Absurdo, Tercera Edición.

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ABSURDO —La belleza de lo ordinario— NÚMERO 3 A Ñ O 2 015 VERANO

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CONTENIDO 3 • A diez dedos: Devenir holográfico 9 • La avispa de mi ombligo: La poética del sueño 12 • Monos: #1 16 • 6C: Breves anotaciones 18 • Huella Mnémica: Hacer nuevos mitos del cuerpo y la sexualidad 20 • Gabinete de asombros: El objeto encontrado como caminata 23 • El Bunker: Michel Houllebecq 27 • Alas para elefante: Anatomía del miedo 28 • Mierda y muerte: TIME 30 • La vida es otra: A la espera de lo (extra)ordinario 36 • Doctor quién: ¿Qué hora es ahora? 39 Los elixires del diablo: La inmortalidad en lo ordinario 41 • Vaivén de Scriptorium: Romper la pluma 46 • La reseña de libro: El mito de Sísifo 50 • La reseña de película: La sal de la Tierra 54 • Escribe cómo: Allen Ginsberg 60 • Un jardín propio: 66 • Iudicium: Lo cotidiano 70 • Jazz: La belleza de un ordinario abrazo 72 • Cata de letras: El favorito de el Rey de los Beats 75 • Párpado: Las mañanas Aristegui 79 • Porno eléctrico: No Ordinary Love 82 • Andamio: La mujer vieja 86 • Cuento corto 88 • La lírica: Les feuilles mortes 92 • Cuentos 95 • Entrevista: La poesía está en la mirada 111 • Soy poeta, luego existo: De cenizas reventando 121 • Poemas 128 • El pajarito 156 • La puerta: ‘Buda mi colega’, de Charles Bukowski 157 Editorial: Absurdo

Dirección • Javier Tinajero, Julio Medellín y Eduardo Medina • Consejo Editorial • Simus Fraud y Carl Junk • Arte y Diseño • Arturo Medellín • Corrección • Karen Martínez • Traducción • Mauricio González • Columnistas • María J. Borja, José Rodríguez, Federico Veerkamp, Fernanda Magallanes, Mariana Romero, María Martínez, Cecilia Pedraza Cameros, Carlos Ignacio del Alto, Patricio J. Gómez, Señor Kurtz, Valeria Guzmán, Deniss Villalobos, Alicia Camposalas, Emilio Toledo, Eunice Anaya, Laura Ceballos, Karen Martínez • Colaboradores • Rojo Solis, Andrea Arzaba, Edgar Ortiz, Dante Vázquez, Adela Montesinos, Saít Rodríguez, Santiago Daydí-Tolson, Yamile Tanús, Rossy Evelin Lima, Carlos Toledo, Juan Carlos Maya, Inés Con Acento, J. Alberto Luck, Evangelina Morales, Harry Baker, Maikel Nieves, Rosario G. Towns, Adrián García, José Manuel Paredes, José Manuel Paredes, Blanca Victoria de Lecea, Nina @aninrutas.

Esta revista es una publicación sin fines de lucro y de distribución electrónica y gratuita. Se puede copiar, reproducir, compartir cualquier contenido de la misma, siempre y cuando se cite la fuente y al autor.

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Fotografía de portada: La belleza de lo ordinario.


E D I TO R I A L

Javier Tinajero

L

A POESÍA ES EL LENGUAJE DE MAYOR ALCANCE;

la imaginación es la llave que abre todos los cerrojos: desde el big bang hasta el nacimiento de la humanidad, desde el átomo hasta la respiración, desde la ausencia hasta el paisaje más lejano, desde la realidad hasta el sueño, desde la vida hasta la muerte. La palabra abraza, conquista, libera, mata, enseña, acerca, encierra, defiende, recuerda, sueña, despierta, ama. Culmina en la mirada, en el toque de la punta de los dedos, en el beso que hace enmudecer. Los silentes entienden de la risa y del llanto sin necesidad de hablar. Piensan, y pensar es llenarse los pulmones de silencio (el origen sagrado de las palabras). La belleza está ahí y a la vez no, está quieta y en movimiento; primero penetra, luego se ausenta dejando su perfume instantáneo, breve, como el ahora de un rayo que ensordece: el asombro. Para verlo, cierra los ojos1; lo bello es ciego, es el tiempo y su transcurrir, el día y la noche, estar ahí, ser aquí: la vida misma.

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1 .- Jan Švankmajer, “Para ver, cierra los ojos”, Pepitas de calabaza ed., Logroño, España 2013. Imagen: Dimensiones del Diálogo, (1982).


E N T R E T R E S P L I E G U E S D E LO O R D I N A R I O

Eduardo Medina “Pensar ya no es unificar, familiarizarnos con la apariencia bajo el rostro de un gran principio. Pensar es aprender de nuevo a ver, a estar atento, es orientar la conciencia, es hacer de cada idea y cada imagen, a la manera de Proust, un lugar privilegiado. Paradójicamente, todo es privilegiado”.1 Albert Camus

P Ante el absurdo estamos obligados a pensar y recorrer caminos hacia otras formas de vida distintas a las que alimentan esta vorágine...

SUICIDIO ARA CAMUS,

“juzgar si la vida vale o no vale la pena vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía”2, cualquier otra cuestión viene después. Todo aquello en lo que fincamos un sentido cobra el carácter de lo absurdo al penetrar en dicha pregunta y la respuesta que nos demos demandará de una ética: al final de nuestra vida la suma de nuestros actos puede leerse como un montaje patético encubriendo el sinsentido o como un acto conjunto forjador de sentido: poiesis, creación. Partir de la posibilidad del suicidio y de la experiencia del absurdo no trata de poses de adolescente sombrío, Camus lanza esa pregunta en 1942 en medio de la segunda guerra, cuando el horror irrumpió en el montaje de la cotidianidad y las narrativas que otorgaban sentido a la costumbre se derrumbaron, se desdobla lo ordinario mostrándonos el sinsentido de lo humano como un almuerzo al desnudo. No es necesario remontarnos medio siglo atrás, sólo falta abrir bien los ojos a este inicio de siglo para contemplar cómo la crueldad y la estupidez humana no tienen fin: México, esta historia decapitada, sangrienta y presente en la esquina de cualquier escuela, nos obliga a pensar en aquella elección que alude Camus con el suicidio: ¿evadirnos o mantener la lucidez?.

P E N S A M I E N TO Ante el absurdo nacional estamos obligados a pensar y recorrer caminos hacia otras formas de vida distintas a las que alimentan esta vorágine, el absurdo — ya lo hemos dicho en números pasados— no es una conclusión sino un comienzo. “Más que el enamorado, fui siempre el dominador”, escribió José Eustasio Rivera dando voz a Arturo Cova en La vorágine. Rivera alude entonces a dos modos de estar en el mundo, los cuales podrían corresponderse a dos modos de pensamiento: uno es el dominador, el pensamiento que otorga sentido bajo un principio absoluto al cual todo ha de someterse; el otro es el pensamiento enamorado, aquel que en este sinsentido juega, aprende a ver con libertad y orienta su conciencia poéticamente. Este pensar enamorado define a lo que nos referimos por poiesis aquí, parafraseando a Heidegger: “el éxtasis del florecer de la flor”. Al pensar enamorados nos alejamos de nuestra identidad —tan desgraciada— en vez de someter a nuestra identidad, vamos mejor hacia la posibilidad de convertirnos en otra cosa, hacia la posibilidad exaltada del amor: “un mundo nace cuan-

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¿Es el pensamiento enamorado una forma de rebeldía y transformación? Yo me siento comprometido a escribir que SÍ.

do dos se besan”, escribe Octavio Paz. Me permito entonces la apariencia de la ingenuidad y me pregunto por la posibilidad de la felicidad en el orden del conocimiento: “felicidad… una libertad frente al objeto que da a éste más de lo suyo que si se lo integrase despiadadamente en el orden de las ideas”3. Filosóficamente al menos han quedado atrás los sistemas de conocimiento totalizantes y absolutistas dando paso a los discursos de la multiplicidad, de lo diverso; factualmente todo habrá de ser sometido al principio zombificante de una economía neoliberal y su régimen descerebrado de consumo de evasiones y homogeneización, enmascarando así el horror humano vuelto comedia en un noticiero barato. Frente a tanta Telerisa aquí nuestra propuesta y camino es el de la escritura —el ensayo, la narrativa, la ficción, la poesía— como vías de pensamiento y de lucidez. La exhortación marxista a no sólo interpretar el mundo sino transformarlo, a ir de la teoría a la praxis, conserva su vigencia. ¿Es la escritura una praxis además de “sólo” pensamiento? Estoy seguro muchos dirán que no, y está bien; Deleuze y Gauttari dijeron que sí, también dijeron que sí quienes han censurado y hasta encarcelado más de una vez a un escritor. ¿Es el pensamiento enamorado una forma de rebeldía y transformación? Me siento comprometido a escribir que SÍ.

POESÍA Para nosotros escribir es una forma de resistencia, a medio año de camino lo reiteramos: la palabra puede ser una poderosa arma de combate. Frente a toda “forma subsumidora, impuesta…”4, la imaginación se rebela revelando el absurdo de la vida para hallar el asombro, es entonces cuando lo más ordinario: un tejado, un reflejo del sol sobre una piedra, el aroma de un sendero, hacían que Proust se detuviera por el puro placer que le otorgaba, algo oculto antes se le revelaba ahora como un lugar privilegiado, lo mismo para Walter Benjamin después de una caminata por la frivolidad de los pasajes de la entonces emergente economía liberal. No habría que caminar muy lejos entonces para encontrar ese momento privilegiado de la conciencia saturado de sentido: belleza, es verano y bajo el pliegue de lo ordinario se encuentra siempre la posibilidad de lo sublime libertario “la vitalidad del artista y la dinámica de su inspiración… lo que hunde en el entusiasmo y se apodera de un cuerpo para transfigurarlo, para metamorfosearlo. Sublime es el éxtasis”5. He aquí nuestro Número 3: menos pensamiento dominador como un toro embistiendo y más escritura enamorada como una enredadera expandiéndose bajo el sol: ¡los poetas no han sido expulsados de la ciudad! ¡La vida vale la pena ser vivida! La ciudad, este mundo es el mundo del pensamiento dominador, “This is a man's, a man's, a man's world” cantaba James Brown, “But it wouldn't be nothing, nothing without a woman or a girl”, invocamos a Safo, aquí en la roca de la isla de Léucade, donde los enamorados contemplan el suicidio, este es un mundo duro y nos hace duros, “con todo”, agrega entonces Arturo Cova en La Vorágine: “ambicionaba el don divino del amor… que me encendiera espiritualmente, para que mi alma destellara en mi cuerpo como la llama sobre el leño que la alimenta”. ________________________ 1.- Albert Camus. El mito de Sísifo. Ed. Lozada. 2.- Albert Camus. El mito de Sísifo. Ed. Lozada. p.3 3.- Th. W. Adorno. Ensayo como forma. En Notas sobre literatura. Akal 2009 p.31 4.- Th. W. Adorno. Pequeños comentarios sobre Proust. Notas sobre literatura. Akal 2009. p.194 5.- Michel Onfray. Política del Rebelde. Anagrama. 2011 p.252

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L A BELLEZA NO PERMANECE

Julio Medellín “—La belleza no es nada. La belleza no permanece. No sabes la suerte que tienes siendo feo, porque si le agradas a alguien sabes que es por otra cosa. —Vale —dije—, tengo mucha suerte. —No quiero decir que seas feo. Sólo que la gente cree que lo eres. Tienes una cara fascinante. —Gracias”. Charles Bukowski 1

A Al fin, todo es belleza, sola, por sí misma para sí misma.

SÍ PUES, LA RAZÓN Y LA CREATIVIDAD

no son mutuamente excluyentes sino una simbiosis, una es la herramienta de otra. ¿Para qué tanto lío acerca de la razón, el pensamiento y la creatividad? ¿Para qué tanto escribir?, es justo preguntar. Toda esta actividad nace de un sentimiento profundo, del darse cuenta que podemos alcanzar aquello que pareciese inefable, también para describir eso que se nos está escapando y así nutrir nuestra posibilidad de existir. Al fin, todo es belleza, sola, por sí misma para sí misma. La cuestión, como en todos los asuntos, es cuándo y cómo aceptamos esa belleza. La magia de la cita de Bukowski yace en “tienes una cara fascinante” pues saca a relucir precisamente un factor importante dentro de la apreciación de lo ordinario y este es “el tiempo”, mismo que utilizamos nosotros para escribir y describir todos nuestros hallazgos que parecen ordinarios. He notado que muchas personas comienzan o terminan, o meten en sus argumentos un grave, insolente e inocente elemento dentro de su análisis —que incluso es utilizado como premisa—: “Es que no es natural”, dicen. Y tal dicho es tan trivial, tan corto y tan equivocado que deja de lado cuestiones básicas, es por eso que les respondo y pregunto «Bueno, observa el universo entero, las galaxias y el cosmos, la “naturaleza” entera y dime qué no es natural». Con esta óptica todo resulta natural ¿cierto? Sé que se puede prestar para justificar cuestiones negativas pero no es justificación de unas cosas por otras sino una aceptación y reconocimiento, es encontrarnos en el centro mismo del universo con lucidez e intensidad en el tiempo y espacio. ¿Llenarnos de fascinación por las cosas debería ser un estado paralelo al del tedio? Al estar divididos las cosas se dan por hecho, las dejamos pasar, se vuelven ordinarias porque las sentimos ajenas. Simplemente no estamos en el tiempo, lugar ni frecuencia de aquello que sucede, deberíamos ser uno, algo indivisible que existe y no ver las cosas apartadas de nosotros. Tal vez es por eso que podemos apreciar la belleza de lo ordinario en lo que sentimos externo cuando nos reconocemos dentro de lo que estamos experimentando. Una vista al espejo, una caricia a nuestro rostro y un paladeo consiente de nuestra lengua: somos nosotros, somos uno. Cada segundo surge, nace, reboza, decae y se pierde por siem-

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Hay que estar ahí, lúcido, para cachar ese momento dorado de reconocimiento.

pre, como cada flor al principio es un botón y luego sus pétalos se abren hacia el sol hasta que terminan marchitándose por el cambio de los días, por las lluvias o por el descuido del jardinero. De cualquier manera siempre existe esa impermanencia que define absolutamente todo, pero en la cual nunca estamos presentes, misma que también nos rehusamos a aceptar. Tal vez esa es la razón por la cual somos reacios a ver de frente el momento ordinario, porque sabemos que todo decae, muere y se va por siempre. Así que la pregunta es: si en algún punto de alguna historia alguien dice “…tienes una cara fascinante” ¿Tal persona debería haber sido así desde que nació hasta su madurez o al momento donde le es indicado que tiene un rostro fascinante?, es decir ¿siempre tuvo o ha tenido ese rostro fascinante para esa persona en particular que se lo está indicando o en general para todo quien le ha visto sin excepción alguna? Ciertamente no lo sería para todos y no en todo momento, pero hubo un contacto en tiempo y espacio donde alguien tocó más allá de la carne, una expresión, una intención e intensidad en el momento indicado; probablemente se tocó a sí mismo. Hay que estar ahí, lúcido, para cachar ese momento dorado de reconocimiento. A final de cuentas podemos decir que la apreciación de lo fascinante existe porque determinados factores convergen en un solo punto en nuestras características y enfoque mental hacia las cosas, y el tiempo mismo, teniendo en cuenta que ambos son cambiantes y se transforman de formas a veces inesperadas e incontrolables. ¿Será que solamente en esa disposición de orden y ánimo encontraremos en la realidad “un rostro fascinante”, así: lúcidos en el momento indicado y con la empatía necesaria? ¿Será un momento y situación fortuita o algo que podemos generar a voluntad? Es así, con estas ideas —mismas que con gran cariño y emoción presentamos todos los colaboradores aquí contenidos cual lámpara de Aladino— que compartimos un pedazo de nuestra sapiencia y corazón alcanzando una de tantas hebras que tiene este infinito laberinto de realidad y ficción. Si bien estos escritos no son una brújula por sí mismos sí son el desgarro en lo trivial, un golpe bien asestado al cuello de la ignorancia de nosotros mismos, que inevitablemente invita al desarrollo de eso que también es parecido a un músculo y se llama felicidad. ________________________ 1.- Charles Bukowski, Erecciones, eyaculaciones,exhibiciones. Anagrama, España 1992.

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ALBERT CAMUS L A C I TA

“En el fondo de toda belleza yace algo inhumano, y esas colinas, la dulzura del cielo, esos dibujos de árboles pierden, al cabo de un minuto, el sentido ilusorio con que los revestíamos y en adelante quedan más lejanos que un paraíso perdido”.

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A DIEZ DEDOS

DEVENIR HOLOGRÁFICO María J. Borja nada y sin embargo no el vacío más que una nada una Nada. Michel Leiris

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y suculentas cuando pensé que estaba sola. Iba caminando rápido, sintiendo que el mismo camino iba abriéndose a mi paso. De pronto ya no escuchaba los cantos de los pájaros, ni los tambores que me regalaban cercanía. El sonido del viento besando las hojas y las hojas reaccionando en cadena como si quisieran ser parte de ese mismo viento, desprendiéndose cada vez con más fuerza de lo que alguna vez conformaron, me llevaban con ellas; buscando ser eso más. Estaba segura que jamás había pisado ese lugar. Que nunca había visto los árboles tan altos y que no traía los zapatos de alguien que hubiera decidido emprender este camino. De pronto me sentía fría de preocupación y asombro, sintiendo el miedo que paraliza hasta el más pequeño de los cabellos. Tenía el permiso de hacer cualquier cosa, sin embargo no me podía mover. Miraba al cielo buscando equilibrar mis ideas y muy a lo lejos podía ver el camino de una carretera por la que no transitaba nadie. TienNCONTRÉ UN LUGAR TRANQUILO LLENO DE PIEDRAS

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Eres el aire en los labios mojados. Eres también una montaña y el sabio que habita en ella. Eres la piel pálida blanca y la fantasía de nadar en flores. Eres el pensamiento de un gato y el lamento de un hombre mudo.

do a imaginar todo el tiempo las millones de posibilidades que podrían generar los mínimos movimientos, y así solo conseguí angustiarme más. Empecé a recordar la importancia de la respiración y concentré toda mi energía en la estabilidad de mis inhalaciones. Era fácil porque el viento parecía querer alimentarme y abrazarme al mismo tiempo. No lo había notado y entonces comprendí que mi miedo tenía que ver con el hecho de no ser definido por nada, tenía miedo a pertenecer. Entonces decidí alejarme más, llevarme más lejos y a los lugares que me provocaban más sobresalto. Veía ramas amontonadas y brincaba encima de ellas sabiendo que no me dejarían caer. Me di cuenta que ya estaba corriendo sin zapatos y que mis pies parecían tener una memoria aislada de cada paso que daban. Empezaba a oscurecer en el cielo pero al parecer empezaba a amanecer en el bosque y tal vez también en mi vida. Podía oler que alguien estaba provocando fuego, entonces mi cuerpo me avisó que hacía frío, pero era el frío necesario para soltar el cuerpo y no aferrarse a él. Los árboles bailaban sacudiéndose el mundo en la más perfecta sincronía. Me hablaban, ellos y otros. Me invitaban y yo pensaba que solamente estaba observando. Observar es participar. Observarte observando es participar con conciencia. Y entonces sonreí, sabiendo que esa sonrisa formaría parte para siempre de la historia de lo que venimos a ser. Me di cuenta que todo estaba hablándome. Que hasta la semilla más pequeña germinaba ideas que parecían surgir de mi. Cerré los ojos y pude escuchar. Todo me decía: Tienes envuelto al Universo entero. Eres un libro de materiales distintos que a veces se complementan, a veces no. Eres un baile de medianoche, inesperado pero suelto y libre. Cuando te dejas ir, el tiempo se sincroniza con tus deseos más profundos y todo a tu alrededor parece materializarse a tu imagen. No miras atrás de ti y te cuesta entender el significado de tu propia mente. Recreas una ilusión todo el tiempo, le llamas vida y no te asombras de ella. Tienes conceptos concretos, separados de ti, y a pesar de ser unión ha habido ratos en los que te has sentido solo en un mundo colmado, siendo tú un ser completo junto a él. Te preocupas por desenmascarar historias, vidas, personas, cosas. Pierdes el tiempo. Te rehusas a participar en tu creación. Tomas sustitutos para la fe. Lo que buscas, te encuentra solo; es el reflejo, providencia de tu ser. Te quejas constantemente porque no tienes idea de cómo ser feliz con tantos motivos para serlo. Vives en constante desapego de tu verdadera intención. Te has olvidado de ser coherente contigo, de no mentirte, de experimentar más. Sientes que te faltan motivos para realizar tus sueños, siendo tú y ellos el máximo de los motivos. Te molesta cambiar de opinión, en vez de permitir la universalidad de todo en ti, discurrir. Eres la primavera al atardecer y el mar, eres el movimiento de las olas, la mirada de un niño y la lluvia. También eres el huracán y el volcán con ímpetu y pasión. Eres la música que se escucha al suspirar. Eres el aire en los labios mojados. Eres también una montaña y el sabio que habita en ella. Eres la piel pálida blanca y la fantasía de nadar en flores. Eres el pensamiento de un gato y el lamento de un hombre mudo. Eres el movimiento, la impermanencia y la ausencia que se recuerda. Eres lo ajeno. Huyes. Te crees contenido siendo tú el que contiene. Eres libre, eres sueño. Todo el tiempo hay reacciones que te transforman, si tú lo permites. Sabes amar en un beso. Sabes de entrega y de pérdida. Sabes de bondad y puedes dominar todos los límites. Te han fallado y has decidido perdonar. Sabes. Haces

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Haces caminos, imitas sonrisas. Eres el ruido, el ir y venir del pensamiento. Eres armonía.

crecer a las plantas y cuando recuerdas haces crecer a las personas también. Eres humilde aprendiz. Eres vida que decide vivir. Eres un ángulo, una fórmula química y todos los poderes sobrenaturales que puedas imaginar. Puedes tocar el dolor de otros y mudarlo a compasión. Curas. Eres el milagro que se crea en el equilibrio. Empujas la puerta que se abre hacia dentro. Te angustias de volar sin si quiera probar tus alas. Crees en la verdad de otro y postergas la tuya. Eres el deseo que exhala contraste. Eres el comienzo de lo temporal y el final de lo perpetuo, lo que está en medio. Eres el humano que no cree en el tiempo ni en la distancia ni en el espacio. Haces caminos, imitas sonrisas. Eres el ruido, el ir y venir del pensamiento. Eres armonía. Te has mareado de felicidad. Has bailado frente a miles de espectadores en un escenario dorado con luces tenues y castañas. Te has comunicado a tus latitudes paralelas. Sucedes también en la Luna. La piel te ha provocado sed. Tienes la esperanza de nunca morir en la memoria. Imaginas. Eres los hechos esenciales de la vida. Eres muerte y descubrimiento. Eres el lago apacible que crea unión. Eres el silencio que se origina de la quietud de sentirte en paz. Eres parte de todas las partes que alguna vez se crearon por ti. Eres holograma. Y entonces, volví.

María J. Borja. Un día volé que pensaba y escribí que quería. @MarieSklodowska

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LA POÉTICA DEL SUEÑO L A AV I S PA DE MI OMBLIGO

José Rodríguez

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I . L A I M AG I N AC I Ó N E S U N A B A N D E R A

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N 1924,

“Surrealismo: automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento”.

bajo el título “Primer manifiesto del surrealismo", un joven francés de veintiocho años proclama el poder libertador de la imaginación por medio de la actividad poética como una llave para cambiar el mundo. André Breton era ese joven que respiraba entre las mesas del Café de Flore y las palabras dictadas por el pensamiento puro, declamando la imperiosa necesidad de una doble acción revolucionaria: transformar el mundo según Marx, y cambiar la vida, según Rimbaud. La fuerza transmutadora que habita en la palabra poética, su tremenda lucidez y ferocidad, era requisito para estremecer, cuestionar y, finalmente, fracturar la realidad: “Automatisme psychique pur, par lequel on se propose d’exprimer, soit verbalement, soit par écrit, soit de toute autre manière, le fonctionnement réel de la pensée. (Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento). Breton sabía que lo real de la percepción pura del flujo del pensar estaba contenido en el páramo de los sueños, revelándose del absurdo cotidiano y filtrándose gota a gota en la vigilia: el sueño de los ojos abiertos. Era una actividad “automática”, pero precisa, que ejercitaba la imaginación para tratar de abrir por completo los secretos de la mente humana: “Ce n'est pas la crainte de la folie qui nous forcera à laisser en berne le drapeau de l’imagination. (No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación)”. El poeta André Breton dio movimiento a la ruptura del pensamiento imperante. El surrealismo dotó de un ojo extra a los artistas de la época: Ernst, Varo, Mallo, Miró, Dalí, Magritte, Ray, Éluard, Artaud, Buñuel… y, en cierta manera, sí cambio el mundo. “El surrealismo es revolucionario porque es una vuelta al principio del principio”, diría un joven poeta mexicano.

II. HABL AR EN SUEÑOS

←Pintura: “Les Reveries du Promeneur Solitaire” (La reflexiones de un paseante solitario), René Magritte, 1966.

Octavio Paz era ese joven que, durante su residencia en París entre 1946 y 1951, en un cruce de sueños o de caminos se encuentra con el fundador del surrealismo en una lectura de poesía: “Paz escuchaba desde el público algunos de sus primeros poemas traducidos al francés. De pronto se dio cuenta de que un hombre atrás de él los comentaba con entusiasmo a su acompañante. «Eso me interesa, eso me gusta». Al volverse vio con asombro que se trataba de André Breton”. Alberto Ruy Sánchez cuenta que el joven Octavio no se atrevió a saludarlo, Breton tenía cincuenta y cuatro años y el grupo surrealista ya estaba en su crepúsculo; Paz tenía treinta y seis, pero su pudor no era por su medianía de edad, quizá era más objeto de duda, ya que su obra Libertad bajo palabra había tenido en ese entonces más de siete torpes ediciones, hasta que en 1949 Alfonso Reyes ayudó a Paz. José Emilio Pacheco da cuenta sobre las increíbles vicisitudes para publicar de Octavio: “aunque Reyes tuvo la elegancia de no decirlo, él pagó de su bolsillo la publicación del libro de su joven amigo”. ¿Tantas dudas en torno a su propia poesía habían alejado a Paz de Breton de ese primer encuentro?

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Paz amaba caminar: “caminaba, nada más caminaba, sin rumbo fijo”.

Tiempo después, en 1952, Paz y Breton se conocerían en la casa del poeta Jean Clarence Lambert (“todo poema se cumple a expensas del poeta”) y entablarían una amistad entrañable hasta el día de la muerte de André Breton, en 1966. Paz, que amaba caminar, “caminaba, nada más caminaba, sin rumbo fijo”, entre el deambular por las calles parisinas, escribe en 1951 ¿Águila o sol?, su primer poemario traducido al francés, en 1954, escrito en prosa y, sin saberlo, con la convergencia de los estatutos del surrealismo. Sin embargo, como decía el pintor cubano Jorge Camacho, ¿no será que uno no se convierte al surrealismo, sino que se nace surrealista? Octavio, un flânerie que aprendió a serlo por las calles empedradas de Mixcoac, sabía que las palabras son puentes, pero también son trampas, jaulas y pozos. Por eso iba despacio, como meditando, y atravesaba los sueños mientras tendía sus versos como si fueran relojes despertadores, versos para dormilones y para insomnes, puentes que eran calles y avenidas, donde sólo era real la niebla que cubría el camino hacia el poema: “Merece lo que sueñas”.

I I I . L A S Ú LT I M A S PA L A B R A S D E U N V I D E N T E

El Poeta se hace vidente por medio de un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos.

Arthur Rimbaud (1854-1891) vivió sólo treinta y siete años. Fue un poeta fugaz que iluminó la poesía moderna. Desde los quince años de edad escribió como poseído por el despertar de la vida. En una carta escrita el 13 de mayo de 1871 a su profesor de retórica, Georges Izambard, y otra muy similar el 15 de mayo del mismo año dirigida al poeta Paul Demeny, expuso a sus diecisiete años lo que cincuenta y tres años después sería uno de los estandartes del surrealismo: “Le Poète se fait ‘voyan’ par un long, immense et raisonné ‘dérèglement’ de ‘tous les sens’ (El Poeta se hace vidente por medio de un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos)”. Después de veintiún años, en una de sus múltiples huidas y sin ninguna explicación de por medio, dejó de escribir… Había huido de su familia, de la poesía, del amor enfermo de Verlaine y de sí mismo. ¿Se sentía tan perdido que sólo podía encontrarse en el silencio? Ya lo había escrito en la carta referida a Demeny: “Je est un autre —Yo es otro—” y luego otro atisbo en Le bateau ivr (El barco ebrio): “Plus léger qu'un bouchon j'ai dansé sur les flots / Qu’on appelle rouleurs éternels —Más liviano que un corcho dancé sobre las olas / llamadas eternas—”). A más de un siglo después de su muerte, el mutismo del poeta sigue siendo uno de los más grandes enigmas de la literatura, ¿qué sinrazón haría abandonar una obsesión tan profunda como lo era su escritura? Entre la leyenda y el mito, algunos de sus biógrafos teorizan que quizá se dio cuenta de la gran ingenuidad que era intentar cambiar la vida tan sólo con poemas, entonces, ante el fracaso de sus ideas más elevadas, regresó al terreno fértil de su credo: vivir. Ese silencio es “palabra callada” y no cesa de emitir significados, el de Rimbaud se puede “traducir” en una pregunta que también perseguiría a Octavio Paz: “¿no sería mejor transformar la vida en poesía que hacer poesía con la vida?” Paz, que había al leído “poeta niño” con gran interés en su propia juventud, pensaba que maduró más pronto que otros poetas: “Rimbaud, a los diecinueve años, dijo casi todo lo que tenía que decir”.

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Pintura: “Les Feuilles Mortes” (Las hojas muertas), Remedios Varo, 1956.

I V. L E S F E U I L L E S M O R T E S Anoche soñé contigo. Estabas sentada en medio del jardín de mi cuarto, tu vestido reverdecía (“sólo es real la tela”) cayendo frágil junto con tu cabello recién pintado de vino. Tu mano izquierda sostenía el azul oculto de tu canto: “Oh, je voudais tant que tu te souviennes / Des jours heureux où nous étions amis. (Cuánto me gustaría que te acordaras / de los felices días de cuando éramos amigos)”. Desperté. Tuve miedo de olvidarte con el temblor de la mañana, así que te escribí como si aún el hilo de la somnolencia que me atravesaba pudiera comunicarme contigo: “Los sueños con los años también se van, las arrugas que tenemos es la tierra que nos jala”. En esas palabras, esa línea horizontal con aparente falta de sentido, era el recordatorio de que hemos sido siempre dos personas distintas: la que sueña y la soñada. Anoche soñaste conmigo. Estaba mi sombra erguida en medio del jardín de tu cuarto: “Et la mer efface sur le sable / Les pas des amants désunis. (Y el mar borra en la arena / los pasos de los amantes separados)”, te cantaba al oído mientras hacíamos el amor, cuando yo era Jacques Prévert y tú la mujer de cabello rojo que duerme conmigo todas las noches. ___________________________________________________________

José Rodríguez nació dos días antes de que llegara la primavera. Tiene 33 años. Le gusta caminar con sombrero y anteojos en honor a Pessoa.

Bibliografía consultada Andre Breton, Manifiestos del surrealismo, Visor Libros, España, 2009. Alberto Ruy Sánchez, Discurso en las Jornadas de homenaje a André Breton en el Museo Tamayo, 1996. Recogido en la Jornada, 7 de Marzo de1996. Alberto Ruy Sánchez, “Una introducción a Octavio Paz”, FCE, México 2013. Octavio Paz, “André Breton o la búsqueda del comienzo”, Editorial Vueltas, México 1996 Octavio Paz, “El arco y la lira”, Fondo de Cultura Económica, México 2006. José Emilio Pacheco, “Libertad bajo palabra cincuenta años después”, Revista Letras libres, abril 1999. Hugo J. Verani, “Octavio Paz: El poema como caminata”, FCE, México 2013. Pierre Michon, “Rimbaud el hijo”, Anagrama, España 1991. “Rimbaud: complete Works, selected letters”, University of Chicago Press, 2010.

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MONOS

#1 Federico Veerkamp

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tiembla solitaria en el cielo, los ojos negros del mono la ven suspendida en silencio mientras la noche los acoge cálidamente. El mono siente que algo fuerte nace dentro de él; algo con un significado importante está a punto de suceder. Comienzan a crecer los tambores en su pecho incendiando cada una de sus venas, todos los recuerdos (como breves fragmentos etéreos de muchas películas) exhalan de su cuerpo flotando ante sus ojos cerrados. El mono es envuelto en una melodía llena de nostalgia. La luna llora en sus ojos. El sólo hecho de vivir implica un problema, una resistencia, un peso. Todo comienza como un pequeño capricho, una necedad por solucionar un problema que nosotros nos hemos creado. Las decisiones crean contracorriente, turbulencias. El mono cree. Sentado en la punta de un enorme árbol, lejos de toda preocupación, el pequeño mono observa la selva tranquila y cree. Todas esas plantas y animales mezclados uniformemente –bailando-, movidos por una fuerza ajena, toda aquella unidad le crea un hoyo negro en el pecho que succiona y presiona. Él se siente diferente, y más que eso, él se siente extraño, fuera de lugar, solitario. Cree que de tanto creer se ha quedado solo, y ahora cree con más fuerza que nunca que puede recuperarlo todo. Lo que el A LUNA COLOR ÁMBAR

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Lo que el mono no sabe, allá arriba en su árbol, es que las cosas van y vienen hasta que dejan de venir, y es entonces que uno debe bajar y caminar un rato, mojarse las patas y las manos de lodo.

mono no sabe, allá arriba en su árbol, es que las cosas van y vienen hasta que dejan de venir, y es entonces que uno debe bajar y caminar un rato, mojarse las patas y las manos de lodo. El mono abre grandes los ojos y trata inútilmente de ver el suelo bajo la maleza, la tierra firme bajo sus pies, únicamente siente el vaivén del aire que lo acurruca e incita a quedarse, a gozar de la estable inestabilidad, de creer en un pequeño mono igual a él mismo que baja y va y viene, un pequeño mono que sería otro, diferente. Imagina su mañana: comer algo y tirar la panza al sol mientras una espina se clava en su espalda, tirarse un pedo y esperar la cachetada, echar una buena caca y, si su consistencia lo permite, tomarla y darle una buena calada antes de dejarla y seguir adelante; es tiempo de hacer algo. Pero por ahora, bajo la luna, el mono vive y recuerda, vive y recuerda, y entre ellos, un mar de ideas y posibilidades fluye movido por la esperanza. El mono observa con tristeza, ya que sabe que hay algo suyo en el cielo que nunca tendrá.

Federico Veerkamp. México, DF. Músico, escritor y onironauta. “Memory, prophecy and fantasy -the past, the future and the dreaming moment betweenare all one country, living one inmortal day. To know that is Wisdom. To use it is the Art.”: Clive Barker

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6C BREVES ANOTACIONES DE LOS DESVARÍOS DE

UN GAMBUSINO DE LA BELLEZA Evangelina Morales

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A BELLEZA,

para algunos, ha de ser contundente gracias a una validación de rigor académico. Por fortuna siempre quedan resquicios subjetivos, sustratos microscópicos propiciando la belleza espontánea. Así, la oportunidad de acceder a lo bello de manera casi cotidiana se vuelve una posibilidad con tintes de certeza y se va construyendo mediante rituales simplistas, tal vez vulgares pero, sobre todo, muy propios. Con esto en mente, algunos vamos como gambusinos buscando imágenes, remembranzas, rostros o fantasías que acrediten nuestra premisa: la belleza no existe si no la buscas. Pero, ¿cómo se encuentra lo bello? Buscando hendiduras temporales o espaciales en lo cotidiano. Por ejemplo: a donde sea que vayas encuentra la manera de llegar temprano para caminar por los alrededores. Camina y observa los detalles, tal vez insípidos o quizás singulares e irrepetibles. Por ejemplo, para algunos, una jardinera es un basurero o cenicero, pero si eres un genuino buscador, será la eviden-

cia de la decisión de existir sin importar las condiciones del entorno; ve notando paso tras paso la multiplicidad de formas que adopta la existencia, también mira la urbanización, el avance humano, los edificios —antiguos o nuevos—, todos con aroma a historias que aún nadie cuenta. Debo decir que de esa manera pasaba un día cualquiera en el que llegué a una cita antes de la hora programada. Empecé a caminar pero me seguía la impresión de que ese momento estaba desarrollándose en una sola dimensión, sin colores o imágenes hermosas, aunque tal vez sólo estaba aburrido. Avancé unas pocas cuadras más, encontré una banca de hierro frente a una fonda. Pensé que tal vez me iban a informar que era sólo para clientes, pero decidí sentarme un rato, nadie me dijo que no podía estar ahí, así que me relajé y empecé a ver a la gente pasar. Así paseaba la mirada cuando descubrí una presencia tan cercana a mí que me pareció absurdo no haberla visto desde un principio. Primero me invadió la lástima, pues pensé que se

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La vida construida por nosotros no da cabida a la contemplación de bellezas camufladas entre hierro y cemento.

trataba de una flor indefensa, al recapacitar entendí que además de tratarse de una presencia hermosa, era fuerte, pues logró sobrevivir al concreto, la polución, la indiferencia de todos. Su belleza era omnipresente de tan humilde. Quise avisarles a los viandantes que había encontrado la esperanza materializada en forma de flor creciendo en una jardinera de una ciudad atestada de tráfico y neurosis. Con sólo verlos un momento, pensé "tienen prioridades: comer algo aunque sea de pie y rápido, regresar al trabajo, cambiar el cheque, recoger el pago". La vida construida por nosotros no da cabida a la contemplación de bellezas camufladas entre hierro y cemento. Seguí observándola, tanto, que empecé a disfrazarme de pasado para recibir la brisa de los recuerdos. Entonces la belleza de lo simple se volvió canto atrayente de reminiscencias hermosas y modestas. La memoria me llevó a un momento en el que, sentado a la mesa con mis seis o siete años de edad, mis sentidos recibieron el olor atractivo de algo que según me informó mi madre, se llamaba sopa de fideos, y de acuerdo con mis papilas gustativas, sabía delicioso. Me da pena recordarlo porque la flor y el fideo no tienen ninguna relación entre sí y porque en esos días la comida en casa no era abundante. Pero entonces entendí: la belleza existe sin depender de la abundancia, se basta a sí misma. De no ser así, para que la flor contemplada aquella tarde fuera bella tendrían que haber existido cientos o miles de flores y no debería haber estado sentado en una banca de hierro sino en medio de una pradera harta de flores. No fue así, era tarde, aún no anochecía, era una calle transitada, todos íbamos grises, torpes, preocupados, indiferentes, había ruido de autos, olor a comida y nada de eso condicionó la sencillez o la hermosura de esa flor o la contundencia de mi recuerdo asociando de una manera surrealista mi infancia con la jardinería. Ya casi era hora de llegar a la cita, moverme de ahí tampoco haría desaparecer la flor o mis recuerdos, incluso podría haber olvidado todo al momento de levantarme y la flor junto con mis recuerdos seguirían ahí. Al decidir mantener mi memoria de la infancia y de la flor, juego a tener la capacidad de conceder la inmortalidad, humano ego a fin de cuentas, y eso es otra de las tantas cosas que no tocarán ni alterarán el franco encanto de la flor infante viviendo en el atardecer de cualquier primavera.

Evangelina Morales nació en 1969 en el Distrito Federal, México. Estudió la Licenciatura en Ecología en la Universidad del Valle de México. Ha participado en talleres de escritura impartidos por Linda Esponda, José Alfredo Reyes López y Oscar Wong Ovando.

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HUELL A MNÉMICA

HACER NUEVOS MITOS DEL CUERPO Y LA SEXUALIDAD Fernanda Magallanes

Y

de la histeria como fundante del psicoanálisis. El pensamiento psicoanalítico tuvo la genialidad de organizarse frente a la pregunta por el cuerpo. ¿Qué es un cuerpo si no responde a veces a la anatomía física? Modelos metapsicológicos surgieron en el Hospital de La Salpetriere junto con los alumnos de Charcot para pensar el cuerpo de las histéricas. Pareciera que ellas vendrían a presentar con sus cuerpos recortados, inmóviles, paralizados o convulsionados; una cuestión a pensar acerca del cuerpo. Así se ha planteado en psicoanálisis. Ahora bien, yo aquí quiero proponer que esos cuerpos venían a denunciar una crisis epistémica del cuerpo específica de la modernidad que más adelante explicaré para cuestionar qué vienen a denunciar los cuerpos hoy. A través de las mitologías que dictan la vivencia de nuestros cuerpos, hablaré de la necesidad de crear nuevas mitologías, ya que de cualquier modo de ellas no podemos escapar. Algunas veces pensamos un fenómeno o a los cuerpos como portadores de algo específico de sí mismos, pero los invito a que pensemos de otra manera. Pen-

semos un cuerpo o una colectividad de cuerpos como hablantes en sus síntomas de un modelo de poder que actúa en ellos. Es decir, si bien, tendemos a pensar al cuerpo como entidad separada del mundo, invito a que por favor no lo hagamos pues esa separación es ya una invención histórica a través de la cual nos organizamos.Propongo que pensemos lo que las invenciones históricas han hecho sobre los cuerpos de tal modo que los cuerpos actúan y a veces se quieren revelar a estas cuestiones. Suena sencillo pero es algo de tal dificultad que cuestiona las nociones de cuerpo, de propiedad, e incluso de género y de cómo este se ha pensado desde Freud. El cuerpo no es sin significantes que lo organizan por lo que la colectividad de la palabra nos configura, nos vive. Las mitologías en torno al cuerpo, nos viven. Freud, un hombre moderno, tuvo la intuición de pensar el cuerpo desde aquel modelo que se le prestaría en su época: el cuerpo como noción de propiedad. Dentro de un impasse de su época, tuvo la genialidad de mantener un circuito abierto al preguntarse durante su obra: “¿Qué quiere una mujer?”. Su pensamiento se organizaría bajo el modelo tener-no tener. Modelo bajo el cual, todo el psi-

A EN ESTA COLUMNA HABÍA HABLADO

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coanálisis se organizó. La crítica feminista y el feminismo se organizó también alrededor de esta idea. Las feministas tenderían a pensar con o en contra de Freud pero nunca sin él, incluso cuando no lo mencionaran: tener o no tener el falo. Beatriz Preciado en una conferencia en el MACBA en 2014, hace un viaje epistémico-político a través de la historia del útero y a través de una genealogía crítica, deconstruye y resignifica la noción del cuerpo co-

el proceso de gestación. El útero que sería un útero flotante, sostenido por la palabra de Dios, en algún momento caería a la inminencia, a la idea de un útero que es de la mujer. Esa caída a la inminencia es restricción a la soberanía patriarcal. La soberanía patriarcal de un cuerpo perteneciente a Dios como dador de la regeneración de la especie humana, ha caído. El útero pertenece a las mujeres. Pero pensemos: ¿Cómo puede uno apropiarse de un

El útero pertenece a las mujeres. Pero pensemos: ¿Cómo puede uno apropiarse de un cuerpo que nunca le había pertenecido? Esto se ve desplazado en el campo que han ganado las mujeres dentro de la vida política y social y la idea de equidad de género mientras al mismo tiempo suceden feminicidios por todos lados. Mientras ese cambio se dio, no se ha configurado una total apropiación del cuerpo femenino dentro del espacio político como un cuerpo que se apropia de lo que le pertenece: su sexualidad. mo propio. El útero aparece en un momento histórico dado, aparece en un conjunto específico de relaciones saber-poder hasta convertirse en un órgano encarnado, produciendo la ficción de la madre como cuerpo reproductivo: una madre biopolítica. La matriz, el útero se convierte en un espacio de gestión crucial para producir el cuerpo del estado, de la nación. Ese cuerpo, es el cuerpo que surge de manera histórica en la época de Freud. ¿Estarían las histéricas denunciando con sus síntomas un acontecimiento histórico? Y es que el útero desde la modernidad se convertiría en propiedad de las mujeres y dejaría de pertenecer al Pater Familias (término latino para designar al “padre de la familia”). El cuerpo de la mujer como un espacio reproductivo es una ficción política específicamente moderna. Antes, en el siglo XVIII, el útero era representado como un vaso que flota en un espacio vacío. B. Preciado entonces se pregunta en qué cuerpo está situado ese útero si flota, para responder que en un espacio que no le pertenecía a su propio cuerpo: el espacio del Pater Familias. La reproducción entonces se daba en la gota de esperma y no en el cuerpo femenino. La vagina era pensada como un pene invertido, ontológicamente fallido que como ya se mencionó, no podría en sí llevar a cabo

cuerpo que nunca le había pertenecido? Esto se ve desplazado en el campo que han ganado las mujeres dentro de la vida política y social y la idea de equidad de género mientras al mismo tiempo suceden feminicidios por todos lados. Mientras ese cambio se dio, no se ha configurado una total apropiación del cuerpo femenino dentro del espacio político como un cuerpo que se apropia de lo que le pertenece: su sexualidad. Quiero enunciar que al mismo tiempo surge hoy otro momento de cambio epistémico del cuerpo. Así como los cuerpos en la histeria traían denuncias interesantísimas, hoy nos encontramos ante otras denuncias a pensar. Han surgido nuevas maneras de politizar el cuerpo con la aparición del matrimonio gay, la posibilidad quirúrgica de reasignación de sexo (o cambio de sexo, como le prefieran llamar) y la denuncia de las personas intersexo de un espacio más allá del binomio del sexo biológico femenino-masculino y la posibilidad de tener hijos por métodos de reproducción asistida. Estos cuerpos de algún modo denuncian —sin necesariamente concientizarlo— que la finalidad de la sexualidad no es la procreación por lo que el espacio que ocupa un cuerpo o la propiedad que tiene o no es intercambiable, maleable. Al mismo

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Los cuerpos se estructuran bajo políticas pero esperemos que siempre haya un más allá en nuestros cuerpos que cuestione la politización que se les inflige.

tiempo, la diferencia sexual pensada como una diferencia de cada ser, más allá de la diferencia binómica hombre-mujer, trae consigo una dificultad para apropiarse de la propia sexualidad. Es por lo mismo que se generan nuevas colectividades con las cuales nombrarse. ¿Cómo apropiarnos de nuestro propio cuerpo sin enunciarlo como una colectividad? Esa será la pregunta a pensar. Los cuerpos se estructuran bajo políticas pero esperemos que siempre haya un más allá en nuestros cuerpos que cuestione la politización que se les inflige. Propongo la creación de una mitología del cuerpo, ya sea como apropiado o como deconstructor de una idea de que éste puede apropiarse. Mientras todo esto sucede, no dejemos de pensarnos.

Fernanda Magallanes es psicóloga por la Universidad Iberoamericana, Maestra en Psicoterapia General por la Asociación Psicoanalítica Mexicana con Mención Honorífica y Doctoranda en Filosofía, Medios y Comunicación en European Graduate School. Ejerce psicoanálisis en consulta privada en el Distrito Federal. Ha participado en diferentes investigaciones acerca de teoría psicoanalítica, género e inmigrantes, transtornos de personalidad y transtornos alimenticios, y sus trabajos han sido presentados en congresos nacionales e internacionales.

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EL OBJETO ENCONTRADO COMO CAMINATA GA B I N E T E D E ASOMBROS

Mariana Romero

A

y la recolección de frutos fueron las actividades primordiales de los primeros grupos humanos que se juntaban y se organizaban para sobrevivir, me pregunto desde cuándo existe la costumbre de recolectar un conjunto de elementos encontrados en la naturaleza y después ordenarlos, almacenarnos o exhibirlos, ya sea con la idea de mostrar una idea, de contar una historia o de preservar algún recuerdo significativo. Cuando era niña y viajábamos a la playa, caminaba con mi abuela por la orilla recogiendo conchas y caracoles. Desde entonces conservo una extraña afición por recolectar cosas que encuentro en el suelo,

generalmente en paisajes naturales y algunas veces de entornos urbanos, pero sobretodo cuando estoy de viaje. Con el tiempo me di cuenta que más que la idea de conformar una colección, lo que me motiva a seguir haciendo esta actividad es el placer de la caminata y la idea de ir en búsqueda de algún descubrimiento azaroso que, de alguna forma, logre rasgar el velo de la percepción cotidiana anestesiada comúnmente ante la aparente familiaridad con que solemos percibir las cosas ordinarias. Recuerdo que cuando regresábamos de nuestras caminatas, desplegábamos todos nuestros hallazgos sobre la mesa y comenzábamos a clasificar y a seleccionar los que nos parecían más interesantes. A mi abuela le gustaban las conchas y cara-

SÍ COMO SABEMOS QUE LA CAZA

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coles más delicados y solía hacer a un lado los que estaban rotos, pero mi papá rescataba algunos de ellos argumentando que le parecían los más bellos. Ahora que trato de rastrear el origen de mis inquietudes artísticas me doy cuenta de que estas vivencias, a pesar de no parecer tan relevantes, me marcaron profundamente. La delicadeza y la paciencia que tenía mi abuela para escarbar entre la arena hasta lograr recolectar una buena cantidad de hallazgos diminutos y la capacidad de mi papá para encontrar la belleza en las cosas que normalmente despreciamos, son dos actitudes que se quedaron grabadas en mi interior y que hasta este momento no había hecho conscientes.

bres a las cosas, es decir, de delimitar y a clasificar. “Lo primero que hace el hombre ante una realidad desconocida es nombrarla, bautizarla. Lo que ignoramos es lo innombrado”, nos dice Octavio Paz en “El arco y la lira”. Los lenguajes que hablamos representan y a la vez condicionan la manera en que decodificamos la experiencia. Es por eso que cada lengua aprendida nos abre la puerta hacia un universo y la vez nos sitúa dentro de un territorio delimitado por esa manera específica de enunciar. El lenguaje poético, que está presente dentro de todas las manifestaciones artísticas, es el único que logra trascender dichas fronteras para retornar hacia el estado más primordial de la comuni-

“Todo tiene un valor mientras se revele en el lugar y en el momento precisos. Se trata de identificar ese valor o cualidad y transformarlo en algo que pueda aprovecharse. Si te encuentras con algo asombroso y lo guardas en una maleta metafórica llegará el momento en que puedas darle un uso.” – Jurgen Bey

Algunas de esas cosas que he encontrado durante mis caminatas me han cautivado especialmente por su belleza inusitada y han logrado cautivarme por sus cualidades plásticas. Son creaciones que se cierran sobre sí mismas, como una obra de arte pero incluso más sorprendentes en la elocuencia de su forma, la armonía, el equilibrio, la fuerza o el dinamismo de su composición. Es un lugar común afirmar que la belleza se encuentra en los ojos del que mira y en este caso estas piezas tan sólo se convierten en una obra de arte cuando son extraídas de su contexto y quien las rescata las percibe como un universo en sí mismo. Podemos entender de esta manera que el coleccionismo más que simple acumulación de cosas es un intento por entender y aprehender la complejidad del mundo, pues ¿de qué otra forma podemos hacerlo si no es por medio del lenguaje? El lenguaje nos permite comunicarnos con los otros a través de poner nom-

cación. Así lo explica magistralmente Paz: “Palabras, sonidos, colores y demás materiales sufren una transmutación apenas ingresan en el círculo de la poesía. Sin dejar de ser instrumentos de significación y comunicación se convierten en otra cosa. Ese cambio —al contrario de lo que ocurre con la técnica— no consiste en abandonar su naturaleza original sino en volver a ella (…) Sin perder sus valores primarios, su peso original, son también como puentes que nos llevan a otra orilla, puertas que se abren a otro mundo de significados indecibles por el mero lenguaje”.1 Cada colección representa una visión particular sobre el mundo, una manera de entender y clasificar, y es por lo tanto un lenguaje o como bien decía Walter Benjamín: “Quizá se puede delimitar así el motivo más oculto del coleccionismo: emprender la lucha contra la dispersión”.2

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“Lo primero que hace el hombre ante una realidad desconocida es nombrarla, bautizarla. Lo que ignoramos es lo innombrado” nos dice Octavio Paz en “El arco y la lira”

Conformar una colección requiere cierta actitud metódica o algún tipo de sistematización para seguir una pauta en la recolección, por más primaria que ésta sea. JJ. Beljon lo explica en los siguientes términos: “Hacer una colección es poner juntas un número de formas que son parecidas en algunos aspectos importantes, pero no son idénticas. El parecido es similar a la rima. Y rima es, como el poeta Gerard Manley lo expresó: La semejanza mitigada por la diferencia”.3 Con un acto tan simple como ordenar, clasificar y buscarle un sitio a las cosas dentro de un espacio determinado estamos creando un lenguaje con el que podemos significar nuestro propio cosmos, buscamos intuitivamente un ritmo y un equilibrio y a la vez estamos significando, encontrando un sentido. Este lenguaje puede llegar a revelar el sentido poético cuando logramos trastocar el significado convencional de los objetos, los espacios o las palabras que los nombran. El coleccionismo tiene múltiples facetas, desde el más primario que realiza un niño casi sin darse cuenta, o las colecciones domésticas que se conforman y crecen de forma espontánea (mi mamá suele tener muchas de este tipo, que comienzan por el simple gusto por un objeto y se amplían paulatinamente cuando volvemos de algún viaje o alguien nos regala algo que sabe puede formar parte de dicha colección) hasta el coleccionismo más especializado que requiere conocimiento y estudio y cuyos valores no se establecen de forma meramente personal y subjetiva sino que pertenecen a escalas y cánones establecidos en determinados contextos. En este último existe a su vez una gama muy amplia que abarca desde el coleccionismo de arte y antigüedades hasta las colecciones más excéntricas que podríamos imaginar, que a su vez pueden estar motivadas por razones de lo más variadas. Algunas veces esta afición entra en juego con otro tipo de factores, normalmente implica una importante inversión económica y la posibilidad de especular financieramente. Además de todas estas manifestaciones existe una forma particular de conformar una colección bastante más lírica y anárquica que las descritas anteriormente porque se gesta desde una mirada artística o poética. Numerosos artistas han sido notables coleccionistas y le han dado a esta actividad un sello personal e irre-

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Todo artista es un recolector nato, ya sea de objetos, de imágenes, de palabras o de sonidos. Una vez que reúne cierta cantidad de elementos significativos juega a encontrar relaciones inusitadas entre unas cosas y otras, hasta que logra de alguna forma trastocar la lógica convencional para despertar otro tipo de entendimiento.

Mariana Romero. Recolectora nata, pepena destellos de asombro para configurar un gabinete íntimo, buscando sin buscar camina en trayectorias espirales recogiendo hallazgos mínimos, pequeños objetos detonantes del sentido poético de la vida, oculto tras el velo de lo cotidiano. *

petible. Todas las colecciones se rebelan contra el orden, los cánones o las clasificaciones previamente establecidas, al igual que lo hace la poesía con los signos o las palabras, buscando desnudar a las cosas para mostrar sus valores ocultos. “Gracias a la poesía el lenguaje reconquista su estado original. En primer término, sus valores plásticos y sonoros, generalmente desdeñados por el pensamiento; en seguida los afectivos; y, al fin, los significativos”4, nos comparte Paz. Algunas veces el artista roba o imita métodos utilizados por científicos o antropólogos en el momento de clasificar los objetos de su colección pero al trasladarlos a su propio terreno automáticamente juega con el lenguaje y recrea el sentido convencional de las cosas. “La raíz indoeuropea de la palabra “arte” es “acomodar” o “agrupar” (unir). En este sentido, el arte puede reducirse a su forma más simple. Empezamos por coleccionar, después jugamos con los materiales u objetos, los organizamos de muchas maneras, formamos combinaciones nuevas y al final observamos los resultados”.5 Todo artista es un recolector nato, ya sea de objetos, de imágenes, de palabras o de sonidos. Una vez que reúne cierta cantidad de elementos significativos juega a encontrar relaciones inusitadas entre unas cosas y otras, hasta que logra de alguna forma trastocar la lógica convencional para despertar otro tipo de entendimiento. Dicho acontecimiento puede describirse por medio de conceptos como “la lógica de los sentidos”, “la poética del asombro”, “la imaginación poética”, “la fenomenología de la ensoñación”, “la experiencia estética”, etc. Todos ellos apuntan al territorio limítrofe en el que el arte y la vida se encuentran íntimamente ligados y la poesía se expresa en los actos más simples y en los destellos más sutiles de lo cotidiano. Personalmente he tratado de explicarme en qué consiste mi fascinación por recolectar y atesorar cierto tipo de cosas y también la necesidad de depurar y organizar mis espacios vitales en función los estados mentales y emocionales en que me encuentro. Y en un plano más amplio observo las contradicciones de nuestra civilización actual que se expresan de muchas formas en la manera en que se producen, se distribuyen, se consumen y se desechan las mercancías, en un creciente desinterés por el valor de la vida, de las conexiones ocultas entre las cosas y del sentido poético de la existencia. Dentro de este contexto me parece relevante rescatar ciertas estrategias vitales que representan una alternativa ante la homogeneización de todo lo que se usa y se produce alrededor del mundo, la pérdida de riqueza y de profundidad en nuestra relación con las cosas y la enajenación en la que estamos ya inmersos. La recolección, la recuperación de cosas perdidas y olvidadas, el rescate de lo viejo y lo obsoleto y la re-significación son algunas de las estrategias que dentro del arte y la vida cotidiana me parece que pueden llegar a contrarrestar dichas tendencias. ________________________________________ 1.2.3.4.5.-

PAZ Octavio (2003), El arco y la lira, FCE, México. p.30 PAZ Octavio (2003), El arco y la lira, FCE, México. p.30 Beljon JJ. (1993) Gramática del Arte, Celeste ediciones, Madrid. PAZ Octavio, op cit. P.47 SMITH Keri (2012), Cómo ser un explorador del mundo. Museo de arte vida portátil, FCE-CONACULTA *Todas las imágenes que acompañan esta columna son de la obra personal de Mariana Romero.

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EL BUNKER

MICHEL HOUELLEBECQ “Los habitantes de sol lanzan sobre nosotros una mirada impávida: pertenecemos definitivamente a la tierra y allí nos pudriremos, mi amor imposible, jamás nuestros magullados cuerpos se volverán luz”.

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A L A S D E E L E FA N T E

ANATOMÍA DEL MIEDO

María Martínez Marentes

E

(imagina un corte), el culpable de que la gente no esté jugando en las nubes y la causa de estar pegados al piso (imagina las raíces del árbol más grande que hayas visto atadas a tus pies). El miedo aburre a la vida porque no la deja hacer nada. L MIEDO ES LO QUE LE CORTA LAS ALAS AL MUNDO

(…) Hay terrores chiquitos como esa araña escondida en tu almohada, como la posibilidad de caerte en un charco (imagina que no tiene fondo, imagina que caes, imagina que te ahogas), terrores ciegos como perder los lentes y no alcanzar a ver el letrero diminuto que explica a dónde carajos se dirige el camión (imagina llegar a donde no querías llegar, al recuerdo de lo que alguna vez te hizo mierda, quizá). También hay miedos grandes, como la certeza de la muerte (imagina a tu abuela), o el destino de vivir triste para siempre (imagina tus ojos) (imagina los míos). Para mí, el miedo es como el aire… siempre ahí, siempre difuso, siempre con ganas de meter polvo a tus ojos. Un aire que te despeina, que te obliga a meterte a las cobijas, que azota las puertas, que enfría el té que tanto trabajo te costó preparar. El miedo es borroso, difuso; el miedo nunca es claro. El miedo es pesado, den-

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Yo no le tengo miedo a la soledad, ni a la oscuridad ni al frío (imagíname sin ti).

so, agotador… encorva tu espalda, arrastra tus pies, cierra tus ojos y se guarda en ti. El miedo es tan de uno, que la idea de abandonarlo se vuelve tan ridícula como las ganas de cambiar tus recuerdos por medicinas (imagina un dolor de cabeza que no termina… NUNCA imagina astillas clavadas en tu sien que susurran eso que no quieres que pase). Si el miedo fuera una palabra, sería esa: nunca te voy a dejar, nunca te va a pasar, nunca vas a volar, nunca lo van a matar, nunca se va a romper, nunca te vas a volver loca, nunca te voy a lastimar, nunca serás como yo, nunca caerás tan bajo, nunca me burlaré de ti, nunca te quedarás sin lágrimas, nunca te volverás loca, nunca te vas a quedar sola, nunca te daré la espalda, nunca te insultaré, nunca te haré sentir más chiquita que la araña en tu almohada, nunca va a pasar ‘eso’, nunca me verás muerta en la portada de un periódico amarillista, nunca te robaré las ganas, nunca aceptarás que te humillen, nunca te sentirás indefensa, nunca te volverás loca. Nunca te volverás loca. (Imagina una mentira) Yo no le tengo miedo a la soledad, ni a la oscuridad ni al frío (imagíname sin ti). He visto a la tristeza a los ojos (imagíname ciega) y le he invitado un café; uno negro pero con mucha azúcar. Nunca he tenido fantasmas en el clóset ni monstruos abajo de mi cama que me roben el sueño (imagina un insomnio eterno). No me aterra la idea de perderme, de no encontrarme, de no saber qué quiero (imagíname lejos). ¿Envejecer? Tampoco. (Imagíname muerta). Entonces ¿por qué no vuelo? Mi miedo es de otro tipo. Es la posibilidad lo que me aterra. Ese terror que se esconde en lo cotidiano: en una llamada a las tres de la mañana, en un mensaje sin respuesta, en la mirada del primero que te pone nerviosa, en el silencio de los funerales, en la desesperación, en el mundo que te observa por la ventana mientras decides -con un té frío- los zapatos con los que lo enfrentarás. Me paraliza lo que todavía no pasa, lo que a lo mejor sucederá en la madrugada, o quizás ocurra a plena luz del día. De este día. Quizás mañana. ¿Por qué soy incapaz de volar lejos? ¿Será por la posibilidad de volverme loca en pleno vuelo? Las raíces en mis pies son idénticas a las de aquel árbol enorme que se ve desde mi ventana.

María Martínez Marentes, 26 años. Le encanta que su nombre esconda tres veces al mar, dice ser una alcachofa y escribe flores moradas. Vive en la Ciudad de México y siempre está por darle la vuelta al mundo.

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M I E R DA Y M U E R T E

TIME

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Eduardo Medina “El escritor, por cierto, debe tener la posibilidad de ganarse la vida para poder escribir, pero en modo alguno debe existir y escribir para ganarse la vida”. Karl Marx “Ticking away the moments that make up a dull day Fritter and waste the hours in an offhand way Kicking around on a piece of ground in your home town Waiting for someone or something to show you the way.”

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SCRIBIR ES UN DUELO CON UNO MISMO,

un duelo con el tiempo y con la inercia, testificar desde la derrota. Cuando era un adolescente, un sentimiento de fugacidad y bilis negra me invadía constantemente, ante semejante marea me gustaba dejarme arrastrar, manejar esa Golf destartalada en la madrugada hacia aquel mirador entre Observatorio y Constituyentes junto a ese cine abandonado que ya no existe hoy, acostarme solo en el techo del auto y contemplar la ciudad, disfrutar del naufragio, escuchar Pink Floyd frente a la infinitud de luces de este ensueño que se extiende bajo su cielo púrpura, dejar el tiempo pasar y divagar, estar a la espera, charlar con uno mismo, soñar despierto. El lenguaje nos envuelve, nos oculta de la conciencia más de lo que nos aclara, y el escritor permanece en un ángulo, busca traspasar su enigma; escribir es un duelo con el propio lenguaje y por tanto con la propia conciencia en tanto en que éste es un elemento constitutivo de la misma; duelo que busca abrir camino entre la multitud de voces que es uno mismo, entre todo lo que es el mundo para encender su propio sentir en busca de cierta videncia y testificar desde la caída de una iluminación fugaz: momento de lucidez donde sentir y entendimiento se empatan con pleno sentido pero am-

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El tiempo pasa rápido...

bos divergen en el momento en el que lo transcribimos en papel, lo escrito no es un mensaje sino que se torna enigma que los ojos de alguien más habrán de dar sentido; escribir es una tensión entre misterio y revelación. De regreso a mi habitación, esperar el amanecer leyendo libros que rebasaban mi comprensión pero excitaban mi imaginación, la vida parecía un paisaje lleno de posibilidades entonces y cada párrafo podía significar —al menos tangencialmente— lo necesario para emprender la trayectoria deseada, los primeros rayos de sol cruzaban mi mirada al cerrar un libro, llenando el espacio de algo que a mí se me ocurrió nombrar felicidad. Luego salir a la calle y caminar divergentemente rumbo a la escuela, sin llegar a ella, sino a aquel lugar que habría de aparecer por un instante como el mejor lugar sobre la tierra en donde estar, y con un libro en la mano y unos audífonos: sonreír. “Tired of lying in the sunshine staying home to watch the rain And you are young and life is long and there is time to kill today And then one day you find ten years have got behind you No one told you when to run, you missed the starting gun”. El tiempo pasa rápido, y un día —si eres afortunado— estás en la Universidad, al siguiente día vistes un traje horrendo, con los testículos en un portafolio barato y un currículum en la mano; te descubres pidiendo trabajo como quien pide caridad. En ese breve lapso escuchas a alguien decirte “lo que refiere este texto es, esto muy concreto y no todo lo que usted dice, usted está lleno de visiones, ¡aténgase al texto, aténgase al texto!”, pero yo quería con todas mis fuerzas que ese párrafo significara “Viento, Perro, Pájaro, v-i-a-j-e, despertar o Pink Floyd”; luego alguien más agregaría “compañero, la filosofía ha muerto, aquí sólo nos interesa control de grupo y que a los alumnos se les enseñe a obedecer, en realidad, maestro, aunque esta es la materia de filosofía preferimos no contratar filósofos, haremos una excepción”, no gracias, dije. Pronto los significados comenzarían a estrecharse, a mostrarse llenos de finales, los sitios y momentos privilegiados por un sentimiento de bienestar en el corazón escasearían, las infinitas posibilidades vitales a volverse dos, a volverse una, la divergencia una línea recta y necia, caminar un mero acto de supervivencia huyendo de todo aquello en lo que no te quieres convertir, aun sueñas, pero el mundo te obliga cambiar y te pone de rodillas al menos alguna vez. Un buen día lo escuchaste en boca de alguien en un ascensor: “te vas a morir”; sí, en esta mierda de vida habremos todos de morir desencantados, humillados y sin gloria, no sabemos cuándo ni dónde pero mientras tanto bien podríamos intentar vivir una eternidad, en tu pecho el remolino, vórtice del sin sentido; también el latido de la literatura y de la música como un eco de otros tiempos aún otorga dirección, ¿resistencia?, habrá que seguir y seguir, como Sísifo y su roca, no habrá recompensa: seremos devorados por los gusanos o alguna extraña fauna marina, sí, vamos siendo devorados ya por tantas cosas, por un sistema infame donde lo que eres, lo que fuiste, lo que haces y no tiene lugar; devorados por el desamor, por la indiferencia, por nuestra indiferencia, por la banalidad, por el tiempo el tiempo el tiempo eltiempoeltiempoeltiempo, tic-tac el tiempo, por espíritus tristes y tiranos alimentándose de nuestro infortunio, de nuestros pasos en falso, por la cotidianidad, devorados

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El atardecer se asemeja al amanecer, la edad puede otorgar una mejor predisposición para el bienestar a pesar de todo. Un nuevo comienzo, la música siempre es solar, en el umbral entre mera sensibilidad y una constelación de sentido, su significado se percibe apenas por cadencias, inflexiones, cruces de hilos melódicos, modulaciones...

por nuestros errores, por la llamada edad adulta, por nuestra propia infamia y cobardía; devorados por nuestros propios sueños, devorados por la historia, por el sinsentido: devorados, convertidos en máquinas de producción —querido maestro, no te vuelvas una máquina productora de muertos en vida para el empleo de una transnacional que te desprecia—. Seguir, seguir, seguir ¿quiénes somos ahora? ¿Quiénes seremos en este lapso de sinsentido? La filosofía ha muerto, el arte ha muerto, la poesía ha muerto, el jazz ha muerto, sí, han muerto y la vida parece agotarse a una velocidad vertiginosa en el fin de la constelación de sentido que se encierra en dichos nombres, en el naufragio del desierto del sinsentido, pero después de dicho final: apertura, horizonte extenso. ¿Y si pensamos la falta de sentido como un exceso de luminosidad más que como una noche oscura? Sí, en ambos casos una ceguera, pero una expresada falta de sentido en el ánimo puede ser entonces la ceguera ante un horizonte abierto que se nos viene encima, nos desborda y extravía, y ya ciegos el oído se agudiza, la música o la risa pueden ser un ejemplo de dicha apertura: no tienen sentido y están llenas de sentido, sentido inarticulado en acto, significan nada, nos significan todo. “And you run and you run to catch up with the sun, but it's sinking Racing around to come up behind you again The sun is the same in a relative way, but you're older Shorter of breath and one day closer to death”. El atardecer se asemeja al amanecer, la edad puede otorgar una mejor disposición para el bienestar a pesar de todo. Un nuevo comienzo, la música siempre es solar, en el umbral entre mera sensibilidad y una constelación de sentido, su significado se percibe apenas por cadencias, inflexiones, cruces de hilos melódicos, modulaciones; aquí una mera concatenación de sonidos: da-da-da-da, el arpegio de cualquier perceptum en su apertura, su sinsentido nos ha hecho niños de nuevo, da-da-da, como conceptum: sentido relativo de armonía o disonancia que “…sólo vive en el ritmo en el que la frase y la contrafase se desplazan para pensarse”2. Enciendo el auto y enciendo la radio, seguir seguir, seguir, la vida habrá de aparecer por un instante renovada mientras sus finales se ven desplazados por la velocidad, la sonoridad arrebata a las viejas formas de un mundo caduco su persistencia y las disuelve en su transitividad, ¿Acaso es el fin de algo aquí Julio? Llegar y partir, a la escucha y deriva, todo es comienzo. Decir “fin del mundo” o “sin sentido”, ya no tiene importancia, el sol en el parabrisas ciega, habrá que soltar y perderse a sí mismo acelerando en un paisaje desértico que aparece como encantado, luego volver a la ciudad y perderse entre la multitud y sus calles, entre libros y rostros; volver a escribir. Tengo un trabajo que nada tiene que ver con escribir (y me da risa la gente que me pide dinero por compartir una columna aquí), todos necesitamos sobrevivir (leer, hacer música, lo hago por amor) trabajo no sé en qué diantres y con mi paga voy y compro pescado frito y vino, lo comparto con los amigos; escribo estas líneas que lees en los tiempos muertos de mi rutina y esto para que el tiempo no

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Escribir es resistir, ¿pero resistencia respecto a qué?

me mate a mí, no tan pronto, no tan rápido, no tan cruel, para que el día tenga sentido, pues ¿cuál es el sentido de realizar tú esta lectura a tiempo lector? Por las noches también escribo, duermo poco, pienso cual adolescente en noches estrelladas por venir escuchando música, —¡vendrán!, dé uno en el clavo, o no, vendrán—, así de iluso, pendejo y reaccionario soy. Busco un cielo estrellado mientras la roca de Sísifo ahora se llama sueldo; y nos vamos quedando cortos de aliento y más cercanos a la muerte Javier, escribe, escribe, escribe, escribe, escribe; escribe el futuro. Últimamente, antes de dormir, contemplo en la memoria una copia bien subrayada del Ulises que extravié hace años: si por ejemplo el Ulises de Joyce es una obra revolucionaria —escribió Bolivar Echeverría3— no es porque en ella haya un mensaje explícitamente político, sino porque dicha obra “refuncionaliza en sentido democrático la relación entre narrador y lector consagrada por la técnica narrativa de los grandes novelistas del siglo XIX”4. ¿El Ulises importa? ¿Un cuento, un poema, una novela importan? El mundo está en nuestra contra, nosotros estamos en su contra también, pero el dolor (duele) y la euforia están a nuestro favor. Nosotros los solos Miguel, nosotros no tenemos un lugar aquí, el mundo está en nuestra contra, vorágine, movimiento de destrucción, nuestros brazos, piernas serán arrancados Mauricio, nuestros sueños destruidos Federico, y no vamos a ganar, no vamos a ganar Mariana, la cárcel del mundo habrá de destazarnos, con el corazón partido Emilio, rechazados, mal mirados Pedro, perras y perros amantes del absurdo Javier, Julio, amantes ante todo de la libertad, Alex, María, la cárcel del mundo habrá de destruirnos, con el corazón irremediablemente roto habrán ustedes, tú, yo de morir, mas no así nuestras palabras, necias, insidiosas. Mas no así el amor, Ximena, mas no así el fulgor rebelde y necio del amor, habrá luz. Escribir es resistir, ¿pero resistencia respecto a qué? En otros tiempos otras plumas cantaban con mayor claridad: nos resistimos ante el fascismo, ante todos sus muros y amos, ahora es aún más claro: resistir la vida, sostenerla, iluminarla ante esta rapiña. “Every year is getting shorter, never seem to find the time Plans that either come to naught or half a page of scribbled lines Hanging on quiet desperation is the English way The time is gone, the song is over, thought I'd something more to say”. El Tiempo se vive un instante a la vez y éste es irrepetible, ahí la dimensión de nuestra experiencia, lo real no va más allá de esa percepción fugaz, lo demás es memoria o aspiración, intento de profecía o melancolía. Tiempo, tensión presente entre lo pasado y lo futuro; poesía, palabra bruja que atrapa su intuición, la de la temporalidad que escapa al instante congelado, que comparte la explosión de vitalidad contenida en el flujo de experiencia de nuestro tránsito. El tiempo se nos escapa, asunto que nos angustia —el tiempo se nos va, lo perdemos, nos perdemos: decir tiempo es decir muerte—, viene el latido hueco del corazón que buscamos transcribir en palabras en el momento del desasosie-

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Es así como encontramos el tiempo de nuevo, sin querer asirlo en esta tarde de viernes, contemplándolo y dejándolo ir, como las nubes, como el vértigo de la vida, con sus bondades y horrores.

Eduardo Medina Frías. Ciudad de México, 1980. No es narrador.

go o el latido que derrama la euforia cuando fugitivos se nos devela la imagen perdida de alguna eternidad y nos enamoramos: aspiramos atrapar el tiempo, entre dicha experiencia subjetiva y un deseo de objetividad, entre lo privado y compartir ante un público. La poesía —como experiencia y como texto— nos responde a la vieja pregunta de Don Juan Matus: “¿en dónde está tu corazón?” Develando en intensidades y afectos —los del aquí y ahora— este breve y bello momento cargado de posibilidades de plenitud es ya perfecto en sí mismo. Es así como encontramos el tiempo de nuevo sin querer asirlo en esta tarde de viernes, contemplándolo y dejándolo ir, como las nubes, como el vértigo de la vida, con sus bondades y horrores. Tiempo: “¡todo está bien!, ¡todo está bien!” El tiempo descubierto cualquier tarde entre lo ordinario, donde decir tiempo es decir: “la vida es buena a pesar de todo”, dice así Sísifo en su oficina. Escribir —un blog, un diario, una carta honesta y sentida, un poema malo pero rabioso o la broma más peligrosa del mundo en una nota anónima— es resistir el adormecimiento y mantenerse despierto cada noche, es escribir esa línea sin sentido en una servilleta, es resistir el embotamiento de la cotidianidad. Escribir es resistir, transcribir para otros ojos el sufrimiento redondo del mundo en el vórtice del océano de la existencia, es exponerse impotente pero no ser silenciado. Escribe, escribe, escribe, todas las calles de la vida descienden como ríos al océano de la adolescencia, y un rayo de luz que pierdes de vista atraviesa las copas de los árboles, te atraviesa el pecho mientras lees la belleza de este mundo, tan breve, y su reflejo sobre la hoja de papel: palabras, pasajes, sus combinaciones cambian su orden y de sentido a cada parpadeo, como en lo sueños. Lector, despierta y sueña, eres mortal. Un rayo de luz puede volverse arcoíris. “Home, home again I like to be here when I can And when I come home cold and tired It's good to warm my bones beside the fire Far away across the field The tolling of the iron bell Calls the faithful to their knees To hear the softly spoken magic spells”.

_______________________________ 1.- Roger Waters, David Gilmour, Nick Mason, Richard Wright. 2.- Walter Benjamin. El Libro de los pasajes. M1a,1. 3.- Bolivar Echeverría en su presentación a “El autor como productor”. Walter Benjamin. Itaca 2004. 4.- Ibid.

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L A C I TA

RAIMON PANIKKAR “Pero el problema del otro permanece, en el fondo es el problema del Uno. El individuo, una vez definido en su incomunicabilidad y aprisionado en su solipsismo subjetivo, sólo puede abrir sus ventanas para encontrar al otro o quedarse prisionero de su aislamiento. Se trata del problema último de la mente humana […]”

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L A V I DA E S OT R A

A LA ESPERA DE LO (EXTRA)ORDINARIO Cecilia Pedraza Cameros “¿Es que embellecer la vida procurándose “salidas” no es acaso reconocer que ese lugar de donde se sale “no es la vida”, y constituir, por ello, un afuera imaginario alimentado de espera y esperanza?” —Algirdas-Julian Greimas, De la imperfección

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para abstraerme en el teclado, me pregunto si estamos hechos o nos deshacemos en renuncias. Para ello tendríamos antes que poseer, aunque nada es más ilusorio que la idea del control. Hace algunos días divagaba sobre la palabra extrañar. Probablemente no sucede así, no como ese proceso mental lógico, pero cuando extrañamos es porque transformamos en raro aquello que una vez conocimos y, tal vez, se debe a que hay un placer escondido en conocer de nuevo, en acercarnos con curiosidad y (re)descubrirlo. Observarlo como ese objeto único e irrepetible, sin embargo, la repetición es necesaria para la recreación del sentimiento, de la emoción primera. Yo que soy afecta al habla, a la pérdida y a la melancolía, no sé cómo sobrellevar la espera, no he aprendido a jugar con la impaciencia. Abrevo de la brevedad, de la falta de tiempo. Miro hacia el otro lado de la habitación. En la esquina hay una lámpara encendida sobre la mesa donde acostumbro dejar mis libros y pienso que a todos nos subyace una espera. La pasividad es inmanente pero aprendemos a llenar las horas, a vaciarlas; les damos la forma de una llamada o la apariencia de un correo, las contenemos en el fondo de una fotografía. Lo anterior no es más que una aproximación hacia una estética de la espera. ¿Cómo regresar a eso que llamamos “vida” cuando no hay manera de asirnos a ella? PLAZO LAS ACTIVIDADES ACOSTUMBRADAS

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La ruptura tiene lugar cuando, en la conjunción del tiempo y del espacio, la mirada se detiene sobre un aspecto de la cotidianidad. Surge una doble espera. La del suceso que se presencia y la de su repetición. La extrañeza se adueña entonces de los sentidos, estos captan la realidad de una manera diferente.

Algirdas-Jules Greimas en su libro titulado ‘De la imperfección’ (1997) señala que “El espíritu se degrada para terminar en una sucesión de bromas gastadas. El amor se marchita, se muda en indiferencia o, en el mejor de los casos, en una ‘estética de escenario doméstico’”. Es por eso que construimos estrategias de disimulación al sentir el vértigo de lo cotidiano. Los menos afortunados, los condenados a la palabra, atraviesan márgenes ficticios de una hoja en blanco y se afanan en hendir el dolor que los devora, piensan que ahí encontrarán algún anhelo. O eso esperan. Y ellos saben de la espera que se convierte en esperanza. Tienden líneas de palabras en la nada y caminan sobre ellas, pretenden evitar el abismo. Paciente, la caída los aguarda. Caer es su destino. Entonces se les destroza el alma en pedacitos y las cosas diarias los agobian: la fila en el banco, transbordar el siguiente tren, pedir indicaciones para llegar a la propia vida. La ruptura tiene lugar cuando, en la conjunción del tiempo y del espacio, la mirada se detiene sobre un aspecto de la cotidianidad. Surge una doble espera. La del suceso que se presencia y la de su repetición. La extrañeza se adueña entonces de los sentidos, estos captan la realidad de una manera diferente. Sucede lo que a Viktor Henrik Askenasi, personaje de ‘La extraña’ (2010), novela del escritor húngaro Sándor Márai, «Así de bello es el mundo —pensó tras varios minutos de observación, con un entusiasmo infantil, exultante—. ¡Qué espléndido! Cuántos tonos, cuántos ángulos y cuántas líneas preciosas… A pesar de todo, aún nada ni nadie ha sido capaz de desgastarlas… Qué bello es todo esto». No es posible sino la captura efímera del momento. Sólo existe una posibilidad: el desprendimiento, la renuncia para que el deslumbramiento regrese. Aprendemos a domesticar la ansiedad. La propuesta de Greimas es una muy distinta. La intención abarcadora o totalizante de la vida no es posible puesto que está hecha de fragmentos, de pausas. Nos dice, “¿Es que edificar sobre la arena no es acaso cultivar la espera de lo inesperado?” Me aterran las confidencias sobre lo rutinario, pero debo aceptarlo, estoy hecha de gestos simples: bajar las escaleras, encender la radio, preparar el desayuno. La vida descansa sobre sus frágiles huesos de actos encadenados. Al término del libro, Greimas señala que “Nostalgias y esperas alimentan lo imaginario cuyas formas, ajadas o desvanecidas, ocupan el espacio de la vida: la imperfección, propiciadora de desvíos, cumple así, en parte, su función.” Somos, pues, cada pequeño acto que se repite, renovándose.

Hilda Cecilia Pedraza Cameros no tiene ojos tapatíos pero ha vivido en Jalisco desde siempre. Egresada de la carrera Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara. Estudió la maestría en Letras de Jalisco de la Secretaría de Cultura, generación 2012-2014. En febrero de 2014 ingresó al taller de poesía “Manuel Maples Arce”, coordinado por Luz Olivares y Mauricio Ramírez.

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Aldous Huxley, el autor de Un mundo feliz, retratado por Philippe Halsman para la famosa serie fotográfica “Jump” que hizo entre 1940 y 1970.

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¿QUÉ HORA ES AHORA?

¿ D O C TO R QUIÉN?

Carlos Ignacio Del Alto

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UESTRO SEMPITERNO AMIGO EL TIEMPO.

temporal. Así pues, todo lo que conforma nuestro espectro de percepción, se describe en términos de longitud, amplitud y altura; con el ingrediente final del tiempo. Si no fuera por este último, la realidad no podría sustentarse, o estaría congelada en un solo instante de existencia, sin posibilidades de cambio o movimiento, lo cual es totalmente contrario a como el universo se manifiesta ante nosotros. Pero el tiempo es además una característica muy maleable de la realidad. La sensación de temporalidad es subjetiva. Aunque todos los seres estamos sujetos al paso del tiempo y a sus efectos, este se experimenta de formas harto dis-

¿Quién puede olvidarse de él? Lo recordamos constantemente a lo largo de nuestra cotidianidad, y los diversos relojes y calendarios esparcidos a lo largo y ancho del mundo, nos hacen tenerlo en cuenta sin cesar. ¿Pero entendemos lo que es el tiempo? A este ingrediente de la realidad se le puede abordar de maneras muy diversas y válidas. Se nos plantea como una magnitud física por medio de la cual medimos el cambio, como uno de los constitutivos básicos de la realidad. Porque no se puede plantear una realidad sin la variable

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¿Quién percibe al tiempo de forma correcta?

←Frame de portada: "Safety Last!", una película muda de Fred C. Newmeyer y Sam Taylo4r (1923). En la imagen se puede ver al actor Harold Lloyd colgando de las horas.

Carlos Ignacio Del Alto, mejor conocido como Nacho, es ilustrador, escritor y poeta.

tintas entre los diferentes perceptores. Por ejemplo, la percepción de temporalidad no es la misma para un insecto, como una mariposa o una mosca, que para el ser humano. Para el insecto, unas cuantas horas representan la totalidad de su existencia; en contraste, para el humano es solo un fragmento de una vida inconcebiblemente más larga. 8 horas en términos del Homo sapiens, representan un día laboral, cuando para el insecto es la suma total de nacimiento, crecimiento, reproducción, vejez y muerte. ¿Quién percibe al tiempo de forma correcta? Ambos lo hacen, pero de forma subjetiva, lo cual crea una inmensa diferencia. Incluso nosotros los humanos experimentamos el tiempo de forma cambiante y no rígida. Si recordamos nuestra experiencia cuando niños, al estar en la escuela en clase, el tiempo se hacía eterno y a la hora del descanso, el tiempo volaba y al voltear la cara, ya teníamos que volver al salón de clase. De igual forma, la manera en que un niño experimenta un año es muy distinta de la forma en que lo hace un adulto. Para este último, el tiempo corre más deprisa, y me atrevo a decir que entre más viejo se es, más deprisa pasa el tiempo, como una cascada que se precipita hacia el infinito. Esa es una de las razones por las cuales los adultos en general, tienden a perder menos el tiempo que los jóvenes, porque el tiempo “no alcanza”. Sin embargo, al llegar a la ancianidad el tiempo “nos alcanza” y sentimos que en un parpadeo se fueron 50 o 60 años de nuestras vidas. El tiempo nos maravilla, nos asombra y nos hace sentir resquemor. El tiempo despierta nuestra imaginación y nuestra angustia, como lo plasman la ciencia teórica y la ciencia ficción, que hacen las delicias de este concepto para retorcerlo y hacer de él un nudo y un rompecabezas que puede provocarnos una jaqueca por su complejidad y amplitud. Todo esto se ve con claridad en las innumerables historias de viajes en el tiempo, que develan ante el espectador planteamientos casi imposibles de concebir. La relatividad nos constriñe el entendimiento con sus propuestas y la ciencia ficción hace lo suyo, en ejemplo de índole popular como las películas de “Volver al futuro”, “Star Trek” y la serie de televisión inglesa “Dr Who”, por sólo citar algunos pocos ejemplos. Así pues, el tiempo es una sustancia magnífica, un recordatorio del cambio perenne que experimenta el universo. Y esta característica de la realidad que derriba montañas, convierte mares en desiertos y lleva a especies, familias enteras de seres al olvido, puede ser nuestra gran aliada o nuestra peor preocupación. Ya que nuestra percepción del tiempo, también está íntimamente ligada a cómo lo hemos empleado. Y se menciona hoy en día en las ciencias neurológicas, que entre mayor atención tiene el individuo, hay más sensación de temporalidad; por lo que es posible “alargar” nuestro tiempo de vida, porque somos más conscientes del paso del tiempo, y la calidad de vida mejora, ya que es más significativo lo que se hace con ese tiempo del que nos damos más cuenta. Pues la última característica que importa analizar de “Cronos”, es que pasa inexorablemente y que de un momento a otro, se nos va a terminar. Por lo tanto, tratemos de ser más conscientes de nuestro quehacer cotidiano, hacernos presentes en todo aquello que estemos haciendo y más sensación de temporalidad habrá. Esta en verdad una buena y simple receta para “prolongar” la vida que está al alcance de cualquiera.

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LO S E L I X I R E S D E L D I A B LO Julio Medellín

LA INMORTALIDAD EN LO ORDINARIO “Sobre la rama seca
 un cuervo se ha posado; tarde de otoño”. —Basho

R

etomando el tema de lo imperecedero, o del deseo que todo fuese imperecedero, en esta linda edición de verano nos tomamos por consigna elaborar acerca de “la belleza de lo ordinario”, lo cual viene a dar una perfecta concatenación a la digresión anterior donde hablé acerca de nuestra asechanza hacia la permanencia y sus implicaciones, razón misma de esta columna. De igual manera que la sesión anterior, me es difícil abarcar lo inabarcable —es como empezar por una hebra estirada, encontrada a medio camino y que no se sabe de dónde viene o a dónde va, señala el camino pero no dice si el camino nos llevará a donde queremos o si es agradable o no— por ello nos limitaremos a rumiar un poco del pasto de este gran terreno. Pero también creo, de cierta forma, que podemos empezar por las cosas que para todos nosotros son común denominador de lo “ordinario” y de lo “bello”, de aquello que puede ser tomado como belleza, cuestión misma que tiene juego y diferente tipo de óptica pues no todos tenemos los mismos gustos, educación, experiencias y aspiraciones en cuanto a belleza. Pero cómo apreciar lo ordinario con tantas ideas y conceptos… es necesario dejar que suceda ante nosotros, el brillo, el sonido, el viento, las hormigas cabalgando la piel, sentir nuestra nariz en medio de nuestros ojos, la idea que se fue con la risa de alguien amado y el goce después de la comida. Habría que estar ahí mismo, sin hablar, compartiéndonos internamente antes de agitar nuestros pensamientos y músculos para decirle con inquietud a alguien más o algo más (un celular) que hemos sido testigos, que

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El lenguaje en cualquiera de sus formas es limitado ante un evento extraordinariamente bello...

estamos vivos y que está bien. A veces de manera contraria a la cotidianeidad — donde actuamos como seres inmortales— sentimos ese frío toque de algo inefable diciéndonos que podemos morir, tenemos esos estados de lucidez, donde todo se vuelve claro cual estanque quieto que no sólo deja ver su fondo y su vida en él sino también el reflejo mismo del sol y la luna, así como nuestra sombra e imagen. Nuestro querido Nezahualcóyotl, poeta y monarca alguna vez de nuestras tierras, no lo pudo haber puesto en mejores palabras, quedando de alguna manera inmortalizado: Yo lo Pregunto Yo Nezahualcóyotl lo pregunto: ¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra? Nada es para siempre en la tierra: Sólo un poco aquí. Aunque sea de jade se quiebra, aunque sea de oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra. No para siempre en la tierra: Sólo un poco aquí. Pienso que hay varias maneras de llegar a una cierta perpetuidad encontrando la deslumbrante presencia de lo ordinario, en esos momentos lúcidos como cuando uno se quita el peso de encima y se da cuenta de lo bello de la circunstancia, del estar ahí observando, admirando, de ser testigo y cómplice de algo que está sucediendo o que existe. Una de esas maneras o formas de atrapar esa destellante burbuja de espacio y tiempo ciertamente la han percibido, transmitido y trabajado los poetas, escritores, los fotógrafos y pintores, los músicos y artistas en general… en este caso nos atañen las letras. El lenguaje en cualquiera de sus formas incluso es limitado ante un evento que es extraordinariamente bello ante su simplicidad. Sólo se puede hacer una recreación fidedigna de ello y de ahí cada quién su interpretación. Sobra decir que estamos abstraídos en un mundo sin tiempo, que corretea todo, que se gasta nuestros párpados y nuestros músculos, y que ante tal catástrofe sólo podemos dejar mendrugos de pan hacia esos momentos mismos que deberían ser un estado permanente, como si fuera una meditación eterna. Repito, habríamos de estar ahí, en los momentos ordinarios, llenos de lucidez y asombro, tras los ojos, las bambalinas de las ideas y recuerdos, tras los matorrales de la educación y los gustos, deberíamos de estar ahí momento a momento, en lo ordinario. En este sentido preguntarle a un artista por qué hace lo que hace resulta inútil, ciertamente lo que hace no es por alcanzar una perpetuidad o inmortalidad —si es que se trata realmente de un artista— sino para dejar registro de la belleza, como una manera de expresarse a sí mismo, recordarse lo que ha atisbado o simplemente porque sabe que existe dentro de sí esa posibilidad inmensa y bella de lo ordinario. Tal vez es sólo un compartir burdo de ese breve lapso y suceso que nunca más se repetirá. Ahí es cuando tocamos

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¿La belleza de lo ordinario se encuentra en un estado de paz o felicidad?

ese momento de inmortalidad, cuando nos sentimos dioses, cuando hemos olvidado que se nos están aflojando los dientes y que el día de ayer llorábamos por un raspón. La importancia personal sigue después de tal efecto, pero primariamente la intención y experiencia en el artista es otra, siempre es el toque del infinito, porque sabe que haciendo expresión de lo que ha vislumbrado se replica como cuando se asoma a la boca de Krishna o mira los infinitos brazos de Vishnú y se llena de terror cuando ve su insignificante ser dotado de verborrea y no de acción. Pero a veces “acción” es sólo estar presente, ver cuando se tiene que ver, escuchar cuando se tiene que escuchar, sentir con la piel cuando se tiene que tocar. A veces el mero recuerdo de una cosa lo hace inmortal ¿Será ese el truco, será el recuerdo lo que nos lleva siempre a la perpetuidad, tal vez de generación en generación? Las diferentes emociones que tenemos nos dan un diferente despertar en la realidad, cuando tenemos terror cualquier sonido es punzante, entonces estamos realmente vivos o queremos estarlo, todo son sombras que de pronto tienen vida y se mueven cuando nuestra vista se aparta entonces dejan de ser ordinarias. En la felicidad y falta de preocupación alguna, uno no absorbe smog sino la vida misma en cada inhalación y exhalación, uno no ve los problemas de los demás así que conduce sin neurosis en el tráfico y se le resbala que los de adelante hayan chocado, pero su canción favorita está a todo volumen fuera y dentro de sí mientras los automovilistas de los costados le ven cantar con todas sus ganas llenos de indignación «¡Maldita sea ¿cómo es que hay gente tan imprudentemente feliz dejando que se le metan los carros, haciendo más tráfico?!» Pero si alguien por tal distracción choca tu carro ya te andas bajando a ver el tallón de la pintura y listo para armar guerra, y no te irás de ahí hasta que ese tallón —que se podría quitar con tal vez 300 pesos— lo haya visto el del seguro… ese tallón parece ordinario cuando lo vez en otro carro ¿cierto? ¿La belleza de lo ordinario se encuentra en un estado de paz o felicidad? Recuerdo a una amiga que tenía planeado saltar de un avión en paracaídas, terminamos organizando el viaje entre varios de nosotros. Ya todos arriba de la avioneta, la inquietud de todos era demasiada pero ella tenía un miedo indecible, aun así, a la hora de aventarse se aventó. Las experiencias traumáticas pueden traer consigo la sobriedad suficiente para hacer claro que absolutamente todo cuanto entra por nuestros ojos y poros es deliciosamente ordinario. Al aterrizar mi amiga andaba feliz y eufórica, ya no podíamos esperar a subirnos nuevamente. Puedo decir que es y será una de las mejores experiencias de su vida, seguramente lo recordará con nitidez hasta que sea viejita. Claro, es un ejemplo, porque para experiencias realmente traumáticas está la muerte y los accidentes quienes sean probablemente los que hacen más cohesión real con nuestro ser para aprender a valorar y amar lo ordinario. En mi caso, con el paso del tiempo, simplemente ver que hay sol por la mañana me tranquiliza, saber que podré escribir sin ningún impedimento físico o mental es lo mejor que puedo pedir. Ver a las personas con las que convivimos de ordinario es de lo más asombroso, si nos ponemos a pensar que la vida es tan frágil en varios sentidos, cualquier evento ligero puede cambiar nuestro rumbo o el suyo. Pero como es de esperarse muchas veces dejamos pasar de largo lo cotidiano y tampoco uno puede andar haciendo fiesta todo el tiempo por cosas que de verdad nos aburren. Ni lo uno ni lo otro, sino un mágico

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¿Tener menos te hace apreciar más lo ordinario?

aprecio por saber que estás existiendo, que eres posibilidad y que esa posibilidad se da cuenta de la maravilla de percibir. Ahora, no solo en la vigilia aparecen cosas de lo ordinario, los sueños son lenguaje y experiencia igual de ordinaria y bella, absolutamente envolvente, tanto que cuando tienes sueños bellos y divertidos quisieras no despertar de ellos, y al hacerlo sientes un infinito vacío, un horrible chasco al regresar a la cotidianidad de algo que pareciera nada importante: ordinario, porque lo has visto cientos de veces. Así ha sido al levantarte de la misma manera hacia tus deberes, tal vez dirigiéndote a donde no quieres, asustado por la alarma que sonó abruptamente en la mañana. Pero es bien sabido que los sueños son la representación de los deseos reprimidos y eso hace que muchas veces los sueños sean más reales que la vigilia, aunque realmente no hay diferencia, excepto porque sigues aterrizando en tu cama —o debajo de un puente si eres un vagabundo— y en los sueños nunca sabes a dónde irás a parar. Lo que me hace pensar ¿tener menos te hace apreciar más lo ordinario?, ¿lo que ya tienes —según— asegurado y piensas que va a perdurar al día siguiente lo aprecias más? Quién sabe, todos somos un embrollo de circunstancias, pero lo que puedo decir es que en los sueños de verdad uno se encuentra la misma magia de lo ordinario que al estar despierto y para ilustrar tal fenómeno tengo este fragmento de la poetisa uruguaya Delmira Agustini que nos hace cabalgar dentro de sus sueños en su poema El cisne. …Y vive tanto en mis sueños, ahonda tanto en mi carne, que a veces pienso si el cisne con sus dos alas fugaces, sus raros ojos humanos y el rojo pico quemante, es sólo un cisne en mi lago o es en mi vida un amante… Antes de entrar en el tema del amor, me he quedado reflexionando acerca de la comodidad que nos da la tecnología. Todos sabemos que cuando se va la luz parecemos zombies y no sabemos ni qué hacer mas que esperar a que regrese, la mayoría de la veces. Pero cuando esto sucede y preferimos salir a dar un paseo, nos ponemos a leer un libro a la luz de la vela o platicamos con nuestros congéneres y echamos a andar la maquinaria de los recuerdos, eso que infaliblemente damos por sentado cobra un sentido único e invaluable, pero con certeza diariamente lo ignoramos u olvidamos por ser simple, ordinario, común, pasado, ya conocido, aburrido, reiterado. No puedo abarcar mucho respecto a ello, pero era imprescindible comentarlo antes de entrar al tema del amor, mismo que solamente podremos tocar de una manera superficial pero concisa. Ni qué hablar de las arbitrariedades ordinarias del amor. Éste bien podría ser interminable respecto a momentos ordinarios. Todos hemos experimentado cosas dadas por hecho y hemos visto cómo se van diluyendo incluso de nuestra memoria, desde luego, sólo las que no valen tanto la pena, pensamos. Me figuro que en nuestra vejez uno llegará a atesorar incluso hasta

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El pasado siempre aparece como castigo ante quien no supo aprovechar o apreciar el instante divino de lo que parecía ordinario.

esas imágenes o recuerdos y sensaciones que sentíamos que no valían tanto la pena recordar, porque ya nos vamos y no sabemos si habremos de regresar. De inmediato nos viajamos a la ausencia, al detalle, al mensaje que dudamos en mandar, a tolerar el error ajeno, condición y naturaleza de la otra persona porque no somos perfectos, y ese pequeño hábito que era ordinario se ha clavado en nosotros tan profundamente que es necesario en nuestras vidas. La ausencia en la cama, el olor de una persona, su innegable caminar a lo lejos, todos estos momentos que se valoran en el presente o en el pasado son deslumbrantemente ordinarios. El pasado siempre aparece como castigo ante quien no supo aprovechar o apreciar el instante divino de lo que parecía ordinario. Tenemos una breve canción que suelta un poco de veneno respecto a ello, del poeta romántico Gabriel Ruiz interpretada por el Cuarteto Armónico, titulada Jamás: Quise tener un beso y no quisiste entregarme tu boca, tu calor; quise tener tu alma y te ofendiste porque te la pagaba con amor El oro pudo más que mi cariño, pero a su vez el tiempo pudo más. Hoy te puedo pagar cualquier capricho, mujer, pero quererte como ayer… ¡jamás!* *www.youtube.com/watch?v=YVEFgkSjx-g

Por último, quisiera cerrar esta columna invitándoles una buena copa de vino… pero están muy lejos, así que sólo queda decir que despedimos al otoño con ese haiku de Basho que está al principio del texto para sumergirnos en el verano y darle una calurosa bienvenida con un poema de Bukowski. El mismo Bukowski quien fuera maestro en lo ordinario y —como un monje zen perdido en alcohol y mujeres acariciara esos instantes bellos, incluso de una forma que pareciera impersonal— cierra con broche de oro el toque de “la inmortalidad en lo ordinario” y nos dice ¡hasta pronto! con uno de sus poemas más conocidos: Perro Un simple perro caminando solitario sobre una acera caliente de verano parece tener el poder de diez mil dioses. ¿Por qué es esto? Julio Medellín. Nacido en el Distrito Federal. Estudió Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Guionista y Proyect Manager para televisión nacional y productoras independientes. Coordinador, Desarrollador y Administrador de Contenidos. Autor de El toque de la bestia, Ucronía de un amor y el poemario Esclavos del pasado.

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ROMPER LA PLUMA VA I V É N D E S C R I P TO R I U M

Patricio J. Gómez Garcés

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—trinchera, buhardilla y tabla de náufrago— es, ante todo, una mesa redonda. Y a su alrededor revolotean los portentos de un mundo creado a la esquina de éste que nos toca: poetas, astronautas, coleccionistas de relámpagos, dragones de escamas ambarinas, alquimistas, fantasmas, caballeros de un ciclo artúrico roto por la guerra; hombres y mujeres en vaivén de scriptorium. De pronto, mientras escribo, unas botas negras se alzan frente a mis ojos, una cruza a la otra sobre la superficie de madera; sus tacones derraman arena húmeda.

Bajo el negro sombrero de fieltro se asoma una sonrisa de filibustero, “…ojos de perfecto diseño, negros como carbunclos y animados por una luz tal, que en ciertos momentos debían asustar incluso a los más intrépidos filibusteros de todo el Golfo”. Es Emilio de Ventimiglia. Es el Corsario Negro. Indulgente lector, uno nunca olvida la primera vez que sueña más allá de lo imposible, cuando descubre que en un libro se resumen todas las aventuras del mundo. Un niño jamás olvida la primera vez que el piso de su habitación, de alfombrado gris, comienza a imitar los movimien-

STE SCRIPTORIUM

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tos altivos del mar, y en el silencio a lontananza, se aviva el preludio de una importante batalla naval. Yo nunca lo he olvidado. Porque todas aquellas primeras veces acudieron a mis hombros cuando leí El Corsario Negro (1898) de Emilio Salgari y viajé junto a él por los mares del Caribe. Salgari, ese auténtico hidalgo de Verona y habitante de dos vidas ─una de sórdida realidad y otra creada a golpe de sueños─ fue autor de cerca de ochenta y cuatro novelas y un sinfín de relatos cortos que sobreviven en la mente de generaciones dispuestas a viajar al lomo de las olas y enfrentar el mundo con el honor mismo de un filibustero. Su vida, sin embargo, excede la ficción. En su época y posteriores, Salgari fue considerado un escritor subgénero, y aunque sus obras conseguían mucho éxito entre el público juvenil ─llegaron a tener tiradas de 100, 000 ejemplares─, poco a poco, el hombre de ancho bigote cano, rizado hacia el cielo, fue quedándose en la miseria propia de los incomprendidos. Pero como Roberto Bolaño, aun con mil demonios a cuestas, no dejó de escribir. Los personajes que creó ─todos reales, según declara en su autobiografía─: héroes románticos que luchan con el honor al filo del sable, que no flaquean ante la desgracia y que no se rinden ante imposibles, son los mismos que siempre ha necesitado el mundo; porque éste, aunque le cueste admitirlo, no ha dejado de ser un niño sediento por la promesa de una aventura, ilusionado por el futuro. Su vida fue una aventura constante, un duelo a muerte entre la realidad y la ficción. De joven, el veronés viajó como marino por el Adriático, desembocando en junglas cenagosas y puertos maravillosos, recogiendo, con ojos de descubridor, to-

das las experiencias posibles, todas las historias que merecían contarse. Años después, cuando ya tenía cierto renombre como escritor, trabajó en publicaciones editoriales que le daban un sustento mínimo para su familia. Escribía desde los primero albores del día hasta los primeros del día siguiente, con el mar como testigo, faro y musa. Encontró, como todos sus lectores ─quienes se jacten de haber leído todo lo habido y por leer, debieron haber viajado antes por sus entrañables letras─, en la palabra escrita, un modo efectivo para salvarse del mundo. Una lágrima se asoma por la mirada de melancólica fiereza de Ventimiglia. “¡Mira, allá arriba ─le había dicho Carmaux a su compadre, Van Stiller─: el Corsario Negro llora!” 1911. Turín. Su esposa había perdido la razón y había sido internada en un hospital psiquiátrico. La mano del escritor temblaba por encima de la hoja, sus historias parecían inconexas, repetitivas. Enormísimo filibustero, sabía que sólo le quedaba una opción: morir. Pero exhalando el honor de una y mil vidas. Las versiones cambian. Hay quien dice que tomó una daga, otros que un sable samurái; pero a este escritor, aprendiz de corsario, le gusta imaginar que tomó un sable de la estirpe Ventimiglia, y mientras el cielo agonizaba tras los anchos ventanales de su estudio, se clavó la hoja en el vientre. Su nota de suicidio resume en una frase toda la nostalgia de los hombres que, a fuerza de Literatura, hemos intentado cambiar el mundo, o teñirlo de milagros: “os saludo, rompiendo mi pluma”. El Corsario Negro se enjuga una lágrima y se pone de pie rápidamente.

Su nota de suicidio resume en una frase toda la nostalgia de los hombres que, a fuerza de Literatura, hemos intentado cambiar el mundo, o teñirlo de milagros: “os saludo, rompiendo mi pluma”.

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Si algo he aprendido de este oficio, es que dura para siempre. No importa hacia dónde vaya este mundo, siempre habrá un timonero, de corazón noble, dispuesto a llevarlo a puerto seguro; aunque las plumas se rompan todas, siempre habrá un hombre alrededor de una hoguera, transformando en palabras, un mejor esbozo de universo...

Alrededor de mi scriptorium se forman un sinfín de hombres: fajas rojas ceñidas a la cintura, camisas de manta blanca, sables y pistolas al cinto. Son filibusteros y todos se quitan los anchos sombreros de fieltro frente a esa pluma rota. Si algo he aprendido de este oficio, es que dura para siempre. No importa hacia dónde vaya este mundo, siempre habrá un timonero, de corazón noble, dispuesto a llevarlo a puerto seguro; aunque las plumas se rompan todas, siempre habrá un hombre alrededor de una hoguera, transformando en palabras, un mejor esbozo de universo; siempre habrá un Salgari para recordarnos que hay un niño vestido de pirata que corre por la calle, listo para tomar el sable del derrotado. Las luces se van apagando, una a una, como estrellas guía. El mar calma sus gemidos. Este scriptorium es buhardilla, trinchera, tabla de náufrago, mesa redonda y ahora barco; estoica Tempestad en la que viaja rumbo a las profundidades del tiempo el capitán Emilio Salgari.

Patricio J. Gómez Garcés. Nefelibata y bohemio. Ha publicado en algunas revistas literarias como La Pluma del Ganso, Letras de Chile, Pandecta (de la Escuela Libre de Derecho) y Danludens. Ganador del “Concurso Nacional de Cuento Preuniversitario Juan Rulfo”, de la Universidad Iberoamericana y la Fundación Juan Rulfo A.C. Co-conductor del programa de cuento “Los Hijos Locos” en Radio Sogem. Ama el Jazz, la Literatura y el cine. Fuma porque le gusta suspirar azul y roba libros porque las joyerías y los bancos ya son lugares muy comunes. Escribe y escribe, porque no encuentra otra manera de concebir el mundo.

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L A C I TA

MICHEL ONFRAY “El desencanto del mundo da forma a la religión nihilista de nuestra época. La existencia de fosas comunes, de infiernos y condenados, el incesante descubrimiento de miserias y excluidos, pobres y esclavos, lleva a la mayoría de la gente a participar de una misma desesperanza que culmina en un repliegue sobre sí mismo. Al igual que el gesto de acurrucarse, el desencanto crea la ilusión de que así puede uno permanecer a la espera de que la catástrofe pase, suponiendo que no nos arrastre con ella. Los nihilistas, sean quienes sean representan siempre un papel de actores que ven en estas plañideras aliados negativos, menos peligroso que aquellos para cuyo voluntarismo la utopía no es tanto irrealizable como todavía lo no realizado”.

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EL MITO DE SÍSIFO L A RESEÑA

I Javier Tinajero

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ÍSIFO, EL MÁS SABIO DE ENTRE TODOS LOS HOMBRES,

es castigado por los dioses a vivir la monotonía infinita del más horroroso infierno: empujar cuesta arriba una piedra gigante hasta la cima de una montaña tan sólo para contemplar instantes después su caída. Metáfora contemporánea del trabajo, el dinero, de la búsqueda de la felicidad como un fin absurdo. ¿Designio o castigo? La obligación a lo imposible de Sísifo, la anticipada nostalgia a cargar con el futuro, uno tan pesado y ríspido como la superficie de una roca, está hecho de la tierra misma que habitamos y de la cual también comemos; pensar, esforzarse, encumbrar y bajar para volverlo hacer: eterno retorno, un destino trágico para el hombre que sabe. La libertad es la esencia de las palabras que escribió un “francés de Argelia” llamado Albert Camus en este ensayo filosófico Le Mythe de Sisyphe. El libro recrea el mito griego de Sísifo casi dos años después de que Francia cayera en manos de la Alemania nazi el 14 de junio de 1940. En una época carente de sentido, la roca de Sísifo es la imagen perfecta para la condición humana en la actualidad, pues la humanidad está

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←Imagen: Paul Gustave Doré, Canto séptimo: el infierno de “los avaros y los pródigos”, de La Divina Comedia de Dante Alighieri.

sumergida en las tinieblas y parece estar desprovista de toda trascendencia, pero puede hallar el sentido en el ejercicio pleno de la lucidez, reconociendo en su historia (como Sísifo mientras baja de la montaña para volver a subir su roca) que sólo la consciencia de sus actos y sus consecuencias puede equilibrar la piedra para así poder cambiar el futuro: la roca cae, pero Sísifo sonríe, esta vez se ha dado cuenta que es dueño de su propio destino; encontró en lo absurdo un resquicio de felicidad. “¡Dejo a Sísifo al pie de la montaña! Siempre volvemos a encontrar su fardo. Pero Sísifo enseña la fidelidad superior que niega los dioses y levanta las rocas. Él también considera que todo está bien. Ese universo sin dueño a partir de ahora no le parece estéril ni fútil. Cada uno de los granos de esa piedra, cada destello mineral de esa montaña llena de noche, por sí solo forma un mundo. La lucha misma hacia las cimas basta para llenar el corazón de un hombre. Hay que imaginar a Sísifo feliz”.1 __________________________ 1.- Traducción de Arturo Vazquez Barrón. “La felicidad y lo absurdo: Albert Camus en el centenario de su nacimiento”, varios autores, Tusquets, México 2013.

II Eduardo Medina

C En Camus descubrimos otro sendero: el de la lucidez frente al absurdo.

on su Sísifo, Camus ha expulsado la esperanza de la filosofía, pero esta desesperanza nada tiene que ver con el desencanto o la decepción, Sísifo no nos dice “hasta aquí he llegado, no volveré a empujar esa roca otra vez”, la falta de sentido no le impide empujar esa roca hacia arriba una y otra vez, aunque sea sólo para volverla a ver rodar cuesta abajo; más importante aún, todo está bien para él, y justo ahí el secreto para vencer a los dioses, en su sonrisa ante su condena hace de ella una afirmación de la vida, un acto en plenitud. Su desesperanza es más bien una victoria, algo completamente opuesto al desaliento. Si Camus habló desde los tiempos de la ocupación nazi en Francia, desde la consternación de los campos de concentración, habla proféticamente también el argelino hacia nuestros tiempos: el llamado fin de las ideologías y la fatiga y debilidad del pensamiento posmoderno; hoy podríamos perder la razón para vivir o sentir una gran esperanza, pero ésta sólo prepara las nuevas decepciones, con Camus descubrimos otro sendero, el de la lucidez frente al absurdo, una que no busca consuelo ni tampoco es un fracaso, ahí el significado de la desesperanza: nada tiene que ver con un ánimo depresivo o con una evasión, y sí completamente con la sonrisa rebelde de Sísifo y su afirmación vital. La esperanza sólo está aquí para hacer soportable la frustración previa, una suerte de huida perpetua hacia el porvenir que nos consuela de un presente sin sentido, de esta manera no vivimos nunca, tan sólo “esperamos” vivir. Sísifo sabe que su roca siempre caerá, y al empujarla no se engaña, la esperanza es hermana de la decepción, ambas odian la vida, son hijas de su negación, se opone al presente; la desesperanza por su parte está fuera de dicho círculo, hermana de la lucidez y ambas hijas de la sabiduría, hijas de Sofía de quien se supone somos amantes —siempre ante la tensión de la incertidumbre—. ¿Qué distingue a Sofía de un discurso de conocimiento “duro” de dominación? Tal vez esta decepción

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“De todas las escuelas de paciencia y lucidez, la creación es la más eficaz”.

Foto: Camus en el café les Deux Magots, Paris, 1945.

posmoderna, esta tristeza de ánimo tan común hoy esté vinculada íntimamente con este mal sabor de boca que nos dejó el reconocer lo finito de dichos discursos del “conocimiento duro”. Y es que detrás de los mismos está la esperanza de una verdad absoluta y desde ahí se fincan sus tendencias fascistas y totalitarias, ¿qué pasa cuando descubrimos que nuestras expectativas de verdad no eran más que meros decorados sin sustrato? ¿Arribar a la era de la lamentación de la filosofía? ¿Dejar de escribir poesía porque vaya, ahora vemos que es tan vana y el arte ha muerto? Hablamos de la muerte de todo, pero muy rápido se nos ha olvidado lo que dijo Nietzsche respecto al quehacer filosófico en su Gaya Ciencia, su ciencia jovial: “…de lo que se trataba hasta ahora en todo filosofar no era en modo alguno de la “verdad”, sino de otra cosa, digamos que de la salud, del futuro, del crecimiento, del poder, de la vida”, habría que recordar algo evidente, seguimos vivos, y eso es lo que puede significar Sísifo recomenzando una y otra vez su montaña: una gaya ciencia, y es dicha hermenéutica la que nos convoca a hablar de Sísifo en el presente número, uno que versa en torno a la belleza de lo ordinario: “No somos aparatos de objetivar y registrar con las entrañas puestas en conserva: tenemos que dar a luz constantemente nuestros pensamientos desde nuestro dolor y proporcionarles maternalmente cuanto tengamos en nosotros de sangre, corazón, fuego, placer, pasión, tormento, conciencia, destino y fatalidad. Vivir: esto significa para nosotros transformar constantemente en luz y llama todo lo que somos, también todo lo que nos afecta, y no podemos en modo alguno hacer otra cosa…”. Este es pues el filósofo artista de Nietzsche al que siempre admiró Camus desde su juventud y a quien en cierto modo encarnó heroicamente en su Sísifo. Camus apunta algo crucial en el último bloque de ensayos que constituye “El mito de Sísifo” respecto de la creación y un Sísifo al pie de la montaña: “De todas las escuelas de paciencia y lucidez, la creación es la más eficaz. Es también el perturbador testimonio de la única dignidad del ser humano: la rebelión tenaz contra su condición, la perseverancia en un esfuerzo considerado estéril. Exige un esfuerzo cotidiano, dominio de sí, apreciación exacta de los límites de lo verdadero, mesura y fuerza. Constituye una ascesis. Todo eso "para nada", para repetir y atascarse. Mas acaso la obra de arte tiene menos importancia en sí que en la prueba que exige de un hombre y la oca-

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sión que le brinda de superar sus fantasmas y acercarse un poco más a su realidad desnuda." Ahí, sólo ahí, la roca de Sísifo es acenso y descenso. Celebremos hoy el acenso de lo ordinario, siempre desengañados y listos para la caída. Hay que imaginarnos dichosos.

III Julio Medellín

E

Sísifo es el perfecto héroe absurdo en una victoria absurda.

l hombre por naturaleza y condición irremediable siempre será villano para unos y héroe para otros. Es por eso que hacen de Sísifo un audaz sabio y por otro lado un bandido. Mismo que por poseer tal individualidad y ser castigado por la misma odia a los dioses, desde luego que tiene corazón de pirata y desde luego que buscará por medio de cualquier argucia salirse con la suya, no olvidemos que la sabiduría es hermana de la audacia. Camus se centra en el momento de su eterno castigo donde espera que la misma piedra que ha llevado a la cima regrese a su lugar, ese momento donde puede estar consigo y es como un remanso, el espacio que tiene para poder apreciar y razonar su existencia. Y en tales instantes yace el tormento de Sísifo, la consciencia plena del trabajo extremo e infructuoso donde la mente busca angustiosamente la primer salida del sufrimiento; pero a veces la del mismo puede ser la justificación, haciéndonos pensar que la vida es así y siempre será así, y que siempre habremos de cargar una y otra vez la misma piedra sin llegar a ningún lado y decimos: “lo que importa es el camino y no el destino”. A lo cual, si bien puede ser medianamente cierto, también es por otro lado una justificación de nuestra derrota y completa incapacidad de alterar nuestro estado, de nuestra sumisión y plan por hacer más llevadera nuestra existencia. No hay peor frase en el mundo que decir “está bien” cuando las cosas no lo están, sin embargo eso es lo que se puede decir cuando ni siquiera recordamos lo que era no ser un esclavo, cuando no teníamos que cargar con esa roca. Tales ideas, sentimientos, anhelos o imágenes se pudieron haber desvanecido o justificado un día, un momento que nos dijimos: “soy esclavo y castigado, y está bien, es lo que tengo que hacer, es mi destino…” ya los esfuerzos dejan de perecernos inútiles sino parte de ese complejo proceso y logística existencial para los dioses, y al final “todo estará bien”. Pero mucho del empuje de Camus ante el mito es dar a entender que se debe creer, que las cosas siempre van a tener un final feliz. Parafraseando al viejo indio yaqui de las novelas de Carlos Castaneda, Don Juan Matus: “Un guerrero debe de creer, debe intentar hacia aquello que cree”. Por ello es que no hay sol sin sombra y siempre deberemos de tener esa zanahoria en frente de nosotros para alcanzar todo aquello que deseemos. Siempre la luz después de la oscuridad, la calma después de la tormenta; pero la piedra de Sísifo caerá nuevamente en su lugar para que de nuevo le llevemos a la cima. Es por eso que Camus designa a Sísifo como el perfecto héroe absurdo en una victoria absurda.

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LA SAL DE LA

TIERRA “La primera condición para cambiar la realidad consiste en conocerla”. 1

CINEFILIA

L

I A VIDA EN SU MÁXIMO ESPLENDOR,

con todo su horror y belleza, con toda su ferocidad y posibilidad, con toda su grandeza, sólo transcurre ahora. La fotografía, justamente, juega con ese “ahora”, con la nostalgia y en definitiva con la muerte. Atestigua la disolución del tiempo, la expansión del universo, la entropía de todas las cosas, la transitoriedad de la realidad misma y de lo que pensamos es real. Cada fotografía es inmediatamente póstuma, todas son un memento mori (nos recuerdan que vamos a morir). La belleza se encuentra unida a lo efímero; lo bello de su realidad es justo su falta de duración, su brevedad en el tiempo. Las palabras y las fotografías tienen algo en común: son imágenes (de latín “imago”, eran las máscaras en forma de retrato que exhibían los muertos en el Foro Romano). Y esas imágenes nos acercan al mundo. Sebastião Salgado trabaja con algo que no es tan distinto, es un testigo implacable de lo que ve, es, literalmente, “alguien que dibuja con la luz. Alguien que escribe y reescribe el mundo con luces y sombras”. Si la humanidad es una unidad de actos (somos lo que pensamos o lo que creemos que pensamos, y somos, en consecuencia, lo que hacemos con ese pensar), esto origina que las fotografías de Salgado sean sociológicas y estudien cómo transcurre la historicidad del tiempo: lo que hemos hecho con él.

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“No creía en nada, no creía en la salvación de la especie humana”, nos dice Salgado en el documental de Wim Wenders, “no merecíamos vivir más, no merecíamos vivir”.

Pero para Salgado, lo primero que vemos en su obra fotográfica, es que el mundo tal y como lo conocemos no es movido por fuerzas invisibles, por el movimiento de los planetas o galaxias ni por leyes abstractas como de la relatividad o las funciones de onda de la física cuántica, sino por otra fuerza de gravedad mucho más fuerte y certera, una palabra grave que designa algo que tiene un doble filo humano: el deseo. Es el deseo lo que da movimiento a nuestra voracidad, es la insaciabilidad lo que nos mueve a cometer los actos más crueles e inhumanos. Al considerar la relación del arte frente a las exigencias capitalistas —objetivación económica de nuestro deseo incontrolable— es ahí donde éste se subordina y se legitima, y en donde el arte mismo se ha convertido en la mera exposición de su propia teoría estéril. Por eso el museo anuncia su muerte y su imposibilidad de ser una praxis. Es ahí donde se resuelven las críticas hacia Salgado como meras condenas morales, pues si sus fotografías se exhiben o no, si sus libros se venden o no, resulta fútil. Lo que importa es lo qué tiene su obra de bello, de real valor, exento o sustraído de la dinámica económica en turno, a la manera de un vestigio que trasciende. Como fotógrafo social y testigo de la condición humana su testimonio deja de lado el asunto del gusto y de la comercialización del arte para trasladarse hacia una pregunta filosófica en torno al sentido de nuestra humanidad. Salgado se pregunta constantemente por sus pasos, cuestiona su oficio y su lugar en el mundo y es justo en ese momento, en que su mirada se vuelca ante la monstruosidad humana: millones de personas muriendo de hambre en Etiopía, violaciones masivas y asesinatos terribles en la guerra de la ex-Yugoslavia, el incendio inverosímil de los pozos de petróleo en Kuwait, el genocidio de Ruanda. “¿Cuantas veces no bajé la cámara después de tomar una foto para llorar?”, “No creía en nada, no creía en la salvación de la especie humana”, nos dice Salgado en el documental de Wim Wenders, “no merecíamos vivir más, no merecíamos vivir”. La mirada del fotógrafo no se extravía, ve, es testigo y sin embargo está como cegada por una locura parecida a la del Colonel Kurtz en el filme de Coppola, Apocalipsis Now: “Horror has a face... / el horror tiene cara…”. Salgado, con el corazón en tinieblas de Conrad, al no poder reconocer el absurdo (“The horror... the ho-

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“Somos un animal terrible...”

rror…”) baja el lente de su cámara y decide con sus propias manos replantar un bosque. Ríase quien guste de su aparente ingenuidad, pero habría que dar vida a lo que ya parecía muerto: “los pájaros, los caimanes, los bosques habían desaparecido”, la voz de Salgado se quiebra, su mirada está perdida en la memoria. Lo que vemos en pantalla es la cara de Sebastião completamente abatida, cuarteada como la tierra misma que ha caminado y que sabe ha sido herida por las acciones del hombre. Sebastião relata su experiencia como un trauma: “somos un animal terrible, nosotros los humanos. Nuestra historia es una historia de guerras, una historia sin fin, una historia de locos”. El film de Wenders parece que va terminar en tragedia, la atrocidad en la pantalla es inaguantable, pero resulta que frente a la barbarie masculina del dominio sobre la naturaleza y sobre los propios seres humanos, el documental se mueve hacia una propuesta femenina, pues precisamente es en la amada esposa de Salgado, Lélia Deluiz, que nace la idea de reforestar la selva amazónica. Y terminaron por replantar medio millón de árboles, y lo hicieron juntos como una verdadera madre naturaleza. El “Instituto Terra”, fundado por Lélia y Sebastião, demuestra que se puede revertir el daño causado a la naturaleza y que “es posible dar marcha atrás al reloj y recuperar aquello que parecía perdido para siempre”. Este proyecto, que quizá sea el último de su vida y el más importante de Salgado, es una obra de arte viviente que le devolvió la vida al fotógrafo después de estar totalmente devastado. Salgado vuelve a tomar su lente, pero esta vez para una hacer “declaración de amor al planeta Tierra”, una épica expedición de ocho años: “Concibo el proyecto como un camino potencial hacia el redescubrimiento de la humanidad de la naturaleza. Lo he llamado Génesis porque, en medida de lo posible, quiero volver al origen de nuestro planeta: al aire, al agua y fuego del que nacimos; a las especies que se han resistido a la domesticación y que todavía

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“La idea moderna de que el ser humano y la naturaleza son dos cosas distintas es absurda”.

son salvajes; a las tribus remotas cuyo ‘primitivo’ modo de vida se ha mantenido intocable con el paso del tiempo; y a los ejemplos supervivientes de los primeros poblados y asentamientos humanos. Este viaje representa una especie de antropología planetaria. También está pensado para proponer la conservación de este mundo aún no contaminado y, en la medida de lo posible, su expansión para que este desarrollo no sea proporcionalmente reducido por la destrucción”.2

“La naturaleza me ha enseñado que todo, absolutamente todo, está vivo en este planeta, y que somos más viejos de lo que imaginaba. Lo esencial sigue estando hoy como hace 10.000 años. El amor, la solidaridad, la relación con la comunidad... Mirar al planeta es el único modo de vivir mejor”

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II

“E

“Cuando uno fotografía pobreza y sufrimiento tiene que darle cierta dignidad al tema y evitar deslizarse hacia el voyerismo. No es fácil. Solo puede lograrse con la condición de que desarrolles una buena relación con las personas frente a la lente, y consigas realmente meterte dentro de sus vidas y su situación. Pocos fotógrafos logran eso. La mayoría de ellos llegan a alguna parte, disparan unas fotos y se van. Sebastião no trabaja así”. — Wim Wenders

l arte es vestigio; después de su muerte queda su huella evanescente”, nos dice Jean Luc Nancy en Las Musas.3 ¿Después de nuestra muerte qué queda? Sólo la huella, —phōs— luz y — grafḗ— escritura, de nuestra rapacidad. La fotografía de Salgado no es un ordenamiento de nuestro pasado sino de nuestro transcurrir infame y presente. Tampoco es pesimismo ni conmiseración, sino inquietud por nuestra humanidad: ¿qué nos hace humanos y qué de la humanidad puede sostenerse como humano?, pregunta Salgado en cada fotografía revelada con intensidad. Cada foto, un fiel retrato de nuestras aspiraciones y nuestros graves errores como especie. Son una fracción del instante que captura lo que entendemos de la vida: sólo un poco. Pero para comprender más profundamente a un artista como lo es Sebastião, es preciso adentrarnos más a fondo en toda su evolución, así como en las diversas motivaciones y el contexto que hay detrás de su creación. El documental “La sal de la tierra” (Francia 2014) nos permite conocer más de cerca al artista que se esconde detrás de aquellas sobrecogedoras fotografías y sobre todo al ser humano que medita hondamente sobre su condición social y natural. Conociendo la trayectoria vital de Salgado podemos llegar a captar más enteramente lo que se mueve en cada una de esas imágenes que nos muestra y formarnos un juicio más completo sobre las implicaciones de su obra. En este caso, el conocido cineasta y documentalista alemán Wim Wenders, en conjunto con el propio hijo de Sebastião, Juliano Ribeiro Salgado, le rinden un homenaje y deciden mostrarnos algunos fragmentos de los grandes viajes del fotógrafo hacia los rincones más remotos del planeta, desde las profundidades más extremas de la miseria humana hasta las regiones más prístinas donde habita la naturaleza en estado salvaje. El documental de Wim Wenders, cobra esta vez la misma forma de la fotografía de Salgado, sus miradas se mimetizan — la lente del cine presenta la lente del fotógrafo—, y nos muestra la huella, la impronta de un paso, el cine se torna vestigio, muestra que hubo movimiento. Es por eso que es importante saber de dónde viene un artista y cuáles fueron sus primeros pasos, en el caso de Salgado su formación como economista y reportero nos ayuda a entender qué lo mueve, qué le inquieta y la visión que tiene acerca del mundo. Aunque cuenta con un amplio reconocimiento y se le considera un importante punto de referencia dentro de la fotografía documental, ha sido criticado también fuertemente. Se le ha cuestionado entre otras cosas el hecho de “embellecer la miseria” y con ello provocar un efecto anestesiante en quienes contemplan sus fotografías. Dicha acusación es superficial y nace justamente de una mirada sesgada que no contempla la trayectoria completa del artista y también los métodos que emplea para conseguir esas impactantes tomas. Los largos periodos que le ha tomado concluir cada uno de sus proyectos nos hablan del enorme compromiso de Salgado para adentrarse en las realidades que busca retratar.

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Juliano Ribeiro Salgado le rinde un homenaje a su padre. Aquí una foto mientras codirige “La sal de la tierra” junto a Wim Wenders.

Título original: “The Salt of the Earth” Año: 2014 Duración: 110 min.

El documental de Wenders no se trata, sin embargo, de una apología a Salgado, sino de algo más importante: despierta el debate y con ello la reflexión acerca del papel del artista dentro de la sociedad. Papel que ha sido olvidado en el arte contemporáneo y que ya no genera conciencia por el mundo, pues nos dice Salgado, ese mundo está en llamas: “Se ha oído tantas veces este grito de alarma que ahora es totalmente ignorado. Se organizan rutinariamente conferencias para debatir el calentamiento global, el desarrollo sostenible, el abastecimiento de agua, la deforestación, la pobreza endémica, la epidemia del SIDA, las necesidades de vivienda y otros aspectos de la crisis global. Pero la lucha diaria por la supervivencia de la mayor parte de la humanidad y la sed de confort y de riqueza de una minoría significa que, en la práctica, estos problemas fundamentales sólo se abordan superficialmente. Hemos perdido el contacto con la esencia de la vida en la tierra”. Al final, lo más relevante del documental es presenciar ese viaje desde el inframundo hasta la vuelta a la vida. En un contexto cultural en el que es cada vez más difícil rescatar propuestas artísticas coherentes que reflejen un compromiso del autor hacia una comprensión profunda de los grandes dramas humanos y la posible transformación de nuestro entorno a través de la creación artística, el film de Wim Wenders resulta ser un oasis de aire fresco que nos devuelve la esperanza de que la vida siempre encuentra la manera de sortear todos los obstáculos para florecer nuevamente.

Director: Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado.

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Guión: Wim Wenders. Música: Laurent Petitgand.

1.- Eduardo Galeano, 'Las venas abiertas de América Latina', 1978.

Fotografía: Hugo Barbier y

2.- Sebastião Salgado. GÉNESIS, Tachen 2013.

Juliano Ribeiro Salgado.

3.- Jean Luc Nancy. Las musas. Amorrortu editores. España 2001. p. 111

Web oficial: www.sonyclassics.com/thesaltof theearth

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ESCRIBE CÓMO

ALLEN GINSBERG

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E S LO GA N S

PA R A

E S C R I T U R A M E N TA L * *Traducción de Mauricio Gonzalez Álvarez

Introducción

“I'm a stenographer of my mind. I write down what passes through it, not what goes on around me. I'm a poet. / Soy un taquígrafo de mi mente. Escribo lo que pasa a través de ella, no lo que pasa a mi alrededor. Soy un poeta”. —Allen Ginsberg 1

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NTRE LAS RAÍCES DE LA POESÍA BEAT,

Allen Ginsberg ubica la poesía “objetivista” de William Carlos Williams como dotada de “una cualidad fotográfica frente al objeto”2 y siempre ha sido conocida como experimental, su innovación figuró como revolucionaria en la poesía americana, en especial la influencia para los poetas de la generación beat es muy clara. William escribe: “Forget all rules, forget all restrictions, as to taste, as to what ought to be said, write for the pleasure of it... / Olvídate de todas las reglas, olvida todas las restricciones, como al gusto, en cuanto a lo que debe ser dicho, escribe por el placer de hacerlo...”3. Ginsberg que era un apasionado de la teoría y la práctica poética, creía que la intención de cualquier técnica de escritura debe estar en enfocar la percepción para profundizar en ella hasta alcanzar cierta transparencia entre los pensamientos y las formas del mundo. Cuando se escribe de esa manera, uno se da cuenta que la escritura está enlazada a la musicalidad del aliento. Se inhala como apertura a la vida y cuando se exhala se cantan las pasiones como un músico de jazz que en caída libre sopla en su instrumento: ahi el poema. El método en realidad supone algo muy simple: la mente del escritor en su estado ordinario es como una cámara fotográfica que capta el instante y nota que las cosas así como están son ya un asunto poético. No es necesario adornar la belleza de más belleza para hacer poesía, ni entrar en alguna especie de trance místico o consumir alguna sustancia para exaltar la percepción, sólo tenemos en realidad —y por simplista que parezca— que abrir bien nuestros sentidos, estar plenamente presentes y receptivos a lo que acontece en la vida. La poesía, en este caso, es un ejercicio respiratorio y contemplativo: “This is poetry as mind breaths / esto es poesía como la respiración de la mente”4, remata el autor de Howl. El origen de los “Mind Writing Slogans / Eslogans para escritura mental” está en una carta que Jack Kerouac le escribió en su juventud a Ginsberg. Allen cuenta que, al examinarla décadas mas tarde, encontró una línea que atrapó por com-

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pleto su atención: “ahí esta tu inhalación, ahí está tu exhalación, concéntrate en ello y pronto la esencia poética de tu mente comenzará a brillar”5. Es por eso que hacia el final de su vida, Ginsberg decidió hacer una colección de citas y aforismos a la manera de incentivos poéticos que sirvieran como peldaños de una escalera y que propiciaran claridad mental al escritor, otorgándole no sólo transparencia de la percepción hacia la belleza desnuda, sino un ánimo aspiracional, como cuando asciendes a la cima de una montaña y desde arriba ves con más amplitud el paisaje. Ahí, justo en esa forma abierta de percibir el mundo, es donde lo ordinario se manifiesta como algo extraordinario. Ginsberg, que sabía de esto, ordenó los Eslogans en tres partes: base, sendero y fruto –curiosa alusión al LoJong, género tradicional tibetano que colecciona aforismos filosóficos en torno al despertar de la mente— y utilizó este orden para enseñar poesía a sus estudiantes durante la última etapa de su vida como profesor universitario, ya sea en sus famosos talleres de creación literaria postbeat, sus cátedras de literatura, o en distintas lecturas y seminarios. Los eslogans fueron publicados por primera y única vez en el “What Book!?: Buddha Poems from Beat to Hiphop”, de Gary Gach’s en 1998. Lo que leerás a continuación son los Eslogans reunidos y traducidos en su totalidad al español por primera vez; un deleite que hemos rescatado en la presente edición de Absurdo para compartirlo contigo. __________________________ 1.- www.poetryarchive.org/poet/allen-ginsberg 2.- Allen Ginsberg; Deliberate Prose: Selected Essays 1952-1995, Harper, 2001. 3.- www.poetryarchive.org/poet/william-carlos-williams 4.- Mind Breaths: Poems 1972-1977, City Light Pocket Poets Series, 2001. 5.- Vow to poetry; Anne Waldman, Coffee House Press, 2009, p.94

... I. TRASFONDO ( S I T UAC I Ó N O P E R C E P C I Ó N P R I M A R I A )

“El primer pensamiento es mejor en el Arte, el segundo en otras materias”. —William Blake

1. “El primer pensamiento, el mejor pensamiento”. —Chogyam Trungpa. 2. “Toma una actitud amistosa para con tus pensamientos”. —Chogyam Trungpa. 3. “La mente debe estar libre”. —John Adams. 4. “Una percepción debe llevar inmediata y directamente a una percepción más profunda”. —Charles Olson, “Proyecto Verso”. 5. “Mi escritura es una imagen de la mente moviéndose”. —Philip Whalen. 6. Mente sorpresa. –Allen Ginsberg. 7. “El viejo estanque, una rana salta a él, Kerplunk!”. —Basho. 8. “La Magia es el deleite total del azar”. —Chogyam Trungpa. 9. “¿Me contradigo? Bueno, pues entonces me contradigo. Soy grande. Contengo multitudes”. —Walt Whitman. 10. “…¿Qué cualidad vino de un hombre de logros, específicamente en literatura? Capacidad negativa, es decir, cuando un hombre es capaz de estar en incerti-

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dumbres, misterios, dudas, sin ningún logro irritable tras hecho y razón”. —John Keats. 11. “La forma nunca es más que una extensión del contenido”. —Robert Creeley a Charles Olson. 12. “La forma sigue la función”. —Frank Lloyd Wright (Citando a su mentor John Sullivan). 13. La mente ordinaria incluye percepciones eternas. —A. G. 14. Nada es mejor por ser eterno, tampoco el blanco como el blanco que muere de un día.” —Louis Zukofsky. 15. Nota lo que notas. —A. G. 16. Atrápate pensando. —A. G. 17. Observa lo que es vívido. —A. G. 18. La viveza es autoselectiva. —A. G. 19. “Manchas de tiempo”. —William Wordsworth. 20. Si no le mostramos a nadie somos libres de escribir lo que sea. – A. G. 21. “La mente está abierta a sí misma”. —Gelek Rimpoche 22. “Cada quién en su cama se habla solo a sí mismo, sin hacer sonido”. —Charles Reznikoff.

II CAMINO ( M É TO D O O R E C O N O C I M I E N TO )

23. “No ideas pero cosas”., “…No ideas pero en los hechos”. —William Carlos Williams. 24 “Cerca a la nariz”. —W. C. Williams. 25. “La vista es donde caen los ojos”. —L. Zukofsky. 26. “Afianza la mente a objetos”. —W.C. Williams. 27. “Trata directamente a una cosa… (u objeto.)”. —Ezra Pound 1912. 28. “Presentación, no referencia” .—E. P. 29. “Deme un, por ejemplo”. —Popular. 30. “Muestre, no diga”. —Popular. 31. “El objeto natural es siempre el símbolo adecuado”. —E. P. 32. “Las cosas son símbolos de sí mismas”. —Chogyam Trungpa. 33. “Trabaja bien los detalles minúsculos, ten cuidado de las pequeñeces. Aquél que haga el bien a otro lo debe hacer en detalles minúsculos. El bien general es el pretexto del canalla hipócrita y el adulador. Pues arte y ciencia no pueden existir si no es en los detalles minuciosamente organizados”. —William Blake. 34. “Y siendo vieja puso una piel / sobre todo lo que dijo”. —William Butler Yeats. 35. “No pienses en palabras hasta que te detengas a ver mejor el cuadro”. —Jack Kerouac. 36. “Los detalles son la vida de la prosa”. —J. K. 37. Mejor fragmentos intensos de idioma hablado. —A. G. 38. “Economía de palabras”. —E. P.

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39. “Sastrería” —Gregory Corso. 40. Máxima información, mínimo número de sílabas. —A. G. 41. Sintáxis condensada, el sonido es sólido. —A. G. 42. Saborea las vocales, aprecia las consonantes. —A. G. 43. “Compón en secuencias de frase musical, no en las secuencias del metrónomo”. —E. P. 44. “…conciencia… del tono principal de las vocales”. —E. P. 45. “…un intento por acercarse a la medida cuantitativa clásica…” —E. P. 46. “Menos límite del habla, mayor límite de canto”. —L. Z. 47. “Fanopoeia, Melopedia, Logopedia”. —E. P. 48. “Visión, sonido e intelecto”. —L. Z. 49. “Sólo la emoción objetivada prevalece”. —L. Z.

III. FRUICIÓN ( R E S U LTA D O O A P R E C I AC I Ó N )

50. Spiritus = Respiración = Inspiración = Respiración sin obstáculos. 51.“Solo con Lo Solo”. —Plotino. 52. Sunyata (Sánscrito) =Ku (Japonés) =Vacío. 53. “¿Cuál es el sonido del aplauso de una mano?” —(Aporía) Koan Zen. 54.“¿Cuál era tu rostro antes de nacer?” —Koan Zen. 55. Vipassana (Pali) = Visión clara. 56.“Para el mundo”. – Carlos Castaneda 57.“El propósito del arte es detener el tiempo”. —Bob Dylan. 58. “Las inconfesables visiones de lo individual”. —J. K. 59.“Voy a tratar de hablar palabras imprudentes, y quiero que ustedes intenten escucharme imprudentemente”. —Chuang Tzu. 60.“Candor”. —W. Whitman. 61. “Un toque de naturaleza unifica al mundo”. —William Shakespeare 62. “Contacta”. —Revista A, Nathaniel West y W.C. Williams, Editores. 63. “Dios aparece y Dios es Luz para aquellas pobres almas que moran en la Noche pero hace una manifestación en forma humana para aquellos que moran los Reinos del Día”. —W. Blake. 64. “El sujeto se conoce por aquello que ve”. —A.G. 65. Otros pueden medir sus visiones por lo que nosotros vemos. —A.G. 66. El candor termina con la paranoia. —A.G. 67. “La disposición para ser Tonto”. —Chogyam Trungpa. 68.“Día y Noche / tú estás bien.” —Gregory Corso. 69. Tigre: “La humildad es beatífica”. —Chogyam Trungpa, Rimpoche y A.G. 70. León: “Mente Sorpresa”. —Chogyam Trungpa y A.G. 71. Garuda: “Extravagancia de sabiduría loca”. —Chogyam Trungpa. 72. Dragón: “Inescrutabilidad no nata”. — Chogyam Trungpa. 73. “Ser hombres, no destructores”. —Ezra Pound 74. El habla sincroniza la mente y el cuerpo. —Chogyam Trungpa.

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75.“El Emperador une al Cielo y la Tierra”. —Chogyam Trungpa. 76. “Los poetas son los legisladores no reconocidos del mundo”. —Shelley. 77. “Hazlo nuevo”. —Ezra Pound. 78. “Cuando la música cambia, los muros de la ciudad se sacuden”. —Platón. 79. “Cada tercer pensamiento será mi tumba”. —W. Shakespeare, La Tempestad. 80. “Que en tinta negra mi amor pueda todavía brillar”. —W. Shakespeare. 81.“ Sólo la emoción perdura” – E. Pound 82. “—Bien, mientras esté aquí haré el trabajo —¿y qué es ese trabajo? —Aligerar el dolor de vivir. Todo lo demás, pantomima ebria”. —A.G. 83. “… Amabilidad, la más dulce de las notas pequeñas en el dolor del mundo, el más modesto y gentil de los elementos que entrara al hombre antes de la historia y se convirtiera en su diaria conexión, no dejes que ningún hombre diga lo contrario”. —Carlo Rakosi. 84. “Disminuir la masa de sufrimiento humano y de seres conscientes”. —Gelek Rimpoche.

... ALLEN GINSBERG ( 19 2 6 - 19 97 ) El escritor norteamericano nació en Newark, Nueva Jersey. Fue el portavoz de la llamada “generación Beat” de los años cincuenta y de la revolución “contra cultural” de los años sesenta. Poeta underground y voz de los vagabundos y marginados, su libro de poemas más importante “Howl” (Aullido, 1956) constituye una crítica furiosa contra las falsas esperanzas y rotas promesas de la historia de Estados Unidos, lo que le valió una censura en todo el país.

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quien construye el texto elige el tono, el escenario, pero la herida no, la herida nos precede, no inventamos la herida, venimos a ella y la reconocemos. 
 Chantal Maillard U N JA R D Í N PROPIO

Por Deniss Villalobos

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I E NIÑA, CUANDO ME QUEDABA SOLA,

me gustaba abrir la puerta de cristal de una alacena que mi abuela tiene en su casa y curiosear todo lo que había ahí. Recuerdo especialmente dos cosas: un elefante gris, el más pequeño de un juego de tres, que iba agarrado a la cola de su madre, y ésta a su vez agarrada a la cola de su esposo elefante. La figura pequeña era mi favorita porque tenía una de las patas quebradas. Era un gran misterio para mí observar a ese elefante que, a pesar de no tener la mitad de una pata, estaba siempre de pie. Me gusta la idea: ser fuerte a pesar de que nos falte una parte. Ahora, cuando pienso en la figura rota, me parece mucho más hermosa. Mi otro objeto favorito de aquella alacena era una taza pintada con flores rosas. Una de esas tazas que uno imagina cuando hablamos de té y abuelitas. Una tarde, mientras veía todos los tesoros de mi abuela, me atreví a ir más lejos: en lugar de solo abrir la puerta de cristal y observar, decidí sacar la taza y llenarla de agua para fingir que estaba tomando café, bebida que aún era

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Kintsugi es una

prohibida para mí. El horror llegó cuando ni siquiera pude llegar a la mesa; no sé si fue culpa de los nervios o mi torpeza, quizá una mezcla de ambas cosas, pero vi cómo la taza resbalaba entre mis manos y se estrellaba contra el piso. No estoy muy segura de qué hice después, si escondí los pedazos, los tiré o si confesé mi crimen, lo único que tengo claro es la imagen de la taza de flores hecha añicos.

vieja tradición japonesa que consiste en reparar piezas rotas de cerámica con una mezcla de resina y polvo de oro.

II En Japón existe una técnica llamada kintsugi, una vieja tradición que consiste en reparar piezas de cerámica rotas con una mezcla de resina y polvo de oro. La historia de esta técnica puede rastrearse hasta finales del siglo XV, cuando se cuenta que el shōgun Ashikaga Yoshimasa envió a reparar a China un tazón de su propiedad que se había roto. Cuando la pieza volvió, Yoshimasa se encontró con un tazón tosco e inservible que había sido reparado con unas feas grapas de metal, y entonces decidió buscar la ayuda de artesanos japoneses que pudieran hacer un mejor trabajo, naciendo así esta nueva forma de reparar cerámica que, más tarde, se convertiría en un arte. Se dice que algunos coleccionistas japoneses fueron acusados de romper a propósito varias piezas de cerámica muy valiosas con el único fin de que fueran reparadas con esta técnica. Las piezas, según los artesanos, son todavía más fuertes y hermosas de lo que eran antes de ser reparadas, ya que las grietas que dejó su ruptura son ahora visibles. La historia del objeto no debe esconderse, sino que se enaltece mostrando a través del oro que la fragilidad de la pieza y su capacidad de recuperarse la vuelve más fuerte y valiosa.

I I I
 
 Me gustaría haber conocido esa técnica japonesa cuando rompí la taza de flores o cuando veía fijamente la pata fracturada del elefante. No para reparar esos objetos, sino para entender que algo roto no es siempre algo negativo. He llorado al ver una gran cantidad de objetos que apreciaba partidos en dos, tres o cien pedazos, pero aunque no tengo la habilidad de repararlos con oro, ahora no me pesa la fractura o la pérdida total de una cosa; simplemente pienso en la historia de ese objeto y en que esa historia lo vuelve más bello.

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 Hace unos meses Merlina Acevedo publicó en Twitter lo siguiente: “Los solitarios somos personas rotas a las que les gusta jugar con sus piezas”, al leerla recordé la taza rota de

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“Los solitarios somos personas rotas a las que les gusta jugar con sus piezas”. — Merlina Acevedo

mi abuela y la técnica de oro, entonces contesté: “los solitarios somos nuestro propio kintsugi”. ¿Y quién no ha sido, por lo menos una vez en la vida, solitario? Hemos roto cientos de objetos, pero también nos han roto a nosotros. Estamos llenos de grietas, fracturas, heridas y cicatrices que nos convierten en piezas de cerámica que pueden repararse. No podemos aplicar oro para curar nuestro cuerpo o nuestras emociones, pero sí podemos recordar que esas fracturas no nos debilitan ni nos restan belleza. Pienso en las cicatrices de mis brazos, rodillas y la más reciente en la frente: son parte de mi historia. Alguna vez podré escribir o hablarle a alguien sobre cómo fue que esas heridas llegaron a mí, al igual que aquellas que no son visibles. Las heridas no son, como dice Chantal Maillard en un poema de Matar a Platón, una invención. Nos preceden y en algún momento llegamos a ellas, no hay control sobre las grietas que serán parte de nuestra historia, pero lo que sí podemos hacer es aceptar que las cosas rotas también son bellas, seguir caminando y jugar con nuestras piezas.

Deniss Villalobos, México, D.F. Estudiante de Relaciones Internacionales. Cuando no estudia, lee, dibuja, baila y escucha música.

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L A C I TA

CHÖGYAM TRUNGPA “Al hablar de poesía, no nos referimos al tema de escribir poesía. La poesía también abarca lo que vemos, lo que oímos, lo que sentimos en todo su conjunto. Por tanto, no nos estamos refiriendo sólo al hecho de escribir poesía; estamos hablando de una amplia y completa realización del mundo fenoménico —ver las cosas como son—”.

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LO COTIDIANO IUDICIUM

Por Eunice Anaya

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FÍSICA CRITICABA LOS ARGUMENTOS A FAVOR DE LA EXISTENCIA DEL VACÍO, decía que comúnmente el hombre puede errar al pensar en éste como una posibilidad real. Por ejemplo, un hombre que observara una caja sin objetos dentro de ella, fácilmente podría pensar que se encuentra “vacía”. Sin embargo, Aristóteles argumentaba que en realidad todo espacio, como dicha caja, contiene aire. Y es por esto que el vacío no existe. Ahora, la razón para caer en este error es sencilla: Para Aristóteles, dado que el hombre se encuentra toda su vida inmerso en el medio del aire, tiende a olvidar la presencia de éste. Es decir, como un pez que se encuentra siempre bajo el agua, el hombre vive en un medio inundado de aire y acostumbrado a él, pocas veces reflexiona sobre ello. Así, cualquier espacio aunque a simple vista aparezca “vacío” en realidad no lo está y aquel que olvide reparar en esto caerá en un terrible error. Y es de hecho este medio lo que permite el movimiento, pues como Aristóteles remarca, la fricción que crea la resistencia de los cuerpos al aire permite que avancen. Observación que Kant también haría siglos después en la Crítica a la razón pura, cuando comparaba el rechazo de Platón hacia los sentiRISTÓTELES EN LA

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He ahí la belleza de lo cotidiano, en aquello que Heidegger llamaba la “auténtica existencia”.

Eunice Anaya Rodríguez: 23 años, procrastinadora profesional y filósofa en construcción.

dos y todo aquello que parecía ser un obstáculo para el verdadero conocimiento, con el caso de una paloma tan ingenua que al considerar al aire como un obstáculo para su vuelo, deseaba eliminarlo sin darse cuenta que es el aleteo por medio de él lo que le permite emprenderlo. ¿Y acaso no pasa esto mismo con la vida cotidiana? Los humanos vivimos inmersos en ésta, como en el aire. E igual que con éste, podemos olvidarnos fácilmente que ella también nos llena, solemos a veces pensar incluso que la existencia es vacía. Es común que como la paloma, ingenuamente creamos que la rutina diaria nos obstaculiza para lograr grandes cosas, para realizarnos como personas, para mejorar. Sin embargo, es en la vida de todos los días que emprendemos cada aleteo y logramos avanzar, poco a poco hasta un fin determinado. Porque la vida cotidiana, contrario a lo que podríamos pensar, lejos de cerrarnos las posibilidades de cambiar, nos abre horizontes incluso infinitos. Pues, ¿de qué otra manera podríamos percibir un cambio, o realizarlo si la vida fuese siempre azarosa? Es a partir de lo viejo que nos hacemos conscientes de la novedad, a partir de la rutina que nos encontramos hambrientos de nuevas experiencias. El emprendimiento de nuevos proyectos en la vida no sería posible sin el hartazgo de lo común. He ahí la belleza de lo cotidiano, en aquello que Heidegger llamaba la “auténtica existencia”. La habilidad del hombre de construirse desde lo más habitual. De tomar conciencia de su existencia y abrazar su yo en lo mundano. Ser-ahí, a cada momento, aunque seguramente nuestra existencia tenga un final. Sin embargo, la sola visualización de este fin debe ser un motivo más para empoderarnos de nuestro día a día. En la vida cotidiana no hay vacíos, cada momento es una ráfaga de aire que debemos saber aprovechar para aletear más alto. Sólo los hombres más sabios sabrán apreciar la riqueza de la rutina. Posiblemente unos pocos abrirán la caja y se alejarán decepcionados por no encontrarla repleta de regalos, tal vez la desechen sin ver en ella mayor propósito. Mientras que otros, más astutos, sabrán utilizarla para reemplazar el aire en ella con sus bienes más preciados.

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LA BELLEZA DE UN ORDINARIO ABRAZO

JA Z Z

J. Alberto Luck ¿Cuándo es que algo deja de ser ordinario para vestirse con el traje de la belleza? ¿En qué momento los cerrojos de la rutina se abren mientras tus palabras observan mudas lo que te sucede? En realidad no lo sé con precisión, pero se me ocurrió intentar explicarlo a través de contemplar la anatomía de un simple y ordinario abrazo.

L

de profundo significado cuando nos abrazan con aprecio; así navegamos a través de diferentes sensaciones, se trata de una experiencia poderosa y subjetiva: es como si, de pronto, una sobrenatural descarga eléctrica te levantara del suelo para lanzarte por la estratosfera rumbo a un auténtico paraíso. Por algunos instantes nada te falta, todo transcurre en calma. El abrazo tiene un poder sanador, pues genera lo que miles de sustancias químicas no pueden juntas: hacernos sentir apreciados. De todas las medicinas que existen en el planeta Tierra, un abrazo puede liberarnos de las enfermedades emocionales más crueles que conoce la humanidad como el odio y el olvido. A VIDA SE PUEDE TRANSFORMAR EN UN ACTO

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Abrazar con fuerza habla de nuestro temperamento, pero cabe la posibilidad y el riesgo de extralimitarnos. Sin darnos cuenta, a veces, abrazamos nuestros deseos con enferma obsesión; entrelazarnos con lo imposible es dañino para nuestra salud física y espiritual. Hay momentos en los cuales es mejor soltar, dejar de abrazar, por nuestro propio bien y el de quienes nos rodean.

←Pintura de portada: Bo Bartlett, Car Crash , 2005, Oil on Linen, www.bobartlett.com

El abrazo puede ser cálido, derrite el hielo del egoísmo y la soledad; acorta la distancia entre dos seres humanos, los une; es un efímero instante donde comulga lo mundano y lo divino; es un bálsamo cuando acontece una tragedia o una pérdida, es una forma extraordinaria de acompañar; también es el afecto y el amor puestos en movimiento con un ritmo suave y gentil. A veces, el abrazo habla por nosotros cuando las palabras se agotaron: se viste de un silencio que resguarda muchos gritos internos: «aquí estoy; te amo; te extrañé mucho; te adoro; no te vayas por favor; te quiero; regresa pronto; todo va a pasar; te acepto así como eres; jamás te olvidaré; que te vaya bien; eres lo más hermoso que me ha pasado en la vida; me alegra verte; perdóname; todo estará bien; tengo miedo; no puedo más; lo siento de verdad; nunca te olvidaré; ayúdame; ten fe; regresa pronto; gracias por todo; sigo aquí contigo». Durante el año 2006 la página de internet escueladeescritores.com, de España, denominó a la palabra abrazo como la más bella palabra del idioma castellano; los cibernautas abultaron seis páginas del sitio con diversas opiniones. Retomo el pensamiento de una persona de Oaxaca, México, quien escribió: «Abrazamos sueños, abrazamos esperanzas, abrazamos promesas, abrazamos amores, así, con un abrazo podemos abarcarlo todo...es la extensión de nuestro ser». Y es muy cierto, el abrazo no sólo se ofrece con nuestras extremidades superiores, también se da con la mente y el corazón. De pronto convertimos ideas, paisajes, melodías, historias, poemas, recuerdos, opiniones e ideologías, en algo digno de abrazar con todos nuestros sentidos, y con todas las energías que la vida nos otorga. Abrazar con fuerza habla de nuestro temperamento, pero cabe la posibilidad y el riesgo de extralimitarnos. Sin darnos cuenta, a veces, abrazamos nuestros deseos con enferma obsesión; entrelazarnos con lo imposible es dañino para nuestra salud física y espiritual. Hay momentos en los cuales es mejor soltar, dejar de abrazar, por nuestro propio bien y el de quienes nos rodean. También hay abrazos que no debieran existir, como el que viene acompañado de engaño y sometimiento: este sólo asfixia, incluso aniquila la vida. Diferenciar cada abrazo nos invita a mirar la intención con que se ofrecen. Para descubrir el alma de un abrazo, requerimos estar abiertos a escuchar nuestras verdaderas necesidades y sentimientos. Otras formas de abrazos son los forzados: me viene a la memoria la película Crash, acreedora al premio Óscar durante el año 2005. Este filme, dirigido por Paul Haggis, ilustra la falta de acercamiento físico entre los pobladores de una gran ciudad como Los Ángeles. La historia narra las tensiones raciales en una sociedad donde las personas viven alejadas de sí mismas, enclaustradas en sus oficinas o en los atascos vehiculares. La única forma de tocarse, los unos con los otros, es a través de involuntarios choques en las autopistas, o estrujantes actos delictivos. Pareciera ser una forma desesperada de abrazarse, de verse a los ojos como sea, aunque se trate de una situación impregnada de dolor. Por otro lado, debemos reconocer que definitivamente hay quienes no saben abrazar; hay culturas que no contemplan el abrazo dentro de su repertorio emocional. Esto no quiere decir que las personas sean insensibles, simplemente no expresan sus sentimientos de esta manera. Creo que los latinoamericanos somos abrazadores por naturaleza.

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El abrazo es una caricia de corazón a corazón.

Considero que ante todo está el respeto a las expresiones emotivas. He intentado saludar con un abrazo a personas para quienes abrazar es un asunto distante, incluso extraño. Para mí es un tema de aprecio, pero también comprendo y respeto al espacio vital de cada individuo. No ser intrusivo es igualmente un acto de profundo afecto hacia el otro. Aquí se puede ofrecer un abrazo alternativo, el que se da con la mirada. A través de los años vas haciendo su colección de abrazos; todos tienen su propia historia y secretos. Hasta hoy puedo decir que he sido muy afortunado, pues me han sostenido abrazos muy variados, entre ellos hay luminosos, felices, cálidos, fríos, desnudos, pintados de lluvia, sabor vainilla, tiernos, desesperados, sanadores, románticos, adictivos, liberadores... La lista es larga, pero dentro de esta variedad puedo identificar uno que es imprescindible, y ese es el abrazo necesario. Recuerda que llegamos a este mundo envueltos en un primer abrazo, el de nuestra madre, el de nuestro padre, el de alguien que nos arrulló con afecto. El abrazo es una caricia de corazón a corazón; significa extender nuestro aprecio por el otro de manera espontánea; se trata de un intento ordinario para navegar en la anatomía de la experiencia que sólo un abrazo puede ofrecernos: la eternidad conjugada en tiempo presente. Y ese es un buen lugar para sentirnos profundamente humanos y plenos. ¡Cuánta belleza esconde un ordinario abrazo! Sería absurdo no intentar descubrirlo.

J. Alberto Luck Bueno nació en 1972 en Ciudad de México; es periodista y orientador humanista.

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EL FAVORITO DEL REY DE LOS BEATS C ATA D E LETRAS

Laura Ceballos

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“Me desperté cuando el sol se ponía rojo; y aquél fue un momento inequívoco de mi vida, el más extraño momento de todos, en el que no sabía ni quién era yo mismo: estaba lejos de casa, obsesionado, cansado por el viaje, en la habitación de un hotel barato que nunca había visto antes, oyendo los siseos del vapor afuera, y el crujir de la vieja madera del hotel, y pisadas en el piso de arriba, y todos los ruidos tristes posibles, y miraba hacia el techo lleno de grietas y auténticamente no supe quién era yo durante unos quince extraños segundos. No estaba asustado; simplemente era otra persona, un extraño, y mi vida entera era una vida fantasmal, la vida de un fantasma. Estaba a medio camino atravesando América, en la línea divisoria entre el Este de mi juventud y el Oeste de mi futuro, y quizá por eso sucedía aquello allí y entonces, aquel extraño atardecer rojo”.

E

←Imagen: Neal Cassady y Jack Kerouac en 1950.

N EL CAMINO,

la obra más conocida de Jack Kerouac, máximo representante de la Generación Beat, condensa los fundamentos de vida este grupo de escritores. Volcados a la experimentación en todos los aspectos, los integrantes de este movimiento vivieron intensamente sin importar las consecuencias, condición que se reflejó en su letras desbocadas y explosivas. Su literatura aparece como una contestación a la poética del alto modernismo de Eliot, la cual rescata el conocimiento del pasado y las tradiciones milenarias para alcanzar cierto orden dentro de un mundo convulso, como la Europa de ese momento. Los Beat, en contraste, acogen el caos, encuentran el material poético en la experiencia desordenada y sin límites. Es así como Kerouac, motivado por la búsqueda de la experimentación, se embarca en un viaje al interior de Estados Unidos, mismo que relata en ese camino que marcó una época. Durante el viaje, los típicos Dinners americanos se convirtieron en segundas casas del autor, sólo en esas barras sucias y frente a los pasteles exhibidos bajo campanas de cristal, podía imaginar que saboreaba los platillos que hacía su madre: una forma de cobijar su corazón y mitigar la nostalgia de estar lejos de casa, que imagino sentía, ya que escribió muchas cartas a su madre, igual que su alter ego en la novela. “Comí otro pay de manzana con helado; eso es prácticamente lo que he comido en todo el viaje a través del país. Yo sabía que era nutritivo y delicioso, por supuesto.” dice Sal, personaje principal de la obra, aunque pudo haber sido el mismo autor, ya que en las cartas que Jack escribió a su madre habla sobre el pay de manzana de forma muy similar. Entendemos el gusto del escritor por este postre: el pay de manzana es perfecto para reconfortar el alma y el cuerpo; las frutas cocidas, el sabor de la canela, la mantequilla y la pasta crujiente recuerdan al calor que sólo se puede sentir en casa; quizá por eso Jack Kerouac lo elegía durante su viaje. La vida es un camino y el trayecto se hace más placentero si hay postre, es por eso que comparto con ustedes la receta tradicional de este platillo, en su versión estadounidense, para recordar al viajero que entre tartas de manzana y otras aventuras, cruzó su país y logró trazar una nueva ruta en la escritura moderna.

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La diseñadora Dinah Fried publicó una fascinante colección de imágenes titulada “Fictitious Dishes: An Album of Literature’s Most Memorable Meals”. En ella, recrea y retrata algunas de las comidas más populares de la literatura europea y norteamericana. Esta foto es del pie de manzana que aparece en la novela “En el Camino” de Jack Kerouac.

INGREDIENTES Para la masa del base (la corteza): • 360 g (2 1/2 tazas) de harina de trigo (y un poquito más para estirar la masa luego) • 240 g de mantequilla sin sal, cortada a cubitos de 2 x 2 cm., y dejados en el congelador al menos 15 minutos antes de usar • 5 g (1 cucharadita) de sal • 10 g (2 cucharaditas) de azúcar moreno fino 45-90 ml (3-6 cucharadas) de agua MUY FRÍA. Para el relleno de la tarta: • 130 g (2/3 taza) de azúcar blanco • 22 g (3 cucharadas) de harina de trigo • 1 g (1/4 cucharadita) de nuez moscada • 1/2 g (1/8 cucharadita) jengibre en polvo • 2,5 g (1/2 cucharadita) de canela • 1,4 kilos (3 libras) de manzanas verdes (Granny Smith) cortadas en láminas de 0,5-1,0 cm. de grosor • 20 ml (1 1/2 cucharadas) de coñac (o puedes sustituir Pedro Ximénez) • 5 ml (1 cucharadita) de esencia de vainilla Para el baño de huevo: 1 yema grande de huevo 15 ml (1 cucharada) de nata para montar

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P R E PA R AC I Ó N D E L A R E C E TA

Laura Ceballos escribe en www.catadeletras.net

1. Usando un procesador de alimentos, combina la harina, la sal, y el azúcar moreno y pulsa hasta que quede combinado. 2. Añade la mantequilla fría, y pulsa 6-8 veces, hasta que la mezcla parezca una arena gruesa, con pequeños trocitos de mantequilla todavía visibles. 3. Añade el agua cucharada por cucharada, pulsando a la vez, hasta que la mezcla empiece a juntar. En cuanto puedas pellizcar un poco de la masa y no se separa, estará lista– si se separa, añade un poquito más de agua, y púlsala otra vez. 4. Saca la masa de la máquina sobre una superficie limpia y divídela en 2 partes. Haz 2 discos redondos de 15 cm. Cuidado a no tocar demasiado la masa– deben quedar los trocitos de mantequilla visibles! Envuelve cada disco en plástico y dejar en el frigorífico durante al menos 1 hora. 5. La rejilla del horno debes poner en una posición baja del horno y precalienta el horno a 190°C (375 °F) 6. En un bol grande, mezcla la azúcar, la harina y las especias. 7. Añade las manzanas y mezcla bien para que todas las manzanas estén cubiertas en harina. 8. Añade el coñac y la vainilla. 9. Saca uno de los discos de masa del frigorífico y déjalo a temperatura del ambiente unos 5 minutos. 10. Encima de una superficie ligeramente enharinado, coloca el disco y añade un poco de harina también por encima. 11. Usando un rodillo, empieza a estirar la masa, trabajando desde el centro hacía fuera en todas direcciones. Quieres un diámetro de 30 cm. y un grosor de más o menos 0, 3 cm. *No dejes que la masa pegue al fondo durante este proceso* 12. Dobla la masa por la mitad con mucho cuidado, y colócala encima de un molde redondo de 23 cm. con la parte doblada justo en el centro del molde. 13. Abre la masa y presiónala hacia el molde. 14. Rellena la masa con las manzanas, haciendo un pequeño montaña en el centro. 15. Estira el segundo disco, igual que con la primera. Colócalo ligeramente encima de las manzanas de la tarta. Pellizca para que la masa de abajo se junta con la masa de arriba. Si hay demasiado masa, córtala y sella los bordes de una manera decorativa. 16. Bate muy ligeramente la yema de huevo con la nata en un bol pequeño, y pinta la masa por encima. Haz también algunas cortes de una manera atractiva, para que pueda escapar el vapor. 17. Hornea la tarta de manzana hasta que la corteza empiece a dorar, unos 20 minutos. Ahora reduzca el horno a 175 °C (350°F) y cubre los bordes de la tarta con aluminio si ves que están dorando demasiado. 18. Hornea hasta que quede bien dorada y ves el jugo de manzana haciendo burbujas, unos 30-45 minutos más. 19. Deja enfriar encima de una rejilla, al menos una hora. 20. Sirve la tarta de manzana calentita o fría, y con una bola de helado de vainilla.

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LAS MAÑANAS DE ARISTEGUI PÁ R PA D O

Por Emilio Toledo

D

ÍA A DÍA,

Carmen Aristegui toma el pulso a la sociedad a través de reportajes, entrevistas, libros, columnas y editoriales que enriquecen la conversación pública. Articulista en Reforma, ha impulsado su propio proyecto de periodismo digital y dirige un programa de entrevistas en CNN. Hasta hace unos meses, Aristegui era también la periodista de radio más escuchada en México. Si bien es una periodista con la capacidad de desarrollar diversas áreas de la expresión de ese oficio, el de locución de radio parece serle intrínseco o natural. Con cuatro horas continuas al aire (de 6 a 10 am), Aristegui hilvanaba historias con puntual redacción, datos precisos y revelaciones insólitas. Nunca tuvo que desmentir alguna nota que presentara “incorrecta”, porque sabía distinguir entre opiniones y hechos, o evidencias, que siempre corroboró; si se equivocó en algún dato fue menor y lo corrigió más pronto que tarde. Su capacidad de divulgación tampoco excluyó voces. Todos los personajes públicos –de una y otra posturapasaron por su micrófono, que se volvió una especie de foro de debate público, o hasta fiscalía mo-

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ral o ciudadana. Pero, sobre todo, víctimas del poder –de mujeres a estudiantes, de periodistas a autodefensas- tuvieron oportunidad de contar su historia y su versión de los hechos. La audiencia, en sus mañanas, ejercía su derecho a la información exhaustiva, imparcial y documentada que se practica en muy pocos espacios. Aristegui cuestionó, cuando pudo, a funcionarios públicos, ejerciendo la rendición de cuentas y la capacidad de crítica, pero, sobre todo, llevando a sus últimas consecuencias los principios esenciales del periodismo, que apuntan a buscar la verdad y darla a conocer cuando compete al interés de la sociedad (aunque para un

este caso MVS no parece dispuesta a rectificar ni revelar sus motivaciones como hizo entonces. La imagen del que ocupa el cargo presidencial ha sido afectada -como la de Videgaray y Osorio Chong, sus ministros- por revelaciones sobre vínculos con ciertos contratistas fuera de toda justificación ética y legal; revelaciones dadas a conocer, en su mayoría, por el trabajo de Aristegui y su equipo, y que llevaron a la cancelación de un tren, además de declaraciones insólitas de Angélica Rivera, esposa del presidente, o el nombramiento de un funcionario para "investigar" a quien le dio el trabajo. Distinto el manejo de la presidenta Michelle Bachelet en Chile, que con un conflic-

Aristegui cuestionó, cuando pudo, a funcionarios públicos, ejerciendo la rendición de cuentas y la capacidad de crítica, pero, sobre todo, llevando a sus últimas consecuencias los principios esenciales del periodismo, que apuntan a buscar la verdad y darla a conocer cuando compete al interés de la sociedad (aunque para un particular resulte incómoda). Aristegui fue consecuente con su oficio y por eso se le apartó de la radio.

particular resulte incómoda). Aristegui fue consecuente con su oficio y por eso se le apartó de la radio. Su despido de MVS ha hecho pensar al académico José Antonio Brambila en el caso Watergate. “El trabajo periodístico es comparado en importancia al escándalo Watergate en 1973, que expuso actividades ilegales del presidente (Richard) Nixon en Estados Unidos y terminó con su renuncia un año después (…) Mientras en Estados Unidos, Bob Woodward y Carl Bernstein ganaron el Premio Pulitzer, en México, Carmen Aristegui y su equipo de 19 personas perdieron su empleo”. No habría sido la primera vez; el expresidente Calderón condicionó el espacio de la periodista a cambio de la estabilidad y el incremento de los negocios entre el Gobierno y la concesionaria. Todo apunta a un caso similar con Peña, el presidente en turno, aunque en

to de interés y una crisis de legitimidad similares, pidió disculpas a su nación, se replanteó a fondo su actuación nombrando un comité verdaderamente independiente e íntegro para investigarla, y pidió la renuncia a todos sus ministros ofreciendo una renovación estructural de la clase política. También el partido del presidente ha sido afectado por las investigaciones de Aristegui. Al mejor estilo Günter Wallraff, una reportera anónima de su equipo se infiltró en las oficinas del PRI del Distrito Federal donde su entonces más alto dirigente, Gutiérrez de la Torre, tenía montada a su servicio una red de prostitución de mujeres (incluidas menores de edad). Aristegui difundió audios que la reportera logró capturar de manera encubierta, y en pocas horas el PRI se vio forzado a remover a Gutiérrez, que la jus-

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Juan Pujol es 27 hombres imaginarios bajo una causa común: tender una red de información tramposa que desoriente el avance del genocidio y el odio.

ticia no ha procesado. Sin la labor invaluable de Aristegui, estos y otros episodios no serían del conocimiento público. También difundió informaciones inéditas sobre el Monexgate, el caso Góngora o la difusión en Televisa de propaganda política como información noticiosa. El periodismo es un bien público para la sociedad, pues ¿cómo medir las repercusiones de una sociedad informada, que se forja un criterio con información certera y amplia, que escucha diversidad de opiniones y tiene la oportunidad para expresar las propias? La libre difusión de la información, expresiones e ideas no ha de ser coartada; al contrario, la ley la incentiva, la alienta, y el Estado tiene la obligación de garantizarla. Las concesionarias y permisionarias de un espectro y servicios de carácter público no son ni deben ser la excepción. La información, como el conocimiento, son herramientas esenciales que las sociedades y los individuos tienen a la mano para tomar mejores juicios y decisiones. Por eso la comunicación y la democracia se mezclan, y Aristegui, no sólo por el efecto de su popularidad sino por el ejercicio mismo de su profesión, como el resto de periodistas (aunque año tras año, decenas son privados de su vida o encarcelados), contribuyen de diversas maneras a fortalecer una democracia que todavía en México no alcanza a conocer su alba. En una democracia real y efectiva, los profesionales de la información son leídos, escuchados, difundidos, reconocidos, pero nunca acallados. Como reconoció un juez federal: “la materia del contrato (entre la periodista y la concesionaria) tiene relevancia social y pública que trasciende el interés privado por tratarse de servicios de periodismo y difusión de información pública”.

Emilio Toledo M. (1988) es narrador.

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NO ORDINARY LOVE PORNO ELÉCTRICO

Karen Martínez MIÉRCOLES

“I gave you all the love I've got I gave you more than I could give…”

—Aburrida. —¿De qué? —De lo lejano.

LU N E S Alex me dice "bebé" cuando me besa. "Extrañar qué, si tú fuiste la que te fuiste", reclama Chucho. Un tinder me cuenta que no supera a su ex. Mi roomie guarda las sobras de café para ponerlas de abono a mis plantas. Mi hermana me sonríe divertida. Mi hermano pregunta si iré a casa el fin de semana. Mamá me dice "chiquilla".

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JUEVES Mi arete, en forma de corazón, se atoró en mi oreja.

Javier se la vive en las nubes. Dice que soy lo mejor que le pudo pasar en los últimos meses. Amanecí resfriada. Como cuando en la primaria se burlaban de mí por estar siempre abrigada. Wah se fue ayer, regresó a Australia. Ahora sé cómo son los besos de alguien que viene de tan lejos. También desde ayer ando con el corazón atravesado. Mi arete, en forma de corazón, se atoró en mi oreja. Creo que debo cambiar la pieza. Soñé con mi papá. Dice mi mamá que ya lo deje en paz.

VIERNES El primer fin de semana en el departamento se desmayó la pobre. Hablo de una de mis plantas. Tal vez fue el clima, el humor, qué sé yo. Hoy la vi con sed y le di agua. Creo que ya creció. Anoche me quedé dormida con la ropa del día. Qué raro, odio dormir con mezclilla. Desperté a medianoche: un correo de Chucho, siete mensajes de Alex, dos de Arturo. A los dos últimos les respondí en la mañana. Tengo una compota de palabras en el refrigerador. Cada día, según mi humor, pego una palabra nueva. Hoy puse ‘mientras’. Porque pues… mientras.

SÁBADO Braitner ganó peso. “Dame una cachetada”, me dijo. Sólo de recordarlo me da risa; pienso en una telenovela y en una película porno. Está saliendo con alguien. No quise ver la foto. Hoy huelo a mango. Al regresar del gym sólo pensaba “todos (hombres) son unos idiotas”. Hice un huevo duro y me quedó aguado. Me comí unas 50 galletas esta semana.

MARTES Quería pizza y terminé pidiendo un sándwich de arrachera. Anoche preparé pollo con arándanos y me acordé de Norb. Valiente, se comió la basura que hice el día que perdió la cabeza y los horarios. Ayer me dijeron que traía look oaxaqueño. “Te ves linda”, pensó Alex. Javier quiere pasear. Yo también. Estoy fastidiada de las responsabilidades. La palabra de hoy puede ser “fatalista”.

SÁBADO Me recibió en pijama. Espantosamente despeinado y somnoliento. No me gusta el blanco. No en la ropa de vestir ni en los tenis. Pese a ello, me compré unos converse de ese color sin color. Anoche me sentí más desnuda que cuando te quedas en calzones y sin calcetas. Una almohada blanca. Mi cabello suelto. Dos celulares en cuatro manos. De cuando te ves para no verte. Qué aburridos somos. Me fui más decepcionada que de costumbre.

MIÉRCOLES —¿Qué haces? —Me protejo. —¿De qué? —De los tormentos de la memoria.

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JUEVES Para consolar mi corazón, escuché muchas, muchísimas canciones más.

Cuando mi ex se largó, escuché ‘Adiós’. Cuando mi papá se fue, escuché ‘Té para tres’. Cuando él se aburrió, escuché ‘Planeador’. Para consolar mi corazón, escuché muchas, muchísimas canciones más. Siempre he dicho que todo, absolutamente todo es mejor con música.

DOMINGO Se me cayó el arroz de la boca. Ya no voy a comprar la mezcla de arándanos con pistaches y nueces. Sólo compraré arándanos. Además dice el ginecólogo que me hacen daño. Entré a dos tiendas donde todo era muy costoso y abrumador.¿Ya les había dicho que la gente no muere sino cuando es más feliz? Afortunados lo infelices. Nosotros.

MARTES El cabello crece. Es el corazón el que rara vez se repone a las pérdidas, a las ausencias.

VIERNES —Me caías mejor hace un año. —Hace un año no nos conocíamos. —Exacto.

MIÉRCOLES El amor no sólo se da en la cama, surge en los momentos más complicados de esta puta vida.

LU N E S Algo me hizo recordar a mi ex. Sí, el de hace como 4 años. No me digan nada, fue mi último novio, no tengo otra referencia. El caso es que recordé que es un idiota. Y sí, qué flojera el tema. Lo sé. En este momento me doy una bofetada (en la mente).

MARTES Ayer renové el contrato del departamento por otro año. ¡Qué rápido pasa el tiempo! Me compré una paleta Magnum, años sin comer una de esas. Como estaba acostada en el sofá, trozos de chocolate cayeron en mi cabello y en mi cuello. 
 Quiero ir a Uruguay a comer chivito. Me duele el cuello, como que dormí chueca. 
 Ayer fue un día raro. Igual y podríamos encontrarnos algún día del 2015.

LU N E S El amor es un perro infernal, un ‘Crazy love’. Cosa miserable que da, de vez en vez, destellos que enamoran y seducen y nos conducen a ese túnel sin fondo del que después no queremos o podemos salir.

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JUEVES —Te amo. Creo. —Si me amaras, pegarías el viaje a NY. “You took my love I keep trying I keep trying for you There's nothing like You and I Baby This is no ordinary love No ordinary love…”

Karen Martínez no tiene semblanza, tampoco es fotogénica. Tal vez en su segunda vida sepa explicar quién realmente es.

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A N DA M I O

LA MUJER VIEJA Valeria Guzmán

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A MUJER VIEJA SE ESTÁ QUEDANDO SORDA,

o ya no puede ver. La mujer vieja hace tiempo que dejó de menstruar. Conozco a dos mujeres viejas diferentes: mis abuelas. No me gusta decirles “viejas” porque ser viejo suena mal, quiero decir “anciano”, quiero decir “tercera edad”. La mujer se hace vieja cada vez más joven. Todos se burlan de Madonna porque no sabe usar las redes sociales: la vemos fallar y reímos. Amamos ver sus fotos sin Photoshop, reconocer que ni la vigorexia la salvó de las arrugas, como si nunca fuéramos a llegar; amando la cobardía de no exponernos, de que nadie vea el paso de nuestra edad. La mujer vieja no tiene Facebook, y si lo tiene, no pone su retrato, y si lo pone, su rostro es esquivo. La mujer vieja no construyó un imperio, la mujer vieja tuvo una carrera modesta, la mujer vieja sale con sus amigas al Vips y luego toma un taxi de regreso. La mujer vieja descansa en la silla y puede sentir cada vez menos, está perdiendo la sensibilidad en las manos: ya no puede hacer la comida ni cuando van sus nietos a verla tres veces al año. Ha empezado a cojear. La mujer vieja abre su monedero de broche lentamente, le entrega unas monedas a Margarita y le pide que vaya por tortillas. Ya no quiere andar y menos subir las escaleras que la llevan a su cuarto lleno de fotografías grisáceas en portarretratos con grecas y una pintura de la Virgen María con su hijo en brazos. Reza porque debe rezar. La mujer vieja tiene una vitrina con recuerdos. Su marido murió hace ya veinte años. Su marido la abandonó hace ya cuarenta años. La mujer vieja ya no es bella aunque

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Will you still love me when I´m no longer young and beautiful? Will you still love me when I got nothing but my aching soul?


La mujer vieja tiene una vitrina con recuerdos. Su marido murió hace ya veinte años. Su marido la abandonó hace ya cuarenta años. La mujer vieja ya no es bella aunque pague botox con sus ahorros o con la fortuna mediana que logró aunque se rice el pelo con pasadores, nadie se fija en ella.

pague botox con sus ahorros o con la fortuna mediana que logró aunque se rice el pelo con pasadores, nadie se fija en ella. La mujer vieja lee novelas de Pérez Reverte y las comenta con sus hermanas, que son cada vez menos. La mujer vieja anda a veces en camión con bolsas llenas de verduras o quién sabe qué. O maneja su auto cada vez con más torpeza y un hombre al lado le grita “¡fíjate, abuela!” La mujer vieja dejó de decidir. Todo gran paso es una disputa entre sus hijos por lo que debería de hacer y de qué modo. Sólo puede decidir si no depende de ninguno. La mujer vieja muchas veces ya no quiere decidir. La mujer vieja, cuando el dolor de espalda o de rodilla no es tan fuerte, cuando las várices no le impiden caminar, cuando se ha acostumbrado a la muerte de varios, es feliz de ver a sus nietos aunque no entienda lo que le dicen. La mujer vieja ya no tiene dientes pero sonríe porque sí entiende algunas cosas (las importantes). La mujer vieja se queda mirando, esperando, esperando, esperando…

Valeria Guzmán nació en la ciudad de Puebla en 1990 pero estudia Letras en la UNAM, por eso le gusta el mole de guajolote. ←Imagen: Sitzende alte Frau im Profil nach links, Gustav Klimt (1905). (Crédito de foto: Valeria Bernal)

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C U E N TO C O R TO

UBICUA Rojo Solis

L L E GA DA Llegó sin avisar, nunca avisaba, era parte de su personalidad tormentosa, llegaba hecho un caos, tomaba café, hablaba de sus problemas, fumaba como loco y después de un corto tiempo, se marchaba.

TIEMPO El minutero del reloj avanzó toda la tarde mientras él sostenía la mano de su abuela, le hablaba sobre el destino, sobre el eco que sentía en su habitación cada vez que tenía conversaciones consigo mismo, sobre las llamadas que no paran, que nunca paran en la oficina, sobre lo perdido que se encontraba por las noches cuando hacía frío, cuando la taza de café en su apartamento no le calentaba el corazón, sobre los helechos marchitos de su jardín, sobre las veces que ha pensado en dejarlo todo e irse con una maleta al pueblo más pequeño y perderse del ruido y el agobio que le ha dejado el tiempo en sus ojos.

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Rojo Solis. Elefante creador de Incendios

MANOS Ella le acariciaba el pelo, justo como lo hacía cuando él tenía 8 años y no podía tomar café, pero igual se sentaban a la misma mesa, se da cuenta lo mucho que crecieron sus manos y como las manos de ella parecen cada día más de papel, piensa en lo mucho que se parece a su hijo, en los años que han pasado y las historias que se han contado justo en esa mesa, primero con galletas, luego con café y ya en estos tiempos los dos con cigarros en las manos. Esas manos que no dejan de agarrarse fuerte y dar ese sentido de unidad, de conciliación, las manos de ellas que le sirven de puente con el mundo que existe fuera de su casa, con esa terrible realidad y el fuerte golpe del viento que acompaña la soledad que le ha invadido el pecho desde hace años.

U B I C UA Él se despide, la abraza y la llama por su nombre, le besa la mejilla y sonríe, sabe que quizá no la vea pronto, que quizá ni siquiera le llame pronto, pero se va con el corazón lleno, sabe que desde que la conoció cuando era muy niño, ella estaría ubicua en su vida.

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C U E N TO C O R TO Andrea Arzaba M I N I F I C C I O N E S L AT I N OA M E R I C A N A S L A T R OVA D O R A Raquel era la única mujer en una familia de seis varones. Nacida con un padre trovador, el sonido de la guitarra resonaba en sus venas.Sus canciones preferidas eran aquellas que hablaban del amor, la tristeza, los árboles y los llanos, la nostalgia y la venganza. Acordes altos. Luz de una vela, poco brillante. Aquella noche daría su primera presentación como trovadora, cantando ante un público en la legendaria Habana. La adrenalina le recorría hasta las pestañas. Los nervios simulaban cubos de hielo en su lengua. Y con todo eso, el show estaba por comenzar...

D I G N I DA D Un grupo de periodistas y activistas fueron en búsqueda de cientos de personas que desaparecieron en un estado enflaquecido de justicia. Aquel día, el grupo se dirigió a un cerro de ultratumba. Hogar de la muerte. Fosas ignoradas. Alicia, una activista de treinta y dos años, se enfundaba de negro cada fin de semana en búsqueda de su esposo. Junto con la comisión de familiares desaparecidos, ella emprendía su doloroso camino para encontrar los restos del padre de sus hijas. Huesos por todos lados. Paisajes del terror. Ella aún no pierde la esperanza. Busca una señal que le indique que su esposo esta ahí. Una señal que le devuelva la paz al resto de sus días.

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PA L A B R A S D E M I E L Sus oídos se maravillaron al escuchar su lengua natal por todos los rincones de la habitación. Después de pasar más de diez años en tierras lejanas, el regresar a su pequeño pueblo y hablar de lo cotidiano era tan placentero como el olor de las gardenias. La pronunciación de cada palabra le sabía a miel. El acento era tan grato, como una almohada de plumas rozando su piel. Él aprovechaba aquella jornada como ninguna, pues pronto tendría que regresar a la tierra de aquellas lenguas extranjeras, y para volver a su querido Ecuador quizás tendría que esperar otra década completa.

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Andrea Arzaba vive entre ficciones. Ella es un fueguito que brinca de ciudad en ciudad. Amante del te rojo, mochilera empedernida y fanática de la cumbia, el día de hoy se encuentra bajo la noche estrellada de la bella ciudad de Montevideo. Twitter: @andrea_arzaba


LES FEUILLES MORTES LÍRICA

Jacques Prévert

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L A S H O JA S M U E R TA S Escrita por el poeta Jacques Prévert. Música compuesta por el húngaro Joseph Kosma Versión original Yves Montand: www.youtu.be/JWfsp8kwJto de la película “Parigi è sempre Parigi" (1951) de Luciano Emmer. Versión de Miles Davis: www.youtu.be/rsz6TE6t7-A

C

uánto me gustaría que te acordaras de los felices días de cuando éramos amigos En aquel tiempo la vida era más bella y el sol más abrasador que ahora Las hojas muertas se juntan a montones... Los recuerdos y las añoranzas también y el viento del norte se los llevaba en la noche fría del olvido No he olvidado la canción que tú me cantabas

Es una canción que nos une Tú que amabas y yo que te amaba. y los dos juntos vivíamos Tú que amabas y yo que te amaba Pero la vida separa a los que se aman muy despacio sin hacer ruido y el mar borra en la arena los pasos de los amantes separados.

Es una canción que nos une Tú me amabas y yo te amaba y vivíamos los dos juntos tú que me amabas y yo que te amaba. Pero la vida separa a los que se aman muy despacio sin hacer ruido y el mar borra en la arena los pasos de los amantes separados Las hojas muertas se juntan a montones... los recuerdos y las añoranzas también Pero mi amor callado y fiel siempre sonríe y da gracias a la vida. Te amaba tanto eras tan bonita Cómo quieres que te olvide. En aquel tiempo la vida era más bella y el sol más abrasador que ahora Tú eras mi dulce amiga... Pero no tengo que tener recuerdos tristes Y la canción que cantabas siempre siempre la oiré

JAC Q U E S P R É V E R T ( F R A N C I A 19 0 0 - 197 7 )

Siendo joven conoce a André Breton, Raymond Queneau y a los surrealistas. Su obra poética es considerada la más popular de Francia en el siglo XX. Muere en París de cáncer pulmonar.

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L A C I TA

JULIO CORTÁZAR “El cuento es una síntesis viviente a la vez que una vida sintetizada, algo así como un temblor de agua dentro de un cristal, una fugacidad en una permanencia”.

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C U E N TO

UN CAFÉ SINGULAR

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Edgar Ortiz Barrón

en forma de Tú llegó por la mañana a acurrucarse a mi lado. Aunque se desvanece conforme avanzan las horas, se niega a partir del todo. Una especie de roce se aferra a permanecer. Cuando se acerca la tarde decido caminar hasta el café de siempre y dejar que el sueño me siga contando todo eso que le urge decir. Volteo desde la acera de enfrente y sé que algo está fuera de lugar pero no identifico qué es. Acostumbro venir todas las tardes, aproximadamente a la misma hora. Me encuentro con rostros familiares de gente que también acude al sitio con frecuencia. Los miro de reojo para evitar el saludo. No soy precisamente un tipo huraño, pero vengo aquí porque me gusta ver cómo cambia la luz en el ventanal mientras la tarde se vuelve noche, no a conocer gente. Cruzo la calle y después la puerta para entrar al recibidor. Todo parece en orden, pongo atención en cada detalle. Puedo ser un poco quisquilloso en ocasiones, pero todo está igual que siempre: los manteles son del mismo color, los floreros que adornan el centro de cada mesa no han cambiado. El uniforme de las meseras sigue siendo ese tan peculiar que llamó mi atención la primera vez, con olanes exagerados en la blusa que abultan el pecho por efecto del chaleco ajustado. Nada extraordinario, me digo, mientras recibo mi almohada y busco una cama desocupada para esperar a que me asignen mesa. El lugar está completamente lleno, pero eso tampoco es raro. Acaso mi extrañeza tiene que ver con la atmósfera que se ha formado de la mezcla de aromas y humores, tan singular el día de hoy. Quizá es ese sueño en forma de Tú que no se calla y que me susurra al oído las palabras que trae en la punta de la lengua. Finalmente encuentro una cama y decido tomar una siesta, la espera puede ser larga. Hay tardes en que puedo ir directamente a una mesa apenas llego, pero incluso en esas ocasiones prefiero recostarme un poco hasta que la luz comienza a tornarse morada. Junto a la cama que he encontrado se pasea una joven pareja. Caminan de un lado a otro. Tres pasos cortos y de regreso. Se ven ansiosos. Los dos me miran obstinadamente, debo confesar que me intimidan tanto que decido recostarme con ropa interior y no completamente desnudo como acostumbro. No recuerdo haberlos visto antes. Seguramente sienten un poco de envidia, quizá también pidieron una N SUEÑO

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Edgar Ortiz Barrón. Nace en el año de 1975 en la ciudad de México. Es egresado de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Autónoma Metropolitana.

cama y les fue negada. Es privilegio exclusivo de clientes asiduos. Políticas de la empresa. Me recuesto dándoles la espalda, me cubro con la almohada, jalo las cobijas hasta taparme por completo, pero su mirada es penetrante. Decido apresurar a una de las señoritas con pecho de gorrión en celo para que me asigne una mesa. ¿Hoy no tomará su siesta, señor? En lugar de responderle sólo volteo discretamente los ojos hacia la pareja que ha dejado de dar vueltas para fijar su mirada en mí. Ya entiendo, venga conmigo; tengo una mesa junto a la ventana, donde le gusta. Cruzamos una puerta abatible. Cuando la empujo con ambas manos mi tacto se sorprende, es de una textura totalmente desconocida para mí. Podría decir que esto es extraordinario, pero no lo es del todo. Cada día se coloca una nueva puerta fabricada con materiales distintos a los de la anterior. La mesa que me ofrecen tiene una excelente ubicación, tal como dijo la señorita paloma presuntuosa. Frente a mí hay una mujer con la mirada extraviada y llena de desconsuelo. Es una mirada que está diciendo adiós. Llama con una seña a la mesera y pide que le sirvan de nuevo. ¿Lo mismo? Lo mismo. La primera vez que vine me sentí un poco apenado por no saber cómo comportarme, muy pronto aprendí observando a los demás. Las consumiciones que aquí ofrecen se ingieren de manera especial, no hay necesidad de beberlas, ni siquiera de acercarlas a la boca. Los recipientes tienen forma de animales, el mío, el que me tocó hoy, por ejemplo, es una rana metálica de colores cobrizos. Con el dedo levanto la bocatapa y sólo me acerco a aspirar el aroma que afufa y se eleva suavemente. Se puede intuir, por lo anterior, que la carta no enumera sabores, sino, principalmente, sensaciones y emociones. Las hay desde las más dulces hasta las más amargas, y uno puede mezclarlas o compartirlas con su acompañante. Como yo vengo siempre solo, acostumbro pedir recuerdos. Hoy será un especial de recuerdos propios endulzado con sueños recientes, por favor. Ah, porque también se pueden pedir memorias ajenas sólo por esparcimiento, y suele ser divertido. Cuando uno recuerda cosas que no le han ocurrido realmente, la sensación que provocan en el cuerpo es de un sutil pero constante cosquilleo, la mente y el cuerpo no se reconocen, se confunden y ese desconcierto recorre desde los pies hasta la cabeza como una marabunta de hormigas. Y uno termina riendo como loco ante la imagen de un niño que nunca fue; deja caer lágrimas por la muerte de un completo desconocido o disfruta de un orgasmo con una bella mujer que jamás tocó. Pero esta vez no estoy para recuerdos extraños, así que pido propios y bien servidos, tengo tiempo de sobra para zambullirme en el recuerdo de Tú, tal como lo hacía mañanas enteras en sus muslos. Cuando la mesera se acerca, inmediatamente intuyo que ha confundido las órdenes pero no digo nada, sería bastante imprudente y egoísta de mi parte, pienso. En la mujer de la mesa de enfrente, con la consumición que me correspondía, ha desaparecido la mirada triste. Cierra los ojos y parece que contiene un grito mordiendo una mano al tiempo que se frota la entrepierna con la otra; mientras tanto, a mí comienza a invadirme cierta añoranza ante la imagen de un hombre que aborda el tren. La tarde se torna morada noche. Miro alrededor para distraerme y sigo pensando que algo en este café está fuera de lugar, pero no sé qué es.

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C U E N TO

DESEOS INOCENTES QUE HIEREN

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Dante Vázquez M.

GRISEL LAVABA EL TRASTERÍO QUE HABÍA EN SU CASA, sus dos hermanos descansaban de haber estado jugando a cazar ratas casi toda la tarde. —Así como son chulos para ensuciar, deberían apoyar en la limpieza de casa y ser responsables para sí mismos —dijo la pequeña Grisel en voz alta, enjabonando los cuchillos —. Si pudiera les sacaría los ojos o les licuaría las tripas. El color del cielo se tornó gris. Unas cuantas gotas de agua cayeron. La espuma salpicaba la sudadera azul de la pequeña Grisel, que de cuando en cuando, con el dorso de su mano izquierda, acomodaba el fleco de su corto y negro cabello. La pequeña Grisel prestó poca atención a la llovizna (que pronto pasó); enjuagó los vasos y los colocó en una tina metálica (algo oxidada en el fondo). Luego hizo lo mismo con los platos; después con las ollas, frascos, refractarios plásticos y cubiertos. —Al fin lo último: el vaso de la licuadora —dijo entusiasmada la pequeña Grisel, entró a dejar la tina con los trastes a la cocina y aprovechó para barrerla. Conforme iba amontonado la basura en el umbral de la puerta, su enojo disminuyó. Se puso a levantarla y entre papeles, envolturas de galletas y demás, la pequeña Grisel se dio cuenta de lo hermoso y apacible que lucía su interior. Sonrió. Anudó las bolsas. Y cuando iba a dejarlas al rincón acostumbrado del patio, escuchó gritar a sus hermanos y vio correr a un par de ratas con el hocico ensangrentado. —Las palabras se pueden volver actos tangibles y significativos, asombro, belleza de lo ordinario, ¿verdad, pequeña Grisel? IENTRAS LA PEQUEÑA

Dante Vázquez M. Ciudad de México. Ganador del VI Certamen Internacional de Poesía Fantástica miNatura 2014, es autor de Apocalipsis hoy, (H)onda Nómada Ediciones, Colección Pase de Abordar, 2013. Cuentos y poemas suyos han sido publicados en distintas antologías y revistas digitales e impresas. ww.dantevazquez.wordpress.com

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C U E N TO

SANGRE DE MI SANGRE Adela Graciela Montesinos

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STABA TENTADA A DEJARSE VENCER POR EL OCIO Y LA DESESPERANZA.

Había muerto tantas veces, según ella misma, que una última y definitiva no le importaría. No estaba bien ni con Dios ni con el diablo, y todos los demonios que llevaba dentro no hacían más que complicarle lo poco que le restaba de vida ¿Y sus ángeles, los que habitaban sus entrañas? ¡Valientes ángeles! eran más débiles que ella cuando la acometían los dolores y la ansiedad de jalar el aire a su derredor sin conseguirlo. Respiró profundo el aire rancio, como sus orines, y no pudo evitar toser. Un rayo de sol alumbró todos los espermatozoides que nadaban sin dirección alguna en el aire. Si, así como esas partículas de polvo debían haber sido todos los espermatozoides que alguna vez irrumpieron en sus más secretas oquedades; sin control, sin objetivo alguno, pues por más que se había esforzado, nunca alguno de ellos había anidado en su útero. Su vida parecía tan inútil como esa tos que no era capaz de expulsar el hollín de sus pulmones acumulado a lo largo de 20 años de su fumar continuo un cigarrillo tras otro, prendido con la colilla del anterior. La enfermera abrió la puerta de un empujón espantando a los espermatozoides vagabundos, que salieron disparados en todas direcciones. No se molestó en saludar, ni a mirar a la enferma siquiera, por el contrario, hizo todo tan rápido que a Elba no le dio tiempo de fingir que dormía, lo que a ninguna de las dos le causó pena alguna. Elba había pensado que alguna vez sería famosa con sus pinturas, pero eso nunca había sucedido. Había tenido que trabajar de secretaria toda su vida para mantener su vicio de pintar, por un tiempo, y después, su vicio del cigarro por el resto de su vida. No aceptaba que le dijeran que a su pintura le faltaba algo, así que optó por dejar de pintar. No quería darles el gusto de criticar su obra, que ella consideraba bella. Pintaba flores, aves y mariposas multicolores. Eran casi una copia perfecta de las fotos que veía en internet. Así que no sabía qué más tenía que hacer para causar sensación y llegar a la fama.

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Tenía en la mesita de al lado unas hojas en blanco donde la enfermera anotaba en ocasiones “sangrado” y la fecha y hora. Información para la enfermera de noche. Para eso había servido el dinero no gastado en años, para contratar dos enfermeras que cuidaran de ella en casa durante sus últimos meses. “Ya me voy señora. Mi compañera no tarda en llegar” le anunció la enfermera. ¿De dónde sacaba esta mujer que era señora? ¿Qué no se daba cuenta que estaba más sola que una flor en el desierto? Sin alguien que no recibiese un salario, para cuidar de ella…bueno, no debía quejarse, ella tampoco había sido lo que decían “un pan de Dios”, su mal carácter no le había dejado muchos amigos que digamos, a mejor dicho, no le había dejado ninguno. “Quiero que me compres un material que necesito” ordenó Elba, sin importarle realmente quedarse sola, pues prácticamente lo estaba todo el tiempo. La enfermera decía ir a lavar los trastos o los utensilios de enfermos como el cómodo y el riñón donde Elba escupía o vomitaba sangre, cuando en realidad ella sabía que se la pasaba viendo televisión en la sala. Después de cuatro meses, ambas habían aprendido a tolerarse. La llave que se introducía y giraba en la cerradura, la puerta al cerrarse y los pasos amortiguados por los zapatos chatos de goma, le indicaron a Elba que la enfermera del turno de noche había llegado. La misma rutina: cambiarla de pañal; tomarle la temperatura; darle el bonche de medicamentos, sin espaciar las tomas; llevarle la cena que sabía Elba no aceptaría, nada de ruegos, un “estaré aquí afuera por si me necesita”; los ronquidos de la enfermera, y finalmente, la oscuridad total. La mañana trajo a la enfermera diurna con un rollo de papeles tipo papiro. Después de la rutina mañanera, la enfermera abandonó el cuarto, escudándose como siempre en el aseo de la casa, que nadie ensuciaba. Elba le ordenó no molestarla y no llevarle de comer. Elba miró el papel extasiada, apenas había prestado atención a lo que la enfermera respondía. Se sentía más débil que nunca, como un pájaro que no pudiese aletear siquiera; pero sabía que la comida no era una opción. El alimento no la curaría. Estuvo ocupada todo el día, pintando con gran esfuerzo… su obra maestra. La enfermera había seguido las órdenes al pie de la letra. A decir verdad, “La vieja agria”, como la llamaba a escondidas, la tenía sin cuidado. Así que cuando lle-

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gó la enfermera nocturna, sólo dijo “No ha querido comer, a ver si contigo quiere”. Abrieron la puerta y la luz de la lámpara de la mesa de noche alumbró la cara seca y arrugada de Elba con un manchón rojo y coagulado de sangre en la boca. La limpiaron cuidadosamente para que no las acusaran de negligencia y llamaron al doctor para que levantara el acta de defunción. Elba había dejado todo dispuesto para su entierro, sin “velación” había dejado especificado, pues tenía la certeza de que nadie acudiría a acompañarla en sus últimos momentos antes de ingresar a los círculos concéntricos que la llevarían al infierno, si es que había alguno y de que ninguna persona rezaría por ella para que llegara la cielo, si es que existía. Los hombres de negro jalaron la cama para poder maniobrar el cuerpo, pero al hacerlo, algo se deslizó por entre la cama y la pared. Al principio, uno de los hombres de la funeraria pensó que era un sobre con radiografías. Al levantar los papeles, sintió un retortijón en el estómago que le hizo contener la respiración. Era una pintura de ángeles y demonios peleando por el cuerpo de una mujer, desgarrando su cuerpo; pero lo más impactante era que había sido pintado con sangre y tenía un mensaje que rezaba: “sangre de mi sangre” La noticia salió en todos los periódicos, amarillistas y serios. Era absurdo que Elba hubiera querido ser famosa en vida y sólo la muerte, su muerte, le hubiesen traído la fama. Todos coincidían en que era una obra maestra.

Adela Graciela Montesinos. Nacida en Putla, de Guerrero Oaxaca.


C U E N TO

LOS PIES DE LA AURORA Laura Ceballos

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ESTA TIERRA SE LE APRENDE A AMAR PASO A PASO.

Te gustarán las tormentas, la nieve, el calor, hasta los mosquitos. Ten paciencia. La abuela terminó de empacar el sándwich de tomate y lo guardó en la mochila de Pablo. Pero son dos horas, Naná. Llegar a la escuela con los pies hinchados y los calcetines mojados era insoportable. Toleraba pensar en su madre muerta, en su departamento ocupado por una nueva familia, en los amigos que ya no lo eran; pero en los dedos morados y en las ampollas ensangrentadas y sucias… No comprendía el martirio. ¡Maldito pueblo de mierda, maldita secundaria, maldita carretera! Justo a la hora de la caminata, nació una nueva ampolla. En el salón mordisqueaba la goma, se perdía en el sabor a miga y en los recuerdos. La misma cruz para volver a casa. De regreso del colegio, nubes plateadas flotaban en el cielo. El aire era más frío que de costumbre; se colaba por el hueco entre los tobillos y los zapatos. Pablo se abrochó el primer botón de la chamarra y aceleró. ¡Otra vez la puta lluvia! ¡Maldito pueblo de mierda! Un Chevrolet azul turquesa se detuvo junto a él. ¿Te subes? Pablo no pudo contestar. El seno de la pelirroja nubló su pensamiento. Un sendero en medio de los pechos redondos, lunas llenas que quisiera alcanzar. Te llevamos a tu casa, anda, sube que va a llover. Nunca escuchó antes una voz así: espesa y turbia como el agua del río cuando le pega el sol de la tarde. ¿Cómo te llamas? La respuesta apenas se escuchó. Ella es Gema y a mí me dicen Capitán. A partir de ese día, justo a la hora del regreso, el hombre de barba de caballero y ojos negros lo invitaba a su coche. Cada vez llevaba a una mujer diferente, todas bellas y redondas como las protagonistas de las películas prohibidas. Pero Gema quedó grabada en su mente: la voz de río, el pelo rojo, la mirada, los pechos. En las noches, se imaginaba estrujándolos, exprimiéndolos como si fueran toronjas. Pensaba en los pezones, en lo redondos y firmes que serían. No hacía ruido. Terminaba y dormía con una alegría desconocida, como si amara al pueblo de mierda y amara su vida. Gema de día, Gema de noche, Gema en las plantas de los pies, Gema incrustada en las heridas, en las ampollas. Un adolescente convertido en incendio perpetuo. La mujer lo abrasaba en abrazos que Pablo adoraba como si de eso dependiera su vida.

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Olvidaba la ampolla. Sólo esperaba al Capitán con Gema. Pasó un mes, pero ella no aparecía. Pablo y sus noches se complicaban cada vez más. Necesitaba verla, descubrir sus muslos, acariciárselos, hablarle de amor. ¿Y usted qué hace, mi Capitán? ¿Trabaja con Gema? Bajó la mirada al pronunciar aquel nombre. El conductor lo observó por el retrovisor; después, a la mujer en turno. Trabajo para el amor, enano. Un trabajo bueno. Ella me ayuda. Pablo volvió a casa en la noche. Encontró a Naná dormida en el sillón con un rosario en la mano. ¡Pobre de mi Nanita! Le quitó los zapatos y la cubrió. Sabía el griterío que le esperaba, el llanto de su abuela y el Jesús en la boca con el que terminaría la frase. Nada le importaba. La oficina del Capitán era una casa vieja de un piso; las paredes, dañadas por la humedad. Olía a vainilla mezclada con polvo y años. Recorrió el oscuro pasillo acompañado de una morena bajita con el trasero redondo como burbuja. En el fondo, una luz tenue. No alcanzó a distinguir qué ocurría. Llegó al patio, enmudeció y sintió cómo endurecía con lentitud. Nada parecido a sus noches de sueños. Se tapó con las manos. Cinco mujeres desnudas tomaban el fresco de la tarde. Bebían de copas cristalinas. Reían. Pablo no entendió ni una palabra de la charla. Hablan francés, dijo la morena. Acaban de llegar. Criaturas de brazos largos y columnas griegas como piernas, pechos que miraban al cielo y sexos tupidos parecidos a selvas. Más al fondo de ese túnel que se antojaba sin fondo, descubrió un oleaje pelirrojo, ardiente como su cuerpo. Se mareó, perdió el oído por un segundo. Pablo, ¿te acuerdas de Gema? La voz del Capitán venía de lo profundo de la casa. Vente, enano, te quiere saludar. Los tapices rojos de terciopelo y grecas, las cortinas también rojas igual que las almohadas y la colcha sucia. Todo era rojo en ese cuarto, como el pelo de Gema y sus pezones. Pablo murió un poquito ese día, olvidó el dolor, el maldito pueblo y las noches incandescentes. Renació con los pies heridos y ansias de caminar.

Laura Ceballos escribe en www.catadeletras.net

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C U E N TO

MEDITERRÁNEO AJENO Yamile Tanús Kerstupp

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MPEZARÉ ESTA HISTORIA SÓLO POR DEJAR ESCRITO LAS MEMORIAS

de un viajero por accidente y no por vocación. Yo nací en Sicilia, rodeado de mar, de romanos, germanos y celtas, pero sobre todo rodeado de Roma. Me embarqué a la edad de 17 años en un barco mediano de comerciantes que se dirigía al norte de Italia, La Toscana. Me dieron empleo en el barco como aprendiz de marinero, y aunque no tenía un plan, pretendía aprender todo sobre navegación, tener mi barco, ser comerciante y escribir. El tiempo durante la tormenta se sentía eterno, apenas era mediados de agosto pero el mar no perdona, y ni un día fuera de tiempo era negociable. No sabía si las náuseas eran más por el violento mar o por el miedo a una muerte cercana. En todo caso la razón era lo menos importante, en la piel se podían sentir la muertes sigilosas, buscando con paciencia al que llevarían consigo. Me dijeron que seis días habían pasado desde que me encontraron sujeto a un pedazo de madera y me llevaron a la ciudad para recibir cuidados. No tengo recuerdos claros, sólo la certeza de un sueño recurrente; el barco va a la deriva y con un salto desperté al mismo tiempo que nos estrellamos. Supe después que la tormenta había arrancado algunos navíos pequeños de los muelles y que las galeras más grandes resistieron con algunos perjuicios. Cuando me pude poner en pie con la suficiente fuerza para valerme por mí mismo, empecé a trabajar en los viñedos recolectando uvas. La cosecha era abundante y se necesitaban manos extras. En aquel contexto de invasiones constantes, la desconfianza en los extranjeros era instintiva, pero el tiempo en cama y la apariencia débil dejaron claro que yo no era una amenaza para ellos. Pasaron tres lunas para recobrar mi fuerza y destreza habitual cuando incursioné en la reparación de los barcos que la tormenta había dañado. La venta del vino traía el dinero para las maderas con las que lentamente hici-

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mos las reparaciones, los barcos nuevos eran más resistentes y complejos, por lo mismo usaban más madera y la mano de obra era escasa. La mayoría de los hombres estaban en el servicio militar y las guerras por recuperar territorios que antaño eran parte del imperio se habían llevado a muchos. Era común que preguntaran por mi origen, yo respondía que lejos hacia el sur, entonces notaba en sus rostros la desconfianza. “Vengo de Sicilia”, decía, “es al sur, ahí nací”. En el mar nada tiene que ver la distancia que se recorre, el mar, son muchos mares y todos son temperamentales. No sé cómo, pero conmigo decidió que venía desde muy lejos. El mar seduce a cualquiera, pero este mar enloquece. Es para nosotros, los romanos, imposible entender una vida sin el mar, sin esperar que lleguen los barcos con noticias de otros lados, con comida, con telas, especias, con nuestros familiares. Los barcos en sí, son nuestras familias y el mar el patio de juegos. Fue una noche de insomnio cuando salí a caminar y recorrí los viñedos y un poco más hasta llegar al puerto. No prestaba particular atención a nada, sentía en el mar una inquietud contenida que no se quería hacer notar. Era noche de luna llena, de mareas violentas. En ese momento en donde, aunque

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despierto, estás en el tiempo del sueño, vi a lo lejos una silueta de pie. Al siguiente día, salí a caminar e hice mi paseo habitual por los viñedos hasta llegar al puerto durante el atardecer. La silueta de la otra noche estaba de nuevo ahí, de pie, haciendo algunos movimientos con las manos, de su boca salía una melodía. Me escondí para observarle, esperé a que se fuera para seguirle, pero perdí el rastro entre los árboles. A la mañana siguiente, al preguntar sobre esta persona nadie me supo dar razón. Caminé sobre mis pasos, seguí el rastro hasta donde recordaba. Vi una cabaña a lo lejos, muy escondida, y a ella en la ventana. Me acerqué, no demasiado, y esperé, no se qué, algo, “lo sabré cuando suceda”, me dije. De su capa asomaban cabellos rubios y largos, al instante siguiente sus ojos, azules como el mar de mayo. Esos ojos no pueden ser de aquí. Ella no es romana, es celta, lo puedo saber. Toqué la puerta, salió la mujer sin capa, mostrando su radiante juventud. Ella abrió con expresión de pregunta, me miraba. Yo no había planeado qué decir, pero de mi boca salió un: “¡te he visto!” La tensión se disipó una vez que sentados en el resguardo de su cabaña, me ofreció un dulce vino


Yamile Tanús Kerstupp. Vivir el terremoto del '85 en el vientre materno marcó mi vida con movimiento perpetuo, vagando y mezclando un poco de mucho para ser aprendiz de todo y experta de nada.

de miel. No habló mucho, ni yo. Había algo diferente, tan cerca y tan evidente que no lo podía nombrar. Caminé de regreso, pasé por el embarcadero y me detuve justo en el lugar donde la vi por primera vez, desde allí se tiene una vista hacia todo el puerto pero el lugar en que estoy parado queda escondido desde la mayoría de los ángulos. Me senté a observar los barcos y noté un brillo particular en el agua que los rodea, casi tangible. Entonces lo entendí, el brillo de los barcos era el mismo en las paredes de su cabaña de madera. Entendía sin entender. Trataba con esfuerzo recordar mi viaje, la tormenta, y de pronto me di cuenta que faltaban partes en la historia, por ejemplo nunca nadie me explicó cómo es que llegué a tierra después del naufragio. La palabra “madera” resonó en mis oídos. Si ella protege la madera, de alguna forma que desconozco, también la controla, pensé. Se acercaba mi hora de partir. Llevaba meses resolviendo lo necesario para lograrlo y caí en cuenta que no había visto a la mujer celta hacía varias lunas, aún pensaba en ella. Fui a verla, le dije que me iba en mi barco, modesto pero propio, y que necesitaba de su ayuda para tener éxito. Ella sólo me miró en silencio, luego dijo “nueve días”. Pasados los nueve días llegó la siguiente luna llena y ella me dijo: “Una vez que termine, tu barco estará ligado a mí”. Le pregunté si ella alguna vez se iría de este lugar, pero no obtuve una respuesta clara: “Debes tener una buena razón para regresar una y otra vez, de lo contrario serás prisionero de un eterno retorno”, me dijo. “Yo no soy de aquí”, le dije, “no tengo razones para regresar”. Con la luna nueva de junio zarpé, incierto de mi destino navegué, conocí ciudades impresionantes. Mi barco parecía saber hacia donde dirigirse y cómo esquivar las tormentas. Había pasado tanto tiempo que me había olvidado de ella y del vínculo que nos unía, mismo que se convertía en una mentira que comprobaba viaje con viaje sin regreso. Un día decidí volver a ese primer punto de partida y encontrarla. Por primera vez no fue fácil el mar y yo no era experto de estas situaciones, todo iba mal, la eternidad y lejanía en cada ola. Logré llegar, pero no la encontré. Me dijeron que poco después de mi partida ella se fue, que hubo un periodo difícil en su ausencia pues los barcos no resistían igual, pero la necesidad los hizo crear nuevas estructuras más grandes, con más remos y más resistentes. Sólo me supieron decir su primer destino y el segundo, Atenas y Estambul, que coincidían con los que yo había tomado... Entonces lo entendí de repente, por más extraño que fuera y lejos de la razón, siempre la seguí. Siempre estuvo cerca y sin embargo ausente. Y ahora que quiero verla no sé cómo encontrarla. No puedo buscarla, sólo dejar que me lleve y saber que es ella. Soy preso de ella, siempre voy hacia ella y sin embargo no está. Lo único que podía funcionar era dejarme llevar por el mar, en éste barco, en esta su madera, tal cual había hecho todo este tiempo sin saberlo. Una vez en tierra salir en luna llena al encuentro, no era un plan, pero era lo que tenía y ella lo sabría, ella lo sabía desde aquella mirada de silencio. Y sucedió. Me miró a los ojos con todos los mares que en su mirada contenía. Me dijo: “Sólo así puedo ser libre, tú eres mi libertad, a cambio te he protegido”. _______ La Ilustración de este cuento es de Mariana Romero.

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C U E N TO

EL VIEJO MALDITO Saít Rodríguez

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GREGÓ UN CHORRO DE MEZCAL A SU CAFÉ,

revisó un periódico viejo y dijo

para sí: —Puto gobierno… Las tripas comenzaron a gruñirle, su perro le ladraba a una ambulancia que cruzó la calle y tuvo que interrumpir su lectura. Recuperó la paciencia catalizando su borrachera con marihuana, esperando a que el sol matara al frío. Cuando se desentumeció, buscó en el mercado su desayuno, fruta asoleada con hogazas de pan duro, a veces, en la basura del mercado encontraba tesoros: paraguas, cobijas y hasta un calzado decente. Pero ese lunes el sol perdió fuerza, la humedad entraba en sus zapatos y únicamente encontró inmundicia. Para ser un hombre mayor tenía varias responsabilidades: era dueño de dos gatos, un canario cojo, y un perro criollo con el que acostumbraba hurgar los basureros. Normalmente volvía con tripas para los gatos, pan para el canario y más ebrio de lo que esperaba. Él y su perro dormían poco, pasaban la noche cazando ratas. El viejo les disparaba balines con su resortera y el perro remataba a las malheridas. Guardaba sus presas en un costal y algunas veces, cuando todavía se movían, las apaleaba con su bastón hasta que las ratas se resignaban a morir. El carnicero le pagaba cincuenta centavos por rata y un peso por las más gordas Para el anciano y su familia la vida transcurría con calma y hasta con cierta felicidad. Los gatos ronroneaban, el canario era el único que engordaba y el perro amaba cazar ratas casi tanto como su amo. Gracias al oficio de pepenador y al negocio de exterminador, el mezcal y la marihuana nunca faltaban en casa, sin embargo, vivía con un temor, escuchó que un viejo maldito recorría las calles robando y asesinando menesterosos. Desde entonces, el homicida habitaba en sus pesadillas; acechándolo en sus recorridos nocturnos y en sus pensamientos; el alcohol alimentaba su delirio. El anciano soñaba que el viejo maldito blandía su machete, que el perro caía herido y los gatos erizados se le echaban encima al atacante, mientras él le arrebataba el machete y lo atravesaba; el charco de sangre reflejaba la luna y la familia completa

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se montaba en el canario. Huyendo lejos, a otro sitio, donde siempre había alimento para todos. El sueño se repitió incesantemente por varias semanas; algunas veces, ladraba el canario y volaba el perro. También soñó que él era un gato que se comía al viejo maldito, pero en todas las versiones, la pesadilla terminaba con la familia montada sobre alguien, que volando los rescataba del viejo maldito. Una noche sin luna, el viento silbaba entre las calles húmedas, la oscuridad y las ratas se expandían descaradamente. Al perro y al anciano los devoró la avaricia. Cazaron más de lo que podían recolectar, tenían el costal lleno de presas moribundas que de vez en cuando se sacudían violentamente. El anciano bebió eufórico, fumó marihuana, hizo cuentas y planes con el dinero que cobraría, la cabeza le daba vueltas, el estómago le gruñía, vomitó, durmió y sudó frío, tiritando junto al perro, abrazando su costal; los enervantes le sirvieron de cobija y el costal de almohada. El amo y su guardián estaban húmedos, peligrosamente entumecidos, pero el perro se mantuvo en vigilia; lo defendió de la revancha de las ratas, del acoso de las jaurías, de la oscuridad, también de la policía; pero de las pesadillas etílicas no lo pudo proteger, ni con su amor incondicional. La noche parecía eterna, pero como todas terminó, la mañana iluminó un espectáculo repulsivo: En la puerta de la escuela, un perro infecto roncaba sobre el pecho de un indigente; se veían como engrasados, apestaban a orines con alcohol. El cuadro era tan repugnante que atraía. Los niños, asombrados, rodearon al dúo diabólico, los observaban con la boca abierta y sus ojos agigantados. Un silencio morboso envolvió la atmósfera, hasta que una rata, que parecía haber resucitado, saltó del costal. —¡Aaaaah!— exclamaron, horrorizadas, las niñas. Se acercó una maestra y al ver el cuadro, gritó: —¡Es el viejo maldito! La rata, los niños y la maestra huyeron despavoridos, el anciano despertó con el grito y tratando de entender lo que ocurría, bebió un trago de mezcal, se talló los ojos y le dijo al perro: —La vida es maravillosa. No hay porque temer: ¡Yo soy el viejo maldito!

Mi nombre es Saít Rodríguez, nací en agosto hace cuarenta y cuatro años en la Ciudad de México. Escribo cuentos, amo a Mozart y a la brevedad de la vida.

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C U E N TO

TRÍPTICO

DEL

TÉ Santiago Daydí-Tolson

BÚC ARO

S

OBRE LA MESITA JUNTO A LA VENTANa

el búcaro vacío perfila su perfecta forma al contraluz. Nadie lo mira en la soledad del salón antiguo. Nadie lo ha visto en mucho tiempo; tal vez desde cuando un ramo de rosas o camelias del jardín redoblaba su delicada belleza de objeto decorativo al centro de la mesita del té. Allí, sin flores que sostener, el búcaro tiene la belleza de lo casi invisible: nadie de los que van y vienen por la casa lo mira o lo ve. Su ausencia, sin embargo, desde el día en que se rompió al limpiarlo, afea la ventana y opaca el tul de sus velos.

ÁMBAR Ya en la calle, al sentir la brisa de la tarde, casi olvidó sus preocupaciones. Nerviosa y optimista caminó rápidamente hacia la dirección que le habían dado, algo distante de la suya. Prefirió no tomar el tranvía por no gastar los centavos del pasaje y porque el día estaba increíblemente luminoso y tibio.

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Los más mínimos detalles de la ciudad se embellecían. Tenía tiempo de más y le haría bien el ejercicio. No contó, sin embargo, con la tristeza que le produjo pasar por su antiguo barrio y divisar, encaramada en la colina y medio escondida en la arboleda, la que hasta hacía tan poco había sido su casa, su lindísima y enorme casa de elegante arquitectura y amplio jardín. Pasó de largo, apresurada, como huyendo del ayer. Frente a la mampara de cristales de la casa a donde iba tuvo que esperar un rato; el diseño de lirios del esmerilado le recordó otro similar que sólo entonces reconoció como hermoso. Cuando abrieron, una larga escalera que parecía perderse en la penumbra del segundo piso la obligó a levantar la vista. En lo alto la esperaban una adolescente diminuta y su madre, una mujer de talle mayor, plenamente apropiado en su actitud autoritaria. Con simulada energía deportiva subió, tomándose apenas del pasamanos brilloso de uso, los treinta y tantos escalones cubiertos de una chillona alfombra de ramajes rojos. En una media lengua de extranjera que no le impidió imponerse, la madre le hizo notar el atraso con que llegaba, le presentó a su discípula y le indicó que pasara a enseñar su clase al comedor, una lúgubre sala de ceremoniosos muebles y decorados. A la luz amarillenta de la lámpara de pantalla de tela oscura y flecos de vidrio opaco apenas pudo controlar su deprimente desesperanza y fue malamente cumpliendo los primeros ejercicios balbuceantes de la lengua orgullosa de sus padres que ahora le servía de mísera subsistencia. La estupenda tarde de primavera que una hora atrás le había permitido la ilusión de lo posible no era ahora más que una fría luz que llegaba al comedor desde una galería contigua. Allí, junto a las ventanas, la madre de imponente porte se había sentado, atenta a la lección y alternaba largas miradas de inspección hacia el comedor con breves vueltas de cabeza hacia la ciudad afuera. Sintió por primera vez la humillación de su pobreza. A medida que la lección avanzaba, la madre fue olvidándose de las que estudiaban y su vigilancia se transformó en un ensimismado e inescrutable mirar por la ventana la tarde que comenzaba a decaer. Alguien le había traído un vaso de té que sostenía en la mano, rubio ámbar traslúcido que la luz del atardecer encendía. Entre sorbo y sorbo, un terrón de azúcar entre los dientes, nombraría en su lejana lengua de la nostalgia ese cielo y sus nubes, antípoda del suyo, intentaría inútilmente en el murmullo de encantamiento recobrar lo dejado atrás, así como ella repetía inútiles ejercicios en un idioma ancestral que ya apenas le pertenecía. El vaso de té y la mano que lo sostenía fueron por un instante simple emblema del olvido. Al poco caminaba por la calle apresurada. En casa la esperaba su impostergable y cotidiana taza de té. Atardecía con arreboles dignos de una oda.

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TA Z A Seguía lloviendo, después de tantos días de espera. Desde la ventana comparaba el ronroneo de la tetera al fuego con el golpear continuo de la lluvia contra los cristales. Eran, como el suyo, un susurrar de lloros y suspiros. Hirvió el agua. Afuera el aguacero parecía amainar. Acababa de poner la taza en la mesita, junto a la ventana, cuando por fin sonó el teléfono. Dudó un instante en responder. Era la voz que esperaba. Círculos de luz ámbar alumbraron el rincón donde la taza de té recién servida reflejaba temblorosa en las paredes el primer rayo de sol en muchos días.

Santiago Daydí-Tolson (Chile, 1943), ha vivido en los Estados Unidos desde la década de los sesenta. Recibió en 1973 el Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad de Kansas y actualmente, después de enseñar en las universidades de Fordham, Virginia y Wisconsin-Milwaukee —de la que es profesor emérito—, es catedrático de literaturas hispánicas en la Universidad de Texas en San Antonio. Ha publicado en su campo de especialización, pero a pesar de haber escrito poesía desde que tiene memoria ha publicado poco o casi nada de su obra lírica. La lira de la ira, próximo a aparecer publicado por Bilingual Press, recoge una selección de poemas en español e inglés de varios volúmenes inéditos.

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L A C I TA

GASTON BACHELARD “El poeta, en la novedad de sus imágenes es siempre origen del lenguaje”.

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LA POESÍA ESTÁ EN LA MIRADA E N T R E V I S TA

a Rossy Evelin Lima por Javier Tinajero

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uerida Rossy, cuando te conocí en Texas en aquel bar de San Antonio, el primer pensamiento que me surgió al verte fue: “Ella ve el mundo con los ojos de la poesía”. Recuerdo que sonreí y fui a platicar contigo. Pero parafraseando a José Emilio Pacheco, no tomes muy en serio lo que dice mi memoria, porque en realidad tiendo a hiperbolizarla, ¿defecto de oficio? No, creo que es un gran regalo de la niñez. Recuerdo que aquella noche intercambiamos puntos de vista sobre qué es la poesía, sus orígenes, sus nuevos caminos y sobre la necesidad de liberarla del ámbito académico. “La poesía está en la mirada” me dijiste, y yo concuerdo: “el poema son los ojos de quien la contempla”. Hablamos un lenguaje parecido, el del asombro. De ahí que haya nacido una hermosa amistad basada en la mutua apreciación poética de la vida. Al día siguiente, sin saberlo, presencié la lectura de tu libro de poemas Ecos del barro en el marco del coloquio “Letras en la frontera” que organiza el escritor Alfredo Ávalos. Tu lectura era intensa y la fuerza de tus palabras golpeaban mi mente desvelada. Me dejaste impactado.

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Pasado ya casi un año de aquel primer encuentro, sigo pensando en lo fortuito del mismo y es por eso que decidí hacer esta entrevista para saber más de ti. Muchas gracias por darte el tiempo de contestarla en la lejana cercanía que implica el correo electrónico. Creo que tus respuestas serán de interés para la poesía que acontece actualmente en México.

Cuando llegué a Estados Unidos, a los trece años, mantuve mi espíritu agazapado, con miedo, cundido por una nostalgia que parecía hambre.

Cuéntame, ¿cómo es que abriste esa “otra mirada”? ¿Cuándo fue la primera vez que te asombraste? Estimado Javier, me siento honrada por la invitación a ser parte de esta conversación. Hablar de poesía es un fluir de concatenaciones de nubes y flora. Esa “otra mirada”, como reitero irrevocablemente, es la que no ha sido empañada por las exigencias de una sociedad ciega, una sociedad cuadrada y desmemoriada. Para mí, la poesía fue abrir los ojos. Cuando llegué a Estados Unidos, a los trece años, mantuve mi espíritu agazapado, con miedo, cundido por una nostalgia que parecía hambre. Mis primeros poemas reflejan una tendencia natural en los adolescentes hacia la polaridad. A pesar de escribir mucho durante estos años, mis escritos provenían de una emoción invidente que se alimentaba de sí misma. No fue hasta que salí de la preparatoria que empecé a abrir los ojos con la poesía. Así, con los párpados pesados, queriendo mantenerlos cerrados, igual que cuando despiertas en la madrugada y la oscuridad te dice que sigues dormida, sentía las palpitaciones del mundo, de la naturaleza. Me encontraba a menudo perdida observando el movimiento de las plantas, la textura de los muros, la honestidad de los vidrios. Había pasado tanto tiempo agazapada, y de pronto vi que tenía las ventanas abiertas, y las puertas y el alma. Ese resentimiento, esa alteridad que antes vivía en la piel, se disipó. No hubo un tiempo exacto, la vida cuando se siente viva es atemporal. Descubrí la poesía, y hago una pauta para marcar la diferencia entre escribir un poema y sentir la poesía como la diferencia entre apreciar el mar como algo majestuoso, y estar frente al mar sintiendo que tu respiración y las olas son un mismo jadear; descubrí la poesía cuando dejé de tener miedo. ¡Qué hermosa fragilidad la de la raza humana! Miedo de ser diferente, miedo de que nadie más se detenga a recoger un pedazo de panal de abejas que se ha caído porque en él se dibuja la magia creadora de otro ser vivo, miedo de no saber a dónde pertenezco, miedo de no saber dar, miedo de no saber cómo recibir. Estos, como muchos otros miedos se extinguieron con una sola frase, “Yo soy parte de todo y todo es parte de mí”. De esta forma, comencé a aceptar mi historia y a trenzarla con mis nuevos pasos, con mis nuevas letras. Así nacieron muchos poemas contemplativos, panteístas. Conocí a la poesía como un vehículo y ya no sólo como refugio. La primera vez que me asombré fue cuando descubrí el amor, lo vi crecer desde el suelo en donde Gerald estaba recostado. Yo estaba sentada a su lado con las rodillas en la arena. El amor llegó de súbito, confundido por la brisa del mar, qué se yo, pero me invadió en una atmósfera tan densa que por tres días los dos quisimos negar su existencia. Pero el amor es igual que el amanecer, una vez que llega lo invade todo y marca el principio de un nuevo día. Descubrí el amor, y fue el

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Me causa algo de pena responder o explicar mi punto de vista sobre el ser poeta ya que no me gustaría dar un aire de modestia falsa.

asombro más grande que he tenido hasta hoy, porque pude sentirlo como un espejo en donde se contempla el futuro. ¿Cuál fue el origen de tu primer poema y cuándo lo escribiste? Mi primer poema, si le preguntamos a mi mamá, fue sobre ocho globos que se me rompieron, cuando tenía seis años. Aparentemente siempre he tenido una inclinación hacia lo dramático. Si me preguntan a mí, el primer poema, me gustaría pensar, fue la sonrisa de mi madre al leer lo que había escrito. ¿Y cómo fue que supiste que querías ser poeta? Me causa algo de pena responder o explicar mi punto de vista sobre el ser poeta ya que no me gustaría dar un aire de modestia falsa. Me gusta escuchar que me llaman "poeta" cuando doy alguna presentación, pero no me gusta presentarme como poeta. Soy escritora, añorando que mis letras lleguen a ser poesía. Como en el caso de mi madre, siento que mi primer poema no fueron las palabras que escribí, sino su sonrisa lo que las convirtió en tal. De la misma manera, sigo buscando que mis palabras sean el anzuelo para otros ojos, para otras almas, y entonces logren ser poesía. Ahora quiero hablar un poco de tus pies, los mismos que te han llevado a este camino. Sé que para cualquier persona es fundamental poder explorar sus raíces para construir su propia identidad y conocerse más profundamente. Sin embargo, existen ciertas circunstancias en las que, paradójicamente, al distanciarnos de donde nacimos se despierta aún más la necesidad de rastrear dichos orígenes, de revitalizar las voces de nuestros ancestros, de descubrir todos los hilos que se entretejieron para darnos vida. ¿Cómo ha sido para ti esta búsqueda? ¿Qué te ha sorprendido al respecto? ¿En qué momento hiciste consciencia de dicha necesidad? ¿Qué camino te llevó hasta el día de hoy? Mientras vivía en México, el tiempo que pasaba a solas era mi opción. En cualquier momento me paraba y me iba a caminar en la cuadra, o al parque, y me rodeaba mi gente. Mi personalidad estaba definiéndose claramente. No tenía mayores cuestionamientos, sabía de donde venía pues mi abuelo y mi mamá se encargaron muy bien de cultivar en mí las historias que formaban mi bagaje cultural. Cuando llegué a Estados Unidos, me topé de frente con el rechazo directo e indirecto a toda mi persona. El rechazo de mi idioma, mi posición social, mi situación como indocumentada, mi aspecto físico. Cuando esto ocurre, uno como individuo tiene pocas opciones; o te aíslas por completo, o te fundes en el crisol. Como yo soy piedra de obsidiana, el fuego no fue el suficiente para socavarme. Por el contrario y para mi sorpresa, logró que me despojara de todo lo que no era mío, lo cual me permitió ver claramente la conexión con mi pasado; una conexión que he ido buscando desde que ‘me amputaron el volver' como defensa, como escape y como destino. El camino que me trajo hasta el presente ha sido arduo. El rechazo que viví por muchos años me hizo una coraza dura. Es por esto que no acepto un "no" como respuesta; nada se me ha hecho imposible y digo que vuelo porque a cuestas traigo las alas.

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Cuando escucho hablar de México, honestamente, me invade la impotencia.

Ser migrante en este mundo lleno de absurdo, la mayoría de las veces, implica una condición desfavorable, pues la necesidad de marcharse para encontrar mejores condiciones de vida y vencer todos los obstáculos que se presentan, tanto en el camino como al tratar de adaptarse a un nuevo espacio, en muchos sentidos puede ser hostil y atemorizante. Esta situación muy seguramente ha marcado en gran parte tu visión sobre el mundo, pero también te ha permitido ampliar tus horizontes, nutrirte de otras voces, enriquecer tu propia voz y al mismo tiempo voltear la mirada hacia tus orígenes, en los que se entremezclan la sangre hispana, indígena y también africana, además del sentimiento de seguir siendo mexicana. Esta diversidad te sitúa en una situación con una riqueza cultural inmensa, con una mirada única y una voz fortalecida por la necesidad de libertad. ¿Cómo ha sido para ti este proceso de adaptación? ¿Qué sientes cuando te hablan de México? El proceso de adaptación es una constante, algo que nunca termina. Para mí ha sido ir para adelante cargando con mi ayer. Recordar o buscar una imagen clara de nuestro pasado nunca es caso perdido, en especial para un inmigrante. Ha sido un alivio encontrar las piedras angulares que forman la historia de mis latidos. Siento la mezcla de mis ancestros, su lucha y su sobrevivencia presentes. Esta mezcla me hace multiplicarme sin miedo, explorar cada uno de sus aportes, sentirme conectada intrínsecamente a la cultura africana, por medio de Cuba, a la cultura nativa de México, la cultura árabe, en fin, todos ellos existen en mí y es mi responsabilidad desenmarañarlos, darle a cada cual su espacio y nutrirlos. Mi visión es un caleidoscopio y cada color y cada forma tiene el pedacito de miles de seres que decidieron crear vida sin importar la tierra, ni la posición; crear vida sin miedo, entregándole a cada nueva vida valor, dirección, el dominio sobre sus propios pasos. Me adapto porque estoy en constante cambio, en búsqueda férrea por lograr que mi alma además de ser una esponja que absorbe y habita el presente, también sea un farol que proyecta la luz de mis ancestros, de mi hermosa familia de vencedores y vencedoras. Cuando escucho hablar de México, honestamente, me invade la impotencia. Es sumamente difícil obtener permiso para salir del país con la visa de trabajo que yo tengo. Llevo viviendo en Estados Unidos más que los años que viví en México y aun así siento que México es mi casa. Siempre hay en mi pecho un valle de sequía que alza las manos esperando el agua de mi 'tierra hogar', my homeland. Además de los aspectos mencionados anteriormente que constituyen tu identidad, ahora quiero hablar del hecho de ser mujer y tener una visión femenina de la vida, pues desde la primera vez que te escuché recitar poesía, noté que dejas que se exprese acentuadamente tu feminidad en tus poemas. Esto fue algo que me asombró, pues no lo haces asumiendo un rol que te fue dado, ni tampoco una ideología que se compra o se toma prestada superficialmente como si fuera un vestido, más bien es notable que hay una exploración profunda de esa femineidad, que asumes y encarnas con una voz propia, y esa misma canta como un ave de plumas coloridas en cada uno de tus versos. ¿Qué implica para ti ser mujer, tanto internamente como en el contexto social en que has vivido? ¿Y cómo asumes tu rol de poeta ante la falta de apoyos hacia la mujer? ¿Qué hay que cambiar?

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Como mujer inmigrante doy mi aportación a través de diversos proyectos sociales que he iniciado o en los que he colaborado.

Me emociona hablar sobre este tema y agradezco tu sensibilidad al percibir la feminidad dentro de mi poesía. Sin embargo, esta libertad uterina que percibes se proyecta sin que yo pueda controlarla o guiarla o reconocerla por mí misma. Me gustaría tener una respuesta hermosa sobre lo que implica para mí ser mujer, algo estilo Juana de Asbaje, o Simone de Beauvoir; algo que enaltezca a mis hermanas y deje escrito en piedra que ser mujer es lo mejor que me ha pasado porque siento la magia de la creación en mis manos. Pero a mis veintiocho años, no sé qué implica ser mujer. No sé si debería de tener una respuesta, o si mi falta de respuesta es testimonio de que mi idealismo encuentra que la humanidad es hombre y mujer al unísono igual que Dios. No sé qué implica ser mujer, pero aspiro que mis acciones me hagan digna del cariño que las personas me entregan. En el contexto social, admiro a tantas mujeres. Las veo expresarse con y sin palabras, abrirse paso y tenderme su mano, siempre. Lastimosamente, en este mismo contexto nos embargan las disparidades, las injusticias. Se necesitan muchas cosas en esta sociedad “avanzada” en donde somos invisibles. Servicios médicos, justicia salarial, programas que apoyen el desarrollo de las mujeres, continuar con la educación, son solamente algunas de las cosas que deben de mejorarse. La mujer inmigrante, y sobre todo la mujer indocumentada, llega a este nuevo país en busca de una mejor vida, pero se topa con la frialdad de una realidad que le niega todo, porque en esta tierra los indocumentados somos incorpóreos. Como mujer inmigrante doy mi aportación a través de diversos proyectos sociales que he iniciado o en los que he colaborado. Por ejemplo, imparto talleres de poesía en diversos centros comunitarios, bibliotecas y distritos escolares y participo con grupos sociales que abogan por la problemática mencionada que no solamente afecta a las mujeres, sino a todos los latinoamericanos en Estados Unidos. En tu poesía hay una conexión con la experiencia muy directa de la esencia del vivir, el sufrimiento natural que acontece con la existencia y la felicidad que significa levantarse todos los días y ver el mundo como si fuera la primera vez. Se siente una soltura y una inmediatez de quien escribe cercana a la vida, pero al mismo tiempo se nota una madurez como de un fruto suculento, un refinamiento en la expresión que provienen del oficio de escribir día a día y de saber manejar el lenguaje adecuadamente. También sé que tienes una formación académica avanzada que probablemente te ha permitido profundizar en varios aspectos de la escritura sin necesidad de que se traduzca en una poesía muy intrincada en su forma o guiada por el intelecto. La razón y el corazón, la intuición y el pensamiento muchas veces nos llevan por caminos contrarios y nos es fácil lograr que se sincronicen, sin embargo, en tu caso no parecen interferir de forma negativa. ¿Cómo mantienes ese equilibrio? ¿Cómo se retroalimentan estas dos visiones sin necesidad de contaminarse entre sí? ¿Te gusta bailar? Cuando estudiaba la maestría en lingüística y literatura me di cuenta de que la mayoría de los poemas los estaba escribiendo después de leer artículos de lingüística y no de literatura creativa. Incluso, varios de los poemas en Ecos de Barro fueron escritos utilizando el alfabeto fonético. Hasta el momento no he podido entender por qué. Me imagino que se debe a que cuando leo poesía o prosa y

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Para mí, el baile debe de ser una celebración porque nos permite ser uno con el devenir de las estaciones.

después escribo algo, lo encuentro invadido por imágenes que no concibo como propias. Encuentro la vibración poética cuando mi mente se encuentra abstraída en un tema que superficialmente nada tiene que ver con la poesía. Conforme voy expandiendo mis estudios lingüísticos descubro que la poesía es hija de la exploración. A mí me gusta buscar piedras y encontrar la poesía, buscar entre la lange et parole, el significante y el significado, eso me inspira. La filosofía, la lingüística, la neurolingüística al igual que la cotidianidad son mi combustible poético. Amo el baile, la música, y sobre todo las percusiones. Pero el baile alocado y desmedido, ese que va a destiempo porque lleva su propia música en los latidos. Para mí, el baile debe de ser una celebración porque nos permite ser uno con el devenir de las estaciones. Sin embargo la rutina también es un baile, todos los días llevamos el mismo paso sin darnos cuenta, un dos izquierda, un dos al carro, un dos escaleras. Que gozo sería poder soltar el cuerpo y bailar en cualquier parte, que gozo sería perder la cordura y la compostura cada que caminamos hacia nuestra aula a dar clases, o de regreso a nuestros coches para ir a casa. Todo escritor se nutre de toda clase de cosas que le inspiran. Cuando leo tus poemas tengo la sensación de que tu poesía no solamente se nutre del lenguaje escrito, sino también, en gran parte, de una cultura de la oralidad: los cuentos, los relatos, las canciones que se transmiten de una generación a otra. ¿Cómo se conjugan para ti estas manifestaciones de la literatura? La oralidad es el fin de mi poesía. Me inspiro en lo que observo y lo escribo a manera de darle un espacio en la narrativa de la vida. De una forma reflexiva, busco que el eco de mis palabras se vuelva voz en quien me lee. La cultura de la oralidad proviene de mi abuelo y de mi madre. Las mejores memorias de mi infancia son voces que describen las historias fantásticas de un mundo al que yo pertenecía y me pertenecía por antonomasia. Nada ha sido más deleitable que las cien versiones de caperucita roja que escuchaba de los labios de mi madre, o el suspenso en las historias de marineros de mi abuelo. No quiero más herencia que el tesoro de sus palabras. Y en cuanto al lenguaje escrito que nos permite conectar con otras épocas y lugares ¿con qué poetas dialogas principalmente? ¿Hay algún@ que te haya marcado especialmente? Asimismo, cuéntanos qué hay detrás de tus poemas, ¿cómo es tu proceso creativo? Tengo poemas que me llenan, y que llevo conmigo pues me gusta memorizarlos. Así dialogo con Nezahualcoyotl, Carlos Pellicer, Gioconda Belli, Dolores Castro, Kabir y muchos otros. Cada uno me marcó de distinta manera, me hicieron aspirar a escribir poesía honesta y de lucha, cálida pero firme, una poesía de amor y conexión infinita. Mi proceso creativo es una oración espontánea. Le pido a mi espíritu actuar con honradez y escribo sin parar, sin leer lo que voy escribiendo. Esta oración es propulsada por una palabra o una frase que a su vez surge de algo que observo o percibo. Cuando termino de escribir, doy gracias al universo, no por la calidad de lo escrito, sino porque las palabras tuvieron el valor de salir al mundo. Lógicamente no todo lo que escribo es publicado, selecciono los poemas que tienen un

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Si tengo un libro de poesía en mis manos quiero escucharlo gritar, “no estás sola, yo estoy contigo, yo siento y me sientes, aquí estamos palpitando los dos y todos, y el ardid que vas a crear al leerme será indestructible.”

deber comunicativo, por lo regular guardo los poemas abstractos, esos que hablan de lo que mi alma aún no comprende. Es muy claro en tu poesía que hay una preocupación por los problemas sociales y políticos, y que no eres indiferente a todo lo que acontece a tu alrededor. ¿Qué valor tiene para ti la poesía ante las injusticias y los conflictos que se viven día a día en este mundo? ¿Cómo puede ayudarnos la poesía en este sentido? ¿Crees, como lo decía Octavio Paz, que la poesía puede ser revolucionaria? En este momento de mi vida, la poesía sigue teniendo una misión clara: expresar el sentimiento inmigrante, denunciar las injusticias en este país, y dar esperanza de testimonio, de compañerismo. Es sumamente difícil y doloroso que un inmigrante indocumentado hable sobre su situación, lo sé perfectamente porque para mí fue motivo de una vergüenza enorme. Recibes el desprecio de la sociedad en donde habitas de tal manera, que dejas de ver la diferencia entre la situación y la persona. Empezamos a creer que somos esas criaturas indeseables que deben de ser capturadas y aventadas lejos de aquí. Lo que he vivido lo canalicé hacia mi poesía y ha sido una de las cosas más atemorizantes y liberadoras que he vivido. Mi testimonio no es la voz de todos los inmigrantes, pero sí busca unirse a esas voces silenciadas. No concibo una poesía que no busque retar la realidad, que se dirija a sí misma. No me interesa una poesía de amor hacia una persona, o una poesía apasionada con un cuerpo. Para mí, irrefutablemente, la poesía debe de ser revolucionaria, de amor indivisible hacia nuestros hermanos y hermanas. Si tengo un libro de poesía en mis manos quiero escucharlo gritar, “no estás sola, yo estoy contigo, yo siento y me sientes, aquí estamos palpitando los dos y todos, y el ardid que vas a crear al leerme será indestructible.” Otro de los temas que está muy presente en tus letras es una admiración por la belleza que encuentras en la naturaleza, lo cual se vincula muy probablemente con algún tipo de inquietud espiritual o de trascendencia ¿Identificas alguna relación de este tipo? ¿Qué importancia tiene en tu vida este aspecto espiritual de la existencia y de qué manera se expresa? Desde muy pequeña fui inquieta espiritualmente. Busqué en muchas religiones la presencia de Dios. Cuando tenía dieciocho años, me dio mucho miedo alcanzar esta edad sin tener una religión, una idea clara de en dónde estaba Dios, cuál era Su verdad. Recuerdo que estaba en mi cuarto y empecé a llorar de dolor por reconocerme frágil y perdida. Mi cuarto estaba lleno de piedras, plantas, y demás objetos que me encontraba en mis caminatas. Creo ciegamente que en ese momento el Universo hizo brillar el hermoso lazo que nos une, porque sentí una unión astral que no necesité comprender. Soy fauna y flora. Es inevitable que escriba sobre esta unión porque ahora también comprendo que mis palabras son recolecciones ancestrales, susurros testimoniales de la belleza que nos rodea. Rossy, quisiera que ahora nos compartas algunas palabras acerca de cómo ha sido tu evolución como poeta, qué aspectos se han transformado para ti y cuál es tu perspectiva a futuro. Lo que escribo es un reflejo del momento que vivo. Los aspectos que se han transformado están ligados a la situación que he vivido en este país, pues marcan

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Publicar en español en Estados Unidos ha sido un arduo trabajo.

los años de formación en mi vida. Mi primera transformación estuvo marcada por rabia, impotencia y desesperanza. Cuando empecé a involucrarme con grupos de lucha social, me volví propositiva, buscando la denuncia. Al crear mis propios ‘cambios’, mi aporte a la lucha social, mi escritura se volvió testimonial. En este momento, a pesar de ser una persona legal en el país, mi poesía sigue explorando las disparidades sociales, buscan una exploración de la conciencia que rompa con el muro del rechazo. A futuro, estoy trabajando en varios proyectos que buscan enaltecer nuestras raíces nativas de América, nuestros ancestros nahuas. Exploro el proceso de contra conquista, la reapropiación de mis raíces y de mi narrativa. Cuéntanos de ‘Ecos del barro’, tu primer libro, y un poco de ‘Aguacamino’, tu próximo libro de poemas, ¿cuáles han sido las dificultades que has tenido para poder publicar en Estados Unidos? ¿Cómo es que lo lograste siendo tan joven? Publicar en español en Estados Unidos ha sido un arduo trabajo no solamente a nivel poemario, también en cuanto a la publicación de poemas en revistas literarias. Afortunadamente tuve la dicha de encontrar a personas que creyeron en mi trabajo: Brenda Nettles, directora de la editorial Otras Voces, quien publicó Ecos de Barro, primer libro en español de la editorial, y María Miranda Maloney, directora de Mouthfeel, en donde se publica Aguacamino, mi primer poemario bilingüe. Ecos de Barro representa la celebración y el triunfo de un sueño que no fue silenciado. Aguacamino habla sobre la paz que he logrado al contar mi historia, sobre la canalización de las experiencias dolorosamente superadas, convertidas en río, un camino de agua. No comprendo por qué he sido tan afortunada, cada persona que he encontrado, o que me ha encontrado, ha sido una bendición del universo. A donde quiera que vaya me encuentro con personas llenas de luz, mágicas. Lo que he logrado no ha sido por mis propios medios, es una aglomeración de la energía que me comparte mi esposo, mi familia y amigos. Las oportunidades que se me han dado, y las que no, son la prueba fehaciente de que tengo un propósito generoso, y yo me siento honrada al aceptarlo, junto con la responsabilidad que conlleva. Para finalizar, ¿qué sientes cuando ves escrita la palabra México? ¿Te gustaría volver? Ahí sigo, una parte de mí jamás se marchó, no pudo abandonar una tierra llena de ilusiones. Ver la palabra México me llena de ahínco. Decir que soy mexicana es un privilegio. Vuelvo a México por medio de tu generosa entrevista en la que me has hecho hablar como nunca antes. Mi anhelo es también volver físicamente, y aunque mi pecho cruje de dolor por la falta de libertad, hoy siento la calma de saber que una parte de mi ser se queda aquí, con tus lector@s. Gracias inmensas por permitirme compartir mis palabras, por recibirlas. En estos momentos no hay fronteras. Muchas gracias por esta entrevista.

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DOS POEMAS INÉDITOS de ROSSY EVELIN LIMA

TA N TO H E P E R D I D O Aquí esta mi acento de lata trastabillando piedra con piedra, tintineando en la calle vacía del entendimiento.

He perdido el llanto, me queda solamente una masa caduca en el centro, un chillido de grillo, un océano de lacrimosas decisiones.

¿Por qué no has perdido tu acento? pregunta una voz ramosa, yo sigo hablando con mi lengua de nido fresco con mis labios toscos masticando un idioma sin tragarlo.

Con ojos perdidos voy perpetuamente, tatuándome a tientas las leyes que no dan consuelo, tatuándome el Do not enter de este lugar que me subleva.

¿Por qué no he perdido el acento? Tanto he perdido. Perdí el camino que me trajo, el viento que me dio la espalda. I’ve lost so much digo en un idioma que voy rumiando por más de una década.

¿Por qué no he perdido mi acento? Porque tanto he perdido. En cada anciano busco la sonrisa de mi abuelo, que me espera justo detrás de esta muralla impenetrable, guardando de mí sólo la memoria de una niña que ya no encuentro.

He perdido la libertad de cruzar fronteras al compás de las mariposas, entumida habito y me habitan. He perdido el aullido y el hilo que me zurcía el pecho, dejando el corazón llano.

Porque tanto he perdido es que dejo a mi boca desembarcarse a su antojo, leñar las palabras sin tregua, entrar por puertas que resguardan cuartos de silencio. Le permito a mi acento tener la libertar que yo he perdido.

He perdido el cepillo que me desenredaba la voluntad, estoy enmarañada con el yo que fui y el yo que resisto.

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TETEO INNAN Yo tampoco tengo nombre, desde la otra orilla te gritan recién cortada Te llaman funámbula y tu piel es cuerda tensa bajo los pies. No nos dieron nombre, al mirarte en este charco te llaman la descosida y se quedan atentos mientras intentas desanudarte las piernas.

IV Para que seamos nuevas, mujer socavada. Para seguir en movimiento ven, melodía del comienzo. Aunque nadie sepa nuestro nombre. Para que nos vean al fin, fuente lóbrega. Para entenderlos, semilla celestial, dejemos nuestra casa y crucemos, para encontrarnos, madre crucemos tan solo para encontrarnos.

II En la nueva tierra preparan la hoguera con goterones de queroseno, estás quieta, sentada sobre tu charco, viéndote ese cuenco de incubación que tu tampoco entiendes. Cuando está lista la hoguera te gritan lodosa y ambas volteamos con las entrañas en fuego y en aire y en agua

III Hemos andado mil años sin nombre. En este Valle se aprovechan, te gritan ven, fragua y empiezas a caminar hacia la hoguera hacia tu bautizo. Acércate, desunida Con tu paso crece la laguna entre tus muslos de donde brotó el mundo entero. A purificarte ven, vacua No es sombra de nube ni mentira la opacidad que vemos, es tu agua arrancándonos la sequía.

ROSSY EVELIN LIMA ( 19 8 6 ) Es una autora premiada. Ha sido publicada en numerosas antologías y diversas revistas literarias en Canadá, Estados Unidos, México, España, Venezuela y Argentina. Recibió el premio Gabriela Mistral en el 2009 por la Asociación Nacional Honoraria Hispánica y recibió Mención Honorífica en la categoría Mejor Poemario en Español por International Latino Book Awards 2014. La autora organiza talleres de escritura creativa anualmente para la comunidad, en localidades como librerías, escuelas y centros comunitarios. Su poemario Ecos de Barro fue publicado por Otras Voces Publishing (2013). Su próximo poemario bilingüe será publicado este año por la editorial Mouthfeel Press. www.rossylima.com

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S OY P O E TA , LU E G O E X I S TO

DE CENIZAS REVENTANDO Alicia Camposalas

INTRODUCCIÓN ¿Dedicarse a ser poeta no es en sí una moneda lanzada al azar con limitadas posibilidades?

Q

que el portugués Fernando Pessoa para no responder y sí plantear más preguntas. Uno de sus poemas más complejos es “Tabaquería”, de Álvaro de Campos, que fue el heterónimo más conocido de Fernando Pessoa; sobre éste señaló: “Investida de la música que le es propia, puse en Álvaro de Campos / toda la emoción que no debo ni a mí ni a la vida…” Tabaquería contiene lo contemporáneo, nuestras vidas cada vez más solas, desconocidas, encuentros virtuales, esporádicos; existencias falsas reflejadas en las redes sociales o en una reunión y, sobre todo, el atrás. UÉ MEJOR POETA

...

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Ventanas de mi cuarto, de mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe quién es (y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?), dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente, a una calle inaccesible a todos los pensamientos, real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta, con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres” Quién no se puede sentir hoy identificado en esa soledad, como diría otro poeta, “tan concurrida”.

“ “

Estoy hoy lúcido, como si fuese a morirme, y no tuviese más hermandad con las cosas que una despedida” De lo aprendido, prejuicios cargados sobre los hombros, guerras aquí y allá, una desesperanza, pues al final no pasa nada, y todo raya en filosofar barato, asunto que Pessoa escribe magistralmente.

Del aprendizaje que me dieron, me descolgué por la ventana de detrás de la casa. Fui hasta el campo con grandes propósitos. Pero allí encontré sólo yerbas y árboles, y cuando había gente era igual que la otra. Salgo de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?”

No concibo a poeta en el mundo que no se haya cuestionado los siguientes versos:

¡Y hay tantos que piensan que son lo mismo que no puede haber tantos! ¿Genio? En este momento cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,

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y la historia no destacará ¿quién sabe?, ni uno solo, ni quedará sino estiércol de tantas conquistas futuras. No, no creo en mí. ¡En todos los manicomios hay locos chalados con tantas certezas!”

Subtexto de duda existencial y, a la vez, la decisión que uno toma cuando le da la vida a una pluma, aún sabiendo que has entregado todo, nadie te lee ni escucha.

Seré siempre el que no nació para eso; seré siempre sólo el que tenía cualidades; seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta junto a una pared sin puerta”

Los poetas tenemos alma de suicidas, somos:

Esclavos cardiacos de las estrellas, conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama; pero despertamos y él es opaco, nos levantamos y él es ajeno” Y aún así seguimos, gateando en la neblina.

Pero yo pienso y, al sacar el papel de plata, que es de hojas de estaño, lo tiro todo al suelo, como he tirado la vida. Pero al menos queda la amargura de lo que nunca seré la caligrafía rápida de estos versos, pórtico quebrado ante lo Imposible.” O podemos vivir paralizados, en una Matrix sumergidos, y si alguna vez se tiene tiempo de mirar por la ventana, entonces:

“Me asomo a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta. Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan, veo los entes vivos vestidos que se cruzan, 123


veo los perros que también existen, y todo esto me pesa como una condena al destierro, y todo esto es extranjero, como todo.”

Y mirar el atrás de la propia vida, la ilusión forjada.

Le miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira, y pienso: tal vez nunca vivieses ni estudiases ni amases ni creyeses (porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso).”

Acerca de la resonancia, de lo que sabe de ti la gente, lo que anhelas que supieran y lo que no. De cuando uno se atreve a ser y ya es tarde.

Me conocieron en seguida por quien no era y no lo desmentí, y me perdí. Cuando quise quitarme la máscara, estaba pegada a la cara. Cuando me la quité y me vi al espejo, ya había envejecido.” Mira la tabaquería, al dueño, y a un hombre que entra en ella.

Él morirá y yo moriré. Él dejará el letrero, yo dejaré versos, En determinado momento morirá el letrero también, y los versos también. Después de determinado momento morirá la calle en donde estuvo el letrero, y la lengua en la que fueron escritos los versos.”

No hay nada más certero que la belleza de lo cotidiano.

Continuará haciendo cosas como versos y viviendo por debajo de cosas como letreros,

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siempre una cosa enfrente de la otra, siempre una cosa tan inútil como la otra, siempre lo imposible tan estúpido como lo real, siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño de misterio de la superficie” Me aterra la idea de que uno pueda sentirse de cierta manera, para siempre.

“Y la realidad plausible cae de repente encima de mí.”

De tener en los ojos las limitaciones, y quizá, la felicidad fuese más simple.

Mientras el Destino me lo conceda, continuaré fumando. (Si yo me casara con la hija de mi lavandera tal vez fuese feliz.) De pronto, el hombre que ha visto en la tabaquería resulta un conocido, como reencontrarnos a un amigo de antaño que nos recuerda la sensación de cuando estábamos vivos. Y se esfuman ambas, el amigo y el recuerdo.

Como por un instinto divino el Esteves se volvió y me vio. Me hizo señas de adiós, le grite: ¡Adiós Esteves!, y el universo se me reconstruyó sin ideal ni esperanza, y el dueño de la tabaquería sonrió.”

... El poeta dejó de existir poco después de que escribiera:

“Todos tenemos dos vidas: la verdadera, que es con la que soñamos en la infancia y que continuamos soñando cuando adultos, en un sustrato de niebla; la falsa, que es la que vivimos en convivencia con otros, que es la práctica, la útil, aquella que acaba por meternos en un cajón.” De su vida falsa quedaron pocas huellas; de la soñada, el legado de innumerables páginas que se guardaron en un baúl. Toda la energía del poeta encerrada en ese baúl; obra que no ha sido en su totalidad ni publicada ni traducida; en ella

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había documentos de tal diversidad como: cartas, notas de lectura, trabajos de astrología, textos políticos, listas bibliográficas, poemas, canciones, prosas, teatro, traducciones; así de versátil y fecundo era.

No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.” Trazos débiles y serenos que me dejan una sensación de grisura, física angustia, de espera imposible. La lucha de permanecer en la vida. Envueltos de preguntas que paralizan, acorralan, sin definición, porque no son tangibles, ni tienen lógica exacta pero amenazan. Producto de los fantasmas que nos pueblan, digeribles o no, dependiendo del grado de sensibilidad y tortura que nos causen.

“ “

El último día de su vida escribió:

No sé lo que traerá el mañana”. Así, completo y desfragmentado, me parece un autista que habla, ese hombre solitario, tímido, que salía al mediodía por un café, como un rito. Bebía mucho, escribía de noche. Ceniceros repletos. Escritor precoz, desordenado. Su salud era frágil; en la mañana evocaba sus insomnios. Hablaba de sus heterónimos como si fueran personas vivas, y cambiaba de personalidad según escribía. En vida sólo publicó un libro: Mensagem, que envió a un concurso sin mucha suerte. Ya ven colegas poetas ahora el gigante que es. Y les dejo como regalo que me fue a mí transmitido este mensaje de esperanza y liberación:

Los que escribimos hoy, no tenemos derecho a ser leídos.”

...

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Fernando António Nogueira Pessoa, Na Baixa. Lisboa.

F E R N A N D O P E S S OA Pasó su infancia y juventud en la República de Sudáfrica, estudió Derecho y regresó a Lisboa en 1905. Inició su obra literaria en inglés, aunque a partir de 1908 creció su interés por la lengua portuguesa. Su obra es una de las más originales de la literatura y fue uno de los introductores en su país de los movimientos de vanguardia. A partir de 1914 proyectó su obra sobre tres heterónimos: Ricardo Reis, Álvaro de Campos y Alberto Caeiro, para quienes inventó personalidades divergentes y estilos literarios distintos. Frente a la espontaneidad expresiva y sensual de Caeiro, Ricardo Reis trabaja minuciosamente la sintaxis y el léxico, inspirándose en los arcadistas del siglo XVIII. Álvaro de Campos evoluciona desde una estética próxima a la de Whitman hasta unas preocupaciones metafísicas en la tarea de explicar la vida desde una perspectiva racional. Sobre estos desdoblamientos del poeta en varias personalidades, se reflejan sus distintos yos conflictivos, y elabora su propia obra poética, a veces experimental, una de las más importantes del siglo XX y que en su mayor parte permaneció inédita hasta su muerte. Su poesía, que supone un intento por superar la dualidad entre razón y vida.

SU OBRA POÉTICA Obras completas: I. Poesías, 1942, de Fernando Pessoa; II. Poesías, 1944, de Álvaro de Campos; III. Poemas, 1946, de Alberto Caeiro; IV. Odas, 1946, de Ricardo Reis; V. Mensagem, 1945; VI. Poemas dramáticos; VII. y VIII. Poesías inéditas, 1955-1956.

Alicia Camposalas nació en la Ciudad de México. Estudió Historia del Arte y actualmente realiza estudios en la Sociedad de Escritores de México. Escribió una columna por dos años para la revista Seis Sentidos. Es conductora del programa de radio Los hijos locos. Ha sido jurado en certámenes de cuento.
 Habla varios idiomas pero asegura con tristeza que la vida es muy corta como para aprender ruso.Entre su obra se encuentra el libro de cuentos: Dulce Percepción; aunque ella anhela alcanzar el privilegio de ser llamada poeta.

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SEMILL AS DEL MAL

HARRY BAKER Traducido por Mauricio González

INTRODUCCIÓN

H

ay quien huye de las matemáticas en el mundo de las letras, hay gente como Harry Baker que usa la poesía como excusa para divertirse con los números. Así encontré a Harry Baker, buscaba información correspondiente a los números primos y apareció con su ingenio, rimas y juegos de palabras. Esta agilidad verbal está presente en su obra, su poesía es medida y calculada, pero no por eso deja de ser divertida, fluida, ocurrente y espontánea. Una muestra de ello es 59.

59 Realizes all his hair is on one side of his head. Takes just under a minute to work out that it’s because of the way that he slept. He finds some clothes and gets dressed. He can’t help but look in the mirror and be subtly impressed How he looks rough around the edges and yet casually messed. And as he glances out the window, he sees the sight that he gets blessed with the sight of 60 from across the street. Now, 60 was beautiful. With perfectly trimmed cuticles, dressed in something suitable. Never rude or crude at all. Unimprovable, right on time as usual, more on cue than a snooker ball but liked to play it super cool. 59 wanted to tell her that he knew her favorite flower.

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He thought of her every second, every minute, every hour. But he knew it wouldn’t work, he’d never get the girl. Because although she lived across the street they came from different worlds. While 59 admired 60’s perfectly round figure, 60 thought 59 was odd. One of his favorite films was "101 Dalmatians." She of course preferred the sequel. He romanticized the idea they were star-crossed lovers. They could overcome the odds and evens because they had each other. While she maintained the strict views imposed on her by her mother That separate could not be equal. And though at the time he felt stupid and dumb For trying to love a girl controlled by her stupid mum, He should have been comforted by the simple sum. Take 59 away from 60, and you’re left with the one. Sure enough after two months of moping around, 61 days later, 61 was who he found, He had lost his keys and his parents were out. So one day after school he went into a house As he noticed the slightly wonky numbers on the door, He wondered why he’d never introduced himself before, As she let him in, his jaw dropped in awe. 61 was like 60, but a little bit more. She had prettier eyes, and an approachable smile, And like him, rough around the edges, casual style, And like him, everything was in disorganized piles, And like him, her mum didn’t mind if friends stayed a while. Because she was like him, and he liked her. He reckoned she would like him if she knew he was like her, And it was different this time. I mean, this girl was wicked, So he plucked up the courage and asked for her digits. She said, "I'm 61." He grinned, said, "I'm 59." Today I’ve had a really nice time, So tomorrow if you wanted you could come over to mine? She said, "Sure." She loved talking to someone just as quirky, She agreed to this unofficial first date. In the end he was only ready one minute early, But it didn’t matter because she arrived one minute late. And from that moment on there was nonstop chatter, How they loved "X Factor," how they had two factors, How that did not matter, distinctiveness made them better, By the end of the night they knew they were meant together. And one day she was talking about stuck-up 60, She noticed that 59 looked a bit shifty. He blushed, told her of his crush: “The best thing that never happened because it led to us.” 61 was clever, see, not prone to jealousy,

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She looked him in the eyes and told him quite tenderly, "You’re 59, I’m 61, together we combine to become twice what 60 could ever be." At this point 59 had tears in his eyes, Was so glad to have this one-of-a-kind girl in his life. He told her the very definition of being prime Was that with only one and himself could his heart divide, And she was the one he wanted to give his heart to, She said she felt the same and now she knew the films were half true. Because that wasn't real love, that love was just a sample, When it came to real love, they were a prime example.

59 59 despierta en su cama del lado equivocado Se da cuenta que en su cabeza su cabello está todo en un lado Tarda poco menos de un minuto entender que es de ese lado que durmió Encuentra ropa y se viste No puede evitar mirar al espejo y sutilmente sorprenderse Se ve algo tosco y aun así, desarreglado casualmente Y al ojear por la ventana, se siente bendecido con la visión de 60, en la calle de enfrente. Ahora, 60 era algo hermoso, de cutícula con perfecto recortado, vistiendo siempre algo apropiado, jamás diría algo vulgar o grosero. Inmejorablemente puntual, más certera que una bola de billar pero gustaba ser súper cool al jugar. 59 quería decirle que sabía cuál era su flor favorita. Que pensaba en ella cada segundo, cada minuto, cada hora. Pero sabía que no funcionaría, que él a la chica nunca tendría. Porque aunque vivía al otro lado de la calle, de mundos distintos venían. Mientras 59 admiraba las curvas perfectas de 60, 60 creía que él era desigual. Una de sus películas favoritas era “101 Dálmatas”. Ella, claro, prefería la secuela. Él fantaseaba con la idea de que era un amor desventurado. Que podrían superar pares e impares por tenerse uno al otro. Mientras que ella creía las ideas estrictas que su madre le inculcó. Que jamás podría igualar lo disparejo Y aunque en ese momento se sintió tonto y animal por intentar amar a una chica controlada por su estúpida mamá, Él debía estar conforme con la simple operación. Quita a 59 60 y sólo uno queda. Afortunadamente después de dos meses abatido, 61 días pasados, a 61 encontró, Un dÍa de escuela había perdido sus llaves y fuera estaban sus padres Al tocar al hogar aledaño en la puerta notó los números de lado, Se preguntó por qué nunca se presentó antes, Cuando ella lo dejó entrar, su mandíbula cayó de la sorpresa. 61 era como 60, pero con un poquito más.

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Tenía mirada más linda, una más amistosa sonrisa, Y como él, de bordes ásperos, estilo casual, Y como él, todo estaba en pilas desorganizadas, Y como él, a su mamá no le importaba si sus amigos se quedaban un rato. Porque ella era como él, y a él le gustaba ella. Reconoció que a ella le gustaría si supiera que él es como ella, Y fue diferente esta vez, vaya, esta chica era genial, Así que juntó coraje y le preguntó sus números. Ella dijo “soy 61”. Él sonrió, dijo, “Soy 59.” Hoy pasé un muy buen rato, Así que mañana, si quisieras ¿podrías venir a mi casa? Ella dijo “Claro” Ella amaba platicar con alguien igual de peculiar Y accedió a esta primera cita no oficial. Al final él estuvo listo un minuto más temprano, Pero no importó porque ella un minuto demoró. Y de allí en adelante fue una charla sin parar, De cómo amaban “X factor”, como tenían 2 factores, Como eso no importaba, esa diferencia los hacía mejores, Al terminar la noche ellos sabían que debían estar juntos. Y un día ella hablaba de la estirada 60, Notó que 59 se puso algo incómodo. Sonrojado su infatuación confesó: “Lo mejor que nunca sucedió porque a nosotros llevó” 61 era lista, ves, nada propensa a los celos, Le dijo con ternura mirando sus ojos, “Tú eres 59, Yo soy 61, juntos nos combinamos para ser el doble de lo que 60 pudiera ser jamás” Para entonces 59 tenía lágrimas, Estaba contento por tener a esta chica única en su vida Le dijo a ella que la absoluta definición de ser primo Que su corazón sólo se dividía consigo mismo y con uno, Y ella era ese uno a quien daría su corazón, Ella dijo que sentía lo mismo y ahora sabía que las películas eran medio ciertas Porque eso no era amor verdadero, que el amor era una muestra, Que cuando se trataba de amor verdadero ellos eran el ejemplo

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... Harry Baker es matemático, poeta de slam, duelista de rap, compitió en París representando al Reino Unido en el World poetry Slam coronándose como el campeón más joven. Pueden ver su video de TED en vivo en www.harrybaker.co y comprar su libro The Sunshine Kid.

Mauricio González Álvarez escribe el interesantísimo y apasionante blog de salud: www.menosdemau.wordpress.com y esculpe por comisión. Experimentado en guión de radio y textos de terror. A últimas fechas regresa a la traducción de documentos y resiente, como todos los que deciden retomar una actividad abandonada hace mucho, los estragos de la falta de práctica.

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SIETE HAIKUS DE VERANO José Rodríguez I ¿Enamorados? Sólo es un verano y su falsa sombra.

II Sí toma tiempo escribir siete haikus en el presente.

III La lluvia con sol refresca con el día: gotas de asombro.

VI Este verano nace con lluvia de junio pero huele a ti.

VII Son siete nubes siete respiraciones y siete sietes.

IV Guarda silencio, sonríe sin la boca, aguarda, mira.

V Sueño pájaro de párpados cerrados ave despierta.

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TRES DESDE CUBA Maikel Nieves Cruz

BUENAS NOCHES Buenas noches dije al torcer el picaporte y contestó soñoliento el delgado fantasma de tu ausencia

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EL ESCARABAJO Sobre el pasto y acunado en sus manecitas un niño observa el delgado surco que deja tras de sí el escarabajo Lo arrulla el aroma matinal A lo lejos una anciana exprime su viejo pozo oxidado El horizonte se desvanece al compás de la brisa susurrante que acaricia sus oídos tarareando una canción que le recuerda el tenue aroma a leche fresca El escarabajo es apenas un trazo impreciso dorado por el sol Las horas corren como una gacela por la pradera Acunado bajo el árbol un niño sueña

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C A Ñ AV E R A L En el cañaveral de la loma del ñame todas las noches se congregan fantasmas centenarios de negros cimarrones Puedo sentir los tambores de cuero retumbando en mi ser y otear el tenue aroma a tabaco que reviste las hojas de caña La luna se asoma sobre las palmas atestiguando la celebración junto a un centenar de santos harapientos Hoy es noche de bembé aguardiente de alambique y mulatas desnudas El cañaveral está susurrando los demás no lo escuchan pero yo sí

Maikel Nieves Cruz (Cuba, 1984). Poeta y escritor que comenzó su trayectoria a temprana edad, colaborando con la casa editorial Luminaria; radicada en Sancti Spíritus, Cuba. En ella se especializó en la edición de obras. A los veinte años se traslada a Estados Unidos, donde se vinculó a varias editoriales y tomó influencias de la poesía moderna norteamericana. Actualmente reside en México y cuenta con varias publicaciones en revistas como “En sentido Figurado”, y sus poemas se pueden encontrar en varias antologías de poetas latinoamericanos.

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TRES POEMAS Rosario G. Towns

PA S M O “Su secreto que gira y está quieto”. Carmen Villoro

Tan lindo todo desde donde miro, que no me atrevo a cambiarlo con mi aire, con mis huellas, con el afán de pertenecer a lo que se hizo esta mañana para sólo el par de ojos, que saben no hay tienda donde se surta cielo ni aguja para zurcir heridas por adioses.

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H A B Í A O LV I DA D O C Ó M O E S “El corazón se abre deslumbrado”. Gloria Gervitz Quise venir al parque; de niña fue tan importante… Esta más viejo Luis, el de los globos; ¡mis favoritos siempre eran los rojos! Allá esta Juan el de las golosinas, que me contaba historias divertidas. Las campanas que anuncian los helados que goteaban hasta mis zapatos; y, ese enorme árbol: el ciprés. Creí que había olvidado como es El columpio en que volé tan alto, el empedrado con algunos charcos, la pendiente para bicicletas de la que caí por hacer locas piruetas. Y tiene el pelo cano el de las frituras, como la de los libros de aventuras y el hombre de las marionetas, Don José. Creí que había olvidado como es Se acerca una anciana con dos flores: —eres la misma pero con tacones y como a ti, he reconocido a mas de dos— y la recuerdo por el modo de decir adiós. Se pasea un alto y guapo ¡fue quien rompió mi muñeca de trapo y quien me beso a los diez! Creí que había olvidado como es Me dice: —No has cambiado tanto; caminemos al café cercano— Me sonrojo, como aquella vez… Creí que había olvidado como es.

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M E R I E N DA “Naranja teñido en mis zapatillas”. Salvador Alanís

Autos, humo: tarde agitada. Me entrego con Salinas, Milán, Girondo y un té que sabe a siempre. La pierna izquierda de abril, ha muerto y, la diestra se tiende para andar lo restante de soles y noches tardadas. Apunto frases de las que me causan saltitos de celo y maravilla

Rosario G. Towns. En inglés y español, cuenta con vasta publicación escrita/oral, en diversos medios y formatos. Ha sido: jurado, prologuista, crítica y organizadora, así como invitada especial en importantes foros y eventos culturales. Ha fundado/pertenecido, a varias agrupaciones literarias y musicales. Espera la palabra exacta hasta alcanzar: “el poema”.

Las 19:00 hrs cuelan su aire por mis sandalias y el cielo de la ciudad tiene colores inolvidables.

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ODA A UNA GRAN CREACIÓN Adrián García Raga

Un lugar donde el tiempo es un habitante más que camina con detenimiento observando las encinas precipicio del olvido donde van a parar las palabras sin sentido creadas en la niebla

espirales de humor colonias dispersas ingenios de flor creaciones compuestas

reencuentro de mentes de viajeros errantes en un punto difuso fundido en su uso

cerebros unidos ideas equivalentes salen a evocar un presente diferente en un tiempo remoto fantasías de soñados visible como una foto tierra yerma y resplandor. Adrián García Raga, 25 años, España. Ilustrado y poeta. www.agarrailustracion.es

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SIN NOMBRE Carlos Toledo Lluvia clara dispersa en el ocaso del misterio donde el laberinto desaparece. Danza incesante que sublima los sentidos romance de nubes pasajeras golpeadas por el vórtice súbito de un viaje perpetuo permeado de silencio de marea flujo de apariencias saturado de sol y tierra de agua y movimiento ausente de solidez inalcanzable por las manos. Sentimientos que aferran el vacío eterno formas amorfas lunas rojas sin nombre sin huella percepción inundada de creencias ermitaño de mar balsa de caracol abrazo de quietud en un remanso de luz se inserta en la superficie del ensueño para deslumbrar el entorno donde descansa el habitante temporal de un espacio inasible.

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Carlos Toledo, percusionista, dibujante con licenciatura en sistemas de cómputo. Ha profundizado en el estudio del tabla indio, bajo la tutela de Francisco Bringas, con quien participó en el Ensamble de Percusiones de India y Medio Oriente. Adicionalmente, ha tomado cursos intensivos de tabla con grandes maestros como Abhijith Banerji y Shashanka Bakshi, ambos reconocidos con el grado máximo en la ejecución y desarrollo del instrumento.


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TRES SUEÑOS Juan Carlos Maya

I No sueñes más contigo
 ¿no te cansas de repetir? claramente no estás despierto entre días de ilusiones estás dormido estoy soñando ¿no te cansas de repetir?

Juan Carlos Maya Castellanos, es temporalmente Maestro en Ciencias Químicas, Científico y escritor.

II Tomo café y sigo dormido
 despierto pero sigo tomando café
 ¡Qué clase de conjuro mágico me ata a este ciclo!
 Es incierto, tomo café porque aún no he despertado.

III Después de la pesadilla me sueño con el ojo del corazón agitado. Despierto: “¡Ah!, sólo fue un sueño”, me digo. ¿Entonces por qué sigo agitado?

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PERCEPCIONES Inés Con Acento “Y del morir tan despacio Y de los minutos que preceden al sueño Y del sueño y de la muerte (esos dos tesoros ocultos) Y de los íntimos dones que no enumero Y de la música, misteriosa forma del tiempo”. Jorge Luis Borges

A lo lejos: Un mensaje largo e ininteligible de tele-mercadeo. El aullido de un perro a coro con una sirena chillona. El colapso de un meteorito a mitad del jardín. La negra melodía de gatos copuladores estallando de placer, orgía tras orgía; yo me sumerjo. Incesante: El golpeteo ligero de la ventana al paso del viento. El canto rojo de un cardenal incitando a la protesta. El ronroneo del celular estremecido La fastidiosa queja victimizada del detector de humo exigiendo el reemplazo de baterías; yo me sumerjo un poco más. Susurros: El lento desborde del agua de la tina de baño derramando versos con rima asonante. El silencio bajo el agua inundándome la vida. La brusca regresión de mi propia risa pero cuando niña. El halo suave de mi finada abuela

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ataviada en su blanquísima camisa y con el rostro difuso diciéndome: “¡Ven!”. El corazón sosegado acariciándome con cada latido, como con cariño, dejándome saber que sí, que aún vivo. y yo me suspendo. Surge: Entre el punto donde convergen el todo y la nada, prodigiosamente, de menos a más, la voz de Spinetta, trémula y retraída acallándolo todo: [“Muchacha ojos de papel ¿adónde vas? Quédate hasta el alba…”] Respiración boca a boca, rescatándome resucitándome, erizándome la piel. Esa voz me ha inflamado el pecho, me ha robado un color; y yo, río hasta llorar.

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Inés Con Acento, cuando niña, quería ser: corista, barista, bailadora, pintora, poeta, peluquera, fotógrafa, políglota, alfarera, florista, guitarrista, profesora, excelente “besadora”, cantinera, adverbio y poseer un seudónimo. A través de los ojos del tiempo descubre que, sin darse cuenta y a su manera, ha sido hasta hoy en día: corista, barista, bailadora, pintora, escritora, poeta, peluquera, fotógrafa, políglota, alfarera, florista, guitarrista, profesora, excelente “besadora”, cantinera, adverbio y posee un seudónimo.


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NO TODO ES DESIERTO José Manuel Paredes

T E O R Í A D E L A R E L AT I V I DA D Se trata, tan simple como eso de un pájaro retozando sobre la hierba La brutal languidez de sus días Este ensimismamiento de la resignación que aprecio sin comprender Lo llamo así, pájaro pero lo mismo daría si lo nombrara tallo, bejuco raíz o manguera La vida admite múltiples interpretaciones los mecanismos de la empatía son misteriosos ¿Dónde se sitúan las categorías? ¿Quiénes o cuáles preceden la pirámide sobre la que el universo se edifica? Las dimensiones tiranizan la percepción quieren fijar un discurso inamovible sobre la importancia relativa de todas las cosas P - Á- J -A- R -O semántica al fin y al cabo desapasionada interpretación Levi Strauss levanta un brazo para pedir la palabra Entre más atómicos nos volvemos es más sencillo cerrar los ojos.

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TUS OJOS Tus ojos lo abarcan todo, la placidez del día y el avanzar sereno de una franja de cielo la vibración que anuncian tus iris al vuelo la limpidez acuosa de sus márgenes tibias En tus ojos no hay más hiedra, árbol o seto luces y garzas abrevan de un estanque de luna en ondas recorre tu mirada el ala nocturna que se abre al pasar tu fugaz pestañeo te basta capturar en un acto tan breve el color de las playas , reflejos de siena verdor de los bosques, destellos de nieve mirar desde arriba de una blanca almena como un lienzo de tonos continuos te llueve y en tus ojos se graban con ámbar y arena

WA B I S A B I

José Manuel Paredes Rodriguez, 10 junio 1982, Ingeniero.

Calcáreo herrumbre del tiempo Sobre un arado montado Horada murallas de cieno Nunca más habrá el retoño De asomar al mismo cerezo Ni los lotos flotar sobre aguas De idéntico talante Y en lo alto los mirlos Preparan un marco tornasolado Intermitente mudanza de pliegues De esta vereda de espadas De esta sinuosa estela fugaz Que traza una barca plutónica Aperchada impasible sobre el torii Divisa la gaviota sus dominios La tierra del hombre El lodo del tiempo La pira que canta No todo es desierto.

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POSA Blanca Victoria de Lecea

DESCENSO Nada más tierno Que el espiritualismo en caída —o suicidio libre— de una temblorosa hoja otoñal.

I N S TA N T E E N B L A N C O La vida que posa. sus alas sobre el barco Y hacen que el naufragio resulte digno. de al menos un párrafo.

Blanca Victoria de Lecea, nacida en Argentina en el enero 2015 y en España en el Marzo de 1991; juega a ser niña y adulta a la vez. Se cuenta que hila escenas desde la retomada posición de la infancia y los intenta destilar desde sus 24 añicos. Su horizonte sale por la mañana y le repite que viva del cuento, literariamente, literalmente, pero que no se olvide de ir a la frutería, que no sólo de amor vive el viento.

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UN BOSQUE DE IRA Mauricio González Lleva un tiempo recorriendo el lugar no hay luz en el cielo o frío ni en sus pasos un eco. Con los ojos va arando el suelo parejo, cada surco se marca su ceño; en su pecho hay un hoyo que escupe ondas frías trunca su respirar y entume los dedos toma asiento en el suelo, se ve de arenisca lo rasca y es duro, sólo mella sus uñas se lleva las manos al rostro sus dedos fríos llueven cara abajo cierra los ojos y no ve diferencia. No ha visto a nadie en la espesa negrura echa andar abrazando su pecho; frente a él aparece una ruina. Una araña, con patas de bloque, varilla y cemento en el medio una puerta entreabierta tras ésta una escalera asciende espiral sus peldaños de mármol negro con venas blancas reflejan una luz mortecina que viene de arriba dos niveles sin piso y el tercero es un ático donde el lomo de la araña termina en pirámides techo de dos aguas con tejas oscuras y en la cima herrajes de puntas Al fin la luz pálida danza haciendo sombras sin forma es una tele vieja blanco y negro

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vieja conocida mira la tormenta de puntos en la pantalla hay imágenes que se forman brevemente sólo puntos, es su mente buscando sentido son miradas adultas risas burlonas sólo puntos de luz lloviznando en un vidrio gira el dial en busca de una sintonía sube el audio y la estática inunda a la araña que danza al ritmo de la perilla de cambio pero no encuentra nada la bocina escupe en caudal ruido blanco que en los techos reverbera, el polvo en las trabes se inquieta y llueve displicente, inunda el suelo escurriendo peldaños abajo; esa luz que hace un rato parecía esperanza obliga a su mente a observar el pasado no la mira, no quiere evocar otra escena. Mejor acerca la tele a un balcón un bosque ha crecido en la antes tierra yerma. Una tras otra espiral da de vueltas, alambre de púas rodea a la araña pareciera que intenta saltarse la verja se revuelve entre sí como un mar de gusanos este bosque de ira pasivo, enredado de hormigas que hacen presa a la araña. Vuelve la luz hacia el piso de abajo los restos de un muro tienen algo pegado un afiche roto danza al viento refleja luz y se desmenuza en hebras pasmoso se agita en mechones le invitan a pasar los dedos entre ellas tocar su cabeza y acercarla a su pecho que sosiegue el vacío, le entibie y luego se aleje, le escupa y desdeñe una roca abofetea la pared, el papel vuela rasgado la ha lanzado su mano crispada esta luz que ha atizado el recuerdo la caja ciega escupe destellos un gato frío con cola de rata con sus garras de luz que afila en su cerebro lo sostiene a una mano lo acerca al vacío su peso nubla los tres, dedos, uno se escapa

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cae al vacío se desliza de su mano que humea, el cable le quema el pulgar, cierra el puño detiene el proceso no es indulto no quiere estar solo. Piso abajo la luz da piruetas gira en sí, es un ahorcado con las puntas del pie traza espirales alimenta entidades de magias oscuras que desgarran tinieblas buscando una presa. Cuidadoso arremanga el cordón acorta distancia bajando peldaños la recoge, la arrulla, la acerca a su pecho está fría y la deja en el suelo su destello reluce hasta afuera Tras la valla, sitiados por vides sarmiento acerado de espina y navajas el fulgor le muestra su posible herramienta un marro improvisado de tubo, cemento y ladrillo lo empuña y da un par de porrazos los gusanos se aplastan, se trozan y avanza asestando golpes de mazo en las ramas ve rostros, padre, madre, hermanos enemigos, amantes, compañeros y amigos para cada uno un golpe otros más si es el rostro de alguien que quiere son el fuelle que aviva su rabia. Cuando al fin decapita la maza el sudor casi ciega sus ojos se detiene y admira su obra, da cuenta que su avance fue corto limpia el rostro y grita jadeante alza el tubo con los brazos llagados golpea el cable que choca entre sí, un concierto de risas responde a su rabia De reojo la luz le indica el regreso pero el hoyo en su pecho lo tiene en delirio ahogado en cólera y sin fin de violencia golpea acero que lo enreda y desarma queda envuelto a los pies de la araña su pelea cada vez más le entrampa se encapsula y el bosque lo traga. los cables chirrían al tallarse

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le susurran que está derrotado. La quietud y el silencio se imponen envuelto en alambre pondera el dilema inmóvil, cansado, herido, sus ojos lo único capaz de moverse escudriñan entre hilos, navajas, trozos de carne que danzan lánguidos al viento nacido de un río lejano de aguas que ofrecen olvido este soplo transporta minúscula brisa, un rocío que el alambre condensa de gotas que resbalan dejando una estela de óxido. Las mira, pequeñas promesas de olvido sólo ha de lamerlas y esperar que funcionen; pero aún con la tierra mojada de sudor y sangre el olvido despide un olor acre ese poco de agua apesta a derrota esa perla líquida brilla en blanco a su vista, cintila una luz que no es de ella, aguza la mirada y encuentra el origen. De la araña sale un filamento un hilo plateado que alcanza al capullo se desliza entre el ovillo que el enojo creara e ilumina sutilmente el líquido. Se sacude y los hierros se encarnan arrancando jirones de piel mas la furia nubla sus sentidos y con fuerza y aullidos revienta la red poco a poco ha abierto el capullo con la piel ha saldado el precio sin uñas, cabello o párpados ni los labios, sólo músculo y hueso con trabajos se levanta sangrante. Era ella quien atiza su furia con su luz parpadeante desde el pie de la puerta danzando arrogante y llena de desdén Esa cara brillante y sin gesto que refleja en su mente quién fuera su silencio es castigo severo ruido blanco, abandono, vacío conmemora su propia soberbia.

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Encuentra el tubo y lo usa de muleta que a su paso da sutil campanadas con voz hueca le llama a la casa la observa y reconoce que es su prisión detenido se observa, decepcionado de su ser humano un ente vulnerado por su propia miseria que aún capaz de crearse de nuevo se tortura con materia de antaño Ya no parece una araña es un mausoleo al que ni huesos le quedan y la luz, que supuso un alivio, es la celda de audaz diseño activada por la mente copada en pesares Así da cuenta del actuar de esta cárcel que lo abstrae como al perro que va tras su cola pega el rostro al vidrio polvoso los ojos sin velo observan que en el rostro de luz hay mil otros hay paisajes y escenas vividas y al fin entiende que es un lastre de culpas que su odio es más que recuerdos y el enojo irradia luz perenne y sincera. El enojo es el anciano al fondo de la cueva y le dice con voz clara: “Saldrás, porque ya no te engañas Las sonrisas, las traiciones, han pasado Esa luz a la cual pides clemencia Es el pánico a renunciar tu existencia Date cuenta, mi amigo, eres la montaña, eres la cueva, y adentro estoy yo, que también soy tú; nada.” Mira el rostro del viejo sus 8 cuencas delineadas por luz tornasol El primer par comienza a la altura de los pómulos El segundo par donde cualquier humano El tercero y cuarto más pequeños en una frente amplia “Todo es vacío, recuérdalo” Todo es vacío, el televisor Todo es vacío, engulle sus luces Todo es vacío, y las sombras crecen hasta dejar la pantalla oscura Todo es vacío, y la estática calla. El caparazón reflejante le hace ver que comparte las brillantes facciones del viejo, se sonríen con colmillos de luz

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indiferente aprieta la carcaza hasta hacerla estallar el rey de las cavernas regresa a la tiniebla “Ya puedes terminar” Ahora con otros sentidos mira al mundo sin el corte del parpadeo al fin ve las siluetas de gigantes en la negrura la reverberación del pasado que ha marcado los cielos, pulpos de luz enfrascados en lucha buscando llevarse a la boca al otro, galaxias caníbales robándose la vida al choque de estrellas lanzando girones de materia celeste que al enfriarse forman mundos nuevos y así cae en cuenta que precisa herramientas de materia más pura y cercana al origen un jirón de piel de los dioses excava con el metal de sus recuerdos mortales apenas hiere la roca con los ojos recién adoptados nota fallas y débiles grietas gotas de sangre se abren camino sus manos desnudas las siguen cada piedra arrancada deja trazas de metales puros que su cuerpo absorbe generando una piel de cristal anguloso azul brillante con vetas de cobalto que siguen líneas rectas la transfiguración se completa y sabe que puede salir al fin no con el esfuerzo de su espalda o sus piernas sino con la voluntad que puede rasgar el cielo la fuerza tras cada estallido nuclear es la voluntad de poder, el sonido más puro, la palabra absoluta que ahora comprende se eleva y mira esa tierra baldía partículas de materia le siguen para ser absorbidas observa desde lo alto en una costa muda el cráter de una silueta marcada en el suelo tres pares de pisadas emergieron de ésta sobre una meseta la ruina de un capitolio albergue donde una hueste parlamentara más allá de la niebla el cadáver de un monstruo y una salida. La maquinaria celeste que recordara en su tiempo apresado centellantes puntos que contaban historias de héroes nubes multicolor que las lentes orbitales miraran el río de los amantes que se encontraban una vez al año

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toda luz ha desaparecido están barridas las migas del mantel negro Sólo un albo punto con destellos dorados allí se condensa todo lo que algún día fue Lo único restante son los agujeros negros Bálanos que se adhieren a su piel Desplegando sus crestas y atrapan la poca materia restante El lugar es una esfera inmensa de exterior apacible y terso pero al ir acortando distancia va captando la geografía del lugar. El lugar del fin de todo Es un carruaje jalado por seres voladores Con ruedas de animales terrestres Y orugas de vida marina El carro formado por las gentes de todas las eras Y cargan con sus acciones y omisiones Un carruaje por cada civilización de cada planeta habitado Con el cordero de estandarte y el león de piloto Pues todos tuvieron la misma oportunidad Y en algún momento fallaron Los hay de ruedas colosales De galeras minúsculas O jalados por nada Todos trituran la materia del cosmos Giran haciendo un molino que compacta todo Algunos desfallecen y se hunden Otros chocan entre sí y se fusionan en algo más grande Continúan su marcha, cantando la historia de cada uno de ellos Y de música las estrellas silban Se tallan, vibran y pulsan Y él alenta su vuelo y acerca su mano a la superficie que reacciona ante su toque Con destellos y lenguas de plasma Su piel aunque absorbe la luz Dos gravedades en pugna se encuentran Los parásitos negros se sueltan de su piel Enloquecidos por la luz Arrancan trozos de esta al desclavarse Y mastican su camino al centro Hasta ser aplastados por materia absoluta No puede más que dejar su armadura Terminar por la luz abrasada.

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Encuentra un magnífico trono Y un ser que apacible le observa Se arroja a su encuentro el ser lo advierte con indiferencia “Aquí está tu creación, resultado inconsciente de tus grandes conquistas.” “Aquí estoy, tu hijo, quien viene a matarte” Y el ser con ojos entreabiertos contempla la totalidad “Falso rey de la cueva, eres el último en llegar Ahora estás desnudo como cuando fuiste creado Con tu voraz corazón has venido a reñir ¿No te das cuenta que también soy nada?” Reconoce la voz, la del viejo, la propia, pero más pura “somos vacío, totalidad y posibilidad, eventos que crean a otros, Que se disuelven en el tiempo ¿y qué es el tiempo? Nada, vacío” Sus ocho ojos miran al ser Original refulgente de su ser ennegrecido “Vienes a terminar con todo, enviado por otro Cuando ya no recuerdas quién eres, Cruzaste el abismo y sabes que estás al final de las cosas” Al fin cae en cuenta de su condición Una herramienta, un objeto Una flecha disparada para cumplir una tarea Que si no daba al blanco no pasaba nada Se maldice aúlla y reniega De nuevo fue un tonto, un niño Que al verse con poder provisto Lo malgastó en fútiles empresas. Desgarra su rostro que revienta en chispas Y el ser lo observa piadoso Mauricio González escribe el intere¿Puedes ver que no es culpa del anciano? santísimo y apasionante blog de salud: Si www.menosdemau.wordpress.com ¿Es culpa de los que te atormentaron? y esculpe por comisión. Experimentado No en guión de radio y textos de terror. ¿Quién siguió cargando con todo… Lo vas a soltar? A últimas fechas regresa a la traducción Tengo miedo de documentos y resiente, como todos De no ser nada los que deciden retomar una actividad ¿Y qué diferencia hay de quien eres ahora? abandonada hace mucho, los estragos Ninguna… de la falta de práctica. Al abrir las manos todo el material divino cayó al suelo cantando canciones de creación futura. ¿El viejo… vendrá? Si ¿Y qué será de él? Ya lo verás, ven, regresa. esta silueta de hombre se unió al ser antes de regresar al trono, vio al viejo, “Solo quedamos nosotros… ya no hay nada más” el ser respondió “Aquí está todo para empezar de nuevo”.

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E L PA JA R I TO

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L A P U E R TA

BUDA MI COLEGA Charles Bukowski

tengo limpiar el buda de mi escritorio, que está lleno de mugre y polvo, sobre todo por el pecho y la barriga; ah, hemos pasado tantas noche juntos; hemos soportado al trivialidad y el horror; en momentos turbios nos hemos reído limpiamente. ahora lo menos que se merece es un buen repaso con un paño húmedo; algunas noches, muy largas, han sido verdaderamente terribles, pero el buda ha sido una compañía agradable y tranquila; no llega a mirarme nunca, pero nunca deja de reírse. se ríe de esta porquería de vida: no hay nada que hacer. “limpiarme ¿para qué?”, me pregunta, “volveré a ensuciarme”. “finjo compartir una necia cordura”, le contesto. “bébete el vino”, responde, “tú sirves para eso”. 157


“y”, le pregunto, “¿para qué sirves tú?” replica: “para casi mirarte”. luego se calla. lleva una sarta de cuentas con una borla. ¿cómo a llegado hasta aquí? Charles Bukowski, Poemas de la última noche de la Tierra, Dvd ediciones, Barcelona 2006, p. 250.

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