Calderón miente, no terminarán los “cobros excesivos” ni CFE es eficiente. Sabedor del creciente descontento en contra de los cobros excesivos de Comisión Federal de Electricidad (CFE) y del mal servicio que presta en el centro del país solamente entre enero y mayo de este año acumula 5 mil 271 quejas ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco)- Felipe Calderón demagógicamente anunció el día de ayer un ajuste mínimo al esquema tarifario como solución a un problema que ha desatado miles de protestas en todo el país. Su propuesta se reduce a que “los primeros 75 kilovatios tendrán el mismo costo de 75 centavos, mientras que el costo entre los 76 y 140 kilovatios será de 90 centavos (y no de 1.25 pesos como es ahora). A partir de aquí, el costo por kilovatio será de 2.65 pesos, por igual”. Esta reducción sólo significa un 7 por ciento del promedio de facturación, dejando intacta la tarifa de alto consumo (DAC) que es la que más afecta a toda la población y sin mencionar que durante su sexenio los cobros se han incrementado hasta en un 700 por ciento. Es evidente que este insignificante paliativo no va a detener las protestas de millones de usuarios que ante la alternativa de “pagar la luz o comer”, optan por organizarse y declararse en virtual huelga de pagos. Tampoco va a detener las protestas por el mal servicio que las empresas contratistas y CFE prestan en la zona de Luz y Fuerza del Centro. El desconocimiento del funcionamiento de nuestros equipos y líneas de conducción han ocasionado cientos de explosiones, la destrucción de equipos costosísimos y, sobre todo, la muerte de más de treinta trabajadores y decenas de heridos por ser irresponsablemente enviados a realizar labores que desconocían. Esto es un verdadero homicidio industrial. La verdadera situación de CFE. Como es habitual en Calderón, cuando habla de CFE, lanza elogios desmedidos hacia los 98 mil trabajadores de esta empresa, afiliados al Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM). Estos elogios equivalen una “sobadita en el lomo” que tiene dos propósitos: asegurar su respaldo en su intento de aniquilar al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), mientras prepara el terreno para asestarles una puñalada por la espalda.