co, sino ofrecer un vistazo de los empeños de nuestro autor, manejados, reflejados en sus ideas, en su trabajo cotidiano. La primera característica del trabajo de Gómez Urrutia en su empeño por mejorar las condiciones y la suerte de los trabajadores en los de un marco competitivo, pero dentro del marco constitucional vigente es su singular capacidad de trabajo, acompañada de imaginación renovadora. En su estancia, por ejemplo, en La Casa de Moneda logró construir y poner en funcionamiento una nueva planta en San Luis Potosí, como lograr la exposición de las bellas monedas mexicanas que había sido suspendida por siglos. En cuanto a sus logros destaca su contribución al acceso de los trabajadores a las utilidades empresariales que les había negado el outsourcing, ahí cabe avispar que pronto se añadirán esfuerzos inclinados a completar la legislación laboral mexicana, dedicados a recomponer el mercado laboral por la democratización sindical, el fortalecimiento de las negociaciones colectivas, la creación del seguro de desempleo, no olvidar el apoyo cotidiano, las negociaciones y luchas sindicales como se expresó nítidamente con el respaldo de los familiares y obreros fallecidos en Pasta de Conchos. El libro es un recordatorio vivo, optimista, de tareas a emprender, de tares que necesita el país, México. Hoy, en casi todas las latitudes prevalecen serias dislocaciones en los mercados de trabajo, factor desequilibrador aquí y allá en la estabilidad política de los países, la globalización con todas sus ventajas, señores, tiene costos, uno de ellos es limitar más de la cuenta a los trabajadores mientras ensanchan la libertad concedidas, sobre todo, a las empresas transnacionales. En un mundo carente de fronteras se hizo competir entre sí a la mano de obra en países con variedad de demografía, con regímenes distintos de protección y niveles salariales diferenciados. Las consecuencias no se hicieron esperar, la influencia política de los trabajadores, de los sindicatos, se derrumbó, redujo sobre todo en casi todas las latitudes, por eso es justificable reconstruir los mercados de trabajo, empeñarse en esa tarea que ha, por fortuna, emprendido Gómez Urrutia. Recuérdese aquí la época de más intenso fortalecimiento de la economía mexicana, esta época coincidió con las capacidades sindicales más fortalecidas, amplias, actuantes, que defendían a los trabajadores con líderes capaces, como don Fidel Velázquez. A pesar de esta historia el libro no propone de ninguna manera la vuelta a la historia atrás, pero sí reconoce la necesidad de lograr equilibrios, de conseguirlos cuando las fuerzas se ajustan con riesgo para todos los mexicanos. México necesita prosperidad económica, expandirse, invertir, hacer crecer la demanda de la población para lograr que la oferta encuentre capacidades de compra que la absorba y los empresarios encuentren utilidades.
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Actuaron y algunos todavía lo siguen haciendo, de estos empresarios y políticos, en la impunidad, con un insensible desprecio hacia la clase trabajadora. Nuestros adversarios diseñaron campañas sucias en los medios de comunicación, corrompieron jueces, magistrados y seguramente hasta ministros, igual que a políticos, abogados, utilizaron más de 30 despachos de abogados de los más caros de México, así como traidores del movimiento sindical para someter y destruir a lo más importante del proceso de producción y generación de la riqueza que es la fuerza de trabajo, a los sindicatos democráticos y a sus dirigentes, que se merecen el mayor respeto y reconocimiento por su enorme entrega, esfuerzo y sacrificio en beneficio del crecimiento y la prosperidad de México y de los mexicanos. Miles de millones de dólares gastaron. En el año 2010 el corporativo de finanzas de Grupo México declaró en Nueva York ante banqueros que en esos cuatro años de 2006 a 2010 les había costado más de cuatro mil millones de dólares el conflicto con el Sindicato Nacional de Mineros, no hablaron de toda esa corrupción que generaron con políticos, abogados, algunos medios de comunicación y tantas cosas más que utilizaron. Ellos se quejaban que las huelgas y la falta de producción era lo que les había afectado.