Comercialización campesina. Sistematización de experiencias.

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Samulalí,

Rojito, orgánico y bien pagado

La lucha por la salsa de tomate

La experiencia de Pancasán acompañada por ADDAC Página 7

Página 31

De las vacas a las abejas, de la leche a la miel La experiencia de la Cooperativa apícola “Las Flores” Página 19

Productoras de vino con sabor a Nandaime El grupo Chorotega experimentadores en el área vinícola Página 25


Resumen de Experiencias De los algodónales como desiertos a la diversificación ecológica La experiencia de APRENIC Página 43

Un banco de los Pobres Producción, Acopio y comercialización de granos Página 49

Rancho de producción ecológica “Ebenezer” parte de la Naturaleza Página 59


N 380.141 C169 Calvo Reyes, Harold Raúl Comercialización campesina: resumen de experiencias / Harold Raúl Calvo Reyes, Germán Pomares Herrera. --1a ed. --Managua: SIMAS SIMAS, 2003 83 p. ISBN: 99924-55-10-1 1. DESARROLLO AGRÍCOLA 2. DESARROLLO SOSTENIBLE 3. MERCADO PRODUCTOS AGRÍCOLAS

Textos Originales: Harold Calvo Reyes Germán Pomares Herrera Edición: Carmelo Bermúdez Obando Cuido de Producción: Gioconda Marenco Roberto Stuart / SIMAS

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Diseño y Diagramación: Marvin Mejía Chamorro José Quintanilla Ramírez

Fotos Portada y Contraportada: Archivo SIMAS Fotos Interiores: Archivos SIMAS Carmelo Bermúdez Obando Impresión: EDISA Primera Edición: 500 Ejemplares, Agosto 2003

Para contribuir desde la comunicación al desarrollo sostenible del mundo rural, SIMAS recibe financiamiento de:

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Cooperación técnica de:


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finales de 1991, CICUTEC percibió que en los países mesoamericanos existían múltiples conocimientos empíricos, experiencias organizativas novedosas, proyectos locales, investigaciones y prácticas campesinas tradicionales relacionadas con la búsqueda y la promoción de modelos de desarrollo ecológicamente sostenibles, económicamente viables y socialmente justos.

Facilitar y promover el rescate, la sistematización y la producción de información científica y técnica sobre agricultura sostenible.

Facilitar y promover el intercambio de información entre las instituciones involucradas en el desarrollo agropecuario del país.

Sin embargo, había pocos canales y medios de comunicación y de coordinación entre todas las instancias y actores involucrados. Tampoco existía el hábito ni la capacidad de documentar estas experiencias por parte de estos actores, ni mucho menos, una instancia específica dedicada a recopilar, sistematizar y difundir toda esta información “invisible”.

El SIMAS fue concebido como un ente animador de procesos, un promotor del intercambio y la coordinación, un defensor de la democratización a través del libre acceso a la información para que los recursos lleguen a quienes mejor lo optimizan.

Por eso, a inicios de 1992, CICUTEC creó el Sistema de Información Mesoamericano sobre Agricultura Sostenible (SIMAS), una instancia de promotoría y facilitación destinada a cumplir dos objetivos centrales:

Como parte de un proceso de reingeniería institucional iniciado en el 2002, en junio del 2003 el SIMAS se constituye oficialmente como un organismo no gubernamental que cuenta con sus propias autoridades y documentos legales de fundación y reglamentación.

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Presentación

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Introducción

Los países ricos y las transnacionales han divulgado que la liberalización del comercio internacional de bienes y servicios es la principal estrategia para lograr el desarrollo económico de los países “subdesarrollados”. Sin escuchar debidamente a los principales actores de la sociedad civil, el gobierno de Nicaragua ha ratificado Tratados de Libre Comercio con México y República Dominicana; se están negociando Tratados con Panamá y Chile; y en conjunto con los gobiernos de los países centroamericanos se negocia un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. La estrategia desde el norte sigue en esencia siendo la misma pero vendida en un envase distinto: redefinir nuestro papel de suplidores de materia prima y mano de obra barata y redimensionarnos como nuevos mercados donde puedan vender sus productos industriales y agropecuarios. Ya no solo están interesados en vendernos televisores y lavadoras,

ahora también quieren vendernos la carne, los huevos, el azúcar, el aceite, la sal, los frijoles, el maíz, las tortillas... Pero frente a estos procesos ilegítimos, existe un proceso legítimo surgido desde las familias productoras y acompañados por ONG’s que pretenden construir lazos de cooperación con sus pares y una nueva relación con el mercado. Se trata de experiencias que aún con sus errores llevan en su interior un enorme potencial de cambio en tanto contribuyen a una producción agropecuaria diversificada, amigable en términos ambientales, que asegura la alimentación familiar y contribuye al desarrollo sostenible del país. Frente a las arbitrariedades de un sistema que nos atomiza en el mercado para debilitarnos como nación, las cualidades de cada persona se convierten en las potencialidades de la organización y la sociedad, para acercar al productor con el mercado, para hacer que las personas cuando compremos seamos más que consumidores, ciudadanos, que orientamos nuestra mirada hacia el país y hacia nuestro pueblo que es al mismo tiempo nuestro origen y nuestro destino. Este libro es un aporte modesto para visibilizar ese esfuerzo.

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Detrás de las cifras, las noticias y las estadísticas está la vida de miles de seres humanos, que son quienes pagan con sus esperanzas, los grandes hechos sociales. C. Wright Wills

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Rojito, orgánico y bien pagado

La experiencia de Pancasán acompañada por ADDAC

La comarca Pancasán se ubica a 70 kilómetros de la ciudad de Matagalpa, en el municipio de San Ramón y la conforman las comunidades El Aporquillo, El Sitio, Las Parcelas, El Laberinto, Cerro Colorado, El Bálsamo, La Quijada y el mero Pancasán. Este lugar está situado entre lo que llaman el trópico sub-húmedo y el trópico húmedo de Nicaragua, en una zona que se conoce como trópico intermedio. La colonización de este lugar comenzó más o menos a partir del año 1920 con la llegada de grandes finqueros y de campesinos pobres de los municipios vecinos. Los finqueros ampliaron sus fincas cercando grandes extensiones de

tierra, razón por la cual se dieron muchas veces conflictos con los grupos indígenas ahí asentados. Muchos campesinos también se hicieron de sus propios terrenos, pero cuando miraban que las huertas estaban cansadas y producían poco, buscaban nuevas tierras. Los grandes finqueros compraban estas tierras para hacerlas potreros y juntarlas a sus propiedades. La gran mayoría de los campesinos que se quedaban en la zona, terminaban convirtiéndose en mozos de los grandes finqueros, quienes les daban permiso para sembrar una parcela con granos básicos para el autoconsumo. A estos “campesinos mozos” por su parte les tocaba sembrar café, hacer potreros para el ganado, despalar y sacar la madera, entre otros trabajos. Con los despales también se dieron cita en la zona las compañías madereras asentadas en Matagalpa.

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n el corazón de la historia y geografía de Nicaragua y de la espesura de las montañas de la Perla del Septentrión, Matagalpa, se encuentra ubicada la legendaria comarca Pancasán.

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Aún con esto, el clima y la tierra de Pancasán han sido super generosos. Si es el café, se da muy bien, los granos básicos igual, no en vano es uno de los lugares privilegiados del país donde se dan las 3 cosechas, la primera, la postrera y la de apante; para ganadería en la zona se da muy buen pasto; igualmente hay condiciones para la crianza de cerdos y aves de corral; para la producción de hortalizas, plátanos, yuca, malanga y jengibre, entre otros.

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Don Esteban y La Washington Don Esteban Mc Ewan fue uno de los grandes propietarios que se asentó en esta zona; este señor fue comprando tierras hasta conformar una enorme hacienda que se extendía prácticamente en casi toda la comarca de Pancasán a la que bautizó con el nombre de “La Washington”. Él tenía muchas fincas dedicadas a rubros distintos y la Washington era para ganadería extensiva. Madre hacienda ganadera, eso era.

Con el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979, la hacienda La Washington fue expropiada al hijo de Esteban Mc Ewan, quien trabajaba para el gobierno de Somoza como Cónsul en los Estados Unidos. Después de ser parte de las empresas del Estado, finalmente la propiedad fue entregada a los campesinos a través del Programa de Reforma Agraria, impulsado por la Revolución, para que la trabajaran en forma de cooperativa. Los socios de la cooperativa, nuevos dueños de la hacienda cambiaron la


Los mismos viejos problemas Con el Gobierno de la Revolución los campesinos tenían garantizada la semilla y los insumos químicos para la siembra. El Banco Nacional de Desarrollo les daba crédito y el Estado por medio de ENABAS (Empresa Nacional de Alimentos Básicos) les garantizaba la comercialización. Sin embargo, a pesar de este apoyo, la cooperativa tenía muchos problemas ya que con costo lograban pagar los préstamos debido a que el precio que les pagaban por la cosecha era muy bajo: al final tanto los campesinos socios como el Gobierno terminaban asumiendo las diferencias. Los campesinos seguían entonces enfrentando los mismos viejos problemas que les impedían mejorar su situación: malas condiciones sociales, problemas de vivienda, semillas inadecuadas, baja productividad, plagas y

enfermedades, financiamiento únicamente para la siembra y no así para cambiar o transformar el sistema de producción en su conjunto, y relaciones de comercialización injustas por los bajos precios en que les pagan sus productos. Al ser una zona de difícil acceso donde viven pocos habitantes, hay dificultades para la venta de los productos. Frente a esta situación los comerciantes se aprovechan y compran las cosechas a precios bajísimos.

Una Asociación para la Diversificación A la gente de Pancasán les llegó una nueva propuesta: Producir de forma orgánica, sin echar mano de productos químicos; y diversificar los cultivos. La propuesta se las hicieron por el año de 1989 los compañeros de la Asociación para la Diversificación y el Desarrollo Agrícola (ADDAC), quienes estaban convencidos que había que cambiar esa forma de producción de un solo cultivo (monocultivo) que mantenía a los campesinos “coyol quebrado, coyol comido”, como reza el refrán.

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ganadería extensiva por el monocultivo, por la agricultura de maíz y frijol, también de forma extensiva, manteniendo sin reparo alguno la vieja costumbre de talar y quemar para aumentar las áreas de siembra.

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La agricultura orgánica y la diversificación de cultivos, muy contrario a lo tradicional, se acomodan a producir en medio del bosque, no hace falta quemar el monte o los rastrojos ya que estos se utilizan para hacer abono, aprovecha los recursos naturales del lugar para fabricar tanto los abonos orgánicos como los insecticidas naturales, que no son contaminantes para el medio ambiente ni peligrosos para la salud humana. En este tiempo ADDAC realizó algunos intentos de organización y capacitación con productores individuales, pero realmente fueron pocos los que se integraron. En 1990, cuando ganó las elecciones la Unión Nacional Opositora (UNO), las cooperativas empezaron a

tener serios problemas para seguir produciendo. Los bancos cortaron los préstamos y el Estado dejó de hacerse cargo de la comercialización. Las plagas y enfermedades aumentaron porque no había dinero para comprar los venenos químicos; los rendimientos bajaron ya que no tenían reales para los fertilizantes; los comerciantes por su parte ponían el precio a los productos a su gusto y antojo. Fueron años difíciles, duros, como los de las vacas flacas que menciona uno de los pasajes bíblicos.

En un callejón sin salida Los socios de la cooperativa estaban como en un callejón sin salida. No sacaban ni para pagar lo que gastaban en producir. Algunos comenzaron a endeudarse, otros viendo la posibilidad de irse a otra zona en busca de una mejor vida. Fue entonces cuando la cooperativa empezó a desgranarse, a desintegrarse. Las tierras fueron divididas y repartidas, cada socio se

quedó con un pedazo de más o menos 20 manzanas. Ni modo, la realidad ahora era otra. Cada quien tenía que ingeniárselas para salvar su pellejo. Algunos empezaron a construir su propia finquita, sin embargo no todos trabajaban con el mismo entusiasmo. Don Emilio Hernández Sánchez, originario del lugar, se acuerda muy bien de esos años: “Vea amigo, eran tiempos difíciles, el despale estaba en lo fino, la tierra y los ríos secos, secos y si eran los cultivos sólo pegaban si habían buenos inviernos”. Los de ADDAC ya tenían como un año de promover la agricultura orgánica y la diversificación de cultivos en la zona, y por cierto ya habían logrado convencer a algunos agricultores, quienes miraban con buenos ojos la idea ya que ante la falta de financiamiento se les hacía prácticamente imposible comprar los productos químicos. Pero el resto de productores seguía con su sistema

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Se trataba pues de romper con la forma tradicional de trabajar la tierra, mandar al carajo la agricultura y ganadería extensiva que tala los bosques, echa mano de la quema, y utiliza los productos agroquímicos para matar las plagas y abonar la tierra.

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tradicional, ellos decían que era más barato y menos pesado, no tenían que trabajar tanto, incluso hasta se burlaban de los otros porque abonaban sus parcelas con el estiércol o caca de los animales, son unos pinches, les decían.

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La propuesta que hacían los de ADDAC era la de no quedarse con uno o dos cultivos, sino más bien diversificar, producir aprovechando los recursos de la zona, recuperar el bosque que estaba convertido en un potrero, proteger el medio ambiente, o sea pues que la idea era establecer un modelo de finca en la que se produjeran cosechas saludables, sanos para garantizar un mejor mercado y que a la vez asegurara y garantizara a la familia una alimentación balanceada. Como el café se mueve a buen precio y convive como cultivo con frutales y maderables, también era una de las alternativas que se proponía, con la diferencia de que se trataba de café orgánico y no del café tradicional tratado con químicos.

Los primeros valientes Quienes se lanzaron de primerito y aceptaron la propuesta fueron: Coronado Alfaro, Juan García, Encarnación Suárez, Emilio Hernández, Cristina Barrera, Santiago Rodríguez, Manuel Rodríguez, Santiago Castro y Manuel García. Estos fueron pues como decimos “los primeros valientes y decididos”. A propósito don Emilio Hernández nos cuenta: “Había que tener fuerza de carácter, porque la gente aquí decía que uno estaba loco, porque con el café orgánico uno no iba a hacer nada, pero yo seguí siempre en la locura y ya ve que me ha dado buenos resultados”. Una de las primeras tareas fue convencer a los productores que resultaba más barato producir de forma orgánica que de forma tradicional. “Había que enseñarles a hacer números porque el problema es que muchos campesinos cuando sacan la cosecha no hacen cuentas y se olvidan de lo que gastaron al comprar el gramoxone,


La primera cosecha del rojito orgánico El primer café orgánico se cosechó en 1993-1994, esta fue la primera cosecha de café orgánico aquí en la zona. Cada quintal se logró vender a 45 dólares, a este mismo precio se vendió también el quintal de café tradicional o convencional (tratado con químicos). En ese tiempo no había en Nicaragua una empresa que certificara o confirmara la producción a los cultivos orgánicos, además no se hacía diferencia entre los productos orgánicos y los tradicionales y por eso la gente pagaba el mismo precio porque no entendía la diferencia entre uno y otro producto.

Algo importante de esta primera cosecha fue que comprobaron que realmente resultaba más barato producir de forma orgánica porque para producir un quintal de café orgánico gastaban 20 dólares menos que para producirlo de forma tradicional. Uno de los problemas que tuvieron fue el no haberse logrado organizar para juntar la cosecha y encontrar un beneficio donde secar por separado el café orgánico del café tradicional. También tuvieron algunos problemas relacionados con la comercialización, lo cual se dio por la falta de experiencia tanto de los productores como de los técnicos de ADDAC. Lo bueno es que aprendieron que la organización era fundamental para comercializar, que era muy importante ponerse de acuerdo en las fechas y los mecanismos para acopiar y vender la producción, porque entre más café juntaran, tenían mejores posibilidades de vender y conseguir precios más favorables.

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la urea y hasta de la mano de obra. Por eso cuando venden el producto salen perdiendo y terminan enjaranándose para poder seguir trabajando”, nos comparten don Coronado Alfaro.

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En búsqueda de nuevos mercados

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Para la segunda cosecha (1995) se hizo el primer intento de acopiar y buscar nuevos mercados donde vender el café, logrando hacer un arreglo con compradores de una empresa exportadora la cual vendió el café en el extranjero a buen precio pero a ellos sólo les dieron 75 dólares por quintal, 5 dólares más por quintal con relación al café tradicional, el cual se vendió a 70 dólares.

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Esta situación produjo decepción; se percataron que si no resolvían lo de la comercialización continuarían como antes, rompiéndose el lomo para que otros se quedaran con las ganancias. Estaban claros que sin buenos contactos de comercialización de nada servía el esfuerzo que hacían en sus fincas. Ante estos problemas la gente de ADDAC entró en apoyo y logró hacer contacto con la Liga de Cooperativas

de los Estados Unidos (CLUSA), quienes trabajaban con proyectos dirigidos a mejorar la comercialización, asistencia técnica, procesamiento y catación de café. También se hizo contacto con una Certificadora Internacional de Productos Orgánicos (OCIA), la cual certificó todas las fincas que cumplían con su estándar o requisitos. A cambio cada productor pagaba a esta empresa anualmente por la certificación. Este respaldo les abrió las puertas para entrar al mercado de café orgánico. En todas estas gestiones no estaban solos, ADDAC a través de un proyecto que pretendía llevar a los productores orgánicos a nivel de exportadores, subsidiaba muchas de estas acciones.

Ponchados en la primera, pero… Durante este mismo período ADDAC hizo contacto con un organismo de Canadá con el cual se estableció un

primer compromiso para la cosecha de 1997-1998, había que garantizar una cuota de 750 quintales oro de café orgánico. No pudieron cumplir con este arreglo, llegaron a febrero de 1998 sin lograr reunir la cuota. El problema fue que como los productores no tenían financiamiento por adelantado muchos habían vendido parte del café que iba saliendo al mercado nacional. Lo que pasa es que cuando se vende un quintal para exportación, hay que despulparlo, llevarlo a un beneficio seco, esperar que lo certifiquen, que lo embarquen y llegue al país de destino, que hagan el cheque, que lo envíen, que lo cambien en el banco, en fin mientras esto ocurre ya han pasado sus tres o cuatro meses para lograr ver el dinero, y como las necesidades de la familia o de la finca aprietan, no todos podían esperar. Los canadienses entendieron esta situación, mantuvieron el arreglo o


Se habló entonces con los productores, haciéndoles conciencia para que acopiaran el café para ser exportado, y a la vez ADDAC les apoyó con un financiamiento que les permitiera resolver sus necesidades más urgentes. Además tenían otra motivación. El quintal de café oro era pagado aquí por los intermediarios a 94.50 dólares, mientras que los canadienses lo pagaban a 161.00 dólares. Esto, más la buena organización les permitió cumplir con la cuota, a pesar de los daños causados por el Huracán Mitch, que azotó en Octubre de 1998. Para 1999 los canadienses aumentaron la cuota, razón que motivó a los productores a aumentar el área de siembra y atender mejor los cafetales para aumentar la

producción. Como no había suficiente dinero para financiar la producción a todos los productores, mucho café orgánico se continuó vendiendo a los intermediarios. Frente a este problema ADDAC aumentó el monto de dinero para financiar a los productores. Como parte de la organización, estos productores de café orgánico con el apoyo de ADDAC, crearon cinco Casas Base para acopiar el café en pergamino oreado. Cada Casa Base cuenta con una báscula, sacos, mecates y espacio para almacenar el café. A la hora de trasladar el café pergamino oreado al beneficio, le pagan a ADDAC por el servicio de transporte por cada quintal. Junto con estas Casas Base, formaron una Asociación. Esta Asociación se encarga de realizar todas las gestiones, incluyendo los pagos, incluso establecieron un contrato directo con los beneficios secos. ADDAC continua apoyándolos en la búsqueda de

nuevos mercados, pero acordaron que a partir del 2002, los productores iban a comenzar a pagar por el servicio, por los días de trabajo invertidos en gestión, por los estudios de costos, correo electrónico, teléfono…, o sea que la idea es que si el servicio funciona bien debe pagarse por sí solo.

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contrato y aumentaron la cuota en 20 quintales para el ciclo 1998-1999. El reto era resolver el problema de la cuota, sólo así podían mantener ese mercado.

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Comida asegurada y sin riesgos Después de 13 años de estar trabajando como productores y agricultores orgánicos, los campesinos de Pancasán han logrado recuperar una buena parte del bosque que había sido despalado.

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Las fincas que antes eran sólo potreros ahora tienen árboles de sombra, árboles para leña, de madera de cuadro, que mantienen un ambiente fresco y agradable.

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Pero no solo eso porque con la agricultura orgánica también han diversificado la producción lo que ha permitido que estos agricultores siempre tengan comida barata y sana a su disposición. Al respecto don Manuel Díaz Ochoa nos dice: “Ahora me siento más tranquilo porque tenemos la comida asegurada y no corremos riesgos porque aquí no usamos venenos químicos, no hay perjuicio para la salud”.

Hoy por hoy aún quedan muchos problemas por resolver, hace falta más experiencia, buscar nuevos mercados y negociar con ellos mejores condiciones, hacer las gestiones aduaneras de forma más ágil y oportuna, en fin como dice el dicho “Queda caña por moler”. Pero lo más importante es que la gente comience a ser más independiente y dependa cada vez menos de la ayuda o cooperación externa, ya que cada año esta ayuda disminuye, lo cual no hay que verlo como un problema, sino como “una oportunidad para ser más eficientes con los recursos que tenemos y tratando de dar más énfasis en el fortalecimiento de las organizaciones locales”, sostienen los compañeros de ADDAC.

Sin organización poco se puede conseguir En todos estos años los campesinos de Pancasán han aprendido que de nada sirve trabajar duro si no consiguen vender a buen precio lo que producen. La cuestión es que para conseguir un

buen precio no es asunto sólo de conseguir un buen comprador, sino de organizarse y trabajar mucho para garantizar que el producto llegue a ese comprador, por eso las lecciones aprendidas no sólo tienen que ver con la comercialización, sino con todo el proceso que significa producir un quintal de café orgánico. Lamentarnos porque nos compran barato y salimos perdiendo, es un grave error en el que podemos caer. El pequeño productor no va a conseguir un buen precio si vende por separado, de forma individual, “Una sola golondrina no hace verano”, dice el refrán, por eso el primer problema que hay que resolver es el de la organización. Si la gente no está organizada poco se puede conseguir. Los campesinos de Pancasán han sabido resolver este problema; para estos productores organizarse ha significado trabajar las tierras individualmente, respetando la propiedad de cada quien, pero


Las 6 reglas del juego Para terminar los campesinos de Pancasán, nos secretean las 6 reglas de su juego, de su experiencia como productores orgánicos. Primera: La buena organización es clave. Es la que mantiene unido al grupo. Es importante que haya confianza entre los miembros para discutir los problemas y buscar soluciones, y que nadie sienta que se están aprovechando de su trabajo para enriquecerse, sino que todos están trabajando juntos por el bien de cada uno y el bien común.

Segunda: Hay que resolver el problema de la producción. De nada sirve un buen precio si no hay nada que vender. Se tiene que garantizar que un buen grupo de campesinos asuma el propósito y compromiso de producir de manera limpia y sana para que toda la producción tenga la misma calidad para evitar que sea rechazada. Tercera: Solucionar la falta de dinero, el crédito para producir. Si se da respuesta a este problema se puede esperar mejores precios. Esto se consigue dando un pago de adelanto para la cosecha. Si uno no está organizado es imposible que un organismo financiador se interese por dar dinero. Los de Pancasán montaron un sistema que llaman Banco de Retención de granos y les ha dado muy buenos resultados. Cuarta: No gastar el dinero innecesariamente. ¿Para qué gastar, reales en productos químicos, pudiendo hacer los abonos orgánicos y

los insecticidas naturales? Esto lo logramos con asistencia técnica y una capacitación adecuada, pero hay que tener voluntad y disciplina para experimentar los distintos remedios o recetas hasta encontrar los que dan mejores resultados. Hay que tener iniciativas y ganas de aprender. Quinta: Buscar lo más económico y de mejor calidad. Para resolver esta situación en Pancasán crearon sus Casas Base, donde acopian el café en pergamino oreado y después lo llevan a un sólo beneficio que no les revuelve su grano con otros y les garantiza una mejor calidad. Sexta: Buscar nuevas maneras de comercializar. No solo es buscar compradores fuera del país que paguen un mejor precio, sino también empacando el producto y ofrecerlo en lugares que vendan productos orgánicos o participando en ferias agrícolas. En fin hay que ingeniárselas, de eso se trata.

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uniéndose y juntándose en aquellas tareas y actividades que les garanticen mayores beneficios. Como nos dice uno de estos productores: “Uno solo o dos de nosotros no llenamos un contenedor, pero si nos juntamos 100 ó 200 podemos llenar tres o cinco contenedores y eso si se puede exportar”.

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De las vacas a las abejas

De la leche a la miel

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a oído hablar usted alguna vez del Valle del Guayabal, tal vez no, es lo más probable, pues bien, la experiencia que les vamos a compartir se sitúa en este lugar, en el municipio que hoy se conoce como El Sauce, lo que pasa es que hace muchos años a este lugar se le llamaba Valle del Guayabal, a lo mejor porque habían muchas guayabas. Para ubicarlo mejor, este municipio se localiza a 87 kilómetros, en dirección nor-oriental de la ciudad de León, departamento al que le pertenece, y a 177 kilómetros de Managua, capital de Nicaragua. La gente de este lugar siempre ha sido bastante religiosa y entre sus principales tradiciones ha conservado la

celebración de sus fiestas patronales dedicadas al Señor de Esquipulas, cuyas festividades se realizan en el mes de Enero, con procesiones, misas, chicheros, montaderas de toros, bailes, carreras de cinta, y muchas actividades más.

El derrumbe del algodón y a sobrevivir Durante los años 60, 70 y parte de los 80, la economía de los sauceños, a como se le llama a la gente de El Sauce, dependió básicamente de la ganadería y el cultivo del algodón, no en vano esta zona ha tenido fama de muy buenos ganaderos. Con la crisis provocada con la caída o baja de los precios del algodón, los productores de la zona se las vieron de a pelito, como decimos, y tuvieron que buscar otras alternativas de producción que les permitieran sobrevivir, fue entonces cuando le entraron al cultivo del maíz, frijol, ajonjolí, ganado menor y café, entre otros.

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En el mero Valle del Guayabal

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La propuesta de un Proyecto Amigo

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En 1990 un Proyecto llamado “Manuel López”, implementó una nueva alternativa de carácter productivo que por cierto despertó mucho interés entre los productores y que en los últimos años se ha colocado como un rubro de producción importante para la economía local. Se trata de la Apicultura, de la producción de miel de abeja, pero orgánica, sin químicos.

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Don Carlos Huete, hoy presidente de “La Cooperativa Apícola Las Flores”, nos va a platicar con sus propias palabras la historia de esta bonita experiencia, le prestamos pues la guitarra a don Carlos para que nos suene la música. “En los años 80 habíamos varios productores que nos dedicábamos a la cría de abejas, lo hacíamos a nuestra manera porque no conocíamos las técnicas apropiadas, pero con el

Proyecto Manuel López, en 1990, comenzamos a ver la Apicultura como un rubro económico importante, que nos podía ayudar a mejorar nuestros ingresos que en esos años dependían principalmente del cultivo de los granos básicos. En la primera fase del proyecto, entre 1990 y 1994, nos organizamos 80 productores. El Proyecto Manuel López nos brindó capacitación, asistencia técnica en el manejo, cría de abejas, recolección de miel, y además nos dieron un crédito para la compra de equipos y materiales. Esta primera fase fue como un proyecto piloto, un proceso de aprendizaje que nos permitió ver las bondades de la apicultura, sus limitantes y potencialidades. Incluso nos sirvió como evaluación para ver nuestras capacidades como productores. En esta primera fase el número de productores bajó a 60, se corrieron los primeros 20.

A producir más para vender Para la segunda fase, como objetivo del proyecto nos propusimos aumentar la producción de miel para comercializarla. El Proyecto Manuel López nos apoyó en la comercialización de la miel, nosotros les vendíamos el litro de miel a 8 córdobas y ellos se encargaban de comercializarla en el mercado local y en otros lugares. Este apoyo fue fundamental y varios productores nos apropiamos de la apicultura, otros se desanimaron. En 1997 de los 60 quedamos solamente 43 productores, los otros se iban corriendo al ruido de los caites. En 1998, el Proyecto Manuel López nos propuso que nos organizáramos en una Cooperativa, primero porque sería más ventajoso para nosotros en la gestión de recursos para producir y comercializar la miel, y segundo porque el Proyecto (Manuel López) finalizaba su trabajo en el año 2000.


El Mitch nos fregó pero no nos desmoralizó A pesar del desastre que nos causó el Huracán, no nos desmoralizó, lo único que podíamos hacer era buscar como salir adelante. Nuevamente disponíamos de la mano amiga y solidaria del equipo del Proyecto Manuel López, quienes nos ayudaron a formular un proyecto de reconstrucción de nuestras colmenas. Logramos hacer el proyecto y lo enviamos a una Agencia de Ayuda de Dinamarca que se llama Ibis-Dinamarca, en los primeros meses de 1999.

¡Tuvimos éxito!, nos aprobaron el proyecto y nos desembolsaron 20 mil dólares; el proyecto Manuel López nos apoyó también financieramente con 9 mil dólares. En marzo de este mismo año obtuvimos la personería jurídica, ahora ya constituidos legalmente éramos “La Cooperativa Apícola Las Flores”.

Camino a una Apicultura Orgánica Comenzamos a trabajar en la reconstrucción de las colmenas y a tratar de pasar de una apicultura convencional a una apicultura orgánica para sacar o producir una miel más sana, con miras a un buen mercado. Preparamos las condiciones para la producción y la comercialización de la miel. Alquilamos una casa en Sutiava, compramos pesas, barriles y hasta un tanque fermentador para procesar la miel. Establecimos contactos con la Empresa Del Campo, que nos empezó

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Así fue como los 43 productores empezamos a realizar las gestiones con el fin de constituirnos en una Cooperativa, lo cual logramos a inicios del mes de noviembre de 1998, despuecito del Huracán Mitch, el cual por cierto arrasó con nuestras colmenas, nos destruyó todas las colmenas y algunos de los productores quedaron en la calle.

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a comprar la miel a 18 córdobas el litro. La política de la Cooperativa era comprar a los productores a 10 córdobas el litro y después reembolsarles 6 córdobas por cada litro, los dos córdobas restantes quedaban para la capitalización de la Cooperativa.

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En este tiempo tuvimos problemas con algunos socios que no estaban acostumbrados a estar organizados. 18 de estos socios decidieron colgar los guantes y quedamos 25.

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De lleno con la comercialización No recuerdo como fue que nos dimos cuenta del famoso Comercio Justo nos dice don Carlos, pero sigue- la cosa es que nos asociamos con una empresa exportadora llamada Productores de Nicaragua (PRONIC), localizada en Managua. Después hicimos contacto con una empresa certificadora de los Estados Unidos de nombre OCIA. Esta empresa nos certificó las colmenas

orgánicas y así empezamos a vender a 354 dólares el barril de miel orgánica. 10 colmenas producen aproximadamente un barril de miel al año. Después logramos conseguir precios hasta de 554 dólares por cada barril de miel orgánica. También hemos logrado vender miel convencional (no orgánica) en los Estados Unidos.


En lo que respecta al mercado interno o nacional no nos va mal. Vendemos miel en nuestra oficina, a dos farmacias botánicas de Managua y en Estelí le vendemos a dos organizaciones, Isnaya y Cecalli.

La realidad es que para trabajar en Cooperativa y tener éxito, debemos de tenernos confianza, trabajar unidos, pero sobre todo creer en nosotros mismos.

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Como Cooperativa tenemos la visión de mejorar, de instalar una planta envasadora de miel, mejorar el envase, el etiquetado y aumentar el número de socios y socias. Yo sé que es difícil estar organizado, uno tiene que ser ordenado, participar en reuniones, ser solidario y tener deseos de ayudar a la Cooperativa.

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Productoras de Vino

Con sabor a Nandaime

Este lugar es muy famoso por sus fiestas patronales, las cuales se celebran en el mes de Julio en homenaje a Santa Ana. Son fiestas de mucho colorido que atraen año con año a gente de diferentes puntos del país. La gente de Nandaime es muy trabajadora y tradicionalmente se ha dedicado a la agricultura y a la ganadería. Sin embargo, gran parte de los habitantes de la zona urbana, hasta hace pocos años se dedicaban a vender su fuerza de trabajo en el Ingenio Azucarero Javier Guerra, pero cuando este cerró sus operaciones, mucha gente se vio obligada a emigrar a Costa Rica en busca de un mejor

futuro, ya que aquí no lograban conseguir ningún tipo de empleo. Las familias campesinas que se quedaron siguieron apostando a la agricultura y ganadería, actividades productivas en las que han contado con el apoyo de diferentes Organismos, sobre todo No Gubernamentales, entre los que sobresale la Asociación Nochari.

Nochari, amiga del campesinado En 1996, durante la ejecución de un proyecto llamado “Amigo del Campesinado”, un grupo de mujeres de la comunidad Monte Grande Oriental No. 2, perteneciente a Nandaime, apoyado por la Asociación Nochari y una Agencia de Cooperación de Bélgica de nombre COOPIBO, inició un trabajo de procesamiento de frutas. La idea era que este

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A

tan sólo 77 kilómetros de Managua, capital de Nicaragua, nos encontramos con un lugar muy acogedor, nos referimos a Nandaime, municipio del departamento de Granada, la Gran Sultana.

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grupo de mujeres aprendieran a elaborar productos, aprovechando las frutas que tenían en sus patios y con ello conseguir un valor agregado a las mismas.

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Para iniciar decidieron entre ellas intercambiar las recetas que conocían, después organizaron actividades de cocina y finalmente elaboraron un folleto como resultado de toda su experiencia.

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En esta primera etapa elaboraron vinagres, vinos, encurtidos, dulces y jaleas, pero se toparon con el problema que debido a los métodos muy tradicionales que utilizaban para elaborar los diferentes productos, no lograban buena calidad en los mismos, lo cual incidía a la hora de venderlos. En 1998 a través de un convenio la Agencia de Bélgica COOPIBO, logra negociar con la Organización Mundial para la Salud (OMS), la asesoría de una persona experta en alimentos para

que apoyara a este grupo de mujeres. Como resultado de este apoyo instalaron un pequeño laboratorio para el procesamiento de frutas y comenzaron a realizar las capacitaciones y los trabajos de experimentación con la finalidad de mejorar la calidad de los productos procesados por las campesinas y ver las posibilidades de qué nuevos productos elaborar o procesar.

El grupo Chorotega Mejor dejamos a doña Magali Jirón, para que nos hable de todo este rollo. “Yo primeramente trabajé en un grupo que se llamaba “Frutas Frescas”, conformado por 11 mujeres que producíamos y procesábamos vinos de flor de jamaica, tigüilote y coyolito. En este grupo hubo problemas de coordinación y comercialización, y en el año 2000 nos tuvimos que separar. En el año 2001 la Asociación Nochari,


El grupo está funcionando bien, tenemos una Junta Directiva, Comités de trabajo, y una persona responsable de la producción y otra de la comercialización. Como todo inicio es difícil, tuvimos momentos en que algunas de las compañeras dudaban de la experiencia de otras, pero lo que sucedía realmente era que estábamos mal organizadas, trabajábamos de forma independiente, cada quien administraba y comercializaba a su gusto y el vino que estábamos sacando o produciendo no tenía buena calidad, no disponíamos de un buen filtro, de buen envase, ni de etiquetas para la presentación del producto”.

Acumulando experiencias Para resolver lo del envase, al inicio teníamos que comprar botellas de segunda mano en Managua, pero como se pusieron escasas tuvimos que comenzar a envasar en botellas plásticas, pero muchas personas nos reclamaron, incluso hasta los del Ministerio de Salud (MINSA), tuvieron que ver con lo del envase. Lo que pasa es que conseguir las botellas de vidrio es fregado, aquí

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conformó un nuevo grupo que se llama Chorotega, y es en el grupo que yo estoy ahora. En este nuevo grupo somos 17 mujeres productoras y 4 que nos encargamos de elaborar los vinos.

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presentación y hoy hasta licencia de comercialización tenemos. Lo bueno es que nosotros producimos nuestra propia materia prima, la tenemos en nuestros patios, por ejemplo, un palo de nancite nos da suficiente para producir 200 litros de vino.

bargo, hemos avanzado, ahora participamos en las ferias agropecuarias y en la actualidad alquilamos un local donde además del vino vendemos otros productos que nos permiten aumentar nuestras ganancias.

En la medida que transcurría el tiempo, fuimos acumulando experiencia y estos problemas se fueron aminorando.

El vino y otros productos

En mi opinión creo que hemos avanzado mucho, confiamos en nosotras mismas, sabemos cosas que antes no sabíamos, tenemos muchos más conocimientos y lo mejor y más importante es que estamos dispuestas a ayudar a otras y otros para que salgan adelante.

Con la ayuda del equipo de Nochari nos organizamos mejor, y ellos nos capacitaron para mejorar la calidad de nuestro vino, utilizando ingredientes naturales, además nos apoyaron para la compra de un filtro en el exterior y nos dotaron de algunos equipos. Despuecito gestionamos ante el Ministerio de Salud el registro sanitario y logramos elaborar la etiqueta de nuestro producto para tener una mejor

Y es que la verdad de las cosas producir vino es rentable. El costo para producir un litro de vino es de 12 córdobas, sin incluir la mano de obra, y nosotros lo comercializamos a 50 córdobas el litro. Obtenemos un margen de ganancia bruta de 38 córdobas. De esta ganancia una parte la destinamos a la administración, para lo de la papelería y los salarios. En lo que es la comercialización nos sentimos un poco débiles, sin em-

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en Nicaragua son escasas y si uno las trae de otro país son caras, en Costa Rica por ejemplo cuesta una botella 60 centavos de dólar, y esto hace que nuestros costos de producción se eleven y por lo tanto que el producto sea más caro.

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Samulalí

la lucha por la salsa de tomate

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amulalí, al igual que Susulí, es una de las comunidades de origen indígena pertenecientes al municipio de San Dionisio, departamento de Matagalpa. El grupo indígena que estaba asentado en esta zona era el de los Matagalpas con influencia cultural del grupo de los Chontales o Chontayes. La presencia de estos indígenas o antepasados se ha comprobado gracias al hallazgo en estos lugares de osamenta o huesos humanos, al igual que cerámicas de uso doméstico. San Dionisio se encuentra ubicado en el sector suroeste del departamento de Matagalpa. La cabecera del municipio se ubica a 37 kilómetros de la ciudad de Matagalpa y a 166 kilómetros de Managua, la capital de Nicaragua. Esta zona se caracteriza por tener un clima de sabana tropical, es una

zona bien fértil, las tierras son muy buenas para la agricultura, la ganadería, el cultivo de café, hortalizas y frutas; entre otros. “Aquí no nos podemos quejar del terreno, las tierras son buenas, lo importante es saber trabajar, procurar tener un poco de todo en la finca”, nos dice don Rulpino Sánchez, un campesino de la zona.

Un estudio prendió la mecha En 1976 el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), inició trabajos de investigación en tomate en Samulalí, principalmente con las variedades de tomate de mesa, que es el tomate grande que se usa para las ensaladas; y con el tomate industrial, que es el que se usa para elaborar la salsa de tomate.

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Una zona bien fértil

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A raíz de estos trabajos de investigación y experimentación del CATIE, los campesinos empezaron a cultivar el tomate, aunque no le entraron de lleno al asunto porque en estos años los precios del maíz y los frijoles eran muy buenos en el mercado, pero no

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así los de las frutas y verduras. Los que salían a vender frutas o verduras a la ciudad de Matagalpa no obtenían ganancias, lo que lograban sacar de la venta se les iba en el transporte. El problema es que vendían por debajo de los costos de producción, además la producción era tanta en los meses de cosecha que saturaban el mercado. También tenían el problema de lo difícil que es tratar las frutas ya que son bien delicadas y necesitan de mucho cuidado. Todo esto resultaba complicado para los productores, por eso preferían comerse lo que podían y el resto que se perdiera, pues el precio regalado les quitaba la voluntad de ir a vender o de comercializar. En 1986 el Centro Internacional de Cooperación para el Desarrollo Agrícola (CICDA), Organismo Internacional de origen francés, inició su apoyo a San Dionisio

realizando un diagnóstico o investigación socio económica de toda esta cuenca. Como el proyecto era para trabajar en la cuenca de San Dionisio y posteriormente apoyar en Esquipulas, se le llamó PRODESSA, que significaba algo así como Proyecto de Desarrollo de Esquipulas y San Dionisio. Hasta el año de 1990 esta institución fue conocida como CICDAPRODESSA, pero en este mismo año se decidió legalizar dicha institución como un Organismo No Gubernamental con el nombre ya sólo de PRODESSA, que significa Centro de Promoción y Asesoría en Investigación, Desarrollo y Formación para el Sector Agropecuario. La investigación realizada en 1986 señaló que hay una fuerte producción de frutas y hortalizas en algunas comunidades de la cuenca de San Dionisio, pero principalmente en la comunidad Samulalí.


Después del estudio la reflexión

Entre el equipo técnico de PRODESSA se tenía conocimiento de cómo otros productores de Centroamérica habían resuelto el problema de tener un producto que satura el mercado. La solución consiste en agregarle valor al producto, o sea que en lugar de cortar la fruta y venderla en el mercado, lo que había que hacer era procesarla y convertirla en un producto que se venda a un mejor precio. PRODESSA también pertenecía a una organización latinoamericana llamada REDAR que significa Red de

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En 1987 CICDA-PRODESSA inició un estudio de pérdidas post-cosecha del maíz en varias comunidades de San Dionisio, posteriormente apoyó en la construcción o fabricación de más de mil 800 silos metálicos para el almacenamiento de granos. También inició con un proceso de reflexión de pérdidas post-cosecha de frutas y tomate en Samulalí con más de 70 personas interesadas. En todo este proceso de reflexión se analizaba y discutía como a pesar de que la producción era abundante, ésta se perdía debido a la saturación del mercado, que además imponía un precio muy bajo a los productos en la época de cosecha.

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Agroindustria Rural. A esta organización estaban integrados varios países como Honduras, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Cuba, República Dominicana y otros. PRODESSA pertenecía a REDAR Nicaragua. Pertenecer a esta organización le permitió al equipo técnico de PRODESSA conocer diferentes experiencias sobre agroindustria rural en otros países.

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Al analizar los resultados de las distintas experiencias de los otros países y compararlas con la situación de Nicaragua, el equipo de PRODESSA llegó a la conclusión de que la agroindustria rural tenía una larga historia en Nicaragua, lo que sucedía es que la gente aquí no reconocía que por ejemplo, las cajetas, los gofios, los dulces, la leche de burra y otras confituras, eran el resultado de un proceso industrial rudimentario rural. El término de agroindustria rural no se conocía, no era familiar.

Después de la reflexión a la acción Cuando en 1987 los de PRODESSA realizaron el estudio y proceso de reflexión sobre las pérdidas postcosechas de frutas y tomates en Samulalí, invitaron a los productores a proponer soluciones para evitar la pérdida de frutas en las fincas. De esto resultó el diseño de un proyecto para instalar una planta y su equipo necesario para procesar productos. En este momento también se analizó cuál era el producto que podía tener más impacto o demanda ya una vez procesado. Después de todo un proceso de análisis y discusión en 1988, se llegó a la conclusión de que el tomate por ser el cultivo que más sembraban los productores de la zona de Samulalí, fuera el que se procesara como salsa de tomate, pero que también podían experimentar o hacer la prueba con frutas.

Para echar a andar el proyecto, en 1989, se juntaron entre unos 30 y 35 productores de tomate y frutas de la zona, que después se convirtieron en socios de la empresa, los cuales aportaron el terreno, los materiales de construcción y la mano de obra, para construir el local.

Este aporte fue de más o menos 2 mil 400 dólares. PRODESSA por su parte respaldó a estos productores con apoyo técnico y económico por un monto de 4 mil dólares para conseguir equipos para procesar. Entre estos equipos se compró por ejemplo uno llamado “despulpador”, que sirve para frutas y hortalizas y separa en el caso del tomate la semilla y la cáscara del jugo. Este equipo costó 2 mil dólares y se compró en 1988.


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Para arrancar primero probar

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A principios de 1989 iniciaron con la etapa piloto o de prueba, logrando procesar la salsa de tomate, mermeladas de naranja, grapefruit y mango, frutas confitadas de mango, naranja, papaya, grapefruit y granadilla, y vinagre natural de naranja. Con el tiempo se fue mejorando en la presentación de la salsa de tomate que era el producto de mayor demanda, al cual se dedicaron prácticamente de forma exclusiva.

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“Lo primero fue probar la mezcla de ingredientes más idónea, que resultara mejor para que una vez ya embotellado el producto, no se perdiera”, nos platica don Rulpino Sánchez, campesino productor de la zona. Componente de este proyecto era también darle empleo a la juventud de la comunidad, y en particular a las

jóvenes, durante los 3 meses de pilotaje además de establecer la fórmula para la elaboración de la salsa de tomate, las muchachas que trabajaban en la fábrica aprendieron a manejar la máquina y a controlar la calidad de la salsa de tomate ya que cada ingrediente tiene su proporción y su mezcla exacta, así como su tiempo de elaboración. Este proceso de controlar la calidad del producto y establecer un mecanismo de procesamiento mientras la gente se adiestraba en el uso de las máquinas duró unos 3 meses.

Después de la prueba a evaluar A los tres meses del pilotaje el equipo técnico de PRODESSA y los productores hicieron una evaluación, los resultados fueron los siguientes: Mermeladas: buen sabor y consistencia, tenían problemas por la falta de envases y además tenían poca demanda.


Don Manuel Gaitán, productor de la zona nos comparte su opinión: “En ese tiempo la gente no estaba lista para esos productos, otro gallo nos hubiera cantado si la gente hubiera tenido la costumbre de consumir esos productos, como ahora la tiene. Fíjese que ahora cuando uno va a Matagalpa encuentra las frutas confitadas y la gente las compra y se las come y lo que son las mermeladas se venden mucho, pero a nosotros nos fue mal por la falta de costumbre. Tampoco nos fue bien con los jugos de mango y de naranja porque se nos ponían muy ácidos, hicimos esfuerzo pero siempre el líquido se nos echaba a perder,

además tenían al igual que el vinagre de naranja, el problema de la sedimentación. Ese primer año fue de aprendizaje, aprendimos a ver a largo plazo, también nos dimos cuenta que si queríamos vender la salsa de tomate, debíamos mejorar su presentación”. “Cuando comenzamos el proyecto hubo una producción de 23 cajas mensuales de salsa de tomate, más de 250 cajas en todo el año (1989). Fue un tiempo de mucha experiencia que nos enseñó a pensar en sembrar para tener producción durante todo el año, porque sino se garantizaba el producto, la planta paraba la producción”, nos cuenta don Rulpino Sánchez. “Los técnicos de PRODESSA nos explicaron que todos los productores nos teníamos que poner de acuerdo en la producción para abastecer la planta procesadora todo el tiempo”, nos dice por su parte don César López.

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Frutas confitadas: buen sabor, problemas por la falta de envase, precio un poco alto y falta de algunos equipos para mejorar el proceso de elaboración. Vinagre de naranja: buen sabor, tenían problemas de sedimentación en el producto y de muy poca demanda. Salsa de tomate: buen sabor y muy buena demanda.

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Los primeros pegones

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Tanto los productores como el equipo técnico de PRODESSA, descubrieron que al envasar la salsa de tomate las botellas plásticas se encogían. Esto pasaba porque la mezcla tenía que envasarse caliente y por eso las botellas se encogían o reducían de tamaño. Otro problema que detectaron fue referente a los tapones. Vieron que lo mejor era usar tapones metálicos, pero como costaba conseguirlos tuvieron que resolver con tapones plásticos, aunque estos tenían la desventaja que acortaban o reducían el tiempo o la fecha de vencimiento de la salsa.

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Conseguir los tapones no era nada fácil, por eso PRODESSA a través de unos contactos que tenía en Costa Rica les ayudaba en la compra de los envases, los tapones y la materia prima que se usaba para la salsa, la cual se hacía en ese país vecino.

Para decir verdad, la presentación de la salsa de tomate no era buena, la ventaja que tenían era su buen sabor, además como en esa época había escasez, no había un mercado establecido, por lo tanto no tenían competencia con otras salsas.

Expertos en la materia, pero… En 1990, las 6 muchachas que trabajaban en la fábrica ya eran duchas en la materia, ya sabían cómo calcular, formular y hacer el producto. Habían aprendido a usar los instrumentos que sirven para la mezcla, logrando procesar y mantener la calidad del producto. Sin embargo los del equipo técnico de PRODESSA observaron que no había equilibrio entre lo que producían y el mercado, porque los productores habían logrado crear un sistema de producción que mantenía a la fábrica abastecida, entonces el problema es que no se lograba vender toda la producción.

La propuesta por parte del equipo de PRODESSA ante esta situación, fue la de contratar a una persona tiempo completo para que se hiciera cargo de la venta de la salsa de tomate, en otras palabras, de la comercialización del producto. El objetivo era equilibrar la producción y el mercado.

A competir se ha dicho En este mismo año la Unión Nacional Opositora (UNO), gana las elecciones nacionales, y al poco tiempo las puertas del mercado se abren de par en par. En menos de un año comienzan a entrar otras empresas productoras de salsa de tomate, lo cual prácticamente obliga a los productores de Samulalí a mejorar la presentación de su producto para poder competir. Una de las primeras iniciativas que toman es la de cambiar los envases de plástico y conseguir botellas de vidrio de reciclaje. Las botellas las compran en Matagalpa a unos señores que se encargan de comprar botellas en


En 1991 se contrata a un señor de Matagalpa de nombre Octavio, para que se hiciera cargo de la comercialización de la salsa de tomate en Matagalpa. Este señor en poco tiempo estableció un buen mercado logrando equilibrar así la producción con la demanda del mercado.

La Cooperativa Agroindustrial de Samulalí En 1992, la pequeña Fábrica o empresa de Samulalí, se estableció como “Cooperativa Agroindustrial de Samulalí”, con 12 socios, el resto de aquellos 30 ó 35 del año 1988, sobre el camino se vinieron desgranando como una mazorca de maíz por diversas razones, la verdad es que en este tipo de proyectos arrancan el

montón y al final terminan 3 ó 4. La Cooperativa en este tiempo producía 200 cajas de salsa de tomate cada mes y todas se lograban vender porque la realidad es que esta salsa tenía mucha demanda en Matagalpa. Cuando menos se lo esperaban, se les vino un gran problema: la plaga conocida como la mosca blanca atacó los cultivos de tomate y como ya no era tan fácil, como en los años ochenta, conseguir los venenos o productos químicos, por la falta de reales, no pudieron controlar la plaga. “Esto fue grave, nos quedamos sin la materia prima principal para hacer la salsa de tomate”, recuerda don Rulpino Sánchez, socio de la Cooperativa. Para seguir produciendo y no perder el mercado, tuvieron que comprar el concentrado de salsa de tomate a la Empresa Valle de Sébaco. También compraron concentrado a otras empresas como La Nestlé, La Delta Comercial y La Briomol.

Comprar el concentrado para la salsa aumentó los costos de producción porque no es lo mismo producir el tomate, que comprar el concentrado, que cuesta más por estar ya procesado. Pese a toda esta situación lograron mantener la Cooperativa a flote y con buena ganancia porque la ventaja de esta salsa era su buena calidad, su buena fórmula.

Clavos y más clavos En 1995 se presentó un nuevo problema; la persona que estaba a cargo de la comercialización, don Octavio el señor de Matagalpa, dejó de trabajar para la Cooperativa, debido a que tuvo problemas con los socios por haber utilizado dinero de la empresa para prestarlo a otra gente. A este señor le iba bien como prestamista, el problema y lo que molestó a los socios es que lo hacía con el dinero de la Cooperativa. A partir de este problema las cosas empezaron a marchar mal respecto a

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carretones y los tapones los compran en Managua a una empresa llamada Briomol. En todas estas gestiones les apoya PRODESSA.

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la comercialización. “Fue una suma de mal tiempo, mala suerte y falta de organización”, sostiene don Manuel Gaitán, socio de la Cooperativa. Para mientras conseguían otro comercializador la Cooperativa le dio un adelanto de 2 mil dólares a una persona para que les comprara concentrado de salsa de tomate, esta persona murió y no pudieron recuperar la plata, razón por la cual la Cooperativa casi quedó en quiebra.

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Para hacerle frente a esta situación tuvieron que hacer un préstamo al Banco de Crédito Campesino de San Dionisio.

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Con lo que sacaron de producción lograron pagar el préstamo pero como la situación de la producción se volvió irregular tuvieron que recurrir a hacer más préstamos.

Una de cal y otra de arena Durante los años de 1996 y 1997 la Cooperativa contrató a una administradora a tiempo completo. Esta persona en este período consiguió mantener la Cooperativa con ganancias, pero al final terminó renunciando debido a que un hermano de ella, quien se había hecho cargo de la comercialización perdió un dinero de la Cooperativa. Después de este tiempo la producción se volvió cada vez más irregular, conseguir el concentrado de salsa de tomate con el mismo ritmo de antes se convirtió en un serio problema, la Empresa Valle de Sébaco dejó de vender el concentrado, y para acabar de rematar la plaga de la mosca blanca ataca nuevamente el cultivo de tomate, entonces se da la escasez de tomate y por lo tanto sube el precio en el mercado. La caja de tomate que se vendía a 20 córdobas, sube a 100 córdobas. Tomando en cuenta esta

situación no resultaba ganancioso procesar el tomate, se le ganaba más vendiéndolo sin procesar en el mercado. Para el año 2001 la Cooperativa estaba produciendo apenas 31 cajas de salsa de tomate al mes, sin embargo hubo meses en que no producían. “Esta empresa toda rústica, nos eleva los costos de producción, la materia prima nos sale bastante elevada y como si fuera poco nos toca competir con grandes empresas”, sostiene César López, uno de los socios de la Cooperativa.

La competencia es arrecha Y es que realmente la competencia con las otras marcas o empresas era fuerte. Habían 13 marcas productoras de salsa de tomate en el mercado de la zona como la Kern’s, la Regia, la Especial y otras más pequeñas que producían más de 600 cajas de tomate


Toda esta situación ha llevado a la Cooperativa a perder clientes, de los 70 clientes que tenían antes ahora sólo cuentan con 10. También han perdido buenas oportunidades de negocios en el mercado nacional. Una empresa, por ejemplo, les propuso comprarles 300 cajas de salsa de tomate mensualmente, pero por la falta de efectivo para producir no pudieron hacerle frente a la oferta. La realidad es que es muy difícil y casi imposible hacerle frente a este tipo de ofertas cuando hay deudas de por medio y este es el caso de la Cooperativa de Samulalí, que en la actualidad carga sobre sus hombros con dos buenas jaranas, una de 50 mil córdobas con el Banco de Crédito Campesino de San Dionisio, y la otra de 2 mil dólares con PRODESSA,

deuda que se viene arrastrando desde 1989. Otro problema que enfrentan es que los mismos socios de la Cooperativa se auto prestan dinero para sembrar, el clavo es que cuando no producen consecuentemente no pagan, quedando la Cooperativa en números rojos y con la obligación de producir para hacerle frente a sus deudas.

En estos 12 años de experiencia, sorteando las altas y bajas del mercado, los socios de la Cooperativa Agroindustrial de San Dionisio, han encontrado algo positivo: la agroindustria campesina promete mejorar la vida de los campesinos (as), y hasta la fecha no se han explorado todas las posibilidades de esta iniciativa.

De rodillas pero no muertos Actualmente el Banco de Crédito Campesino de San Dionisio y otras personas, le han propuesto a la Cooperativa comprarle la empresa, o sea la planta procesadora, pero los socios no aceptan esta propuesta porque creen que aún pueden levantar cabeza para salvar la empresa, mejorando la comercialización y consiguiendo lo necesario para sembrar.

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de 24 unidades cada mes. La ventaja de estas marcas es que tienen producción continua todo el año y una buena estrategia de comercialización.

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De los algodonales como desiertos

a la diversificación ecológica

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al vez usted no vaya a creer lo que ahorita va a leer, pero por si las dudas pregúntele a los viejitos. A lo mejor usted ni había nacido o a lo mejor estaba en pañales pero la purita verdad es que nadie se iba a imaginar allá por los años 60 y parte de los 70 que nosotros los nicas tuviéramos que ir a Costa Rica a regalar nuestra mano de obra, a trabajar de peones y mozos. El sólo pensar esto en aquellos años era una locura. Así es, aunque le parezca cuento, porque la realidad de esa época era otra, la situación era muy diferente, fueron los años de las vacas gordas, principalmente en la zona noroccidental del país, fueron los años del auge del algodón producido en las tierras de Chinandega y León. En ese tiempo eran los ticos, los hondureños y salvadoreños

quienes venían a trabajar aquí. Fueron años prósperos le recordarán con nostalgia los mayores. Hoy la situación es otra. El antes próspero departamento de León, desde finales de los años 80 ha sufrido una profunda crisis económica provocada por la baja o caída de los precios del algodón que era el principal rubro de producción.

Por un nuevo modelo de agricultura Al encontrarse frente a este revés en la producción un grupo de productores de León, comprometidos con el Desarrollo Sostenible, se propusieron introducir una nueva manera de hacer agricultura, introduciendo nuevos cultivos que además de generar ingresos, ayudaran a recuperar el medio ambiente y la fertilidad de los suelos degradados por la implementación del mono cultivo del algodón de forma

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Aunque parezca cuento

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extensiva y el abuso en la aplicación de productos o venenos químicos. Estos fueron pues los inicios de la agricultura orgánica en el departamento de León.

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Juan Blanco, productor y presidente de la Asociación de Productores Ecológicos de Nicaragua (APRENIC), nos cuenta con detalles esta historia.

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“Todo comenzó en 1993, cuando un productor de apellido Medina, con el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), de León, sembró 4 manzanas de Algodón Orgánico. La idea era ver las posibilidades que podía tener la agricultura orgánica para dar respuesta a los problemas que dejó la producción monocultivista del algodón. En este mismo año con el apoyo de un organismo de Alemania (GTZ), se mandaron unas muestras del nuevo algodón producido a una empresa también de Alemania llamada

PROCANA. A esta gente le gustó el producto y así se inició con el negocio de exportación de Algodón Orgánico. En apoyo y respaldo a esta iniciativa, la Fundación para el Desarrollo Agrícola (FUNDA), aprobó un primer proyecto con el objetivo de incentivar la producción de Algodón Orgánico en León.

Crean Asociación de Productores Ecológicos De 1993 a 1995 se puede decir que fue una fase de promoción, experimentación, motivación y capacitación sobre Agricultura Orgánica, destinada a los productores. Ya para 1996 la producción orgánica había tomado fuerza y vimos la necesidad de organizarnos en una asociación que incentivara la producción orgánica, nos ayudara a ser auto-sostenibles y a trabajar para mejorar las condiciones ecológicas del departamento.


fincas, en esto nos apoyó el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG); también resolvimos el problema de la comercialización al juntarnos con una empresa llamada Del Campo.

Todo este apoyo que recibimos por parte de estos organismos nos permitió resolver algunos problemas que teníamos, por ejemplo solucionamos la cuestión del transporte o traslado del técnico a las

En 1999, la Unión Europea nos aprobó un proyecto para un período de 5 años por un monto de 450 mil dólares, casi el medio millón de dólares. Con este proyecto el número de socios pasó de 17 a 33. Con estos recursos logramos

Con más apoyo diversificamos la producción En 1997 de los 13 socios que fundamos la Asociación saltamos a 27, pero en 1998 se nos corrieron 10 productores y nos quedamos 17. El problema de estos compañeros que se retiraron fue porque dejaron de sembrar algodón debido a que las desmotadoras cerraron por sus altos costos de funcionamiento y además el precio internacional de algodón había bajado.

comprar nuestra casa para oficina, tres motocicletas y una camioneta. También la financiera llamada FINDE, nos abrió sus puertas otorgándonos un crédito por el monto de 60 mil dólares, con el cual logramos financiar a los socios de la Asociación. Estábamos tan bien que incluso para no perder la experiencia que habíamos logrado con el algodón compramos a un precio de 85 dólares el quintal cuando en el mercado internacional lo estaban pagando a 60 dólares. Algo importante que también echamos a andar fue la diversificación de la producción entre los asociados, así estábamos rompiendo con el modelo o sistema de producción centrado en el monocultivo. Hoy nosotros sembramos y cosechamos en nuestras fincas yuca, frijol blanco, frijol mungo, arroz, maíz, soya y ajonjolí. La soya y el ajonjolí tienen miras a convertirse en nuestros principales productos de exportación”, sostienen con mucho entusiasmo y esperanza el compañero Juan Blanco.

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El 16 de octubre siempre de este mismo año 96, nos reunimos en una finca llamada “Los Mendoza” un total de 13 productores y decidimos crear entonces la Asociación de Productores Ecológicos de Nicaragua (APRENIC), y elegimos la Junta Directiva de la misma. A pesar que no estábamos legalmente constituidos, recibimos el apoyo de varios organismos, recuerdo por ejemplo a la Asociación de Ayuda para la Autoayuda (AAA), la Fundación para el Desarrollo Agrícola (FUNDA), la Empresa PROCANA de Alemania y otra llamada ACTED-WERKHOF; todas estas organizaciones apoyaban la producción orgánica, por eso nos dieron asistencia técnica, capacitación y también nos apoyaron con créditos revolventes para financiar a los miembros de la Asociación.

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dólares el quintal, y los productores de esta cantidad le reconocieron a la Asociación 20 centavos de dólar por cada quintal vendido. Otra estrategia de APRENIC es promocionar los productos participando en las ferias nacionales y en las internacionales.

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Buscándole el viaje a la comercialización

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En lo de la comercialización de estos productos no nos ha ido tan mal –dice el señor Blanco y continúa- en la primera cosecha del 2001 en León se perdió todo el ajonjolí convencional, en cambio nosotros cosechamos 4 quintales por manzana y se los vendimos a la empresa Del Campo a 30 dólares cada quintal. Nuestros

productores tuvieron pues un ingreso neto de 12 dólares por quintal y la Asociación (APRENIC) logró un 95 por ciento de recuperación de la cartera. Como Asociación en lo que respecta a la comercialización tenemos la política de buscar mercado para los productos, pero cada productor debe hacer una contribución para cubrir los gastos de operaciones. Por ejemplo, el año pasado vendimos la soya a 12.20

Con el arroz tuvimos también buena experiencia. Nosotros sacamos un arroz calidad 85/15, con un rendimiento de trillado de 58.7 por ciento, y lo vendimos como convencional y nos pagaron 20 dólares por cada quintal. Logramos cosechar cuando casi no había arroz convencional y lo mejor es que le dimos a la población un arroz sin químicos. La verdad es que nosotros hemos trabajado duro para mantener los cuatro pilares de la producción, que nosotros consideramos fundamentales, nos referimos al crédito, la asistencia


Con pegones pero pa’delante A pesar de los esfuerzos realizados, hemos tenido problemas en la cuestión del crédito y la comercialización. En el 2001 la sequía y la falta de políticas favorables para los productores provocaron que termináramos las relaciones con la financiadora FINDE. Como APRENIC tuvimos que asumir muchas de las deudas de nuestros socios. Por otra parte los bajos precios internacionales y la falta de recursos para poder acopiar el producto y venderlo en el momento adecuado, nos ha afectado la comercialización. Lo bueno es seguir adelante, teniendo presente siempre aquel refrán que dice: “Convierte tu problema en oportunidad”. Eso es lo que nosotros tratamos de hacer como Asociación. Cultivamos orgánicamente,

maximizamos nuestros recursos, hemos mejorado los suelos y seguimos produciendo a pesar de no tener créditos. Nosotros sentimos que hemos aportado un granito de arena en el desarrollo del departamento porque generamos bastante empleo, ya que en la agricultura orgánica la mano de obra tiene un mayor peso que en la agricultura tradicional. Estamos convencidos que con la agricultura orgánica podemos heredar una sociedad sana a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Si seguimos produciendo de forma convencional vamos a hacer inhabitable este planeta, aunque esto no sólo sea responsabilidad de los productores, sino también de los comerciantes, de los consumidores, o sea de todos, porque un mal que hoy lo padece un productor enfermo en una cama por haber abusado de agroquímicos, mañana puede ser un

mal que llegue hasta las personas que consumieron los productos contaminados”, termina compartiéndonos don Juan Blanco. En la actualidad APRENIC cuenta con 115 productores distribuidos en los siguientes lugares: Posoltega (13), Chacaraseca (65), Telica (29), Quezalguaque (2), Nagarote (4), Abangasca (1) y Masaya (1); suman pues 115 personas cabezas de familia fajadas y comprometidas con este proyecto.

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técnica, la comercialización y la organización.

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Un banco de los pobres

Producción, acopio y comercialización de granos Los indígenas siempre jodidos

A comienzos del siglo pasado, hace más o menos unos 100 años, esta zona fue invadida por finqueros y campesinos que buscaban tierras para sembrar café, produciéndose conflictos entre esta gente y los indígenas asentados en la zona. En estos conflictos a los indígenas les tocó la peor parte al verse obligados a dejar sus tierras y tener que desplazarse montaña adentro en busca de nuevas tierras para producir y sobrevivir.

Años antes de la independencia, San Dionisio era un poblado lejano al que llamaban Espino Blanco o Agua Zarca, pero el 18 de mayo de 1830 fue declarado pueblo con el nombre de San Dionisio en honor a su fundador y Jefe de Estado Centroamericano de esa época Dionisio Herrera. El municipio de San Dionisio pertenece al departamento de Matagalpa y se encuentra ubicado en el sector suroeste del departamento. La cabecera municipal se ubica a 37 kilómetros de la ciudad de Matagalpa y a 166 kilómetros de Managua, la capital de Nicaragua. Esta zona se caracteriza por tener un clima de sabana tropical. Las tierras son muy buenas para la agricultura, la ganadería, cultivo de café y hortalizas, entre otros.

Comercialización

L

os primeros habitantes de San Dionisio fueron los indios Matagalpa con influencia cultural de los Chontales o Chontayes. En algunos lugares se ha comprobado la presencia de estos antepasados por el hallazgo de osamentas o huesos humanos junto a cerámicas de uso doméstico.

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La producción era muy buena

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La producción de granos básicos, sobre todo de maíz y frijoles, fue muy buena durante muchos años en esta zona, tanto así que en los años setenta el Gobierno de Somoza instaló varios silos para el almacenamiento de granos, los cuales usaban los pequeños y medianos productores porque los grandes productores se dedicaban al café y a la ganadería.

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El problema de estos campesinos, pequeños o medianos productores es que cada cierto tiempo se veían obligados a desplazarse en busca de mejores tierras, ya que después de 5 ó 7 años de sembrar en estas tierras de manera extensiva y echando mano de químicos, las dejaban lavadas y por lo tanto no producían como al inicio, cuando las empezaron a trabajar. Estas tierras quedaban entonces abandonadas y otra gente llegaba a colonizarlas pero como casi no

producían, al poco tiempo los nuevos dueños les pegaban fuego, supuestamente para lograr mejores resultados. Esta costumbre de quemar y de quitarle tierra al bosque producto del despale, afectó también el ciclo de las lluvias. Don David Zeledón, productor de esta zona nos dice: “Cuando mi papá estaba joven él decía que iba a llover el 5 de mayo y llovía el 5 de mayo. Ahora no se sabe cuando va a llover. Cuesta que llueva”.

Después del gustazo, el trancazo Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista (1979), la situación cambió. Hubo mayor estabilidad en la producción porque los pequeños productores tuvieron acceso al crédito tanto para la siembra como para la compra de los productos químicos para abonar y para combatir las plagas y enfermedades en los cultivos. También


Para este mismo tiempo (años ochenta) se conformó la Cooperativa Germán Pomares Ordóñez, pero tuvieron problemas para establecerse con un número o cantidad fija de socios, ya que esta gente tenía la costumbre de salir a buscar mejores oportunidades de vida en ciertas épocas del año, además como Cooperativa nunca se plantearon inversiones a largo plazo, el mayor esfuerzo productivo estaba destinado al rubro de granos básicos En 1990, cuando ganó las elecciones la Unión Nacional Opositora (UNO), los productores dejaron de tener acceso al crédito y ya no podían comprar los fertilizantes y plaguicidas, y el nuevo

Gobierno tampoco les garantizaba el asunto de la comercialización. Prácticamente estos productores quedaron manos arriba, al no tener un precio fijo, cada quien tuvo que empezar a vender por su cuenta, cayendo irremediablemente, en manos de los intermediarios, quienes compraban el quintal hasta en 15 córdobas, con lo que no sacaban ni el costo del acarreo, ni mucho menos para los insumos. El precio era regalado, estaba por los suelos, porque todos los productores cosechaban al mismo tiempo. “Lo que pasa es que cuando todos sacamos la producción al mismo tiempo hay abundancia de productos en el mercado y hay menos gente queriendo comprar y como no se puede guardar el producto esperando un mejor precio, uno termina entonces regalando su trabajo”, dice don David Zeledón.

En busca de alternativas Cuando sacaron las cuentas de los costos, de lo que invertían en producir vieron que el precio mínimo de un quintal de maíz andaba entre los 20 y 25 córdobas y no en 15, que era lo que pagaban los intermediarios. Conscientes de que si seguían regalando su producción, irían a la quiebra, un grupo de 56 productores de San Dionisio pertenecientes a las comunidades de Susulí, El Chile, Samulalí, Piedra Colorada, Guadalupe, El Zarzal, San Cayetano, Jocote Arriba, Jocote Abajo, El Jícaro, San Limón y otras, empezaron a buscar alternativas para salir de esa situación. Una primera idea fue la de escalonar la producción durante todo el año, esto significaba que un número de productores sembraría un mes, otro grupo otro mes y así sucesivamente. El objetivo era garantizar producción durante todo el año, así el mercado

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contaron con asistencia técnica para producir y el Gobierno les garantizaba la comercialización de los productos. Los campesinos sembraban en mayo pero ya sabían el precio que iban a recibir por cada quintal producido cuando lo “pepenaran” al final del año.

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nunca estaría saturado y el precio sería bueno. A muchos les gustó esta idea, pero vieron un pegón, para producir durante todo el año hay que tener agua y como los pequeños y medianos productores no tienen riego, sólo dependían de la lluvia para producir, estaban fregados.

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Como segunda alternativa vieron la posibilidad de vender directamente al mercado de Matagalpa pero unos productores ya habían hecho el intento y no les fue tan bien que digamos, porque transportar el producto, conseguir un local para la venta y el tiempo que tenían que invertir en vender, era demasiado para un solo productor. Además para lograr vender directamente era necesario conocer muy bien el mercado. Esto los desanimó. Finalmente la idea de acopiar para recuperar costos de producción y obtener ganancias, fue la que a todos les pareció mejor.

El plan fue acopiar, esperar un mejor precio en el mercado y venderlo a los intermediarios. Para ello necesitaban recursos, como muchos de estos productores ya tenían contacto con la Unión de Cooperativas Agrícolas (UCA), más el apoyo técnico del Centro de Promoción y Asesoría en Investigación para el Sector Agropecuario (PRODESSA), les fue posible encontrar los fondos de manera rápida.

Sorteando dificultades Con el apoyo y asesoría de PRODESSA lograron el financiamiento, pero también iniciaron las dificultades. Por ejemplo, la desconfianza de algunos productores en el mecanismo propuesto para acopiar los granos. Algunos no creían cuando les decían que iban a recibir 25 córdobas por el quintal de maíz pero hasta después, cuando lo vendieran y entonces les darían un reajuste. Muchos no creían

esto, sin embargo la única manera de convencerlos fue con el ejemplo, hasta que vieron que era cierto, y que no era puro bla-bla, como se dice. …y es que cuando varios productores acopian es más fácil vender porque los comerciantes tienden a comprar grandes cantidades. En el mercado no se puede ni conviene vender en pequeñas cantidades. Es difícil encontrar un comprador de 10 quintales. Muchos de los intermediarios compran más de mil quintales de una vez porque así consiguen una mayor ganancia. El problema es que los pequeños productores difícilmente pasan de los 100 quintales, por eso la ventaja de juntarse para acopiar ya que así venden toda la producción de una vez y a un precio razonable. El buen precio es entonces la ventaja del acopio. En 1991 este grupo de productores con un crédito que recibieron de PRODESSA, compraron un local en la


Echando a andar el plan En ese mismo año de 1991 hicieron el primer acopio 220 productores, logrando equilibrar el precio del mercado de 15 a 25 córdobas por quintal. Esto obligó a los comerciantes y compradores intermediarios a pagar el quintal de maíz a 25 córdobas, sino lo pagaban a ese precio ningún productor les iba a vender un solo quintal. A pesar que en el primer año no fue mucho lo que acopiaron, una parte del maíz lo vendieron a un comerciante de Managua y la otra parte a un Jinotegano. Sin embargo, una vez vendido el maíz cada productor obtuvo

un reajuste de 13 córdobas por quintal entregado, o sea que el precio por quintal anduvo por los 40 córdobas. Este reajuste convenció a los productores de que acopiar era la vía para mejorar su situación, sus vidas. Lograr entonces establecer un precio de referencia tanto para los productores como para los comerciantes, fue uno de los primeros éxitos de esta iniciativa, del recién conformado “Banco de Granos”. Como resultado de esta primera experiencia los productores pensaron en la posibilidad de convertirse en los dueños de las instalaciones o bodega del Centro de Acopio (Banco de Granos). La propuesta es que perteneciera a todos los productores que acopiaran. Esto les permitiría un mejor funcionamiento administrativo. Algo muy importante es que desde un inicio estos productores acordaron que no podían acopiar más de 100 quintales por cabeza y que además la

cantidad que acopiaran debería pertenecerle a ellos, o sea que desde un principio no quisieron acopiar para beneficio de los comerciantes. El objetivo del Centro de Acopio o Banco de Granos era beneficiar a los productores y no a los comerciantes. La cuestión era entonces evitar que en el Centro de Acopio, acopiaran los comerciantes o compradores intermediarios.

Ser socio para acopiar En 1992 se les pidió a los productores que se hicieran socios del Banco de Granos para que pudiesen acopiar sus granos en esas instalaciones. El objetivo era que los productores se fueran convirtiendo en dueños o propietarios del Centro de Acopio. De los 220 productores que acopiaron en 1991 se quedaron 119, más o menos la mitad, los demás no quisieron aportar la cuota para pasar a ser socios.

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comarca San Cayetano, siempre en San Dionisio. Este local que compraron lo utilizaban para ensilar comida de ganado, pero lo remodelaron, le hicieron unos arreglos y lo dejaron acondicionado y con capacidad de acopiar hasta unos 12 mil 500 quintales de granos.

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Esta nueva modalidad consistía en que el productor debía tener acciones y cada acción tenía un valor de 20 dólares. Además sólo podían tener acciones los productores que pertenecían a las comunidades y que eran dueños del grano almacenado, con esto evitaban que un comerciante se convirtiera en socio.

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Por cada una de las acciones se les permitía guardar 20 quintales. Un socio o productor no podía tener más de 5 acciones, por eso lo más que podía almacenar y le estaba permitido a cada

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socio eran 100 quintales. Las acciones no se pagaban de un solo viaje, sino que a 8 años. Estos 8 años eran efectivos sólo cuando el productor guardaba sus granos, si en un año no guardaba o acopiaba granos, no se contaba como año efectivo. Alfredo Miranda, de PRODESSA nos explica brevemente como es que funciona el asunto: “Un productor tiene 5 acciones, entonces tiene derecho a almacenar 100 quintales. Se le otorga un adelanto de mil 200 córdobas, equivalente a 20 quintales, para que

siga produciendo. Estos mil 200 córdobas que recibe de adelanto le permite al productor tener financiamiento para seguir trabajando en su finca. Cuando el productor entrega otra parte de la producción se le da otro adelanto para que continúe trabajando. Una vez que el productor entrega toda su producción, por ejemplo, si entrega los 100 quintales durante todo el acopio, recibe un crédito de 6 mil córdobas, a ser pagado con un interés del 5 por ciento”, nos explica el compañero Miranda.


El Banco de Granos de San Dionisio no sólo entonces comercializa la producción, si no que también otorga crédito. Entre 1992 y 1998 la comercialización la hacían con compradores de la zona, quienes a su vez vendían la producción fuera del país. Debido a que la calidad del grano era tan buena, les resultaba fácil colocarlo en el mercado Centroamericano. A pesar de los problemas que enfrentan para producir, el Banco de Granos les ha

permitido a estos productores obtener ganancias. El éxito en la comercialización se ha debido principalmente a que los productores le han puesto ganas para mejorar la calidad de los granos. Para esto han contado permanentemente con el apoyo y asesoría técnica de la gente de PRODESSA, quienes además les han facilitado urea, químicos y semillas. Pero no todo ha sido color de rosa, los clavos nunca faltan. En una ocasión un comprador les intentó dar en la nuca, se les quería llevar 10 quintales de más por un descuido de los vigilantes. Otra vez les pagaron con un cheque sin fondo y tuvieron que esperar como 3 meses para recuperar el dinero. Para evitarse estos clavos decidieron que todo pago tenía que ser en efectivo y pagado directamente en el banco, así se evitarían cualquier robo. También su propia gente se haría cargo de montar o cargar los camiones de los compradores o comerciantes.

El Mitch, la sequía y los hondureños En 1998 como consecuencia del Huracán Mitch y la sequía, se crearon unos Centros de Acopio en las comunidades, con el objetivo de almacenar pequeñas cantidades de maíz que los productores necesitaban vender de inmediato. El problema fue que el huracán impidió sacar el maíz, después la sequía no permitió levantar una buena producción, lo cual hizo que la problemática se agudizara. En este tiempo la crisis de los productores la comenzaron a sentir también los comerciantes. La gente que les compraba los granos quería pagárselos más barato. El Bando de Granos vendía cada quintal entre 90 y 100 córdobas, y los comerciantes se pusieron de acuerdo entre ellos para ofrecer 60 córdobas por quintal.

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Un Banco de Comercialización y Crédito

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Ante esta situación la Junta Directiva del Banco de Grano, no aceptó el precio que ofrecían los comerciantes y entraron en contacto con un intermediario hondureño. La falla en el arreglo que establecieron con este fulano fue dejarse montar 2 córdobas por cada quintal que él sacaba a Honduras, lo cual al final afectó en el reajuste que se les hacía a los productores, que en este período fue apenas como de cinco córdobas por quintal.

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En relación a este problema, José Ochoa, administrador del Banco de Granos de San Dionisio nos dice: “El productor no debe confiarse mucho y menos quedarse dormido, por eso a pesar de que tuvimos que sacrificar dos córdobas del reajuste con el intermediario hondureño, conseguimos entrar en contacto con los comerciantes de ese país y ahora estamos negociando con ellos. Uno de los problemas del cambio de los

intermediarios nacionales es que estos ahora buscan el mejor precio, en poco tiempo saben quien vende más barato o tiene urgencia en vender porque necesita el dinero, entonces ya no firman contrato como lo hacían antes”, nos cuenta Ochoa. Y es que el contrato con el intermediario o comerciante hasta 1998 funcionaba así: El intermediario se comprometía a comprar 5 mil quintales a 120 córdobas cada uno. Este arreglo se hacía en noviembre cuando comenzaba el acopio o bien después; en junio el intermediario llegaba por sus 5 mil quintales y los pagaba a 120 córdobas aunque en ese momento el precio estuviera a 140 córdobas el quintal, pero como había que respetar el contrato ni modo. Ahora los intermediarios no quieren amarrarse, creen que pueden encontrar en cualquier momento un precio más barato, especulan con los precios, si bajan o suben.

Ojo al Cristo con los precios Para contrarrestar esta política el Banco de Granos se mantiene informado, averigua precios y también propone precios para atraer a los comerciantes o intermediarios. Toda esta información la reciben de la Red Matagalpina de Comercio Comunitario, de PRODESSA, del SIMAS y de otras organizaciones que trabajan en esta misma línea. El problema es que el precio no se estabiliza. Ya les ha tocado vender a no muy buen precio. Encontrar el precio más favorable es difícil. En este aspecto la ayuda de PRODESSA ha sido valiosísima ya que los pone en contacto con nuevos compradores y esto les permite comercializar con mayor rapidez. El cuándo, a quiénes y a qué precio vender lo decide al final la Junta Directiva del Banco de Granos. Esto a


veces crea malestar entre los productores porque a lo mejor después que venden el precio sube, o bien, por esperar que suba el precio ocurre lo contrario y entonces la ganancia es menor.

El precio del quintal incluido el almacenamiento y la comercialización, anda entre 60 y 87 córdobas, si logran venderlo en 120 córdobas, el reajuste es de 33 córdobas. A estos 33 córdobas se le restan los 5 córdobas por lo de las acciones, por lo tanto el productor recibe 28 córdobas de reajuste por cada quintal. Si logró acopiar la cuota de los 100 quintales, recibirá de reajuste la cantidad de 2 mil 800 córdobas. Si el maíz que acopió fue húmedo el productor pagará cierta cantidad de dinero por el secado y por la pérdida de peso. Para José Ochoa, el administrador del Banco de Granos, el éxito de este proyecto depende de una cosa: “No quedarse con los brazos cruzados, esperando que los comerciantes lleguen a comprarnos, sino buscar a los comerciantes y ofrecerles un producto de calidad”, en otras palabras de lo que se trata es de que SI LA MONTAÑA NO VIENE A MÍ, YO VOY A LA MONTAÑA.

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Algunos productores quisieran tener mayor control sobre su maíz y por eso se han ido a buscar otros lugares para acopiar, la verdad es que unos socios se van pero otros llegan. Actualmente hay 285 socios, 65 socios más que cuando empezaron con la experiencia en 1992 y están comercializando con más de 30 intermediarios nacionales y del extranjero.

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Comercializaci贸n


Rancho de Producción Ecológica, Ebenezer

parte de la naturaleza

H

oja Chigüe es el nombre de una mata que nuestros campesinos (as) ocupan para lavar, sobre todo los trastos de cocina, lo usan para restregar y los trastos quedan bien limpitos. Así es, nos asegura don Ramón Rocha Aburto, un campesino ya entrado en años, con 84 a tuto, quien vive desde hace más de 70 años en una comarca que lleva el mismo nombre de la mata, y le pertenece al municipio de Niquinohomo, del departamento de Masaya. Pero mejor prestémosle la guitarra a este campesino. “La verdad es que yo no soy nacido aquí, pero ya es como si lo fuera porque cuando tenía 8 años de edad nos venimos con mi papa de San Marcos, a vivir a este lugar. En este tiempo las cosas eran diferentes, eran unas pocas casas, habían buenas cosechas sobre todo de maíz, frijol, trigo,

chagüite, café y de otros cultivos. El agua era abundante, había un pozo enorme que volaba agua día y noche, en cambio ahora viera como padecemos del agua, ahora conseguir agua es un milagro. Yo me acuerdo de la gente que vivía aquí en ese tiempo, eran por ejemplo la familia de don Mateo y Gonzalo Sandino, don Pedro Conto, Ramón Rocha, Saba Campos y Cresencia Campos, eran unas cuantas familias, pero ahora en toda la comarca son más de 100 casas. Aquí en esos años también tenía una finca el papa de Sandino, que se llamaba Gregorio Sandino, la mama se llamaba Mérica Sandino. Yo les trabajé mucho tiempo a ellos, eran muy buenos, yo trabajaba aporcando el café con pala porque así se hacía en ese tiempo, todavía hoy yo conservo la pala con que trabajaba.

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Un monte convertido en comarca

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Aquí así era, nosotros vivíamos de los patrones, nos pagaban un chelín y hasta cinco reales al día y eran reales porque valían, pero ahora pagan hasta 50 pesos y no se ajusta, no alcanza para nada. De aquí las mujeres salían a vender al pueblo la Hoja Chigüe y por eso nos comenzaron a llamar los “Hojachigüeños”, porque aquí abundaba ese monte.

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La gente en ese tiempo era muy respetuosa, bien religiosa. Aquí celebrábamos con mucha devoción la Semana Santa, también le hacíamos la fiesta a San José porque él es el Santo Patrono de esta comarca, se hacía una enramada donde se le rezaba y se repartía comida. La imagencita que tenemos de San José se la trajo un hijo mío de San Juan del Norte, cuando anduvo peleando con Sandino por esos lados», nos comparte don Ramón, como añorando aquellos tiempos.

Un proyecto de fe con olor a monte Hace 16 años un grupo de cristianos, con compromiso de pueblo, con ganas de ayudar a la gente más pobre, tiró a andar en esta comarca de Hoja Chigüe un Proyecto al que bautizaron con el nombre de «Rancho Agropecológico en Especies Menores Ebenezer», RAEME por decirlo en sus siglas. Este es un Proyecto con olor a monte, a patio, pero de esto mejor nos hablará don Francisco Juárez, Fundador y actualmente Coordinador - Director del Proyecto, a quien le cedemos la palabra para que nos comparta toda la experiencia. «Todo empezó en el año 1987, en ese año nos juntamos 8 personas, todas con compromiso de pueblo, cristianos en el sentido de militancia y no de nombre; yo en lo personal he sido Pastor, miembro de una Iglesia


La verdad es que esto como que lo traemos en la sangre, yo por ejemplo vengo de padres campesinos, empecé a trabajar desde los 7 años y lo primero que aprendí fue a usar el machete, entonces me crié en esa situación de miseria y pobreza que viven nuestros campesinos. También

mi vocación de Pastor me llevó a darme cuenta de que si queremos ayudar a las personas, no podemos trasladarlas con el estómago vacío al cielo, sino que lleven también el estómago lleno. Para nosotros esto es un desafío bíblico y cuando uno lee los primeros dos capítulos de la Biblia, nos muestran que ya Dios se está preocupando por las necesidades materiales del humano, entonces es una distorsión y una desviación de algunos sectores religiosos que sólo piensan en la parte espiritual. Para Dios la parte espiritual es todo, lo material y lo espiritual de uno mismo, entonces como Dios es el primero en preocuparse por este asunto, nos enseña a nosotros a que nos preocupemos también. En este sentido creo que las cosas son diferentes para nosotros, porque no concebimos una práctica de fe sino estamos involucrados en resolver las necesidades materiales que también

son las preocupaciones de Dios, ya que Él luchó por los más desposeídos, por lo tanto nosotros debemos estar también en esa misma dirección.

Una fundación para la mayordomía Actualmente estamos funcionando de forma legal como una Fundación, entonces somos «Fundación Rancho Agropecológico en Especies Menores Ebenezer». Los 8 fundadores del proyecto aparecemos como socios pero nosotros hablamos más de fundadores que de socios porque partimos del concepto de Mayordomía. Nosotros somos Mayordomos, no somos dueños de estas tierras, Dios nos las facilitó a nosotros para hacer un trabajo con la gente, esto quiere decir que el día en que nosotros nos muramos esto no pasa a ser herencia familiar, esto debe seguir en la ruta como Fundación, siguiendo por la misma dirección en que venimos trabajando.

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Bautista, donde he ejercido mi trabajo pastoral y así, desde una perspectiva y vocación pastoral, las 8 personas que nos juntamos estuvimos revisando las situaciones que se daban en los diferentes lugares y ver qué podíamos hacer para ayudar a la gente más pobre, entonces fue cuando decidimos poner en común nuestros propios recursos para ver cómo podríamos ayudar, partiendo de las necesidades de la gente y también de la experiencia propia de cada uno de nosotros. Esto fue una actitud muy personal provocada por nuestra relación de fe para ayudar a la gente más pobre por eso el proyecto como tal no está ligado a ninguna Iglesia o denominación.

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Hay un texto bíblico que es en el que nosotros nos basamos para hacer la labor de Mayordomía, aparece en el libro del Génesis, capítulo 2 y versículo 15, y dice: «Tomó Dios al hombre y lo dejó en el jardín del Edén para que lo trabajara y cuidara». Esto significa que Dios no nos iba a dejar caer las cosas de arriba, sino que tenemos que trabajar, producir y cuidar, y esto es hacer Mayordomía. Por eso el énfasis fuerte del trabajo es usar nuestra propia metodología, la cual llamamos MIDPA que significa: Mayordomía Integral Diversificada del Patio, cuyo objetivo es combatir el hambre y miseria de la gente más pobre del país.

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Mayordomía es actuar con responsabilidad, cuidando los recursos que Dios nos ha proveído, o alguien podría decir que la madre naturaleza nos dio, pero eso no importa, lo que importa es actuar con responsabilidad. Hay árboles pero no son nuestros,

alguien es el dueño, la naturaleza es la dueña, yo soy un simple administrador. Entonces hay que meter esa idea en la cabeza de la gente, de que ellos son administradores y no dueños, para que no destruyan. Integral se refiere a que estamos tratando de que los elementos que hay en el patio estén interactuando, digamos por ejemplo que el estiércol de las cabras pasa a las lombrices, el abono de las lombrices pasa a las plantas, las plantas sirven de alimento para las cabras y las cabras regresan o proporcionan a la familia leche, y así va el asunto, por poner un caso. Diversificada significa tener variedad en el patio, por decir cabras, conejos, gallinas, lombrices, y en la parte forestal, tener frutales, cítricos, plátanos, hortalizas; y este es nuestro método de trabajo, es lo que perseguimos, deseamos y por lo que luchamos.

Al comienzo nos enredamos todito Originalmente los fundadores pusimos los recursos para comprar la tierra, aquí en Hoja Chigüe, el lugar nos gustó, entonces compramos 6 manzanas para empezar a hacer nuestro trabajo. Esto fue en 1987. Comenzamos pues con las 6 manzanas pero no pudimos trabajarlas, nosotros no teníamos la capacidad económica para trabajar estas 6 manzanas, queríamos rescatar la parte forestal pero no teníamos los recursos económicos y técnicos; además al comienzo cometimos un gravísimo error, empezamos con ganado mayor como toda la gente del campo, teníamos la mentalidad de la vaca, y por eso nos enredamos todito y perdimos todos los animales que habíamos conseguido porque aquí no había que comer. Pero a pesar de esta situación y revés, se nos abrió un


Y es que estos 16 años han sido todo un proceso y en la medida que ha ido pasando el tiempo, nosotros hemos venido mejorando, o sea que tratamos de partir de nuestra propia experiencia aquí en la finca o rancho, para ayudar a la gente, para enseñarles cómo pueden hacer algunas cosas. Hoy esto está mejorando y no creemos que ya esté terminado, por eso nosotros decimos que también somos parte de un proceso educativo como Rancho Ebenezer.

Ahora contamos con 3 fincas En este momento tenemos un área de 43 manzanas, la mitad la compramos con nuestros propios recursos y la otra parte la compramos con una ayuda que nos dio un Organismo Católico de Estados Unidos. Ahora contamos pues con 3 fincas, así tenemos dividida toda el área como RAEME que son las siglas del proyecto. Tenemos entonces RAEME 1, 2 y 3. En RAEME 1 tenemos toda la infraestructura donde están los animales, los dormitorios para los pasantes, en esta área también estamos tratando de terminar de construir nuestro hotelito de montaña ya que queremos enfatizar mucho la educación a la gente de otros países que quieran conocer esta experiencia, queremos hacer lo que hoy se llama Ecoturismo, pero nosotros le estamos agregando nuestra propia cuña y por eso le llamamos Ecoturismo Educativo

y Productivo; la gente que venga va a meterse en la parte educativa, sino no podrán estar aquí, no queremos tenerlos. En RAEME 2 tenemos todo el trabajo de laderas, para enseñarle a la gente como en suelos completamente quebradizos y con pendientes muy pronunciadas se puede recuperar la fertilidad perdida y producir alimentos para la familia, para los animales, para el suelo, y así cambiar el ambiente, creando de esta forma microclimas que nos ayuden. En RAEME 3 tenemos el sistema que nosotros consideramos el más complejo, el más difícil, pero a la vez el que tiene mejores resultados, este es el sistema que llamamos agro silvopastoril, que aunque nosotros no pastoreamos las cabras; sin embargo, tenemos el sistema montado porque nos interesa que la gente lo vea, que es difícil hacerlo pero no imposible y eso nos va permitiendo a la vez ir

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camino muy tremendo que es el que nos ha llevado hasta donde estamos. Ese camino es el de las especies menores para los pobres, porque para la gente que no cuenta con muchos recursos las especies menores es una buena alternativa.

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cambiando el ecosistema de la finca, donde haya un poco más de aire, donde reproduzcamos especies que ya están en vía de extinción, sobre todo en la parte forestal. En este sentido estamos introduciendo algunas nuevas especies como el nogal porque aquí en la zona no hay nogal, también estamos introduciendo la palma real que es de Chinandega.

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Tenían que mirar para apoyar

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Nosotros queríamos que la gente primero viera lo que aquí estábamos haciendo, no queríamos gestionar fondos partiendo de la nada, sin nada que enseñar y así pasamos los primeros once años de trabajo, sin apoyo más que el de nosotros. Así fue como la gente empezó a ver lo que aquí estábamos haciendo y miraron que tenía sentido y que funcionaba. Por nuestra parte sentíamos que necesitábamos ayuda no tanto para el fortalecimiento del Rancho Ebenezer, sino más bien para divulgar nuestro trabajo que se empezaba a hacer en las comunidades y que sirviera como una estrategia para aliviar un poco el hambre que sufre la gente más pobre, sobre todo en las comunidades campesinas. En 1996 nos visitó un grupo de personas de Estados Unidos, quienes querían conocer nuestra experiencia


Antes de construir todo esto, lo que teníamos eran champas, mucha gente creía que esto era una base militar porque teníamos 16 champas militares, ahí dormíamos nosotros, ahí teníamos los conejos y así teníamos todo, así comenzamos. Era como un batallón dispuesto a ayudar a la gente. Pero esto que al principio fue difícil, complejo y costoso porque realmente nos costó lágrimas, hoy sin embargo nos llena de

mucha satisfacción porque hay mucha gente involucrada en este proyecto, otros Organismos de tendencia Cristiana, entonces «hemos hecho camino al andar», como dice el poeta.

Varios mojones y pegones En lo que va del proyecto han habido varias etapas o mojones. La primera la podríamos llamar como etapa de introducción al mundo agropecológico, donde unimos 3 conceptos: lo agrícola, lo pecuario y lo ecológico, y comenzamos a hacer los primeros ensayos en función de eso. Una segunda etapa es cuando ya salimos de los linderos de la finca y trasladamos la experiencia a las comunidades. Otra etapa es cuando entramos a fortalecer los trabajos de la finca, sería lo que hoy conocemos como etapa de fortalecimiento institucional, que es lo que estamos tratando de hacer hoy en día, acompañado del trabajo de las relaciones internacionales.

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y después que lograron ver todo lo que estábamos haciendo, nos preguntaron sobre qué tipo de necesidades teníamos para ver en que nos podían ayudar. Nosotros respondimos algunas cosas pero no nos creamos expectativas o ilusiones. La sorpresa fue que a los 6 meses comenzamos a recibir ayuda y específicamente fue para construcción que en ese momento era una de las cosas que necesitábamos, porque nos hacía falta un lugar con las mínimas condiciones para poder dar los entrenamientos o capacitaciones ya que no contábamos ni con dormitorios.

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Hablando de pegones, el principal pegón que hemos tenido en estos 16 años es el agua y es hoy y seguimos con este pegón. Aquí vienen recibos todos los meses pero no viene el agua, no hay agua, entonces tenemos que ir a 20 kilómetros a traer el agua, así ha sido durante estos 16 años, aunque de vez en cuando viene el agua, pasa 3 días y se va el resto del mes, entonces ni modo, tenemos que comprar el agua, vienen algunos vehículos a dejarla.

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Para resolver este problema ya nos estamos preparando con un proyecto de perforación de un pozo, pero la idea con este proyecto no es resolver sólo las necesidades de agua de aquí, de la finca o el rancho, sino la de las 400 familias que viven en esta zona y que también tienen problemas con el agua. Lo que queremos es ayudarle a la gente porque tampoco se trata de hacer negocio con el agua, pero lo que vamos a tratar es de darle un buen uso y esto lo vamos a hacer en 2 líneas, una que sirva para cubrir las necesidades básicas como la

alimentación, la higiene y todo eso, y una segunda línea tendrá que ver con la generación de empleo, vamos a promover la producción de chaya (chayote), calala, granadilla, viveros de café, cacao, cítricos y otros, el agua se usará para el riego de estos cultivos y entonces estamos generando una fuente de empleo y si hay empleo, también nosotros estamos incidiendo en combatir el hambre, porque la gente va a producir y podrá alimentarse mejor.

66 especies vegetales y animales Nosotros tenemos un inventario forestal que lo hicimos aquí en la finca, tenemos 66 especies, esto puede darnos una idea de la diversificación, por ejemplo aquí tenemos cítricos, frutales, maderables, también hay café, cacao, musáceas, hortalizas, leguminosas como el gandul, terciopelo, canavalia, madero negro, y otras. En especies animales tenemos los cabros, las gallinas, los conejos;

aquí hay que hacer énfasis en relación a las aves porque tenemos cierta variedad como son las gallinas guineas, los patos y los gansos, esto pensando siempre en alternativas para la alimentación. También estamos trabajando con cerdos, aquí producimos gas de los desperdicios de los cerdos, sin embargo lo más importante para nosotros no es tanto el gas, sino el bioabono, que es el excedente de ese gas o de los desechos sólidos de los cerdos, y ese bioabono lo usamos para las plantas. El gas que sacamos lo utilizamos en la cocina y eso nos ayuda a nosotros a no contaminar el ambiente, a ahorrar un poco de energía maderable (leña), y además es una entrada económica para nosotros porque ya no gastamos tanto en comprar el gas convencional, lo compramos pero no tanto, nos hemos venido independizando de él y en la medida que crezcamos en la crianza de cerdos nos vamos a independizar totalmente.


Contamos con 5 razas de cabros, más las ovejas pelibuey, que son las ovejas tropicalizadas.

Comercializamos por varios canales En la parte de la comercialización hay varios aspectos, nosotros contamos con varios canales o vías de comercialización:

Primero: Nosotros damos el servicio de entrenamiento o capacitación en MIDPA (Mayordomía Integral Diversificada del Patio), entonces hay Organismos que nos contratan para que les demos ese servicio y la gente pasa aquí de 3 a 5 días y parte de lo que produce la finca se utiliza para su alimentación, y ese es un mercado cautivo, y buen mercado por cierto. Segundo: Hay mucha gente que ya nos conoce y nos busca, vienen aquí, porque además tenemos una pequeña propaganda en una publicación, entonces la gente nos llama por teléfono preguntando si tenemos cabros, conejos o cualquier otra cosas, vienen a comprarnos, y este es otro mercado u otra forma de comercializar. Tercero: También nosotros comercializamos directamente algunas cosas como decir los frutales, productos cárnicos o lácteos, y salimos a venderlos, entonces vendemos la

leche agria, leche de cabra o yogurt, porque nosotros aquí producimos el yogurt, aunque sea de manera artesanal. También hacemos cuajadas, y ahorita nos estamos preparando para hacer queso porque necesitamos algunas condiciones mínimas. En lo que es carne, sacamos carne de conejo molida y en pasta, para sandwich, también vendemos carne de conejo en piezas. De cerdo vendemos carne molida, chorizo, cerdo en pieza, y estamos creando las condiciones para comenzar a sacar jamón, mortadela y todo eso; la idea es agregarle valor a todo lo que producimos aquí en la finca y que la gente viendo se entusiasme, produzca, consuma, procese y venda. Cuarto: vendemos pie de cría, o sea animales vivos. Hay Organismos que están trabajando con conejos, cabras, aves, ovejas, entonces nosotros les vendemos a ellos los pies de cría. También hay productores privados o

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Haciendo numeritos, actualmente en lo que se refiere a cerdos contamos con 8 reproductoras y un reproductor, y eso nos garantiza un promedio de 100 cerdos por año, sin embargo esto lo pensamos ampliar. En conejos tenemos 80 reproductoras y 20 reproductores y la población anda entre los 600 y 1000 animales. En caprinos tenemos 30 reproductoras y 8 sementales y el hato total anda por los 60 animales pequeños; en caprinos trabajamos también con el asunto de la inseminación artificial, tenemos pues monta natural y monta artificial.

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particulares que vienen y nos compran. Hemos recibido propuestas de vender pie de cría a Panamá, Honduras y El Salvador, y este es un mercado que se nos empieza a abrir. Quinto: el mercado que tenemos para sacar el café es a través de las brigadas de personas que vienen de Estados Unidos, nosotros sacamos el café en grano y las brigadas se lo llevan y nos pagan un buen precio, hasta 4 ó 5 veces más de lo que nos pagarían aquí, entonces este es un mercado más justo y muy bueno.

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No necesitamos vender en los superes

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Con los superes no hemos intentado entrar a comercializar porque el precio que ellos nos ofrecen es inmoral, sólo por citar una experiencia, nosotros por ejemplo vendemos la libra de carne de conejo en 22 córdobas, el super nos la paga a 9 córdobas, sin embargo ellos la venden como a eso de 40 córdobas,

entonces eso es inmoral porque no hay un trato justo y por eso en vez de venderles a ellos, mejor les vendemos a otras personas y no necesitamos de intermediarios porque le vendemos directo al consumidor, además definitivamente no nos interesa el super porque nosotros tenemos y abrimos nuestros propios canales de comercialización. Lo que hace el super es utilizarnos, ellos se hacen más ricos y nosotros nos hacemos más pobres y miserables. Antes que finalice este año nosotros pensamos abrir otro canal de comercialización en Masaya, vamos a abrir una tienda donde vaya a parar todo lo que producimos aquí en el Rancho Ebenezer, frutales, cítricos, productos lácteos, carnes, la idea es que en esa tienda se comercialice todo eso. Por supuesto que pensamos establecer alianza con alguna gente porque no queremos manejarlo todo nosotros, sino también ser una alternativa de generación de empleo,

entonces el plan es que la gente que atienda en la tienda se gane su dinero justamente y nosotros les abasteceremos con nuestros productos, vamos a establecer un trato justo que nos beneficie a todos.

Primero comer y después vender En los proyectos de patio en las comunidades el asunto de la comercialización quizás ha sido muy poco, pero esto se debe a que nosotros le damos más fuerza, más énfasis a lo del autoconsumo; nosotros queremos que la gente se acostumbre a primero comer y después vender, que antes de ir a vender se acostumbre a consumir lo que produce. De qué sirve por ejemplo vender la leche, si los niños la necesitan, entonces cómo que esto no tiene sentido. Un éxito grande que consideramos nosotros, es ayudar a resolver un poco


de logros, donde se puede ver que la gente ya está produciendo desde su patio y está resolviendo su situación, sin embargo la lucha está comenzando y por eso decimos que Rancho Ebenezer es un facilitador de un proceso educativo, transformador y liberador. Hablamos de proceso porque no se ha terminado. Liberamos a la gente de esa dependencia y asistencialismo para que en su propio quehacer puedan sentir y vivir con nuevas actitudes, por eso para nosotros la estrategia es el desarrollo humano, lo cual tiene que ver con el desarrollo de valores y actitudes, con el desarrollo de los valores ecológicos y el desarrollo económico.

Muchos logros alcanzados Son muchos los logros alcanzados a través de este proyecto, pero el principal logro y no dudamos en

decirlo, es el cambio de nosotros mismos como personas ya que hemos sido más sensibilizados frente a las necesidades de nuestro pueblo. Para nosotros lo más importante es estar en las comunidades luchando contra el hambre para que a la gente, a las familias, les dé el patio, que es la unidad más pequeña, ya que estamos hablando de 625 varas cuadradas, y que desde ahí, desde esa pequeña área, pueda cada familia resolver su situación de hambre. Otro logro importante es que esta finca o rancho es una fuente generadora de empleo para las compañeras y compañeros que trabajamos aquí, ya que la mayoría tiene asignado su salario, que por cierto es simbólico, pero además no sólo reciben el salario porque parte de lo que se produce se lo llevan a su casa, o sea que aquí se usufructúa lo que se produce, se comparten los frutos del trabajo, de la producción.

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la alimentación de las familias. Sabemos que hay comunidades donde por ejemplo venden cabras en pie a algunos Organismos, eso no está mal porque es una fuente de entrada, sin embargo nosotros luchamos para que la cosa funcione hoy más en la perspectiva del autoconsumo familiar. Muchas familias han mejorado, gente que por ejemplo antes no tenía que comer ahora si tienen, sobre todo los niños (as), que no consumían leche, ahora consumen leche de cabra, que es más nutritiva, también comen carne de conejos y diferentes tipos de hortalizas, pero todo esto ha sido un proceso largo porque luchar en las comunidades donde han trabajado Organismos que su mayor influencia ha sido el paternalismo y la dependencia, eso es costosísimo y nosotros tenemos que romper con eso. Incorporar en la gente una nueva cultura en el trabajo y nuevos hábitos en la alimentación ha sido muy difícil, pero consideramos que hemos alcanzado entre un 65 y 70 por ciento

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Con los ingresos que produce la finca logramos mantenernos hasta en un 60 por ciento, tanto para los gastos de la misma finca como para ayudar a las comunidades, por ejemplo con los pie de cría, con las capacitaciones o entrenamientos y también con alimentación ya que aquí en la finca producimos frijoles, maíz, sorgo y otros cultivos con los que apoyamos a la gente.

exitosa porque la verdad es que comenzamos bajo un palo de mango, esa fue nuestra primera casa y hoy hay muchas cosas más por aquí, unas hechas con recursos propios, y otras con apoyo de algunas Organizaciones del exterior. Por eso consideramos de exitosa la experiencia, más sin embargo no estamos satisfechos con lo que hemos logrado, sencillamente queremos seguir avanzando, estamos siendo desafiados y en la medida que avanzamos nos damos cuenta que necesitamos seguir.

Hay otro aspecto que no deja de ser importante y que nosotros lo consideramos un logro más y se trata del reconocimiento que tenemos por parte de Agencias Internacionales de Cooperación, quienes valoran nuestro trabajo y tratan de ver en que nos pueden apoyar para continuar con el proyecto.

De aquí a unos 5 años esperamos por lo menos tener unas 400 familias más integradas al programa Mayordomía Integral Diversificada del Patio (MIDPA), pero el sueño más grande nuestro es montar una Escuela de Agricultura pero partiendo de nuestra propia metodología de trabajo del Rancho Ebenezer, que es diferente a lo meramente académico, queremos que esta Escuela sea una alternativa para la gente que no va a pasar del sexto grado de primaria, no porque no quieran, sino por la falta de posibilidades y oportunidades.

Exitosos pero no satisfechos Hasta la fecha, gracias a Dios, nosotros consideramos esta experiencia como

Otro reto que tenemos para el año 2007 es llegar a ser autosostenibles, lo cual

no significa que no vayamos a necesitar siempre de apoyo. Cuando hablamos de autosostenibilidad nos referimos a que la finca misma va a tener sus propios recursos y entonces no hará falta buscar ningún tipo de apoyo para nuestro fortalecimiento institucional. El apoyo que gestionaremos será para realizar el trabajo en las comunidades, para atenderlas en sus necesidades. A pesar de que estamos pensando de aquí a 5 años, la verdad es que aquí en la finca ya hay unidades que son autosostenibles, por ejemplo la crianza de cabros, conejos y cerdos, lo que pasa es que nosotros tratamos de repartir el dulce entre todo, porque aquí tenemos que producir para ayudar a la gente con la que trabajamos. Sin embargo nosotros creemos que en 5 años lo que es estrictamente la parte operativa de Rancho Ebenezer, será autosostenible», termina expresando con mucho optimismo contagiante don Francisco Juárez. Ojalá que así sea... mucha suerte y trabajo!


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DIRECTORIO DE ORGANIZACIONES QUE ACOMPAÑARON ESTAS EXPERIENCIAS

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PRODESSA

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ADDAC


SOCIACION DE PRODUCTORES ECOLOGICOS DE NICARAGUA

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A PRENIC

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DIRECTORIO DE ORGANIZACIONES MIEMBROS DE LA RED NICARAGUENSE DE COMERCIO COMUNITARIO RENICC

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DIRECTORIO DE OTRAS ORGANIZACIONES QUE ACOMPAÑAN ACCIONES DE COMERCIALIZACION

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El SIMAS participa activamente en las siguientes redes nacionales e internacionales comprometidas en la construcción de nuevas formas de trabajo e intercambio que promueven una manera de vivir más justa y sostenible;

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Movimiento Agro Ecológico Latino Americano (MAELA) Luis Alvarez, Coordinador para Mesoamérica inprhuso@ibw.com.ni (505) 0722-2031 ; 0722-2032 ; 0722-2277

Grupo Inter Institucional de Género y Agricultura (GIIGA) Jeannette Vásquez, Coordinadora nakawe@tmx.com.ni (505) 0522-3671 ; 088-26658

Grupo de Promoción de la Agricultura Ecológica (GPAE) Juan Ramón Duarte, Coordinador gpae21@yahoo.com / desmán@ibw.com.ni (505) 249-2061

Red Nacional de Información y Documentación Agraria de Nicaragua (RENIDA) Ruth Velia Gómez, Coordinadora rvelia@una.edu.ni / gruporenida@una.edu.ni (505) 233-1871

Red Nicaragüense de Comercio Comunitario (RENICC) Damaris Aguilar, Coordinadora Ejecutiva renicc@ibw.com.ni (505) 280-2204 ; 280-2605


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