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AUTOMATIZACIÓN, DIGITALIZACIÓN Y LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

La adopción estratégica de las tecnologías de la información es una de las claves del éxito en un ambiente de negocios cada vez más competitivo y globalizado. Vamos, la transformación digital es inevitable, desde la toma de decisiones para el transporte urbano, pasando por los procesos industriales, hasta la omnicanalidad en el marketing, el metaverso y la inteligencia artificial (IA)

Estamos ante ecosistemas cada vez más interrelacionados que generan más datos y esa información es la clave para entender y motivar cambios profundos en las economías y las sociedades. Esta explosión de datos implica una transformación radical para las tecnologías de la información (TICs). International Data Corporation (IDC) calcula que, existen cerca de 33 zettabytes (ZB) de datos en el mundo (un zettabyte son mil millones de terabytes); 90% de esos datos se crearon en los últimos dos años y se proyecta alcanzar 175 ZB para 2025, lo cual revolucionará a las industrias, los gobiernos, la cultura y, claro, la forma en que se genera la energía.

El sector energético fue uno de los pioneros en adoptar tecnologías digitales. Desde la década de 1970 las empresas eléctricas fueron de las primeras en sumar tecnologías para facilitar la gestión y el funcionamiento de las redes. Sin embargo, es importante destacar que, esta transformación digital va más allá de revolucionar los procesos (que no es menor), sino que impacta de manera tremenda en la transición energética global.

La transformación digital tiene como objetivo mejorar la eficiencia, confiabilidad y sostenibilidad, al mismo tiempo que ofrece mejores servicios y experiencias a los consumidores:

• Las redes inteligentes utilizan sensores avanzados, redes de comunicación y análisis de datos para optimizar la generación, distribución y consumo de electricidad. Estas redes permiten un mejor monitoreo y control del sistema de energía, lo que conduce a una mayor eficiencia y a una reducción de pérdidas.

• La Infraestructura Avanzada de Medición (AMI) reemplaza los medidores eléctricos tradicionales con medidores inteligentes que pueden recopilar y transmitir datos en tiempo real sobre el consumo de energía. Estos datos ayudan a los consumidores y a las compañías eléctricas a comprender mejor los patrones de uso de electricidad y a optimizar el consumo de energía.

• La implementación del Internet de las cosas (IoT) en las redes eléctricas y equipos eléctricos como un impulso para recopilar datos y comunicarse entre sí. Posteriormente, estos datos son analizados para tomar decisiones, predecir necesidades de mantenimiento y mejorar el rendimiento del sistema.

• Las tecnologías digitales desempeñan un papel crucial en la integración de fuentes de energía renovable, como la energía solar y eólica, en la red eléctrica. El análisis predictivo y los datos en tiempo real permiten a los operadores de la red gestionar eficazmente la naturaleza intermitente de las energías renovables.

• La digitalización facilita la implementación de sistemas de almacenamiento de energía, como baterías, que pueden almacenar el exceso de electricidad durante periodos de baja demanda y liberarla durante los momentos de mayor demanda, proporcionando estabilidad y flexibilidad a la red.

• La digitalización permite programas de respuesta a la demanda donde los consumidores pueden ajustar sus patrones de consumo de energía, en función de los precios de la electricidad en tiempo real o de las condiciones de la red. Esto ayuda a equilibrar la oferta y la demanda, reduciendo la presión sobre la red en momentos de alta demanda.

• La inteligencia artificial analiza grandes cantidades de datos, colaborando con los operadores de la red para optimizar la distribución de electricidad, predecir fallas en el equipo y mejorar el rendimiento general de la red.

De tal forma que, la digitalización del sector eléctrico tiene el potencial de transformar el sector energético en su conjunto, al motivar el desarrollo de infraestructura eléctrica más eficiente y resiliente. Sin embargo, también plantea desafíos, como temas de seguridad y privacidad de los datos, que deben abordarse para aprovechar al máximo sus beneficios.

Hasta ahora, la digitalización ha tenido un impacto significativo en el sector eléctrico, al motivar una automatización generalizada; mejorar la toma de decisiones de sistemas completos y motivar la asignación de personas, recursos y, obviamente, la capacidad generada. Por acá algunos puntos relevantes de este impacto y su futuro:

• Según un informe de Accenture, la digitalización de la red mejora la eficiencia operativa hasta en un 30% mediante la implementación de tecnologías como sensores, medidores inteligentes y análisis de datos.

• La implementación de redes inteligentes puede reducir las pérdidas de energía hasta en un 80%, al mejorar las capacidades para identificar cambios en los sistemas y adelantar mantenimientos necesarios.

• La digitalización ha facilitado la integración de fuentes renovables, al punto que la AIE, estima que para 2040, la capacidad de generación se duplicará en gran parte debido a la mejora de la gestión de la energía.

• Se ha generado mayor resiliencia y fiabilidad de las redes al permitir una mejor supervisión y control de la infraestructura, pues datos de McKinsey sugieren que, la digitalización ha reducido los cortes de energía en un 50 por ciento.

• De cara a los retos de la descarbonización de las industrias, la implementación de soluciones digitales ha sido crítica para reducir las emisiones de CO2 en el sector eléctrico en un 50% para 2040, según Accenture.

Estos datos muestran cómo la digitalización ha tenido un impacto positivo en el sector eléctrico al mejorar la eficiencia, la sostenibilidad y la experiencia del cliente. Sin embargo, el impacto que puede tener una sola empresa es limitado, por lo que, tanto la cooperación, como el diseño de políticas públicas serán esenciales para desarrollar las bases de una digitalización transversal para el sector energético, con miras a reducir la huella de carbono y las emisiones.

En definitiva, la transición digital será un elemento vital para avanzar en la transición energética; ambos procesos se impactan y se refuerzan mutuamente. La transición energética requiere cambios en la forma en que se produce, utiliza y hace accesible la energía a más personas, al mismo tiempo que se reducen drásticamente las emisiones.

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