REPENSANDO LA IDEA DE UNA “CIUDAD PUMA” Rubén Aslla Cumpa Resumen La presencia de los restos de la actividad humana en el Cuzco es compleja. En este estudio nos centraremos en la peculiar forma que tuvo la capital del más grande imperio andino. Recurrimos a crónicas y textos de reconocidos investigadores de diversas ramas (arqueología, antropología, historia y arquitectura) que abordaron este tema. También se hace un recuento de llamado “diseño figurativo” que fue utilizado por diversas culturas preincaicas. Palabras clave: Cuzco, imperio andino, diseño figurativo, culturas pre incas. Introducción El actual territorio que ocupa el centro histórico de Cuzco (CHC) es resultado de una vasta interacción social que se ha producido en siglos, como resultado del asentamiento de grupos humanos desde tiempos remotos. De esta manera, la evidencia se conserva generalmente enterrada en capas temporales secuencialmente ordenados, denominados también estratos. A ello, Henri Galiniè ha denominado como “los archivos del suelo”. La evidencia solo puede ser estudiada y analizada mediante una excavación arqueológica. Hoy nos ocuparemos en la arquitectura. Pero, tenemos que recordar que “en ocasiones las fuentes de información de la arqueología urbana se reducen a modestos restos de muros que han quedado reducidos a pequeñas huellas en el terreno” (Alfaro y Beltrán-Caballero 2018). Aunque no en todo trabajo de investigación, la coordinación entre arqueólogos y arquitectos son muy buenas, porque cada quien se centra en su rubro: subsuelo y fachadas, respectivamente. Y, como señalan Crayla Alfaro y José Beltrán-Caballero (2018) “…esta separación nace de intereses corporativos que en fondo tiene una motivación económica”. A pesar de la cantidad de trabajos e investigaciones arqueológicas que se desarrollan en el Cuzco, todo ello se trunca, pues el hecho de que no se dé a conocer al público, hace que esta tenga un límite menor. Algunos proyectos solo buscan llenar los expedientes burocráticos y administrativos que nos caracteriza. Ello hace que la interpretación de los hallazgos se reduzca a cortos informes, haciendo que su difusión se limite a una biblioteca casi especializada. Diseño figurativo preincaico Los andes centrales han sido habitados por varias culturas que se establecieron a lo largo y ancho de la cordillera de los andes. Muchas de ellas surgieron tras el decaimiento de otras culturas. Aunque es un gran lapso de tiempo que nos separa de esas culturas, se han conservado parte de sus manifestaciones en general, y a partir de ello reconstruir el pasado y conocer su modo de vida.
Al parecer hay una larga tradición, desde la época precerámica, para la construcción de los asentamientos en formas particulares. El arqueólogo Robert Benfer ha sugerido que esta tradición ya es notable en El Olivar (Ancash) y El Paraíso (Lima). Esta tradición se manifiesta más adelante en Ventarrón-Collud (Lambayeque) y la pirámide de Akapana (Tiwanaku), que ambas tienen la forma de una chacana. Este elemento escalonado aparece frecuentemente en las culturas altiplánicas. En el Horizonte Temprano, y producto de sus investigaciones entre 1980 y 1982, Federico Kauffmann plantea que el complejo de Chavín tuvo la forma de la cabeza de un felino. Al respecto Kauffmann señala que: “Chavín pudo, en sus contornos generales, copiar alguna de las figuras iconográficas de importancia presentes en los monolitos...Aunque todavía con grandes reservas, esta hipótesis de trabajo propone que el plano del conjunto arquitectónico evoca una gran cabeza zoomorfa: el ojo podría estar representado por la “Plaza Circular”; la oreja por la plataforma adosada al “Templo Nuevo” en su sector Sur; el mostacho por las dos figuras serpentiformes relativamente pequeñas, fuera de escala, labradas en relieve en un peldaño de una escalinata menor en el sector sureste del “Templo Nuevo”; el pico por la plataforma Tello, la “boca-entrada” por el sector inexplorado hacia el noroeste de la Plataforma Norte, etc. Por otra parte, resulta interesante constatar que las escalinatas, en casi su totalidad, cortan las estructuras y que la gradería Middendorf está precisamente en el sector de la garganta; recordar lo dicho sobre que los paramentos acaso evocaban bocas en sucesión; y, observar en este contexto la posibilidad que las columnas aludan a colmillos... De lograr fundamentarla debidamente, esta hipótesis llevaría proponer que el complejo arquitectónico de Chavín de Huántar fue cuidadosamente planificado, para una vez concluida la edificación de las diversas estructuras terminar ofreciendo una figura unitaria. (Kauffmann, 1985, 31-32). Esta idea es reforzada por la veneración que se tenía al felino hace aproximadamente 2800 años. Una idea similar es la de John Rick, proponiendo que el conjunto tuvo al forma de un felino reposando, pero también afirmando que este postulado carece de argumentación científica (John Rick a Enrique Guzmán, en Guzmán García 2014) En el año 2000 salió a la luz un estudio muy interesante hecho por Rafael Vega-Centeno sobre Cerro Blanco (Ñepeña – Ancash), llegando a la conclusión de que la composición arquitectónica, como en muchos otros casos, recibió una influencia chavinoide en la arquitectura. Sobre ello dice lo siguiente: “La poca altura de los muretes, que permiten al observador tener una idea de la forma del conjunto en planta. Esta característica llevó a varios autores a proponer que el diseño arquitectónico de Cerro Blanco responde a la representación de un ser sobrenatural, con características de felino (Tello, 1940), ave (Bischof, 1997; Carrión Cachot, 1948; Kauffmann, 1985) y, de ofidio (Burger, 1992). Por otro lado, los “tipos de ojo” identificados en Cerro Blanco por Bischof (1997), de forma
rectangular y con lados bicóncavos, corresponderían según Makowski (1997) a representaciones de lagarto. La diferencia de opiniones sobre la naturaleza del animal representado grafica la dificultad para identificar una figura específica que, de existir, tendría un enorme grado de esquematización. La propuesta más elaborada es la de Bischof (1997), quien plantea que las imágenes del frontis constituyen la cabeza del ser representado, mientras que los muretes de la composición central son los puntos de articulación de patas y cola. Lamentablemente, no existe ninguna evidencia clara de la presencia y/o características de estas articulaciones dentro del conjunto arquitectónico (VegaCenteno 2000, 157). El fenómeno chavín es bastante interesante en el sentido de la abundante iconografía felínica. La decoración y el culto al felino están presente en todos los rincones del Chavín. En 1992, Richard Burger y Lucy Salazar, en sus investigaciones en Cardal en el valle de Lurín, también han identificado una especie de colmillos de felino en el atrio de una plataforma escalonada. Más adelante, en el Horizonte Medio, Ismael Pérez (2000) y Krzysztof Makowski (2000), registran en el sitio de Monjachayoq (Wari – Ayacucho), una cámara funeraria en forma de un camélido, ubicado temporalmente entre 600 y 1000 d.C. Para Pérez, el camélido es un indicador de la escasez del agua y podría obedecer a una época determinada (Guzmán García………………) A ello, Ismael Pérez, añade lo siguiente: “La distribución arquitectónica y medidas de los ambientes sugieren que la planta de este nivel tiene forma de un camélido geométrido, en postura de perfil. Se caracteriza por llevar orejas paradas orientadas hacia atrás, cabeza y hocico orientado al Norte, formando el acceso original. Tiene el cuello erguido, lomo y patas flexionadas, y el rabo parado, a cuya altura aparece la tapa de una estructura circular que se proyecta al interior, la cual también se encuentra alterada y forma el Nivel 4” (Pérez 2000, 533). Figura 1. Dibujo de planta de la cámara funeraria del sitio de Monjachayoq donde se muestra un camélido.
En el dibujo de planta que Pérez muestra, es un tanto complicado hallar el camélido, y hace que este planteamiento sea algo confuso. Pero lo que también apoya es el hecho de que los camélidos aparezcan comúnmente en la cerámica de estilo Robles Moqo de la cultura Wari. El caso del Cuzco La evidencia arqueológica que se tiene en el Cuzco es basta y compleja, a ello se le suman cinco años de una intensa vida urbana, que hacen que el CHC esté llena de elementos culturales de época pre inca, inca, colonial y republicana. Pero “no existe consenso sobre la forma que tenía la antigua ciudad, las imágenes de los espacios incas incluidas en ediciones populares, libros de divulgación y guías para turistas son incompletas y a veces distorsionadas” (Alfaro et.al. 2014). Muchos estudiosos de la arquitectura inca han sugerido que el Cuzco incaico adquirió la forma de un puma tras la re-fundación del Cuzco hecha por el Inca Yupanqui, después de la victoria sobre los guerreros chancas. En 1968, John Rowe, de la Universidad de Berkeley, tras una sugerencia hecha por Manuel Chávez Ballón, hizo su planteamiento de que el Cuzco tuvo la forma de un puma. Este planteamiento estuvo basado en tres cosas fundamentalmente: los antiguos documentos de Juan Diez de Betanzos (1551), Pedro Sarmiento de Gamboa (1572) y el plano del Cuzco del viajero norteamericano George Squier de 1877. Figura 2. Plano del Cuzco de acuerdo al dibujo de George Squier, 1887.
Pero Rossano Calvo (2002), ha encontrado que esta propuesta ya había sido hecha casi 20 años antes que Rowe lo hiciera. En el diario El Sol del Cusco encontramos este escrito: “Puma, tótem sagrado que como el Amaru y el Cuntur de las bajíos y las alturas será objeto de culto y la adoración de los antiguos peruanos. Puma recostado en el Valle sagrado del Ccoscco, teniendo por cabeza y en el cerro-cabeza y en el que los estratégicos dentados de su fortaleza semejarán fuertes y duros colmillos de la fiera serrana, en que su cuerpo será Pumacurco, sus patas y sus garras los puentes de piedra tendidos sobre el cauce del Huatanay, su amplio vientre en la Plaza del Haucaypata y su extensa y larga cola hacia el sur de la ciudad, el Pumac chupan que aún así se llama. Y cuentan las leyendas, las tradiciones o quizá la historia que todavía no se ha escrito que aquel sabio Inca Pachacutec, según Sarmiento de Gamboa, aquel sabio arquitecto, y al par gran organizador quién soñaba despierto con el esplendor de su futura ciudad. Ciudad que sería la mágica atracción de los propios y los extraños. Tenía la inquietud de dar vida totémica a la ciudad; señalando el Tótem titular de su historia y de su diseño arquitectónico. …estando en Sacsayhuamán, el Inca gritó Puma Puma. Así se iluminó la mente del Inca…y así fue la ciudad del Cuzco organizada por Pachacutec dándole la forma de Puma tendido, como aquella fortaleza de Puma marca cuyo mismo nombre alude a su forma. Quien contemple desde las alturas del sagrado Sacsayhuamán a la ciudad del Cuzco, tendida en el Valle del Huatanay y el Tullumayo podrá apreciar la forma de un gigantesco puma que duerme los sueños de los siglos,…” (El Sol, 27-021947: 2, en Calvo 2002). Como vemos, R. Calvo no menciona quien es el autor de este escrito con una prosa casi poética y exaltando la grandeza del Cuzco, pero la idea está. Tampoco sabemos si John Rowe o Manuel Chávez conocían de este escrito. Betanzos (1551) y Sarmiento (1572) afirman que el Cuzco tuvo la forma de un puma. Aunque se podría creer que fueron influenciados por las ideas de su época. Pues desde 1537 comenzaron a aparecer mapas de países y continentes representados en formas de personas, animales, plantas y objetos. Los mapas más representativos son Europa Regina. Esta idea fue elaborada por Joanes Bucius en 1537. Aquí se representa a Europa como una reina. En este mapa España representa la cabeza; Portugal, la corona; Francia, el rostro, cuello y busto; Italia, el brazo derecho; Dinamarca, el brazo izquierdo; Grecia, el vestido y Rusia, los pies. También Leo Belgicus que utilizó Michael von Eytzynger y publicada en 1583 (Barnes y Slive 1993). Es curioso señalar que muchos de los Países Bajos llevan un león en su escudo, ello representa la resistencia ante la España dominante. En el siglo XVII, cuando se creía que la Tierra era plana y las estrellas eran agujeros en el cielo, Petrus Bertius ilustra la Tierra en forma ovoidal con asas de cuerdas. También se ilustró a Asia en la forma del mítico pegado griego. Esta ilustración fue hecha por Heinrich Bünting. En el mismo siglo, Europa, Asia y África fueron representadas en la forma del trébol con Jerusalén al medio. Esta idea continuó hasta el siglo XX. Los Estados
Unidos era representado como el Tío Sam y Gran Bretaña como una vieja solterona o un bebedor de cerveza (Barnes y Slive 1993).
Figura 3. 1: Europa Regina. Ilustración de Munster (1580). Tomado de Barnes y Slive, 1993. 2: Asia secunda pars terrae in forma pagasir. Ilustrado por Heinrich Bünting (1585). Tomado de Barnes y Slive, 1993. 3: Leo Hollandicus. Ilustrado por Johannes Vissher (1633). Tomado de Barnes y Slive, 1993.
Pasaremos a analizar brevemente a los autores que sostienen la idea de la ciudad zoomorfa. El 6 de mayo de 1535 se incendia el sitio de Manco Inca. Betanzos, Sarmiento y Garcilaso no lograron ver la planimetría del Cusco incaico, pero aseveran su morfología. En 1542, Betanzos se establece en Cusco, aparentemente en el Convento de Santo Domingo. Se casa con Angelina Añas Yupanqui, hermana de Atahualpa, ex amante de Francisco Pizarro y que posteriormente sería concubina de Sarmiento de Gamboa. La convivencia con una mujer de clase noble les más veracidad a sus escritos. Lo propio ocurre con el Inca Garcilaso de la Vega, hijo del conquistador el capitán Sebastián Garcilaso de la Vega y la princesa Isabel Chimpu Ocllo, también hermana de Huáscar y Atahualpa, hija de Huayna Capac y nieta de Tupac Yupanqui (Valenzuela 2015: 29).
Garcilaso (1539 – 1616) escribe los Comentarios Reales ya en 1602, casi 40 años después de su alejamiento del “nuevo mundo” (1560). Pero los conocimientos que plasma en su obra son en base a los recuerdos de las enseñanzas de su familia por línea materna. Betanzos, en Suma y Narración de los Incas, señala: “despues de haber Inka Yupanqui dado é repartido la ciudad del Cusco en la manera que ya habeis oido, puso nombre á todos los sitios é solares, é á toda la ciudad junta la llamo Cuerpo de Leon, diciendo que los tales vecinos y moradores dél eran miembros de tal Leon, y que su persona era la cabeza dél” (Betanzos [1968] en Hyslop [2016]). Del mismo modo, Sarmiento, en Historia de los Incas, dice que: “acordose que su padre Pachakuti habia llamado a la ciudad del Cusco la ciudad leon, y que la cola era adonde se juntan los dos rios que pasan por la ciudad, y dijo que el cuerpo era la plaza y las poblaciones de la redonda, y que la cabeza le faltaba, mas que algun hijo suyo se la pondria. Y asi, consultado este negocio con los orejones, dijo que la mejor cabeza que le podria poner seria hacerle una fortaleza en un padrastro alto que la ciudad tiene en la parte norte” (Sarmiento [1965] en Hyslop [2016]). Ambos cronistas hacen mención del “león”, pues, en castellano de los siglos XVI y XVII se usaba frecuentemente el término “león” para referirse a cualquier felino grande, además de su semejanza en tamaño y color con el león africano. Aunque Garcilaso no describe el Cusco tal como lo hacen los dos cronistas antes mencionados, usa con frecuencia topónimos como “pumakurku” y “pumaq chupan”. De acuerdo al Diccionario quechua Cuzco-Collao de Antonio Cusihuaman (1976), estos términos de traducen como “cuerpo de puma” y “cola de puma”, respectivamente. Zuidema, Barnes y Slive están de acuerdo al señalar que no hay evidencia histórica y arqueológica que esté bien sustentada. Históricamente, los documentos que señalan la forma de puma que tuvo el Cusco datan de muchos años después de la parcial destrucción que se inició tras el levantamiento de Manco Inca. Y, a través de la arqueología, hay muros como los que están al norte de Saqsayhuaman; Tococache y Manicenca al noreste de Hatun Rumiyoq; muros al suroeste del río Huatanay y camino al Contisuyo; también las grandes viviendas de adobe que Sancho de la Hoz menciona, todos ellos citados por Barnes y Slive. Pero debemos tener en cuenta la demarcación de los límites que tuvo el Cusco según Pedro Sancho de la Hoz, y dice: “Hay en dicha ciudad otros muchos aposentos y grandezas [refiriéndose a los palacios incas]; pasan por ambos lados dos ríos que nacen una legua más arriba del Cuzco y desde allí hasta que llegan a la ciudad y dos leguas más abajo, todos van enlosados para que el agua corra limpia y clara y aunque crezca no se desborde” (Sancho 1534, cap. XVII).
Vemos que la ciudad del Cuzco se encontraba entre los ríos Saphy y Tullumayu, hasta su unión en la zona de Pumaqchupan, donde nacía el Huatanay. Se ha sugerido también que la ciudad debía limitar con el río Chunchullmayu, que se encuentra más abajo para incluir la margen derecha del río Saphy, pero esta idea no ha sido considerada por la academia. Como señalamos anteriormente, en John Rowe quien le da un toque cientista a la idea de una ciudad Puma. Veamos el planteamiento de Rowe: "The area between the rivers was laid out in the shape ot a puma, the fortress representing the puma's head and the point where the rivers come together representing the tail. This point is still called "The Puma's Tail" in Inca. The space between the puma 's front and the back legs constitued a great public square used far ceremonies; it was paved with pebbles. The streets were straight but somewhat irregular/y arranged to lit the topography of the site and the puma figure; in consequence, none of the blocks was square, and the blocks varied greatly in size. The streets were narrow, paved with stones, and with a stone-lined wáter channel running down the middle" (Rowe 1967: 60). "El área entre los ríos fue presentada en forma de puma, la fortaleza representando la cabeza del puma y el punto donde los ríos se unen representando la cola. Este punto todavía se llama" La Cola del Puma "en Inca. El espacio entre las patas delanteras y traseras del puma constituían una gran plaza pública que usaba ceremonias lejanas; estaba pavimentada con guijarros. Las calles eran rectas pero algo irregulares dispuestas para iluminar la topografía del sitio y la figura del puma; en consecuencia, ninguna de los bloques era cuadrado, y los bloques variaban mucho en tamaño. Las calles eran estrechas, pavimentadas con piedras y con un canal de agua revestido de piedra que corre por el medio" (la traducción es nuestra). El arquitecto Graziano Gasparini y la antropóloga Luise Margolies (1977), presentan tres formas de puma: una sentada y dos con las patas extendidas, las segundas para incluir el espacio sudoeste del río Saphy. Pero lo más acertado es la primera. Ello también tiene concordancia con la escultura del puma sentado hallado en Wari.
Figura 4. Escultura wari que es mencionada por el Inca Garcilaso de la Vega, Pedro Cieza de León y Juan Polo de Ondegardo. Donado por la familia Díaz Luna al Ministerio de Cultura.
Figura 5. Planos del Cuzco propuestos por Gasparini y Margolies (1977) donde se refleja la forma del Cuzco del Incario. La segunda fue propuesta para incluir la margen derecha del río Shapy, mientras que la última para incluir el río Chunchulmayu
Apoyados en Agurto Calvo, sostenemos que “la devoción a un tótem podía determinar que la población edificada en su honor o puesta bajo su protección, asumiera la forma de su imagen” (Agurto 1987, 64). En el libro de Amadeo Valer, El Qosqo Inka, también se aborda este tema. Lo más importante son los resultados de una excavación encabezadas por Sabino Quispe en el sector de Cruzpata en Saqsayhuaman, donde se hallaron cerca de 22 000 piezas dentarias. Valer, afirma que este no es un entierro casual, sino que se dio con las intenciones de mostrar la cabeza del felino (Valer 2018, 26-29) Por otro lado, María Rostworowski, citando al Inca Garcilaso hace mención de los doce barrios que se encuentran a las periferias del Cuzco, que según otros cronistas, fueron desalojados por el Inca Yupanqui tras al completa reconstrucción del Cuzco. Estos barrios son: Colcampata, Cantuc Pata, Munay Senga, Rimac Pampa, Cayaocachi, Chaquilchaca,
Piqchu, Quillipata, Carmenca, Huaca Puncu, Puma Curcu y Tococachi (Rostworowski 2015, 76). Nosotros creemos que las estructuras arquitectónicas que Barnes y Slive señalan son las mismas o parte de las que Garcilaso menciona. Gasparini y Margolies (1977), señalan que es muy probable que los incas heredaron de los tiwanakos, waris y chimúes. Entonces no sería de extrañar que los incas hayan copiado las manifestaciones de sus antepasados. Esto también apoyado por Rostworowski (2014), quien afirma que los incas mantienen una relación con los desaparecidos wari. De acuerdo a esta investigadora, los aguerridos chancas derrotan a los wari, y los incas vencen a los chancas a modo de venganza en la mítica batalla de Yawarpampa. Aunque hay muchas discrepancias sobre el origen y los antecesores de los incas, como se muestra en el artículo de Albert Meyers “Los incas: ¿bárbaros advenedizos o herederos de Tiahuanaco?” en El Hombre y Los Andes (Tomo II) editado por Rafael Varón Gabai y Javier Flores Espinoza o en Los Incas de Waldemar Espinoza Soriano, el origen se ha mitificado y trascendido en relatos orales hasta la invasión española. Si bien esto no es nuestro tema de estudio, lo cierto es que gran parte de los conocimientos y modelos de gobierno, organización social, entre otros, fueron copiados de los tiwanaku y wari. No hay duda que todos los pueblos que habitaron los andes sean la misma sociedad, pero en diferente tiempo y espacio. Entonces, la tradición cultural que pasa de generación en generación en un momento llega a plasmarse. Los cronistas mencionan de la existencia de “otros Cuzco”. Por ejemplo, Martín de Murúa cuenta que Huayna Capac hizo trasladar el plano del Cuzco a Tumibamba en Ecuador. También Cieza de León menciona que Incahuasi en Lunahuaná es el otro Cuzco en la costa sur-central. Felipe Guamán Poma de Ayala (1615) también afirma que había otros Cuzco. En Quito, Tumi, Guanuco, Hatuncolla y Charcas, pero la cabeza de todo ello sería el Cuzco. El propósito de la construcción de “otros Cuzco” es para el mejor dominio y manejo de los ayllus del Tawantinsuyo, evitando así futuras conspiraciones contra el Sapan Inca. O como señala Santiago Agurto, para “imponer a las ciudades conquistadas los patrones del diseño inca, sometiéndolos a un proceso de cirugía urbana para adecuarlos a las necesidades imperiales” (Agurto 1987, 65). Esta noción de “otros Cuzco” recientemente ha sido estudiado por Wilber Bolívar y John Apaza, aplicando el caso para Choquequirao. Bolívar y Apaza (2016) señalan que Choquequirao es una réplica del Cuzco. El argumento convincente se apoya en comparaciones entre Cuzco y Choquequirao. La primera comparación que realizan es de la Wanakauri con el ushno del Sector V y la casa de los sacerdotes del Sector IV. Lo más relevante aquí es la ubicación para el control y dominio del espacio en que está asentado. Segundo, el Qorikancha con las llamadas portadas del Sector IV. Los lugares que sirvieron de adoratorios o veneración a los ídolos presentan una complejidad en la arquitectura, tal como se presenta en este sector. Tercero,
la plaza Haukaypata con el Sector III. Esto tiene relación para con el elemento dador de vida. En Cuzco, el río Saphy atraviesa la plaza del Haukaypata, lo propio ocurre en Choquequirao donde es atravesado por el canal de agua. La importancia del agua en los andes jugó un papel importante, cuyo origen es considerado como sagrado. Un ejemplo es el de la Vía Láctea, que fue vista como un gran río dentro del inconmensurable cosmos. Hyslop (2016, 177) sostiene que Wiracocha estuvo relacionado al agua y los fenómenos meteorológicos. Y la última, de Saqsayhuaman y el Sector I, ambas ubicadas al norte de nuestros lugares de referencia. La comparación está hecha en base a la ubicación y función que cumple. Ambas, a su vez, son las abastecedoras de agua para Cuzco y Choquequirao, respectivamente. Aunque esto no aporta datos sustanciales a nuestro tema de estudio, la idea que refleja es sumamente importante. Es más, si la propuesta de los “otros Cuzco” es acertada, ello debería también comparase con otros elementos como el espacio sagrado y ritualidad o la planimetría, como la venimos abordando. Además, se ha planteado que muchos otros sitios del incanato también tienen una configuración arquitectónica zoomórfica; pero nosotros sugerimos que esto solo se puede dar en lugares de importancia o que están en un rango aproximado a la capital del imperio. Es de suponer que gran parte de la evidencia, a través de cinco siglos, ha sido alterada. Primero, la destrucción parcial del Cuzco tras el levantamiento de Manco Inca. Segundo, por la destrucción de edificios inca para la construcción de templos y casonas coloniales. Tercero, por el terremoto ocurrido el 31 de marzo de 1650. Que según la leyenda del lienzo anónimo que representa ese desastre, mandada a pintar por Alonso de Cortés de Monroy, duró lo que duran tres credos (Alfaro et. al. 2014, 15). Cuarto, el devastador terremoto del 21 de mayo de 1950 de destrozó gran parte del Cuzco. Quinto, el acelerado crecimiento urbano que se produjo después del desastre de 1950.
Figura 6. Crecimiento urbano del hoy Centro Histórico de Cuzco durante los siglos XVI y XX. Ilustrado por la Gerencia de Centro Histórico, Municipalidad de Cuzco, 2014.
Argumentos en contra Es R. Tom Zuidema quizá el investigador andinista más grande que no está de acuerdo con las afirmaciones vertidas por Rowe. Zuidema asevera que “el león [puma] es una metáfora que fue originalmente para explicar problemas de estructura social, sucesión real y de fronteras…” (Zuidema 1985: 185). Este autor también insiste que la idea de la ciudad puma es una moda del siglo XVI de representar lugares geográficos en formas de animales, plantas, personas y objetos. A ello se le suma John Hyslop, quien también sostiene que el Cuzco pudo tener la forma de un felino en un sentido metafórico, mas no arquitectónico. Por otro lado, Henrique Urbano se apoya en Zuidema, añadiendo que “con ese nombre [león] recordaba el conquistador sus tierras de origen –las ibéricas– y sugería la fuerza del símbolo puma o león en un nuevo discurso sobre el espacio americano. En ese sentido, la figura del puma no es tanto una figura indígena cuanto un símbolo poderoso de la visión del mundo y de las cosas difundido por los conquistadores” (Urbano 2001: 106). Conclusiones Como hemos visto, existe una larga tradición en la construcción de asentamientos en formas peculiares. Esto se debe a la veneración de un elemento sacralizado de la naturaleza, un tótem, que a través de su representación exigen su protección. El peculiar caso del Cuzco no es la excepción. Su inusual forma de construcción nos recuerda a un felino, un puma, o quizá el temido y adorado Qoa. Hacemos esta segunda afirmación aceptando al aimara como lengua general de los incas, por lo menos hasta el décimo gobernante: Tupac Yupanqui. Pues, como Martín de Murúa nos recuerda, es a Huayna Capac a quien se atribuye la imposición de la lengua del Chinchay Suyo, comúnmente llamada como ‘Quíchua general’ o del Cuzco.
No sería de extrañar que los cronistas de los siglos XVI y XVII confundan al Qoa con un puma. Pues como hemos mencionado, el término “león” era comúnmente utilizado para nombrar a cualquier felino que habitara en los andes. Por otro lado, somos conscientes que futuras investigaciones que se desarrollen con un rigor científico puedan apoyar o refutar a nuestra postura que está abierta a todas las líneas del conocimiento social. Bibliografía Agurto, S. 1987 Estudios acerca de la construcción, arquitectura y planeamiento incas. Cámara peruana de la construcción. Lima. Alfaro, C. & Beltrán-Caballero, J. 2018 La imagen del Cusco inka en la historia: apuntes sobre arquitectura y arqueología para su reinterpretación. En Huellas Trasatlánticas N° 5. Alfaro, C.; Matos, R.; Beltrám-Caballero & Mar, R. 2014 La imagen del Cusco inka en la historia, posibilidades y límites en la reconstrucción de la capital del Tahuantinsuyo. En El urbanismo inka del Cusco. Nuevas aportaciones. Arqueología y arquitectura en la capital del Tahuantinsuyo. Municipalidad del Cusco, NMAI-Smithsonian Institution y Universitat Rovira i Virgili. Astuhuamán, C. 2004 La Arquitectura Inca. Alexander von Humboldt, 57-68. 2013 La función de la arquitectura inca de la élite en el extremo norte del Perú. Cuadernos del Qhapaq Ñan N° 1. Ministerio de Cultura. Barnes, M. & Slive, D. 1993 El Puma de Cuzco ¿plano de la ciudad Ynga o noción europea? Revista Andina, año 11, N° 1. Bauer, B. 2018 Cuzco antiguo tierra natal de los incas. Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas, The Instutute for New World Archeology, 2ª ed.: Cuzco. Beltrán-Caballero, J. & Mar, R. 2014 Territorio y ciudad en el Cusco inka. La construcción del paisaje inka en el valle del Watanay. En El urbanismo inka del Cusco. Nuevas aportaciones. Arqueología y arquitectura en la capital del Tahuantinsuyo. Municipalidad del Cusco, NMAISmithsonian Institution y Universitat Rovira i Virgili. Bolívar, W. & Apaza, J.
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