Educación para la democracia

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2010

RESÚMENES DE PONENCIAS SESIONES TEMÁTICAS ESPECÍFICAS III CONGRESO COLOMBIANO DE FILOSOFÍA Cali, octubre 19 al 22 de 2010 Sociedad Colombiana de Filosofía - SCF Depto. de Filosofía - Universidad del Valle

Octubre de 2010 PROGRAMACIÓN GENERAL


SESIÓN TEMÁTICA 2 Educación para la democracia Federico Alberto Gallego - Universidad de Cartagena Título: Resumen:

Educación para el reconocimiento del otro como personal moral Las ciencias sociales (como la Economía y la Ciencia Política) resuelven algunos problemas de los sistemas funcionales de la sociedad (economía y Estado), pero no resuelven, ni pretender resolver, los problemas sociales fundamentales de la sociedad global (discriminación, desigual distribución del ingreso y la riqueza, falta de oportunidades, insatisfacción de las necesidades básicas de gran parte de la población). Por extraño que parezca, han sido las ideas jurídicas, morales y políticas de la modernidad las que han venido señalando las vías para la búsqueda de soluciones aceptables a esos problemas. A riesgo de simplificar demasiado las cosas, podríamos sacar la siguiente conclusión provisional: la búsqueda de soluciones a los problemas sociales fundamentales requiere, más que expertos, ciudadanos. Esto plantea la necesidad de procesos de educación para la democracia, o de formación ciudadana, entendida no como educación en valores, sino como educación para el reconocimiento del otro como “persona moral”, en el sentido que da Rawls a esta expresión. Personas morales son aquellas que se supone tienen la capacidad, incluso la necesidad, de forjarse su propia identidad y de contribuir con sus aportes a la reproducción (o transformación) de su mundo social. Sólo en la medida en que reconozcamos al otro como alguien que se supone tiene esas capacidades podemos albergar la esperanza de dirimir nuestras diferencias sobre la base del diálogo racional. En tales casos, el diálogo puede ser un medio apropiado para alcanzar consensos o, en el peor de los casos, para aclarar las diferencias.

Sergio Guarín - Universidad Tecnológica de Bolívar Título: Resumen:

La educación para la ciudadanía en el marco del debate entre democracia representativa y participativa Es ya un lugar común hablar sobre el creciente desencanto de la sociedad latinoamericana a propósito de la democracia representativa y de sus actores, sobre todo los políticos, el Congreso y los partidos. En este contexto se ha reivindicado a la democracia participativa (por oposición a la representativa) como el marco de referencia ideal para re-fundar el proyecto democrático. Desde esta perspectiva, los ciudadanos ejercen su rol no en la medida en que eligen a sus representantes –los cuales, en la mayoría, son miembros de las élites–, sino cuando participan directamente en los asuntos públicos, se preocupan por su entorno y deliberan de modo permanente sobre sus acciones. En este enfoque, la educación para la democracia se entiende como una dotación de capacidades que permite a las personas participar en decisiones colectivas y realizar razonamientos morales y políticos. Sin embargo, esta propuesta de interpretación elude las críticas que la teoría política ha formulado a las democracias directas y a las microdemocracias,


subestima el rol procedimental de la representación y comprende a la democracia como un conjunto de deseos –muchos de ellos no realizados– y no como una realidad histórica que fundamentó el ascenso de la burguesía y del proyecto liberal. Haciendo énfasis en estas ideas, el presente ensayo reivindica el valor que tiene la educación democrática enmarcada en la tradición representativa y con énfasis en los procedimientos. Desde esta perspectiva, es imposible ser un ciudadano constructor de democracia únicamente desde la participación directa y la deliberación moral. Guillermo Hurtado - Instituto de Investigaciones Filosóficas – UNAM Título: La enseñanza de la filosofía y el desarrollo de la democracia. Sin resumen. Tulia Almanza - Universidad de San Buenaventura Título: Resumen:

Conformación de ciudadanía e identidad en Colombia En los últimos años el tema de la ciudadanía ha vuelto a tomar relevancia, ya que en éste se concentran e integran las exigencias de justicia, de pertenencia a la nación y la capacidad de ligar los derechos individuales al Estado. La ciudadanía contribuye a constituir la democracia desde distintas perspectivas: desde los sentimientos de identidad, en la medida en que la identidad nacional, étnica y religiosa puede ser conflictiva; desde la voluntad de los ciudadanos a participar en los distintos procesos políticos, etc. Charles Taylor plantea que la política actual se centra en la necesidad y en muchas ocasiones, en la exigencia de reconocimiento, la cual es debida a la conexión entre éste y la identidad. Si la identidad se establece por vía del reconocimiento, al menos parcialmente, una ausencia del mismo puede causar daño o distorsión, incluso una manera de opresión. La cuestión es si los Estados pueden seguir excluyendo a los nociudadanos. En nuestro país, pese a la Constitución de 1991, se presentan situaciones de no-ciudadanía en los grupos de desplazados, los secuestrados, los desaparecidos, y otros, como la población de pobres que son excluidos de los beneficios de la democracia. María Teresa Uribe plantea que en Colombia la ciudadanía mestiza ha predominado en la vida pública, pues la presencia de rasgos comunitarios ha sido mayor que el desarrollo de la ciudadanía individual. La tesis de esta autora se basa en el déficit en la constitución de la ciudadanía moderna, ya que el mestizaje no es solamente racial y étnico, sino una amalgama de culturas, organizaciones sociales y económicas, formas de tenencia y explotación de la tierra.

Catalina López - Universidad de Cartagena Título: Resumen:

Educar para la democracia: preparar para la discusión moral ¿Qué debe entenderse por una educación para la democracia? Antes de abordar cómo ha de ser una educación democrática, parece necesario establecer qué se entiende por esta pretensión de preparar al ciudadano para desarrollarse viablemente en una sociedad democrática moderna. Para ello, se


mostrará en un primer momento cómo existen dos posibles respuestas a esta pregunta. Por una parte, la postura de la corriente prescriptiva, según la cual ésta debe radicar en una educación de ciertos ideales o valores absolutos heredados de la tradición enciclopedista francesa, y que reivindican el valor de la razón. De otro lado, la opción de la corriente descriptiva anglo-americana, que sostiene que la educación para la democracia debe versar sobre los procedimientos y conductos necesarios para salvaguardar tanto el libre desarrollo del individuo como el de los otros. ¿Cómo debe formarse para la democracia: para el deber ser o para lo que es, para la prescripción democrática o para los contextos cotidianos? Tras abordar esta dificultad, el trabajo le apuesta a una interpretación de la educación democrática que favorezca el libre desarrollo del individuo y el reconocimiento del otro como persona moral. Esta educación, tal y como lo muestra la educación liberal, ha de ser una formación ciudadana orientada al desarrollo de la capacidad crítica y reflexiva del individuo, que le permita deliberar éticamente acerca de su realidad. Sólo preparando al ciudadano para la discusión moral, propósito central de esta formación ciudadana, puede el hombre comportarse democráticamente. Harold Valencia - Universidad de Cartagena Título: Resumen:

Crítica a la concepción instrumentalista de la democracia La democracia no arraiga en el vacío, no surge por generación espontánea, no se nace siendo democrático, sino que es necesario forjar ciudadanos(as), educarlos en los significados y en las prácticas democráticas. De ahí que se constituya en un punto arquimédico de la democracia lo que los griegos llamaron la paideia, esto es, la educación del individuo es parte esencial de toda política democrática. Desde el nacimiento hasta la muerte, el objeto de toda verdadera pedagogía democrática es ayudarnos a devenir humanos, esto es, seres autónomos y reflexivos, capaces de mediar conscientemente las pulsiones y evitar la desmesura (hybris), seres humanos capacitados para gobernar y gobernarse. Sustentaremos que una concepción instrumental de la democracia escamotea o cercena, a nuestro juicio, los aspectos sustantivos de la democracia y más bien se constituye en un discurso y en una práctica legitimante del capitalismo galopante, del “triunfo” de la sociedad de consumo, de “mercado”, y de sus significaciones imaginarias sociales. En este sentido, nos interesa tematizar el problema de cómo en la sociedad contemporánea las significaciones imaginarias del proyecto democrático moderno, que buscaba una mayor autonomía individual y social, son descompuestas por el imaginario capitalista, que consiste en la centralidad de lo económico, la expansión indefinida y pretendidamente racional de la producción, del consumo, del ocio.


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