Mensaje de América Del Valle para los compañeros del SME Soy perseguida política del Estado mexicano; como otros hermanos estoy exiliada desde el mayo rojo del 2006, en que la represión asaltó a Atenco. Pero no es la privación de mi libertad lo que quiero destacar, sino la necesidad inmensa de que sepan que ésta exiliada, no está para rendirse ni para inmovilizarse y menos para quedarse resignada y callada cuando sabe que afuera sus hermanos están luchando y se parten el corazón resistiendo.
En la lucha nadie es autosuficiente, todos necesitamos unos de los otros, y el SME nos necesita a todos. Necesita nuestra voluntad para trabajar y resistir a su lado, necesita apoyos honestos y no el condicionamiento o el oportunismo de estos.
A más de tres meses de que los sinvergüenzas despojadores no han movido un sólo dedo de su consigna, a no ser que sea sólo para amedrentar, como ya lo hacen, sugiriendo con las averiguaciones previas, la aprehensión de algunos trabajadores, el movimiento social a nivel nacional tenemos que cerrar filas para impedir la represión contra nuestros hermanos electricistas.
Tenemos que ser capaces de fortalecer y acrecentar la movilización popular. Si los tiempos habían sido difíciles, estos son mucho más, y ante eso, lo último que tenemos permitido es que nuestra moral se vaya abajo. Los de arriba, esos panistas de ultraderecha y su comparsa de priístas, quisieran vernos derrotados, porque entonces, sólo hasta entonces habrán ganado, y nosotros hermanos, para vivir, para recuperar nuestros suelos y techos, nuestro trabajo y la dignidad de nuestros hijos, no tenemos más opción que la de resistir. “¿Cómo?” Esa siempre será la pregunta, pero en la medida de la discusión de compañero a compañero, de sector a sector, de base a comité, de electricista al pueblo, tendremos que hallar las respuestas para que esta lucha no sólo se mantenga en pie, sino que camine hacia delante, con una actitud de ofensiva y alta moral. El tiempo es oro. No podemos permitirnos un sólo día de descanso, de depresión, de impotencia, de pasividad, porque es permitirles a los canallas que se salgan con la suya.