Pueblos magicos del estado de puebla

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PUEBLOS MAGICOS DEL ESTADO DE PUEBLA PROFRA.SILVIA CRUZ ALONSO


CUETZALAN DEL PROGRESO


CUETZALAN DEL PROGRESO En la ladera de la montaña, entre valles de fértiles terrazas, selvas de helechos gigantes donde habitan seres fantásticos, senderos que conducen a idílicas cascadas, grutas que se sumergen en el inframundo y pozas de un agua increíblemente transparente, se alza el Pueblo Mágico de Cuetzalan. El pueblo donde el hombre se transforma en pájaro y vuela. El pueblo que danza con sus quetzales, sus negritos y sus enmascarados payasos, el que se aferra al cerro con raíces de piedra. Muy cerca, en el sitio arqueológico de Yohualichan, queda el legado en piedra de los ancestros. Cuetzalan se aferra al cerro con raíces de piedra. Casonas blancas y rojas, de gruesos muros y anchos aleros. Por sus calles empinadas se extiende, desde la gran plaza principal, el tianguis dominical, sobreviviente de aquellos "días de plaza" en tiempos anteriores. Días de trueque, de comercio, y también de contacto entre comunidades. Los domingos, hombres de blanco impoluto y mujeres también de blanco -o de negro, o de azul, según el pueblo- acuden a su cita ancestral en Cuetzalan. Café, bordados, flores, huaraches y alimentos en un ajetreo que sólo interrumpe el espectáculo sin igual de los voladores. Un momento verdaderamente mágico.


ZACATLAN


ZACATLAN Encaramado a lo más alto de la Barranca de los Jilgueros, Zacatlán se rodea de bosques cubiertos de niebla, fértiles campos sembrados de árboles frutales y valles donde las rocas desafían a la gravedad. Un Pueblo Mágico de sobria belleza, alejado de ostentación, orgulloso de su herencia. Junto al antiguo convento Franciscano, un San Pablo indígena acompaña a San Pedro mientras la gente pasea por amplios jardines y concurridos portales. Alrededor: las grandes casonas de antaño con sus ventanas enrejadas y cuidados balcones, puertas de grandes aldabas, fachadas que compiten en encanto y protectores aleros. Gris cantera, rojo y blanco, madera y fierro. El agradable paseo culmina en una plazuela, sentados en una terraza soleada tomando la exquisita sidra. El pueblo donde parece que el tiempo se detuvo observa, sin embargo, atento el paso de las horas. Honran la tradición relojera de este pintoresco Pueblo Mágico el gran reloj floral en la plaza y los autómatas en la fachada de Centenario. Con las últimas campanadas, la niebla vuelve a envolverlo todo en un aura mágica y en las noches de fiesta la gran plaza se transforma en un espectáculo de danzas, música y pirotecnia.


CHIGNAHUAPAN


CHIGNAHUAPAN

Chignahuapan es colorista y lleno de encanto, como si el pueblo entero fuera un lienzo; casas, templos y jardines están pintados en la paleta más alegre de México. Brillantes esferas de Navidad encienden las calles desde cada tienda. El Pueblo Mágico de Chignahuapan parece un escenario de cuento que ha visto nacer personajes como el gran humorista Capulina. En el jardín principal, los rojos, azules y amarillos del Quiosco destacan como pinceladas impresionistas entre el verde de la frondosa vegetación. En la fachada de Santiago, imágenes indígenas nos hacen sonreír por su forma. . La alegría se acentúa en las calles principales, con combinaciones imposibles de muros ocres, azules, naranjas, verdes y morados. Cuando brilla el sol, millones de esferas expuestas en las tiendas refulgen. Un espectáculo sin igual. Pero Chignahuapan es además lugar de bienestar para el cuerpo y el espíritu. El cuerpo se regenera en sus famosas aguas sulfurosas, mientras el creyente busca la bendición de la monumenta


PAHUATLAN


PAHUATLAN Para llegar a Pahuatlán, el viajero debe adentrarse en la Sierra Mágica, atravesando valles y cruzando barrancas hasta este pequeño Pueblo Mágico. El viaje es además un viaje en el tiempo. Los pobladores de esta región han logrado mantener intactos sus modos de vida y sus tradiciones náhuatl y otomí. Calles empedradas, el rojo de las tejas contrastando con el verde del cerro; bordados tradicionales y trabajos de chaquira; frutos, verduras, café, huaraches y plantas medicinales en el tianguis dominical. Una sensación de contacto con el origen que se hará aún más intensa si estás aquí durante un día de fiesta, cuando Pahuatlán se llena de voladores, música y danzas. La fiesta más tradicional es en honor a San Pedro y San Pablo Apóstol, es una celebración con más de 100 años de tradición. Junto a los ritos cristianos, en algunas comunidades como San Pablito, las cuevas y manantiales son escenario de ofrendas a las deidades de la naturaleza. En sus ceremonias utilizan el papel amate, una artesanía que mantiene su carácter ritual. Estas comunidades no se comprenden fuera de su entorno, de sus milpas en pleno bosque nuboso donde crecen el café y el aguacate. En la Sierra Mágica la armonía entre hombre y naturaleza es completa.


TLATLAUQUITEPEC


TLATLAUQUITEPEC

El viento susurra entre encinos, oyameles y jaboncillos. La tierra se abre en cuevas y manantiales, los ríos se abren paso por las laderas, las cumbres miran al cielo. La virgen de Guadalupe guarda la cascada, y los muros del exconvento custodian la historia. En la Plaza de Armas se oye náhuatl y el apetito se abre con el aroma de los tlayoyos de alberjón. En el centro de este pintoresco Pueblo Mágico, el ex-convento más antiguo de su clase de toda Latinoamérica: Santa María de la Asunción, de 1531. Aquí se formaron cientos de frailes y fue en su día un centro cultural. No te pierdas los magníficos artesonados de su templo. Para terminar el día, prueba la deliciosa gastronomía local bajo los portales de color rojo encendido de la bellísimaPlaza de Armas. Tlatlauquitepec es naturaleza en estado puro. Recorre uno de sus senderos entre la vegetación y descansa junto a la Presa de la Soledad, o atraviesa la alfombra verde de helechos hasta la Cascada de Puxtla y báñate en su poza azul. Atrévete a volar en tirolesa, a descender el Cerro Cabezón en rapel o a sumergirte en el agua en la Cueva del Tigre. Toda una aventura que tienes que vivir.


XICOTEPEC DE JUAREZ


XICOTEPEC DE JUAREZ

Xicotepec posee el honor de haber sido capital de la República Mexicana durante tres días en 1920, mientras se practicaba la autopsia al recién asesinado Venustiano Carranza. Desde entonces, pocos acontecimientos alteran la paz de este pequeño Pueblo Mágico, ubicado en plena Sierra de Puebla. Un paseo por su gran zócalo te descubre un jardín que parece el vergel, rodeado de pintorescos portales impregnados del exquisito olor a café que emana de las cafeterías. Mira hacia arriba para descubrir, protegiendo la paz de este pueblo, a la monumental Virgen de Guadalupe. Desde el Centro Ceremonial de laXochipila llega la fiesta a Xicotepec durante la noche más corta. Chamanes, brujos y todas las etnias de Puebla se dan cita para honrar a San Juan Techachalco -el dios Xochipilli- en una gran celebración con danzas y música, con el brillante color de las flores de cempasúchil. Montañas de verde intenso, cubiertas por la niebla, arropan a este Pueblo Mágico. Adéntrate en quebradas tan profundas como La Garganta del Diablo. Siente la adrenalina mientras te deslizas por tirolesas, o pruebas las aguas blancas del río San Marcos. Una escapada ideal para disfrutar de las tradiciones en plena naturaleza.


CHOLULA


CHOLULA Si Puebla es ciudad de españoles, Cholula es su contrapunto indígena. Habitada durante miles de años, Cholula -en realidad dos ciudades, San Pedro y San Andrés- se construye sobre la ciudad preshipánica, un gran centro ceremonial con siglos de tradición. Pensó Hernán Cortés, al ver la cantidad de teocalis, que se podría orar en un templo distinto cada día del año. Santuarios prehispánicos, arcos mudéjares, cúpulas barrocas, conventos-fortaleza y la inagotable creatividad indígena conviven en la explosión espiritual y artística que es Cholula. Murales en la pirámide, frescos de jaguares en el atrio del convento, mil almas ascendiendo al cielo bajo la mirada benigna de María. El artista indígena, el tlacuilo, continuó deslumbrando con su obra durante siglos. Y siguiendo con la tradición artística, Cholula es también Talavera. Aquí se concentran las fábricas que continúan produciendo estas auténticas obras de arte según el proceso tradicional mezclando arcillas, cociendo en el horno, moldeando las piezas una a una y pintándolas a mano, como antaño. El color inunda patios y fachadas. Así sigue siendo Cholula, un lugar de tradiciones anclado en dos mundos.


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