Autobiografia

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Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho”

Lic. en Educación Preescolar

Asignatura: El sujeto y su formación profesional como docente

Docente: Aneli Galván Cabral

Alumna: Sofía Abigail Castillo Sánchez

“AUTOBIOGRAFÍA”

Jueves 29 de Octubre del 2015


Introducción: Este escrito para la materia “El sujeto y su formación profesional como docente” es la primera autobiografía que realizo, en donde narro cómo ha sido mi vida en el ámbito escolar y la razón, o en este caso razones, ya que existieron varias, que me llevaron a escoger y a reafirmar la docencia como mi profesión, y la manera en que con el paso del tiempo fui adquiriendo mi vocación. Existieron varias circunstancias que me intentaron persuadir a dejar de lado esta elección, pero a pesar de eso, llamémoslo destino, hoy estoy aquí, intentando cumplir una de mis metas, que estoy segura poder alcanzar. Tal vez mi historia de vida se relacione, o sea un ejemplo común, de algunas razones por las cuales las personas deciden formar parte del magisterio. Durante toda mi vida he conocido personas que por mucho tiempo decían querer la docencia como su profesión y que por alguna u otra razón, esa decisión no pudo o ya no quiso cumplirse, mi historia puede ser común pero lo que la hace especial para mí, es que esta historia es la mía.


Autobiografía

Mi nombre es Sofía Abigail Castillo Sánchez, nací el 14 de enero de 1997, en Saltillo, Coahuila, Mex. Mis padres son María del Carmen Sánchez Linares y Samuel Castillo González. Cuando nací, mis papás y yo vivimos algunos meses en Saltillo en lo que mi mamá se aliviaba, después de eso, vivimos en la comunidad de la que era mi papá, Melchor Ocampo, Zac. Ahí vivimos durante mis primeros tres años. Mi mamá es Educadora y trabajaba en el Jardín de Niños de Melchor Ocampo, por lo que desde muy pequeña empecé a ir a la escuela, ya que mis papás trabajaban y no tenían con quien dejarme. Tiempo después nació mi primera hermana Fabiola. Conforme pasaba el tiempo, a mis papás, especialmente a mi mamá, les comenzó a surgir la preocupación de que cuando tuviéramos que seguir estudiando y asistir a la Universidad tendríamos que irnos a estudiar solas, y como no quisieron que eso pasara, comenzamos a mudarnos muchas veces, intentando que con el trabajo de mi mamá nos acercáramos más y más a la ciudad. Esta fue una etapa muy memorable para mí, ya que me cambiaron muchas veces de Jardín de niños y eso no me gustaba mucho, tenía que cambiar de casa, de compañeros, que apenas empezaba a conocer, y de maestra que solamente a una la quise mucho y que hasta ahora la sigo viendo. Mi Jardín de Niños lo viví en 4 jardines diferentes en Melchor Ocampo, en Concepción del Oro, en Villa de Coss y en Zacatecas, recuerdo que la última vez que nos mudamos, le dije a mi mamá que ya no me cambiara de “kínder” que no me gustaba que lo hiciera. Y fue así como mis papás


decidieron acercarse lo más que pudieran a la ciudad para que mi hermana y yo pudiéramos quedarnos en un solo jardín y terminarlo. Y así fue como llegamos a Zacateas, éste último preescolar lo viví en el Cendi SEC N° 4, hubo muchas cosas que me gustaron, ya que era el primer año en preescolar completo y en el que mi mamá no era mi maestra, no porque no me gustara que lo fuera, sino que mi mamá al ser también mi maestra, tenía que tratarme igual que a los demás niños, pero se sentía con la inquietud de que era mi mamá y si me daba preferencia a mí, aunque tuviera la razón, se comprometía mucho, entonces a mí me regañaba más y le daba preferencia a los demás. Mi mamá se sentía mal al hacer eso, y por esa razón decidió que nos teníamos que separar en el jardín y fue por eso que yo entre aparte a un Cendi. No fue tan mala idea, ya que aprendí a ser independiente, en ese aspecto. Desde ahí comencé una nueva racha en mi educación ya que nunca volví a tener a mi mamá como mi maestra y tuve que aprender a estar sola en la escuela. Todavía recuerdo como era el Cendi y los trabajos más memorables que recuerdo, como la práctica de la caligrafía, cosa que me gustaba mucho hacer; también recuerdo a mis compañeros, recuerdo cuando nos peleábamos y lloraba, pero también cuando nos la pasábamos jugando en el salón, recuerdo mucho que yo sufría cuando nos daban de comer, porque a mí no me gustaba algunas comidas que hacían y la maestra hacia que me las comiera a fuerza, hubo veces que hasta las vomité por esa razón, esas fue una de las cosas que más me acuerdo del jardín y que de alguna manera me marcaron mucho. Después de que sobreviví el preescolar, entré a primaria, era algo muy diferente y que al principio me asustaba, ya que había niños que eran mucho más grandes que yo, pero la verdad fui de esas niñas que nunca lloró cuando me dejaba mi mamá en la escuela, lo que me asustaba era cuando no llegaba temprano por mí, eso sí que me daba miedo. Como decía, en la primaria había varias cosas que me asustaban, una de ellas eran las maestras que me tocaron, había unas que eran muy buenas, en el sentido de no eran enojonas y no nos gritaban o nos ofendían cuando no hacíamos una cosa bien, pero había otras que hasta la cara se les veía


de malas y a pesar de que eran de primaria, ya tenían fama de ser así, por lo que cuando pasé a 4to año estuve a punto de llorar cuando supe que me había tocado una de ellas. Me acuerdo mucho de ese año, ya que la maestra se la pasaba regañándome y me daba miedo, casi solo aprendía para que ella no fuera a regañarme. Cuando en la escuela existen este tipo de maestras que desquitan su enojo con sus alumnos y les causan temor en lugar de admiración y respeto, pueden llegar a causar que los niños deserten y no quieran seguir yendo a la escuela. La mayor parte de las personas que conozco, sino es que todas, y que he convivido con ellas, son maestros, mis papás, amigos de mis papás, mi colonia es colonia en donde viven sólo maestros, entonces prácticamente he vivido rodeada de ellos, sin embargo, cuando entré a la secundaria, casi no me llamó la atención la forma en que mis maestros nos impartían clases, no me llamaba la atención ser docente, por lo que me enfoqué más en estudiar algo diferente a lo que toda mi vida conocí, quería estudiar medicina forense, y hubo un momento en el que me puse a prueba y empecé a ver videos de autopsias, de accidentes y cosas por el estilo, fue entonces cuando me di cuenta que estudiar eso no era lo mío, ya que era muy sensible a ver sangre, heridas y operaciones, cree una cualidad imaginaria de ser forense, pensaba que era como las películas o series que aparecen en la televisión y tal vez se le parezca en algo, solo que con más sangre de lo que esperé. Después decidí por estudiar enfermería y durante toda la secundaria y parte de la preparatoria era la profesión que veía en mi futuro. Entré a la capacitación de higiene y salud, y me di cuenta que ciencias de la salud es una carrera muy bonita, muy interesante y me gustaba, pero pasó lo mismo, me di cuenta que no era lo mío. Durante este tiempo de la preparatoria, los días que no tenía clases, me iba al Jardín de Niños en donde trabajaba mi mamá y la veía trabajar con los niños, me gustaba mucho verla, y ver como aprendían, me gusta mucho escuchar las cosas que dicen, la forma en la que piensan, siempre he pensado que mi mamá es una gran maestra, muy inteligente y reconocida por las demás, tiene mucha vocación


para esto, y siempre la hemos escuchado decir que si ella tuviera que volver a elegir que estudiar, elegiría de nuevo ser maestra, siempre defiende con orgullo la profesión, lo que causo que en mi empezara a nacer el interés por la docencia en especial por la educación preescolar; en lo personal a mí siempre me ha gustado convivir con niños y sé que tengo la capacidad de saber comunicarme con ellos, un ejemplo de ello, es que yo soy parte de la Asociación de Scouts de México desde los 15 años , y de todas las experiencias que he vivido ahí, me ha tocado trabajar con niños, enseñarles conocimientos y habilidades, disciplina y parte fundamental con lo que trabaja el movimiento, los valores, y se me ha dado muy bien, siento mucha satisfacción de trabajar con ellos, no son tan pequeños como los niños de preescolar, pero aún son niños pequeños, me gustó mucho enseñarles y saber que aprendían. Desde que empecé a trabajar con ellos ahí, me empezó a llamar mucho más la atención la docencia y estaba casi segura de querer ser docente. Sin embargo, llegó la reforma educativa, llegaron los problemas que tenían en contra de los maestros, de la educación y comencé a pensar que tal vez no sería lo mejor estudiar eso, vi cómo otras compañeras que también querían ser educadoras al final, no las convenció esto de la reforma y no siguieron adelante; pero en la prepa, conocí maestros que al igual que mi mamá defendían mucho su trabajo, y sabían cómo levantarlo a pesar de tantas contras para los maestros y ellos al igual que mi mamá me dieron ánimos para continuar con esta meta. Me gustaba la manera en que algunos maestros daban su clase, no puedo decir que todos, pero como hay maestros que desempeñan un buen papel como docentes y hacen que a los alumnos nos llame la atención su materia y nos interese aprender, también hay quienes no saben dar una clase, y les importa poco si los alumnos adquirieron bien el conocimiento o no, creo que he conocido a varios tipos de maestros, he tenido hasta de donde escoger, y he aprendido que quien quiere ser maestro de verdad, quien tiene la vocación para serlo, es quien sabe impartir una clase como debe de ser. Recuerdo una vez en una comida con unos amigos de mis papas, que son maestros universitarios, no normalistas, criticaban mucho a las escuelas normales y decían que ya cualquiera puede estudiar lo que le gusta y


que si querían podían ser maestros que tengan más conocimientos de las materias, sin embargo, comparando lo que viví con los maestros de la prepa, como maestro puedes saber mucho sobre tu materia, pero si no tienes los conocimientos necesarios y la vocación para ejercer la docencia, no sirve de nada. Gracias a todos estos maestros, buenos o malos, que han formado parte de mi vida, me han dado razones para escoger la docencia como mi profesión, para tener en mente y saber que existen muchas satisfacciones como docente, que cuando estudias con ganas, lo que te gusta y lo que te hace feliz, no importan los obstáculos que se pongan en frente, siempre sabremos superarlos y lograr formar niños de bien que serán nuestro futuro. Hoy soy parte de la Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho” escuela formadora de docentes. Estoy aquí formándome para cumplir mi meta, mi sueño, para reforzar mi vocación y mi amor hacia la docencia. Porque a pesar de todos los pros y contras, me gustó más lo bonito de la profesión, yo elegí ser: Licenciada en Educación Preescolar.


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