INTRODUCCIÓN
La postfotografía tal como el arte posmoderno ha abierto un abanico de posibilidades; nos ha dado la oportunidad de experimentar con aquello que creíamos inherente y lejano a la creatividad y procesos artísticos. Da la sensación de que todo estuviera creado sin embargo tenemos la oportunidad de volver a crear sin mayores trabas, porque si fracasamos nadie lo nota y si logramos construir algo “nuevo” entonces “innovamos”. El despojarnos de presiones implica darnos una nueva oportunidad en este mundo que alaba los pocos triunfos que existen y destrozan a quienes fracasan en una “sociedad del éxito”, como le llaman.
La postfotografía aparte de entregarnos nuevas plataformas de exhibición, formas y narrativas visuales, también nos ha posibilitado el desarrollo de nuevos dispositivos. Dispositivos que los puedes clasificar por tamaño, resolución, comodidad, finalidad, y un sin fin de distintas categorías. Hay dispositivos que se mueven tan rápido como el corredor más veloz del mundo, hay otros que se esconden dentro de anteojos y lápices, hay dispositivos en las calles, en nuestros bolsillos. Hay bebés que antes de ver los ojos de sus padres de forma directa, los ven a través de un lente. Y no podemos cuestionarlos por querer inmortalizar un momento histórico en sus vidas, pero hay que preguntarse hasta qué punto queremos que este ojo que todo lo ve se inmiscuya dentro de nuestra intimidad, es necesario reflexionar desde cuando estamos inmortalizando un momento y cómo pasamos de eso a interiorizarnos con ese algo viéndonos o un algo que nos ayuda a ver. ¿En qué minuto nos dejó de sorprender que nuestro hogar, el lugar donde se tejen las redes más íntimas de nuestro día a día, estuviese expuesto ante un ojo que todo lo ve pero que nadie lo ve a él?¿Cuándo comenzamos a normalizar esta vista cenital/satelital como una vista más de nuestro alcance?
¿Somos acaso capaces de ver cómo nos miran?; ¿Por qué confiamos nuestro andar, nuestro desplazamiento y movimiento a una mirada fija y única?.
Google Maps es una herramienta de navegación virtual que nutre sus mapas con imágenes satelitales, es una aplicación capaz de orientar, localizar, visualizar, medir distancias y tiempos de viajes considerando situaciones actualizadas del tránsito vehicular. Estas imágenes satelitales podríamos considerarlas fotografías posmodernas porque son elaboradas por aparatos que giran alrededor de la Tierra y que nos ofrecen un punto de vista inalcanzable e invisible para el ojo humano. La capacidad de acercamiento y alejamiento que tienen estos dispositivos dentro de un mismo plano, impone un punto de vista simulado que nos hace pensar que nos encontramos en una base sólida, fija, estable, pero ¿es realmente así?. Por otro lado, el punto de vista terrestre nos ayuda a ubicarnos, a centrarnos, a localizarnos en un espacio y a situarnos en un lugar que sí es accesible para la escala humana. Sin embargo la imágen satelital, aquella que nos muestra Google Maps es una imagen que dentro de nuestro presente no es posible de alcanzar, aunque la podamos visualizar dentro de los aparatos.
Este proyecto nace desde la necesidad de cuestionar aquellas herramientas que la tecnología nos ofrece hoy en día y que no dudamos en usar sin medir implicaciones o consecuencias que pudiesen llegar a tener en nuestras vidas, sobre todo en las percepciones visuales que vamos creando sobre el mundo en general. En la práctica el utilizar la herramienta Google Maps responde a la modernización de las coordenadas geográficas y la necesidad de saber dónde estamos un plano y de paso poder compartir esto con otras personas en un tiempo real.
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FUNDAMENTOS
Es necesario para comprender este proyecto comenzar a reflexionar acerca de la postfotografía, creo pertinente aclarar que esta forma de hacer imágenes busca desprenderse de la práctica fotográfica tradicional y “que va fluyendo en el espacio híbrido de la sociabilidad digital y que es consecuencia de la superabundacia visual” (Fontcuberta, 2016:7). El cambio de la sociedad dentro de la historia ha implicado una evolución de distintas formas de sobrellevar la vida, simplificar en ciertos aspectos y explorar en otros, en cuanto a lo que implica nuestro quehacer como fotógrafos/as hemos sido testigos de la evolución de los aparatos y de las diversas estéticas que se han ido adaptando y creando por las nuevas posibilidades de desarrollo artístico y visual. Bajo estos conceptos es que las fotografías aéreas y satelitales van apareciendo como una alternativa ya sea para los fines específicos para los cuales fueron creados o también para su desplazamiento en nuevas plataformas, “con la hipermodernidad se artistiza el mundo que nos rodea creando emoción, espectáculo y entretenimiento, pero también universalizando una cultura popular que es inseparable de la industria comercial y que posterga el canon hegemónico de cultura ilustrada”, es a raíz de lo que nos plantea Fontcuberta que podemos entender estas nuevas estrategias para desarrollar nuevos canales de comunicación visual y es bajo estas premisas que comencé a cuestionar aquello que de por sí yo utilizaba mucho pero que a su vez le empecé a encontrar nuevas funciones y también a sorprenderme por sus alcances. Cuando nos adentramos al mundo virtual actual este nos da la posibilidad de estar y ser en distintos planos, estamos en todas partes y podemos ser quienes queramos, una herramienta potencialmente peligrosa si dejamos de distinguir la diferencia entre el plano virtual y el plano “real”, algo así plantea Hito Steyerl con lo siguiente, “las nuevas tecnologías han permitido que la mirada del observador distanciado se haya vuelto cada
vez más global y omnisciente, hasta el punto de hacerse masivamente intrusa: tan militarista como pornográfica, tan intensiva como extensiva, microscópica y macroscópica a la vez” (Steyerl, 2014:27) y es bajo estas apreciaciones que he percibido que es muy escaso el estudio que se hace a raíz de las tecnologías y sus impactos, sobre todo relacionado a nuestra labor como fotógrafas/os.
¿Son estas nuevas tecnologías una amenaza para las y los fotógrafos? ¿Seremos reemplazados? Fueron las primeras preguntas que me hice y en un principio sin muchos estudios pensaba que si; que por alcanzar puntos que para una son imposibles de llegar, pensé estas herramientas como una competencia, además creí que al ser medios tan masivos escondían sus reales fines detrás de sus múltiples aplicaciones. Pero luego de leer, experimentar, vivenciar y sobre todo fotografiar, me he dado cuenta que tanto la plataforma de Google Maps y una como fotógrafa cumplimos funciones diferentes, que de por sí pueden terminar en un producto similar: una fotografía digital. Pero los alcances, los megapixeles, los colores, estéticas, narrativas y sobre todo los puntos de vista no serán los mismos. No es posible comparar un trabajo humanizado a uno mecanizado, por mucho que ambos tengan como herramienta aparatos técnicos, la ejecución de estos contemplan distintos procedimientos. Se podría establecer entonces una diferencia entre un fotógrafo y un usuario, aunque exista una parte humana del ser que se ha visto mermada por la homogeneización de las personas y su clasificación como datos. Ya que, desde que nacemos nos registran en una base de datos y datos son los que se recaban del mundo digital, desde lo que vemos hasta cuánto tiempo lo vemos, todo ello implica un informe para seguir abrumándonos con más información pero que es específica para nosotros.
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“Alguna vez persistió la creencia de que el planeta era plano, pero Colón no cayó. Ahora el mundo ha vuelto a ser plano en la forma de la pantalla del televisor o el monitor de una computadora, con la diferencia de que ahora no caemos, sino que entramos en él y él en nosotros. Nos convertimos en “usuarios” y nos usan. Mientras tanto, nuestro mundo, al que ahora llamamos vr (vida real), se reduce a un punto de referencia” (Ritchin, 2010:10), bajo esta frase casi no existe diferencia entre un humano y un usuario puesto que nos hacen sentir como tal desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, sin embargo es en el momento de la ejecución donde se hace la diferencia, es allí donde nuestras historias de vidas, nuestras experiencias, emociones, concepciones valóricas, sociales y culturales, también nuestro contexto histórico, social, económico, etc. salen a flote y cohesionan con la toma de decisiones dentro de la imágen que vamos a crear (no sólo al momento de la toma de imagen sino que en su posproducción también).
En ese sentido podemos inferir que por más que los productos en sí sean similares, en esencia provienen de fundamentos diferenciados y es nuestra labor como fotógrafas/os poder distinguirnos ante estos aparatos. Cuestionar y reflexionar se vuelve fundamental en el quehacer visual, sin estas prácticas pasamos a ser parte de la hiperabundancia de imágenes e información y contribuimos al analfabetismo visual.
El ojo que nos ve pero que sin embargo nosotros no logramos divisar, Google Maps, nos acompaña desde el año 2004, desarrollándose cada vez en más plataformas y soportes, disponible en diversos idiomas, con la capacidad de entregar información instantánea de múltiples ciudades alrededor del mundo a la misma vez. Se le otorga un carácter omnisciente, “muchas de las vistas aéreas, caídas en picado 3D,
Google Maps e imágenes de vigilancia no retratan en realidad una base estable. En su lugar, crean la presuposición de que esa base existe previamente. Este piso virtual produce retroactivamente una perspectiva de visión de conjunto y de vigilancia para un espectador distanciado y superior que flota a salvo en el aire” (Steyerl, 2014:26) de alguna forma la forma en que “ve” Google Maps acá en Chile o en la India es una observación similar, lo único que varía es el objeto observado. Me pregunto si un fotógrafo indio y uno chileno fotografiarán de la misma forma, y es gracias a diversas ramas relacionadas a la sociología, a la cultura e historia, que podríamos responder que no, que incluso dentro de un mismo territorio las diferencias culturas y por ende de perspectiva de los sujetos es variable. Sin embargo, este ojo “todopoderoso” tiene la habilidad de observar cada parte de nuestro planeta de la misma forma.
“No admito la posibilidad de una estética no ideológica; cualquier respuesta a una imagen está anclada inevitablemente en el conocimiento social, más concretamente, en la comprensión social de los productos culturales” (Rosler, 2004:85) la imágen nunca será ajena a las aristas que conforman al ser humano, desde los cambios socioculturales, hasta las experiencias de vida que se viven de forma individual, negar esta dimensión nos convierte en este ojo que ve sin discriminar y fotografía para cumplir.
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El proyecto lo desarrollé con dos tipos de imágenes, las primeras fueron sacadas desde Google Maps, a través de capturas de pantalla desde mi computador, donde pude además definir los lugares a los cuales luego me dirigiría para yo hacer toma de fotografías en terreno. Y la principal finalidad de tener estos dos tipos de imágenes es poder establecer una comparativa sobre las perspectivas y puntos de vista de cada uno. Se podrán observar los diferentes alcances que tiene Google Maps, que en la práctica es imposible de alcanzar, pero que en el producto puede mostrar una similitud en lo que una como fotógrafa puede hacer. Las vistas cenitales dependiendo de sus acercamientos muestran cierta abstracción del paisaje, en una descontextualización y desplazamiento de esas imágenes podríamos hasta dudar de que tratan de vistas desde el espacio. Por otro lado, las imágenes que hice en terreno tienen como finalidad mostrar los alcances que tenemos como fotógrafas/os y cómo desde un mismo punto existen infinitas posibilidades de captura, además también está la utilización del horizonte como punto de referencia y principal diferenciación entre ambas imágenes, no existe horizonte en una vista vertical, de por sí son conceptos antónimos. “El horizonte permitía que las cosas se hicieran visibles. También servía para determinar tu propia ubicación y la relación con tu entorno, tu destino, tus ambiciones” (Steyerl, 2014:18), es así que se vuelve fundamental reconocerlo dentro de las imágenes, la importancia de un horizonte identificable y la desaparición de este nos ubica y centra en coordenadas dentro de nuestro propio plano real.
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Cuerpo Fotográfico
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BIBLIOGRAFÍA
Fontcuberta, Joan. (2016). La furia de las imágenes. Galaxia Gutemberg. España
Ritchin, Fred. (2010). Después de la fotografía. Ve S.A. de C.V. México
Rosler, Martha. (2004). Efecto real debates posmodernos sobre fotografía. Gustavo Gili. España
Steyerl, Hito. (2014). Los condenados de la pantalla. Caja Negra.
APÉNDICE
Ficha técnica
Cámara: Sony full-frame Alpha 7 IIÓptica: Sony FE 28-70 mm f/3,5-5,6 OSS
Fotografías tomadas: 764 Sesiones en terreno: 4 Locaciones: Sector de Bucalemu, sector de Lo Valdivia, sector de Los Corrales, en comuna de Paredones, Región Libertador General Bernardo O’Higgins.
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