MANIFIESTO DEL PRIMERO DE MAYO.
Al Pueblo de México. A la clase Obrera. Compatriotas:
Vivimos tiempos difíciles. En todo el mundo, los trabajadores somos víctimas de una nueva ofensiva del capital internacional. En todas partes se sabe, que los organismos financieros internacionales (FMI-BM), las empresas transnacionales y los gobiernos neoliberales están aplicando duras medidas económicas, políticas y sociales en contra de los trabajadores. En forma por demás despiadada, pretenden hacer recaer todo el peso de la crisis capitalista sobre las espaldas de los trabajadores, arrebatándoles hasta la última de sus conquistas históricas. El capitalismo no puede sobrevivir, más que del despojo. Miles y miles de trabajadores son despedidos, los niveles de ingreso de la población trabajadora caen por los suelos con las rebajas al salario y la imposición de nuevas cargas fiscales; el derecho a la seguridad social y la jubilación se esfuma por decreto, la protestas obreras son reprimidas con la cárcel y nuevas reformas laborales amenazan con aplastar la libertad sindical y la contratación colectiva; mientras, los fondos de pensiones y jubilaciones de los trabajadores en todo el mundo se esfuman en el rejuego bursátil del capital financiero que hace multimillonarios a unos cuantos y condena a la miseria a millones de seres humanos. La crisis de capital es global y civilizatoria. La avaricia, el afán de lucro, el egoísmo de los capitalistas los lleva a poner en riesgo la vida del planeta tierra. La crisis no sólo es económica, hay crisis energética, del medio ambiente, del agua, alimentaria, migratoria y de la pobreza extrema. El desastre es devastador. El exterminio de amplios sectores de la población mundial, la desproporcionada escalada militar imperialista y la guerra por el petróleo ponen en riesgo a la humanidad entera. A costa de lo que sea, el capitalismo busca preservar los privilegios de unos cuantos, así tenga que pasar por encima de la propia civilización humana y madre tierra. Para los capitalistas, los trabajadores deben convertirse en esclavos del trabajo precario. En México y el mundo se impone por la vía de los hechos mediante decretos y/o reformas laborales que anulan de tajo las conquistas históricas de la clase trabajadora. Se impone la libre movilidad y flexibilidad del trabajo, el pago por horas, la inestabilidad en el empleo, la extensión de la jornada de trabajo sin pago de tiempo extraordinario, la exclusión de las normas de seguridad e higiene en el trabajo, se anula el derecho a la jubilación y se persigue sin descanso al sindicalismo independiente y democrático. Los gobiernos, los tribunales y la juntas de conciliación se confabulan en contra de los trabajadores para arrebatarles todos sus derechos con el argumento de que la contratación colectiva y los sindicatos van en contra del interés público y el “bienestar de la economía”.