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PARA LOGRAR SER SOSTENIBLES , EMPECEMOS POR HABLAR UN MISMO
Lenguaje Universal
“Considero fundamental la labor de la ONU al desarrollar un sistema que permite cuantificar los volúmenes de recursos naturales extraíbles de manera viable, no solo económicamente como las metodologías tradicionales, sino también desde la óptica ambiental y social”
¿Recuerdas el calendario cósmico que hizo el divulgador científico Carl Sagan? En un ejercicio de perspectiva temporal, Sagan presenta en 365 días la evolución del universo; desde que inició con el llamado “Big Bang” el 1ero de enero a las 00:00:01 hrs, incluyendo la aparición del Homo Sapiens en el planeta tierra aproximadamente a las 23:52 hrs. del 31 de diciembre. Destaco cinco eventos:
1. Septiembre: se forma el Sistema Solar, el planeta Tierra y las primeras formas de vida.
2. Diciembre 30: un meteorito extingue a los dinosaurios, quienes dominaron la tierra por 5 días.
3. Diciembre 31: la estabilización de temperaturas permitió el desarrollo de ciclos bioquímicos que fomentan la riqueza de la gran biodiversidad del ecosistema.
4. En el último minuto del año se descubre la agricultura y el humano se vuelve sedentario.
5. En el último segundo comienza la explotación intensiva de los minerales y posteriormente los fósiles.
En este calendario, un segundo equivale a 438 años, prácticamente un equivalente temporal a partir del descubrimiento del Nuevo Mundo. Después, la Revolución Industrial catapultó la producción masiva basada en los hidrocarburos y la explotación de los recursos naturales. El equilibrio que se desarrolló en aproximadamente 24 horas tras la caída del meteorito, se está alterando en un segundo de globalización.
Cristel Dom Nguez Vargas
Gestión Administrativa de Exploración en Wintershall Dea México
Carl Sagan publicó este calendario en 1977. Una década que inició con una nueva perspectiva tras haber llegado a la luna en 1969, abriendo la posibilidad de ver al planeta desde afuera, y en su totalidad; dando origen a las evaluaciones científicas sistemáticas. Fue la década de los 80s la que más se benefició de la investigación científica, el mexicano Mario Molina alertó sobre el adelgazamiento de la capa de ozono y los 197 países miembro de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ratificaron el Protocolo de Montreal; prohibiendo la emisión de algunos de los químicos llamados: clorofluorocarbonos o “CFC”. Los beneficios de las medidas ejecutadas fueron evidentes a finales del siglo XX.
El siglo XXI empezó con grandes desafíos. De acuerdo con ONU-Hábitat, en menos de 100 años la población mundial se ha triplicado. Actualmente somos más de 8 mil millones de personas, y se espera seamos 8 mil 500 millones para finales de 2030. Este crecimiento poblacional conlleva un aumento en la demanda de energía, alimentos, vivienda, transporte, insumos; y también se incrementan los desechos del día a día.
Todas estas necesidades generan emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). ¿Por qué no estamos actuando con contundencia y velocidad como en el Protocolo de Montreal? Porque en el tema del Cambio Climático (adicional a las medidas gubernamentales y empresariales), todas, todos y todes debemos tomar acciones inmediatas, profundas y rápidas.
En su 6° Informe de Evaluación, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) destaca la necesidad de un enfoque de “Desarrollo Climático Resiliente” que integre medidas de mitigación (a largo plazo), y también medidas de adaptación (a corto plazo), bajo una perspectiva colaborativa y multidisciplinaria. Lo que hagamos en los próximos 10 años determinará el estado del planeta. Esta medida de tiempo es acotada, ya que el informe del IPCC advierte que, en caso de seguir aumentando las temperaturas, los siguientes factores complicarían la situación hasta un punto de no retorno:
1. Los extremos climáticos aumentarán de probabilidad e impacto (las olas de calor o de frío, inundaciones, sequías e incendios forestales). Muchos de estos “nuevos” climas incrementarán la demanda de energía; y la infraestructura estará a prueba.
2. Se sobrepasarán los puntos de inflexión climático de los sistemas que regulan el clima, decantando en “Bucles de Retroalimentación”. Lo que significa que, los sistemas caerían como fichas de dominó; dejando de regular los ciclos bioquímicos, para convertirse también en emisores de GEI.
Sobre los también llamados puntos de no retorno, los científicos estiman que, nueve de los 15 sistemas están en peligro de llegar a su punto de inflexión. La “sabanización” de la Amazonia, el derretimiento del permafrost en Siberia, pérdidas de 10 mil metros cúbicos de hielo por segundo en Groenlandia; la acidificación y calentamiento de los océanos, son algunos de ellos.
En este contexto, considero fundamental la labor de la ONU al desarrollar un sistema que permite cuantificar los volúmenes de recursos naturales extraíbles de manera viable, no solo económicamente como las metodologías tradicionales, sino también desde la óptica ambiental y social. El Sistema de las Naciones Unidas para la Gestión de los Recursos (SNUGR), y la Clasificación Marco de las Naciones Unidas para los Recursos (CMNU), son un sistema de gestión integral de los recursos naturales, para que puedan producirse, transformarse y utilizarse de forma sostenible.
Esta metodología de la ONU permite una comparación directa de proyectos que extraen combustibles de energía primaria (petróleo, gas, carbón y uranio) con energías renovables, con bioenergía; con proyectos de inyección y almacenamiento de gases en el subsuelo, así como industrias relacionadas a los recursos antropogénicos. Este “lenguaje universal” nos permite identificar proyectos integrales que demuestren ser sostenibles.
Fomentemos metodologías como el SNUGR y la CMNU, para integrar la protección al medio ambiente, la responsabilidad social y el valor económico soportado técnicamente; promovamos entender el impacto de nuestras decisiones de consumo en los productos y servicios a través de datos. Estamos empezando un “nuevo año cósmico”, este primer milisegundo se caracteriza por el desarrollo tecnológico, la consciencia de la información, y el valor de la interconexión de los datos. Incorporemos estas herramientas a nuestro favor.
Citando a Barak Obama: “Somos la primera generación que siente los efectos del Cambio Climático y la última que puede hacer algo al respecto”.