2010
RESÚMENES DE CONFERENCIAS EN PLENARIAS
III CONGRESO COLOMBIANO DE FILOSOFÍA Cali, octubre 19 al 22 de 2010 Sociedad Colombiana de Filosofía - SCF Depto. de Filosofía - Universidad del Valle
Octubre de 2010 PROGRAMACIÓN GENERAL
PLENARIA INAUGURAL Eros y violencia: ¿cómplices o enemigos?
ANGELO PAPACCHINI - Universidad del Valle Licenciado en Filosofía de la Universidad de Roma, con perfeccionamiento en la misma universidad, y Doctor honoris causa de la Universidad del Valle. Su labor docente e investigativa se ha concentrado en la filosofía clásica alemana y en el terreno de la ética y los derechos humanos. Por muchos años profesor titular de la Universidad del Valle, ha dictado también cursos y conferencias en universidades de Colombia, otros países de Latinoamérica y España. Ha participado como ponente en coloquios y congresos de la Sociedad Colombiana de Filosofía, congresos de filosofía latinoamericana, congresos iberoamericanos de filosofía, seminarios del CSIC y congresos de derechos humanos. En 1992 ganó el primer Concurso Estanislao Zuleta. Es autor de numerosos artículos y de varios libros, entre los que se destacan El problema de los derechos humanos en Kant y Hegel (1993), Filosofía y derechos humanos (1994), Los derechos humanos, un desafío a la violencia (1997) y Derecho a la vida (2002). Es miembro del grupo Praxis. Se ha desempeñado también como vicepresidente de la Sociedad Colombiana de Filosofía. Entre sus actividades más recientes cabe mencionar la coordinación del seminario interdisciplinario sobre “Violencia, guerra y paz” y la coordinación del diseño y aprobación del doctorado en Humanidades en la Universidad del Valle. Resumen:
La ponencia reconstruye el debate entre los apologetas de eros, empeñados en ensalzar su poder pacificador, y quienes denuncian sus vínculos inquietantes con la violencia. Los primeros se inspiran en la intervención de Agatón en el Banquete, que deja huellas en las diferentes derivaciones del eros griego: en el ágape cristiano que confía en el amor para desarmar a los violentos; en algunas versiones del amor romántico; en el amor cívico que sustenta las construcciones utópicas; en la apuesta de Freud por el divino eros para enfrentar las pulsiones destructivas. Los segundos apelan a los crímenes pasionales, a los mitos y a los tratados sobre el amor para denunciar la vocación belicista y conflictiva de eros. Para los apologetas del amor –desde San Agustín hasta Scheler– la violencia estaría ligada con las perversiones del sentimiento amoroso, ya que el ordo amoris –dirigido a un objeto adecuado en la proporción debida– es incompatible con la crueldad. Los adversarios replican que el amor dirigido a Dios, la Patria o la Humanidad ha propiciado las dosis más aterradoras de violencia. Para explicar la paradoja de un appetitum boni que fomenta la violencia se esbozan varias hipótesis: la vis vehemente, arrolladora y enceguecedora atribuida al amor sagrado y profano; el carácter fluido de una energía pasional capaz de cambiar de signo en cualquier momento; la execratio mali como la otra cara del amor boni; la ambivalencia de pulsiones que incluyen amor y odio hacia un mismo objeto, relacionada quizás con la pérdida de autonomía. Prescindible como herramienta contra la violencia –que puede ser mejor controlada con el respeto y la democracia– eros resulta de todas formas indispensable para una vida plena.