Algo extraño sucede en Chernobyl

OCTAVO AÑO

“Algo extraño sucede en Chernóbil”

ITSKATZÚ “Pensar y crear”

Algo extraño sucede en Chernóbil Era el año de 1987 en Chernóbil Ucrania; recién pasó el accidente nuclear y los trabajos de limpieza aún no cesan, llevan contabilizadas unas dos mil setecientas muertes y se estima que podrían llegar a más de cuatrocientas mil. Aún no han comenzado los verdaderos estragos de este tan cuestionado evento, pero esto perdurará para siempre y le recordará a la humanidad que nuestros líderes han jugado con fuego y se quemaron.

OCTAVO AÑO

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Se acerca el primero de mayo, el aniversario del accidente. Es un área oscura, inhóspita, sucia y con aire fantasmagórico.

El viento hace sonar las tablas y metales que quedaron sueltos, ruidos con eco avisan que a lo lejos se acercan el profesor Krunloft, un tipo desaliñado, con el cabello enredado y ojos disparatados. Su madre murió a causa de un tratamiento médico ilegal y durante toda su vida trató de encontrar a los culpables.

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Con el tiempo fue diagnosticado con una esquizofrenia paranoide en su país natal Omán; por eso huyó hacia Rusia y se dedicó a realizar investigaciones en un laboratorio improvisado cerca de una mina, siempre le llamó la atención los minerales radioactivos y en esa época contribuyó al desarrollo de armas nucleares con la Unión Soviética sometido a terribles amenazas y maltratos.

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Ahí conoció a la doctora Batrazia, muy lista, inteligente y sensual; sin embargo, a raíz de las torturas que recibieron desarrolló una paranoia que la hace creer que alguien le susurra al oído constantemente. Ambos hicieron explotar el laboratorio donde trabajaban y huyeron hacia Ucrania buscando libertad.

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Al enterarse del accidente evacuaron el área, sacaron sus libros y análisis más preciados y se desplazaron a los límites de Chernóbil.

Pasaron un año acampando en los bordes del país, a escondidas, porque los rusos los perseguían.

Un día salieron a buscar comida y una turba de personas los obligaron a subirse a un camión que se dirigía hacia el sitio del accidente.

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En algún momento, un tipo les gritó desde unos árboles y les dijo que debían bajarse inmediatamente y huir.

Ambos se asustaron y se tiraron del coche desesperados. El tipo era Boris Marcel, un ex guía turístico que aseguraba la existencia de mutantes que lo perseguían.

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Juntos decidieron investigar qué era realmente lo que pasaba y las voces que le hablaban a Batrazia le decían que debían hacerlo para encontrar a los verdaderos asesinos de la madre de Krunloft.

Avanzaban caminando tratando de encontrar pistas, dirigiéndose al epicentro.

Una de tantas tardes de cielo rojo y oscuridad, Boris comenzó a sentir nauseas, sentía un dolor muy fuerte en sus articulaciones y estómago, incluso hasta en sus partes nobles. Él se retorcía del dolor. No podían encontrar una manera de curarlo y tuvieron que continuar el camino en ese estado, sufriendo y sin poder hacer ruido por temor a que llegasen los mutantes.

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Estaban cerca de un río al que se dirigían para tomar muestras de agua. Krunloft pregunta – Señores, ¿Es mi esquizofrenia o este sapo tiene tres colas? - Obvio que es tu… ¡Recórcholis! ¡Es Gamabunta! – Dice Batrazia. – ¿Qué rayos es Gamabunta? - le dice Boris llorando del dolor – Un sapo que me susurraron las voces aparecería en historias de series japonesas, dicen que Naruto.

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Boris, desesperado y harto recuerda que ya había visto ese sapo antes.

Repentinamente el sapo salta sobre Batrazia y le dejó unas marcas horribles en la cara.

Decidieron alejarse de ahí rápidamente, se quedaron sin provisiones, hambrientos, adoloridos y heridos se percatan de que el sapo los seguía. Krunloft propone que se coman al sapo o morirán de hambre.

Votaron de acuerdo, lo abrieron y comenzó a salir un líquido negro pestilente. El profesor tenía tanta hambre que no aguantó las ganas y le dio un bocado, por supuesto se intoxicó.

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Batrazia comenzaba a mover la cabeza extraño y Boris se asustaba cada vez más.

Con las muestras de agua y en esas pésimas condiciones, sin saberlo se dirigen hacia la cueva del lobo…

Su muy debilitado guía Boris comenzó a escuchar ruidos extraños, susurros y voces a lo lejos. – Boris ¿Lo escuchas? – dijo Krunloft ya perturbado. Sacó su contador Geiger que parecía que iba a explotar, el profesor se volvió más loco de lo que estaba, agarró de las manos a la doctora y a Boris. Gritaba que tenían que salir de ahí de inmediato.

OCTAVO AÑO

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– No podemos seguir aquí, los niveles de radiación nos matarán, si no es que nos matan primero los mutantes, Boris tenía razón. –

¡No!, ¡esa voz!, la voz … me llama…. Dice Batrazia…. Corrió despavorida hacia la central…

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- ¡No! … (cof, cof, cof) no vaya hacia allá! Gritó Boris.

En ese instante una extraña criatura humanoide, con una boca deforme y casi irreconocible lo ataca…

Krunloft corrió hacia la voz que supuestamente le hablaba, decía: ¡Ya voy! ¡Casi llego!, al llegar a una entrada en una zona del bosque rojo donde estaba el reactor, dijo exhausto: ¡Mamá!

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La doctora se tiró al suelo temblando con las heridas del cuello en carne viva, pidiéndole a sus voces que alejaran a la criatura o que la transformaran en una de ellas.

Boris casi muerto, tendido en el suelo mira a Krunloft en una especie de altar hablándole a un extraño monolito como si fuera su madre, abrazándolo y llorando.

Boris desvanece, la doctora Batrazia enloquece y Krunloft solo contesta – Mamá, iré contigo. – Mientras los mutantes comienzan a salir de los edificios abandonados a darse un festín.

FIN OCTAVO AÑO

“Algo extraño sucede en Chernóbil”

ITSKATZÚ “Pensar y crear”

Autores y autora: Paola Suárez Carrion.

Julián Lichtenstein Obregón.

Daniel Barracosa McDonald.

Cristóbal Luna Núñez.

Carlos León Ramírez.

Josías Murillo Miranda.

1 de marzo del 2018. Producción original.

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