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LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Expande fuertemente la migración hacia los Estados Unidos
Dr. Emilio Coral García
Uno de los aspectos más importantes y debatidos en la relación entre México y los Estados Unidos de América tiene que ver con los movimientos migratorios de nuestros paisanos allende la frontera norte. Los antecedentes históricos de tales movimientos se remontan al siglo 19, especialmente luego de la anexión de más de la mitad del territorio mexicano al país vecino del norte, después de la década de 1840. Además, las continuas restricciones migratorias de esa época en los Estados Unidos a personas provenientes de Europa, Asia y África, generaron un vacío laboral que abrió las puertas para la contratación de mexicanos, que representaban una mano de obra barata y altamente productiva.
A lo largo de la segunda mitad del siglo 19 y durante los primeros 17 años del siglo 20, la dinámica migratoria entre México y Estados Unidos era relativamente poco regulada, y existía un flujo fronterizo casi natural de México hacia Estados Unidos, y viceversa. De hecho, había muy importantes flujos de migrantes que preferían vivir en México, luego de la anexión de parte del territorio mexicano por parte de Estados Unidos, pues sus lazos familiares y culturales en tierra mexicana eran fundamentales para ellos.
Los flujos migratorios de México hacia Estados Unidos crecieron de manera importante durante la Revolución Mexicana, entre 1910 y 1920, debido a la profunda violencia y desplazamiento de civiles generados por los enfrentamientos entre los grupos beligerantes. Muchos trabajadores agrícolas del norte de México se vieron desplazados por la violencia revolucionaria, y optaron por emigrar hacia tierras en el norte más seguras para vivir, para así lograr tener algún tipo de estabilidad económica.
Durante la Revolución Mexicana, entre 1910 y 1920, era común que diversos sectores de la clase media y alta del norte de México emigraran a los Estados Unidos casi sin restricciones, huyendo de la violencia vivida en el territorio mexicano. Las cruentas batallas entre las facciones convencionistas y constitucionalistas, entre villistas y carrancistas, entre otros, continuamente orillaban a que familias completas cruzaran la frontera y buscaran asentarse en el territorio estadounidense, a fin de salvaguardar sus vidas y posesiones.
La cifra de mexicanos migrantes hacia los Estados Unidos en el periodo revolucionario, entre 1910 y 1920, creció en alrededor de 140 mil personas, con un crecimiento significativo continuo que seguiría de manera sostenida en los siguientes años.
Luego del ingreso de Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial el 2 de abril de 1917 y ante la escasez de mano de obra que esto generó, se emitió una excepción al Acta de Inmigración-- que regulaba el ingreso de inmigrantes de diversas nacionalidades—de modo que los trabajadores mexicanos que laboraban en la agricultura de los EUA, pudieran seguir ingresando al territorio estadounidense de manera fluida.
En el contexto de la guerra, la mano de obra migrante mexicana fue fundamental para poder sostener la economía estadounidense, con lo cual se fueron generando precedentes para la integración de una mano de obra mexicana temporal, que sería el fundamento para la posterior conformación del Programa Bracero, firmado en 1942 entre el gobierno mexicano y el estadounidense.
Tanto la Revolución Mexicana como la Primera Guerra Mundial generaron un impulso sin precedente para los movimientos migratorios entre México y Estados Unidos. Todo parece indicar que las condiciones en que ocurría tal migración mexicana eran definidas de manera local según las negociaciones realizadas entre cónsules mexicanos y autoridades locales estadounidenses, que respondían a peticiones específicas de empresarios agrícolas y terratenientes, sin que hubiera una sistematización generalizada de la manera en que se regularía la migración de mexicanos para apoyar en las necesidades de mano de obra en los campos de Estados Unidos.
Esta situación buscaría cambiarla en su momento el Programa Bracero de 1942 –firmado entre el gobierno mexicano y el estadounidense-- ante las fuertes demandas de mano de obra mexicana para apoyar nuevamente la economía de guerra estadounidense, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, frente a la escasez de trabajadores norteamericanos.
Además, en el caso de México, los profundos cambios en su economía durante las décadas posteriores a su Revolución, entre 1920 y 1930, no bastaron para absorber la creciente demanda de empleo por parte de la población en edad de trabajar. Esta problemática ha continuado desde entonces hasta la actualidad, de manera creciente y sostenida.
Bibliografía
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Galindo, Heriberto y Emilio Coral, Drama y odisea de la migración mexicana, Biblioteca Nueva, Madrid, 2021.
Gratton, Brian J ; Gutmann, Myron P ; McCaa, Robert et al., The Demographic Impact of the Mexican Revolution in the United States, Texas Population Research Center Papers, 2000.
Heller, Claude y Emilio Coral (coord.), “Introducción”, El impacto sociocultural del fenómeno migratorio en Michoacán, CREFAL, México, 2017.
https://issuu.com/sextacircunscripcion/docs/6a_circunscripci_n_28/12?fr=sMWMxMDY4MjczMjY