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cicutec Centro de Intercambio Cultural y Técnico Telefax: 2681252 Apartado A-136 Costado oeste del parque El Carmen(Bolonia). Managua, Nicaragua.
Año 17, 2007 número especial
Correo electrónico: enlace@ibw.com.ni
Miembro del Consejo de Educación de Adultos de América Latina
Foto Portada: Manuel Fandiño
Consejo de Redacción: Mercedes Campos, Manuel Fandiño, Ernest Cañada y Roberto Vallecillo Diseño y Diagramación: Juan Ramón López Diseño de Portada Juan Ramón López Revisión Ortográfica Juan Chow Publicidad y distribución David Martínez Administración: Manuel Fandiño Este número ha sido financiado por Entrepueblos, la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) y la Embajada de Finlandia en Nicaragua. Ha contado con el apoyo técnico de PROGRESSIO
Impreso en Nicaragua en los talleres gráficos de EDISA Primer Tiraje: 12,000 ejemplares
ISSN 1561-5618
Los artículos de la Revista Enlace pueden ser reproducidos, divulgados o usados en cualquier medio de comunicación escrita o radial, siempre que se cite la fuente, nos lo hagan saber y nos envíen una copia de la publicación.
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Seguridad y soberanía alimentaria
Lo primero es la comida
Comercio, crédito e indefensión
¿Por qué nos quedamos sin comida? ¿Por qué alquilamos las tierras?
La necesidad nos obliga
En la lucha contra el hambre
¿Cómo asegurar la alimentación? Un programa sobre seguridad alimentaria
¿Qué debe contemplar? Las semillas criollas, una riqueza
Poco valorada
Las semillas trangénicas
Una voz de alerta
Semillas exterminadoras
Con orden de no volver a nacer Cosecha, secado y curado de semillas criollas
Con métodos naturales Banco de semillas criollas
Para garantizar la comida
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¿Cómo acceder a la tierra?
Crédito y conocimiento
El peligro del uso de los químicos
Unos prohibidos y otros con condiciones Diversificación y comida
Todo es necesario para vivir feliz Planificación y organización de la finca
Lácteos Gualca
De la finca al consumidor
En busca de un mercado
¿Cómo vender la cosecha?
Productos Vida
Un aliado para vender
Vender Juntos...
Mayores beneficios De jornalera a campesina
Un camino para el desarrollo
El orgullo de ser campesino
Sin campesinos no hay comida Consumo de granos básicos
¿Cuánto hay que producir para garantizar la comida?
Seguridad y soberanía alimentaria
Lo primero es la comida En el mundo globalizado de nuestros días hay dos caminos para el desarrollo rural: uno impulsado por los gobiernos y las transnacionales que promueve la exportación, y otro basado en la economía familiar campesina, cuyo objetivo principal es producir alimentos para garantizar la alimentación. El primer camino requiere del uso intensivo de la tierra, del empleo de venenos, semillas comerciales y de maquinaria pesada; le importa la cantidad al más bajo costo; aunque detrás de ella queden tierras arrasadas y familias hambreadas. Frente a este sistema las organizaciones rurales articuladas internacionalmente a través de Vía Campesina, han desarrollado otro modelo basado en la tradición de los pueblos y en la importancia de la alimentación, como un derecho humano fundamental y no como una mercancía. ¿Qué quiere decir esto? Que la gente tiene derecho a una alimentación sana, a recibir un pago justo por sus cosechas o por su trabajo, a tener agua limpia para beber, tierra donde sembrar
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y libertad para pescar en los mares y manejar de forma sostenible sus bosques; a tener acceso a créditos que no le empobrezcan, a tener trabajo en su patria y no tener que emigrar dejando solas sus familias… Todo esto es necesario para tener una vida saludable y digna. ¿Qué es primero: que las exportaciones del país crezcan, o garantizar que la gente coma y viva dignamente en su tierra con los suyos? Los Estados deben garantizar el derecho a la alimentación de la población apoyando al pequeño y mediano productor, que son los que siembran los alimentos y pescan en los mares. Sólo así se podrá erradicar el hambre y la desnutrición de nuestros niños y niñas… En este Número Especial de Enlace encontrará reflexiones y algunas alternativas para garantizar que la comida sea lo primero. n
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Comercio, crédito e indefensión
¿Por qué nos quedamos sin comida? “ La situación de la alimentación de las familias campesinas ha venido deteriorándose año con año…” Asegura Saúl Ubeda, presidente de la Unión de Campesinos Organizados de San Dionisio (UCOSD): “En los 90 teníamos comida suficiente todo el año, el problema eran los bajos precios, pero ya en el 2000, para mayo o junio empezó a escasearse la comida, y en el 2004 desde marzo una parte de los socios no tenían qué comer. El colmo fue el año pasado, que para diciembre muchos socios ya se habían terminado su maíz. Las causas son muchas: como se tiene menos capacidad económica se siembra menos, además los malos inviernos y los suelos cansados por el exceso de agroquímicos, han hecho que los rendimientos bajen hasta 20 ó 25 quintales por manzana. La otra causa es la indefensión del campesino que tiene que vender a como le quieran comprar…” Veamos en detalle estos problemas de boca de don Saúl:
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El problema del comercio “A principios de los 90 aquí llegamos a cosechar hasta 100 quintales de maíz por manzana, pero los precios se bajaban de viaje, hasta el punto de que era más caro producir que lo que pagaban por la cosecha. Esto nos fue descapitalizando, quedándonos sin poder invertir, lo que fue reduciendo nuestras áreas de siembra y nuestra capacidad de tener alimentos.
El problema del crédito Otro problema grave que nos ha afectado es el crédito. El que presta no corre riesgos. Sólo le interesa la recuperación de lo que prestó y tener una mora baja, aunque de esa forma esté perjudicando a la gente.
Otra cosa importante es que la gente no puede poner como prenda su parcela para garantizar la recuperación del crédito, porque si la pierde, ¿de qué va a vivir? ¿Por qué no poner como prenda lo que yo voy a ganar con la inversión que estoy haciendo, y no la tierra? Eso vamos a hacer: para que el productor no quede enjaranado prestando para una cosecha incierta, le vamos a dar un adelanto por cosecha, una vez que sepa qué va a cosechar, y posteriormente vamos a acopiar esos granos y una vez que se vendan a mejor precio vamos a darle su reajuste. Y si a alguien la va mal hay que darle una prórroga y hacer con él un plan de pago; claro, teniendo una información exacta que lo justifique...” F
Todos los riesgos van por cuenta del campesino, de modo que si se pierde la cosecha, la jarana la asume el productor. Esto es demasiado drástico ante fenómenos como sequías o huracanes. Una organización campesina o una microfinanciera que trabaja para el desarrollo del campesinado no puede pensar así. Los riesgos y las ganancias tienen que ser compartidos. La gente tiene que participar en la elaboración de las políticas de crédito, y en las decisiones que se tengan que tomar. Saúl Ubeda.
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Comercio, crédito e indefensión
La indefensión del campesino
“Antes no dependíamos tanto del crédito, pero llegamos a un momento en que como nos hemos venido empobreciendo ya no podemos sembrar solos. Esto nos lleva, por ejemplo, a trabajar en mediería con alguien que tiene dinero. El rico pone los insumos y el campesino su mano de obra, que a veces no es ni el 35% de la inversión, por lo que siempre sale perdiendo. Otra cosa que hace el campesino, obligado por la necesidad, es vender su cosecha de futuro.
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Por ejemplo, el año pasado los comerciantes compraron maíz de futuro a 40 y 60 córdobas el quintal, y café a 300 ó 400 córdobas por quintal. Esto es un robo y el campesino lo sabe, pero a veces no tiene otra alternativa. Entonces usted ve, por ejemplo en mi comunidad, que a pesar de tanta pobreza hay seis o siete personas
Entonces, en esta sociedad, con estos valores, todo el mundo puede abusar, y eso empobrece a la gente que trabaja. ¿Cuáles son las opciones?; planificar mejor el trabajo para garantizar la alimentación de la familia. Para esto nos hemos propuesto elaborar 497 planes de fincas de familias, para que puedan hacer su propio diagnóstico y darse cuenta cómo están y qué pueden hacer para garantizar la comida, de acuerdo a su capacidad y a los ingresos que vayan a tener. Esta planificación también nos va servir para que el crédito nos sea más útil, porque sabiendo cómo estamos y qué podemos hacer, de acuerdo a nuestra capacidad y a los ingresos que vamos a tener, podemos prestar sólo lo necesario. Otra cosa fundamental es diversificar la parcelas con yuca, quequisque, ayote, enramadas… No sólo pensar en lo que se vende sino también en la comida.
que cada vez están mejor, porque hacen esas medierías o compran por adelantado. El explotador se siente orgulloso de lo que hace, y la sociedad más bien aplaude a aquel que anda bien vestido y que no quiere ensuciarse; y eso se ve como normal.
Tenemos que cambiar el sistema de crédito y de acopio. Hay que dar créditos y tener cómo medir que con ellos la gente está mejor que cuando empezó a prestar; hay que retener la cosecha para garantizarle al productor un mejor precio. También es esencial conservar nuestros suelos y aguas sin quemas, sin agroquímicos, para recuperar la capacidad productiva de nuestras tierras…” n
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¿Por qué alquilamos las tierras?
La necesidad nos obliga Una de las causas de la baja de producción de alimentos, es el alquiler de la tierra para sembrar grandes áreas de un solo cultivo, como el tabaco en el Norte o el maní en Occidente; lo que se llaman monocultivos. ¿Por qué prefieren los productores alquilar sus tierras antes que sembrar su comida? Javier Mayorga, en la comarca El Tololar, Municipio de León, lo explica de manera sencilla:
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“Mire, debido a la necesidad, que no hay cómo trabajar la tierra, en vez de tenerla ociosa uno tiene que caer en manos de esa gente, que le viene ofreciendo un poquito de dinero. Yo cuando tenía crédito, en mis tres manzanas de tierra sembraba maíz y ajonjolí,
para el sustento y para medio vender algo, pero luego, sin ninguna ayuda para trabajar, empecé a alquilarla, aunque me paguen una minucia y sabiendo el daño que nos estamos haciendo, porque ese cultivo es puro veneno. La tierra queda supercontaminada y empobrecida porque ellos la queman con herbicidas, funguicidas y abonos químicos.
“...sin ninguna ayuda para trabajar, empecé a alquilar mi tierra, aunque me paguen una minucia...” Además, como trabajan con esa maquinaría, destruyen el suelo y luego la lluvia y el viento lo terminan de rematar; pero qué le vamos a hacer, es la misma necesidad la que nos obliga”. Hay mucha gente como don Javier, que hoy ya no siembran su comida y que después de varios años de alquiler, van a recibir una tierra contaminada y empobrecida, como sigue contando Lucila Mairena, líder de la comunidad de La Morita, otra de las comunidades al sudeste de León… F
Javier Mayorga.
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¿Por qué alquilamos las tierras?
Los malos precios y la falta de apoyo
Equipos agricolas que usan venenos, se abastecen de pozos donde bebe la gente y sus animales.
“Nosotros sembrábamos maíz y sorgo, pero usted sabe: sacábamos la cosecha y a la hora de vender no valía nada. A veces pagábamos lo que habíamos prestado para sembrar y todavía quedábamos enjaranados. Hasta que un día mi marido me dijo:
El otro problema es que aunque uno quiera sembrar, ya nadie alquila un pedazo de tierra barato.
-¡Fijate que para nada nos penqueamos! ¡Estar trabajando todo el año y no nos queda ni para la comida ni para trabajar…! Mejor vamos a alquilarla…
Antes te alquilaban una manzana de tierra para sembrar maíz, en 500 córdobas; hoy, como los maniseros pagan entre 70 y 120 dólares por manzana, ya nadie te la alquila a ese precio, entonces la gente ya no puede sembrar su comida.
Hoy tenemos que gastar diario 15 córdobas para comprar las tortillas.
Pero además cuando la alquilan agarran nuestras tierras, las despalan,
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y les meten maquinaria para aterraplanarlas y dejarlas lisas y desvían los cursos naturales del agua, por lo que en una parte de nuestra propiedad hoy sólo hay un gran zanjón. Hoy vivimos rodeados de maní. No podemos ni salir al patio de nuestra casa, porque el tufo de los venenos que usan no te deja ni respirar, y como los químicos que están echando ya están en el agua de los pozos en los que nos abastecemos, estamos con miedo de que esta sea la causa de la gran cantidad de personas que aquí padecen de insuficiencia renal crónica. Por todas estas razones hoy estamos arrepentidos; yo creo que al otro año no vamos a seguir alquilándolas…” n
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En la lucha contra el hambre
¿Cómo asegurar la alimentación?
Cada año por causa de la pobreza más personas pasan hambre. Por más de 40 años los organismos internacionales vienen hablando de tener asegurada la alimentación, pero el hambre continúa. En la tierra se produce suficiente alimento como para alimentar a dos mundos. Hay países como Argentina que produce el triple de los alimentos que su población necesita, sin embargo allá los pobres también padecen de hambre. ¿Dónde está entonces el problema?, pregunta Eduardo Vallecillo, coordinador del grupo de organizaciones sociales llamado Grupo de Interés en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional, GISSAN.
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Lo contrario del hambre y la desnutrición es la seguridad alimentaria, que tiene cuatro pilares o condiciones: 1. Suficientes alimentos en el país. Hoy día en Nicaragua hay suficientes alimentos, contrario a lo que pasaba en los años 80, cuando estaba desabastecida por causa del bloqueo impuesto por los Estados Unidos. 2. El acceso a los alimentos. Hoy día hay alimentos, pero no hay dinero para comprarlos, ya sea por el desempleo o por los bajos salarios. El salario mínimo ya no cubre ni la mitad de la canasta básica. Es decir, no hay acceso a los alimentos.
3. El consumo. ¿Qué se está consumiendo? En la actualidad consumimos muchos alimentos preparados con productos traídos del extranjero, como las tortillas hechas de masa de maíz importado, leche que se prepara a base de leche en polvo importada, tallarines, sopas instantáneas, bebidas, embutidos, enlatados, panes y chucherías. Los alimentos preparados tienen un valor nutritivo más bajo que los alimentos naturales; además, hay alimentos de origen transgénico, que son un riesgo para la salud. Estos alimentos importados no contribuyen a la economía nacional, ya que para comprarlos a otros países gastamos cada año unos 300 millones de dólares. 4. Calidad de los alimentos El último pilar de la seguridad alimentaria es lograr la nutrición de las personas, poniendo a disposición alimentos de gran valor nutritivo, de manera que la persona esté sana y pueda llevar una vida activa. Si a un niño se le da un gluglú y un pico, se le está matando el hambre pero no se le está alimentando para estar sano. Muchas veces los que tienen con qué comprar son los que peor se alimentan, pues comen hot dog, tortillitas y bebidas gaseosas. El alto consumo de estos productos se debe en parte a la gran propaganda que de ellos se hace, y la poca educación a la población sobre el beneficio de consumir alimentos sanos y nutritivos. F
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En la lucha contra el hambre
La raíz del problema
Combatir el hambre no es sólo producir alimentos. Un país puede producir suficiente comida y la población pobre no la puede comprar por no tener dinero, ya sea por los salarios bajos, porque no tienen empleo o porque malvenden lo que producen. El origen del hambre tiene su raíz en la forma en que el país produce. Si la producción va destinada a la exportación, una característica es que para exportar hay que producir grandes cantidades. Esa experiencia ya se vivió en Nicaragua con el banano, el algodón, el tabaco y la caña para la producción de azúcar.
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Estos cultivos se caracterizan porque se establecen en las mejores tierras, se siembra un mismo cultivo en una gran extensión, se usa maquinaria agrícola, se aplican agroquímicos y los salarios que se pagan son muy bajos. Este modelo de producción no resuelve el problema del hambre, porque miles de familias se ven obligadas a vender sus tierras y a trabajar como peones en las haciendas, dejando así de producir sus alimentos. Este modelo destruye el bosque para convertirlo en terrenos agrícolas, contamina los suelos y el agua,
por el uso de los productos químicos que con el tiempo afectan la salud de las personas, y si bien es cierto que el país exporta estos productos, también es cierto que compra los alimentos a los países ricos, donde producir alimentos es uno de los mejores negocios. En cambio si el país produce pensando en resolver el problema del hambre, la primera preocupación debe ser cubrir las necesidades de alimentos de la población, y destinar para la exportación los excedentes. Las comunidades indígenas y los campesinos por tradición han trabajado con esa lógica. Hoy ellos siguen produciendo parte de los productos que comemos, sin embargo no se les reconoce como parte importante de la economía nacional. Hoy día se le da valor a los aportes de los inversionistas a la economía de Nicaragua, sin embargo si revisamos sus aportes, de cada 100 dólares que ingresan en Nicaragua, 27 los aportan las remesas familiares, o sea los nicas que trabajan en otros países, y 17 dólares provienen de los inversionistas. ¿Quiénes son esos nicas que envían el dinero? Los que aquí no encuentran trabajo, gran parte de ellos campesinos que ya no pueden vivir de lo que producen, o que se han quedado sin tierras. F
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En la lucha contra el hambre
La soberanía alimentaria
Recetas a base de camote.
La Constitución de Nicaragua en el artículo 63 dice: “Es un derecho de los nicaragüenses estar protegidos contra el hambre”. ¿Se cumple este artículo? El 16 de octubre se celebra en el mundo el Día de la Alimentación. Ese día las organizaciones que trabajamos en temas de agricultura orgánica, nutrición o en apoyo a organizaciones campesinas e indígenas, lo celebramos como el día de la soberanía alimentaria. El hambre y la desnutrición se van a vencer cuando los campesinos y las comunidades indígenas produzcan los alimentos que necesitan ellos y las comunidades.
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Esta es una reflexión que se está dando en muchos países del mundo: sólo será posible vencer el hambre si se vence la pobreza, si los campesinos y campesinas tienen acceso a tierras, al agua, al crédito, a sembrar sus propias semillas y a vender en los mercados la parte de la cosecha que no se va a comer. La soberanía en la alimentación se va a lograr cuando se tenga el control desde lo que se produce, hasta la venta y el consumo, y seamos capaces de producir lo que el país necesita. En esta reflexión se comparte que lo que ha generado la pobreza y el hambre es la forma en que se dan la producción y las relaciones del comercio entre países ricos y países pobres.
La entrada de productos agropecuarios a un precio por debajo de lo que cuesta producirlos aquí, destruye la economía de la familia campesina y acaba con su capacidad productiva. Estos productos son baratos, porque en su país de origen tienen el apoyo de sus gobiernos a través de los subsidios agrícolas, como la leche, el maíz… y en nuestros países entran con poco o ningún impuesto. Para resolver el problema de la pobreza y el hambre es necesario plantearse un modelo que permita satisfacer primero las necesidades básicas de la población, y luego las exportaciones. Eso sólo es posible si el país tiene sus propias políticas para proteger la producción nacional, y políticas sobre la alimentación.
El hambre y la desnutrición se van a vencer cuando los campesinos y las comunidades indígenas produzcan los alimentos que necesitan ellos y las comunidades. Es decir que el país tenga el control sobre todo el proceso de la producción de los alimentos, desde que se siembran hasta que se venden. Las organizaciones que trabajamos en estos temas estamos luchando para que se apruebe una ley sobre soberanía alimentaria y nutricional, como un derecho que tiene Nicaragua a decidir cómo van a producir, distribuir y consumir sus alimentos, que es donde está la raiz del problema del hambre y la desnutrición. n
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Un programa sobre seguridad alimentaria
¿Qué debe contemplar? “Una meta de los programas de seguridad alimentaria es encaminar a las familias, a que además de abastecerse de alimentos, deben estar libres de deudas o tener algún rubro de dónde echar mano para salir de apuros, responder a una emergencia de salud o cualquier otra necesidad básica...”. Dice Leopoldo Navarro, quien ha trabajado en este tema en zonas con problemas de sequías. La clave para alcanzar este nivel se debe basar en cuatro componentes: • Uno: manejar de manera adecuada el suelo y el agua. • Dos: intensificar la producción. • Tres: diversificar los cultivos y variar la cría de animales. • Cuatro: fortalecer la forma de organizarse en la comunidad. El alma de este trabajo son las capacitaciones sobre las técnicas de cultivos, la crianza de animales y los aspectos organizativos. Además se debe contar con un fondo que financie bajo alguna modalidad de crédito, préstamo, fondo revolvente o incentivo, el impulso de tecnologías y la producción en huertos y huertas. Es en este nivel el manejo del suelo y el agua es lo esencial. De ahí la importancia de apoyar sistemas de riego sencillos y duraderos, de acuerdo al bolsillo de la gente.
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Una vez instalado y asegurado algun tipo de riego, a la par de realizar obras de conservación de suelo en los patios y huertas, es posible trabajar en la reserva y variedad de alimentos, mediante la producción de frutas, granos básicos, hortalizas y musáceas, como el plátano y el banano. Al mejorar la asistencia en los cultivos y la crianza, se crean excedentes o sobrantes que son una posibilidad real para la comercialización: un campo desconocido, caprichoso y con muchos reveses y cruces para las familias de productores. Para agarrar al toro por los cuernos es importante disponer de información
sobre cuánto, los mercados comunales y municipales, absorben de productos y de qué tipo demandan más. Esto da pistas para orientar con seguridad a las familias productoras sobre cómo se comporta el mercado, para asegurar el comercio de sus cosechas y puedan jugar con los precios de venta basados en los costos de producción, el transporte y las gestiones. n
Las semillas criollas, una riqueza
Poco valorada Antes de que existieran las casas que venden las semillas mejoradas, los campesinos producían sus semillas para la siguiente siembra; así, entre el campo y la troja, han conservado sus semillas durante cientos de años. Parte de estas semillas son variedades que por tradición se siembran en el país, y son conocidas como criollas. Otras han sido llevadas a través de programas o de las casas comerciales, y se adaptaron muy bien al lugar, o se cruzaron con semillas criollas por lo que se conocen como semillas acriolladas. Campesinos organizados en el Programa de Campesino a Campesino, se han dado a la tarea de buscar estas semillas criollas, que en algunas zonas del país ya se habían perdido. Jorge Irán Vázquez, quien ha trabajado durante años en este programa, nos explica: “Las variedades criollas permiten a las familias tener más variedad de productos en su finca, que le aseguran comida durante el año. La recuperación de estas semillas es importante para la familia y la comunidad, pues hay demanda de granos para hacer comidas o bebidas, como las variedades de maíz que se usan para hacer pozol, pinol, rosquillas o atol.
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El rescate de las variedades criollas abarca semillas de cultivos como el maíz, los frijoles, el pipián garsa o como la lágrima de San Pedro, que es una semilla muy buscada por artesanas para hacer collares; semillas de árboles, y variedades de animales, como las gallinas indias. Estas semillas y animales se han venido perdiendo por la introducción de semillas y razas mejoradas. Las semillas criollas durante años se han visto como de menos, como si fueran de menor calidad, por su bajo rendimiento. Son vistas como un atraso en la producción, y no se valora la importancia que tienen
en la alimentación de las familias, ni en la independencia que dan a la economía campesina, ni se valora la sabiduría que tienen los campesinos para reproducirlas y conservarlas. La producción basada en semillas criollas no depende de si las familias tienen dinero o no, ni si se les ayuda con semillas; sólo depende de su habilidad para seleccionar la semilla y almacenarla. El no tener semilla para la próxima siembra es una de las señales de pobreza. Un campesino sin semilla es igual que un campesino sin tierra o sin agua. ¿De qué van a comer él y su familia?
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Las semillas criollas, una riqueza
Herencia de los antepasados En el rescate de las semillas criollas los campesinos se han dado a la tarea de identificar las variedades de semillas, y las han puesto en una lista. Es decir: han hecho un diagnóstico, porque ahora se conoce las que hay en el país. También han localizado los lugares donde se producen y han recogido muestras de semillas para reproducirlas, es decir: las han rescatado, evitando su desaparición. Lo más importante de esta tarea es que las familias reconocen la importancia y el gran valor del trabajo que realizaron sus abuelos y sus padres, que las produjeron y se las heredaron con su trabajo. Una virtud de estas semillas es que se han conservado en el campo con los cuidados de los campesinos. No es una semilla conservada en un laboratorio. Otra virtud, que poco se valora, es que estas semillas han estado en manos campesinas, quienes han encontrado maneras para conservarlas como variedades, y han desarrollado maneras de seleccionar las semillas
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para la siembra, así como formas para secarlas y guardarlas, sin perder su poder germinativo. Otra virtud de las variedades criollas, sean plantas o animales, es que son aguantadoras o resistentes ya sea a la sequía, a las plagas, o a las enfermedades. En el caso de los cultivos estas variedades logran producir sin usar químicos, cosa que no ocurre con los cultivos de semillas mejoradas. En el mercado, las variedades criollas tienen gran aceptación, porque son variedades conocidas. Al inicio el tema de las semillas criollas sólo era una reflexión: ¿por qué se han perdido muchas variedades?, se preguntaban los promotores. Así empezaron a decir unos que habían tenido unas variedades y otros que aún las tenían. Hoy la reflexión es que estas semillas no sólo son vistas como la herencia de los antepasados, sino que se ven como parte del futuro, porque dan seguridad a la familia, pues ya conocen su teje y maneje, lo que les garantiza su comida, y la semilla para la próxima siembra. Ahora ya pasamos de la reflexión a un programa donde hay 13 mil familias participando, y esta idea del rescate de la semilla tradicional ha tomado fuerza no sólo en Nicaragua, sino también en Ecuador y Venezuela. F
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Las semillas criollas, una riqueza
Tesoro de los nicaragüenses Para ejemplo de la riqueza que los campesinos han rescatado, sólo en Condega están sembrando 11 variedades de maíz criollo, entre ellas el maíz amarillón, olotillo, yema de huevo y zorro amarillo. Y en el país se han recuperado 127 variedades de maíz, entre criollas y acriolladas. En variedades de frijoles han encontrado 141 variedades y aún siguen buscando el frijol chonete, el lomo de vaca y el pie de santo, que siguen vivos en el recuerdo de los ancianos. Aparte de estas variedades de frijoles que son comerciales, hay otras variedades de leguminosas que se comen pero que no son comerciales; de estas variedades se han rescatado 30, entre ellas sólo en la variedad chinapopo el blanco, el negro, el pinto, el rayado, el rojo o gallito. También encontraron el frijol casimpulga. De sorgo han rescatado 38 variedades. De arroz 9 variedades acriolladas. Entre árboles y hortalizas, han rescatado un total de 147 variedades. Entre ellas, sólo de ayotes 11 variedades, entre ellas el gigante; cuatro variedades de achiote, una variedad de algodón silvestre, y nueve variedades de guineos. No todo es positivo en este rescate, pues tanta diversidad
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tiene problemas a la hora de la venta; por ejemplo, los compradores de frijoles buscan una semilla uniforme en color y tamaño. Esa exigencia del mercado lleva a una agricultura de pocas variedades de semillas y a cultivos de grandes extensiones. En el caso de los pequeños productores lo que les asegura su comida, es esa diversidad, pues aun cuando el invierno sea malo algo van a lograr, mientras que con un solo cultivo, corren más riesgo de perderlo todo. El rescate de semillas tendrá éxito si en el mercado de las localidades la gente compra estos productos. Esto tiene que ver con los hábitos de alimentación de la población: si dejamos de beber pozol, pinol o se deja de hacer rosquillas y otras comidas tradicionales, los productos no tendrán mercado y estas semillas caerán otra vez en el olvido. Con este rescate de las semillas criollas, acriolladas y silvestres, se conoce y se protege la base de la riqueza que tiene Nicaragua como Patrimonio Genético Nacional. Riqueza que, de acuerdo a la ley, es propiedad de todos los productores, campesinos y campesinas nicaragüenses, y por esta razón las variedades criollas no podrán ser patentadas, ni privatizadas por ninguna empresa. Esta riqueza en tan variadas semillas ahorra dinero a Nicaragua, al no tener que importarlas para garantizar la comida. n
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Las semillas trangénicas
Una voz de alerta Julio Sánchez es el coordinador de la Alianza Centroamericana de Protección a la Biodiversidad, quien muy preocupado da una voz de alerta sobre cierta ley y unas nuevas variedades de semillas que ponen en riesgo los derechos de las familias de agricultores, y la salud de todos los nicaragüenses. Esta es su preocupación: “Para 1998 el gobierno de los Estados Unidos hizo un convenio Bilateral, es decir, de Gobierno a Gobierno, en donde Nicaragua se compromete a firmar un paquete de leyes que en su mayoría tienen que ver con la propiedad intelectual sobre los derechos a la obtención de especies vegetales.
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Con esta ley 318 buscan cómo dar derechos de propiedad o pertenencia a las personas que descubran o creen un organismo. Esto es muy grave porque viola los derechos de los campesinos, al penar o condenar a cualquier agricultor que almacene, explote, comercialice o aproveche, cualquer variedad de semilla registrada en los Estados Unidos y protegida por esta ley. Significa que cuando una empresa distribuya una semilla protegida por la ley 318 en Nicaragua, cada campesino va a tener que dar regalías o pagar un impuesto por cualquier cosa que quiera hacer con esa semilla.
Con esta ley 318 buscan cómo dar derechos de propiedad o pertenencia a las personas que descubran o creen un organismo. Al revisar esta propuesta de ley, debemos de tener mucho cuidado porque con palabras rimbombantes o términos extraños escritos en los artículos, buscan cómo confundir para sacar provecho a su favor. Nos dimos cuenta de esto porque cuando nosotros estudiamos toda la ley nos encontramos con algo escrito llamado “organismo genéticamente modificado”. ¿Por qué no lo citan por su propio nombre: trangénico?
Nos quedó claro que su verdadera intención es introducir o traer este tipo de material al país. Un transgénico es un organismo a la que le introducen características de otro ser vivo, como un animal, una planta, un virus o un microbio, en un laboratorio. Por ejemplo, para darle a una variedad de arroz resistencia contra las plagas, le meten o encajan en el laboratorio una parte muy pequeñita de un alacrán y de una bacteria. A esta diminuta parte se le llama gen. Estas variedades no son naturales y al ser artificiales no se conocen las consecuencias y riesgos que puede traer consumirlas o cultivarlas. F
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Las semillas trangénicas
La pregunta es ¿Habrá en Nicaragua? En el 2002 hicimos una primera investigación y descubrimos que en la ayuda alimentaria distribuida en Siuna, Dipilto, Ocotal y Nueva Segovia habían granos transgénicos. De esta ayuda se estaban alimentando, sobre todo, las mujeres embarazadas, niñas y niños. Lo peor del caso es que a nadie se le informó. Fue cuando pusimos en aviso a los gobiernos municipales de Dipilto y Ocotal. También hubo intentos de sembrar en Nueva Segovia semillas trangénicas para experimentar. Ahí fueron los mismos agricultores quienes se opusieron.
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En el 2005 terminamos una segunda investigación en Nueva Segovia, Matagalpa, Siuna, en otros paises de Centro América y República Dominicana. Aquí en Nicaragua volvió a salir cien por ciento positivo, sobre todo en granos de maíz, soya, cereales y arroz. Con estos resultados ya se ha comenzado a generar una discusión a un nivel más grande, y nos importó mucho que se discutiera en el Parlamento Centroamericano. Ahora los gobiernos locales están planteando al PMA que cualquier ayuda alimentaria enviada a nuestro país, sea comprada a los productores en los municipios de la zona.
Además están exigiendo al gobierno que niegue la importación o introducción de cualquier variedad de semilla transgénica, o producto de ella, rechazada en otros países. Si un producto viene de los Estados Unidos y Argentina es sospechoso de ser trangénico. Entre estos productos están la harina de maíz de marca Maseca y Comal, algunas sopas instantáneas y las enlatadas, las hojuelas de maíz o corn flake, chocolates, caramelos, el aceite Canola, y el arroz importado de los Estados Unidos. Para respaldar estas decisiones se ha creado la ley de Bioseguridad, que en estos momentos se encuentra en discusión en la Asamblea Nacional. Además, para salvaguardar nuestros recursos, organizaciones campesinas como la UNAG están avivando los bancos de semillas criollas para rescatar y proteger los recursos vegetales. F
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Las semillas trangénicas
En el 2005 la Alianza de Protección a la Biodiversidad, presentó dos proyectos de ley en la Asamblea Nacional; uno para prevenir los impactos de los OGM (Organismos Genéticamente Modificados), y otro para evitar que nos roben nuestra biodiversidad. Los gobiernos locales deben promover territorios libres de transgénicos, con el fin de proteger la soberanía y seguridad alimentaria.
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De esta manera, al reconocer y registrar nuestras semillas tenemos más respaldo para declararlas como patrimonio genético de los nicaragüenses, evitando el robo o el pirateo por parte de empresas extranjeras. Aparte de hacer un inventario o listado y conocer cuáles son las variedades de semillas, se desarrolla una mayor conciencia del valor de nuestros recursos. Existen bancos de semillas en Boaco, Nueva Segovia, Matagalpa y Masaya...” Otra medida recomendada al gobierno por el coordinador Julio Sánchez,
es impedir en los próximos cinco años cualquier importación de productos de paises en donde se sospeche que cultivan y manejan trangénicos. Consideramos que ya es tiempo de establecer un marco regulatorio en donde se construyan las reglas del juego, y una posición clara en el acontecer de esta propuesta. Tu enlace con Julio Sánchez de la Alianza Centroamericana de Protección a la Biodiversidad del Centro Humbolt son los teléfonos 2498922, 2506454 y el 2492903. Fax: 2506452. biodiversidad@humboldt.org.ni juliohector5@yahoo.com n
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Semillas exterminadoras
“En las semillas está la vida, sin semilla no hay siembra y sin siembra no hay cosecha”, dice don Arnoldo López, un campesino vecino de San Nicolás. Así funciona la naturaleza, pero ahora existen semillas que vienen preparadas para que la planta nazca normal, crezca y dé cosecha, pero después la semilla cosechada ya no vuelve a germinar, porque es una semilla estéril, preparada con orden de no volver a nacer. ¿Porqué sucede eso? La empresa Delta Pine Land Co. en el año 1993 patentó una forma artificial para regular la fertilidad de las semillas.
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Una vez que se le mete ese cambio a una semilla, su cosecha es estéril o vana. Estas semillas son parte de los productos transgénicos, hechos en laboratorio. ¿Cuál es el peligro de estas semillas? 1. La dependencia El mayor peligro de usar estas semillas es la dependencia de los campesinos, porque están obligados a comprar semillas año con año, a las compañías que las producen y las venden. En los países ricos los productores siempre compran la semilla de siembra. En cambio en los países empobrecidos, la mayor parte de la semilla de siembra se guarda de la cosecha anterior.
“En las semillas está la vida, sin semilla no hay siembra y sin siembra no hay cosecha”. 2. El uso de químicos agrícolas Las empresas que producen estas semillas, son las mismas que venden los agroquímicos, por lo que el cultivo de estas semillas necesita del uso de productos químicos que están amarrados en un solo negocio. 3. El peligro de los cruces de plantas Ya se conoce que el polen de los cultivos transgénicos se puede cruzar con las variedades criollas y trasmitirles sus características, es decir que las contamina y las cambia. Si estas semillas están preparadas para no volver a nacer, puede ser que las variedades criollas desaparezcan por esta causa. ¿Qué se puede hacer? No cultivar semillas transgénicas para evitar la contaminación de otros cultivos o de los insectos con estos productos, sobre todo de variedades exterminadoras. Informarse sobre las características de las semillas que van a sembrar. Cada persona tiene derecho a saber si las semillas son de origen natural o transgénicas, así sea que las compre o se las donen. A estas semillas se les conoce en el mundo como semillas con gen termineitor, que en buen español significa con un gen exterminador, porque su orden es no volver a nacer. n
AVISO Empresas productoras de semillas transgénicas: Monsanto, Dupont-Pionner, Syngenta. Estas trasnacionales controlan la mitad del mercado de semillas del mundo; además de los transgénicos, comercializan granos mejorados y químicos para la agricultura.
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Cosecha, secado y curado de semillas criollas
Con métodos naturales
¿Por qué curar las semillas sin pastillas y cuáles son los métodos que mejor funcionan? Don Santos Hernández, un productor y experimentador de Condega, responde: “Porque queremos que la semilla sea sana para que también la comida sea sana, y por la economía: un tubo de pastillas de curado vale 90 córdobas. ¿Por qué gastar en venenos peligrosos si hay formas naturales de guardar nuestra semilla…? “ El Programa de Campesino a Campesino de la UNAG, en conjunto con varias universidades, realizaron una investigación durante un año con productores de varios municipios del país que guardan su semilla criolla, y encontraron que para que no se dañen es necesario cosecharlas, secarlas, curarlas y almacenarlas de forma adecuada.
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Técnicas de cosecha y secado Para que la semilla de maíz no se pique se tapiscan las mazorcas en luna sazona, de cinco días en adelante. Para que la semilla no se nazca ni se pudra, se guarda cuando está bien seca. Una forma sencilla y efectiva de secar, curar y guardar al mismo tiempo las semilla de maíz, es poner las mazorcas en guasayas o en ochol, guindadas sobre el fogón de la cocina, para que les de el humo. Cuando las mazorcas reciben el humo diario, se secan y quedan protegidas de los gorgojos, pero hay que tener el cuidado de que no les dé el calor del fogón, porque pueden perder su capacidad de germinación.
¿Cómo sabemos cuándo están bien secas? • Cuando las apretamos con los dientes o con las uñas y no queda marca. •Con la prueba de la sal: se seca un puño de sal en un comal al fuego y se echa en un vaso de vidrio transparente, revuelto con unas cuantas semillas de frijol. Tapamos el vaso de vidrio, lo sacudimos bien, y si la sal no se pega a las paredes del vaso es que la semilla está seca y lista para guardarse. Estas pruebas también se pueden usar para las semillas de maíz, sorgo y millón. F
El frijol está maduro cuando las hojas y las vainas se ponen amarillas. Este es el tiempo de arrancar las matas y ponerlas a la sombra, bajo techo, en un corredor aireado durante una semana. Al cabo de ese tiempo, si al apretar con la uña o los dientes queda una marca sobre la semilla, ya es tiempo de aporrearlo. Una vez aporreado lo secamos extendido sobre sacos o lona, no sobre el piso o sobre plástico, porque son muy calientes y dañan las semillas. Para secar las semillas buscamos las horas más frescas: de 6 a 10 de la mañana ó de 2 a 6 por la tarde. Nunca se deben secar al mediodía porque el sol es tan fuerte que puede matarlas.
Variedad criolla de frijol Lila.
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Cosecha, secado y curado de semillas criollas Las formas de curado más efectivas experimentadas por varios productores son las siguientes: •Con agua de cal y sal Muchas familias campesinas guardan su semilla de maíz en tusa, en capas de mazorcas bien acomodadas en trojas. Para que no se piquen por gorgojos, las curan rociándolas capa por capa con agua de cal y sal. ¿Cómo preparamos este remedio? Disolvemos en 1 litro de agua 1 libra de sal y 3 libras de cal y luego le agragamos más agua, hasta completar 10 litros. Con esto ajustamos para curar 3 quintales de mazorcas de maíz.
•Con chile y ajo: se envuelven en trapitos, haciendo como chupones, y se distribuyen arriba, en medio y debajo de un quintal de semillas, o se muelen y se mezclan con las semillas.
•Con humo de la cocina, cuando las mazorcas lo reciben diario. •Con ceniza de estiércol seco de vaca. Se usa 1 libra de esta ceniza por 1 quintal de semillas. •Con ceniza de gavilla de frijol 1 libra de esta ceniza por cada 8 libras de semilla frijol. •Con ceniza de leña de fogón las dosis van entre 1 libra de esta ceniza por arroba de semilla de frijol, a 4 onzas de ceniza por libra de semilla. •Con estiércol seco de vaca molido. •Con sol: asoleando las semillas cada cierto tiempo dos o tres días al sol, y cambiando de posición los sacos. •Con su propia broza: guardar la semilla de frijol con su propia broza, sin despolvarla, en saco bien cerrado.
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Técnicas de curado
Las dosis varían entre 1 ó 2 dientes de ajo por libra de semilla a almacenar, y 25 chiles por 6 libras de semilla de frijol ó 1 libra de chile seco por quintal. •Con aceite: 1 cucharada sopera de aceite por cada arroba de semillas.
Después de aplicados estos tratamientos las semillas se almacenan en sacos, bolsas, silos u otros recipientes bien sellados, para evitar la entrada de aire o plagas. Para saber más sobre estas técnicas les recomendamos el libro “Almacenamiento y Curado Orgánico de las Semillas Criollas”. El contacto es Jorge Irán Vásquez del PCaC-UNAG, teléfono 2502938. n
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Banco de semillas criollas
Para garantizar la comida La variedades de semillas criollas que se han venido guardando en las comunidades por generaciones, son la garantía de que aunque el invierno sea malo, siempre va a haber cosecha, aunque sea para la comida.
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De estas semillas la familia Orozco, en la comunidad de El Naranjo, municipio de La Trinidad, ha llegado a tener entre 17 y 18 variedades, sobre todo de frijoles. Tienen tantas que se puede decir que tienen un banco de semillas en su comunidad. Fermín Orozco amplía más:
“La semilla criolla es buena porque casi no tiene enfermedades que la ataquen, es bien resistente a las sequías, al exceso de lluvias y a las plagas, y tiene un excelente sabor. Además, aunque no le eche urea, ni abonos químicos, siempre da; no hay riesgo de quedarse sin comida… El problema es el mercado: la gente prefiere las variedades rojas como INTA, Rojito o Tico, por eso nosotros nos hemos quedado produciendo
Fermín Orozco y su familia.
“La semilla criolla es buena porque casi no tiene enfermedades que la ataquen, es bien resistente a las sequías, al exceso de lluvias y a las plagas...” las variedades criollas que tienen un poco más de comercio y que son más sabrosas de comer, y las variedades rojas que mejor se dan aquí y tienen más mercado. Todo esto lo hemos compartido con la gente de la comunidad, y con el apoyo de UNICAM, con campesinos de otros lugares: les llevamos un puñito de una variedad y ellos nos dan otra a cambio para que no nos falle la comida…” F
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Banco de semillas criollas
Estrategias para sembrarlas Don Eulogio Orozco, papá de Fermín, tiene más de 40 años de usar estas semillas. Conoce bien las mejores variedades, y junto con sus hijos, ha diseñado una estrategia para sembrarlas y que la comida no falle. De todo esto platica Don Eulogio: “Las variedades criollas son más rápidas para cosechar que las mejoradas, aunque también hay variedades de maíz que son más dilatadas, pero compensan con la cantidad y calidad de las mazorcas. Aquí por ejemplo tenemos la costumbre de sembrar en mayo maíz criollo de dos variedades: una rápida más pequeña y de color amarillo, para tener comida a partir de julio, y una más grande y más tardada que se cosecha en octubre, pero que da hasta dos o tres mazorcas de calidad por mata.
Don Eulogio Orozco.
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Cuando una está para nesquizar la otra todavía está en elote. Así garantizamos el maíz de todo el año. Con las variedades de frijol nos hemos quedado con los más sabrosos: con el Lila, el Guaniceño, el Guapequeño, el Poneloya, el frijol Papa y el Catracho; ¡Es como comer camagües todo el tiempo!”. Si quiere conseguir alguna variedad de las que cultiva la familia Orozco, o saber más sobre la gran experiencia que tienen en el cultivo y manejo de estas variedades criollas, el contacto es Augusto Mesa, de INSFOP-UNICAM de Estelí. Teléfono 7132140. n
Algunas variedades criollas de frijol que conserva la familia Orozco.
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¿Cómo acceder a la tierra?
Crédito y conocimiento Para garantizar la comida lo primero que hay que tener es tierra. ¿Cómo lograrla siendo jornalero? Una alternativa es el crédito y el conocimiento, como explica José Abelardo Espinal, en la comarca de Lira de Paso Hondo, municipio de Santo Tomás del Norte: “Yo antes sólo tenía el solar de la casa y cada año tenía que emigrar a Guatemala, El Salvador o Costa Rica, a trabajar de albañil o carpintero, hasta que El Bloque Intercomunitario me habilitó un crédito para comprar esta manzana de tierra que tengo. Empecé cercando, reforestando, conservando los suelos, haciendo acequias, barreras vivas, curvas a nivel, diques, diversificando...Todo esto lo aprendí con un patrón en Costa Rica. Ahora tengo tierra que me está dando producción.
Don José Abelardo Espinal.
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Con la producción pagué la tierra, y con un nuevo préstamo cové el pozo, compré un sistema de riego y una bomba impulsora para sembrar tomate. Con la ganancia del tomate pagué la jarana y volví a prestar para un invernadero, que es el que más ganancia me está dando hoy, para producir y vender plantas en bandejas. Con la ganancia de esta nueva actividad volví a prestar, y así he estado: pago, me dan, pago y me dan.
La última inversión que hice fue una bomba eléctrica para ampliar el área de hortalizas con micro-riego. ¿Para qué me ha servido todo esto? Lo primero para no tener que seguir emigrando. Ahora ya tengo tres años de trabajar en lo propio. Hemos mejorado la casa, los hijos están estudiando y la familia se ha mantenido unida... Yo antes nunca le había puesto mente a la agricultura, no le veía futuro, ahora he comprendido que en la tierra está la vida...” Para saber más sobre la experiencia de crédito que está desarrollando el Bloque Intercomunitario, el contacto es Ariel Casco, teléfono 3462219. F
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¿Cómo acceder a la tierra?
Desarrollo y diversificación
La Fundación Entre Mujeres (La FEM) de Estelí, está desarrollando en los departamentos de Estelí y Nueva Segovia, otra alternativa de acceso a tierras para grupos organizados de mujeres, en la que es esencial el desarrollo personal, la diversificación productiva y la transformación y comercialización directa de sus productos, para llegar a tener un día una tierra propia. Como explican María Asunción Vargas, Imelda Vargas y Deisy Sánchez, del Colectivo Las Gaviotas, en Loma Fría, Dipilto, uno de los siete colectivos que atiende La FEM:
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“Nosotras éramos mujeres que vivíamos cortándole el café a los patrones o cuidando mozos. No teníamos nada hasta que La FEM empezó a ayudarnos hace diez años con una tierra para no ir a trabajar a otro lado. Ahora tenemos casa propia y trabajamos juntas 10 manzanas de café con plátano. Cuando vendíamos en el mercado local nos compraban el café a 400 pesos la carga. Hoy, aunque nuestra producción es pequeña, lo estamos vendiendo directamente en el Comercio Justo a 155 dólares el quintal oro, por eso estamos renovando y ampliando nuestra área de café...”
Juanita Villareyna, responsable del rubro agropecuario y coordinadora de la organización, amplía más sobre la otra parte de la estrategia: “Pero al café que no se exporta también le están sacando una buena ganancia, vendiéndolo tostado, molido y empacado con la marca comercial “Café Las Diosas” Para las fincas más áridas, que no pueden producir café, La FEM, en conjunto con las mujeres, también ha encontrado una alternativa para obtener mayores ingresos: la rosa de Jamaica. Con esta flor las mujeres ya están haciendo vinos, mermeladas y tés; productos que comercializan juntas a buen precio en el mercado local. Pero este desarrollo económico de nada sirve si no va acompañado de su crecimiento como personas, por eso estas mujeres han recibido capacitaciones de género, educación de adultas, capacitaciones sobre derechos sexuales y reproductivos y sobre la lucha contra la violencia… ¿Cuándo van a ser suyas esas tierras que hoy trabajan de forma colectiva? Cuando demuestren que son capaces de hacer que la finca se sostenga por sí misma, van a empezar a pagarlas, aunque sea a la mitad de su precio…” Para saber más sobre esta experiencia el teléfono de La FEM es el 7134067 ó el 713976. n
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El peligro del uso de los químicos
Unos prohibidos y otros con condiciones
Cuando se inició la fabricación y el uso de los químicos para la agricultura, la propaganda decía que habría más y mejores cosechas, se prometió una gran producción de alimentos y el fin del hambre en el mundo. ¿Qué ha pasado desde entonces? En Nicaragua cada año un gran número de personas resultan intoxicadas con plaguicidas, y su uso tiene otros efectos que aparecen con el paso de los años, como el cáncer, el nacimiento de niños y niñas con defectos; otros plaguicidas,
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como el Nemagón y el Dinoseb, causan la esterilidad en los hombres. Hay una lista de plaguicidas que se conoce como la docena sucia o la docena maldita por ser productos muy tóxicos que permanecen activos durante años en los suelos y en el agua, afectando así la vida de las plantas, los animales y las personas. Estos plaguicidas están prohibidos en los países que los producen; en Nicaragua desde 1993 está prohibido el uso de los siguientes: DBCP, que es conocido como Nemagón,
Fumazone, BHC, Aldrin, Deldrin, Endrina, Dinoseb, DDT, Pentaclorofenol, 2,4,5-T, Ethil Parathion, Heptacloro, Toxafeno, EDB, Lindano y Clordano. La doctora Marianela Corriols, de la Organización Panamericana de la Salud y experta en este tema, explica: “En el año 2004 se han revisado los plaguicidas que provocan el mayor número de intoxicados y muertos en Centroamérica. Resultado de esa revisión, en Nicaragua se restringieron severamente los siguientes productos: Aldicarb, Metamidofos que se conoce a nivel comercial como: MTD, Filitox, MTD- 600, Metomil, Monocrotofos, Carbofuran, Endosulfan, El Clorpirifos, Paration Metílico, Terbufos, Etoprofos y el Paraquat que se conoce a nivel comercial como gramoxone.
La restricción severa significa por ejemplo que el Metamidofos que es el que causa el mayor número de intoxicados, y que se usa en unos 20 tipos de cultivos, está autorizado con las siguientes condiciones: • Sólo se puede usar para el cultivo de arroz y sorgo. • Sólo se puede comercializar en envases originales. • A los trabajadores que lo aplican, se les debe hacer una prueba de sangre para saber cómo está su colinesterasa, si el dato sale bajo, indica que ya ha comenzado a intoxicarse y debe ser retirado de donde hay químicos, para evitar que se intoxique de manera grave. Con estas condiciones este plaguicida quedó registrado en el país. F
En Nueva Segovia, durante el año 2003, se dio el mayor número de intoxicados de toda Nicaragua, con 171 casos. De ellos murieron 15 personas. La mayoría de estos intoxicados fue por razones de trabajo. En el año 2004, se dieron 173 casos, de ellos murieron 20 personas. La principal causa fue el intento de suicidio.
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El peligro del uso de los químicos
A producir sanamente
“Sólo el Metamidofos calculo que provoca unos 25 mil intoxicados al año”, continúa explicando la doctora Corriols. Un intoxicado dura 9 días enfermo, y el gasto anda por unos100 dólares, contando lo que pone su familia y lo que gasta el hospital. Si ese gasto se multiplica por 25 mil, es un dineral. ¿Qué está pasando? El Estado no tiene capacidad para controlar que la restricción se cumpla, y estos plaguicidas siguen causando la mayoría de las intoxicaciones, igual que antes de la restricción, de cada 100 intoxicados, 60 casos son por estos químicos.
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Aparte de los plaguicidas restrictos, en el año 2004 se le canceló el registro a la Fosfina, que es la pastilla para curar frijoles; la cancelación fue ordenada a través de un decreto ministerial, y a las casas comercializadoras les dieron un año de plazo para vender lo que habían importado. A partir del 2005 ya no debía haber Fosfina en pastilla, pero ocurrió que los maniceros presionaron al MAGFORD para que permitiera el ingreso de las pastillas y el MAGFORD, sin haber cambiado el decreto ministerial, permitió la entrada de las pastillas.
El año que estuvo la prohibición bajaron las muertes por Fosfina de 300 personas a 50, en su mayoría jóvenes y mujeres embarazadas. Otro problema con estos plaguicidas, es que como no hay permiso para importarlos, hay cinco casas formuladoras que los preparan aquí dentro del país, y así evitan la traba de la prohibición. En el país se reportan en los hospitales sólo 2 intoxicados de cada 100 casos que ocurren, pues sólo llegan los más graves. Se estima que cada año ocurren entre 60 mil a 65 mil casos. Si se quiere cambiar esta situación se debe prohibir el uso de estos plaguicidas que en su mayoría están clasificados como Extremadamente Tóxicos y Altamente Tóxicos; son tan peligrosos que su uso está restringido en los países que los producen. El Instituto Nicaragüense de Tecnología, INTA, y el grupo de Manejo Integrado de Plagas, MIP, han sacado una guía con opciones al uso de estos plaguicidas. Es decir, que hay maneras comprobadas de producir sanamente. No se puede, en nombre de la producción de alimentos, pedir el uso de los plaguicidas cuando se siguen muriendo personas y habiendo intoxicados. No tiene sentido que para acabar con el hambre se arriesgue la vida. n
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Diversificación y comida “La diversificación es esencial para asegurar y mejorar la comida”, dice don Fausto Carrasco en la comarca la Carreta, del municipio de Somotillo, al hablar de la importancia que para él tienen la diversidad de rubros que siembra en su parcela: “Yo antes no pensaba en esta diversificación, pero cuando conocí a los de El Bloque Intercomunitario y me apoyaron, empecé a ponerle mente a esta manzana y media de tierra, y hoy la tengo diversificada con guineo, plátano, malanga, quequisque, yuca, coco, mango piña, maíz, marañón, jocotes, nancites y hasta tomate de riego... La idea es tener al menos de seis a diez rubros con el objetivo de que si uno no da, me dé el otro, de manera que podamos asegurar y mejorar la comida y hasta tener un excedente para vender...” Don José Rodolfo Lanuza vive en su finca El Papalón, en la comarca de San Nicolás de Achuapa.
Todo es necesario para vivir feliz 50
Don Fausto Carrasco.
Don José Rodolfo Lanuza.
Como es de familia de campesinos y además socio ASODEPA, en la finca tiene de todo. El lo cuenta así: “Los técnicos que me visitan dicen que mi finca es integral, pero yo no sé de eso; de lo único que me he dado cuenta es que para sobrevivir he tenido que tener mis chanchitos, mis gallinitas, mis vaquitas, mi parcelita para trabajar la agricultura, mi bosque, potreros.... Tener de todo un poco para que si me va mal con el maíz tener la leche; si la vaquita no me dio leche, tener los frijolitos y los chilotitos y comer. Tener siempre comida. Otra cosa que tengo es que no dejo de sembrar árboles. La gente me pregunta: -¿Para qué estás sembrando esos palos si ya estás viejo? Y yo les respondo: -Yo no sembré ese mango y he comido barbaridades de mangos. Yo hago igual: de lo que siembro otro va a comer... Tampoco me ha gustado botar un árbol, y si miro un palito bonito que viene creciendo en los potreros, lo dejo, porque el ganado, como las personas, también lo necesita para comida, para sombra... Yo por lo menos cuando quiero descansar y estar solo, me voy a recostar en la raíz de un palo viejo de guanacaste que tengo en la propiedad… Todo es necesario para vivir. Así llevo una vida feliz.” n
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“Planificar la producción dentro de la finca o parcela y organizar las actividades, así como los tipos de cultivos más aptos y rentables, requiere de un mayor conocimiento y valoración de los recursos que posee una familia...”. Aseguran don Ernesto López y Modesto Hüete de la Asociación de Desarrollo Social de Nicaragua conocida como ASDENIC. Para que las familias alcancen un mayor nivel de reflexión hacen varios encuentros, capacitaciones y talleres en donde primero analizan los recursos con que cuentan, quiénes viven, de dónde obtienen el dinero, quiénes trabajan en la parcela, la mano de obra pues, y qué esperan lograr en el futuro. De esta manera es más fácil ver el estado actual de la finca y saber en dónde están las necesidades de financiamiento y qué hacer primero. Así sale un plan lógico basado en sus propias necesidades. También es preciso conocer de dónde se obtienen los ingresos, para tomar decisiones que ayuden a alcanzar los objetivos que se propone la familia en cinco, diez, ó 15 años. Otra cosa que hay que saber es cómo estará la zona y el número de personas que dependerán de la finca.
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Planificación y
organización de la finca “Planificar la producción dentro de la finca o parcela y organizar las actividades, así como los tipos de cultivos más aptos y rentables, requiere de un mayor conocimiento y valoración de los recursos que posee una familia...”. Además al fundamentar un plan en donde muestran el camino para desarrollar su parcela, cada familia fortalece su capacidad de gestión. Su fin es determinar una serie de cambios en el manejo de la finca en donde se van ordenando cultivos, la crianza de animales, pastos, reforestación, cercas vivas... En las medidas a corto plazo se enumera, en detalle, una serie de medidas listas para llevarlas a la práctica. Se toma en cuenta en qué tiempo se hará, cuándo y quién es el responsable. Así se sabe cuál es el aporte de la familia y lo que debe buscar fuera de la finca, como capacitaciones, asesoría, acompañamiento y financiamiento. Tu enlace con ASDENIC es el teléfono: 7133573, Estelí. n
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Lácteos Gualca
De la finca al consumidor
“Con una finca pequeña se puede salir adelante si el productor vende directamente sus productos…” Asegura Sonia Hernández, una productora de Condega que con poca tierra y poco ganado, está transformando y vendiendo sin intermediarios, todo lo que saca de la finca. Esta es su experiencia: “Tenemos una finca diversificada de 2 manzanas, y de unas vacas ordeñábamos diario entre 40 y 60 litros de leche, pero no encontrábamos mercado. Primero pensamos en hacer helados de leche, cuajadas… pero la ganancia era casi igual a los gastos. Entonces aprendí a hacer otro tipo de quesos para combinarlos con frutas,
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pasé un curso de quesillos, inventé un queso nuevo que llamé “mestizaje”, empecé a hacer yogurt, y con mi marido empezamos a visitar el mercadito verde que hay en Estelí todos los viernes y sábados, y fue un éxito. Como queríamos buscarle otras salidas a la leche, también empezamos a meternos en cosas de panadería que llevan queso, leche y crema -picos, torta rellena, pastel de queso-; y todo producto que llevara leche: cajetas, arroz con leche, pio quinto, rompopo… Todo es tener creatividad. Con el éxito del mercado y pensando en no seguir en la viajadera, nos decidimos a poner este rancho aquí en Condega, que hemos llamado lácteos Gualca,
donde sólo vendemos cosas que nosotros producimos. No sólo para salir de lo que da la finca sino para que la gente se vaya adaptando a consumir lo local, lo nacional; un producto sano, natural, sin aditivos ni conservantes, de la finca al consumidor… Aquí no se vende gaseosa, ni meneitos ni nada de esa comida chatarra, y estamos demostrando que lo nuestro es mejor que lo importado, aunque no tenga empaques ni etiquetas lujosas, ni publicidad; que lo que importa es la calidad, que no hay como lo natural y que además es más barato…
En este pequeño negocio al borde de la Panamericana hoy trabajan nueve personas… “vamos caminando a la par de lo que la gente va pidiendo, y así vamos también diversificando la finca…”
¡Ahora incluso los de la Coca Cola y los de la Parmalat llegan a comer aquí!”. En este pequeño negocio al borde de la Panamericana hoy trabajan nueve personas más los hijos de doña Sonia, que no dejan de echar una manito. Venden frescos de toda clase de fruta, mermeladas, vinos, dulces, leche agria, yogures y toda clase de quesos: quesillo, mozzarella, queso para freir, daditos de queso, queso de cabra, quesos de crema... “vamos caminando a la par de lo que la gente va pidiendo, y así vamos también diversificando la finca…” Concluye doña Sonia. Lácteos Gualca se encuentra en el tramo de la Panamericana que atraviesa Condega. Para más información llamar al teléfono: 715-2128. n
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En busca de un mercado
¿Cómo vender la cosecha?
La cosecha de frijol no sólo garantiza la comida a la familia campesina, sino que es un producto buscado para el mercado nacional y la exportación. Según datos del MAGFOR, Nicaragua destina para el cultivo del frijol un área de 275 mil hectáreas. A la hora de la venta del frijol, los comerciantes compran más frijoles de postrera, porque el grano tiene menos humedad, y para exportar prefieren los frijoles con forma de riñoncito. Los campesinos en cambio siembran en dependencia del invierno, y usan la semilla que tienen.
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Ahora el mercado del frijol ha variado, pues en Centro América se compra más barato el frijol que producen China y Argentina, y lo mismo está pasando con el arroz y otros productos. Harold Calvo Reyes, quien ha trabajado en el área de comercialización, del Servicio de Información Mesoamericana de Agricultura Sostenible, SIMAS, nos explica: “En Nicaragua el comercio de los productos agrícolas se hace igual que hace 50 años o más. Por ejemplo de cada 100 quintales de café que se venden, 98 van en granos y sólo dos quintales van procesados.
“En Nicaragua los alimentos los producen los pequeños productores y sus familias ...” Es poco lo que se transforma en el país, así que las ganancias les quedan a los que en otros países procesan estos productos. En Nicaragua los alimentos los producen los pequeños productores y sus familias; de cada 100 quintales de maíz y frijol, 90 los producen los pequeños productores; de cada 100 verduras y frutas, 85 vienen de los pequeños productores. En el caso del ganado, de cada 100 cabezas, 80 están en manos de los pequeños productores.. A pesar de que comemos de la producción campesina, ellos poco apoyo reciben. En la asistencia técnica les recomiendan el uso de químicos, que además de ser dañinos para el suelo, el agua y la salud, les crea dependencia, pues necesitan dinero para comprarlos. No reciben créditos de los bancos, y las micro financieras que les atienden les dan créditos con altos intereses por la desconfianza que les tienen, aun cuando los estudios demuestran que son buenos pagadores. Una vez que ya ha salido la cosecha se enfrentan al problema mayor: ¿Cómo vender la cosecha?” F
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En busca de un mercado
Foto cortesia SIMAS.
¿Quién pone los precios?
Los intermediarios Hasta las fincas llegan los intermediarios que compran la cosecha. Ellos son mal vistos porque sacan los mayores beneficios, aunque son los únicos que van hasta donde está el productor. Compran las frutas, verduras, granos básicos y chanchos. Una ventaja es que el productor no incurre en gastos de transporte, ni pierde tiempo buscando a quién venderle. La desventaja es que compran parejo los productos y establecen un precio bajo.
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En algunos supermercados Sólo compran a productores que pueden abastecer semana a semana con el mismo producto. Los productos son seleccionados y pueden ser rechazados si no cumplen con algún criterio de tamaño o de buen estado. Los productos deben llevarse limpios y en algunos casos empacados. El supermercado da un sitio para colocar su producto, si este se acaba, es responsabilidad del productor mantener el sitio abastecido.
El Mercado Mayoreo en Managua Ahí hay que llevar un volumen considerable de productos y garantizar una producción constante. Sin estas dos características de volumen y constancia, no se puede ser abastecedor del Mayoreo. En el Mercado Oriental Lo que ocurre es que los comerciantes que compran los productos, trabajan con corredores de mercado. Hay unos 30 corredores encargados de amarrar la compra-venta y fijar el precio. Una desventaja del trabajo de estos corredores de precios, es que si fijan un precio muy bajo todos se alían y nadie da más.
Los mercaditos campesinos Han surgido en distintas ciudades para que los productores vendan de manera directa al consumidor. Una ventaja de estos mercaditos es que en su mayoría venden productos sin químicos. En alianza con empresas Hay empresas comercializadoras que se alían con los productores: les dan créditos de semillas, abonos y venenos. A la hora de la compra de la cosecha ellos ponen los precios; los productores se vuelven sus peones. Cooperativas y asociaciones de trabajadores en alianza Existen iniciativas, como Nicaraocoop, en las que cooperativas y asociaciones de trabajadores se han unido para transformar los productos y distribuirlos a través de la marca “Vida”. F
Foto cortesia SIMAS.
Una desventaja de vender al supermercado, es que el producto es pagado tres o cuatro semanas después de que el productor lo ha entregado.
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En busca de un mercado
Foto cortesia SIMAS.
Las nuevas leyes del mercado
A la hora de comprar y vender uno se da cuenta que los gustos de la gente han cambiado. Hay una nueva manera de consumir, la gente prefiere el producto empacado y con etiquetas llamativas. En ese atractivo está el juego del comercio.
El empaque es una nueva presión a los productores, pues si quieren vender en esos mercados deben empacarlos y darles una presentación atractiva: lechugas empacadas, quesos en cajitas de poroplast, o el café en bolsas vistosas.
También los consumidores desconfían de los productos procesados de manera artesanal como el pozol, las tortillas o el tamarindo, y hay preferencia por los productos que vienen de las fábricas, como la leche empacada, las bebidas gaseosas y tortillas.
Una vez que un producto ha sido empacado, el consumidor debe pagar el empaque, lo que sube el precio de los alimentos y los gastos al productor.
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En cuanto a procesar los productos como la soya, salsas, frutas secas, las mermeladas, vinos…
Foto cortesia SIMAS.
ya hay experiencias en el país, sin embargo se corre el riesgo de que de pronto una gran compañía inunde el mercado con esos productos, como está pasando con la leche de soya.
el Plan de Desarrollo del País da prioridad a las grandes inversiones, creando leyes e incentivos que favorecen a las grandes empresas que se establecen aquí.
Con los Tratados de Libre Comercio hay menos posibilidades para el desarrollo de la pequeña y mediana producción agrícola, y de la pequeña y mediana industria.
La producción agrícola y ganadera, que son las riquezas del país, no han traído bienestar ni a los campesinos, ni a las comunidades rurales, y los datos de pobreza en el campo han aumentado.
Una desventaja para la producción nacional es que los productores de los países ricos, que son la otra parte en estos tratados de libre comercio, producen con el apoyo de sus gobiernos y aquí los productores están a la buena de Dios. La segunda desventaja es que en Nicaragua, hasta el año 2006,
Esta situación sólo puede cambiar el día en que el país respalde la producción agropecuaria y la transformación de nuestros productos, cuando los consumidores prefieran la producción nacional y defiendan su derecho a consumir productos sanos, y las organizaciones campesinas sean las vendedoras de sus productos. n
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Productos Vida
Un aliado para vender
La marca de productos Vida, creada hace cuatro años por Nicaraocoop, es una demostración de que el productor no tiene porqué hacerlo todo, y de que el comercializador puede ser un aliado; como explica Adriana Molina, encargada de comercialización de productos orgánicos de Nicaraocoop:
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“Nosotros somos el canal directo para que nuestros socios, agrupados en cooperativas, y nuestros aliados, puedan llegar al mercado bajo la marca “Vida”; no somos intermediarios. ¿Cómo lo garantizamos? Estableciendo un precio de venta donde nuestra ganancia es mínima, sólo para cubrir ciertos gastos administrativos, y distribuyendo utilidades entre los socios si al momento de la venta hay un sobreprecio. ¿Qué otras ventajas tiene el productor cuando tiene un aliado que le ayuda a vender? Que cuando sale su cosecha se le paga de inmediato su producto, sin esperar a venderlo para pagarle; y que después se le sigue ayudando con créditos sin intereses, para que él pueda seguir con la producción del siguiente ciclo.
Con esto pretendemos que el productor sienta que queremos ayudarlo a llegar al mercado para que venda mejor sus productos, ya sea a granel o a través de productos terminados con la marca Vida…” La marca “Vida” comercializa en todo el país productos naturales, cultivados con prácticas agro-ecológicas, y productos orgánicos certificados, garantizando al productor y al consumidor productos sanos, respetuosos del medio ambiente y por los que se paga un precio justo. Para más información el contacto es Adriana Molina, directora de comercialización. Teléfono 2706314. Telefax 2784719 E-mail: comercializacion@nicaraocoop.org n
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Vender Juntos... Los pequeños productores pueden sacar ventajas vendiendo juntos, ya sea en el mercado local o en el internacional, porque entre todos, juntando pequeñas cantidades, pueden ofertar más productos y a mejor precio. Doña Ramona Centeno, de la comunidad de Quebrada Arriba, cerca de El Bramadero, en el municipio de Condega, con apenas tres manzanas es un ejemplo de lo que puede hacer un pequeño productor cuando se asocia y vende directamente. Doña Ramona lo platica así: “Yo antes de ir al mercadito campesino de Condega, producía chaya, pipianes, ayotes, quequisque, yuca, maíz, frijoles… pero una parte se me perdía, la regalaba o se la cocía a los cerdos, porque aquí no había dónde vender.
Doña Ramona Centeno.
Si algún día iba al pueblo a hacer un mandado recogía mi saco de chayas y lo llevaba,
Mayores beneficios 64
pero si no me lo compraban en el mercado, tenía que ir con el saco casa por casa para lograr venderlo; era cansadísimo. Por eso, con el apoyo de Octupan un grupo de mujeres decidimos organizarnos para llegar a vender los domingos, cada quince días, a Condega. Al principio, por falta de organización todas llegábamos con los mismos productos: una quincena con chayas, la otra con tomates… de forma que saturábamos el mercado con el mismo producto y nos hacíamos la competencia entre nosotras mismas. Hoy planificamos las siembras de manera que a la hora de llegar al mercado todas llevemos productos diferentes.
Antes, casi no teníamos ingresos; se nos hacía difícil comprar la provisión. En el caso de productos como la chaya, que se cosechan al mismo tiempo, todas llevamos poca cantidad, de manera que vendamos lo que llevamos y no tengamos que traerlo de vuelta para la casa. Antes, como no teníamos casi ingresos, se nos hacía difícil comprar la provisión y hacer otros gastos necesarios, como la medicina, la ropa, los zapatos… Hoy, gracias al mercado, después de guardar la comida del año vendemos lo que nos sobra, y ya traemos lo que no producimos: arroz, aceite, azúcar, jabón, el cuaderno de los chavalos…” F
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Vender Juntos...
La importancia de la planificación María Auxiladora Montalbán y su esposo Pedro Pablo Melgara, también participan en este mercadito campesino de Condega.
Su especialidad es la planificación de la producción, como cuenta doña Auxiliadora: “Para tener ingresos todo el tiempo hay que planificar bien la producción y hacer siembras escalonadas.
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Por lo menos hoy hacemos un banco de cebolla, zanahoria, remolacha, y a los quince días volvemos a sembrar otro, para poder llevar productos todo el tiempo. Pero también es necesario ponerse de acuerdo con las compañeras para sembrar en las mismas fechas productos diferentes: por ejemplo si yo siembro cebolla, zanahoria y remolacha, la otra siembra chiltoma y tomate…
Con todo lo que miramos que es rentable vamos ampliando las áreas. Por ejemplo yo empecé con mil piñas y ahora ya tengo dos mil. Otra cosa que ahora hago es llevar, por ejemplo, el achote molido. Le echo ajo, pimienta, comino, lo amaso con vinagre, y si antes lograba 20 pesos de una libra, ahora ya preparado le saco 50. También llevo mermelada de piña, sé hacer vino de marañón… En un día de mercado hago de 300 a 400 pesos y aquí, en la casa, no dejo de vender que 30 ó 50 córdobas diarios, y a veces me vienen a cambiar verdura por huevos, frijoles o quequisque… Es una gran ayuda. Ahora sembramos más, tenemos mejor abastecida la casa y todavía nos queda para pagar un mozo cuando lo necesitamos…” Para saber más de esta experiencia puede llamar a OCTUPAN, al teléfono 715-2259. n
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Vender juntos...
Por una mejor calidad de vida
Don Daniel Benavides, presidente de la Cooperativa “Las Brumas” ubicada en Jinotega, nos cuenta: “Nuestra cooperativa es socia de la Central de Cooperativas Cafetaleras del Norte, CECOCAFEN, somos 56 socios que producimos bajo sombra 4,200 quintales de café, para la marca Flor Azul. Nosotros sólo para darle mantenimiento al cafetal, pagar el movimiento de la cosecha y el acopio, necesitamos 180 mil dólares. El banco no nos da crédito porque no reunimos los requisitos, y lo que producimos es muy poco.
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En cambio CECOCAFEN nos apoya con un crédito que pagamos al sacar la cosecha. En la cosecha pasada pagaron el café en el mercado local a 750 córdobas el quintal, CECOCAFEN lo pagó a 850. Yo le vendí 144 quintales, si lo hubiera vendido en el mercado local hubiera perdido sólo en esa venta 14,000 córdobas, con ese dinero compré un motor para despulpar el café. Pedro Haslan en la novena asamblea de socios de CECOCAFEN, dice:
“CECOCAFEN en nueve años ha logrado un desarrollo empresarial, a pesar de que los costos de producción del café son cada vez más altos, debido al alto precio del combustible, la energía y los intereses de los préstamos. Por eso buscamos mercado de comercio justo donde no sólo se interesan por el café, sino también por las condiciones en que la gente lo produce. Cuando comenzamos éramos 500 productores que exportábamos 7 mil quintales de café. Hoy somos 2 mil familias que exportamos 70 mil 214 quintales de café. Al inicio nadie nos quería prestar un peso, ahora hay 13 organismos financieros que nos dan créditos por unos 6 millones de dólares.
Don Daniel Benavides.
En este ciclo se colocaron en créditos 6 millones 600 mil dólares. De cada 100 dólares entregados en crédito, 31 dólares fueron para mantenimiento de cafetales y 69 para actividades de acopio. Aparte de conseguir un mejor precio logramos cambios en la vida de los socios: ahora hay 652 mujeres organizadas que reciben apoyo para pequeños negocios, ayudamos a 480 jóvenes para que puedan estudiar y graduarse, se brinda apoyo técnico para trabajar de forma orgánica, diversificar la finca, renovar los cafetales. En estos años hemos construido 44 beneficios húmedos ecológicos y 32 despulpadoras. Nuestro lema: buscamos calidad de vida, ofrecemos café de calidad. n
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De jornalera a campesina
Un camino para el desarrollo En todo Occidente, después de que se dejó de cultivar algodón, un montón de jornaleros y jornaleras quedaron sin empleo y sin saber qué hacer con sus vidas, porque aunque vivían en el campo no tenían tierras para trabajar. Esta situación era peor en las mujeres, por el machismo, y porque vivían sujetas a los varones. ¿Cómo lograron algunas pasar de jornaleras a campesinas? Gioconda Chévez, zootecnista y facilitadora agropecuaria de Xochilt-Acatl, una organización de mujeres de Malpaisillo que se ha destacado en esta labor, lo explica así: “Estas mujeres tenían problemas de salud, la mayoría eran analfabetas, sus hijos estaban desnutridos, no tenían tierras… Entonces empezamos implementando actividades que generaran alimentos: hortalizas en los patios y crianza de cabras para la leche y la carne, viendo de forma individual qué capacidades tenía cada una y qué les gustaba de esas actividades. El proceso ha venido al ritmo de las mujeres, tomando siempre en cuenta su opinión y sus necesidades, con una visión de garantizar primero la seguridad alimentaria, y después que obtengan excedentes para mejorar los ingresos familiares.
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Una cosa primordial fue la capacitación. No se daba ningún apoyo, ningún animal, ni ningún insumo, si esas mujeres no se habían capacitado antes. El tipo de acompañamiento también es fundamental: vamos a la parcela o a la finca de cada una, le preguntamos qué problemas tuvo para aplicar ese conocimiento y si no lo ha aplicado porqué, y vemos cómo se soluciona. A la par de que se iban desarrollando en actividades productivas, también se llevaba con ellas reflexiones de género, para que fueran conscientes de la relación de sometimiento en que estaban con respecto al varón, y que pudieran tener los mismos derechos.
en un plazo que se acuerda de forma individual con cada una, según su capacidad de pago. De esta forma hoy tenemos más de 400 mujeres productoras en todo el municipio, muchas ya con tierras propias, que no tienen necesidad de emigrar. Se ha asegurado la comida, se han mejorado los ingresos familiares, y las mujeres están en una mejor posición económica para negociar, en igualdad de condiciones, con sus maridos…” F
Para todo esto fueron muy importantes las visitas individuales casa por casa, para tener una valoración de cada mujer, viendo sus dificultades, si tenían problemas familiares o no… Se da una atención integral. Otra cosa que ha ayudado mucho al desarrollo de las capacidades de las mujeres, son los diferentes niveles de apoyo: iniciamos con ayuda de fomento, para que ellas pudieran garantizar la alimentación en el patio y capacitarse, luego les facilitamos tierras para que diversificaran sus actividades, vacas que devuelven en cuatro años, y cuando ya tienen ingresos que les permiten no depender de nadie, abonan la mitad del costo de la tierra
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De jornalera a campesina
María Teresa Cruz.
Un apoyo progresivo
María Teresa Cruz, de la comunidad La Esperanza, municipio de Malpaisillo, trabajó desde los ocho años en el algodón y cuando desapareció el cultivo se quedó sin trabajo y viviendo en casa de su suegra, hasta que se organizó en la Xochilt y empezó a cambiar su vida. María Teresa lo cuenta así: “Me organicé en el año 98, me ofrecieron dos cabritas, y yo las agarré sobre todo para la leche, porque tenía dos niños y no tenía cómo comprársela.
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Las pastoreábamos en el camino porque no tenía tierra, y de aquellas dos cabras llegué a tener más de 50. Es lo primero que tuve, lo primero sobre lo que pude decidir. Desde entonces ya la vida empezó a cambiar para nosotros. Así pasamos hasta el 2004 cuando en la Xochilt me ofrecieron tres manzanas de tierra. Luego me dieron dos vacas a pagar devolviendo otras dos en cuatro años; vino un proyecto de vivienda y a cambio de nuestra mano de obra logré mi casa.
Todo ha sido progresivo: las cabras, las hortalizas; según íbamos teniendo más capacidad y más ganas de superación, teníamos apoyo para seguir avanzando. Hoy la tierra es mía, tengo casa, siete vacas, cabras, pelibuey… Ya puedo comprar por mí misma más tierras para seguir desarrollándome con el ganado…” María Cristina Machado de la comunidad Jorge Barreto, también del municipio de Malpaisillo, es otra mujer que con el apoyo de Xochilt-Acatl ha logrado pasar de ser jornalera a productora. ¿Qué ha sido para ella lo más importante, lo que más le ha servido para dar ese salto? Ella lo explica así:
“... según íbamos teniendo más capacidad y más ganas de superación, teníamos apoyo para seguir avanzando. “Mire, todo esto ha sido un proceso de años, pero lo que más me ha servido han sido las capacitaciones, el acompañamiento y los talleres de género que nos han ayudado a valorarnos a nosotras mismas y a no estar ahí, sólo criando hijos bajo la autoridad de un hombre que como te da, te quiere mandar. Hoy con nuestros trabajo hemos demostrado que somos igual que ellos.” n
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El orgullo de ser campesino Al campesino, desde la ciudad, siempre se le ha visto de menos: como rústico y atrasado; nunca se le ha dado su lugar… De estos y otros temas hablamos con varios líderes campesinos atendidos por el INPRHU-Somoto, como don José Julián Muñoz, de la comunidad de La Chilca Número 2, Cayantú, municipio de Totogalpa, que opina:
“En el campo todo cuesta más: la movilización de un enfermo, la educación; uno sólo tiene reales cada tres meses, cuando sale la cosecha, pero en cuestión de alimentos estamos mejor que la gente de la ciudad, porque tenemos dónde sembrar maíz, frijoles, yuca, guineo, jocotes, mangos…
Sin campesinos no hay comida 74
Nosotros producimos la comida, pero como en la ciudad se gana más se viste mejor y se tienen otros medios, se ve al campesino como nada. Pero viéndolo bien si no fuera por nosotros ni el maestro, ni el doctor, ni el mecánico, ni el mismo Presidente comieran; sin nuestro trabajo no habría comida…” Miguel Rivera, es otro líder de la comunidad de El Porcal, municipio de San Lucas,
que ve así las diferencias entre la gente del campo y de la ciudad: “En el campo se vive bien, porque se respira aire puro, hay amplitud, y se produce lo que se consume. En la ciudad la gente tiene que comprarlo todo: la comida, el agua, la leña; son dependientes de un salario para poder vivir. F
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El orgullo de ser campesino
Don Miguel Rivera.
Don José Julián Muñoz.
Ser campesino es una gran cosa
Don Miguel Rivera sigue opinando: “En el campo la familia comparte todo, lo que tenemos pero también el trabajo, porque los niños tienen derechos pero también deberes; claro que con moderación, de acuerdo a sus capacidades y sin que tengan que dejar sus clases, porque en la vida todo es importante. Con los vecinos somos bien unidos. Si hay un problema nos ayudamos, cuando hay un enfermo lo vamos a ver,
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si hay que hacer un trabajo en la comunidad nos coordinamos… ¡Usted llega a la casa de un campesino y aunque sólo tenga una tortilla con sal se la ofrece para mostrarle su cariño! En la sociedad todos somos diferentes y uno tiene que saber apreciar lo que es, y comprender la importancia que cada labor tiene. Claro que si uno es tímido y vive apartado, no se da a conocer en la sociedad ni en las organizaciones,
pero si uno habla, pregunta, platica, gestiona, se organiza, lo toman en cuenta; lo escuchan. Los que todavía no creen en nosotros son los políticos. Usted ve la lista de los candidatos y sólo corre gente de la ciudad. Al campesino lo miran como incapaz. Pero yo le aseguro que en el campo hay personas capaces y honestas que pueden dirigir los trabajos y la sociedad…”. n
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Consumo de granos básicos
¿Cuánto hay que producir para garantizar la comida?
Para calcular la cantidad de granos que necesita producir y guardar para el año una familia campesina, Juan Ramón Duarte, de ADM, en base al estudio de la alimentación en de muchas familias campesinas, ofrece los siguientes datos:
Si calculamos el consumo diario en quintales por año, tenemos: Un campesino/a consume: •3.65 quintales de maíz por año •1.82 quintales de frijol por año •1.56 quintales de arroz por año Total: 7.03 quintales por persona al año.
“Una persona del campo se come diario: • 1 libra de maíz (rinde 3 tortillas comaleras ó 10 tortillas de las que hacen en Estelí). • Media libra de frijoles: Una libra de frijoles da para servir 6 platos, por tanto una persona en los tres tiempos se come al día media libra de frijol. •Casi media libra de arroz Con 1 libra de arroz se sirven 7 platos, luego una persona consume al día 0.43 libras de arroz.
¿Cuánto comen los animales del patio? •Gallinas: con una libra de maíz o millón comen 5 gallinas en el día. Por tanto una gallina come 0.75 quintales por año. •Un cerdo come en promedio 2.5 libras de maíz o millón al día. Por tanto en el año un cerdo come entre 7.5 y 9 quintales. En el campo un cerdo se engorda en 5 ó 6 meses; eso quiere decir que en ese tiempo consume de 3.75 a 4.5 qq.
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Veamos un ejemplo en una familia campesina de 6 miembros, que engorda 2 cerdos al año y posee 20 gallinas: •Cálculos para maíz Necesidades de maiz para la familia: 6 X 365 días del año, dividido por 100 libras que tiene 1 quintal=21.9 quintales al año. Necesidades de maíz para los cerdos: 8.25 quintales al año. Necesidades de maíz para las gallinas: 20 X 0.75=15 quintales al año Total al año : 45.15 quintales de maíz. Esto es sólo para la comida. A esto habría que añadirle la necesidad de semillas de siembra, que en maíz equivalen a 25 libras por manzana. Esto quiere decir que si el rendimiento promedio de la zona es de 20 quintales por manzana, esta familia campesina necesitará 2 manzanas y un cuarto para asegurar
¿Y usted ya calculó cuántos granos necesita para que se alimente su familia todo el año? las necesidades en maíz de su familia y sus animales durante todo el año. •Cálculos para frijol Necesidades de frijol para una familia de 6 personas: 6 X 1.82 = 10.92 quintales de frijol al año. A esto habría que añadir las necesidades de semillas para la siembra, que en frijol equivalen a 80 libras por manzana. Si el rendimiento promedio de la zona es de 10 quintales por manzana, esta familia campesina necesitará 1 manzana y unas 3 tareas para asegurar las necesidades en frijol de su familia durante todo el año. n
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