Mujeres al Verso
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AntologĂa de mujeres poetas del Huila
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Mujeres al Verso Antología de mujeres poetas del Huila Yohana Rivera Yineth Angulo Nancy Vargas Martha Cecilia Cedeño Martha Andrade María Elena Rivera Luz Marina Barrios Luz Dary Torres Ana Patricia Collazos Amparo Andrade
Ojo de Poeta - colección de voces femeninas Colectivo Mujeres de Palabra Abril, 2013. Neiva, Huila, Colombia Presentación 3
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Yohana Rivera Mera Subversión y utopía A mi existencia vino la palabra, mariposa suave y delicada, alfarera incansable que me transforma y me estructura con la vehemencia y calidez de su figura. A mi camino llegó para convertir lo que hedía, en motor, en búsqueda; a mis ojos para transformar mares en historias, en versos; a mi corazón para derrumbar la muralla, para instalar la sensibilidad, la crítica y el amor. Subversiva y edificadora se fijó en mí, en mi mundo mágico, extraño y violeta; con su beso pintó músicas, aromas, y matices, hizo de mí una brisa extasiada en la profundidad de su encuentro. A esta su amante enamorada, la palabra tocó la puerta, y al mirarla vestía de poesía… desde entonces caminé sobre la grama, me senté en la luna, di besos de palabras y soñé que nuestro amor transformaría el mundo.
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El Amor y la Parca Veneno dulce que se agita en soledad habitante en las palabras esclavo en los silencios rastro de estelas ardientes danzando entre la gente espectro del será, del fue, araña hilando la ilusión de ser la mañana de su encuentro es un dar a luz mendigo del ocaso, ruiseñor en primavera, a tu partida teme el tártaro en ti la alegría y el caos se pintan agridulces al destino de existir. Cuando el cielo se abre con un beso y en la orilla de unos ojos la muerte es un placer huye la parca despavorida a su suicidio más próximo, calcárea no soporta la avalancha de vida cuando suavemente unos labios invocan: ¡amor!
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Vuelo Levanta la cabeza y anda levanta tu mirada fría, confundida entre la muerte levanta tus brazos petrificados en el tiempo levanta tu figura carbonizada en el hielo ¡Levántate y anda! Mujer de loto que no lo sabe mujer esfinge de gelatina vuelve tus ojos al agua bebe amarga y taciturna. Embriágate, para despertar la fiera rompe las cadenas y anda... traiciona estas mis letras explótalas con tu palabra diciendo: mujer ingenua Yo no ando. ¡Yo vuelo!
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TĂş Dulce morada para mi locura. Te habito taciturna en mis silencios azul, cĂĄlida, libre ardiente, enarbolada. Provocas en mi lluvia canto que me llama de tu fuego la causa de nuestros azares tienes en las manos a tu encuentro nazco mil veces.
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Sueño Canto del verano en las mañanas camino azul plata de las estrellas cuando duermen sueño dorado de la luna mientras anochece pájaro canción de movimientos finos arena de pasos contorneados me cubre tu vuelo como una piel y felizmente duermo en ti
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Entre tus cuerdas... Desnuda hacia ti suavemente me despliego, bailo, canto desnuda como el agua en mi silencio, lentamente voy cayendo. En tu sonido, se desprenden las historias de mi desnudez desnuda, hacia ti, me entrego sin reparos como la primavera, como el sol desnuda y tornasolada me pinto en cada eco de tu vientre a tu voz entrego mi desnudez que acaricia con mi cuerpo cada rincĂłn de tu figura a los besos que tatĂşas en mis dedos obligo a permanecer en mis recuerdos a ti mi amada y olvidada guitarra.
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Yineth Angulo Mi patria es un solar. Grande según lo veían mis ojos de niña. Era luz, color, textura, olor, aroma, magia, vuelo, misterio, noche y estrella y luna. Leí con mis sentidos el universo atrapado en mi patio y mi mundo infantil se pobló de imágenes. Luego vino el amor, los amigos, la música, la literatura y el descubrimiento de muchas realidades. Mis más profundos estremecimientos. Con el paso de los años tengo la certeza de que esas primeras sensaciones son la raíz de mi ser. Mi solar es el oasis a donde retorno siempre.
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Nancy, la loca de La Toma Nancy, badea la Toma con su cuerpo cicatrizado Nancy inmune a las bacterias en su ritual interior toma su baño purificándose en el Ganges de su soledad Nancy, con su piel tostada por el sol que bebe su desnudez Nancy, tan delgada tan inocente tan libre Nancy, los loros cantan para ti a las cinco de la tarde. 15
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Ciudad voy por tus calles de nieve ardiente camino por tu dolor por tu silencio de años me detengo en tus almendros empolvados en tus esculturas de abandono me baño en el río de odio que te limita que te encarcela me sumerjo en tu sueño de ser grande me deleito con tus atardeceres y tus arreboles me pierdo en tus noches en tus calles, en tu aire Voy por tu corazón, ciudad y no encuentro tu alma. 16
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Tu voz tu llanto silente tu sonrisa Ya no están nunca más estarás y algo en mí se fue contigo Ya nadie me dará la bendición y no tengo nada en qué creer. Mi mundo es tan grande Como el solar de la vieja casa Oscuro tenebroso Hay frío en la noche. Madre ¿Por qué esté temblor En mi ser? 17
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Aquí te espero con mi corazón de pájaro con mi corazón de palabras con mi corazón desnudo con mi corazón venas y sangre Aquí te espero con mis armas enmohecidas con mi silencio como escudo con mi silencio luminoso Aquí te espero Muerte aquí te espero. 18
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Vida
Sencillo aprendizaje tejido de días de colores como una colcha de retazos con la que el viento juega
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Nancy Vargas Zamora Biografía ¡Qué incierto es el destino que me tocó! En la niñez mis ojos pegaditos a las estrellas, descubrieron que el espacio sideral no estaba tan lejos, estaba más cerca que los pollitos bordados en mi falda roja. Cabalgo entonces sobre mi aliado - el tiempo- pero anda parsimonioso como si la Infinitud se hubiese llevado mi esperanza.
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Universo* Oye, tú A quien robé conocimiento; Escucha mi voz.
Ciencia** La Ciencia es el porqué de la oscilación Es como la pajita entretejida, Recoge angustia en cada esfuerzo.
*A mi madre. **A mi hijo Carlos Augusto.
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Los Géneros Si, afloran. Descubren lo enigmático con La candidez que les seguirá Hasta el final. Van bajo las historias como pretexto, Más ingenuos que ellos íntegros Como entrelazados con sus trajes de nadie Como la flor de nadie Como el perfume de nadie Como la miseria de todos.
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Círculo De Identidad A: Mercedes Loaiza, Dolores Salas Martha Tello, Tereza Olaya Rosaura Rivera y Antonia Moreno. Independentistas del Huila. Sin duda hay una órbita que se rompe Y lanza la plenitud del rojo combinado Instante que las convoca en algún rinconcito Apartado del anfiteatro de la humanidad. He vertido de tal forma el desconsuelo Hasta apagar, anular las cimientes y El sudor que tiene precio pero se levanta Como bandera que agita pañuelos y cascos en rogativa por el descanso de los actos que esta muchedumbre y el orbe afrentan. Pero no podrán negarme sus batallas Mi resignación sin fronteras, también es libertad. 25
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Mujer A: Mis hijas Heidi Tatiana y Carolina Brisa que te detienes allá en la montaña Donde los albores del desierto y el oasis peinan Sus cabellos de almendra Haz de la Profesión una luz para la silueta De tus pasos que van por el sendero De la equidad social. Ama hasta encontrar que el fulgor del Sol no agote el manantial que te deja Permanecer. Teje en la incertidumbre una pareja de gaviotas Alzaran vuelo al escuchar el llanto del recién nacido Que navegó en lo sutil de tus entrañas.
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Los Testigos Reposo embadurnada de carbón de la resaca Me resumo en remolinos y separo el humo, Gobernabilidad de antimateria. Boca arriba sobre las raspaduras de Las Ceibas Elevo el lecho de mis instintos a las cumbres Y soy embarcadero donde acampan los parásitos Acaso dando vía libre a la cadena. Resbalan sus anillos entre mis cejas que resisten, Sobre mi rostro que adolece de puertas y ventanas Y perforan mi abdomen en cuyo desplazamiento Se suceden las palabras esculpidas por ese trepar De los engaños. Succionan y se nutren de mi aurora Ignoran que beben mis insumos siglo XX Tentáculos de los dioses del Primer Mundo.
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Martha Cecilia Cedeño Pérez Escribir Versos Antes de escribir versos los presentí en las crestas de la selva, en los amaneceres y caminos húmedos por los que, con los pies descalzos, iba a la escuela. Los pude intuir también en las tardes de coágulos naranjas y en las flores que mamá cuidaba con esmero cuando vivíamos allá, en ese exuberante campo caqueteño. Luego empecé a leerlos en los textos escolares hasta que un día, cuando aún no había terminado la secundaria, sentí la profunda necesidad de escribirlos. Desde entonces no he parado. Versos de todos los tintes y texturas han nacido en paisajes y mares próximos y lejanos; en vigilia y en duermevela; en exilios, llegadas y partidas. A Luna del Mar
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Presagio Vivo un tiempo de andamios rotos -teclados oscuros en el paso de las horas-. El cuerpo se fragmenta impotente en las herrumbrosas noches al filo del insomnio. En este tiempo de agujas y gritos metĂĄlicos presagio tu voz tus manos tu sexo rotundo. De Palabras ordenadas (InĂŠdito)
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II Deambulo por la misma calle y siempre es otra: un reflejo de mi ĂĄnima descompuesta. Trazo oscuro en que naufrago cuando las habitaciones duermen y se abren las puertas de las miradas ocultas. La calle y yo comulgamos la noche, bebemos las horas del silencio y el espanto. De Amores urbanos, Parnass Ediciones, Barcelona, 2010
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Ficciones Queda la mudez del teclado sometida a la implacable condena de la desmemoria, a la inefable frontera de la distancia. Queda la razĂłn ebria de historias fallidas, torpes ficciones cuyo argumento es el hastĂo: la medida circular de los amores moribundos. De Palabras ordenadas (InĂŠdito)
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Volver Planeamos sobre los recuerdos y no hay olores de infancia ni manos que abrasen el tiempo ni risas que orienten las esquinas sĂłlo calles plenas de cuchillos y miradas rotas. Perfiles muertos en la memoria y el exacto sentido de ser intrusos en la Casa. De Versos en Claroscuro (in-Verso, Barcelona, 2012)
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Nostalgias La tarde fue sinfonía de bandoneón mecida por un viento líquido de palabras. Música prístina y nueva como nuestros seres hoy otros y los mismos. La tarde fue nostalgia y fotografía altiva y tiempo fugaz en el témpano marchito del invierno. De Palabras ordenadas (Inédito)
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Martha Cecilia Andrade Biografía Sentí la piel blanda, sensible, perceptiva, cuando asombrada de niña miraba el fríjol crecer en el frasco del patio de la hornilla; cuando el canto de la cigarra hizo susurro en mi oído, cuando olí el aroma de una rosa y no entendía el verdor de las montañas; cuando rocé la textura de mi piel tersa en la inocua fragilidad de lo humano. Sentí tu piel en ese encuentro, en el primer beso que me diste en mi angustiada mirada adolescente; fue entonces cuando comprendí que penetrabas fácil en mi cuerpo, y ahora ya madura, te anido en mis versos, desde tu piel mágica de seda que es la palabra!
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Vida Muérame cuando sea el tiempo agonízame cuando lo haya cumplido socávame cuando dé frutos angústiame cuando no haya filtro. Antes de la víspera déjame reposar en la víspera permíteme sonreír y en el ocaso déjame festejar. No me ciegues con tu mando no me aminores con tus órdenes no me anules, todavía estoy viva.
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Conocimiento La avidez del intelecto se acrecienta en el desdén donde los pensamientos fluyen y se encuentran para ser gestores de nacimientos que volverán a crecer en la noche, en el día, cuando la espíteme y la ciencia, sean palabras, coherencia, sanidad, pulcritud deber, número, derecho, poesía.
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Gran Matica Quiso gritar pero balbuceó lo muerto. Saltó el verbo que acongoja el movimiento acciones reprochables hechas por desvelo vaivenes y cruces de lo torpe a lo bueno murió el sujeto quedó sólo el verbo, sin conjugaciones, ni eros ni pronombres ni adverbios sólo artículos en deshueso.
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Una Dadiva Te regalo mi silencio ese que no sabe de gritos ni reclamos ese que es tenue y prudente que es pálido en lozanía. Te regalo mi silencio ese que sólo lleva mis hinojos ese que habla sin torturas que deletrea significados ocultos. Te regalo mi silencio ese el de la turba citadina ese que palpita en mis entrañas que se desvela cuando enmudece tu recuerdo.
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Justicia No musites improperios que suenen a dolores No quiebre la palabra que incita a las infamias No juegues con lo humano enarbolando falsas leyes No difame a nombre de lo justo, lo que es ruin y malsano, No pisotees al occiso es cruel y maligno. No destiles sentencias, mancilla la verdad de otros No deshueses artículos piltrafa los del tiempo No enmarañes tus signos son significados en balde No destiñes las grafías el papel blanco también lleva muertos.
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María Elena Rivera Biografía Poesía y yo
¿Poesía y yo? Imagínenme frente a la entrada del laberinto del original Parque de los Novios en el Quirinal, o, ante el hoyo del Conejo de Alicia Maravillada. Encantamiento, todas las posibilidades. Corazón en vilo. Intuición de zanahorias y lechugas. Naipes, sombreros asombrosos. Y la Amistad y la Paz y la Solución. Ustedes y yo, amándonos, confiando, ayudándonos. Sin miedo. Tiernamente. Poesía: beso agradecida tu frente. Suave musa que vino a mi rescate en forma de imagen trasmitida, desplegada. Devuelta. Coautoría inacabable.
Poesía y yo
Cincuenta y cuatro años vividos de todas las maneras posibles, y un continuo interrogante no diferente al de los otros. Y la aparición de la poesía en mi cabeza para decir de otra forma lo caminado y lo por andar aún. Con la poesía blandí espadas de rabia y desencanto, me le escapé a la muerte, cobré venganza y agarré al botín. Qué vida tan dura. Expuse pues, mis veleidosas, audaces y provocadoras, casi suicidas incursiones en la lujuria. Qué desgaste. Ahora, poesía es encuentro, con lo sutil y profundo, con el remanso donde se me da vida para una intensidad y un compromiso distintos.
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Amor
Cuando una rama tiembla repentinamente es porque un leve pájaro se ha posado en ella
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Oasis
En estos ojos levanto mi tienda beduina exhausta de arena Aquí mi cayado en el lago hondo y obscuro de su limpia mirada
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A África Pequeño Desagravio Diurno Empujo pétalos con mi aliento son ellos blancos y con aroma a rosas Como la petición de perdón que ellos encierran Como la humilde bandera que ondea en mi corazón
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Camino De Damasco Muselina espejo mis manos se escapan a posarse en el teclado de los pianos La brisa zigzaguea en mis mejillas En tanto el do mayor se tiñe de azul cobalto una gota rasga en diagonal mi falda 50
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Chagall no ha ido a clases de yoga La luna Es un banano Banano resplandeciente Que juega Con una pompa De luz Como un perrito feliz Debajo De la cobija De nubes
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Luz Marina Barrios BiografĂa
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Poema I
Te anticipaste al ritual de la muerte. Supuse que: Valía la pena morir entre mis fauces. Estremecerse en mis espacios, deshacerse entre mis costillas, derramarse sobre todas las murallas que nos asaltaban. Asaltaste el ritual de la muerte, desesperadamente te anticipaste. no apagaste el firmamento. No entonaste el último verso sobre mi sexo. ¡ Adios matador ¡ 55
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Poema II
Eras hasta las 12:00 jinete, galope de fuego. Eras, sueño cotidiano, sexo diario. De ti hice un diario cósmico, una costumbre, nuevas sábanas profanas, ostia vaginal que en el ritual de bestias, bebías. Fauno y muerte, lujuria y ternura: Me prohibías. 57
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Poema III
Entre nosotros... un mar muerto. Entre nosotros … Espera... me duelen las manos, me duele el abrazo Espera... mientras caigo. Besas ya la muerte en otros labios. Que pronto caballero me haz matado
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Poema IV
Me acostumbré a descubrir lunas nuevas cada mañana, en tus miradas Me acostumbraste, a beber a des horas ...y esas horas ... que las hago? Acostumbrada estoy a inventarte los espacios. Esos luceros, esos veleros... Qué los hago?
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Poema V
Coágulos de sangre bebimos esa noche: La luna tu sombra y yo
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Luz Dary Torres Peña Biografía Amo la poesía. Lo he perdido todo muchas veces: el amor de quienes me han amado, el norte, los caminos, la luz, la fe, el canto, el olor de los abrojos, el sabor de las montañas, la esperanza y la compañía de mis amig@s; lo he perdido todo muchas veces, y siempre que lo he perdido todo, sólo me ha quedado todo: la Bendita Poesía...
La decadencia de los instrumentos
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Mustio señor de cedro En el rincón del museo encuentro el piano. No lo toques Está como un ángel castigado Como un pecador condenado a estarse quieto. Solo En la vitrina Sin sala decorosa Sin oídos, sin manos que le acaricien las teclas Sin dueño que le ame. Está solo con su vida de sombra, sobre el suelo por el que deambulan, acercamientos curiosos que humedecen el cristal con sus narices. Es media noche en el pentagrama, quisiera un viento fuerte que le abriera las alas pero está su peso de ópera su tamaño, el cristal, los ojos muertos. No puede ver la luna que amó cuando era cedro la luna llena donde los hombres hacen nidos y juegan simulacros de 63
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guerras nucleares. Ya no ve las estrellas que iluminaban sus brazos vegetales. Está ahí Sordo, mudo A veces como alma en pena con el único aliciente de que para el amor, para el dolor, para la guerra… ¡Nadie le toca !
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La levedad del tambor
La palabra es un tambor. Alguien estira la piel del animal hecho superficie sonora, Alguien extiende su muerte. Palabra hecha promesa Palabra piel de la que nace luz o sombra. Alguien estira la piel El fragmento minúsculo de aquella que corrió por la pradera. Pareciera existir la música tan sólo para el ojo. Alguien estira la dormida danza de la cabra de ella , que corrió por montes apretados hacia sí misma en medio de los cactus. Alguien estira la piel, la palabra, la danza, el salto reencarnado Un salto que es un pájaro, una estrella, una lágrima Un viaje de llaves, un naufragio. Alguien alarga sus brazos para golpear el tambor que ya está roto, Un tambor que se rompe dejando libres las manos y el silencio.
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Cuerdas declinantes Hay descenso de guitarras en el aire Cuerdas que mueren en forma de orquídeas o de guabinas silentes a orilla de los valles. Hay un des templamiento metálico. Alma de pino, alma de cedro, pocos quieren escucharte Alma caoba, alma de sauce Crujir que llenaba nuestro sol en otro tiempo. Intento templar la cuerda Y soy yo quien cae del pentagrama, Alguien me recoge como un alfiler, como una rosa Alguien arranca mis pétalos Y sobre el líquido muerto en la madera Corola desteñida Me convierto en misterio de roca siempre.
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El silencio de la caña
Se han apagado las quenas. Con ellas, la cordillera era una serpiente encantada; su cabeza de cerro había dormido milenios y se había enternecido su gracioso cuerpo de montículos. Las quenas habían hecho danzar los peces en redes Habían abrazado el aire Habían sido eco, nube, intruso imprevisto en la cueva de los guácharos. Se han apagado las quenas El hueso, la caña, el barro cocido, la pluma de cóndor. Ya no acompañan la danza, El fuego sacro de núbiles indígenas. Se ha secado la garganta como un rio de danzantes ciegos. Ahora ya no hay labios Expulsan otro aire Ya no hay dedos Cubren con sus yemas lastimadas otros huecos Otras urnas Otros vacíos Acarician otra madera dolorida. 67
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Ana Patricia Collazos Biografía En la poesía encontré la convergencia perfecta para animar mi espíritu y recorrer el gozo creativo: desde la palabra escrita del periodismo, pasando por la palabra hablada en mis días de radio cultural, hasta llegar a la palabra cantada en mis noches de tango. De este modo, la poesía ha sido el hilo conductor de mis facetas profesionales y personales. La poesía me ha hecho mejor ser humano, madre, amante, docente y vecina. Los escenarios, las luces, los premios, las tristezas, los desazones, los aplausos, son solo destellos. La raíz profunda de mis días y mis noches es esa eterna compañera que llega antes que la sombra al encuentro con el espejo: la poesía. Soy poeta para salvar mi canto del silencio.
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Elegía
Con el perdón de ustedes mis asiduos lectores club de fans y otros oportunos visitantes de mis versos hoy no me enorgullezco de mi voz siento vergüenza de todos mis silencios He callado tantas cosas por tener mi boca ocupada en besos versos y bellos bocados de cielo He aplazado tantas veces mi cita con el espejo Y mi asomo a la ventana Amarga es la boca que beso y deja caer cianuro de río entre las comisuras de mi patria Oscuro es el verso que tiembla en la pupila y es falso positivo de otra página en blanco Agonía es tu piel que rapto y devoro y libero mientras ronda la muerte Dolor es tu cuerpo en un país donde otros también desaparecen sin los besos que ahora te desbordan 71
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Designio
Soy papel madera en origen tallada por el padre carpintero hacha del abuelo aserrador en un paisaje pintado a pura mano materna Los astros ven el verde de la tierra y no imaginan todo lo que cuesta ser papel en este bosque - Llevo sangre de achapo Cedro pasado por todos los fuegos alfombra de nogales que gesta los carbones de mi propia hoguera Solo seré fuego al delicado contacto con la incendiaria poesía
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Lluvia de estrellas
Es fácil ver a modo propio El río, el puente, la montaña El auto que pasa con sus luces Y es sol Estrella en la distancia Es fácil ver la noche La sombra reflejada El marco de tus ojos La punta de tus dedos Aunque no mucho Sigue siendo fácil Detallar la fiesta de luz sobre el abismo Y la draga que carcome la montaña Y por el oro mata el río No fue difícil para el cielo Ver a dos ciegos en la baranda de la noche Mirando sin ver el infinito En busca de una lluvia milagrosa Mientras Chopín atropella el reloj de cara al río Al final lo imposible Fue verte a los ojos Leve susurro frente a la majestuosidad del universo 73
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Yuma
Mi río es un viejo músico que canta Líquidas promesas llegan desde piedras milenarias Tañir la muerte Labrar la vida Cantar la tierra Montaña, valle, desierto y patria Hay serenata en el puente Atarralla en su garganta Hay temor entre los peces y gritos en la reseca Esta canción le duele al río Desafinados dedos tocan su fúnebre marcha No hay subienda, si avalancha Mi río espera y calla
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Paisaje
Suceden ante mío Hechos que mi ojo derecho empieza a ver borrosos La pérdida de libertad de mi amigo cantor Masacres que bañan la mirada He perdido la cuenta En la cifra de muertos en la tele Y aún veo el silencio del bosque Cese de actividades prolongado En solidaridad con los amantes de la tierra Transitan mis sentidos tantos hechos Que siento ser del mundo la escribana Los pájaros que callan También narran a su modo La misma petición que entona la montaña
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Amparo Andrade Loaiza La poesía es la culpable. Lo confieso. Yo, que soy lluvia, hoguera, danza y viento, debo decir que encuentro en mi palabra, enamorada o indignada, la posibilidad de ser abrazo más allá de la pequeña extensión de mi cuerpo. Ella siempre merodea mis días y mis noches y me recuerda de quiénes estoy hecha, porqué existo; me reclama, me reta y me hace sentir el gran amor de Dios que me vive en el cuerpo. Por eso bailo y sueño poesía, la bebo y me alimento de su fuerza, contundencia infinita de la presencia en mí del universo.
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Oración El amor en la mesa preparado con suma algarabía Hora de elevación para el misterio Bebo a sorbos tranquilos tu silencio oloroso a carbón, a tabaco, a mil leños de maderas sagradas consagradas al fuego. Me diluyo en la instancia de tu pecho. Sé que tú me has venido para ascenderme leve como incienso.
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El árbol de la noche El árbol de la noche acomoda los pájaros del sueño y sacude sus ramas para que yo me eleve en su silencio Pero no estoy ahí Mi corazón pasea sin permiso por extraños parajes y la noche sacude sus ramajes pero yo no volteo Llega la brisa entonces con el olor salobre que entretengo en mi oreja, en mis labios, en mi modo de andar, en mi cintura y cuerpo. Y la noche me toma con su eterna caricia y el retorno, inevitable y próspero, aliviana mi vuelo Pájaro de mis sueños ave que levemente circunda el universo Soy yo. Yo soy en este dulce ritmo en que vivo sin miedos.
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La mendicante Salida del exilio hija de las palabras y los sueños camina sin sentir en sí misma cuánto cuesta avanzar por el camino ardiente A veces aletea como un pájaro y su huella procura retomar certidumbres de otros tiempos Ha olvidado el color de la mirada y mantiene hecha harapos la sonrisa apenas remendada por el canto y el viento Camina sin mirar, sin pedir, sin hablar, consumida en un hallar sin sombra a plena luz del día Camina sin saber con un desarrapado amor que no le cobra su triste soledad Ella camina a veces con palabras que se calza en los labios en busca de su risa Está desarrapada y asegura que el viento la enamora y en girones de luna teje un futuro incierto. 81
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Si la lluvia… ¿Por qué será que el viento me preñó con sus labios estruendosos y no pude parir más que silencios? Ay! Si la lluvia continúa qué he de hacer de esta lámpara y sin techo. Juro que no era yo la que jugaba quebrando las crayolas y los cirios. Eran gentes sin nombre La luna andaba revolcando la tierra en agonía, desembrando, corriendo… Ay! Qué hago yo con la cometa si olvidó su camino de hilo y largo viento?
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Despierta Despierta. Estoy despierta. Puedo escuchar el pájaro amarillo o quizás es un perro. Cómo podría entender la diferencia en medio de esta niebla. Han pasado los días uno tras otro con la monotonía de los pasos de acero y mi voz ya no alcanza para oírte ¡Dime que no me olvidas! Yo te escribo en la noche tratando de encontrar la diferencia entre un pájaro amarillo y un perro. Y no sé dónde hallarte! Mira que el mundo cae en este punto, que aquí se han derrumbado los senderos y que a esta misma hora, en otro cielo, un alguien como yo, trata de hallar el norte sin que pueda echar vuelo. 83
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