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MIGRACIÓN CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

EL ESTADO Y SU RESPONSABILIDAD

Visibilicemos la migración con una perspectiva de género

Por Mtro. Jorge Salinas Cedillo

La visibilización de las condiciones de vulnerabilidad, de los grupos que sufren de violencia, explotación y sometimiento, se ha venido acrecentando en los últimos años porque la sociedad se ha hecho más violenta.

La violencia regularmente no es ejercida contra los violentadores (solo en casos extremos); es así, que al subir el nivel de violencia en la sociedad, se escala la de la agresión física, de la privación del ejercicio pleno derechos, a la desaparición del violentado. No sólo es un callar a las voces diferentes; no sólo es privarlas de su libertad, amordazarlas de cualquier manera; no sólo es golpear, torturar, secuestrar la seguridad. En los últimos 40 años se ha pasado a la total desaparición de las víctimas.

La muerte y desaparición física, no es sólo agresión física y podemos distinguir al menos tres elementos: El primero, es la desaparición física de la víctima que impacta directamente y que moviliza a familiares, amigos y organizaciones; el segundo está vinculado con la agresión de las instituciones que hacen caso omiso porque están rebasadas, o que luego de “trámites correspondientes” que para ellos significan atender y “resolver”, lo único que buscan con esto es borrar un caso, restar un número y eliminar el pensamiento y la voz que grita en otras vidas que no permitirán que sus desaparecido se vuelvan sólo un nombre, un número… una cosa que borrar impunemente.

El tercer elemento que tenemos ante la desaparición es el más sensible para entender la diferencia entre la violencia y la agresión, ya que la desaparición de alguien se vuelve modo de vida para quienes buscan y buscan y seguirán buscando hasta hallar la muerte; en un cuerpo rescatado o en sí mismos rodeados de impunidad.

De lo anterior se desprende la necesidad, de diferenciar entre violencia y agresión física., ya que los migrantes sufren todo tipo de violencias y agresiones, incluso antes de iniciar su travesía, y sin duda el género y la edad revictimiza la condición migrante. Y sobre todo identificar de qué forma como sociedad somos violentos cuando hacemos caso omiso ante las injusticias y algunos generan agresión directa por el trato, desprecio, discriminación y peor aún: el uso de los migrantes con fines sexuales, de explotación y delincuencia. Y hay mucho que ir planteando sobre estas diferencia que poco se abordan en medios, leyes e investigaciones.

Podemos plantear, que no es lo mismo ser un migrante hombre, que una migrante mujer, un migrante niño, una migrante niña, un migrante adulto mayor masculino o un migrante adulto mayor femenino. No es lo mismo migrar en grupos de sólo migrantes masculinos (como migraban en un principio los mexicanos), que en grupos de migrantes femeninos (como cada vez más lo hacen los migrantes mexicanos a partir de las ultimas décadas), que hacerlo en grupos de migrantes donde hay familias completas.

Ser mujer, en el mundo en que convivimos, no es una etiqueta solamente, implica una serie de normas y cursos de acción, creando así, un lugar, un estrato en la sociedad. Por lo tanto, ser mujer, migrante, no blanca, indígena, pobre supone una posición de vulnerabilidad mayúscula. Esta caracterización no es una cuestión individual; es una serie de categorías creadas y anquilosadas en la forma en que se estructura la realidad. Poner atención a las condiciones económicas, a los procesos históricos, los roles de género, cómo se construyen y los vínculos que guardan entre ellos. Es el próximo problema para poder legislar y seguir atendiendo el problema de la migración con perspectiva de género.

Al día de hoy, se ha hecho un enorme trabajo legislativo, creando condiciones judiciales atendiendo las circunstancias anteriormente descritas, pero sólo se han atacado las causas del mal. Sería muy interesante comenzar a atender las causas estructurales e históricas, ¿Por qué la migración se da hoy en familias?, ¿por qué de ciertos países? Eso haría replantearnos nuestra propia existencia social, tal y como la conocemos, llevándonos a transformarnos, no por inercia, sino porque lo necesitamos.

*Mtro. Jorge Salinas Cedillo. Premio anual a la investigación UAM 2005. Investigador de Sociología de Políticas Públicas y especialista en Economía y Género. Fue encargado de la Dirección de Desarrollo Social en Cuautitlán Izcalli y ha sido académico en UNAM, UAEM y UPN.

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