Formación de nación y educación

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Formaciรณn de naciรณn y educaciรณn


BIBLIOTECA UNIVERSITARIA Ciencias Sociales y Humanidades

Colección Culturas Pedagógicas

Comité científico Antonio Arellano (Venezuela) Gabriela Diker (Argentina) Aracelly de Tezanos (Uruguay)

www.historiadelapracticapedagogica.com


Formaciรณn de naciรณn y educaciรณn

Alejandro ร lvarez Gallego

Siglo del Hombre Editores


Álvarez Gallego, Alejandro Formación de nación y educación / Alejandro Álvarez Gallego. – Bogotá: Siglo del Hombre Editores, Grupo Historia de la Práctica Pedagógica, 2010.

160 p.; 21 cm. Incluye bibliografía.

1. Movimientos sociales – Colombia 2. Política educativa – Colombia 3. Desarrollo educativo – Colombia 4. Nacionalismo – Colombia I. Tít. 303.44 cd 21 ed. A1252822 CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango © Alejandro Álvarez Gallego Primera edición, 2010

© Siglo del Hombre Editores Cra. 31A Nº 25B-50 PBX: (57-1) 3377700 - Fax: (57-1) 3377665 Bogotá D.C. - Colombia www.siglodelhombre.com © Grupo Historia de la Práctica Pedagógica Universidad de Antioquia, Bloque 9, Facultad de Educación Medellín - Colombia www.historiadelapracticapedagogica.com

Carátula Alejandro Ospina Armada electrónica Ángel David Reyes Durán

ISBN: 978-958-665-155-4

Impresión Editorial Kimpres Ltda. Calle 19 sur Nº 69C-17, Bogotá, D.C. Impreso en Colombia-Printed in Colombia

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.


Índice

Prólogo...................................................................................

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Introducción..........................................................................

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Capítulo i. El nacionalismo como estrategia del poder......................................................

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Capítulo ii. Sistemas reflexivos y metódicos de educación elaboran el porvenir: el papel de la escuela en la formación de la Nación............

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Capítulo iii. Un pueblo que se conoce a sí mismo: el papel de las ciencias sociales..................................

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Capítulo iv. La completa liberación de las nacionalidades y pueblos oprimidos: principales tendencias en Latinoamérica..................

43 Brasil...................................................................................... 44 Argentina............................................................................... 48 México................................................................................... 52 Consideraciones generales.................................................... 58


Capítulo v. Fundir en un amplio molde el alma nacional: movimientos sociales y nacionalismo en Colombia.....................................................................

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Capítulo vi. Los artífices de una memoria social: las doctrinas nacionalistas en Colombia................. 77 El pensamiento moderno...................................................... 78 Los Modernistas............................................................. 78 Los Centenaristas........................................................... 81 Los Nuevos..................................................................... 84 El nacionalismo liberal.......................................................... 91 El debate de los años veinte........................................... 91 La república liberal........................................................ 98 El nacionalismo conservador................................................ 107 El nacionalismo católico....................................................... 119 El nacionalismo indigenista.................................................. 129 Capítulo vii. El nacionalismo es competencia imperialista en contra de la condición humana: la decadencia del nacionalismo.................

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Conclusiones: Aportes a la historia del nacionalismo............................................................ 145 La nacionalización del pasado.............................................. 147 La nacionalización del pueblo y del ciudadano................... 148 La nacionalización del territorio........................................... 150 Bibliografía............................................................................ 153


PRÓLOGO

Los estudios de Historia de la Educación en América Latina ex­ perimentaron un importante impulso a partir de la década de los noventa, coincidiendo con la creación de una amplia red de inves­ tigadores en la materia que se ha mantenido activa desde entonces (véase Paedagogica Historica, 2000). Uno de los temas centrales de investigación en casi todos los países de la región ha sido el del origen de los sistemas escolares en el siglo XIX, en concordancia con el auge de los estudios acerca de la formación de los Estados nacionales, en los que la creación de una educación pública jugó un papel fundamental no solo como parte de la institucionaliza­ ción de la nueva organización política, sino también como vehícu­ lo para la creación de imaginarios nacionales, la legitimación del poder y la formación de incipientes hábitos ciudadanos. La insistencia en esos aspectos predominantemente políticos relacionados con el origen de los sistemas escolares ha dificulta­ do la caracterización de algunas transformaciones importantes que se produjeron en los sistemas escolares latinoamericanos en el primer cuarto del siglo XX, al irrumpir la problemática social en el escenario de la vida de nuestros países. Las migraciones internas y el crecimiento urbano, la preocupación por la proble­ mática indígena, el crecimiento de las clases medias urbanas y la ampliación del sufragio, las manifestaciones obreras en las ciuda­ 9


des y en los enclaves agrícolas y mineros, los primeros movimien­ tos estudiantiles, la difusión del marxismo y el anarquismo, o la aparición de la radio como medio de comunicación social, son algunos de los fenómenos que caracterizan a una nueva época que ya Ortega y Gasset vislumbró en su Rebelión de las masas. La Revolución mexicana, la Revolución rusa y las distintas ver­ siones del fascismo europeo fueron algunos de los movimientos que tuvieron amplia repercusión en América Latina en la época. La educación pública, pero también muchas otras estrategias de educación y difusión de la cultura en el ámbito extraescolar, empezaron entonces a pensarse por su funcionalidad para res­ ponder a las múltiples demandas de la llamada “cuestión social”, convirtiéndose en vehículos para generar nuevos consensos en torno a una idea de nación que también sufrió transformaciones respecto a sus primeras formulaciones en el siglo XIX. Las teorías sobre la degeneración de la raza que circularon en muchos países en esta época sirvieron para justificar, desde distintas opciones políticas, la necesidad de intervenir sobre la población para me­ jorarla. No fueron, evidentemente, formulaciones nacionalistas unívocas, sino que, como lo ha mostrado Milton Luna para el caso del Ecuador, y como lo hace Alejandro Álvarez en esta obra para el caso colombiano, es preciso hablar de nacionalismos, “a la medida de los distintos y contradictorios actores sociales y políti­ cos […] que operaron en diferentes planos, dimensiones y tiem­ pos, en la realidad política y educativa” (Luna, 2005: 445-469). Dentro de ese amplio contexto que hemos definido de una forma muy general para América Latina en el primer cuarto del siglo XX, Colombia presenta algunas peculiaridades muy significativas, que ya han sido estudiadas por algunos historia­ dores de la educación colombianos como Javier Sáenz, Óscar Saldarriaga, Martha Cecilia Herrera o Humberto Quiceno, por citar solo algunos de los trabajos más clásicos sobre el periodo (véanse Sáenz, Saldarriaga y Ospina, 1997; Herrera, 1999; Qui­ ceno, 1988). Las dificultades para la secularización del Estado y la sociedad colombianas a lo largo del siglo XIX, un fenómeno de larga duración que tuvo como consecuencia una tardía con­ 10


solidación de su sistema educativo, es seguramente la clave más importante para entender la especificidad del caso colombiano. La Reforma Uribe de 1903, que vino al fin a dar una estructura estable al sistema escolar colombiano cuando ya muchos otros países latinoamericanos habían consolidado la escuela pública varias décadas antes, fue el producto de un largo proceso en el que no se pudo prescindir de la participación de la Iglesia y la religión, tanto en la política educativa como en la conformación del currículo escolar, mostrando la inviabilidad de cualquier op­ ción que prescindiera del catolicismo como seña de identidad. Esta consolidación del sistema educativo coincidió en la primera mitad del siglo XX con un periodo de estabilidad política y co­ existencia pacífica de los partidos tradicionales, el conservador y el liberal, que fue producto de la creación de mecanismos para el reparto de poder entre ambos partidos a raíz de la reforma electoral de 1905. En efecto, en contraste con una inestabilidad política muy superior a la de otros países en el siglo XIX, en la primera mitad del siglo XX Colombia fue uno de los países más pacíficos de América Latina, destacándose en la región como una democracia bipartidista bastante estable. La Gran Depresión de 1929 no tuvo como consecuencia, como sucedió en otros gran­ des países de la región, ninguna intervención militar (Mazzuca y Robinson, 2009: 285-321). La apelación a los caracteres católicos de la nacionalidad co­ lombiana condujo en esta época al tratamiento de las cuestiones sociales desde el catolicismo más fundamentalista hasta la pers­ pectiva de la doctrina social de la Iglesia. La ausencia de grandes contingentes de emigrantes europeos, como los que se afincaron en otros países como Argentina, Uruguay o Brasil, impidió que en Colombia se moderara el discurso católico y se instituyera una idea secularizada de la nación. Por su parte, el liberalismo colom­ biano pugnó por cimentar la nacionalidad en un conocimiento más profundo de los caracteres físicos y culturales del pueblo, así como en su historia, desde una perspectiva moderna ajena a la confesionalidad católica.

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La pérdida de Panamá a principios del siglo es otro de los fenómenos que caracterizan de manera especial el caso colom­ biano, convirtiéndose en un ingrediente esencial en las defini­ ciones de la nacionalidad que empezaron a ocupar espacio en el discurso de esta primera mitad del siglo XX. Si bien los conflic­ tos de límites fueron en muchos países latinoamericanos temas de gran calado en la definición de los caracteres nacionales, el caso de Panamá remite a la presencia de los Estados Unidos en el continente, que ya había mostrado su importancia para el na­ cionalismo mexicano, y que no cesará de estar presente a partir de ahora en el espacio latinoamericano. Por su parte el indigenismo, que fue tan esencial a la hora de plantearse la cuestión social en el México revolucionario y en los países andinos como Ecuador, Perú o Bolivia, no llegó a tener en Colombia un peso específico lo suficientemente importante para impregnar de manera profunda las nuevas versiones del nacio­ nalismo del primer cuarto del siglo XX. La repercusión que estas nuevas formulaciones del nacionalis­ mo tuvieron para la escuela quedaría escasamente valorada si nos limitáramos a considerarlas como meras corrientes que pugnaron por impregnar ideológicamente el currículo escolar. El mérito del enfoque de Alejandro Álvarez en el libro que prologamos es el de ir más allá para observar cómo los intentos por generar una idea secularizada de la nacionalidad colombiana dieron lugar a la creación de nuevas disciplinas científicas que se instalaron en el currículo escolar. La geografía humana, la sociología, la arqueo­ logía y otras ciencias sociales adquirieron carta de naturaleza en el transcurso de esta primera mitad del siglo XX, instalándose de formas diversas en el currículo de las escuelas, de los colegios de enseñanza secundaria, en las instituciones que formaron a los docentes y en la universidad. A su vez, las modernas técnicas de recopilación de datos estadísticos, indispensables para el cono­ cimiento de la realidad nacional que se deseaba aprehender en las nuevas versiones del nacionalismo, se convirtieron a partir de entonces también en importantes instrumentos para el gobierno del sistema escolar y de la población en general. 12


Este periodo —tan rico en formulaciones del nacionalismo colombiano, y tan peculiar por la supervivencia de esa especie de pacto que hizo posible una estabilidad inédita en otros paí­ ses del continente— mostró sus limitaciones al estallar la violen­ cia a finales de la década de los cuarenta. Ello coincidió con el cambio de las condiciones mundiales en la segunda posguerra mundial, y con la instalación de una visión más internacional de los problemas sociales, que quitó gran parte de su razón de ser a los nacionalismos. Otras ciencias sociales, como la economía, serían los instrumentos para el manejo de las nuevas realidades. La educación empezaría a pensarse no tanto como un factor pa­ ra el gobierno de lo social, sino como una vía para la formación del capital humano. En el lugar de la cuestión social se instaló el discurso económico que priorizó la gran quimera del desarrollo y edificó los cimientos de la globalización en la cual ahora nos encontramos inmersos. El nuevo paradigma de la globalización no ha conseguido, sin embargo, sofocar los nacionalismos latinoamericanos, tan arraigados tras dos siglos de vida independiente. Aunque los pro­ blemas del continente no pueden explicarse ni resolverse pres­ cindiendo del entramado global, ciertas posturas nacionalistas siguen alimentando los imaginarios, impregnando los currículos escolares y oponiendo resistencias a las políticas de integración regional. Con ello no solo se persigue reforzar la identidad pro­ pia de los pueblos para poder sobrevivir en la aldea global o pa­ ra defenderse frente a los intereses dominantes en el concierto internacional, sino que en muchos casos se trata de una nueva estrategia de gobierno que apela a los sentimientos nacionalis­ tas más tradicionales como forma de movilización de las masas. Gabriela Ossenbach Catedrática Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España

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Referencias Herrera, Martha Cecilia (1999). Modernización y Escuela Nueva en Colombia. Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional y Plaza y Janés. Luna Tamayo, Milton (2005). “Estado nacional, nacionalismos y textos escolares en el Ecuador del siglo XX”, en J. L. Gue­ reña, G. Ossenbach y Mª del M. Del Pozo (dirs.), Manuales escolares en España, Portugal y América Latina (siglos XIX y XX). Madrid, UNED, pp. 445-469. Mazzuca, S. y J. A. Robinson (2009). “Political Conflict and Power Sharing in the Origins of Modern Colombia”, Hispanic American Historical Review, Vol. 89, No. 2, pp. 285-321. Paedagogica Historica (2000). “Research into the History of Edu­ cation in Latin America: balance of the current situation”, en Paedagogica Historica, Vol. XXXVI, No. 3, Gante. Quiceno, Humberto (1988). Pedagogía católica y Escuela Activa en Colombia, 1900-1935. Bogotá, Foro Nacional por Colombia. Sáenz, J., O. Saldarriaga y A. Ospina (1997). Mirar la infancia: pedagogía, moral y modernidad en Colombia, 1903-1946, Vols. 1 y 2. Medellín, Colciencias, Foro Nacional por Colombia, Ediciones Uniandes y Editorial Universidad de Antioquia.

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INTRODUCCIÓN

En este libro se presenta un mapa que permite distinguir y ubi­ car los principios y los procesos que caracterizaron las diferentes versiones del nacionalismo de la primera mitad del siglo XX en Colombia. A través del recorrido que haremos se podrá ver cómo nacionalismo y educación fueron dos asuntos íntimamente rela­ cionados. La importancia de este trabajo consiste en la diferen­ ciación de sus tendencias y en la ubicación de sus protagonistas con los matices que suelen obviarse. La mirada latinoamericana y mundial de estos procesos también es un aporte significati­ vo que debe estimular los estudios comparados, tan escasos en nuestro medio. Es un trabajo descriptivo, pero no carente de unas apuestas conceptuales y de una mirada particular de la historia. Aunque se ha aceptado que el nacionalismo tuvo un componente educa­ tivo importante, en este trabajo se quiere plantear que más que un componente, la educación estuvo en el centro del proyecto nacionalista. Por eso se afirma que el nacionalismo fue un pro­ yecto político pedagógico. Para la historia de la educación y la pedagogía este planteamiento también es novedoso, pues por lo general se cree que la escuela, la pedagogía y los maestros han tenido características similares desde su aparición en la moder­ nidad. La forma nacionalista de la escuela la transformó, así co­ 15


mo se ha transformado actualmente en su forma globalizada. Es fundamental identificar esta peculiar manera de existencia por­ que en ella se establecen unas modalidades muy particulares de relacionarse con el saber, con las disciplinas, con la infancia, con el Estado y, en general, con la política. Durante este periodo, por ejemplo, surgieron en su seno las ciencias sociales,1 se hizo viable la idea del arte nacional, se interiorizó el mapa de Colombia, y el debate sobre las políticas educativas tuvo en el horizonte la idea de nación con la que se debería responder a los movimientos geopolíticos del mapamundi mundial (desde la primera hasta la segunda guerra mundial). La pedagogía tuvo en su matriz cons­ titutiva, durante este período, un referente nacionalista, y a su vez la nación fue pensada a través de una estrategia educativa. Lo que sucedió después con la pedagogía, su extrañamiento, su desdibujamiento como saber, su tecnologización y su disper­ sión en múltiples dispositivos educativos, estuvo relacionado con la manera como la política se desnacionalizó. Los fenómenos propios de la mundialización de la educación, la globalización y el advenimiento de la era del imperio y la multitud, al decir de Hardt y Negri (2002, 2004) y Virno (2003), afectaron la na­ turaleza del saber (Lyotard, 1987), así la pedagogía como saber sobre la enseñanza se transformó. Con este nuevo modo de ser del conocimiento pedagógico, la escuela y el maestro han tenido que enfrentar otros retos. En este libro nos ocupamos en particular de mostrar la ma­ nera como al nacionalismo le fue consustancial una estrategia educativa, independientemente de su matiz ideológico. De este planteamiento se desprende una tesis2 —que será abordada en otro trabajo— relacionada con la manera como la pedagogía se convirtió en el saber alrededor del cual se produciría el conoci­

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De esto nos ocuparemos en próximas publicaciones.

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La tesis doctoral del autor: “Ciencias Sociales, escuela y nación: Colombia 19301960” se ocupó de analizar en detalle este planteamiento. Este libro es una elabo­ ración de esa tesis. Los desarrollos que a continuación se enuncian serán objeto de otras publicaciones.

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miento sobre lo social que habría de justificar una u otra de las tendencias nacionalistas acá esbozadas. Así, la nacionalización del pasado, del territorio y del pueblo, fue fundamentalmente un proceso pedagógico que se dio en medio de disputas ideológicas, luchas sociales, acciones gubernamentales, formas de subjetiva­ ción, y constitución de disciplinas y profesiones muy particulares. La escuela y las instituciones formadoras de maestros ocuparon un lugar privilegiado en esta historia. En una hipótesis que se sus­ tentará en otra publicación, planteamos que las ciencias sociales en Colombia habrían tenido allí su nacimiento. Cuando comenzó el proceso de desnacionalización del poder, las ciencias sociales ocuparon otro lugar, y cambió por completo su naturaleza; los sujetos de enunciación fueron otros, la institucionalidad que las legitimaba cambió, sus objetos y sus conceptos se modificaron. A continuación mostraremos, en primer lugar, cómo el na­ cionalismo, más que una ideología, fue una estrategia del poder que transformó lo que hasta entones había sido el proceso de consolidación de los Estados nacionales. El fenómeno se produjo entre la primera y la segunda guerra mundial. Se podría decir, entonces, que el nacionalismo fue un modo de ser del poder en el que el pasado, el pueblo y el territorio se reconstituyeron al calor de una conflagración más o menos contundente, más o me­ nos violenta, según las particularidades regionales y locales, pero siempre conflagración. Los Estados nacionales tuvieron en este período su forma nacionalista. En segundo lugar, se mostrará cómo la escuela se convirtió en una institución estratégica para los propósitos nacionalistas, de allí que los políticos y los intelectuales en general la convirtie­ ran en un escenario privilegiado en torno al cual dirimieron sus diferencias. Por esa razón, el pensamiento social que se produjo en estas décadas surgió en el seno de tales disputas. De esto se ocupará el tercer capítulo. Luego se le dará una mirada rápida a tres casos paradigmáticos del nacionalismo latinoamericano: Brasil, Argentina y México; en medio de las diferencias, nos ser­ virán para entender cuáles fueron las matrices comunes de las que participó Colombia, y cuáles pudieron ser las especificida­ 17


des que nos hicieron singulares. En el capítulo quinto se verá, a través de los movimientos sociales, la dinámica que caracterizó nuestro proceso. Son ellos los que actúan, los que generan las fuerzas de donde provienen las particulares formas del diagrama del poder que nos atravesó. Luego, en el capítulo sexto, se des­ criben las tendencias que movilizaron a intelectuales, partidos, instituciones y sectores sociales en torno a uno u otro propósito. Los temas y los problemas que los agrupaban variaban según el lugar de enunciación: intelectuales, partidos, Iglesia, movimiento social. En el capítulo final se perfilan las condiciones en las que el nacionalismo se comenzó a desdibujar para dar lugar a otra época que nos ha permitido extrañarnos de ese pasado. Este trabajo quiere mostrar que el nacionalismo, con toda la estrategia educativa que le dio su color y su sabor, existió ba­ jo unas ciertas condiciones que han desaparecido. Con esto no queremos revivir un debate que para muchos está superado, tal vez tan solo sirva para provocar a quienes, atrapados en un duelo inconcluso, aún se resisten a su muerte.

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¡ Enví osac ual qui erdes t i nonac i onalei nt er nac i onal !

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