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Adecuadas Políticas Rurales Sí Pueden Frenar Flujos Migratorios
Por Eduardo Rivera Villalobos
Las condiciones de migración, por lo regular, están asociadas a la insostenibilidad sistémica, pero la migración no es un fenómeno homogéneo que pueda ser tratado por igual, sino que está lleno de matices. Destacar las condiciones de migración rural, como parte de una sociedad vulnerada y vulnerable, resulta esencial y pertinente.
Los planes de desarrollo de países periféricos (caso de México) se han centrado en apostar por implementar tecnologías, abandonando actividades de carácter rural y, por tanto, propiciando la acentuación de la migración en zonas rurales; los habitantes de estos espacios quedan expuestos a diversos factores: Pobreza extrema, inseguridad y desplazo social, entre otros y a causa de ello, se ven obligados a migrar.
Las acciones gubernamentales sobre este problema no han logrado resarcir la migración, principalmente porque dichas acciones son pocas o inexistentes, mientras las políticas implementadas significan un paliativo para la sociedad migrante, en sentido general y no particular. Por ejemplo: El Instituto Nacional de Migración está enfocado en la formalización y control de situaciones sobre migración, por otra parte, no pueden restársele méritos por la implementación de apoyos como es la tarjeta del bienestar, pero tampoco se puede asegurar que ésta sea una forma de solventar las necesidades básicas de las personas y reducir la migración. El gobierno mexicano no se responsabiliza y no trata el problema, sino delega responsabilidades a Organismos No Gubernamentales (conocidos como ONG); sin duda hace falta redirigir la mirada hacia las condiciones de migración y hacia los espacios rurales abandonados.
Una de las grandes excusas frente a las críticas de la acción política en torno a la migración rural, puede ser que todos los programas implementados o las acciones encaminadas a tratar estos problemas se han diluido con los cambios de gobierno, por eso, cuando se habla de acciones políticas éstas deben estar encaminadas a producir formas autogestivas para lidiar con los cambios de gobiernos, sean municipales, estatales o federales. Claro está que ninguna política pública (que en realidad sea una política gubernamental) solucionará el problema señalado; las acciones de cambio radican en el apoyo y desarrollo del campo, no sólo como recurso natural, sino económico, obviamente esta proposición no significa revertir las actividades de desarrollo urbano o tecnológico, sino trabajar a modo de paralelismo no antagónico con la multiplicidad de recursos del país.
Por supuesto que el resurgimiento de las actividades rurales debe estar acompañado de acciones políticas a nivel micro, pero éstas deben ser realmente de interés y beneficio poblacional y no gubernamental. Algunas de esas acciones pueden ser: implementación de cooperativas autónomas y autogestivas para las comunidades rurales, mejora de condiciones sobre servicios básicos como electricidad, agua y salud. Parece necesario proponer la creación de un organismo gubernamental encaminado a propulsar el desarrollo social, económico y político en zonas rurales, cuya misión sea la organización y consolidación comunal, más no un ejercicio político con fines de desvío de recursos o de control constante sobre dichos espacios. Otra de las tareas que puede desempeñarse a través de la propuesta de este tipo de organismos es la preparación e inserción en habilidades y tareas en ciudades centrales mexicanas.
Estas propuestas no carecen de sentido crítico sobre las condiciones estructurales, sino se presentan como formas de acción frente al modelo económico; así mismo, la segunda propuesta (sobre la preparación e inserción en habilidades y tareas).
Parece una cuestión ilusoria porque el capitalismo desplaza incluso a mismos trabajadores de ciudades a causa de la reducción de puestos laborales por la necesidad de reproducción de la mercancía; pero es aquí donde está otro gran reto para los gobernantes: hacer frente a las condiciones de dicho modelo y que la reducción de la migración no signifique una retención forzada, sino que sea producto de acciones que reestablezcan y refuercen el tejido social y más de áreas como lo rural.
*B. Eduardo Rivera Villalobos: Profesor Universitario maestrante en Gestión y Políticas Metropolitanas en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Investigador social de laceraciones sociales e idealidad económica, además de la construcción de paralelismos políticos e ideológicos y de dispositivos digitales como sujeción cultural en los jóvenes del siglo XXI.
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