Ficha de cátedra. Textos Watson, J.B.: El conductismo. Buenos Aires, Paidós, 1961. 1. Dos criterios distintos imperan aún en el pensamiento psicológico norteamericano: la psicología introspectista o subjetivista y el conductismo o psicología objetiva. Hasta el advenimiento del conductismo, en 1912, la psicología introspectista dominaba totalmente la vida psicológica de la universidad norteamericana.(pág. 19). 2. El conductismo sostiene que es la conducta del ser humano el objeto de la psicología. Afirma que el concepto de conciencia no es preciso, ni siquiera utilizable. Habiendo recibido una formación experimentalista, el conductista entiende, además, que la creencia de que existe la conciencia remóntase a los antiguos días de la superstición y de la magia. (pág. 20). 3. La conducta es lo que el individuo hace o dice … y hablar es hacer, esto es, comportarse (pág. 23). 4. El conductismo es, pues, una ciencia natural que se arroga todo el campo de las adaptaciones humanas. Su compañera más íntima es la fisiología. En efecto, conforme avancemos en este sentido, podríamos llegar a preguntarnos si es posible diferenciar el conductismo de esa ciencia. En realidad, sólo difiere de la fisiología en el ordenamiento de sus problemas; no en sus principios fundamentales ni en su punto de vista central. La fisiología se interesa especialmente en el funcionamiento de las partes del animal: por ejemplo el sistema digestivo, circulatorio, nervioso, los sistemas secretorios, la mecánica de las reacciones nerviosas y musculares. En cambio, aunque muy interesado en el funcionamiento de dichas partes, al conductismo le importa intrínsecamente lo que el animal –como un todo- hace desde la mañana hasta la noche y desde la noche hasta la mañana. El interés del conductista en las acciones humanas significa algo más que el del mero espectador: desea controlar las reacciones del hombre, del mismo modo como en la física los hombres de ciencia desean examinar y manejar otros fenómenos naturales. Corresponde a la psicología conductista poder anticipar y fiscalizar la actividad humana. A fin de conseguirlo, debe reunir datos científicos mediante procedimientos experimentales. Sólo entonces al conductista experto le será posible inferir, dados los estímulos, cuál será la reacción; o, dada la reacción, cuál, ha sido la situación o estímulo que la ha provocado. (pág. 27.28). 5. Comprobamos, pues, que el organismo se halla de continuo sometido a la acción de los estímulos –que llegan por la vista, el oído, la nariz y la boca- los denominados objetos de nuestro medio; al mismo tiempo, también le interior de nuestro cuerpo se halla en cada instante sometido a la acción de estímulos nacidos de los cambios en los tejidos mismos. ¡Por favor, no se piense que en su interior el cuerpo es distinto o más misterioso que en su exterior! (29). 6. Todo cuanto el catedrático distinguido, elocuente y de palabra fácil dice en un apasionado discurso, no son más que sus sonidos infantiles no aprendidos, reunidos por paciente condicionamiento durante su infancia niñez y juventud (220). 7. Los hábitos del lenguaje que se ejercen detrás de las puertas cerradas de los labios, llamamos pensar (215). En razón de la naturaleza oculta de la musculatura que lo realiza, el pensar siempre ha sido inaccesible a la observación y a la experimentación directa” (pág. 225). 8. Nuestra teoría sostiene que los hábitos musculares aprendidos en el lenguaje explícito son los causantes del lenguaje implícito o interior (pensamiento). Existen centenares de combinaciones musculares con las cuales puede uno pronunciar, ya en lata voz, ya para sí mismo, casi cualquier palabra; tan rica y flexible es la organización verbal y tan variados son nuestros hábitos de lenguaje explícito. Una vez establecidos nuestros hábitos de lenguaje explícito, hablamos constantemente con nosotros mismos (pensar)” págs. 226. 227). 9. Dadnos una docena de niños sanos, bien formados y un mundo apropiado para criarlos, y garantizamos convertir a cualquiera de ellos, tomado al azar, en determinado especialista: médico, abogado, artista, jefe de comercio, pordiosero o ladrón, no importa los talentos, inclinaciones, tendencias, habilidades, vocaciones y raza de sus asc endientes (108109) 10. Concibamos al hombre como una máquina orgánica montada y lista para funcionar. (pág 251) 11. Aquello que acontece con el individuo después del nacimiento es lo que hace de él un leñador, un mecánico, un diplomático, un ladrón, un comerciante brillante, o un eminente científico” (pág. 252). 12. Cómo cambiar la personalidad: Durante el establecimiento de nuevos hábitos, los viejos empiezan a perderse por desuso – o sea hay pérdida en la retención; y de ahí que el individuo esté cada vez menos dominado por los antiguos sistemas de hábito. Para cambiar de personalidad debemos desaprender lo que hemos aprendido (y este proceso puede realizarse tanto por medio del descondicionamiento activo como sencillamente por el desuso) y aprender cosas nuevas, lo cual siempre constituye un proceso evolutivo. Así, la única manera de realizar un cambio integral de la personalidad consiste en rehacer al individuo modificando su ambiente en forma tal que surja la necesidad de nuevos hábitos. Cuanto más radicalmente cambien éstos tanto más cambiará la personalidad. (pág. 279). 13. (…) cuando procuramos modificar la personalidad de un individuo cambiando su ambiente externo, no podemos evitar que, bajo la forma de palabras y sustitutos de palabras, aquél lleve consigo su antiguo ambiente interno. (279).