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mineros de socavón de arrastre
co, sino ofrecer un vistazo de los empeños de nuestro autor, manejados, reflejados en sus ideas, en su trabajo cotidiano.
La primera característica del trabajo de Gómez Urrutia en su empeño por mejorar las condiciones y la suerte de los trabajadores en los de un marco competitivo, pero dentro del marco constitucional vigente es su singular capacidad de trabajo, acompañada de imaginación renovadora.
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En su estancia, por ejemplo, en La Casa de Moneda logró construir y poner en funcionamiento una nueva planta en San Luis Potosí, como lograr la exposición de las bellas monedas mexicanas que había sido suspendida por siglos.
En cuanto a sus logros destaca su contribución al acceso de los trabajadores a las utilidades empresariales que les había negado el outsourcing, ahí cabe avispar que pronto se añadirán esfuerzos inclinados a completar la legislación laboral mexicana, dedicados a recomponer el mercado laboral por la democratización sindical, el fortalecimiento de las negociaciones colectivas, la creación del seguro de desempleo, no olvidar el apoyo cotidiano, las negociaciones y luchas sindicales como se expresó nítidamente con el respaldo de los familiares y obreros fallecidos en Pasta de Conchos.
El libro es un recordatorio vivo, optimista, de tareas a emprender, de tares que necesita el país, México.
Hoy, en casi todas las latitudes prevalecen serias dislocaciones en los mercados de trabajo, factor desequilibrador aquí y allá en la estabilidad política de los países, la globalización con todas sus ventajas, señores, tiene costos, uno de ellos es limitar más de la cuenta a los trabajadores mientras ensanchan la libertad concedidas, sobre todo, a las empresas transnacionales.
En un mundo carente de fronteras se hizo competir entre sí a la mano de obra en países con variedad de demografía, con regímenes distintos de protección y niveles salariales diferenciados.
Las consecuencias no se hicieron esperar, la influencia política de los trabajadores, de los sindicatos, se derrumbó, redujo sobre todo en casi todas las latitudes, por eso es justificable reconstruir los mercados de trabajo, empeñarse en esa tarea que ha, por fortuna, emprendido Gómez Urrutia.
Recuérdese aquí la época de más intenso fortalecimiento de la economía mexicana, esta época coincidió con las capacidades sindicales más fortalecidas, amplias, actuantes, que defendían a los trabajadores con líderes capaces, como don Fidel Velázquez.
A pesar de esta historia el libro no propone de ninguna manera la vuelta a la historia atrás, pero sí reconoce la necesidad de lograr equilibrios, de conseguirlos cuando las fuerzas se ajustan con riesgo para todos los mexicanos.
México necesita prosperidad económica, expandirse, invertir, hacer crecer la demanda de la población para lograr que la oferta encuentre capacidades de compra que la absorba y los empresarios encuentren utilidades.
Actuaron y algunos todavía lo siguen haciendo, de estos empresarios y políticos, en la impunidad, con un insensible desprecio hacia la clase trabajadora.
Nuestros adversarios diseñaron campañas sucias en los medios de comunicación, corrompieron jueces, magistrados y seguramente hasta ministros, igual que a políticos, abogados, utilizaron más de 30 despachos de abogados de los más caros de México, así como traidores del movimiento sindical para someter y destruir a lo más importante del proceso de producción y generación de la riqueza que es la fuerza de trabajo, a los sindicatos democráticos y a sus dirigentes, que se merecen el mayor respeto y reconocimiento por su enorme entrega, esfuerzo y sacrificio en beneficio del crecimiento y la prosperidad de México y de los mexicanos.
Miles de millones de dólares gastaron. En el año 2010 el corporativo de finanzas de Grupo México declaró en Nueva York ante banqueros que en esos cuatro años de 2006 a 2010 les había costado más de cuatro mil millones de dólares el conflicto con el Sindicato Nacional de Mineros, no hablaron de toda esa corrupción que generaron con políticos, abogados, algunos medios de comunicación y tantas cosas más que utilizaron. Ellos se quejaban que las huelgas y la falta de producción era lo que les había afectado.
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La arrogancia empresarial de unos cuantos, su cercanía que tenían en el poder político y su descaro e impunidad lo aplicaron con un odio desmesurado y una actitud despótica hacia los trabajadores y sus líderes con tal de romper con los principios, los valores y los derechos de los obreros de ese sector tan importante y básico para el desarrollo nacional.
No quiero mencionar tantas anécdotas que me pasaron, prefiero, para que no me suceda lo que a Miguel Ángel Porrúa, que me digan que para qué compran el libro si ya les dije todo, pero pasaron demasiadas cosas que sólo reflejan una mentalidad verdaderamente enfermiza y obsesiva para destruir aquello que ellos veían como sus adversarios.
Sin embargo, y pese a todo no pudieron y ahora algunos de ellos están pagando sus excesos, sus culpas y saqueos en contra de los bienes del pueblo de México.
Este triunfo de la dignidad fue posible por varias razones: uno, desde luego, como ya lo mencioné, el apoyo incondicional, quizá y el número uno el más importante, todos son, pero el amor y la entrega de toda mi familia que me dieron una fuerza moral increíble.
Dos, la lealtad, el valor y la fortaleza de mis compañeros de lucha, Los Mineros de México quienes, incluso, llegaron a reelegirme en seis ocasiones diferentes en ausencia física, estando yo fuera del país, en convenciones totalmente democráticas y transparentes de manera unánime.
Desde luego, la solidaridad internacional que hoy lo estamos volviendo a escuchar con estas cartas, este mensaje de Sharan Burrow, presidenta de la confederación sindical más grande del mundo, con más de 175 millones de trabajadores afiliados, una mujer de origen australiano, una luchadora verdaderamente.
Del compañero Richard Trumka, esta carta que Ramón Becerra nos leyó, que también es el que presenta este libro, hace la presentación, la introducción de mi libro, de lo cual
“En un momento en que la clase obrera está bajo ataque en todo el mundo, El Triunfo de la Dignidad nos recuerda que es posible que la justicia y la solidaridad triunfen frente a obstáculos abrumadores.
“Me enorgullece llamar a Napoleón Gómez mi amigo y compañero, e insto a cualquiera que crea que las y los trabajadores merecen un trato justo en la economía global a leer e inspirarse en este libro”.
Leo W. Gerard, expresidente Internacional de los United Steelworkers (Canadá y EE. UU.)
Vale entonces la pena hacer leer los dos escritos de Gómez Urrutia, la destrucción y reconstrucción de la dignidad para darse cuenta del inicio imparable de la transnacionalización de los derechos obreros y la de sus dirigentes, el mundo está empeñado, está comenzando a dar a los trabajadores derechos verdaderamente universales, como hoy se dan al sector financiero.
El triunfo de la razón con la exoneración de Gómez Urrutia y su elección al Senado de la República reanimó los empeños de los trabajadores y de otras fuerzas democráticas del país.
Los avances pueden ser pequeños, lentos, pero al ir en la dirección apropiada tiene efectos alucinantes, inesperados, por eso El Triunfo de la Dignidad es un escrito esperanzador, ojalá el país siga el sendero iniciado por Gómez Urrutia y sus compañeros del sindicato.
Muchas gracias. ¢
Periodista Carlos Fernández-Vega
La feroz persecución contra Napoleón, síntoma podrido de la minoría rapaz
Buenas noches. Muy agradecido con la invitación que me hizo mi querido amigo Napoleón de estar presente aquí en la difusión de este libro, un libro verdaderamente valioso.
Yo escribí algunas líneas que me permito compartirlas con ustedes sobre el libro y alCarlos gunas otras cositas. Fernández-Vega.
Encontramos en éste, porque tuve el privilegio de leerlo antes de estar por acá, el libro es una historia de vida, lucha, entrega, pasión y, lo más importante, de triunfo y de mucha dignidad, como bien lo dice el título de la obra, sin olvidar lo que el autor detalla sobre la violencia e ilegalidad con las que lo atacaron y persiguieron a él mismo, a su familia y al Sindicato Nacional de Mineros.
Y no se trata de que nuestro amigo dé pistas o especule sobre lo sucedido, sino que habla de hechos concretos, de personas concretas y lo documenta de manera puntual.
El libro aporta datos duros, información sólida, elementos contundentes sobre el ilegal proceder de un grupúsculo de políticos y empresarios que el presidente López Obrador acertadamente ha identificado como minoría rapaz, que trabajaron de la mano con un grupo de políticos para asaltar a la nación con impunidad garantizada, unos
y otros se complementaron para lograr su objetivo siempre contrario al interés de los mexicanos.
Por eso el libro y la historia misma, la historia reciente del país, nos invita a reflexionar sobre lo que ha sucedido y preguntarnos como sociedad cómo fue posible que permitiéramos que ese grupúsculo, esa mafia, destrozara a una república para convertirla en su negocio particular, utilizando para ello la riqueza que pertenece a todos los mexicanos, llevándose entre las patas el futuro de la nación y violando todo tipo de garantías constitucionales.
En su libro Napoleón subraya que, cito, “México debe cambiar o las condiciones lo rebasaran, requiere de un nuevo modelo político, económico y social que ante todo tenga a la gente, a la sociedad, antes que nada y no a unos cuantos miserables dedicados a explotar nuestros recursos sin ninguna sensibilidad ni interés nacionalista, tiene que recuperarse porque de otra forma estaremos condenados al fracaso, nuestro país merece mucho, muchísimo más como nación y vamos al abismo, sin cambio de régimen hubiéramos entrado en un periodo de crisis social con consecuencias impredecibles”.
Y es muy cierto, el análisis y la visión de Napoleón es la correcta, hacia dónde iba el país si seguíamos en esta dinámica de gobiernos totalmente gerenciales siempre a favor de los intereses del gran capital de los señorones de la economía, íbamos directamente al hoyo.
Nos han preguntado por qué el interés de La Jornada en coeditar este libro, y yo les comento que no es el primero, El Colapso de la Dignidad también fue coeditado por La Jornada e independientemente que fue un éxito editorial, pues obviamente lo que contiene el libro y la trayectoria misma de esta historia es verdaderamente apasionante.
Desde su nacimiento La Jornada dejó en claro a los lectores y a la sociedad en general que sería un medio de comunicación que defendería la soberanía y la independencia nacionales, y así ha actuado en consecuencia, 37 años de trabajo continúo lo demuestra.
Entre los principios fundacionales de nuestra casa editorial está la defensa de las garantías individuales y sociales que recogen las leyes fundamentales de México, así como su compromiso con necesidades y demandas de los trabajadores del campo y de la ciudad, de las mayorías marginadas del país, de los que nunca tuvieron voz.
Desde entonces La Jornada ha investigado y documentado, y también publicado, denuncias contra el proceder de esa minoría rapaz que se fortaleció sexenio tras sexenio a lo largo de los últimos seis.
Los sectores progresistas se concentraron en la defensa del petróleo y la energía eléctrica, siempre en aras de la soberanía energética del país, sin embargo, parece que a muchos les pasó de noche lo que sucedía en la minería en México, cuyos beneficios se concentran en un grupúsculo de empresas nacionales y algunas foráneas.
“Como Secretario General de IndustriALL Global Union, como compañero de lucha y como lector festejo la publicación del nuevo libro de Napoleón Gómez Urrutia El Triunfo de la Dignidad, que es una secuela de su aclamado libro El Colapso de la Dignidad.
“Recomiendo vivamente la lectura de este importante libro que relata con clara y apasionante escritura la dolorosa experiencia de exilio, su digna y valiente respuesta ante la adversidad y las injusticias, la amplia solidaridad nacional e internacional recibida y el regreso a su querido México para continuar su lucha inquebrantable, como líder sindical y senador, por los derechos laborales fundamentales de las y los trabajadores”.
me siento muy orgulloso, como en el anterior, El Colapso de la Dignidad, el presidente internacional en ese momento de los United Steelworkers, Leo Gerard, que también hizo la introducción y presentación.
Pero esta solidaridad internacional, que es real, de los trabajadores y de los grandes amigos dirigentes sindicales de todo el mundo, tengo una lista enorme de nombres de agradecimientos, de Inglaterra, de Suecia, de Noruega, de España, de Francia, de todo el Reino Unido, Irlanda, Escocia, también por supuesto de Canadá, de Estados Unidos, de Australia, de Sudáfrica, de muchos países del mundo.
Pero también grandes dirigentes sindicales de América Latina que estuvieron con nosotros, de Argentina, de Chile, de Brasil, de Bolivia, de Perú, de Venezuela, de Colombia, de todos, la verdad mi agradecimiento.
Y esto ayudó muchísimo a presionar al gobierno de México contra estos abusos que estaban totalmente entregados, sobre todo los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, y posteriormente el gobierno de Enrique Peña Nieto, que no hizo nada para resolver este conflicto, pero esta presión internacional contribuyó mucho también a que se resolviera.
También quiero decir, el 28 de agosto de 2014, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió de manera unánime, de fondo, definitiva, inapelable, la exoneración total de 11 acusaciones falsas que nos habían fincado a mí y a otros compañeros dirigentes, violando la Constitución por los mismos hechos, los que son abogados saben perfectamente
bien que nadie puede ser acusado dos veces por los mismos hechos, aquí lo hicieron 11 veces, presidentes de la República violando la Constitución, una vergüenza para México y una vergüenza para el sistema de justicia internacional, y por eso muchos países nunca le dieron entrada a sus acusaciones, a sus pretensiones.
Y, finalmente, quiero decir que también nos ayudó en esta resolución y en este triunfo de la dignidad el trabajo profesional y la entrega del grupo jurídico responsable de la defensa de Los Mineros y de nosotros como sus dirigentes.
Hoy, afortunadamente, son otros tiempos, corren nuevos vientos, retos y oportunidades en México y en el mundo entero.
Con mi regreso se recuperó la confianza y la esperanza de cambio de democracia, la justicia y la libertad, no sólo para Los Mineros sino para toda la clase trabajadora y la población en general de México.
Con la llegada al gobierno, al poder de Andrés Manuel López Obrador, se inició un proceso de transformación política profundo, económica y social, tendiente a eliminar las desigualdades sociales, la marginación y la pobreza, y reducir la corrupción generalizada que tanto daño le ha hecho a México.
La separación del poder económico del político es un gran y enorme avance, histórico, yo diría, lo mismo la integración de las regiones y centros de población más abandonados.
La política de recuperar los salarios que habían caído a los niveles más bajos de América Latina, producto de un modelo equivocado e injusto contra los trabajadores, que es fundamental para la paz laboral y la estabilidad social, pues sin poder adquisitivo no hay consumo, sin consumo no hay demanda y sin demanda no hay estímulos a la inversión y se estanca la economía. Esto lo aprendí muy bien desde estudiante en la Facultad de Economía, gracias a las valiosísimas enseñanzas de mis maestros Ifigenia Martínez y del maestro David Ibarra Muñoz, entre muchos otros profesionistas de esta gran Universidad Nacional.
Desde un principio La Jornada ha documentado y publicado muchos asuntos relacionados con la minería del país, como olvidar que, en 1985, en la portada de nuestro diario, apareció una excelente foto de Pedro Valtierra, un grupo de mineros en huelga y desnudos, sólo portaban casco, botas y cinturón para la herramienta, y su único pecado era exigir mejoras a sus condiciones laborales, lo que la empresa les negaba reiteradamente.
La parte patronal dijo: “No, no quiero atenderlos, no me interesa, váyanse a otra parte”, pero como eran muy moralistas los señores de la empresa, pero nada éticos, por cierto, moralistas sí, éticos no, al verlos desnudos, encuerados, atendieron de inmediato los reclamos porque, oh, cómo iban a permitir la inmoralidad de andar por la calle desnudos enseñando sus cosas.
Una oda, esto es una oda al cretinismo empresarial que impera en el país.
Otro reportaje de La Jornada dio cuenta del saqueo que a muchos les pasó de noche, seis gobiernos neoliberales al hilo entregaron a ese grupúsculo, a esa minoría rapaz, 120 millones de hectáreas en forma de concesiones mineras, es decir, ese territorio equivale al 60 por ciento de la República, son los neolatifundistas, vestidos de ilegalidad, además, que es lo peor.
Y a lo largo de este periodo, particularmente los consorcios de los tóxicos empresarios, Germán Larrea y Alberto Bailleres, así como Alonso Ancira, no dejaron mayor beneficio para la nación, pero a ellos les permitió acumular fortunas de ensueño mientras el país, la República, los estados, los municipios y los trabajadores no recibieron nada, migajas en el mejor de los casos.
Por cierto, hoy Alonso Ancira, uno de los organizadores del ataque y la persecución a Napoleón, obviamente Larrea por ahí andaba metido, porque la cabeza de todo es Bailleres, Alonso Ancira está en la cárcel, acusado de fraude a la nación y ya que hicieron el ejercicio nada mal estaría que Larrea y Bailleres, y algunos más, lo acompañaran en la celda, tal vez así se logre que dejen de cometer tropelías y cancelen su afición por derramar tóxicos por toda la República.
Me falta una cosita nada más, en su libro Napoleón menciona nuestra vieja amistad, que se ha mantenido a lo largo de los años, pero que por una u otra causa nos impedía el acercamiento, cuando se dieron los hechos de Pasta de Conchos, que no fue un accidente, porque los accidentes son inevitables y lo que sucedió en aquella mina de Coahuila era totalmente evitable, pero a Germán Larrea y su Grupo México le importo un comino.
Arreció la persecución contra el dirigente minero y la grotesca y sucia campaña en su contra, la de su familia y la del propio Sindicato Minero, todos los políticos y los medios de comunicación del régimen se dedicaron a defenestrar al líder
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sindical en el mismo tono, con las mismas palabras y con los mismos calificativos, todos en nado sincronizado, y eso era síntoma de que algo estaba podrido.
La Jornada investigó y documento cuál era la verdadera situación y las causas, tanto de la explosión Pasta de Conchos, como de la feroz persecución contra Napoleón, su familia y el sindicato y decidió consultar a las partes involucradas, la empresarial nos cerró las puertas con 20 candados, el gobierno fingió demencia, tanto el de Fox, como el de Calderón, aunque era obvio que apoyaba a la minoría rapaz y la distancia nos complicaba la comunicación con el dirigente sindical.
Pero la intervención de un querido amigo mutuo de toda la vida, el ingeniero Julio Pomar hizo posible la comunicación, asistimos a una reunió sindical internacional que se realizaba en Vancouver, Canadá, y allá platicamos largo y tendido sobre lo que estaba sucediendo y nos permitió corroborar y documentar muchas cosas.
En resumen, tras 12 largos años de ausencia obligada, pero victorioso, Napoleón presenta hoy su libro, el cual, sin duda, es de colección.
Muchas gracias. ¢
Senadora Ifigenia Martínez Hernández
Celebro el impulso de Napoleón por los derechos obreros y sindicales
Buenas tardes a todas y a todos los aquí presentes.
El Triunfo de la Dignidad es una historia de justicia, valentía y reivindicación. A lo largo de esta obra pude apreciar el sentir de un hombre, quien forzado a abando-
Ifigenia Martínez Hernández. nar su patria a causa de acusaciones e intimidaciones propias de gobiernos anti laborales siguió trabajando y luchando por las causas y valores que lo representan: la convicción, perseverancia y profundo sindicalismo que lo definen y lo caracterizan, fueron elementos notables en el desarrollo de su historia.
Es de reconocer que a pesar de las dificultades e incluso desde el extranjero nunca bajó los brazos ni abandono la lucha a la que lo obligó el exilio.
Desde Canadá y apoyado por la comunidad sindical internacional el senador Napoleón Gómez Urrutia siguió dirigiendo e impulsando al Sindicato Minero en México, esta situación exacerbo la ya existente confrontación con el contubernio entre aquellos gobiernos y una parte de la clase empresarial, mismas que seguían representando una amenaza
Hoy tenemos que ver el futuro de manera diferente y es lo que trato de reflejar en mi libro, México está cambiando.
Agradezco sinceramente y así se lo hice desde el primer momento que hablé con él, la invitación que me formuló el Presidente Andrés Manuel López Obrador para participar y colaborar en su visionario proyecto de transformación política, económica y social de nuestro querido México y que todavía algunas personas, desafortunadamente, no entienden o, aunque lo entiendan, no terminan de aceptarlo.
Regrese a México para contribuir con mi experiencia, conocimientos y capacidad para hacer de nuestro país, para contribuir en esto, un lugar con mayor democracia, igualdad social y equidad de género, así como una mayor prosperidad compartida y bienestar para todos los mexicanos.
Quiero reiterar una vez más en este momento que no regresé a México del exilio forzado en el que me mantuvieron, nos amenazaron de todo tipo, me forzaron a dejar el país, querían desterrarme de México a mí y a mi familia, y a otros dirigentes sindicales.
Y no regresé a México del exilio forzado como senador de la República y dirigente sindical para utilizar la revancha y la venganza contra nadie, al contario, lo he venido haciendo y lo he demostrado de una manera constructiva y propositiva.
A propósito del exilio, y eso sí lo menciono, y serían muy interesantes estas páginas, creo que es la 119, 120 y 121 de mi libro, porque cito a un gran escritor cuando hablo sobre el triunfo de la dignidad y describo y analizo la explicación clara y profunda de Stefan Zweig, cuando en uno de sus libros narra lo que es el exilio: él le llama ese silencio del destierro que es, dice, esa potencia creadora del destino que levanta al hombre en su caída y concentra en la dura opresión de la soledad, nuevamente, y en un orden nuevo las fuerzas conmovidas del alma.
Y describe increíblemente bien como los líderes más importantes, religiosos, Buda, Mahoma, Cristo, Moisés; los escritores y políticos, desde Dante; músicos, Beethoven; todos fueron obligados en su momento al destierro, y narra como
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la reacción y el resultado de este destierro, de este exilio, les sirvió para tener una visión diferente de la vida, artistas, en fin, muchas cosas.
Es interesante, por lo menos esas tres páginas se las recomiendo porque estoy verdaderamente describiendo lo que él dice, Stefan Zweig, en esto.
Hoy a la distancia podemos afirmar que nadie tiene el derecho de repetir o cometer los mismos errores del pasado, es necesario cambiar de ideas o superarlos para ayudar y apoyar a México.
Los daños, los ataques siniestros y perversos, llenos de odio y de rencor, deben quedar atrás, todos debemos de ayudar para convertir a México en una nación moderna, justa, eficiente, libre y la esperanza para bien de esta y de las futuras generaciones.
Los cobardes y ruines ataques no deben repetirse jamás, ni en México, ni en ningún lugar del mundo.
A los adversarios históricos les propongo una tregua desde este foro, les digo y les hago un llamado para privilegiar las coincidencias con ese propósito y dejar atrás las diferencias.
Vamos a construir todos, un nuevo país. Un nuevo sindicalismo. Una nueva mentalidad empresarial. Una nueva nación para beneficio de todas y todos los integrantes de esta gran sociedad.
Todas estas experiencias, ideas, reflexiones y conclusiones de esta lucha están plasmadas en este libro El Triunfo de
la Dignidad.
Quiero, finalmente, señalar que el producto de la venta de los libros en México se integrará a la Fundación Napoleón Gómez Sada para otorgar becas a los trabajadores y a sus hijos, para producir más publicaciones y fomentar la lectura, así como para promover la educación, la historia y la cultura.
Y recojo la sugerencia y la propuesta de la maestra Ifigenia Martínez, de preparar también una edición más accesible para todo el público.
Muchas gracias por su asistencia, amigas y amigos, compañeras y compañeros senadores, a todos, querido gobernador, a mi familia, les envío un abrazo y un beso.
Gracias a todas, amigas y amigos.
Gracias. ¢ para su seguridad y la de su familia, tratando de impedir su regreso a México.
Por estas razones me resultó emocionante la narración de su regreso al país, la que considero un acto de justicia y de dignidad en medio de un proceso de intenso cambio nacional y acompañado por el proyecto de la Cuarta Transformación del recién electo presidente, el ciudadano Andrés Manuel López Obrador.
Su llegada a México y al Senado de la República significaron el triunfo de la verdad y el final de una lucha valiente para él y el sindicalismo minero, un gremio fundamental en el desarrollo del país, destacando su participación en la Expropiación Petrolera que encabezó, ya hace algunas décadas el general Lázaro Cárdenas, pero que no olvidamos, como un parteaguas en nuestra historia.
Hoy, estimado senador Gómez Urrutia, celebro la publicación de sus memorias y de su libro, así como su entrega y compromiso en una causa tan necesaria, como es el impulso y fomento de los derechos obreros y sindicales.
Le ofrezco mi más sincera felicitación y espero que este libro, El Triunfo de la Dignidad, sea una inspiración para las y los mexicanos, especialmente de la clase trabajadora en todos sus grados y niveles.
Y aprovechando la oportunidad que el señor Gómez Urrutia nos pudiera presentar una edición que puedan adquirir con facilidad toda la clase obrera y campesina de México.
Estoy convencida de que seguiremos trabajando conjuntamente en el Senado acompañando al presidente Andrés Manuel López Obrador en la consolidación de un proyecto transformador y por la construcción de un país más democrático, próspero y justo.
Por último, quisiera terminar con una reflexión de El Triunfo de la Dignidad que afirma, cito: “Cuando una persona lucha por sus principios y valores, apegada a la justicia y a la verdad, jamás podrá ser derrotada”.
Enhorabuena y muchas gracias por su atención, compañeras y compañeros. ¢
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El apoyo a Napoleón no es sólo de EU y Canadá, sino de todo el mundo
Buenas noches a todas y todos.
Es realmente un honor para mí estar con Napoleón y con este distinguido grupo de invitados y con todos y todas ustedes en la gran familia minera.
Me toca, yo soy Ben Davis, soy el director de Asuntos Internacionales del Sindicato de Metalúrgicos en Canadá y Estados Unidos, United Steelworkers, y traje conmigo algunas de las cartas que enviaron nuestros dirigentes en Canadá y Estados Unidos, no las puedo leer todas, pero sí quisiera leer algunas partes para darles una idea del interés, del apoyo que existe, no solamente en México, sino en toda América del Norte y realmente en todo el mundo, como hemos visto con las palabras de la compañera Sharan.
Voy a leer, no sé, no veo a mi compañero Ramón Becerra, le voy a invitar a compartir la palabra conmigo para leer la carta de… porque Ramón viene en representación del presidente de la AFL-CIO, de Estados Unidos, y trae una carta también.
Pero voy a leer primero la carta de mi presidente Tom Conway, el presidente del Sindicato de Steelworkers.
Estimado Napoleón, de parte de los 850 mil Steelworkers de los Estados Unidos y Canadá, te felicito por la pu-
blicación de El Triunfo de la Dignidad.
El Sindicato Minero y tú como su dirigente han superado una tremenda persecución, yo soy muy orgulloso de los vínculos de amistad y solidaridad que los Steelworkers y Los Mineros hemos forjado.
Te pido esa solidaridad, hoy tenemos nuevas oportunidades, dirigentes políticos en los Estados Unidos y en México con una visión progresista y un acuerdo de libre comercio que cambia las reglas a favor de la clase obrera.
Juntos nuestros sindicatos debemos utilizar estas oportunidades para construir un mejor futuro para nuestros afiliados, sus familias y todas y todos las y los trabajadores de Norteamérica.
Espero poder seguir trabajando contigo y con Los Mineros para lograr ese futuro en solidaridad.
Thomas Conway, presidente internacional.
También tenemos una carta de Leo Gerard, conocido de muchos de ustedes, nuestro expresidente, pero sigue muy activo, dice:
Querido Napoleón, es un gran placer para mí felicitarte en la publi-
cación de El Triunfo de la Dignidad, por casi 20 años hemos trabajando juntos para avanzar en una visión común para todas las y los trabajadores en Norteamérica, en base de la democracia, la justicia y el respeto por la dignidad de la clase obrera.
Soy muy orgulloso de sus logros como dirigente sindical y como Senador para mejorar las condiciones de sus afiliados y de toda la clase obrera en México y en el mundo, y espero más victorias.
Mis mejores deseos a ti y a Oralia, y a Los Mineros de México.
Tenemos una carta, no voy a leer todo, pero de Ken Neumann, que es el director de los Steelworkers en Canadá, y ha estado acompañando este proceso desde hace mucho tiempo.
Dice: Para los Steelworkers en Canadá este es un gran momento, hace 15 años te dimos la bienvenida a nuestro país como un refugiado de la persecución política de parte de un gobierno de la derecha y una empresa mala.
Por 10 años tú y Oralia nos acompañaron y nos apoyaban, y nosotros los apoyamos a ustedes mientras dirigías tu sindicato desde el exilio.
Hoy, debido a la solidaridad y la amistad que construiste en Canadá y en todo el mundo, y debido la dignidad y la lealtad de Los Mineros estás de nuevo en México liderando la lucha por la justicia para la clase obrera, una de los mejores momentos de mi carrera fue asistir a tu inauguración en el Senado.
Nosotros hemos mirado con mucha admiración como has logrado la reforma laboral, la reforma del outsourcing y la ratificación del convenio 98 de la UIT.
Tenemos muchas más luchas para ganar, las grandes empresas mineras mexicanas y canadienses harán todo lo posible para resistir, pero yo creo que trabajando juntos con el apoyo de nuestros afiliados tendremos el coraje para construir un mejor mundo.
Y hay otras, pero voy a invitar a mi compañero Ramón, que viene en representación del presidente Trumka para leer la carta que él envío.
Con su permiso. ¢
Benjamin Davis.
Patria, te doy de tu dicha la clave: se siempre igual, fiel a tu espejo diario. Ramón López Velarde.
Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI*
¡Felicidades, Napoleón!
Lamento mucho no haber estado con usted en esta ocasión trascendental. El lanzamiento de su segundo libro, El Triunfo de la Dignidad, es un hito lo que está describiendo, lamentablemente no es sólo la lucha que has estado liderando en México con todos tus leales miembros, sino que, de hecho, se refleja en una lucha a nivel mundial.
Sabemos que la única forma de oponerse a la opresión es organizarse, organizarse y organizarse, sabemos que se necesita un valor increíble, muchos sacrificios y, con demasiada frecuencia, la perdida de la propia vida; pero el poder de nuestros sindicatos, el poder de los trabajadores, sigue estando en el centro de nuestra búsqueda para construir sociedades libres y democráticas.
Nos enfrentamos a la ruptura del contrato social en todos los sentidos, por lo que luchamos por un nuevo contrato social que tiene cinco reivindicaciones laborales fundamentales, trabajos, trabajos y trabajos.
La dignidad del pleno empleo, la transición justa, porque necesitamos asegurarnos de que son trabajos ami-
Ramón Becerra con mensaje del presidente de la AFL-CIO Un minero nunca deja a otro hermano minero abandonado: Richard Trumka
Gracias, Mauricio, y gracias Ben Davis.
Como mexicano y como sindicalista es un orgullo estar yo aquí presente de un combatiente de la clase trabajadora, como lo es Napoleón.
Voy a leer la carta, como dijo Ben Davis y Mauricio que manda el presidente de la Federación Sindical Americana, conocida como AFL-CIO.
Senador Napoleón te la dedica el presidente Trumka, y dice lo siguiente.
Estimado Napoleón, es un gran placer felicitarte por la publicación de El Triunfo de la Dignidad, hace 10 años la AFL-CIO te honró con el premio de Derechos Humanos Meany-Kirkland y debido a la persecución que enfrentaste no pudiste venir a Washington D.C., para recibir el premio en persona, a lo cual tuvimos el honor de que mi querida hermana Oralia lo recibiera en una ceremonia tremendamente emocional.
No creo que ninguno de nosotros imaginamos que 10 años después estarías de regreso en México en el Senado y dirigiendo tu sindicato.
Las probabilidades estaban en nuestra contra, pero nos quedamos contigo por una sencilla razón, soy un minero y nunca un minero deja a otro minero, ni a un hermano, ni a una hermana abandonados.
Hoy día los trabajadores en América del Norte tienen nuevas oportunidades para lograr cambios reales que puedan aumentar los salarios, fortalecer nuestros derechos y protecciones, y crear un futuro mejor para nuestros hijos y nuestros nietos.
Juntos ganamos el triunfo de la dignidad sobre la codicia, el odio y el miedo, espero trabajar con ustedes, los mineros y la Confederación Internacional de Trabajadores para construir ese futuro.
En solidaridad, Richard Louis Trumka, presidente de
gables con el medioambiente, la garantía de los derechos, de los derechos y protecciones tan esenciales para todos los trabajadores, independientemente de las modalidades de empleo y, por supuesto, la protección social universal, sin empleo, Sahran Burrow. derechos y protección social no puede hacer libertad para los trabajadores.
Queremos la calidad, la equidad en los ingresos, pero también entre géneros y de derechos, y queremos un futuro inclusivo en el que las personas no sean excluidas, donde logremos los objetivos de desarrollo sostenible con un modelo de desarrollo justo.
Tu liderazgo es absolutamente representativo de los líderes de todo el mundo, que lucha hoy en día en la primera línea por la paz, la democracia y los derechos en muchos países.
Así que, enhorabuena, disfruta el momento y espero verte en algún momento en el futuro cercano.
Solidaridad. ¢ *Mensaje en video e interpretación del inglés al español
Ramón Becerra.
la AFL-CIO. ¢
El soltero es el tigre que escribe ochos en el piso de la soledad. No retrocede ni avanza. Ramón López Velarde