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Sigue sonriendo: FARID DIECK
Cuatro estrategias paraAFRONTAR los momentos adversos CON optimismo.
Una realidad palpable que nos ha demostrado el vivir una pandemia provocada por coronavirus es que la adversidad puede tocar nuestra puerta sin permiso alguno, cuando quiera y de la forma que quiera. Es más, aún y sin ser
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totalmente consciente de esta situación, basta con sólo mirar en retrospectiva nuestras vidas para daranos cuenta
de este hecho.
Dicho lo anterior, te quiero compartir cuatro estrategias que a mí me han ayudado para prepararme y superar los
momentos adversos.
1.Premeditación
Se habla mucho de la visualización positiva, se supone que deberíamos imaginar que todo siempre sale bien. A
pesar de que estas estrategias suenen bonito, muchas veces nos traicionan y resultan contraproducentes. La vida
no siempre es como uno quiere, hay muchas cosas que no podemos controlar y el imaginarnos que todo sucederá
sin problemas ni obstáculos no evitará que la adversidad se haga presente sin previo aviso. Dicho esto, muchos de
nosotros funcionamos mejor cuando nos enfocamos en obstáculos que pudieran surgir y la forma en la que los
podríamos enfrentar.
La premeditación es un ejercicio de visualización “negativa” que consiste en imaginar situaciones adversas que nos
podrían pasar (perder algo que valoras, que nos deje nuestra pareja, que muera un ser querido, que nos despidan
del trabajo) y cómo enfrentaríamos tales situaciones.
Esto no es negativo en el sentido de que pensar en lo que pudiera salir mal significa que deseas que pase, lo que
sucede aquí es que te estás poniendo en una posición en la que si sucede, no te tome por sorpresa y puedas afrontarla. El objetivo de los estoicos con este ejercicio es moderar las expectativas.
2.Amor Fati
Amor Fati significa amor del destino. Significa aprender a aceptar todo lo que sucede en la vida, incluyendo las
partes oscuras. Muchas cosas no están enteramente en nuestro control y el destino es una de ellas. Podemos
controlar nuestras acciones de hoy, pero no los factores fuera de nuestro control como las acciones de los demás,
alguna enfermedad, o alguna situación externa que puediera perjudicar el destino o el resultado que quisiéramos.
Como dice el Dr. Fred Luskins, de la Universidad de Stanford, cuando quieres que la vida te de un “sí”, pero te da un
“no” surge el resentimiento hacia la vida. Quería que cierta persona me quisiera, pero no me quiso. Obtuve un “No”.
Quería que mi pareja me fuera fiel, pero no lo fue. Obtuve un “No”. Y la idea del Amor Fati es poder integrar exitosamente el “No” en nuestras vidas; estar en paz con que nada ni nadie tiene la obligación de ser como queramos que
sea; que te pueden decir “no” sin aviso. De esta forma el poder tener la habilidad de seguir con tu vida sin prejuici
es Amor Fati: la ausencia del prejuicio hacia las cosas. Y no se trata de aceptarlo de una forma pasiva, sino de una
forma en la que estés dispuesto a darle una oportunidad a lo que sigue. Eso es aceptación, es Amor del destino.
Podríamos resumir Amor Fati con la siguiente expresión: “Daré lo mejor de mí siempre, y que pase lo que tenga que
pasar”.
3.¿Para qué?
Como seres humanos naturalmente obramos por un fin. Todos nuestros actos tienen una motivación detrás. Aún
así parece ser que muchas veces no nos ponemos a reflexionar sobre esto o simplemente con el tiempo se nos
olvida ese “para qué” de lo que hacemos. El psicólogo y filósofo Viktor Frankl decía que “la vida no se vuelve insoportable por lo que se vive, sino por la falta de significado a lo que se vive.” Y te digo, me parece que no sólo la vida,
sino que cualquier actividad sin propósito se vuelve insoportable. El filósofo Nietzche también decía que quien tiene
un para qué soporta cualquier cómo. Este “para qué” o propósito es en lo que nos recargamos en los momentos
difíciles. Dicho esto preciso que le construyamos un significado a los momentos adversos. Un “Para qué” lo estoy
enfrentando, “Para qué” me va a servir. La peor catástrofe de vivir una adversidad no es el suceso en sí, sino la
incapacidad de poder aprender algo de ella.
4.Pon a prueba tus impresiones
Séneca decía que sufrimos más a causa de nuestra imaginación que por la realidad. Y tiene razón, la imaginación
es mucho más grande que la realidad. Es decir, en nuestra mente nos creamos las expectativas y los juicios de
las cosas, las suposiciones y las fantasías que nos causan sufrimiento. El caso es que la mayoría de las veces la
realidad no llega a ser como la imaginamos y terminamos sufriendo más por las fantasías que nos creamos que
por el suceso en sí. Dicho esto, a mi parecer es necesario poner a prueba las primeras impresiones que recibimos
de las cosas.
¿Qué tan seguido has reaccionado de forma automática o impulsiva a alguna situación sólo por tu primera impresión? Por ejemplo, qué tan seguido la gente se enoja con otros conductores mientras manejan. Las personas
maldicen, enseñan dedos y se enojan por pura emoción. Nos da la impresión de que el otro conductor nos ha
hecho el mal deliberadamente pero realmente no lo sabemos. Quizá nosotros íbamos manejando bien y otra persona se nos metió, pero quizá su hijo se esté muriendo, o quizá se equivocó y no puso atención o quizás tú hayas
hecho algo similar en el pasado. La mayoría de las veces realmente nada malo ha pasado.
Así que tranquilízate, respiremos hondo y resistamos el impulso de reaccionar inmediatamente a nuestras impresiones. Tomemos un momento y preguntémonos: ¿Me estoy enojando, tiene sentido esto?, ¿Qué fue lo que
realmente pasó? Recuerda que si algo está fuera de tu control, es mejor decir “esto no me incumbe”. No hay razón
alguna para reaccionar impulsivamente a algo que no podemos hacer nada al respecto. No está en nuestro control,
pero nuestra reacción sí. Así que escogamos la mejor reacción posible y sigamos adelante. Hay veces en las que la
mejor reacción es ninguna reacción.
Compartámos ese optimismo en acción a través del #SigueSonriendo y tangueando a @colgatelatam