 21 familias, todas ellas son usuarias del Proyecto Sierra Norte. Su concejo directivo está integrado por los siguientes socios: José Carmen Salas Abanto María Eresva Pastor Torres María Emérita Abanto Leiva José Dionisio Sánchez Carrera María Irene Cruzado Abanto

: Presidente : Secretaria : Tesorera : Fiscal : Vocal

8 El Distrito de Gregorio Pita fue creado el 11 de diciembre de 1982 por Ley 23508 y cuenta con una extensión de 212.81 Km2

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Mapa del CaserĂ­o de Paucamarca

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3. Caserío Campo Alegre: “La Asociación de Ganaderos y Agricultores del Caserío Campo Alegre” El Distrito de Miguel Iglesias, al que pertenece el caserío de Campo Alegre, está ubicado en la Provincia de Celendín, a una altura de 2,900 m.s.n.m. Su clima es frígido y húmedo, con continuas heladas durante la época de verano (de mayo a setiembre) y con intensas precipitaciones pluviales en época de invierno (de octubre a abril). Su superficie territorial asciende

a 235.73 Km2 y es un distrito eminentemente rural, en consecuencia, la actividad principal de la población es la agropecuaria. La “Asociación de Ganaderos y Agricultores del Caserío Campo Alegre” está conformada por 20 familias, todas ellas son usuarias del Proyecto Sierra Norte.

Su concejo directivo actual está constituido por los siguientes socios: Vidal Guevara Cubas Javier Olivares Cotrina Segundo Guevara Becerra Antonio Guevara Vagas Rosa Elvira Rodríguez Palma Roberto Cotrina Atalaya Pascual Atalaya Cotrina

: Presidente : Vicepresidente : Secretario : Tesorero : Fiscal : Vocal : Vocal

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Mapa del CaserĂ­o de Campo Verde

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d. Reconstrucción de la experiencia 1. Distrito de Sitacocha, Caserío de Huacra, “Asociación de Productores Agropecuarios la Isla Lluchubamba” La referencia más próxima de la existencia de la minga en el Caserío de Huacra se remonta a la época de la hacienda, donde los arrendatarios les retribuían a los hacendados con mano de obra por el pedazo de tierra que les concedían en usufructo. Existían dos modalidades de trabajo colectivo para acelerar los trabajos: la faena comunal y la minga. A través del primero, los arrendatarios sembraban y cultivaban las tierras de la hacienda, así como realizaban las cosechas. Mediante el segundo, se ayudaban mutuamente a cultivar las tierras en usufructo con comida y festejo.

Con la llegada de la Reforma Agraria en 1974 se resquebrajó la hacienda y las tierras, en su mayor parte, fueron cedidas a los arrendatarios. Ese proceso de transferencia generó serios conflictos entre los comuneros, ya que no todos tuvieron acceso a las mejores tierras de cultivo y pastos, sino que a la mayoría les toco tierras marginales y eriazas. Conflictos que, a la vez, debilitaron las relaciones entre los comuneros influyendo en el deterioro de la organización campesina y, por ende, en el debilitamiento del trabajo comunitario como la minga. Esto se aprecia en el testimonio de Eliseo Gamboa Medrano, poblador de Huacra:

Luego de la reforma Agraria ya nadie quería trabajar, había pelea entre los comuneros, la gente se enemistó, la minga hacían solo algunas familias o amigos.

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En 1994, con la llegada de PRONAMACHCS, se retoma la minga partiendo de pequeños grupos que aún la practicaban, involucrándola en las actividades de conservación de suelos (construcción de terrazas), en la construcción de zanjas de infiltración y forestación, y mediante el estímulo de entrega de alimentos, herramientas y algunos insumos, como semillas y bolsas para los plantones. Ese estilo de trabajo creó cierta

dependencia de las organizaciones campesinas con la institución, lo cual melló las iniciativas autogestionarias de los campesinos, por un lado; y, por otro lado, generó desconfianza hacia las entidades de desarrollo que llegaban sin estímulo de ese tipo. Esto se resalta en el testimonio de Eliseo Gamboa Medrano, poblador del caserío de Huacra:

La minga disminuyó, es que ya no había pescado, ni herramientas. Se siguió trabajando en mingas, pero con menos gente.

Cuando el Proyecto Sierra Norte ingresa el 2010 en el ámbito de Celendín, convoca a un concurso de Planes de Gestión de Recursos Naturales, donde la Asociación de Productores Agropecuarios La Isla Lluchubamba logra el cofinanciamiento. En las bases para los concursos de su plan de gestión, esta asociación plantea la minga para la ejecución de las actividades programadas como la forestación, la construcción de terrazas y pircas, la siembra y cosecha (trilla) de quinua, lenteja y trigo. Asimismo, la elaboración de abonos orgánicos, la construcción de

micro-reservorios y puentes peatonales, la limpieza de acequias, la construcción del centro educativo, campo deportivo y casas; y el manejo del bosque de cedro. Por cierto, este se constituye como un amplio programa de actividades que difícilmente podrían concretarse si no fuera por un trabajo colectivo. Por ello, afirma Rafael Ramiro Chávez, animador rural del Plan de Gestión de Recursos Naturales:

decidimos hacerlo en minga pues las familias solas no podrían hacerlo, entonces acordamos que todos los trabajos pesados o que requieren bastante mano de obra se continúen haciendo en minga como las terrazas, la limpieza del bosque, aradas, trillas, conseguir tierra para el tarrajeo de las viviendas, el mejoramiento de nuestro local en Huacra y Lluchubamba; y los trabajos más sencillos como huertos, mejoramiento de la vivienda lo haga cada familia.

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Con ese planteamiento, prácticamente la minga pasó a una dimensión mayor del trabajo solidario y colectivo, circunscritos principalmente a la siembra y cosecha de los productos. Este paso se da por medio de la lógica de la valoración de activos de las familias y de la comunidad y se planean trabajos de construcción de terrazas (ampliándose con ella la frontera agrícola), la construcción de micro-reservorios, puentes y viviendas. También, el mejoramiento del local comunal y del vivero forestal y el establecimiento de plantaciones, entre otros. Asimismo, esta actividad se articuló en la estrategia de trabajo

del PSN, a través de la participación en los concursos grupales e intergrupales en casi todas las actividades programadas en el plan de manejo de los recursos naturales y de planes de emprendimiento, como el que se llevó a cabo en el 2012. En este participaron no sólo las asociaciones usuarias del proyecto, sino también las que no eran usuarias, de la COPAUCERPROAGRO9, quienes ganaron el premio con su negocio de crianza y comercialización de patos, cuyo impacto se puede leer en el testimonio de la señora Sara Bernardo Casas, gerente de esa organización:

Ganamos el primer premio, con eso compramos patos mejorados de Trujillo y nos fue muy bien, vendimos los patos y nos repartimos las ganancias, y con eso cada uno pusimos nuestro pequeño negocio: unos cuyes y otros siguen con patos. Yo tengo pasto y crio cuyes, ahora ya tengo cincuenta y cada vez que necesito voy vendiendo y también comiendo. El técnico para cuyes de Huacra me visitaba para enseñarme el manejo, a pesar que yo no era socia eso me gustó. Por otro lado, un hecho importante y novedoso que ha ocurrido en esa experiencia fue la participación de las mujeres, los jóvenes y escolares en la minga. Las mujeres participan colocando las pequeñas piedras en las terrazas y preparando la olla común y, junto a los jóvenes, haciendo también las tareas menores como la selección y plantación de estacas de quinual y trabajos en los biohuertos.

En el caso de los escolares, la institución educativa de Huacra dio la partida, puesto que a través de la minga producen trigo, quinua y algunos frutales como manzana y durazno en su huerto. Del mismo modo, reproducen, en sus tiempos libres y recreos escolares, juegos sobre la minga como la construcción de terrazas y caminos. Las otras instituciones educativas vecinas se han sumado a la iniciativa y están siguiendo los pasos a la institución educativa gestora.

9 Cooperativa Agraria de Usuarios “Central de Redes de Productores Agropecuarios” Sitacocha - Lluchubamba (COPAUCERPROAGRO)

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Incorporar la minga a los concursos ha logrado -según versión de los entrevistados- que estos concursos sean más eficientes, ya que la gente trabaja con mayor empeño y planifican mejor sus actividades, teniendo en cuenta el calenda-

rio agrícola, las tareas por realizar y la relación de socios, para que no se crucen o no coincidan con las lluvias o la época de verano. Al respecto señala Rafael Ramiro Chávez:

Se esmeran para el concurso, no sólo con la noción de cumplir la meta física, sino también que la parte técnica quede muy bien en cada actividad.

Asimismo, diríamos que la minga ya forma parte de la conciencia colectiva, dado que se ha internalizado hasta en las actividades cotidianas

de los campesinos, según indica Nazario Rodríguez Sandoval, experto campesino:

las mingas siempre se van a dar en Huacra, porque ya sabemos que unidos podemos hacer muchas cosas. La minga es como una familia, con ella nos ayudamos, aprendemos, tenemos nuevas ideas, entre varios se hace mejor el trabajo, es que varias cabezas piensan mejor que una.

Haciendo un rápido ejercicio de las acciones más sobresalientes realizadas con la minga en el Caserío de Huacra, se puede mencionar: • La construcción de 3,405 metros lineales de terrazas en tierras improductivas, con lo cual se ha ampliado la frontera agrícola en 10.2 hectáreas10 beneficiando a 22 familias del caserío.

• La construcción de un micro-reservorio, 3 puentes peatonales, 4 km de trocha de acceso a la comunidad, 4 hectáreas de manejo de bosque de cedro, entre otros. Además de las conocidas actividades de siembra, cultivo y cosechas de productos agrícolas que se realizan mediante dicho trabajo colectivo.

10 La inversión aproximada en esas terrazas asciende a S/ 29,510 soles. Los campesinos sembraron quinua en 4.4 ha (del total de las 10,2 ha) y obtuvieron un rendimiento de 1800 kilos/ha, lo que arrojó una producción total de 7,920 kilos de quinua, con cuya venta (a razón de 3.75 soles el kilo), en una sola campaña, recuperaron la inversión realizada, según manifestaron los usuarios durante la recopilación de la información para la sistematización.

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2. Distrito de Gregorio Pita, Caserío de Paucamarca, “Asociación de Productores Agropecuarios de Paucamarca” Según las entrevistas sostenidas, la minga en el Distrito de Gregorio Pita se encontraba en decline, pues pocas familias la practicaban. Pero esta práctica fundamentalmente estaba vinculada a las actividades agrícolas de siembra y cosecha de maíz, trigo y lenteja, y, en algunas ocasiones, relacionado a la construcción de casas, en la que participan mayormente los familiares y amigos. En reciprocidad, el dueño de la minga se comprometía a devolver el trabajo cuando tocara hacer otra minga o brindaba parte de los productos de la cosecha a los participantes, una vez que esta estaba culminada. Esa era la naturaleza de la minga en Paucamarca antes de la llegada del Proyecto Sierra Norte en ese ámbito de intervención. En el año 2012, cuando los productores agropecuarios hicieron una pasantía al Caserío de Huacra en el marco de la ejecución de su Plan de Manejo de Recursos Naturales (PMRN), observaron que los usuarios del Proyecto Sierra Norte hacían la minga para realizar los trabajos más pesados, tales como: la construcción

de micro-reservorios, la construcción de pircas y galpones y la trilla de trigo. Se dieron cuenta entonces que estas actividades, que de modo individual difícilmente podían realizarse o se avanzaban muy poco, al emplear la minga podían avanzar más apropiadamente los trabajos y alcanzar los objetivos. Además, la minga es un instrumento de cohesión social para mantenerles unidos, aspirar juntos, compartir ideas, emociones y nuevos conocimientos sobre semillas, abonos, crianza de animales, entre otros. También es un espacio para intercambiar opiniones sobre la salud, la familia y los problemas comunales, así como compartir el fiambre entre los mingueros. Los resultados alcanzados a través de la minga en Paucamarca son un tanto menores que en Huacra, pero su recuperación ha dado lugar a que lograran construir: 1,706 metros lineales de terrazas, ampliándose con ella la frontera agrícola en 5.1 hectáreas, 5 micro-reservorios, además de las actividades agrícolas ya conocidas que se realizan mediante ese trabajo colectivo.

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3. Distrito de Miguel Iglesias, Caserío Campo Alegre, “Asociación de Ganaderos y Agricultores del Caserío Campo Alegre” El Caserío de Campo Alegre está asentado en tierras que pertenecían a la ex hacienda del mismo nombre, su población está conformada mayoritariamente por migrantes de las provincias vecinas como Bambamarca, Chota y Celendín.

Según los entrevistados, la minga en este Caserío ya se había perdido, es decir, ya no se practicaba, debido a que la población -durante la hacienda- estaba sometida a un régimen de esclavitud y servidumbre. Esto se aprecia en el testimonio de Vidal Guevara Cubas, presidente de la Asociación de Ganaderos y Agricultores:

A los hombres les obligaban a producir trigo, a cosechar y trillarlo, luego llevarlo en mulas a Cajamarca y venderlo.

La recuperación de la minga en Campo Alegre, según Vidal Guevara, corresponde también a

PRONAMACHCS, con quien implementaron trabajos de conservación de suelos y reforestación:

cuando llegaron en 1994, nos hablaron de la minga, de las ventajas de trabajar juntos, organizados y ayudarnos mutuamente. Aceptamos y con ellos implementamos trabajos de conservación de suelos y forestación con pino.

Pero tan ponto se retiró y dejó de apoyarles PRONAMACHS, la minga desapareció nuevamente. Con la llegada del Proyecto Sierra Norte en el 2010, los integrantes de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Campo Alegre consideraron una oportunidad acceder a los fondos

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públicos en forma de cofinanciamiento para tener acceso a la asistencia técnica y, a través de ella, a conocimientos especializados sobre el manejo del ganado y de pastos para mejorar la producción y la calidad del producto. Como son ganaderos, le interesaban de sobremanera la propuesta.


Participaron con su plan de negocio en el Comité Local de Asignación de Recursos (CLAR) y salieron seleccionados. Engarzaron la minga y la potenciaron en los trabajos de los Planes de

Negocios y en los Planes de Manejo de sus Recursos Naturales, sobre todo para:

hacer trabajos complicados o pesados, como sembrar pastos cultivados, abonarlos y regarlos; hacer los trabajos en el vivero que cada año producimos 3 mil plantas. Cuando hacemos la minga, cada uno lleva sus herramientas, su coca y para el almuerzo hacemos olla común. (Testimonio de Santiago Olivares, Usuario de la Asociación de Ganaderos y Agricultores del Caserío Campo Alegre)

Un aspecto interesante en esta experiencia de Campo Alegre es que en la minga también participan los niños, los jóvenes y las mujeres. En el caso de los primeros, participan en las tardes de los fines de semana cuando sus actividades es-

colares han culminado, y, en el caso de las mujeres, una vez disminuida sus labores domésticas. Al respecto, el testimonio de Augusto Izquierdo Vargas, socio de la Asociación de Ganaderos y Agricultores del Caserío Campo Alegre:

Todos trabajamos por igual. Las mingas se realizan los viernes y sábado. Los niños y los jóvenes participan los viernes en la tarde después de culminar con sus clases, lo mismo hacen las mujeres que por su recargada labor doméstica no pueden hacer como nosotros.

Los logros alcanzados por los usuarios de este distrito mediante la minga es mucho menor que en los distritos anteriores, pero no dejan de ser significativos. La producción anual de 3,000 plantones de pinos en el vivero y la instalación

de 14 hectáreas de pastos cultivados resaltan entre sus logros con la minga, además de las actividades agrícolas en la que ha retomado esa modalidad de trabajo colectivo.

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Finalmente, a modo de conclusión podemos señalar: a) La minga, en muchas comunidades del Departamento de Cajamarca, se encuentra en proceso de declive11, en otras solo quedan recuerdos de su existencia.

La recuperación inicial de la minga en Huacra, Paucamarca y Campo Alegre, fue acción de PRONAMACHS, pero con efectos muy perniciosos (como la entrega de alimentos y herramientas). Tan pronto dejó de apoyarles y se alejó de la zona, la minga decayó nuevamente. Los escasos proyectos de desarrollo y programas sociales que llegaron posteriormente, lejos de incorporar las formas tradicionales de trabajo colectivo, fomentaron el trabajo con estímulos y pago en dinero, desvirtuando las estrategias campesinas, y creando, de esta forma, dependencia, con lo cual se debilitaron las organizaciones comunales y se generaron conflictos al interior de las comunidades. Antes de la llegada del Proyecto Sierra Norte (PSN) la minga en las comunidades del dis-

trito de Sitacocha, Caserío de Huacra, aún sobrevivía. Mientras que en el caso de las Comunidades del Distrito Gregorio Pita, Caserío Paucamarca se encontraba otra vez en decaimiento y en el caso de Comunidades del Distrito de Miguel Iglesias, Caserío Campo Alegre, había desaparecido nuevamente. b) La minga ahora, en las tres asociaciones estudiadas, están vigentes. En el Caserío de Huacra está más fortalecida y se avizora su sostenimiento. En el caso de los Caseríos de Paucamarca y Campo Alegre se encuentran en proceso de consolidación y que dependerá de la visión de sus actores y la consolidación de la organización del que forman parte. Lo interesante es percibir que todos los entrevistados valoran la importancia de la minga, destacan que sin ella les hubiera resultado difícil alcanzar sus objetivos y tampoco hubieran podido participar en los concursos intergrupales convocados por las organizaciones tesoreras que operan en el ámbito de la OLP - Celendín.

11 Varios son factores que explican ese decaimiento: como la creciente migración del campo a la ciudad, la “invasión” de programas sociales que promueven actividades de apoyo con incentivos de todo tipo, el ingreso del trabajo asalariado como pagos del jornal por cultivar las chacras y participar en la construcción de obras públicas (carreteras, escuelas, entre otros) y en la actualidad, la transferencia de fondos vía los programas: Juntos, Pensión 65 condicionadas a la atención de la salud, educación y edad.

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La minga, como trabajo colectivo, voluntario y solidario, siempre estuvo vinculado a las actividades agrícolas como: la siembra, el cultivo y las cosechas de los productos y, en ciertos casos, ligado al techado de casas. En otras palabras, en apoyo de actividades fundamentalmente de subsistencia y/o seguridad alimentaria. Con su incorporación en el desarrollo de las actividades de los Planes de Manejo de Recursos Naturales y Planes de Negocio promovidos por el Proyecto Sierra Norte, la minga experimentó una nueva dimensión, mediante el apoyo a actividades agrícolas (mayormente) de subsistencia y a actividades de generación de valor de los activos sustentables de las familias rurales y comunidades campesinas12. La construcción de terrazas, y con ella la ampliación de la frontera agrícola, de micro-reservorios, puentes y viviendas, y la producción y establecimiento de plantaciones de pino, además de nuevas técnicas de cultivo, se postulan como expresiones vivientes del trabajo con la minga, que los campesinos reconocen y asignan enorme valor: “solos no habríamos hecho los trabajos grandes y pesados”, “con la minga nos ayudamos” y “siempre se van a dar, porque ya sabemos que unidos podemos hacer muchas cosas”. Los usuarios y las usuarias manifiestan que tradicionalmente quienes participaban en la minga eran los varones mayores y jóvenes. La incorporación de la familia en la valoración de los activos ha dado lugar también a la participación de la mujer y los niños en las mingas según sus conocimientos, capacidad física y distribución de tiempo. Esto es una lección muy valorada por los campesinos y las campesinas y, al mismo tiempo, novedosa en el ámbito de acción del proyecto. Los hombres mayores y jóvenes realizan los trabajos pesados, mientras que los niños y las mujeres realizan los trabajos complementarios o menores, como preparar la olla común. La minga, en ese sentido, es un colectivo en acción sin distinción de género en el logro de sus objetivos propuestos.

12 Mi chacra con la terraza, ha mejorado su producción, su precio también ha mejorado, ahora cuando lo venda, no puedo vender al precio que he comprado. Antes, nadie quería comprar, ahora que tiene terraza, me están ofreciendo el doble mis vecinos. Si todos hiciéramos eso (las terrazas) Huacra sería otra cosa, todos heredaríamos buenas tierras a nuestros hijos” (Testimonio de Eleuterio Bartolo Paredes)

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Otra de las lecciones aprendidas, a partir de la intervención de la familia en la ejecución de los PMRN y PDN, es la reproducción de la minga por las instituciones educativas. A partir de la experiencia creativa e ingeniosa de la institución educativa de Huacra, se animaron a producir hortalizas y algunos cereales en sus huertos escolares para incorporar y diversificar sus almuerzos escolares; asimismo, para poder participar en los concursos inter escolares del distrito. Un aspecto a resaltar de esa experiencia es también el ingreso de la minga en los juegos lúdicos de los escolares. En algunos colegios, en sus horas de recreo, los alumnos juegan a la minga, reproduciendo las actividades que sus padres o sus hermanos mayores realizan en sus planes de manejo. Esto es interesante desde el punto de vista del aprendizaje y la generación de conciencia de los niños acerca de uno de los valores colectivos ancestrales que sobrevive en sus comunidades. La minga se ha constituido también en un espacio de desarrollo de capacidades de los actores locales. Durante su ejecución, las familias participantes comparten conocimientos y aprendizajes adquiridos, desarrollan habilidades en el planeamiento y organización de los trabajos a realizar, adquieren destrezas técnicas en el establecimiento de las terrazas y plantaciones, en el manejo de cultivos y del ganado, por mencionar algunos. Pero, también, son espacios donde se discuten problemas fundamentales que aquejan a su sobrevivencia, como la erosión, el cambio climático, la escasez de agua para el regadío y las alternativas a emprender. Los usuarios reconocen que el rol de la asistencia técnica promovido por el PSN fue crucial en el fortalecimiento de sus capacidades y, también, reconocen y valoran la minga en el logro de los objetivos de sus PMRN y, lo más importante, le otorgan sostenibilidad a ambos:

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Antes de la llegada del PSN los socios eran reacios a aportar para que un socio o dirigente se capacite, eso ha cambiado ahora. En el año 2013 y hasta junio del 2014 no tuvimos apoyo del PSN, pero las actividades continuaron con la minga, hicimos construcción de terrazas, manejo del bosque, la trilla de trigo, quinua y lenteja. La minga ya es una costumbre nuestra, siempre va a continuar con apoyo o sin apoyo. (Testimonio de Eleuterio Bartolo Paredes, usuario del Caserío de Huacra).

Es de resaltar que los socios de la “Asociación de Productores Agropecuarios la Isla Lluchubamba”, del Caserío de Huacra, se han convertido en el ejemplo más notable del fortalecimiento de capacidades y el trabajo con la minga. Han recibido pasantías de socios de las asociaciones de Productores Agropecuarios de Paucamarca, Productores Agropecuarios de La Manzanilla, y Productores Agropecuarios del Centro Poblado de Lluca (de San Marcos). Asimismo, de las Asociaciones de Productores del Valle de Condebamba – APROVAC y de la Asociación de Productores de Leche Fresca de Condebamba – APLEF, quienes replicaron lo aprendido, en sus respectivos distritos. En la medida en que continúen con el desarrollo de las acciones hasta ahora emprendidas, los pobladores del Distrito de Huacra seguirán dando más lecciones al resto de las comunidades de la región de Cajamarca.

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Una lección final, que se extrae de las tres experiencias analizadas con motivo del presente trabajo, es que la minga fortalece la organización y las relaciones sociales, fomenta la participación de todos los miembros de la familia en el desarrollo de las actividades sin diferencias de género y generación. Es también un buen instrumento de cohesión social no solo porque les permite mantenerse unidos y aspirar juntos, sino también porque les permite a todos sus participantes manejar la misma información y que no entren en controversias cuando presentan sus trabajos o realizar gestiones para la asociación, lo cual les brinda sentido de pertenencia e identidad13, y eso es destacable.

13 Por ejemplo, cuando se llevó a cabo el Pro compite en febrero del 2012 realizado por la Municipalidad Distrital de Sitacocha, los usuarios del Caserío de Huacra expusieron su iniciativa empleando su mapa parlante y no tuvieron dificultades para sustentar su propuesta, ya que estaban seguros y orgullosos de pertenecer a la Asociación de Productores Agropecuarios la Isla Lluchubamba.

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El rescate y la articulación de la minga en los PMRN de las asociaciones beneficiarias y en la estrategia de trabajo del Proyecto Sierra Norte es muy valorada por los usuarios y las usuarias del proyecto. Esa experiencia debe ser asimilada y continuada por los gobiernos locales y organismos privados que promueven el desarrollo rural/territorial, en todos sus ámbitos de acción, donde aún están presentes la minga como la faena comunal. Esto se da debido a que ellas son instituciones andinas muy valiosas y presentan estrategias a las que recurren las familias rurales y comunidades campesinas cuando la mano de obra familiar es insuficiente para cultivar la tierra, recoger sus cosechas oportunamente o hacer obras de bien público14, entre otros. Medios a través de los cuales se pueden maximizar los escasos recursos que generalmente llegan a las localidades más alejadas y remotas y hacerles partícipes activos del desarrollo de su comunidad o localidad. Lo cual implicará a su vez hacer un llamado a que las entidades nacionales y sectoriales articulen los programas sociales, concilien que de modo integral y racional implementen sus acciones, al tomar en cuenta los saberes populares e instituciones andinas que marcan su identidad. Dado que, lo que ocurren actualmente en el campo, es la dispersión de esfuerzos y recursos, cruce de actividades y resquebrajamiento de las organizaciones y los valores culturales que aún poseen las comunidades rurales.

14 La coparticipación de las familias rurales, grupos sociales organizados o comunidades campesinas con su mano de obra en la ejecución de proyectos productivos, de servicios u obras públicas, siempre ha reportado grandes beneficios, desde el punto de vista económico, ahorro en mano de obra, entre otros.

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Anexo 1 Actividades realizadas en Minga por las Asociaciones

Asociación

Actividad

Cosecha de trigo, quinua y lenteja Limpieza vías de acceso Mejoramiento botiquín comunal Construcción puentes peatonales Asociación de Mejoramiento Local de la AsoProductores Agropecuarios ciación La Isla Manejo bosque Lluchubamba – cedro Huacra Construcción de terrazas de formación lenta, talud de piedra Construcción de viviendas Construcción de micro reservorio Trocha de acceso a la comunidad

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Unidad

Años 2011

Ha

0.5

Km

10

Unid

2012

2013

Total de jornales esti- Resultados mado

20

224

20.5

6

60

21

1

15

1

Unid

3

26

3

Unid

1

18

1

Ha

2

1

1

88

4

ML

2160

510

735

1475

3405

5

Unid

2

104

2

Unid

1

27

1

24

4

Km

4


Construcción de terrazas de formación, talud de Asociación de tierra y piedra Productores Preparación de Agropecuarios terreno de Paucamarca Cosecha de ajos Construcción de micro reservorio Asociación de Vivero forestal de Ganaderos y pino Agricultores Instalación de rey del Caserío Campo Alegre gras

ML

340

14

1706

Ha

3

48

3

M2

5000

Unid

681

2

Pl Ha

4

5000

3

110

5

3000

80

3000

10

120

14

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Se terminĂł de imprimir en los talleres grĂĄficos de Proterra PerĂş S.A.C

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