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Los migrantes somos excusa para movimientos políticos

Militarización en la frontera no tiene precedentes

A inicios de Febrero vimos cómo un movimiento llamado We the People se reunió frente al sur de la frontera estadounidense para rezar y denunciar la “invasión” de su país, en un contexto de aumento de la discriminación dirigida a migrantes en ambos lados de la frontera, mientras los gobiernos y empresarios abonan a esto por políticas ineficientes y comentarios innecesarios.

Por Iker Sandoval Gutiérrez

La God's Army y demás organizaciones conservadoras que se unieron a la caravana “Take our border back” (Recuperemos nuestra frontera), son la expresión más reaccionaria del racismo hacia la población migrante, siendo cada vez más visibles en medio del éxodo migratorio hacia Estados Unidos y de una crisis humanitaria que afectan a todas las personas que deciden moverse de su lugar de origen y que es clave para la pelea rumbo a la presidencia de uno de los países más poderosos del mundo 

¿Pero en qué contexto crecen estas organizaciones?

Cerca de trescientos vehículos con el lema “Take our border back” llegaron a la frontera sur estadounidense denunciando la “invasión” del país. A pesar de que la caravana es impulsada por el grupo cristiano Ejército de Dios, también participan conservadores y “trumpistas”, que buscando englobar también a las personas no religiosas, hacen gala de su nacionalismo y se hacen llamar We the People (Nosotros, el Pueblo), frase con la que empieza la Constitución estadounidense. Haciendo un llamamiento a “estadounidenses que cumplen la ley y amen la libertad” para que se unan al movimiento, buscando legitimarse como un movimiento pacífico a pesar de tener simpatizantes que llaman a una guerra civil en foros o círculos privados de la organización.

Desde hace algunos años se especula desde distintos medios y analistas sobre un conflicto al interior del país, no solo por lo que se vio hace tiempo con el asalto al capitolio que puso al descubierto la polarización política en la población, sino que también existe un conflicto abierto por el tema migratorio entre demócratas y conservadores, que con  diferentes movimientos políticos, buscan apretar los unos a los otros para ceder en favor de sus intereses políticos a costa de estar tratando un tema humanitario y no simples fichas de su tablero.

Ante este panorama difuso, la caravana es solo la punta del iceberg de un momento donde la discriminación contra migrantes ha aumentado en ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México.

Según datos de la última Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) en 2022, en todo México, pero aún más específicamente en Estados del norte como Nuevo León, la discriminación hacia la gente proveniente de otros países ha ido en aumento, etiquetándoles como “delincuentes”, invasores o mostrando acuerdo con frases como “cuando hay desempleo, debe negarse el trabajo a personas extranjeras”.

Del otro lado, en Estados Unidos, activistas y diferentes organizaciones sociales denunciaron que la violencia contra migrantes ha ido en aumento rumbo al proceso electoral de noviembre de este año. Con tiroteos y ataques directos de supremacistas blancos y contando con cada vez más amenazas y violencia verbal y física, la población migrante se encuentra bajo un ambiente de acoso y persecución constante.

El aumento de la xenofobia de ambos países es alimentado por las políticas que adoptan ambos gobiernos a diferentes niveles para regularizar el flujo de las fronteras, muchas veces bajo la excusa de tratar el asunto como un tema de seguridad nacional y se criminaliza a la gente que busca hacer valer su derecho humano a la migración. 

Fortaleciendo la presencia de la Guardia Nacional de ambos países y tratando a la gente como enemigos, la militarización de la frontera no tiene precedentes.

La violencia ejercida de manera institucional y el fortalecimiento de sus fuerzas de seguridad, solo buscan legitimar al poder político y económico vigente mientras siembran el miedo mediante una perspectiva punitiva, con barricadas de alambres con púas, comentarios xenófobos de un candidato presidencial como Donald Trump. Éste dice que las personas indocumentadas llegan a “envenenar la sangre de nuestro país”, y que con un fin meramente electoral promete “la mayor deportación de inmigrantes sin papeles” si se llega a reelegir. Esto criminaliza la migración y se evidencia con el nuevo paquete de leyes que busca hacer valer el gobernador de Texas, Greg Abbott; la incoherencia entre el discurso y la práctica política en torno a la crisis migratoria del gobierno de Joe Biden, y comentarios de empresarios como Elon Musk, que acusan al gobierno de alentar la inmigración ilegal para después “legalizarlos para crear una mayoría permanente: un estado de partido único”. Esto muestra las  políticas de Estado que buscan perpetuar a quien está en el poder y beneficiar a quienes más tienen.

 Iker Sandoval Gutiérrez estudia la licenciatura en Derecho, en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Azcapotzalco.

https://issuu.com/sextacircunscripcion/docs/6a_circunscripci_n_33/14?fr=sZTc2ZTcxMTI5NTM

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