Oscar Diego

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Sevidores públicos

¿POR QUÉ ALGUNOS SERVIDORES PÚBLICOS SE COMPORTAN DE MANERA CORRUPTA?

L

a conducta de muchos servidores públicos, entendiendo por tales aquellos que laboran en instituciones públicas (presidentes, diputados, jueces, magistrados, alcaldes, funcionarios, entre otros), no es la adecuada conforme a lo que establece la Ciencia Política o la ética. Soberbia, prepotencia, abuso de autoridad, negligencia, desviación de fondos, cohecho, soborno, humillación y menosprecio hacia los subordinados o hacia los ciudadanos son comportamientos frecuentes. Pero ¿qué los provoca? Existe toda una tipología de causas que explica la práctica de antivalores y los actos de corrupción. A continuación se presentan algunas de ellas:

1. Ausencia de profesionalización de servidores públicos. La estructura que da acceso al poder en los sistemas políticos contemporáneos no exige unas características básicas o un perfil idóneo EDICION 3 / 2014

de quien desea ocupar un cargo y finalmente lo consigue. En relación al reparto de cargos que se produce una vez que alcanza el poder un partido o grupo determinado, Max Weber acuñó el término spoils system. Se trata de una expresión inglesa que se deriva de la frase “To the victor go the spoils” (“Al vencedor va el botín”). El spoils system consiste en la designación de puestos políticos y administrativos como recompensa a los miembros y simpatizantes del partido ganador que han contribuido a la victoria electoral. Bajo un enfoque ético, a esta manera de proceder se la denomina nepotismo. En Gran Bretaña, con la Order in Council del 21 de mayo de 1855, se eliminó el sistema de botín dando paso al desarrollo de procesos selectivos de funcionarios basados en el principio de mérito; en Estados Unidos, el spoils system dejó de existir con el Acta Pendleton de 1883 (en honor a su promotor, George Pendleton), a través de la utilización de un sistema basado en criterios de igualdad y de mérito para acceder a puestos de funcionariado.

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2. Incapacidad para el cargo. Vinculado con la idea anterior, muchos

Oscar Diego Bautista

MÉXICO

de los que acceden a cargos públicos no son ni los más capaces ni los más comprometidos con la comunidad política. Dicha situación, sin duda, conlleva al deterioro del Estado. Al respecto, ya en la Grecia Clásica, Platón escribía: “Cuando los pordioseros y necesitados de bienes privados marchan sobre los asuntos públicos, convencidos de que allí han de apoderarse del bien; cuando el gobierno se convierte en objeto de disputas, semejante guerra doméstica e intestina acaba con ellos y con el resto del Estado” (La República, 521 a). En esta forma de acceso a los cargos públicos encontramos cantantes, actores, deportistas, showmans y, en casos extremos, strippers, prostitutas y narcotraficantes, entre otros. De esta manera, como escribió Vargas Llosa en un artículo titulado La hora de los cómicos: “Las elecciones adoptan la forma de una animada ficción, de un juego de fingimientos y disfraces, de manipulación de emociones e ilusiones, en las que triunfa no quien está dotado de mejores ideas y programas o de mayor poder de convencimiento, sino el que actúa mejor y encarna de manera más persuasiva el personaje que los técnicos de la publicidad le han fabricado porque, a su juicio, es el más vendible” (El país, 5 de octubre de 2010, 13). Las imágenes han pasado a ser más importantes que las ideas. El papel mediático es vital. Los famosos han reemplazado a los estadistas. Lo que las campañas venden es, sobre todo, imagen, no contenido. Hoy gobiernan los maestros del espectáculo.

Ahora bien, frente a este panorama, ¿es posible hacer algo? Sin duda la respuesta es afirmativa. Desde las antiguas civilizaciones, tanto en Oriente como en Occidente, existía la preocupación de formar, desde temprana edad, a los futuros gobernantes, a los “guardianes del Estado”, como les llamó Platón; seres incorruptibles, de buena fama, estima u honor. Un perfil con estas características se obtiene a través de los siguientes elementos:

1. Conocimiento sobre la materia.

Quien aspire a cualquier profesión ha de ser poseedor de un conocimiento sobre la misma; debe contar con un mínimo de estudios básicos en la materia. Aristóteles afirmaba que cuando los políticos obraban mal, lo hacían por ignorancia, ya que no habían tenido la oportunidad de aprender cuál es el propósito de la política y para qué sirve, o bien porque no habían llegado a un nivel de conocimiento que les permitiera comprender que la política es una disciplina para el desarrollo del ser humano, un instrumento a su servicio. Este, y no otro, es el enfoque original de la política: aquel que es indisoluble de la ética.

2. Capacidad para el cargo. Cuando se trata de cargos de elección popular, el aspirante debe tener experiencia y cumplir las siguientes condiciones básicas: a) Haber estudiado las formas de gobierno así como los principios políticos de cada una de estas, b) Conocer las diversas formas de Constitución política para saber cuál es la mejor con-

3. Carencia de espíritu de servicio público, manifestado en deslealtad hacia la comunidad política. Cuando no existe una vocaDoctor en Gobierno y Administración Pública por la Universidad Complutense de Madrid (España), y magíster en Ciencia Política en Iberoamérica por la Universidad Internacional de Andalucía (España). Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente es profesor e investigador del Centro de Investigación en Ciencias Juridicas, Justicia Penal y Seguridad Pública de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma del Estado de México. Ha sido profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Recibió el Premio Bienal (2008) del Instituto de Administración Pública del Estado de México, por su obra Ética Pública y Buen Gobierno.

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ción o un mínimo interés por la comunidad para la que se trabaja, rápidamente surgen conductas guiadas por la codicia, la avaricia y el anhelo de poder. Este tipo de servidor público trabaja para sí mismo, acumulando poder político y económico en perjuicio de las instituciones públicas. En la antigüedad, a quienes solo pensaban en ellos mismos, se les llamaba “idiotas”. Este término proviene del griego “idiotes”, referido a aquel que no se ocupaba de los asuntos públicos sino solo de sus intereses privados.

4. Ausencia de un perfil ético básico. Al no existir un filtro que permita el paso al poder únicamente a personas con méritos y capacidades, se deja un amplio margen para que cualquier aspirante -aun careciendo de formación, valores y capacidad-, se encuentre en posibilidad de ocupar un cargo del Estado. La teoría política advierte sobre los riesgos y las consecuencias de dejar que personas sin ética gobiernen y tomen decisiones públicas. “Incitados por el placer, y al no ser capaces de dominar sus impulsos, los gobernantes obran mal”, escribió Aristóteles. Para gobernar, pero sobre todo para gobernar bien, se requiere de personas con capacidad que estén por encima de sus pasiones o vicios y sean dueñas de sus actos. Seres que comprendan, como afirma Victoria Camps, que “el deber está por encima del poder”. EDICION 3 / 2014


forme a la naturaleza del Estado, respetando los usos y costumbres, así como las maneras de alteración y conservación, c) Ser consciente de las formas de corrupción política y de las maneras de combatirla, evitando así caer en ellas. En palabras de Aristóteles: “El buen legislador y el auténtico hombre de Estado no deben desconocer ni la Constitución absolutamente mejor, ni la que resulta ser la más perfecta en función de unas circunstancias dadas; también es objeto suyo una tercera forma de constitución, la que depende de una condición básica pues debe estar capacitado para considerar a la vez de qué manera puede originariamente formarse la Constitución dada y de qué manera, una vez establecida, puede conservarse el mayor tiempo posible”. (Política, 1288b).

3. Lealtad a la Constitución establecida y a la comunidad política. Es necesario recordar al representante público algo realmente obvio: que está para servir a la sociedad y no para servirse de ella, que su función es trabajar por el interés general, y no particular o de partido, y que su sueldo es pagado por los ciudadanos a quienes debe rendir cuentas.

4. Virtud y sentido de justicia, esto es, principios y valores éticos. Los servidores públicos necesitan de valores éticos porque están más expuestos a la corrupción al contar con una margen mayor de discrecionalidad en las decisiones y en el manejo de recursos. El político y el funcionario tienen que vencer día a día los antivalores

EDICION 3 / 2014

Sin una mejora cualitativa en el perfil de los candidatos que aspiran a los más altos cargos de un Estado, acompañada de la creación y fortalecimiento de instrumentos éticos de aplicación práctica, no se conseguirá salir de las democracias subdesarrolladas y corruptas. que les rodean: vanidad, adulación, mentira, ambición, así como los deseos de poder, placer y tener. En general, en los países latinoamericanos no existe una profesionalización de los cargos públicos, lo que da paso a que las prácticas corruptas, manifestadas en múltiples conductas, proliferen. Frente al nuevo milenio, bajo el contexto de un mundo lleno de conocimientos y avances científicos, ya no es posible seguir haciendo política de ignorancia. Mientras se mantenga el mismo estilo de hacer política y los cargos públicos se repartan como sistema de botín, los países latinoamericanos continuarán estancados. Incluso, y esto es muy grave, se retrocederá en la evolución del ser humano. Sin una mejora cualitativa en el perfil de los candidatos que aspiran a los más altos cargos de un Estado, acompañada de la creación y fortalecimiento de instrumentos éticos de aplicación práctica, no se conseguirá salir de las democracias subdesarrolladas y corruptas. Se precisa de representantes íntegros y honorables, para aspirar a un buen gobierno que garantice el establecimiento de una democracia ética.

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