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Donald Trump Resulta Víctima de sus propios Discursos

Por Dr. Emilio Coral García

El intento de asesinato del expresidente Donald Trump durante uno de sus eventos de campaña en el Estado de Pensilvania, en el que fue objeto de una herida de bala en la oreja, expresa de manera muy vívida el entorno violento de la política actual.

A pesar de que todavía no son claras las motivaciones que llevaron al joven de 20 años, Thomas Matthew Crooks (quien estaba afiliado al Partido Republicano) a disparar a Donald Trump con un rifle AR-15, desde el techo en el cual estaba apostado al estilo de un francotirador, es muy importante reflexionar en cuanto al contexto político y social que se vive en los Estados Unidos de América y en el mundo, caracterizado por el divisionismo provocado por los discursos sectarios y de odio de diversos políticos, entre los cuales destaca el propio Trump.

Discursos incendiarios como los que suele dar Trump, en contra de los migrantes, de sus opositores, de los que no piensan como él, han contribuido de manera importante a generar una atmósfera política de violencia y de odio en ese país. Cuando la política se basa en la perspectiva de que quienes no comparten ciertos ideales o puntos de vista políticos son enemigos a odiar y a aplastar a toda costa, como si de una guerra se tratara. Entonces la democracia y el ámbito de las negociaciones y acuerdos están en peligro, y pareciera legitimarse el uso de la violencia a fin de lograr el poder. 

Los acontecimientos del 6 de enero del 2021 hablan por sí mismos en cuanto a lo anterior, cuando cientos de manifestantes buscaron tomar violentamente el Capitolio estadounidense para impedir la ratificación por el Congreso de los resultados electorales que dieron a Joseph Biden la Presidencia. Todo parece indicar que esos acontecimientos fueron instigados por el propio discurso flamígero de Donald Trump, quien en un escenario cercano a la Casa Blanca decía no aceptar los resultados de las elecciones y deslegitimaba a las instituciones estadounidenses y a sus opositores, y parecía incitar a que sus simpatizantes no permitieran la ratificación de Biden como presidente en el Capitolio al motivarlos a ahí congregarse.

Cuando la política se convierte en guerra, en faccionalismo, en radicalización, en toda la extensión de la palabra, entonces todo tipo de violencia puede llegar a ocurrir.  De esta manera, recientemente no solo tenemos el atentado contra Trump de hace unos días, sino también se suman los atentados contra la líder demócrata del Congreso Nancy Pelosi en octubre del 2022, cuando un atacante entró a su casa en California en el mismo año en busca de ella, y al no encontrarla, golpeó a su esposo con un martillo en la cabeza; contra el líder republicano del Congreso Steven Scalesi en un tiroteo en un campo de baseball en Alexandria, Virginia, en junio del 2017; o el atentado contra la representante Gabby Giffords en enero del 2011, quien recibió una bala en la cabeza; o la conspiración para secuestrar a la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer el  2020, entre varios otros sucesos.

Infortunadamente, la violencia política también está muy presente en México, adonde durante el pasado proceso electoral (entre septiembre del 2023 y el 2 de junio del 2024) alrededor de 39 candidatos (principalmente a presidir diversas alcaldías) en diversos Estados y comunidades fueron asesinados, según Integralia Consultores, que reporta que durante este proceso electoral en total hubo alrededor de 701 víctimas debido a diferentes acciones de violencia en las comunidades mexicanas por motivos políticos: entre 225 asesinatos, 137 atentados con armas de fuego que no lograron su cometido, además de secuestros, golpes, amenazas y desapariciones, entre otros hechos.

La violencia política incrementada en México también puede atribuirse a los importantes niveles de radicalización y de división en los discursos políticos, además de la intervención de grupos del crimen organizado en los procesos electorales en diversos estados. 

En tanto la política siga la tendencia a la radicalización, a motivar los odios y el divisionismo, en lugar de fomentar la negociación y el entendimiento, muy lamentablemente la violencia también será un aspecto que tenderá a aumentar. Y esto, de manera particular, en una nación como los Estados Unidos de América adonde otro aspecto por analizar, reflexionar y cuestionar profundamente tiene qué ver con cómo es posible que un joven estudiante de 20 años tenga la posibilidad de acceder a un arma larga táctica y tan poderosa como lo es un rifle AR-15, que es frecuentemente utilizado por elementos del ejército estadounidense para abatir enemigos en un campo de batalla.

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