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los retos y las oportunidades para el sector energético
La palabra nearshoring está de moda. México regresa a ser el socio comercial predilecto de Estados Unidos para relocalizar algunas o parte de las cadenas productivas que alimentan el creciente consumo norteamericano. Cada vez más empresas prefieren una mayor cercanía de la producción que necesitan, en perjuicio de sus proveedores asiáticos (primordialmente chinos).
El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, en una reunión virtual organizada por la Universidad de Georgetown realizada en julio de este año, indicó: “si pudiéramos sustituir el 10% o 25% del flujo comercial que va de China a Estados Unidos, México estaría creciendo entre 1.2 y 2.2 puntos porcentuales del PIB adicionales”.
Durante el primer semestre del 2023, la Inversión Extranjera Directa (IED) creció un 6% con respecto al mismo periodo de 2022; y los niveles de IED de 2022 ya son similares a los que experimentamos previos a la pandemia.
Socio de EY-Parthenon
Este fenómeno no es gratuito ni fortuito. Sin duda influyen significativamente nuestra cercanía geográfica con uno de los mercados más grandes del mundo ayuda (de ahí el near-cerca), el rompimiento de las largas cadenas de suministro ocasionado por la crisis del COVID-19, así como la política norteamericana de no dependencia de China iniciada por la administración Trump y continuada por la administración Biden.
Pero no todo es resultado de la geografía o los shocks externos; para poder ser un candidato idóneo para el nearshoring es necesario que, además de estar cerca, se cuenten con los recursos adecuados para poder instalar los diferentes elementos de las cadenas productivas, los cuales son primordialmente infraestructura y talento.
Nuestro país es el principal exportador en América Latina, y nuestra economía de exportación depende de la manufactura avanzada. De los 10 principales rubros de exportación de México en 2021, la mayoría fueron bienes industriales, siendo los primeros tres rubros de exportación los vehículos, la maquinaria y el equipo eléctrico, así como la maquinaria en general (incluyendo computadoras), cubriendo casi el 60% del valor de la exportación. En contraste, los tres principales rubros de exportación de nuestros vecinos latinoamericanos son primordialmente commodities (materias primas y cultivos).
Para esto, México ha tenido que desarrollar el talento necesario para poder satisfacer los requisitos que la manufactura de estos productos requiere. Desde inicios de los años 90 y hasta la actualidad, nuestro país está en el top 15 de países con mayor número de ingenieros graduados. En 2022, uno de cada cinco estudiantes universitarios en el país comenzó una ingeniería.
Al hablar de infraestructura, nos referimos a los elementos logísticos para transportar materias primas (carreteras, puertos y vías férreas); los bienes manufacturados en el país que van hacia el mercado norteamericano y la energía necesaria para realizar la manufactura. México ha desarrollado corredores completos con vocación industrial específica, así como hubs logísticos en diferentes partes del país, no solo en la frontera. Aunque existen retos en la infraestructura logística, los mayores desafíos se encuentran en la infraestructura necesaria para proveer de energía a las nuevas plantas de manufactura, para transformar los insumos en bienes manufacturados.
Los procesos productivos de las nuevas plantas requerirán energía en la forma de gas natural o electricidad. México importa alrededor del 70% del gas natural que consume, la industria consume aproximadamente el 20% de la demanda total, siendo la generación eléctrica el principal consumidor con más del 50 por ciento. Texas representa uno de los mercados más grandes y baratos de gas natural en el mundo. Para poder aprovechar esta ventaja, requerimos incrementar de manera importante la infraestructura de ductos de importación y transporte de gas natural.
La infraestructura actual no parece suficiente para cubrir las necesidades futuras, derivadas del crecimiento de la industria en nuestro país, y es poco probable que la producción nacional de gas natural ayude a satisfacer esta demanda.
En cuanto a la energía eléctrica, será necesaria la inversión a lo largo y ancho del país, sobre todo en infraestructura de transmisión y distribución. Hoy existen grandes áreas del país en donde los nodos de interconexión de la red de transmisión presentan fuertes congestiones, haciendo difícil la transferencia de electricidad de las áreas que la producen a las que la requieren. Ejemplos de estos nodos con gran congestión es el paso de Sonora hacia Chihuahua o algunas partes del Bajío. Estas dificultades de gestión del transporte de energía eléctrica también pueden abrir oportunidades para el mayor desarrollo de proyectos de generación distribuida en el país, a fin de satisfacer las necesidades de estas nuevas plantas productivas.
Sin duda el nearshoring representa muchas y grandes oportunidades, pero a la par tiene importantes retos que deberán ser abordados si es que como país queremos aprovecharlas.