Howard Becker traza una mirada sociológica sobre el consumo recreativo de la marihuana, que demuestra que, contra todos los prejuicios y lugares comunes, ese consumo no tiene nada que ver con una predisposición psicológica individual, ni mucho menos con algún problema psíquico, sino que es simplemente el resultado de un aprendizaje grupal, de un proceso de interacción social.