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Créditos Moderadoras Nelly Vanessa y Crys
Traducción Nelly Vanessa
Crys
Staff de Corrección Dennars
Neige
Annabrech
Maria_clio88
Dabria Rose
maye
Revisión Final Maye
Diseño Dabria Rose
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Sinopsis Una aventura amorosa y un escandaloso secreto amenazan a desgarrar una rica y poderosa familia. Claudia Samson, ama de llaves para la privilegiada familia Callahan, se encuentra sola y embarazada después de una breve aventura con Gavin, el hijo más joven de la familia. Cuando le informa sobre el embarazo, él le acusa de engaño y le deja claro que está sola en esto. Brody Callahan, el hermano de Gavin, se ha dedicado toda la vida a llevar los negocios de la familia. No se había dado cuenta lo que se estaba perdiendo implicándose en su trabajo hasta que encuentra a Claudia dormida en el dormitorio de huéspedes de la familia. Había descubierto a su Bella Durmiente. Intrigado por la joven mujer, se compromete a llegar a conocerla mejor. Aunque Claudia se siente atraída instantáneamente por el carismático hombre de negocios, sabe que su secreto destruiría cualquier oportunidad para un futuro juntos, pero Brody es terriblemente difícil de resistir. Mientras tanto, cuando Gavin observa desarrollar la relación entre Brody y Claudia, empieza idear un plan para utilizar el secreto en su ventaja. Quiere ser socio con pleno derecho en los negocios, algo que le había sido denegado por los dos, su hermano y su difunto padre, y quizás ahora finalmente puede obtenerlo. ¿Pueden Brody y Claudia sobrevivir a la tormenta, o los secretos y el chantaje les destruirá a los dos y su amor?
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1 Claudia Samson subió la gran escalera de la enorme finca. Necesitaría cambiar las sábanas de los dos dormitorios antes de que terminara su turno. Los Callahan tendrían invitados el fin de semana, por lo que Angela Callahan esperaba que todo estuviera a la orden. Era el trabajo de Claudia ver que todo estuviera perfecto. No le gustaba particularmente ser ama de llaves, pero su empleadora pagaba bien y en este momento de su vida necesitaba todo el dinero que pudiera tener en sus manos. Su abuela había estado con los Callahan durante casi treinta años cuando se retiró. Criada por su abuela, Claudia creció en la presencia de la rica y poderosa familia y comenzó a trabajar para ellos para poder ir a la universidad. Sus planes educativos fueron puestos en espera cuando su abuela se rompió la cadera y tuvo que ser trasladada a un centro de asistencia. Tuvieron que vender su casa, y Claudia fue obligada a mudarse a un pequeño apartamento. A los veintidós años, las cosas no se movían en la dirección que había esperado. Quería volver a la universidad pero su reciente revelación no ayudaba a su situación en absoluto. Habían pasado un par de semanas desde que se enteró de su condición actual, pero su embarazo no estaba siendo fácil de aceptar. Pensó que podría estar mejor una vez que se lo dijera a Gavin Callahan. Eso no salió tan bien. No fue como si hubiera esperado que totalmente abrazara la idea de un bebé, pero no se imaginó que actuaría como lo hizo tampoco. Mientras Claudia colocaba sábanas limpias en la cama matrimonial dejó que su mente regresara al jueves por la mañana cuando le había dado la noticia a Gavin de que iba a ser padre. Habían pasado la noche juntos como todos los miércoles en su elegante apartamento con vista a la ciudad. Su relación no era pública. Claudia sabía que Gavin no quería que su familia supiera que había estado viéndose con el ama de llaves. Aunque técnicamente, no estaban viéndose uno a otro, a menos que acostarse juntos una vez a la semana fuera considerada una cita. Claudia no estaba segura de cómo terminó en su cama semanalmente, pero el sexo era emocionante y nuevo para ella. Le gustaba el tiempo que pasaban juntos.
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Cuando Gavin se acercó a ella y le preguntó si estaría interesada en ir a su nuevo apartamento, Claudia asumió que deseaba que limpiara para él. No tenía idea de que quería sexo.
Claudia abrió los ojos al canto de los pájaros en el aire primaveral. Era principios de abril. Se sentó y jaló las sábanas a lo largo de su cuerpo desnudo. Gavin debió haber salido de la cama mientras estaba dormida. No lo había oído, pero habían tenido una noche muy intensa y ahora estaba agotada. Había dormido a pesar de su alarma. Anoche había comenzado de la misma manera como siempre cuando estaban juntos. Claudia se presentó alrededor de las ocho y Gavin no mantuvo las manos fuera de ella hasta la mañana siguiente. Se prometió que le daría la noticia antes de que llegaran al dormitorio, pero la persistencia de Gavin dejó poco tiempo para las palabras. Claudia podría haber encontrado tiempo para decirle que iban a tener un bebé en algún momento de la noche, pero tenía miedo. No quería arruinar el tiempo que tenían juntos. Temía que pudiera ser su última noche. La figura alta y delgada de Gavin salió del cuarto de baño, con una toalla colgada peligrosamente baja sobre sus caderas mientras el vapor de la ducha se escapaba detrás de él. Podía oler la mezcla de su varonil jabón y crema de afeitar. La piel de su rostro se veía suave y con el cabello rubio limpio, su maleza todavía estaba húmeda. ―Buenos días, hermosa. ―Sonrió―. Pensé que todavía estarías dormida. Creo que te cansé ayer por la noche. ―Hola ―dijo ella―. No escuché cuando te levantaste. ―Estabas durmiendo bastante profundo. Él se acercó a su armario y sacó un traje azul marino. ―Tengo una reunión en una hora, y si llego tarde mi hermano me matará. Está amenazando con enviarme a la oficina de Boston, si lo estropeo una vez más. El hermano de Gavin, Brody, era todo negocios. Había heredado la empresa de su padre después de que el señor Callahan murió hace unos pocos años. Brody era solo siete años mayor que Gavin pero era mucho más centrado y orientado a los negocios. Claudia siempre percibía a Brody siendo mucho mayor de lo que realmente era. A Gavin le gustaba jugar y pasar un buen momento. Los dos se enfrentaban en muchos niveles. Gavin no había compartido mucho de su vida personal con ella, pero sabía que Brody era un tema delicado.
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―Necesito contarte algo. Claudia subió la sábana más arriba y la sostuvo apretada contra su pecho hinchado. Tenía los pechos doloridos y ya más pesados de lo que normalmente eran. Sintió un nudo nervioso formándose en su estómago, que no parecía alejarse, sin importar lo duro que lo intentara. Esperaba que las náuseas matutinas no aparecieran ahora. ―Debí decirte algo anoche. Gavin tiró la toalla y se puso calzoncillos y camiseta blanca antes de girarse y encontrarse con ella. ―¿Qué sucede? ―No me he estado sintiendo bien ―dijo―. Pensé que estaba cansada. ―¿Todo está bien? ―Pasó la crujiente, camisa de vestir afilada sobre sus musculosos hombros. ―Gavin. ―Ella tomó una respiración profunda mientras miraba hacia abajo al edredón―. Estoy embarazada. ―Cuando no dijo nada después de unos segundos, miró hacia él. Él continuó abotonándose la camisa. No miró en su dirección mientras cuidadosamente tomaba sus bien cortados y planchados pantalones de la percha. ―¿Gavin? ―Claudia observó cada uno de sus movimientos en el espejo sobre la cajonera. Él se deslizó sus pantalones, pero siguió sin decir nada. Claudia se imaginó que sus palabras debían estarse hundiendo en él. Probablemente necesitara unos minutos para digerir lo que le acababa de decir. Cuando se hizo la prueba de embarazo el otro día estuvo más que un poco sorprendida. ―No sé lo que pasó ―dijo―. Sé lo cuidadosos que somos, pero… ―¿No crees que... ―se detuvo de vestirse y la miró―… no puedes posiblemente creer que yo te embaracé? ―No he estado con nadie que no seas tú. Eres el único con el que alguna vez he estado. ―Bueno, eso fue cierto cuando estuvimos juntos primero. Quiero decir, sé que fui el primero, pero solo estamos juntos una vez a la semana. ¿Cómo puedo saber lo que estás haciendo el resto del tiempo? ―¿Crees que podría estar con alguien más ya que estamos juntos? Claudia sabía que no eran exclusivos. Nunca habían salido, pero la idea de acostarse con otra persona mientras se estaban viendo uno a otro no había pasado por su cabeza. Él asintió mientras pasaba sus dedos por su cabello.
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―Sólo estamos juntos los miércoles por la noche. Estaríamos teniendo diversión. Te dije eso. En ese momento vio en su expresión todo lo que necesitaba saber. ¿Cómo podía haber sido tan tonta? ―No soy la única con la que has estado. ―No era una pregunta, ya sabía la respuesta. ―Nunca te llevé a creer eso, pero ese no es el tema que estamos tratando en este momento. ―Tomó su cinturón colgando detrás de la puerta y lo pasó a través de sus pantalones. ―No, creo que no ―dijo ella―. Acabo de enterarme el otro día, pero no quería decírtelo por teléfono, y no creo que se tratara de una conversación que debía tenerse en la casa principal. ―Esta no es una conversación que debemos tener en absoluto. No fui el que te embarazó. Siempre uso protección. ―No al cien por ciento. ―Mira, no sé en qué tipo de juego estás aquí, pero no funcionará. ―¿De qué estás hablando? Claudia sabía que iba a estar molesto, pero nunca pensó que negara que el bebé fuera suyo. ―Esto no es un juego. ―Eres una segunda generación de ama de llaves. Has estado alrededor de mi familia el tiempo suficiente para saber cuánto dinero tenemos. ―Se rio mientras empujaba el cabello de sus ojos―. ¿Cómo no vi lo que estabas planeando? ―¿Qué? ―El estómago de Claudia se revolvió. Se tragó la bilis que se levantó a su garganta. ―Viste una oportunidad y la tomaste. No va a funcionar. ―La diversión parpadeó en sus vibrantes ojos verdes―. Te daré una ‘A’ por el esfuerzo, cariño, pero tiraré tu estafa antes de que incluso comience. ―¿Estafa? Tú me perseguiste ―dijo ella―. Fuiste implacable. ―No quería sonar tan desesperada, pero ésta era su responsabilidad. ―Vi las vibraciones que enviabas en mi dirección. Esa rutina de “nena en el bosque”. Fue atractiva. Lo admito. ―Su risa la humilló―. Entonces cuando me enteré de que eras virgen, sí mierda, ¿quién no quiere una oportunidad con eso? ―Eres repugnante. ―Ella saltó de su cama y buscó su ropa―. ¿Te digo que estoy embarazada de tu hijo y esto es con lo que sales?
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―No creo que estés embarazada, pero si lo estás, de ninguna manera es mío. ―Se puso los calcetines y zapatos con calma mientras Claudia lograba recuperar su ropa de todo el lugar―. Te sugiero soltar toda esta farsa antes de que hagas el ridículo. ―Que te jodan. ―Ella tiró sus pantalones y su camiseta sobre su cabeza. Él agarró una corbata de su armario y puso su chaqueta sobre su brazo antes de ir caminando hacia ella. Ella retrocedió, pero él la arrinconó contra la pared. ―Esta partida está terminada. Si deseas conservar tu trabajo en la casa de mi familia, mantén la boca cerrada. Nadie sabe que nos acostamos, y cualquier divagación de un bebé te hará ver como la puta que eres. ―¿Qué te pasa? ―le preguntó. Gavin nunca fue romántico, pero nunca había mostrado este lado de sí mismo antes. ¿Cómo podía haber estado tan equivocada sobre él? ―No tomo amablemente a las mujeres que me utilizan por mi dinero. Debí haberlo sabido mejor cuando te llevé a mi cama. ―¡Cerdo! ―Pasó junto a él, agarró su bolso y se dirigió a la puerta principal. Su ritmo cardíaco aumentó cuando oyó el sonido de sus pasos siguiéndola de cerca detrás. ―Claudia ―dijo―. Lo digo en serio. Sé lo mucho que mi familia contribuye a la asistencia de vivienda de tu abuela. No arruines eso. ―Deja a mi abuela fuera de esto. ―No me obligues a ir con mi madre y decirle que eres una artista del engaño. Se movió a donde ella estaba. ―Ella no te quiere tal como eres. Gavin decía la verdad. A Angela nunca le había importado Claudia. Estaba bastante segura de que su madre la culparía por lo del embarazo. ―No puedo creer lo equivocada que estuve acerca de ti. ―Estaba pensando lo mismo acerca de ti. ―Él abrió la puerta principal y asintió para que se fuera. Salió al pasillo, y mientras se dirigía hacia el ascensor lo oyó cerrar de golpe la puerta detrás de ella. No pudo contener el sollozo que se le escapó de algún lugar profundo dentro de su pecho. Ahora, ¿qué iba a hacer?
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Mientras Claudia colocaba la última almohada en la cama, no pudo evitar pensar en lo tentadora que se veía. Era un poco después de las tres, y todavía tenía una hora de trabajo, pero estaba tan cansada, y su espalda la estaba matando. Sólo tenía que sentarse por un momento. Angela estaba abajo en los establos y no debería volver dentro de poco, así que se sentó en el borde de la cama y cerró los ojos. Tenía solo once semanas de embarazo, pero ese pequeño bebé estaba chupando hasta la última gota de energía de su cuerpo. Las tardes eran las peores. Todo lo que quería hacer era acurrucarse en el sofá de su pequeño apartamento y dormir durante una hora o dos. Se echó hacia atrás y se hundió profundamente en el suave colchón. Su cama en casa estaba muy lejos de ser tan cómoda. Todo era impecable y bonito en el dormitorio de invitados. La habitación iluminada por el sol olía a rosas recién cortadas. Tonos rosados suaves adornaban las paredes y cortinas arrullándola hasta un profundo estado de relajación. Lo último que recordó fue lo blanco del techo antes de oír una voz que tiraba de ella de su involuntario sueño. Sintió una cálida mano en su brazo. Tan pronto como abrió los ojos se dio cuenta de lo que había sucedido. Se había quedado dormida, en el trabajo, en un dormitorio de invitados de una casa en la que fue contratada para limpiar. Mientras miraba sus impresionantes ojos azules trató de recuperarse de su siesta. Nunca había notado cuán claros eran sus ojos. Por otra parte, nunca había estado tan cerca de Brody Callahan antes. ―¿Todo está bien, señorita Samson? Él empujó un mechón de su grueso y oscuro cabello de su frente. Él y Gavin tenían casi el mismo tipo de corte de cabello desordenado, pero el cabello de Brody era más oscuro y más domesticado. Claudia se levantó de la cama muy rápido. La habitación se arremolinó a su alrededor y luego perdió el equilibrio, cayendo contra su pecho duro y musculoso. ―Guau. ―Él la atrapó por el antebrazo, mirándola con preocupación―. ¿Estás bien? ―Lo siento, señor Callahan. ¿Podría salir peor mi día?
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2 Brody podía detectar el temor a kilómetros de distancia. Era su trabajo en la sala de juntas negociar las mejores ofertas y obtener algún beneficio. La joven ama de llaves tratando de encontrar su equilibrio estaba asustada y avergonzada. Eso no lo perturbó tanto como su belleza. Nunca se había dado cuenta de la espectacular mujer en la que Claudia se había convertido. Brody había estado ocupado en los últimos años con la escuela y el trabajo, pero ¿cómo pudo haber pasado por alto cuando ella se convirtió en mujer? Ella es increíble. ¿Cuándo tendría tiempo de notarlo? Había estado demasiado retirado de los acontecimientos dentro de su propia casa. Su padre, Jason Callahan, era un formidable hombre de negocios y le enseñó a su hijo todo lo que sabía sobre el negocio de la familia. Industrias Callahan era una de las más reconocidas y respetadas empresas del país. La corporación había logrado obtener la mayoría de las construcciones importantes del país. Si un estadio estaba siendo construido o un nuevo complejo estaba bajo construcción, Callahan ganaba la oferta de acero. Jason llegó al poder como empresario en la década de los setenta cuando las empresas de los Estados Unidos estaban en auge y el crecimiento era inevitable. Trabajó sin descanso para construir la multimillonaria compañía. Brody había trabajado junto a su padre desde que tenía doce años, aprendiendo todo lo posible acerca de la industria. Después de obtener su título de abogado en la Universidad de Yale, se fue a trabajar a tiempo completo y haciendo sentir orgulloso a su padre. Cuando Jason falleció hace tres años, dejó la compañía en manos de un hombre de veintiocho años. Las críticas fueron duras, pero Brody les demostró que estaban equivocados. No solo logró conservar el legado de su padre, sino que lo mantuvo en la cima, ampliándolo cada vez que podía. Ahora bien, si solo pudiera arreglárselas para mantener a su hermano en el sendero, tendría menos estrés en su vida. ―Lo siento, señor Callahan. Claudia miró el agarre que tenía en su brazo. ―No tenía la intención de dormirme.
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Se apartó el cabello negro y sedoso del rostro. Sus mejillas estaban sonrojadas del sueño y sus ojos color avellana estaban pesados. ―Ya veo. ―Brody la miró. Le resultaba difícil dejar de mirarla. Era adorable. ―Puede soltarme ahora. ―¿Puedes estar de pie por tu cuenta? ―Tomaría cualquier excusa para tocarla por unos segundos más―. No me gustaría que te cayeras. Ella asintió. ―Sólo me levanté muy rápido. Tan pronto como la soltó, ella se alejó de él. Era extraño, pero no le gustó la distancia que puso entre ellos. La quería cerca. ―Tengo que terminar mis deberes de la tarde. Una vez más, pido disculpas. Por favor, no se lo diga a su madre. ―Mi madrastra. ―Él tenía una madre, y la mujer que gobernaba la propiedad no era ella―. Angela es mi madrastra. ―Por supuesto ―dijo ella―. Por favor no se lo diga. Va a estar furiosa conmigo. ―Tu secreto está a salvo conmigo. ―Sonrió porque esta chica sin pretensiones tenía un efecto calmante en él. Cuando la encontró dormida en la cama anteriormente, la miró por unos minutos. Su largo cabello desplegado a su alrededor, y su respiración era delicada y lenta. Parecía tranquila. Nada parecida a la chica nerviosa de pie delante de él ahora. Se preguntó qué la habría puesto tan incómoda. ―Gracias ―dijo―. No volverá a pasar. Ella tomó el montón de sábanas desechadas en la esquina y se escabulló por el pasillo. Brody salió de la habitación y vio como se dirigía a la parte posterior de la escalera. ¿Cuánto tiempo había estado bajo su nariz? ¿Estaba realmente tan involucrado en su trabajo que había fallado en notar a su propia Bella Durmiente? ―Ahí estás ―dijo Angela mientras caminaba por el pasillo―. Oí que estabas buscándome. ―Se inclinó y besó su mejilla―. Estaba abajo con los caballos. Estoy pensando en comprar uno nuevo. ―¿Debido a que los seis que tienes no son suficientes? ―Él puso los ojos en blanco.
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Angela Callahan podía gastar el dinero más rápido que cualquier mujer que alguna vez hubiera conocido. Brody nunca entendió lo que su padre vio en ella. ―No empieces conmigo. ―Le arqueó una ceja―. Tu padre me dejó un buen subsidio para hacer lo que me plazca. ―¿Has olvidado quién controla dicha asignación? ―Sabía lo mucho que la irritaba que su padre no solo le hubiera dejado la empresa él, sino el control de la finca y de las manutenciones también. Su papá sabía que Angela se tragaría sus cuentas duramente ganadas en menos de un año de su muerte. También era el deseo de su padre que Brody encontrara una manera de conseguir que Gavin se estableciera. A los veinticuatro años, su joven hermano todavía actuaba como si fuera un adolescente. Se estaba haciendo absurdo. No importaba cuán duro lo intentara Brody, no podía enseñarle a Gavin a tener sentido de responsabilidad. A Brody nunca le había agradado su madrastra. Angela era completamente lo contrario de su sofisticada e inteligente madre. Angela era stripper cuando se tropezó con su padre hace veinticinco años. Era quince años más joven que él y terminó embarazada de Gavin unos meses más tarde. Brody, de solo siete años en ese momento, no pensó nada de la nueva esposa de su padre y de su adorado hermano pequeño. No fue hasta que Brody se hizo mayor que se dio cuenta exactamente de con quién se había casado su padre. Era una caza fortunas, y utilizaba la de su padre para conseguir lo que quería. Por alguna razón, su padre le consentía sus payasadas, pero Brody no le permitiría desperdiciar la fortuna de su padre. ―Nunca dejas que se me olvide. Tu padre me amó y quería que tuviera una buena vida. ―Y la tienes ―dijo él―. No vine aquí a discutir. Ella miró hacia el dormitorio de invitados. ―¿Dónde está esa pequeña imbécil? Mira esta habitación. Mira cómo la dejó. La referencia de Angela a Claudia lo molestó. No sabía por qué, apenas conocía a la chica, pero se sentía protector con ella. Angela era mala con el personal, por lo que solo podía imaginar cómo trataría a la tímida y torpe chica que había encontrado momentos antes. ―Se ve bien para mí ―dijo él. ―La cama parece como si alguien hubiera dormido en ella. ¿Cómo voy a tener invitados durmiendo aquí? Necesito atraparla antes de que se vaya por el día.
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―Olvídate de ella. ―Claudia estaba claramente agotada, por lo que pensó que podría evitarle la molestia que era Angela―. Tengo que hablar contigo sobre Gavin. ―¿Se trata de enviarlo a Boston? ―¿Hablaste con él? ―Brody debió haber adivinado que Gavin correría hacia su madre por protección. ―Él no quiere ir. ―Ella cerró la puerta de la habitación y sacudió la cabeza con disgusto―. Es tan difícil encontrar buena ayuda en estos días. Brody ignoró su comentario. ―No depende de Gavin. Necesita más entrenamiento. La oficina en Nueva York es demasiado agitada para él. ―¿Quieres enviar a tu hermano fuera por alguien más? ―Estoy demasiado ocupado para mostrarle lo que necesita saber. Jacob dirige la oficina de Boston sin problemas, y papá confiaba en él. Gavin va a estar bien. ―Tu padre no estaba demasiado ocupado para mostrarte las cuerdas. ¿Por qué no puedes hacer lo mismo por tu hermano? Él necesita tu dirección. ―Yo quería aprender de papá. Gavin no muestra la misma iniciativa. Tal vez una nueva oficina lo ayude. Un cambio en la atmósfera. No va a ser para siempre. Sólo unos pocos meses. Bajaron por la escalera de la cocina. Brody miró a su alrededor, con la esperanza de echarle un vistazo a Claudia, pero no estaba por ningún lado. Probablemente estaba escondiéndose de su malvada madrastra. ―No lo sé ―dijo Angela―. Odio forzar a Gavin a algo. ―Tú lo estropeas. Ese siempre ha sido el problema. Tenemos que dejarlo crecer si va a dirigir esta empresa conmigo. ―Estoy de acuerdo. Brody sabía que Angela tenía altas expectativas para su hijo. Odiaba el hecho de que su padre dejara la compañía únicamente a nombre de Brody. Deseaba el día en que Gavin fuera igual que Brody. Su padre había confiado en Brody antes de morir. Ambos estuvieron de acuerdo en que Gavin obtendría la mitad de la empresa cuando Brody pensara que fuera el momento adecuado. Brody pretendía honrar los deseos de su padre. ―Si me ayudas a que Gavin se vaya, no discutiré la compra de un caballo. ―Él sonrió mientras alcanzaba el frutero―. ¿Qué dices? ―Eres todo un negociador. Eres igual a tu padre, ¿lo sabes? Él tomó una manzana, la arrojó en el aire y luego la atrapó.
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―¿Tengo tu apoyo? ―¿Tengo tu palabra de que Gavin se convertirá en un socio por completo? ―Cuando piense que está listo. ―Está bien, entonces le diré que Boston es su futuro. ―Gracias. ―Brody odiaba tener que depender de su madrastra para cualquier cosa, pero en este caso, tomaría toda la ayuda que pudiera conseguir. ―¿Te nos unirás para la cena el viernes por la tarde? ―¿El viernes? ―El alcalde y su esposa vendrán. Eso me recuerda que tengo que asegurarme que Claudia recuerde que estará trabajando esa noche. La chica ha sido una escapista últimamente. ―¿Claudia estará aquí? ―Pensar en volver a verla despertó su interés. No era consciente de que trabajaba en las noches. ―Normalmente no la hago venir a tales fiestas complicadas, pero le gusta cocinar. Se comprometió a trabajar en la cocina. Creo que necesita el dinero extra. Brody sacó el teléfono de su bolsillo y comprobó su calendario para el viernes por la noche. Tenía entradas para un juego de los Yankees, pero podría dárselos a su asistente. Autumn tenía dos hijos y le encantaría tener la oportunidad de ir. ―Puedo estar aquí. ―Perfecto ―dijo ella―. Al alcalde le encanta hablar de Yale contigo. ―Tiene la esperanza de que financie una nueva ala para nuestra alma mater. ―Se dirigió a la puerta trasera. ―¿Brody? ―le gritó Angela―. ¿Debo tener un asiento para un invitado? Él sacudió la cabeza. ―Asistiré solo. ―¿Cuándo vas a encontrar a una buena muchacha? Encontré una en la habitación de invitados. ―No tengo tiempo, supongo. ―Abrió la puerta―. Te veré el viernes.
Tan pronto como Claudia llegó a casa, se derrumbó sobre la cama y apretó la cubierta a lo largo de ella. Tenía que caminar una media milla y tomar dos autobuses para llegar a su apartamento. No sería un mal viaje, si tuviera su propio medio de
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transporte, pero una vez que su viejo auto cedió se vio obligada a confiar en el sistema de transporte público. No era la manera más confiable de viajar. El autobús no era accesible para la mansión Callahan. Vivían en una comunidad cerrada a alrededor de más de medio kilómetro de la carretera principal. A veces podía tomar un aventón con Juan, el jardinero, pero gracias a su pequeña siesta en el dormitorio de invitados, él se había ido sin ella. Claudia no podía creer que se hubiera dormido en el trabajo. Estaba mortificada cuando abrió los ojos para encontrar a Brody Callahan de pie sobre ella. No lo conocía bien. Cuando creció, él se mantuvo ocupado con la escuela de derecho, y una vez que el señor Callahan murió se hizo cargo de la compañía. Rara vez iba a la casa en estos días, por lo que le sorprendió verlo. Esperaba que no le dijera a Angela sobre su pequeño episodio. A la reina malvada no le agradaba Claudia. No le había gustado su abuela, Alice, tampoco. La abuela de Claudia siempre sospechó que era porque había sido el ama de llaves de la primera señora Callahan. Angela quiso despedir a Alice cuando se casó con Jason, pero él no escuchó nada de eso. Adoraba a Alice. Claudia se preguntaba si esa sería la razón por la que la familia estuvo de acuerdo en ayudar a financiar el lugar de asistencia de su abuela. Justo cuando los ojos de Claudia comenzaron a inclinarse, su celular sonó. Miró sobre la mesita de noche y se debatió si responder, pero le preocupaba que fuera sobre su abuela por lo que lo tomó. Mierda. Es la Reina Malvada. ¿Brody la habría delatado? ¿Iba a tener problemas por quedarse dormida? ―Hola ―dijo Claudia a regañadientes. ―Claudia, habla la señora Callahan. ―Hola. ―Quería recordarte que estarás trabajando la noche del viernes. ―Sí, señora, lo recuerdo. A Claudia no le gustaba estar en la casa más de lo que tenía que estar, pero cuando la oportunidad de trabajar extra se presentaba, no tenía más remedio que tomarla. Necesitaba ahorrar tanto dinero como pudiera antes de que llegara el bebé. ―Bien ―dijo Angela―. Serás responsable de los aperitivos. Repasé las selecciones que dejaste y tomé mis decisiones. Puedes quedarte la noche del jueves si deseas comenzar a prepararte.
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―Eso estará bien. ―Una vez más, no quería pasar tiempo de más allí, pero ¿qué otra opción le quedaba? Esperaba no encontrarse con el tramposo de Gavin. ―Sé que estarás detrás de escena. ―Claudia se preparó para el insulto diario que vendría en su dirección―. Pero por favor asegúrate de verte presentable. Estoy esperando a algunas personas importantes, y si uno fuera a la cocina, me gustaría que mi personal se viera apropiadamente. Perra. ―Por supuesto. ―Claudia puso los ojos en blanco y pensó en todas las formas en que podría humillar a Angela. Quería lanzar una bebida en su cara o dejar caer una bandeja de aperitivos calientes en su regazo. Quizás Claudia tuviera la suerte de arruinar uno de los vestidos Versace de Angela. Detente. Esta mujer sacaba absolutamente lo peor de Claudia. Pasó su mano sobre su estómago y sonrió cuando imaginó al pequeño inocente creciendo en su interior. A pesar de que el bebé era medio Callahan, Claudia confiaba en que el bebé nunca resultara como ellos. No se lo permitiría. ―Te veré mañana por la mañana ―dijo Angela. ―Estaré allí. ―Haz la cama en la habitación de invitados. Parece como si alguien ya hubiera dormido en ella. Inaceptable. Claudia se preguntó si Angela lo sabía. ―Será la primera cosa que arreglaré. Antes de que pudiera decir algo más, Angela colgó. Claudia puso el teléfono de nuevo en la mesa y sacudió la cabeza. Esa pobre mujer era la abuela de su bebé. ¿Cómo puede ser?
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3 Claudia puso el último de los aperitivos en el horno y ajustó el temporizador. Hasta el momento, la cena de Angela parecía ir bien, pero estaba tomando más tiempo del que Claudia había previsto. Los aperitivos estaban volando de las bandejas de plata. Apenas podía mantenerse al día con la demanda cada vez que el personal entraba en la cocina para recargarlas. Esperaba que se sentaran pronto a cenar o iba a quedarse sin entremeses y estaba segura de que Angela no estaría feliz de eso. Después de que el último lote saliese del horno, sería libre de irse a casa. Había pasado un largo día. Se había quedado más que sus horas regulares, ayudando a preparar la fiesta y luego, trabajado en la cocina la mayor parte de la noche. Todo lo que quería hacer era quitarse los zapatos, darse una ducha y meterse a la cama. Esperaba no perder el último autobús, o tendría que tomar un taxi y gastarse la mitad del dinero que había ganado esa noche. Se sentó en el taburete de la barra, en el centro de la cocina y vio como el temporizador de tiempo en el horno contaba hacia atrás. El tiempo pasaba rápidamente. Tenía casi tres meses de embarazo y todavía no tenía ni idea de lo que iba a hacer. La única persona que lo sabía además de Gavin, era su abuela. Alice no sabía quién era el padre y ella no le había dado ningún detalle. Solo le ofreció apoyo y Claudia lo apreciaba. Su abuela no era entrometida. Tenía un modo de esperar con Claudia y eventualmente Claudia se lo confesaría. La reacción de Gavin con el embarazo le permitió tomar una decisión firme. Si no quería formar parte de la vida de este bebé, entonces no lo necesitaba y nadie tendría que saber que era el papá del bebé. No era como si fuese a gritarlo a los cuatro vientos en mucho tiempo. El temporizador del horno sonó, sacándola de sus pensamientos. Se secó las lágrimas del rostro. No se había dado cuenta de que había estado llorando. Estaba muy emocional en estos días. Tan resistente como quería ser cuando se trataba de Gavin, todavía la ponía triste que su bebé nunca conociese a su padre. ―¿Estás bien? ―La voz de la puerta la sobresaltó. ―Oh.
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Claudia alzó la mirada y vio a Brody acercándose. Sus ojos azul cristal fueron lo primero que la golpeó. Todavía no entendía cómo nunca los había notado antes. Llevaba un traje gris oscuro sin corbata. Había dejado los dos primeros botones de su camisa blanca abiertos. Parecía como si hubiese estado en la portada de una revista sofisticada. Rezumaba sexo. ―Estás llorando. Se secó los ojos y negó. ―Se me metió algo en el ojo. ―Quería venir y decirte que tus aperitivos están fantásticos. Estaban deliciosos. ―Gracias. ―El calor se deslizó hasta la parte posterior de su cuello―. Fue muy amable de su parte venir y decírmelo. ―El único otro miembro de la familia en tratar al personal con algún respeto era Jason Callahan. Cuando murió también lo hizo la poca compasión de Angela y Gavin. ―Es un placer para mí. ―Su voz era suave, pero imponente―. Tu abuela solía hacérnoslos para las fiestas todo el tiempo. ―¿Lo recuerdas? Sonrió y Claudia no pudo evitar disfrutar de las facciones más atractivas de su rostro. Nunca se había fijado antes en él. Recordó que era intenso cuando era pequeña. Tenía la nariz siempre metida en un libro. Tal vez por eso nunca había notado sus ojos o lo delgado que eran sus labios. Era robusto y hermoso al mismo tiempo. No podía creer que nunca se hubiese dado cuenta de lo guapo que era. ―Tu abuela solía preparar la comida para toda la familia cuando era niño. Cuando se jubiló, Angela se hizo cargo de contratar a varias empresas de catering, pero nunca fueron lo mismo. Es bueno que hayas heredado algo del talento de tu abuela. Es una mujer maravillosa. ―Me halaga que piense que me comparo en algo con mi abuela. Es difícil de emular. ―Recuerdo cuando viniste a vivir con ella. Solía traerte aquí, te sentabas y coloreabas en la mesa de la cocina. Claudia tenía solo cuatro cuando sus padres murieron en un accidente de auto. Su abuela era jefa de personal de limpieza y arregló con el señor Callahan traer a Claudia a trabajar con ella hasta que empezara la escuela a tiempo completo. ―¿Puede recordar eso?
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―No vivía aquí, pero venía de visita a menudo. Solo recuerdo que estabas aquí. Sacó el último lote del horno, pensando que nunca fue su intención seguir a su abuela paso a paso. ―Creo que se sentarán a cenar pronto, así que probablemente no necesitarán estos. ―Si los envías ahí, apuesto a que desaparecerán en cuestión de segundos. Angela está muy contenta. Colocó la último comida en las bandejas, pero no respondió. No podía imaginar a Angela contenta con nada y mucho menos, con algo que Claudia habría hecho. ―Sé que es difícil de creer. ―Sonrió―. La madrastra malvada no es la persona más fácil de impresionar. Claudia rió. ―¿Qué? Negó. ―Suelo seguirle la corriente a la Reina Malvada. ―No podía creer que simplemente le contase eso, pero por primera vez en muchos años, se sentía a gusto en esta casa. No se había sentido cómoda aquí desde que su abuela estaba a cargo. ―Eso también funciona. ―Asintió―. Me gusta. Una camarera entró en la cocina y tomó las bandejas del mostrador. ―Señor Callahan, la cena se servirá en unos pocos minutos. ―Gracias, Allison. Estaré ahí pronto. Ella le sonrió y Claudia se dio cuenta de que Allison se demoraba un poco más que durante sus viajes anteriores para elegir las bandejas. Claudia podía ver por qué. Brody era atractivo, rico y elegible. Claudia limpió los mostradores y cargó el lavavajillas. Quería terminar y alcanzar el autobús. ―¿Cuándo empezaste a trabajar aquí a tiempo completo? ―El año pasado ―respondió―. Cuando mi abuela se cayó, tenía que ponerla en un lugar que pudiera ayudar en la recuperación de su cadera. Vendió su casa para ayudar a pagar algunos de los costos y tenía que conseguir mi propia casa. Las horas extras ayudaron. ―Sí, está en una excelente instalación. Oí que los apartamentos son muy agradables. ¿Le gusta?
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―Mucho. ―Claudia juntó los paños de cocina y los depositó en la lavandería, junto a la cocina―. Fue agradable por parte de su familia ayudarla con algunos de los gastos. Sé que también la ayudaron con la lista de espera. ―Fue una empleada dedicada durante muchos años. El placer es nuestro. Mi padre se aseguró de que se le proporcionara eso. Claudia miró el reloj. Ya eran las ocho y media. Necesitaba alcanzar sus pertenencias y caminar hasta la parada del autobús antes de que fuera demasiado tarde. ―¿Tienes que irte? ―cuestionó él. Claudia no podía estar segura, pero pensó que se veía decepcionado. ―Tengo que tomar el autobús. ―¿Dónde tomas el autobús desde aquí? ―Hay una parada a casi un kilómetro por la carretera. Tengo que estar allí antes de las nueve, así que si me disculpa, señor Callahan. ―No puedes caminar en este momento de la noche. Ese camino es oscuro y desierto. ―Estaré bien. ―Te llevaré a casa. ―Se levantó―. Déjame ir por las llaves. ―No, su cena... ―No entendía por qué querría dejar su casa―. Puedo arreglármelas. ―No voy a aceptar un no por respuesta. Claudia encontró atractiva su actitud de tomar el mando. Su amable pero decidida personalidad le quedaba. ―Señor Callahan, por favor, no quiero ser una molestia. ―No eres una molestia. Podría ser mi placer escoltarte a casa y, por favor, llámame Brody. No creo ser mucho mayor que tú. ―No era mi intención ofenderlo. ―Claudia se sintió como una idiota―. Solo pensé... ―Estaba bromeando ―comentó―. Simplemente llámame Brody. Lo consideraré un favor. ―Está bien, Brody, pero aun así no necesitas llevarme a casa. ―Lo consideraría un favor también. ―¿Por qué?
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―Porque si tengo que escuchar la diatriba del alcalde Berkey para que done una nueva ala a Yale una vez más, creo que voy a gritar. Necesito una razón para irme. ―¿No quieres donar una nueva ala? ―Bueno, supongo que podría hacerlo, pero me gusta trabajar en mi propia agenda. ―¿Y tener tus propias ideas? ―Exactamente. ―Asintió―. Eres una chica inteligente. ―No fui a la Universidad de Yale. ―¿Todavía vas a la escuela? ―Me quedan dos semestres más para terminar. ―Claudia no veía un título en su futuro cercano―. Espero volver finalmente. ―¿Qué estabas estudiando? ―Arquitectura. ―Desde que era niña, le encantaban las estructuras. La arquitectura antigua la fascinaba―. Me gusta dibujar y diseñar cosas. Siempre estoy dibujando algo. ―¿De verdad? ―Pareces sorprendido. ―No, es que... ¿qué estás haciendo trabajando aquí? Tenemos toda una división de Callahan Industries dedicadas a la planificación y diseño de edificios. Hemos dado grandes pasos en los últimos dos años. ―Lo sé. ―Claudia siempre quiso visitar la oficina y ver lo que estaban haciendo, pero una vez que el señor Callahan murió, no habría manera de hacerlo. Quiso preguntarle a Gavin, pero el tema nunca pareció salir. Frunció el ceño cuando pensó en lo que habían hecho juntos―. Me acuerdo cuando tu padre estaba desarrollando esa división. Dejó que asistiera a algunas de las sesiones que tuvieron en su estudio y me dijo que cuando me graduara tendría trabajo. ―Pero no te has graduado. Negó, sintiéndose inadecuada en su presencia. Disfrutaba hablar con él, pero ahora probablemente pensaba que era una gran perdedora. ―Podríamos rectificar eso y podrías ir y ser pasante para nosotros. Eso vencería a limpiar para la Reina Malvada. ―¡Brody! ―lo llamó Angela.
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―En el momento justo. ―Le guiñó un ojo a Claudia, haciéndolo parecer mucho más joven de lo que siempre lo había percibido. Era más dulce de lo que había imaginado también. ―Aquí, Angela ―indicó Brody. ―¿Qué estás haciendo? ―cuestionó Angela mientras entraba en la habitación y le echaba un vistazo a Claudia―. La fiesta es en el comedor. Estamos a punto de cenar. ―Pido disculpas, pero tengo que salir antes de cenar. ―¿Qué? ―Claudia escuchó la irritación en la voz helada de Angela―. No hemos comido. ―Sé que es muy grosero, pero la señorita Samson necesita que la lleven a casa. ―¿En serio? ―Angela volvió a mirar a Claudia―. ¿Dónde está tu auto? ―Se estropeó hace unos meses. Suelo tomar el autobús. ―Le dije lo ridículo que era que hiciera eso en este momento de la noche. ―Llama un taxi ―propuso Angela a Claudia y luego se volvió hacia Brody―. Gavin acaba de llegar con su novia y trajo a su hermana. Pensé que podrías sentarte a su lado. ¿Gavin tiene novia? Esa era una novedad para Claudia. Había tantas cosas que no sabía acerca de su donante de esperma. Claudia tenía que salir de allí antes de que se encontrara con Gavin. No necesitaba molestarlo. ―Son las hijas del doctor Monroe, los Hamptons más prestigiosos de la cirugía plástica. ―Estoy seguro de que son preciosas y Gavin, sin duda, podrá manejarlas a las dos. Brody le sonrió a Claudia. ―No seas bruto. ―Angela parecía disgustada―. Claudia puede arreglárselas sola para volver a casa. Ahora ven. ―Brody ―llamó Claudia. Angela se volvió y miró a Claudia. ―¿Cuándo comenzaste a tutearte con mi hijo? ―Hijastro ―corrigió Brody―. Le pedí a Claudia que me llamara por mi nombre.
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―Estaba a punto de decir que puedo llamar un taxi. ―Era demasiado tarde para tomar el autobús―. No quiero que te pierdas la cena. La señorita Callahan estaría decepcionada. ―Al menos la chica tiene sentido ―intervino Angela―. Escúchala. ―¿Estás segura? ―preguntó Brody―. No me importaría. ―Fue algo que ofreciste, pero no era necesario. Asintió y Claudia no pudo evitar notar que parecía decepcionado de nuevo. Tal vez no quería quedarse para la cena y ella era su única salida. Pero Claudia tenía suficientes problemas con Angela. No estaba a punto de sacar a Brody de la casa antes de la cena. Angela haría que lo lamentase el lunes. ―Angela ―demandó Brody―. Por favor asegúrate de que Claudia sea compensada por su viaje en taxi. No debe ser responsable de pagar la tarifa. ―Por supuesto ―garantizó Angela―. Me aseguraré de que sea incluido en la tarifa por esta noche. ―Gracias. ―Claudia les dio una pequeña sonrisa. ―Claudia ―llamó Brody antes de salir de la cocina―. Me gustaría terminar nuestra conversación sobre arquitectura en algún momento. ¿Estás dispuesta a eso? ―Um, sí, supongo que sí. ―No sabía lo que tendría que discutir con él, pero parecía bastante agradable y no le importaría pasar tiempo con él―. Sabes dónde encontrarme. ―Lo sé. ―La miró fijamente durante unos pocos momentos―. Ten cuidado al ir a casa. ―Buenas noches ―se despidió Claudia―. Disfruta la cena.
Al día siguiente Brody estaba inquieto y descentrado. Su partido de golf había sido un completo desastre. La oficina lo llamó al campo tres veces en cuatro horas, por lo que le fue imposible concentrarse. ¿No se suponía que el sábado era un día libre? Tampoco durmió bien. Después de la fiesta, él y Angela, le dieron la noticia a Gavin de que iba a pasar los próximos meses en Boston. A Gavin no le gustó, pero para el momento en que Brody y Angela terminaron con él, no tuvo más remedio que aceptarlo. Brody se sintió mal, pero no podía ver ninguna otra forma de poner a su hermano en la pista. El negocio estaba creciendo a un ritmo rápido, Brody
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necesitaba que Gavin diera un paso adelante y tomara el control. Brody necesitaba la ayuda de Gavin. Esperaba que su hermano se recuperase y fuera el socio que su padre pretendía que fuera. A pesar de que tenía mucho en mente, Brody no podía conseguir sacarse a Claudia de la cabeza. Quería culpar a su escasa capacidad de atención sobre Gavin, a Angela, a su pésimo juego de golf y a su apretada agenda, pero sabía que ninguna de esas cosas era la razón por la que estaba en el borde. Había estado fuera de sí desde que encontró a Claudia durmiendo el otro día. Había algo en la chica que lo tenía atrapado y no lo soltaba. Quiso llevarla a casa ayer por la noche porque necesitaba saber más sobre ella. Había estado en sus pensamientos todo el día. Tenía que ponerle fin a eso. Algunas horas de su tiempo era todo lo que necesitaba y entonces, podría volver a los negocios. No era propio de él estar tan envuelto con una mujer que consumía cada minuto de su día. Tenía que averiguar lo que había en ella que lo tenía tan intrigado. Sacó su teléfono y llamó a su asistente. ―Autumn ―saludó―. Sé que es sábado, pero necesito algo. ―Claro, Brody. Podía oír al fondo a sus niños gritando. Desde que su marido murió hace unos años, Brody se sentía responsable de ella y de los niños. No había pasado tiempo con ellos desde hace un par de semanas. Tendría que pasar con regalos después de su próximo viaje de negocios. ―¿Pasaste un buen rato en la fiesta de anoche? ―Sí, los asientos estaban justo en la tercera línea de base. Los chicos pudieron ver todo. Gracias por pensar en nosotros. ―No hay problema. Ojalá nuestro equipo hubiera ganado. ―Yo también lo hubiera querido. ―Se echó a reír―. ¿Qué puedo hacer por ti? ―Necesito la dirección de una mujer del personal de limpieza de la casa principal. ¿Puedes ponerte en contacto con recursos humanos y obtenerla para mí? ―Claro ―aseguró―. ¿Todo está bien? ―Lo estará una vez que tenga esa dirección. ―Estás siendo muy críptico. ―¿Puedes conseguir eso para mí?
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Autumn había estado con Brody durante los pasados cinco años. Todo lo que necesitaba, era capaz de lograrlo. Siempre estaba tratando de hacer de casamentera con él, así que no quería darle ninguna munición relativa a Claudia. ―Iré directo a hacerlo. ―Por favor ―pidió―. Me gustaría tenerla dentro de una hora.
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4 Claudia durmió hasta muy tarde, incluso para ser sábado. Trabajar un turno doble el día anterior había hecho mella en sus pies. Su médico le dijo que una vez que terminara el primer trimestre, las náuseas y el cansancio deberían disminuir. Esperaba que fuera cierto. Se levantó, lavó un poco de ropa, comió un gran desayuno y se duchó. No hizo mucho, pero estaba lista para una pequeña siesta. Se dejó caer en el sofá y hojeó el catálogo nuevo de bebés. Había tantas cosas que quería comprar para su pequeño, pero eran caras. Ninguna cantidad de horas extras iba a pagar todas las cosas que necesitaba. Trataba de no pensar demasiado, pero con el tiempo tendría que decidir. No estaba segura de cuánto podría mantener su trabajo con los Callahan. Se las había arreglado para evitar a Gavin, o tal vez él la estaba eludiendo, pero de cualquier manera sus caminos se cruzarían en algún momento. Claudia se estremeció al pensar en lo que pasaría si Angela se enteraba del bebé. No sería bonito. Un suave golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos. No estaba esperando a nadie y eso la sobresaltó. Empujó el catálogo debajo de una pila de revistas en la mesa de café y fue a responder la puerta. Nunca esperó ver a Brody Callahan de pie al otro lado. ―Señor… ―Calló cuando recordó lo que le había pedido anoche―. Brody. ―Dijiste que sabría dónde encontrarte. La brillante sonrisa que lucía la hacía pensar que estaba feliz de verla. No creía que ningún hombre la hubiera mirado con tanta admiración y genuina emoción. Era agradable. ―Me refería a la casa ―dijo ella―. No pensé que supieras dónde vivía. ―Me doy cuenta de que es grosero de mi parte llegar aquí sin previo aviso y sin invitación, pero estuve pensando en ti toda la mañana. ―¿De verdad? ―La idea de Brody pensando en ella despertó su curiosidad. Hasta hace unos días, ni siquiera sabía que existía. ―¿Por qué te sorprende?
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―Hemos estado en contacto muchas veces a lo largo de los años, pero nunca habíamos hablado. ―Claudia no estaba segura de por qué se lo decía, pero estaba nerviosa. Se preguntó si Gavin le había encargado algo. ―Entonces, ¿ya que no fuimos amigos antes, ahora podemos llegar a conocernos? Se apoyó en la barandilla y esperó a que ella respondiera. Se veía informal con la camisa polo azul marino y pantalones cortos color caqui. Claudia no creía que alguna vez se hubiera visto tan relajado y joven. Sabía que tenía unos treinta años, pero siempre parecía maduro para su edad. Era sofisticado y tenía don de gente. Siempre tan ocupado. ―No, por supuesto que no. ―Claudia se dio cuenta de que estaba siendo grosera. Su presencia la descontrolaba, pero había algo calmante en él―. ¿Te gustaría entrar? ―Si no estoy inmiscuyéndome en algún plan. ―No, solo estaba planeando una siesta. ―Lo haces mucho. ―Se rio―. Así es como te encontré. Claudia sintió el ardor en sus mejillas. ―Sí, lo siento. ―Estoy bromeando ―dijo él―. No tienes nada de qué avergonzarte. ―Gracias de nuevo por no decírselo a la Reina Malvada. ―Me comprometo a protegerte de ella, Bella Durmiente. Te lo prometo. Algo en el estómago de Claudia se sacudió. No duro, solo un aleteo leve. No había sentido moverse al bebé todavía, pero era extraño que sintiera algo en su vientre cuando Brody bromeaba acerca de protegerla de Angela. Se sacudió. Probablemente era indigestión. Abrió la puerta para permitirle la entrada en su pequeño apartamento. ―Es muy acogedor. ―Miró alrededor―. Eso me gusta. ―Eres muy amable. ―Le hizo un gesto para que se sentara―. Esto no es nada comparado con lo que estás acostumbrado. ―Probablemente, por eso me gusta. ―Se sentó en el sofá―. Todo es tan cálido y acogedor. Este lugar te queda. Ella sonrió, pero no estaba segura de lo que significaba eso de que el apartamento le quedaba. ―¿Qué te trae por mis rumbos?
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―Pensé que podríamos continuar nuestra conversación. ―Creo que no hay mucho qué discutir. ―Se sentó en el sillón reclinable frente a él. ―Claro que lo hay ―dijo―. Estaba preguntándote si deseas venir a la oficina y echar un vistazo. Podrías ver lo que Callahan Industries ha contratado para fabricar estructuras. ―Me encantaría ―dijo―. Tu padre iba a buscar algo para mí, pero entonces se enfermó. Brody se miró las manos. Ella recordó lo cerca que había estado de su padre. El señor Callahan siempre decía cosas maravillosas del trabajo de Brody. Estaba orgulloso de su hijo. ―Lo siento ―dijo―. Probablemente lo echas de menos. ―Mucho. ―Asintió―. Era un hombre muy especial. ―Me gustaba mucho su compañía. Me ayudó a escribir mi ensayo de admisión para la universidad cuando era estudiante de último año de preparatoria. ―¿De verdad? ―Entonces no trabajaba para tu familia, pero había ido a recoger a mi abuela e insistió en tomar un vaso de té helado conmigo mientras la esperaba. ―Claudia sonrió ante el recuerdo―. Le mostré algunos de mis dibujos y me dijo que debía hacer algo con ellos. ―Mi padre tenía buen ojo y un agudo sentido del éxito. Estoy seguro de que estaba en lo correcto sobre tus dibujos. Claudia se encogió de hombros. ―Ahora estaría un poco decepcionado de mí. ―Jason Callahan tenía una forma de hacer que te sintieras como si pudieras tener éxito en casi cualquier cosa. Los padres de Claudia murieron cuando era muy joven y no tenía un hombre de influencia en su vida. La ayuda que le dio durante su último año significó más de lo que se imaginó. Estaba agradecida por el tiempo que pasó con él. ―Tonterías. ―Brody meneó la cabeza―. ¿Cuántos años tienes? ―Veintidós. ―Todavía tienes tiempo para terminar la escuela y hacer todas las cosas que has soñado. Sé que trabajar para la Reina Malvada no está en tus planes a largo plazo.
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Claudia trató de hacer retroceder el nudo que se formaba en su garganta, pero ya podía sentir el aguijón familiar en sus ojos. Perdió el delgado control que tenía sobre sus emociones. Antes de su embarazo, no podía recordar la última vez que había llorado. Lo había más que compensado desde que se hizo pis en ese palo. No llores... no llores... Quería lograr todas las cosas que había soñado, pero ahora, ¿cómo iba a volver a la escuela y convertirse en arquitecta? El bebé era su prioridad. Antes de que se diera cuenta, Brody estaba arrodillado a sus pies tomándole una mano. ―Hey ―susurró―. Siento si te molesté. ―¿Qué? ―Se secó las lágrimas―. No eres tú. Solo estoy atravesando algunas cosas en este momento. ―Miró sus manos unidas―. Lo siento. Estoy un poco emocional hoy. ―¿Quieres hablar de ello? ―Le apretó suavemente la mano―. Puedo escucharte. ―Eres muy tierno. ―Y continuó mirando la conexión que se había creado entre ellos. Sus manos eran grandes y fuertes, pero no había algo que facilitara la confianza. Le gustaba que la tocara. ―Estoy bien. ―Estoy aquí si quieres hablar. ―Pasó el pulgar sobre la parte superior de su mano―. Para cualquier cosa. ―Ni siquiera me conoces. ―Me gustaría llegar a conocerte ―dijo Brody. ―Eres inteligente y divertida y a mi padre le gustabas. Eso es suficientemente bueno para mí. ―Tu papá también me gustaba. Y tú me lo recuerdas. Tienes los mismos ojos. ―Claudia estudió el rostro de Brody―. Cuando hablo contigo me siento como si estuviera hablando con él. Nunca había notado lo mucho que te pareces. ―Sí, mi madre a menudo bromea con que soy Callahan hasta la médula. ―Nunca conocí a tu madre. ―Se mudó a París hace unos años. Fui a visitarla el mes pasado, pero con mi horario, no consigo ir tan a menudo como me gustaría. ―Mi abuela habla con cariño de ella.
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―Mis padres se divorciaron cuando tenía cinco años. Una vez que mi padre se casó con la Reina… ―se detuvo y sonrió―, mi mamá no vino a la casa nunca más. Yo vivía con mi mamá, pero pasaba los fines de semana y los veranos con mi padre. ―¿Con la Malvada Madrastra? ―Asintió―. ¿Era dura? ―Mi padre no le permitía que me tratara de ninguna manera diferente que a Gavin. Ella estaba ocupada gastando el dinero de mi papá, así que no me molestó. ―¿Eres cercano a Gavin? Claudia no estaba segura de por qué le preguntaba acerca de Gavin. Parecía dar vueltas en su boca. Sabía que se estaba moviendo a territorio peligroso con la amistad del tío de su bebé. ―Solíamos serlo. Me dediqué a ser el hermano mayor, así que lo cuidé. Todavía lo hago, pero él no lo ve de esa manera. ―Aumentó la presión sobre su mano―. Esta semana realmente no es mi fan. Claudia sintió su desagrado. ―¿No quieres salir con la hermana de su novia? ―A Claudia no le importaba lo que hiciera Gavin, pero tenía esta obsesión enfermiza por preguntar. ―Um, no ―dijo―. Ambas parecen Barbies de Malibú. ―A algunos hombres les gusta eso. ―Era lógico que la novia de Gavin se viera como una muñeca Barbie. ―Prefiero a mis mujeres un poco más reales. ―La observó a los ojos con una mirada intensa y su estómago revoloteó con algo nuevo. Extraño. ―¿Por qué Gavin está molesto contigo? Trató de ignorar el alboroto en su vientre. ―Lo enviaré a Boston. Necesita un poco de entrenamiento. ―¿Por cuánto tiempo? ―Claudia sintió una repentina sensación de alivio. Si Gavin se iba de Nueva York, tal vez podría continuar trabajando para los Callahan. Sería más fácil con él fuera del cuadro y podría ahorrar un poco más de dinero. ―Unos pocos meses como máximo ―contestó―. Pero está enojado. Siente como si fuera un castigo. No lo es. Quiero que dirija esta compañía conmigo. Necesito que me ayude, pero todavía no puedo confiar en él. Tiene que madurar y prepararse más. ―Estoy de acuerdo. ―Se mordió el labio―. Lo que trato de decir es que parece inmaduro para su edad. ―Eso es un eufemismo.
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―Estoy segura de que entenderá que estás tratando de ayudarlo. ―Eso espero. Claudia bajó la mirada hacia sus manos de nuevo. ―Todavía estás sosteniendo mi mano. ―Lo siento. ―La soltó―. No me había dado cuenta. ―Fue agradable. Él sonrió y luego acarició suavemente su brazo. ―Lo recordaré la próxima vez. ¿Habría una próxima vez?
Brody se alejó del apartamento de Claudia con una sensación esperanzada. Lamentaba irse, pero se había quedado durante casi tres horas. Le encantaba el sonido de su voz. Podría haberse quedado mucho más tiempo, pero prácticamente se había quedado dormida justo ante sus ojos. Sintió lástima. ¿Trabajaba demasiado? Tal vez podría encontrar una manera de enviarla de vuelta a la escuela y dejarla con un trabajo a tiempo parcial en la oficina. De meterla como pasante. No parecía el tipo de chica que tomaría una limosna. Era tan hermosa, una mujer joven e inteligente, pero detectaba un dejo de tristeza en sus ojos. Parecía que le faltaba su chispa. Quería hacerla sonreír. Parecía como si llevara el peso del mundo en sus hombros. Se preguntó qué la haría tan infeliz. Tal vez había algo que pudiera hacer para ayudarla a arreglar sus problemas. Una chica prometedora con un brillante futuro no debía estar tan triste. Le había ofrecido recorrer su oficina y quedarse en un puesto de trabajo. Si su talento era bueno para su padre sería suficiente para él. Brody entró en el estacionamiento, guardó el Mercedes en su reservado y tomó el ascensor hasta el penthouse. Se preguntó cuándo vería a Claudia de nuevo. No quería parecer un acosador, pero había algo en ella que quería explorar. No tenía ni idea de lo atractiva que era, y eso la hacía aún más atractiva. Cuando salió del ascensor, su perfecto estado de ánimo desapareció. No había esperado enfrentar a Gavin hasta el lunes por la mañana. Su hermano estaba descansando en una silla de la zona privada fuera de la suite de Brody. ―¿Qué haces aquí? ―Brody caminó hacia él. ―¿Qué? ¿No estás contento de verme, hermano mayor?
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―Lo estaría si no discutiéramos todo el tiempo. ―Brody abrió su puerta y entró en el vestíbulo―. No estoy de ánimo para aguantar un berrinche. ―No estoy pensando hacer uno. ―Gavin lo siguió al penthouse―. Quiero que reconsideres Boston. ―No sucederá. ―Vamos. ―Gavin se apoyó en la barandilla de la escalera―. No quiero ir. ―Serán solo un par de meses. Brody debió haber imaginado que cuando Gavin aceptó ir había sido demasiado fácil. Gavin nunca hacía lo que se esperaba de él. ―Estoy en una relación con Mona. No la conviertas en una a larga distancia. ―Nueva York es un corto vuelo desde Boston. Puedes venir a verla los fines de semana. ―No tendría que hacerlo ―dijo―. No deberías obligarme a ir. ―Eres imposible. ―Brody lanzó las manos al aire―. Toda la vida te han dado lo que quieres. ―¿Igual que a ti? ―He trabajado duro para llegar a donde estoy. Soy el que mantuvo esta empresa en marcha cuando papá estuvo enfermo y después de que murió. Los miembros de la junta me pelearon cada decisión, pero aseguré esta empresa para nosotros. ―Nunca dejas que se me olvide. ―Gavin sacudió la cabeza. ―¡No voy a dejar que lo olvides porque no me ayudaste! ―¿Por qué era tan frustrante?―. No puedo hacer esto solo para siempre. ―No tienes que hacerlo. Hazme tu socio y deja que me quede aquí. ―¿Estás loco? ―Brody sí estaba a punto de enloquecer―. No estás listo y te niegas a aprender. ―No iré a Boston. Padre no me obligaría a hacerlo. ―Se inclinó por la barandilla y se colocó cara a cara con Brody―. Y tú tampoco. ―Como el infierno que lo haré. ―Brody apretó los puños―. ¿Sabes lo afortunado que eres? ―Oh, aquí vamos de nuevo. El viejo sermón de “naciste con una cuchara de plata en la boca”. ―Sí, la tuviste, pero te voy a cortar y a sacar de esta empresa. ―Gavin abrió la boca para hablar, pero Brody lo detuvo―. Cállate. ―Dio un paso hacia su
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hermano―. ¿Sabes cuántas personas están luchando? ¿Cuántos ahí fuera no tienen trabajo, ni siquiera un auto? ―Pensó en Claudia y cuán atribulada se veía. Tenía más presión en su vida de la que se merecía, y Gavin estaba allí y daba todo por sentado―. Algunas personas no pueden alimentar a sus hijos. Tú irás a Boston o, Dios lo sabe, estarás desempleado. ¿Fui claro? ―Gavin se miraba los pies―. Voy a congelar tu fondo fiduciario. Brody no quería llegar a eso, pero no le daba otra opción. ―Bien. ―¿Qué quieres decir? ―dijo Brody. ―Voy a ir a la mierda de Boston y aprenderé todo lo que Jacob Fuller tenga que enseñarme. Pero cuando vuelva, me harás socio. ―No te atrevas a ponerme ningún ultimátum. Serás mi socio cuando yo diga que estás listo. Gavin dejó escapar un exasperado aliento y sacudió la cabeza. ―Ya veremos. Podía ser tan petulante. ―Irás directo a Boston. ―Brody odiaba llegar a los golpes con Gavin. Estuvieron a punto de hacerlo una vez. Pero no había nada que no hiciera por su hermano―. ¿Hago que mi chofer te recoja y vas conmigo al aeropuerto? ―Sí ―dijo Gavin―. Te veré el lunes por la mañana. Brody asintió mientras observaba retirarse a Gavin. Esperaba que se lo agradeciera algún día. Lo dudaba, pero no tenía más remedio que enviar a su hermano a Boston.
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5 Brody terminó de hacer la maleta para su viaje a Boston. Quería ir con Gavin y tenerlo ubicado. Planeaba quedarse hasta el miércoles. No quería irse, pero pensaba que sería mejor para Gavin si estaba allí los primeros días. Trabajó en su estudio unas pocas horas y luego, decidió cenar temprano. Como no quería comer solo, hizo un plan. Antes que nada, condujo al apartamento de Claudia. Era de mala educación presentarse dos días seguidos sin ser invitado, pero no pudo evitarlo. Gavin lo había alterado tanto con su conversación, que le había sido difícil dormirse anoche. Claudia tenía una forma de calmarle los nervios. Necesitaba estar a su alrededor. Llamó a la puerta, pero no hubo respuesta. Se sintió decepcionado de que no estuviera en casa. Se preguntó dónde estaría. Ni siquiera había preguntado si estaba viendo a alguien. Seguramente, si había un hombre en su vida, se lo hubiese dicho. Habían hablado durante horas la tarde anterior. Reflexionó sobre la idea de ella teniendo novio, pero no le gustó la forma en que lo hizo sentir. Quería una oportunidad con ella y si había alguien más en la imagen, ¿cómo iba a convencerla de verlo? ¿Qué diablos estoy haciendo? Brody se dio cuenta de que no tenía derecho a ser celoso o posesivo. Ni siquiera tenía la certeza de que Claudia estuviera interesada en él. No le había dado ninguna indicación de si quería seguir viéndolo. Hablaban como si fueran amigos. Bastante buenos amigos, pero amigos no obstante. ¿Qué pasaba si una amistad era la única relación que podía ofrecerle? ¿Sería suficiente? ¿Brody? Se dio la vuelta y la vio subir los escalones de la entrada. Con los brazos estaban llenos de bolsas de supermercado. Brody se acercó a ella y tomó las bolsas. Permíteme. Gracias. Sonrió. No me di cuenta de lo mucho que compré hasta que tuve que caminar a casa. Pasó por delante de él para abrir la puerta. ¿Qué te trae por aquí?
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La siguió hasta su apartamento y a la pequeña cocina. Colocó las bolsas de comestibles en el mostrador. Cuando se giró, ella estaba de pie en la puerta, mirándolo. Llevaba un vestido de verano color amarillo pálido que le llegaba a la mitad de la rodilla. También se dio cuenta de sus pechos llenos mostrándose desde la parte de arriba. Nunca antes la había visto con nada tan revelador. Tenía más curvas de las que se había dado cuenta. Eso le gustó. Estás preciosa. Bajó la mirada a sus pies, pero él pudo ver el rubor en sus mejillas. Hizo calor hoy, así que me puse este vestido. Es encantador. Gracias. ¿Quieres colocarlas? Apuntó a las bolsas. Claro respondió ella. No me dijiste por qué estás aquí. Oh, cierto. ¿Por qué estoy aquí? No es que me importe, pero me estaba preguntando cómo me había ganado la visita de Brody Callahan dos días seguidos. Se rio cuando vació las bolsas y colocó rápidamente las cosas. Ahora él estaba avergonzado. Eso no sucedía a menudo. Tengo que ir a Boston durante unos días. ¿Con Gavin? Ella tenía una mirada desagradable en su rostro cuando mencionaba a su hermano. Tenía la sensación de que no era fan de Gavin. Probablemente, era la única mujer joven que conocía que no había caído presa del encanto de sus trucos. Se preguntó si habría hecho algún movimiento inapropiado hacia ella. No le sorprendería. Sí, quiero ayudarlo a establecerse. Asintió mientras ponía una caja de cereal en el gabinete. De todos modos continuó. Terminé algunos asuntos pendientes y estaba de camino a una cena temprana. Pensé que, tal vez, podrías unirte a mí. ¿Quieres que tenga una cena contigo? Frunció el ceño. Parecía confundida. Me gustaría cenar contigo. Por eso te lo pedí. ¿Por qué? Me gusta tu compañía.
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Oh. Tal vez no estaba interesada. ¿Estoy haciendo algo mal? Había pasado un tiempo desde que había perseguido a una mujer, pero dudaba que lo básico hubiese cambiado. ¿Qué quieres decir? Pareces sorprendida de que esté mostrando interés en ti. No estoy seguro de por qué. Soy el ama de llaves. Se encogió de hombros. Eres mucho más que eso. Se acercó a ella y tomó su mano. Tal vez me dejes mostrártelo. Le dio un beso en los nudillos. ¿Quieres cenar conmigo? Um... Um, no es una respuesta. Volvió a besarle la mano. Tengo algunos días estresantes delante de mí y me calmas, así que me gustaría pasar el próximo par de horas conociéndote. No hay mucho que contar. Ella contempló como le pasaba los labios por los nudillos. Esa es una gran distracción. ¿Quieres que me detenga? Quería besar su boca y dejar un rastro de sus labios a lo largo de su mandíbula. Olía a bayas. Era su champú o gel de baño, pero tenía la sensación de que sabía tan dulce como su olor. En realidad no. Se ruborizó con un profundo tono rojo. Pero probablemente deberías hacerlo. Conozco una pequeña y bonita cafetería junto al río. ¿Vendrás conmigo? Eso me gustaría. Excelente. ¿Tengo que cambiarme? En absoluto respondió. Te ves increíble en ese vestido. Hizo su mejor esfuerzo para no bajar la mirada a sus pechos. Trataría de ser un caballero. Sin embargo, puede que desees tomar un suéter. Enfría junto al agua. Está bien. Aceptó ella. Voy a conseguir uno y, si me disculpas, quiero utilizar el baño antes de que nos vayamos. Me gustaría refrescarme. Tómate tu tiempo. La miró a los ojos por unos instantes. Tienes que soltarme la mano. Se rio. O no llegaremos a ninguna parte. Cierto. Besó sus nudillos una última vez antes de soltarla. Te veré en unos pocos minutos.
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Salió al porche en busca de un poco de aire fresco. Necesitaba un segundo para calmar su cabeza y alejar la emoción ocurriendo en sus pantalones. ¿Qué le estaba haciendo? No se había sentido tan emocionado sobre una mujer en años. Había estado demasiado ocupado para algo serio, apegándose a las aventuras amorosas casuales y a las relaciones de conveniencia. Pero supo, desde el momento en que puso los ojos en ella en el dormitorio de invitados la semana pasada, que no era ni una aventura ni una conveniencia. Claudia era una mujer que merecía ser tratada con respeto y comprensión. Había algo especial en ella y quería saber lo que era. Brody no había deseado nada tanto como a ella. Ni siquiera estaba pensando en un nivel físico. No es que no fuese increíblemente atractiva, pero era más. Era diferente de las otras mujeres con las que había estado toda su vida. No quería nada de él. Eso lo intrigaba y solo lo hacía querer darle todo.
Claudia tuvo un día largo y agotador en la mansión. Había fregado los suelos de seis baños, pulido la barandilla de la gran escalera y luego, ayudado a Juan con los arreglos florales para el vestíbulo. No tenía ni idea de cómo vivía una mujer en semejante casa tan enorme. Angela se entretenía a diario, tenía parientes permaneciendo durante semanas a la vez y siempre había alguien para el almuerzo. Claudia tomó su bolso, se despidió de Allison cuando atravesó la cocina y se dirigió a la entrada de servicio. Esperaba poder irse con Juan, porque sus pies de ninguna manera estaban preparados paras caminar el casi kilómetro que tardaría en llegar al autobús. ¿Señorita Samson? Un hombre grande estaba en el camino de piedra, delante de un impresionante auto. Claudia lo había visto en toda la propiedad con Brody, pero nunca habían sido presentados. Soy John. Extendió la mano. El chófer del señor Callahan. Hola, John. Estrechó la fuerte mano. Él medía de más de uno noventa y su gran figura era mucho más alta que la de ella. El señor Callahan me instruyó para que la llevase a su casa. Oh, eso no es necesario. Claudia quería aceptar su oferta pero no quería hacer que se saliese de su ruta.
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Señorita, es necesario. El señor Callahan me pidió que la llevara a casa, así que tengo que hacerlo. Bueno, no me gustaría meterte en problemas comentó ella. Gracias, señorita Samson. Se acercó a la larga limusina. ¡Mierda! Claudia nunca se había subido antes en una limusina. Señorita. John le abrió la puerta. Puedes llamarme Claudia. Indicó. Soy una empleada igual que tú. Con el debido respeto, el señor Callahan envió un chófer para llevarla a casa del trabajo. Es posible que sea más que una empleada. Oh, bueno, um, Brody y yo solo somos amigos. Por supuesto, señorita. Él cerró la puerta y caminó hacia el lado de la puerta del conductor. Una vez que llegó al interior del auto, se volvió y le sonrió. ¿Hay paradas que necesite hacer antes de que la lleve a su apartamento? No contestó. ¿Necesita mi dirección? No, el señor Callahan me proporcionó esa información. Está bien. Asintió mientras miraba alrededor. Siéntase libre de servirse una bebida sugirió mientras se alejaba de la casa principal. Llegaré a su casa en poco tiempo. Gracias. Él apretó un botón y el vidrio divisor subió, poniendo un muro entre ellos. Claudia se hundió en el lujoso asiento de cuero y disfrutó del paseo. Eso ganaba al autobús cualquier día de la semana. Una chica podría acostumbrarse a eso. Una chica podría acostumbrarse a Brody Callahan. Pensó en la noche anterior, cuando Brody la acompañó hasta su puerta después de la cena. Se había sentido como una adolescente atolondrada volviendo a casa de su primera cita.
Me lo he pasado muy bien esta noche. Se detuvo frente a su apartamento. Gracias por la cena.
Fue un placer. ¿Tal vez podrías llamarme cuando regreses de Boston? ¿A diferencia de simplemente aparecer? Rio.
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No me importa cuando te presentas, pero tal vez deberías llamar. No quiero que vengas hasta aquí si no estoy en casa. Claudia subió los escalones del porche. No es que vaya a muchos lugares. Ahora que ella y Gavin habían terminado, no tenía ningún plan durante la semana excepto cuando visitaba a su abuela. No llegaba a hacer eso tan a menudo como le gustaba durante la semana debido a su problema de transporte.
Te llamaré cuando vuelva a la ciudad. ¿Tal vez podríamos hacer algo el fin de semana?
Está bien. Su boca decía una cosa, pero su cabeza le gritaba que detuviera esto antes de que comenzase. ¿Cómo iba a ocultarle un embarazo? Incluso si no ocultaba eso, ¿cómo podría no decirle quién era el padre? Bien, el padre no quería ser reconocido, así que tal vez no tendría que contárselo a nadie
¿Claudia? Brody le acarició la mejilla. Te ves como si tuvieras mucho en mente. ¿Hay algo que pueda hacer para facilitarte las cosas? Negó.
No voy a presionarte. Le frotó la mejilla con el pulgar. Tu piel es suave. Cerró los ojos y se inclinó a su suave caricia. Hasta ese momento, no se había dado cuenta de lo mucho que echaba de menos ser tocada. Brody la calmaba. Se inclinó y suavemente presionó sus labios en los de ella. No se quedó mucho así, pero su boca sobre la de ella envió una carga a través de su cuerpo.
Buenas noches, Claudia. La besó de nuevo y luego se alejó. Estaré pensando en ti. Antes de que pudiera decir algo, dio la vuelta y se dirigió escaleras abajo. La dejó deseando mucho más. Claudia había pensado en él y en ese beso todo el día. No hubo nada abrasador en ello, pero había sido el momento más electrizante de su vida. Ansiaba más. Pero ¿estaba bien querer más con un hombre como Brody? ¿Qué podía ofrecerle? Era joven, estaba soltera, y embarazada. Qué desastre.
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6 Cuando Claudia terminó el trabajo el miércoles, encontró a John esperándola justo como había hecho los dos días anteriores. ―Me estás echando a perder. ―Claudia le sonrió―. ¿Tres días seguidos? ―El señor Callahan fue muy claro con sus instrucciones. ―Bueno, te lo agradezco. ―¿Le importaría si hiciéramos una parada en los pits el día de hoy? ―John abrió la puerta para ella. ―Por supuesto que no. ―A Claudia le gustaba andar alrededor en la limusina. Cerró los ojos y dejó que el zumbido de la carretera la arrullara hasta dormirse. Tendría su siesta de la tarde, y el tiempo que se ahorraba al no tener que tomar el autobús le permitía disfrutar más de la noche en casa. Tenía tantos planes. Quería pintar el pequeño segundo dormitorio en su apartamento. En realidad no era un dormitorio. Era más un closet lo suficientemente grande como para caminar dentro, pero sería eso ahora. Claudia no tenía mucha ropa de todos modos y el bebé necesitaría un lugar para dormir. Lo había medido la semana pasada y descubrió que podía meter una cuna y un cambiador allí. Vio un hermoso juego en una de las revistas que había comprado. La madera era cereza y la cómoda tenía un juego de aparador. Creía que podría poner baratijas y animales de peluche en ella. Incluso si la habitación fuera lo suficientemente grande, nunca podría permitirse ese tipo de muebles. No tenía suficiente para la cuna como era, por lo que una recámara estaba definitivamente fuera de pregunta. Todavía podía hacerlo más agradable. El dinero era escaso, pero esperaba ahorrar suficiente para un bonito juego de cama. Tal vez podría meter una silla mecedora en su presupuesto. Imágenes de ella meciendo a su pequeño para dormir inundaron su mente y la ayudaron a olvidar la cantidad de problemas en los que estaba realmente. Una media hora más tarde, Claudia sintió el auto deteniéndose. Abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba oscuro. Debía estar en un garaje subterráneo. John abrió la puerta. ―Estamos en Callahan Industries. Al señor Callahan le gustaría que subiera.
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―¿Brody está de vuelta? ―Claudia sintió ese pequeño aleteo en el estómago de nuevo. Parecía que no era la única emocionada de que estuviera en casa. Había estado pensando en él por días. ―Lo recogí en el aeropuerto hace dos horas y luego me preguntó si podía traerla de vuelta aquí. ―Oh, bueno seguro. ―Claudia miró su camiseta gris y pantalón negro de yoga. Angela no exigía que se pusiera uniforme cuando limpiaba, por lo que Claudia iba lo más cómoda que podía. Tampoco le gustaba nada restringiendo ni presionando su estómago en estos días―. Creo que podría estar mal vestida. ―Estoy seguro de que el señor Callahan comprenderá. Acaba de llegar del trabajo. Tomaron un ascensor fuera del garaje y Claudia asumió que era una entrada de servicio. Caminaron por un largo pasillo y un conjunto de puertas dobles. Cuando entraron en las modernas oficinas, Claudia continuó siguiendo a John por el pasillo. La gente sonreía a su paso más allá de ellos. John ocasionalmente les decía hola. ―Hola John ―dijo una pequeña pelirroja cuando llegaron a un área grande en la parte de atrás del edificio. ―¿Cómo están tus niños, Autumn? ―preguntó John. ―Me mantienen ocupada. ―La mujer le sonrió a Claudia―. Usted debe ser la señorita Samson. Soy Autumn Jennings, asistente de Brody. ―La salvavidas de Brody ―dijo John―. Estaría perdido sin ti. Claudia sintió un dejo de celos cuando pensó en Brody dependiendo de una mujer para cada una de sus necesidades. ¿Por qué se sentía territorial sobre un hombre que la había invitado a cenar una sola vez? ―La está esperando, señorita Samson. ―Por favor, dime Claudia. Ella caminó alrededor de su escritorio. ―Te mostraré el despacho de Brody, Claudia. Dijo que te llevara en cuanto llegaras. Creo que te extrañó. ―¿Ah, sí? ―Claudia sintió el calor en sus mejillas. ¿Brody le había hablado a Autumn sobre Claudia? ¿Por qué lo haría? ―Por supuesto, me despediría si supiera que te dije eso, pero ha estado hablándome cada cinco minutos para ver si ya estás aquí. ―La culpa es mía ―dijo John―. Había tráfico.
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―Él va a estar contento de que la trajeras ―dijo Autumn. ―Está bien. ―Ella miró a John―. ¿Supongo que te veré más tarde? ―Estoy seguro de que lo hará. Probablemente estaré llevándola a usted y al señor Callahan a casa cuando termine aquí. Estaré en el vestíbulo. Ella asintió y luego siguió a Autumn por un pequeño pasillo y a un conjunto de puertas de caoba. ―Tienes a John a tu disposición. Eso es nuevo. Brody no presta a John con facilidad. ―Él me recogió en el trabajo mientras Brody estaba en Boston. Estoy segura de que ahora que está de vuelta, John tendrá otras cosas qué hacer. ―Creo que deberías acostumbrarte a John. Claudia no estaba segura de por qué Autumn estaba tan preocupada por sus arreglos de transporte. ―Brody me dijo que te interesa la arquitectura. Están trabajando en un nuevo resort y spa para un gran desarrollador en St. Thomas. ―Eso suena interesante. ―A Claudia le encantaría darles un vistazo a esos planos. La cálida isla tropical donde pudiera escapar sonaba perfecta aunque fuera solo en sus sueños. Autumn abrió la puerta y dijo: ―Brody, Claudia está aquí. ―Perfecto. ―Él levantó la vista de su gran escritorio de caoba y sonrió―. Autumn, puedes irte por la noche. ―Claro. ―Autumn le sonrió a Brody, y Claudia juró que se perdió de algo―. Encantada de conocerte, Claudia. ―Igualmente. ―Oye. ―Brody caminó hacia Claudia―. ¿Cómo estás? ―Estoy bien. ¿Cómo estuvo tu viaje? ―Cansado. ―Él se inclinó y besó su mejilla―. Ven a sentarte. Debes estar exhausta. ¿Cómo está tratándote la malvada? ―Igual que siempre. ―Rió Claudia. ―Nunca va a cambiar. ―No, me temo que no lo hará. ―Él sacudió la cabeza y se sentó en el lujoso sofá de cuero―. Pero tú la manejas bien. ―Es mi jefa. ¿Qué opción tengo?
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―Te puedo dar otra opción. ―¿Es por eso que me trajiste aquí? ¿Para hablar sobre tu oferta de que venga a trabajar para ti? ―Quizás. ―Tu oficina es espectacular. ―Claudia miró por la enorme ventana y vio el río abajo. El edificio daba a un puerto deportivo―. ¿Cómo consigues hacer cualquier trabajo con esa vista? ―Soy muy centrado. ―Rió―. Esa es probablemente la razón por la que mi oficina es la única que tiene esta vista. No confiaría en nadie más para conseguir algún trabajo hecho si tuviera esta vista para mirar todo el día. ―Sobre todo en esta época del año ―dijo ella―. ¿No comes fuera? ―Supongo que podría hacerlo, pero no lo he hecho. ―Creo que yo lo haría todos los días. Me encantan los barcos. ―Si vinieras a trabajar para mí podríamos almorzar juntos. Claudia sonrió. Almorzar con Brody sonaba divino, pero tan tentadora como parecía su oferta, no veía cómo podía rechazarla. ―¿Navegas? ―preguntó él. ―Nunca he estado en un barco antes pero se ven tan bonitos. Camino a lo largo del agua siempre que tengo una oportunidad. ―Soy dueño de la marina y la mayor parte de los barcos son míos. Puedo llevarte a navegar en cualquier momento que quieras. ―Probablemente me darán náuseas. ―Claudia todavía estaba luchando contra las náuseas matutinas. ―Si nunca has estado en un barco, ¿cómo lo sabes? ―Tengo un estómago débil. ―No me importaría llevarte ―dijo él―. Creo que te gustaría. ―Tal vez algún día. ―Esperaba tener la oportunidad de navegar con Brody―. Quería darte las gracias por permitir que John me llevara a casa del trabajo. Definitivamente es mejor que viajar en autobús. ―Me alegro de que funcionara. Le pedí que estuviera disponible para ti cada tarde. ―No tienes que hacer eso. ―Quiero hacerlo, y estoy pensando que probablemente pudiéramos hacer algo y usarlo por la mañana, también.
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―¿De verdad? ―Sí, pero estoy esperando que no te lleve a la casa principal. ―¿Por qué no? ―Quiero que vengas aquí de pasante. ¿Estarías dispuesta a darme una oportunidad? ―Era determinado. ―No sé. ―Claudia sabía la maravillosa oportunidad que sería, pero cómo iba a aceptar una oferta de prácticas sabiendo que no iba a volver a la escuela en algún momento pronto―. No he hecho planes para mi futuro, todavía. ―Tal vez deberías comenzar hoy. ―Él extendió la mano y le acarició la mejilla―. Te eché de menos. Ella cerró los ojos y se inclinó en su mano. Lo había echado de menos también, pero no estaba segura de lo que debía decir. Esta entera relación estaba equivocada. ―Me gustas, Claudia. ―Él se deslizó más cerca de ella―. No puedo dejar de pensar en ti. Es muy molesto. ―Lo siento. ―Ella abrió los ojos y luchó contra el impulso de pasar la mano a lo largo del fresco rastrojo de su línea de mandíbula. Él siempre era tan controlado. Su traje estaba perfectamente planchado y su corbata estaba todavía en su lugar. No había señales del largo día que había tenido ni del hecho que había volado desde Boston a excepción de la sombra en su rostro. Era sexy. ―No te disculpes. Me gusta tenerte en mi mente. ―Él se movió un centímetro y sus labios estaban tocando los suyos―. ¿Puedo besarte? Ella lo miró a los ojos azules helados, demasiado hipnotizada para hablar, por lo que asintió. Él colocó una mano detrás de su cabeza y la atrajo hacia sí, cerrando cualquier espacio entre ellos. Ella podía sentir los botones de su camisa de vestir presionando su fina camiseta. Mientras profundizaba el beso, ella se acercó y colocó su palma en su rostro, frotándola contra su barba. No se pudo resistir. El beso fue lento, pero sensual. Cada terminación nerviosa en el cuerpo de Claudia estaba exaltada. Un cosquilleo la recorrió y aterrizó entre sus muslos. Brody deslizó la goma de su cabello y pasó los dedos por él. ―Cuando te encontré durmiendo, tu cabello estaba hacia fuera, detrás de ti. ―La besó de nuevo―. Parecías una princesa. Nunca había visto a alguien tan hermosa. Ella pasó sus dedos a través de su cabello.
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―¿Cuánto tiempo estuviste mirándome? ―Unos pocos minutos. ―Mordisqueó su labio inferior―. Quería despertarte con mis labios, pero no pensé que sería muy apropiado. Su excitación se disparó cuando pensó en él deseándola. En su estado atontado pensó que estaba allí para rescatarla del castillo esa tarde. Había algo en él que lo separaba de los otros hombres con los que se había encontrado. Sabía que era diferente. Se besaron durante unos minutos, pero una vez que él movió sus manos por su cuello y sus pechos, supo que tenía que detenerlo. Era demasiado, demasiado rápido. ―Brody. ―Salió de su abrazo. ―Lo siento. ―Él colocó su cabello detrás de su oreja―. He pensado en ti por días. Pensé que podría parar en un beso, pero al parecer me equivoqué. ―Está bien. ―Ella pasó su pulgar a lo largo de sus labios, quitando el brillo de labios de ellos―. Me gustó, pero tenemos que ir más lento. Cometí algunos errores en el pasado. ―Entiendo. ―No, no lo haces. ―Ella miró hacia su regazo. Él no tenía ni idea. ―Oye. ―Él levantó su barbilla, por lo que tuvo que encontrarse con su intensa mirada―. Tu pasado es tuyo. Si quieres compartirlo, voy a escuchar. Si no puedes, está bien también. Nada de lo que pudieras decir detendría lo que siento por ti ahora mismo. ―No creo que... ―Ella quería decírselo. ¿Pero cómo? ―Quiero ver a dónde va esto. ―Él le sonrió―. ¿Puedes hacer eso? Sé cómo terminará. ―No hay presión. ―Él se puso de pie y extendió su mano hacia ella―. Quiero darte un tour y mostrarte el área de desarrollo. Creo que te gustará y aceptarás trabajar aquí. ―Eres persistente, ¿no es así? ―Ella le tomó la mano y la dejó tirar de ella hacia arriba desde el sofá de felpa. ―Por lo general consigo lo que quiero. Soy un gran negociador. ―¿Qué es lo que quieres de mí? ―Claudia sabía que viajaba por un camino peligroso. ―Todo.
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―Oh. ―Ella se mordió el labio. ―Con el tiempo, cariño. No te quiero ahuyentar. ―Podría ser yo la que te asuste. ―Tengo serias dudas de eso. ―Él pasó los labios a lo largo de ella―. Planeo hacer que corras hacia mí, nunca más lejos. Ella se entregó a su beso. No fue tan intenso como el de hace unos minutos, pero no fue menos apasionado. Brody hacía que sus rodillas se doblaran. Ella apoyó las palmas contra su pecho y lo empujó suavemente. ―Me ibas a dar un tour. ―De hecho lo iba a hacer, señorita Samson. Entonces, si me sigues, podremos llegar a la tarea a mano. Creo que te seguiré a todas partes.
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7 Brody observó por la ventana de su oficina la magnífica tarde de junio. Lástima que estuviera atrapado en el interior revisando los contratos. Quería estar en uno de sus barcos, pero rara vez tenía tiempo para hacer las cosas que quería en estos días. Desde que encontró a Claudia, se dio cuenta de que estaba perdiéndose mucho de la vida. Había estado trabajando sin parar durante los pasados diez años. Estaba orgulloso de sus logros, pero quería más de la vida. A los treinta y un años, quería lo que sus amigos tenían. La mayoría ya estaban casados, algunos incluso tenían un niño o dos. Nunca pensó que se estuviera perdiendo esas cosas hasta que Claudia tropezó en su vida. ―Brody ―le dijo Autumn por el intercomunicador―. Hay alguien aquí para verte. ―No tengo reuniones por la tarde. ―Miró su planificador para confirmarlo. Había dejado la tarde abierta para terminar el papeleo. ―Lo sé, vi tu agenda, pero creo que querrás atender esto. ―¿Por qué tan críptica? ―La estoy enviando allí en este momento. ¿A ella? ―Gracias. ―Sonrió―. Te veré en la mañana. Hubo un suave golpe en su puerta. ―Adelante ―gritó. Claudia atravesó las puertas dobles en un vestido plateado y azul. Su cabello caía sobre sus hombros como le gustaba. Llevaba una cesta de picnic. Era adorable. ―Hola. ―Se quedó de pie en frente de la puerta, mordiéndose el labio inferior―. Espero no estar interrumpiendo. ―Ahora suenas como yo. ―Se levantó y caminó hacia ella―. Es una agradable sorpresa. ―Sé que dijiste que tenías unos ocupados pocos días, pero llamé a Autumn esta mañana y le pregunté si pensaba que estaría bien si te traía la cena. ―Sostuvo
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la cesta de picnic―. Pensé que tal vez podríamos comer juntos y entonces podrías volver al trabajo. ―Eso fue muy dulce de tu parte. ―Puso su mano en su mejilla y la atrajo más cerca de él―. Nadie me ha traído nunca la cena antes. ―¿De verdad? ―Sintió su dulce aliento en sus labios. ―Bueno, no a menos que les pagara por hacerlo. ―¿Pensé que podríamos comer juntos en los botes? Es una hermosa tarde. ―Me gusta tu forma de pensar. ―Pasó su boca a lo largo de la de ella, esperando que le permitiera acceder. Ella lo hizo antes de pasar la mano por su cabello largo. Abrió los labios y suspiró contra él. Él no perdió tiempo en caer sobre ella. Ella cerró los ojos y dejó que tomara control del beso mientras se apoyaba en él y envolvía su brazo alrededor de su cintura. Él pasó la mano por encima de su hombro y abajo de la piel desnuda de su brazo. ―Me encanta cuando usas esos vestidos. Eres tan sexy. ―Me encanta cuando llevas esta corbata. Es la que tenías el día que me encontraste dormida. ―Buena memoria. ―La besó de nuevo―. No creí que hubieras notado algo acerca de mí ese día. ―No podía creer que nunca te hubiera notado antes de eso. ―Pensé lo mismo de ti ―dijo él―. Fue como, ¿dónde habías estado toda mi vida? ―Sé exactamente a que te refieres. Lo miró a los ojos durante unos momentos y luego su sonrisa desapareció. Se vio decepcionada. ―¿Qué sucede? ―Nada. ―Se apartó de él―. ¿Estás listo para comer? Se sentía inseguro de qué hacer con sus cambios de humor. Un segundo estaba feliz de verlo y luego al siguiente, se alejaba. Era difícil seguirla, pero él no era cobarde. ―No voy a dejar que huyas de mí ―dijo―. Sea lo que sea de lo que tengas miedo, te puedo asegurar que no va a pasar. ―¿Cómo puedes decir eso? ―Ella se encogió de hombros―. No sabes mucho sobre mí.
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―Estoy tratando de arreglar eso. ―Él abrió la puerta para ella, pero cuando se dirigía de vuelta a la zona principal, él le agarró la mano y la llevó en dirección opuesta. ―Pensé que iríamos afuera. ―Lo haremos. ―Él pasó una tarjeta a través de otro conjunto de puertas y le mostró un ascensor. ―¿Una entrada secreta? ―Permíteme. ―Tomó la canasta de picnic de ella―. Esta es mi propia entrada privada. Tengo acceso a la marina y al garaje. Haré que un código y una tarjeta te sean entregados mañana. ―¿Para qué? ―Así podrás sorprenderme en cualquier momento que quieras. ―¿Te gustaría que solo apareciera? ―Cuanto más te veo, más feliz me pongo. ―Entraron en el ascensor―. No puedo decir que nunca he sido sorprendido hasta hoy. Ella pareció satisfecha consigo misma. ―Me preocupaba haberme sobrepasado cuando llamé a Autumn, y luego le pedí a John que me trajera aquí. ―John siempre estará a tu disposición para lo que necesites. Incluso llévalo a hacer compras si necesitas que lo haga. ―Es muy amable de tu parte. Ha sido un verdadero dolor no tener auto. ―Puedo imaginarlo. ―Entrar y salir de la ciudad no es tan malo porque puedes usar el metro y los autobuses, pero salir de la casa principal ha sido una pesadilla. John me ha salvado muchas veces. Lo aprecio. ―Si vienes de pasante conmigo, voy a conseguir que tengas un auto propio. ―Brody. ―Ella negó―. Ni siquiera sé si tengo alguna habilidad. El ascensor se detuvo en la parte inferior. ―Tienes razón. ―Cuando las puertas se abrieron, pudieron ver el puerto deportivo―. Dibújame algo. ―¿Qué? ―Ella lo siguió afuera. ―Quiero ver tu portafolio de dibujos. Si me gusta lo que veo, tendrás que estar de acuerdo en venir trabajar aquí. ―No le importaba si le gustaban sus cosas o no. Ella podría aprender de los arquitectos que tenía en su personal. Si realmente quería
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crear, la enviaría de vuelta a la escuela y le daría todas las oportunidades disponibles. Todo lo que tenía que hacer era decir que sí. ―No vas a renunciar, ¿verdad? ―Nunca. ―La besó en la frente. Si por él fuera, se la pasaría siempre con ella. No podía creer la rapidez con la que se había enamorado de ella, pero ahora que lo había hecho, no se rendiría. ―Eres imposible. ―Entonces, ¿tenemos un trato? Ella dudó durante unos minutos, pero Brody era un hombre paciente. Podía ganar cualquier argumento. La tendría trabajando para Callahan Industries en pocas semanas. Estaba seguro de ello. ―Haré que Autumn te envíe un correo electrónico con algunas especificaciones y una propuesta en la que Callahan Industries actualmente está trabajando. Pon algo junto y muéstramelo cuando estés lista. ¿Es justo? ―Está bien. ―Ella asintió―. Puedo hacer eso. ―Sé que puedes. ―Le tomó la mano de nuevo―. Ahora, déjame mostrarte mis barcos.
51 Claudia atravesó su primer trimestre. Fue como si se despertara y las náuseas de la mañana hubieran desaparecido en la semana decimotercera. Ya no se sentía tan cansada. El médico había dicho que las siguientes doce semanas debían ser su mejor momento. Le dijo que la mayoría de las mujeres lograban mucho en la preparación del nacimiento de sus bebés durante esos meses siguientes. También la animó a inscribirse en una clase de parto. No quería pensar en eso ahora. No estaba segura de lo que iba a hacer cuando llegara el momento de dar a luz. Tenía algunos amigos, pero nadie muy cercano. La mayoría de sus amigos de la secundaria habían ido a la universidad y se habían mudado a otras ciudades cuando se graduaron. No tenía a nadie más que a su abuela. Sus padres eran hijos únicos y ella también, así que no tenía tías, hermanos o primos. Tendría que hacer todo esto sola, y eso la asustaba. Agarró su bolso y se dirigió hacia la entrada de servicio de la casa.
John estaría esperando por ella, así que se dirigió por el pasillo lo más rápido que pudo. No le gustaba mantenerlo esperando. Sabía que estaba en la nómina de Brody, pero era una empleada también y no quería aprovecharse de su tiempo. ―Claudia. Se encogió cuando escuchó a Angela llamarla. ¡Infiernos! Estoy fuera de horario. ¿Qué quiere ahora? ―¿Sí? ―Se volvió y sonrió―. ¿Hay algo más que necesite antes de que me vaya? ―Me enteré de que vas hacia y desde el trabajo de una elaborada de manera. ―Supongo que se podría decir eso. ―¿Acaso es su asunto? ―¿Te importaría decirme por qué mi hijo tiene a su chofer y su auto a tu disposición? ―No estoy segura de a qué se refiere. ―No actúes inocente. ¿Qué sucede entre tú y Brody? ―Sólo somos amigos. ―¿Amigos? ―Sí, disfrutamos de la compañía uno del otro. Angela arqueó una ceja, haciendo su mirada aún más perversa de lo usual. ―¿De verdad? ―No sé lo que está preguntando. ―Tengo curiosidad ―dijo Angela―. ¿No eras ya amiga de mi otro hijo? ―¿Qué? ―El ritmo cardíaco de Claudia aumentó y su estómago se redujo. Sentía como si estuviera en una montaña rusa y no pudiera bajar. Angela no podía posiblemente saber lo que ella y Gavin habían hecho. ¿Verdad? ―No hay mucho que no sepa de aquí. Oh Dios. ―Supongo que Gavin no te da ni la hora del día ―continuó Angela―. ¿Por qué iba a hacerlo? ―Me tengo que ir. ―Claudia quería decirle exactamente cómo se sentía, pero necesitaba este trabajo. Apenas unos meses más y luego averiguaría otra forma. Tanto como odiaba estar allí, el trabajo pagaba su seguro de salud, y esa era una gran cosa, sobre todo ahora.
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―No sé qué tipo de juego estás jugando, pero si crees que vas a terminar con cualquiera de mis hijos, tienes otra cosa yendo en tu dirección. Ellos están fuera de tu liga. ―Disculpe, pero ¿de dónde saca decirme a quién puedo o no ver? ―Cuida tu tono conmigo. ―Estiró su largo y huesudo dedo por el rostro de Claudia―. Sólo haz tu trabajo y vuelve a casa. Quédate lejos de Gavin y de Brody. No hay olla de oro para ser encontrada aquí. ―Brody es un hombre adulto, y si quiere enviar un auto por mí, es su elección. No tiene nada que ver con usted o con mi trabajo. Y estoy segura de que Brody no agradecerá que lo cuestione. Angela dejó caer la mano, pero el ceño fruncido se mantuvo en su rostro de plástico. Claudia no tenía idea de lo que le dijo, pero sea lo que sea había funcionado. ―Será mejor que te cuides ―dijo Angela―. Porque voy a vigilarte como un halcón. ―Se dio la vuelta y caminó por el pasillo, con la cabeza bien alta y sus hombros perfectamente rectos. Claudia dejó escapar el aliento que había sostenido y se apoyó contra la pared. Por un segundo o dos, pensó que Angela sabía del bebé. Claudia pudo haber iniciado una guerra no intencional con la Reina, pero parecía que tendría un nuevo conocimiento en la forma de un Príncipe. Angela le tenía miedo a Brody. Claudia lo veía en su rostro. Tal vez Brody pudiera protegerla de la Reina Malvada, después de todo. Cuando salió, la limusina estaba allí, pero John no. Ella miró a su alrededor, pero no lo vio. Decidió entrar y esperarlo. Tendría que volver por el auto tarde o temprano. Claudia abrió la puerta y se deslizó dentro, colocando su bolso en el piso. Agradeció que el aire acondicionado estuviera prendido en el auto, otro extra que el autobús no tenía. ―Hola cariño. ―¿Brody? ―Levantó la vista y lo vio sentado junto a ella―. ¿Qué estás haciendo aquí? ―Quería verte. ―Movió su brazo alrededor de su cintura y la atrajo cerca de él―. Te extrañé. ―Soltó su cabello de la cola de caballo y se lo sacudió con los dedos, por lo que cayó por su espalda y hombros―. Mucho mejor, princesa. Ella se echó a reír porque acababa de hacer referencia a él como al príncipe. Si solo supiera.
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―¿Qué sucede? ―Estoy feliz de verte. ―Ella rió―. Haces las cosas mucho mejores. ―¿Día duro? Se acercó más a él, tomó su rostro entre sus manos y lo besó. Primero fue lento, pero la forma en que la estaba mirando con esos ojos ardientes le dijo todo lo que necesitaba saber. Él estaba tan emocionado de verla como ella. Tan pronto como apretó la boca en la suya, todos los pensamientos desagradables de Angela se evaporaron de su mente. Lo único que existió para ella fue Brody. Ella pasó la lengua por sus labios, pidiendo entrada. Él aceptó con entusiasmo mientras los separaba y deslizaba su lengua dentro de su boca. Su aliento era caliente y sus labios estaban hambrientos mientras la besaba con más fuerza de la que esperaba. Ella movió sus manos y retorció los dedos en su cabello, él se movió más cerca. La jaló a su regazo, le hizo el cabello a un lado, y besó su cuello. Ella podía sentir su emoción presionando su cadera. Su erección estaba atrapada entre su estómago y su costado. Él movió sus caderas y se frotó a sí mismo en ella. Ella suspiró contra su boca, pero luego se apartó. ―Claudia ―El sonido de su voz era a la vez desesperado y sin aliento―. Podría tomarte aquí mismo, pero eso no es lo que quiero. ―¿No? ―No quería sonar decepcionada. ―Permíteme parafrasear eso, hermosa. ―La sentó junto a él―. No quiero nada más que seguir contigo aquí, pero no creo que sea lo que pretendemos que sea entre nosotros la primera vez. ―¿Piensas en nuestra primera vez? ―Cada segundo del día. ―Se encogió de hombros―. Soy un chico. Ella se echó a reír, pero se dio cuenta que estaba en lo correcto. Se había dejado llevar. Era la forma en que la miraba, el olor de su gel de baño, todas las especias y canela, lo que la volvía loca. ―Es tu culpa ―dijo―. Eres irresistible. ―Estaba pensando lo mismo acerca de ti. Ella sacudió la cabeza y miró abajo. Sintió sus dedos en su barbilla en un instante, y entonces estaba mirando sus ojos. Amaba esas profundidades azules. Eran calmantes y la hacían olvidar todo lo que tenía en su mente. ―Realmente necesitas tomar mejor mis cumplidos. Te digo la verdad. ―La besó―. Te sigo diciendo lo perfecta que eres y es tiempo de que lo creas.
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Nunca lo creería. Una mujer perfecta no excitaría a un hombre como Brody. Una mujer perfecta le diría la verdad. Ella estaba lejos de ser perfecta. Lo deseaba. Eso se volvía más evidente cada vez que estaban juntos. Había sido diferente con Gavin. Nunca la había cortejado con palabras amables ni le había preguntado acerca de su día. Ella fue a su apartamento y tuvo sexo con él. Cuando se durmió en sus brazos, pensó que significaba algo. No fue así. Ahora que había pasado tiempo con Brody, sabía cómo se suponía que debía ser. Había emoción cuando lo veía, una sonrisa en su rostro cuando la llamaba o le enviaba mensajes de texto solo para decirle hola, y entre más tiempo pasaba con él, más lo deseaba. Puso su mano en su estómago y trató de querer que su pequeño se moviera. Mientras las semanas progresaban, también lo hacían las actividades del bebé. No pasaba desapercibido para ella que el bebé era más activo cuando estaba cerca de Brody. ―¿Estás bien? La voz de Brody la sacó de sus pensamientos. ―¿Eh? ―Estás a un millón de kilómetros de distancia. ¿Qué pasa? ―Nada, es solo, bueno, yo… ―John abrió la puerta del lado del conductor y le sonrió. ―Veo que la encontró. ―Sí, lo siento, John, iba a enviarte un texto, pero la señorita Samson me distrajo. ―Entiendo. ―Subió el divisor de cristal. Claudia miró a Brody, sin comprender lo que estaba pasando. ―Cuando no saliste rápido ―dijo él―, envié a John en busca de ti. ―Estabas ansioso por verme. ―Ella apoyó la cabeza en su hombro. ―Eso es lo que estoy tratando de decir. ―Besó la parte superior de su cabeza―. ¿Quieres cenar conmigo? Tengo que encontrarme con un cliente esta noche, pero quería una oportunidad de verte. Era tan dulce. Amaba sus visitas improvisadas. ―Claro, me muero de hambre. ―Me encanta tu apetito. ―Se rio.
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―¿Como demasiado? ―¿Se daría cuenta de que estaba comiendo por dos? Si no lo hacía pronto. Miró hacia su estómago. No se estaba mostrando todavía. Sus ropas eran cada vez más apretadas, pero no era algo que la mayoría reconocería. Eso cambiaría en cuestión de semanas. ―No, por supuesto que no. ―Tomó su mano en la suya―. Me gusta lo real que eres. ―Es fácil estar contigo. ―Deseaba poder decirle todo. Sabía que tendría qué hacerlo, si Gavin no era el padre. Eso tendría complicaciones a un nuevo nivel. ―¿Quieres venir a mi casa este sábado? ―Él trazó su sonrisa en círculos con el dorso de la mano en sus dedos―. Podríamos cenar y ver una película. ―Me encantaría ―dijo ella―. Iré a visitar a mi abuela en la tarde, pero estaré libre luego. ―Haré que John te lleve a ver a tu abuela y después te podrá llevar conmigo. ―¿John nunca tiene un día libre? ―Lo tiene. ―Brody rio―. Pero estoy seguro de que no le importará pasar unas pocas horas contigo el sábado. Ella lo miró y sonrió. ―Gracias. ―En cualquier momento, cariño.
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8 Después de que Brody dejó a Claudia, se reunió con su cliente y luego terminó de trabajar en casa por unas horas. Era bien pasada la medianoche, pero no podía calmar su mente. Ni siquiera los dos vasos de whisky lo tranquilizaron. Sabía lo que necesitaba, pero no podía evitar aparecerse en su puerta. Las cosas eran diferentes con Claudia. Nunca había perseguido a la mujer de la forma en que había hecho con ella. Sus relaciones pasadas por lo general consistían en cenar y en tener sexo. Aquellos tipos de citas era todo para lo que alguna vez tenía tiempo. Se adaptaban a su estilo de vida hasta ahora. Quería más con Claudia. Ella lo intrigaba, pero tenía algo. Era como si quisiera abrirse a él, pero algo se lo impedía. Deseaba saber qué era. Su celular sonó con un texto. Quien podría ponerse en contacto con él a esta hora, se preguntó. Sólo quería darte las buenas noches... Claudia Sonrió porque nunca había iniciado una conversación de texto antes. ¿Qué estás haciendo todavía despierta? Ella respondió en cuestión de segundos. No podía dormir. Estaba pensando en ti. Debe de haber estado enviando vibraciones en su dirección. No podía sacarla de su mente aunque lo intentara. Has estado en mi mente también. Tuve una buena cena. Yo también. No puedo esperar hasta el sábado. Voy a contar los días... Buenas noches, Brody... xoxo Se sorprendió por la firma, así que le respondió también. ¿Xoxo? ¿Demasiado escolarizado? Eso me gusta. Buenas noches, hermosa... xoxo Puso el teléfono en su escritorio y pasó los dedos por su cabello. ¿Qué estaba haciendo con él? Lo hacía sentir como si tuviera dieciocho años. Nunca se imaginó que estaría firmando textos con abrazos y besos. Ese no era Brody Callahan,
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presidente y CEO de Callahan Industries, o por lo menos no hasta que conoció a Claudia. Las cosas eran diferentes ahora. Ella lo estaba cambiando, y le gustaba. Se dirigió a la cama, pero sabía que sería otra noche agitada de sueño. Claudia estaba en su mente constantemente. Había memorizado sobre todo su rostro hasta las tres pecas en el puente de su nariz. Cerró los ojos y pensó en lo que quiso hacer con ella en el asiento trasero de su limusina. Le había costado cada onza de control que tenía no voltearla sobre su espalda y tomarla con fuerza y rápido. Su furiosa erección no iría a algún lugar por su cuenta, así que se dirigió al baño. Si no podía estar con Claudia esta noche, tendría que fingir. Estaba en el borde y quería estar cerca de ella. Las cosas se movían rápidamente entre ellos, pero no le importaba. Claudia era a la que deseaba. Entró en la gran ducha y dejó que la corriente de siete chorros de la gran ducha pegara en su cuerpo. Cerró los ojos y trató de relajarse, pero no importaba lo que pensara, no podía sacar las imágenes del hermoso rostro de Claudia de su cabeza. Su pene tembló cuando pensó en la forma en que lo había besado en la parte de atrás de la limusina. Ella quería más. Podía sentirlo en su beso. Mientras se enjabonaba el cuerpo lavando su piel, se imaginó las suaves manos de Claudia moviéndose por su pecho y estómago. Se tensó cuando se acercó a su erección y no pudo resistir por más tiempo. Tomando su pene en su mano, pensó en lo bien que se sentía cuando se frotó contra él en el asiento trasero. Tuvo que reprimir un gemido cuando estaba con ella, pero ahora podía ser tan vocal como quisiera. Se apoderó de su eje y lo movió arriba y abajo, gimiendo su nombre. Bombeó rápido, imaginando que era su mano llevándolo tan cerca del borde. Después de unos minutos, los músculos de sus bolas y estómago se apretaron. Mirando hacia abajo, vio cómo su pene se deslizaba dentro y fuera de su palma. Pensó en deslizarlo profundo dentro de su apretada vagina mojada. Apostaba a que se sentiría como el cielo. Podría ser lento y tierno, y habría un tiempo para eso, pero en este momento lo único que podía pensar era en golpear profundo y duro. Imágenes de ella inclinada mientras empujaba hacia ella desde detrás empañaron sus pensamientos. Sus embestidas fueron implacables. Puso su otra palma en la pared en frente de él y unos pocos segundos después, un flujo constante de su venida salpicó la pared. Presionó su cabeza contra las baldosas mojadas y esperó hasta que su respiración se volvió regular. Sintiéndose más relajado de lo que había estado unos minutos antes, terminó de lavarse. Quería darse prisa a la cama antes de meterse en el trabajo otra vez.
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Tal vez ahora que se había calmado con un poco de auto-ayuda, podría dormir. No había tenido una noche completa de sueño desde que la encontró en el dormitorio de invitados. Ella estaba en su mente constantemente. Retiró las sábanas y se subió a la cama. El sábado no podía llegar suficientemente pronto. Tal vez podría hacer que pasara la noche con él. En pocos días, podría estar compartiendo su cama con la Bella Durmiente. Se volvió sobre su lado y envolvió sus brazos alrededor de la almohada. El sueño llegó mucho más fácil. Brody sabía lo que quería. Ahora solo tenía que encontrar la manera de llegar a ella.
Claudia había estado nerviosa todo el día. Había estado con Brody muchas veces en las semanas pasadas, pero esta era la primera vez que estaría en su apartamento. El calor entre ellos había sido muy intenso las últimas veces que estuvieron juntos. Besarse no era ya suficiente, pero no podía acostarse con él. Tenía que decirle la verdad. Pero no estaba dispuesta a dejarlo entrar. Si le decía que estaba embarazada, tendría que hablarle de Gavin. No podía haber medias verdades. Brody era el jefe de la familia Callahan y haría que Gavin asumiera la responsabilidad de ella y de su bebé. No quería saber nada de Gavin. Había tomado la decisión de tener este bebé sola, no con un idiota irresponsable que la lanzó a la calle cuando le dijo que estaba embarazada. Salió del ascensor y miró alrededor a la impresionante entrada. Había dos magníficos arreglos florales en la mesa justo en frente de las puertas del ascensor. Las ventanas de arco situadas en el extremo de la sala pasaban por alto del río. Brody, obviamente, tenía una cosa por el agua. En el lado opuesto de las ventanas había un conjunto de puertas dobles que reflejaban las ventanas, hasta en los cristales decorados. Si esta era solo la entrada para el ascensor, Claudia solo podía imaginar lo hermoso que sería el interior. Antes de que pudiera tocar la campana, Brody abrió la puerta. ―Hola ―dijo―. El personal de recepción me avisó y me dijo que estabas en camino. ―Estoy sin palabras sobre esta área solamente. Esas ventanas... bueno, nunca he visto nada como ellas.
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―Vinieron de Italia. Las compré cuando estuve allí hace unos años y las puse en un almacén. Cuando reformé el penthouse, sabía que tenía que incorporarlas. ―Son perfectas. ―Vamos adentro. ―Él sostuvo la puerta para ella. El vestíbulo era aún más impresionante que la entrada. No tenía idea de cómo sería su apartamento en el piso de arriba. Nunca había estado en un penthouse antes. ―¿Te quedaste sin palabras otra vez? ―Se rio. ―Esto es increíble. ―Estaba pensando eso de ti. ―La atrajo hacia sí y la besó―. Otro vestido. Eso me gusta. Era el último que tenía. Él ya le había visto los otros dos, pero quería verse bien para él. Cuando dijo que le gustaban los vestidos de verano, sabía que tenía usarlos para él. Además, cubría muy bien su estómago, por lo que podía ocultar cualquier nueva señal del bebé. ―Me lo puse para ti. ―Gracias. ―Colocó su cabello detrás de su oreja―. ¿Cómo voy a mantener mis manos fuera de ti? Sus mejillas ardieron cuando él pasó sus labios a lo largo de su mandíbula y cuello. ―He estado esperando todo el día. ―He estado esperando todo el día también ―dijo ella mientras la conducía a la cocina. ―Toma asiento. ―Él hizo un gesto a la gran isla en el centro de la habitación―. ¿Puedo ofrecerte una copa de vino? ―Oh, bueno, no, gracias. Agua estaría bien. ―¿No bebes? ―En realidad no. ―Incluso cuando no estaba embarazada, no bebía mucho. ―¿O estás tratando de mantener tu compostura a mi alrededor? ―Tal vez. ―Ella se echó a reír. Él fue a la nevera y sacó una botella de agua lujosa. ―¿Con gas está bien? ―Sí. ―Sonrió―. Podrías ponerlo en un vaso de vino si no deseas beber solo.
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―Bien pensado. ―Él sacó un costoso vaso del armario―. ¿Cómo está tu abuela? ―Puso el agua delante de ella. ―Está muy bien. Nunca se pierde un juego de bingo. ―¿Quién lo haría? ―Sonrió―. Ella siempre fue un ser valiente. ―Le dije que iría para cenar. ―Claudia tomó un sorbo y arrugó la nariz porque las burbujas le hicieron cosquillas. Brody se rio. ―Eres adorable. ―Se sentó en el taburete a su lado, volteándose para que sus piernas quedaran entre las suyas, y puso sus manos sobre sus rodillas. ―Tenía un mensaje para ti. ―Trató de no distraerse con su toque. Pero todo su cuerpo vibró de deseo. ―¿Alicia? Eh, oh. ―No has ido a visitarla en unos pocos meses. ―Culpable. ―Deslizó una mano bajo su vestido y la apoyó en el interior de su muslo―. Voy a tener que rectificar eso. ―Le dije que estabas ocupado. Claudia tragó cuando él hizo pequeños círculos en su piel con el pulgar. Sus pezones se endurecieron y sus bragas se sintieron húmedas. Había estado allí tres minutos y él ya la tenía en marcha. ―¿Tal vez podría ir contigo la próxima vez? Podríamos llevarla a cenar si se siente bien. ―¿En la limusina? ―Por supuesto. ―Sonrió deslizado su mano un poco más alto―. Si así lo deseas. ―Estaría encantada con eso. Claudia apretó los muslos cuando él pasó el pulgar a lo largo de la zona donde sus bragas se encontraban con su cadera. ―¿Qué estás haciéndome? ―Tocándote. ―Se inclinó hacia delante y le susurró al oído―. No podré mantener mis manos lejos, después de todo. ―Tengo algo para ti. ―Ella necesitaba una distracción. ―¿Ah, sí? ―Está en mi bolsa. ―Saltó del banco.
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―¿En el hall de entrada? ―Él frunció el ceño―. ¿Irás por él ahora? ―Ya vuelvo. ¿Es casi la hora de comer? Me muero de hambre ―dijo por encima de su hombro. Lo oyó reír mientras se dirigía por el pasillo. Se sentó en la escalera y colocó su cabeza entre sus manos. Su cuerpo se quemaba por él. La humedad estaba en sus bragas, y juró que su clítoris estaba a punto de explotar de todos los latidos que tenía. Necesitaba crear cierta distancia o tendría que dejarla acostarla directo sobre el mostrador. Sexo caliente en la cocina con Brody. Casi se venía con solo pensar en él moviéndose en el interior de ella. ―¿Te perdiste? ―Um, no. ―Ella llegó al interior de su bolso y sacó una carpeta. ―¿Todo está bien? ―Se dejó caer las rodillas en frente de ella―. ¿Por qué estás sentada aquí? ―Estaba obteniendo esto. ―¿Tu cartera? Asintió. Él le tendió la mano. ―¿Puedo? ―No. ―¿Por qué no? ¿No es por eso que lo trajiste? ¿Para mostrármelo? ―No mientras yo esté aquí. No quiero que lo veas hasta que me vaya. ―No podía estar en la habitación cuando viera sus bocetos. ¿Y si no le gustaban? ―¿Por qué? ―No lo hagas, ¿de acuerdo? ―Claudia había trabajado duro en los bocetos y quería impresionarlo. No estaba segura de por qué no era como si pudiera tomar el trabajo. Brody tenía tanta confianza en ella, que no quería decepcionarlo. ―Te prometo, que no lo haré. ―Él tomó la carpeta de ella y la colocó en la mesa del vestíbulo detrás de él. Cuando se volvió para mirarla, ella reaccionó por instinto. Tomó su rostro entre sus manos y tiró de él cerca de sus labios. ―Bésame. ―Pensé que tenías hambre. ―Él puso las manos en las caderas y se deslizó entre sus piernas.
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―La tengo ―susurró. Él pasó la lengua por la apertura de sus labios y luego atacó su boca con delicioso vigor. Ella inclinó la cabeza hacia atrás, dándole acceso a su garganta. Su húmeda lengua dejó un rastro caliente por su cuello mientras sus dedos se clavaban en sus caderas. Moviendo sus manos hasta sus hombros, ella lo empujó hacia abajo, necesitando ayudar al pulso entre sus piernas. Él inclinó sus rodillas y apoyó los pies en la parte inferior de los escalones, y luego levantó su vestido por encima de su cintura. ―Hueles tan bien. ―Él mordisqueó y aspiró la cara interna de su muslo―. Tu piel es suave. Casi me vine cuando te toqué en la cocina. Lo habría hecho si no hubieras puesto un poco de distancia entre nosotros. ―Yo sentí lo mismo. Él movió su mano hacia sus pechos y apretó suavemente mientras deslizaba su otra parte dentro de sus bragas. ―Ah... ―gimió ella mientras mecía sus caderas contra su palma. Cerró los ojos y se entregó a su toque. Estaba excitada y lo quería en todas partes de una vez. ―Puedo sentir lo mojada que estás. Ella continuó meciéndose contra su mano. ―Quiero ver tu hermoso cuerpo. ―Él deslizó su mano de sus pechos y por su cuerpo. Ella se puso tensa cuando él llegó a su estómago, lo que hizo que rápidamente volviera a la realidad. ¿En qué estoy pensando? ―Detente. ―Se sentó y vio la aturdida mirada en su rostro―. No puedo. ―¿Qué pasa? ―Todo está mal. ―Jaló su vestido hacia atrás―. Soy la equivocada para ti. ―¿De qué estás hablando? ―Esto no está bien. ―Ella se levantó de los escalones―. No podemos hacer esto. ―¿Por qué? ―Brody, por favor. ―Ella se dirigió a la puerta. Lo único que se le ocurrió hacer fue correr―. Esto no va a funcionar. ―Claudia. ―Él tomó su brazo y luego se dio la vuelta para mirarlo―. Habla conmigo. Sé que algo está en tu mente. Puedes confiar en mí. ¿Qué sucede?
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―No soy la adecuada para ti. ―Eres más que adecuada para mí y lo sabes. ―Le tomó la barbilla con la mano―. No tienes ni idea de lo que estás haciéndome. ―Eres Brody Callahan ―dijo ella―. Eres rico, inteligente y exitoso. Yo soy tu ama de llaves. ―Eso no me importa. Eres la mujer más increíble que he conocido. ―No digas eso. ―Ella comenzó a llorar―. No te mereces lo que te estoy haciendo. ―Dímelo, así podré arreglarlo. ―Puede que no. ―Ella se estaba enamorando de él. No podía negar cómo se sentía. Tenía que detenerlo antes de que cualquiera de ellos cayera más profundamente en una relación que nunca podría funcionar. ―Si vamos demasiado rápido, podemos ir más despacio. Quiero más que una relación física contigo. Ella cerró los ojos y dejó que las lágrimas gotearan por su nariz y mejillas. El embarazo la ponía muy emocional. Nunca había sido de las que lloraban, pero parecía que eso era todo lo que hacía en estos días. ―No me gusta verte tan triste ―dijo él―. Te puedo dar todo lo que quieras. ―Lo sé ―susurró ella―. Ese es el problema. ―Salió de su agarre y luego recogió su bolso. ―No lo hagas. ―Me tengo que ir. Lo siento. ―Déjame al menos llevarte a casa. ―Agarró sus llaves de la mesa del vestíbulo―. No puedo dejar que te vayas así. ―No, no quiero que lo hagas, por favor. Ella corrió hacia el ascensor, apretando rápidamente el botón. ―Claudia, ¿por qué? Ella se secó las lágrimas de sus ojos, se volvió y dijo: ―Debido a que es la cosa correcta de hacer. Entró en el ascensor y él observó cómo las puertas se cerraban. Su corazón se rompió cuando vio la decepción y la confusión en su rostro. ―Lo siento ―susurró ella.
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9 Brody salió de su dormitorio poco después de las once de la mañana del domingo. Le dolía la cabeza y tenía la boca seca por la botella de whisky que se había tomado anoche. El golpe en la puerta no estaba ayudando con la resaca. ¿Quién demonios era? ―Ya voy. ―El grito lo obligó a hacer una mueca de dolor mientras bajaba lentamente los escalones. Abrió la puerta y se encontró a Autumn mirándolo fijamente con una expresión comprensiva en su rostro. ―¿Qué? ―No entendía qué estaba haciendo ahí un domingo. ―No me preguntes “qué”. Anoche me dejaste tres mensajes de voz y seis de texto. ¡Mierda! ―¿Qué dije? ―Cada mensaje era más raro que el anterior, por no mencionar que se incrementaba la dificultad para comprenderlo. ¿Estuviste bebiendo? Entró en el penthouse mirando su pecho desnudo. Probablemente estaba sorprendida por su apariencia descuidada. ―Tienes suerte de que me hubiera puesto los pantalones antes de abrir la puerta. ―Entró en la cocina y agradeció que el ama de llaves, Lena, hubiera hecho comida en la mañana. También le había colado una cafetera. Tendría que darle un aumento de sueldo. ―Gracias a Dios por los pequeños favores ―contestó Autumn poniendo los ojos en blanco. ―¿Quieres un café? ―preguntó Brody cuando la vio sentándose en la isla. Pensó en lo de anoche. Claudia se había sentado en ese mismo lugar justo antes de la catástrofe en el vestíbulo. ¿Cómo habían salido tan mal las cosas con tanta rapidez? ―No. ―Autumn hizo un gesto para que se sentara al lado―. ¿Qué pasó anoche?
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―Claudia me abandonó. ―¿Por qué? ―No lo sé. Un segundo estábamos bien y al siguiente se volvió loca diciéndome que era una empleada doméstica y no era la correcta para mí. ―Nunca la hiciste sentir de esa manera. ―Cuando Autumn golpeó el mostrador con la mano, Brody pensó que le iba a explotar la cabeza. Nunca la había visto tan enojada―. ¿Por qué iba a decir eso? Brody se encogió de hombros mientras sorbía el café caliente. ―Tiene miedo. Sé que está ocultando algo, pero no sé qué es. Había querido ir tras ella, pero sabía que no obtendría nada. Había visto la determinación en su rostro cuando le pidió que no la llevara a su casa. Se quería alejar de él, así que la había dejado caminar. Lo había lamentado tan pronto como llegó al interior. Pero en vez de seguir su instinto e ir tras ella, se perdió en la botella. No había bebido así desde la Universidad. ―¿Qué vas a hacer al respecto? ―Autumn le puso una mano en el hombro, distrayéndolo de sus pensamientos. ―No puedo obligarla a estar conmigo. ―¡Y una mierda! ―Brody miró a su asistente con incredulidad. En todos los años que la había conocido, nunca la había oído jurar―. He estado contigo desde hace mucho tiempo y nunca te había visto enamorarte tan rápido y tan profundamente. Eras todo negocios hasta Claudia. Quieres a esa chica. Lo escuché en tu voz cuando me dejaste los mensajes. ―Lo siento ―contestó Brody―. Ni siquiera recuerdo habértelos mandado. Estaba borracho y no sabía lo que estaba diciendo. ―Sí lo sabías. Me preguntaste lo que pensaba que habías hecho para hacerla huir. Querías que se lo preguntara. ―No debería haber bebido ni haberte marcado. Esperemos que no haya llamado a nadie más. ―Brody sacó el teléfono de su bolsillo y comprobó el registro de llamadas―. No, solo a ti. ―¿Quieres estar con ella? ―Sí quiero, pero no puedo obligarla. Brody comprobó las llamadas perdidas, pero no había ninguna. Claudia no lo había llamado. ―Ve a darte una ducha, hueles a bar. ―Gracias por venir y ver si estaba bien.
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―Hubiera venido antes si no hubiera dejado el teléfono en el auto toda la noche. No leí tus mensajes hasta esta mañana. Quería asegurarme de que no hicieras nada estúpido, así que vine tan pronto como pude. ―¿No te pago una obscena cantidad de dinero por responder a mis llamadas? Probablemente por eso te llamé, esperando que contestaras. ―Sí, lo sé. ―Se echó a reír―. Contestaré la próxima vez. ―Saltó del taburete―.Tengo que volver con mis hijos. ¿Vas a estar bien? Brody asintió y la acompañó afuera. ―Tengo entradas para el partido de la tarde del miércoles. Quiero que te tomes medio día y vayas con los chicos. ―Gracias. ―Lo abrazó―. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? ―Ya lo hiciste al venir ―dijo―. Estaré bien. ―No bebas más. Esa no es la forma en que Brody Callahan maneja las cosas. Lo dejó de pie en el vestíbulo. Autumn tenía razón. Nunca fue de los que se revolcaba en la autocompasión. Había tenido un momento de debilidad anoche, pero eso se había acabado. Tenía qué pensar lo que iba a hacer después de otra taza de café. Mientras caminaba hacia la cocina, la carpeta en la mesa del vestíbulo le llamó la atención. Se había olvidado por completo de los bocetos de Claudia. Los recogió y echó un vistazo a lo que había hecho. Era un pequeño proyecto, un edificio de oficinas situado en Connecticut. Mientras hojeaba los diseños, llegó a la conclusión de que el proyecto era exactamente lo que pedía el cliente. Brody fue a su estudio y sacó las especificaciones. Había hecho todo lo que el cliente solicitó, y ni siquiera se había sentado en la reunión de planificación. Independientemente de lo que había pasado entre los dos, no había manera de que esta chica siguiera fregando pisos por mucho tiempo. Callahan Industries la necesitaba casi tanto como él. Ahora tenía que encontrar una manera de traerla de regreso.
Claudia no durmió en toda la noche. Cada vez que cerraba los ojos veía el rostro de Brody. ¿Cómo pudo ser tan estúpida de pensar que podría tener una amistad con él? Por supuesto que había querido más. ¿Quién no lo haría?
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Si no estuviera embarazada, las cosas podrían haber sido diferentes. Podrían haber tenido una relación normal. Era fácil estar con él. La hacía reír y escuchaba lo que tenía que decir. Cuando estaba con él se olvidaba de todo lo demás. Eso era peligroso. Tenía responsabilidades. No era justo arrastrar a Brody en sus problemas. Había hecho lo correcto al irse anoche. Por mucho que le doliera, estaría mejor sin ella. Hubo un suave golpe en la puerta. El estómago de Claudia saltó ante la posibilidad que fuera Brody. ¿Quería que fuera él? ¿Tendría que alejarlo? ¿Podría hacerlo o cedería y dejaría que hiciera lo que quisiera? Mientras lo pensaba, la persona en la puerta volvió a llamar. Ella se levantó de la mesa y corrió a la puerta. Su corazón brincaba con cada paso que daba. Giró la perilla con mano temblorosa, pero la decepción la llenó cuando abrió la puerta. ―Siento entrometerme ―le dijo Autumn―. Pero lo estás lastimando y quiero saber por qué. ―Autumn, no esperaba verte. ¿Brody te contó lo que pasó? Claudia sabía que Brody dependía de ella para todas sus necesidades de trabajo, pero no sabía que eran amigos. ―No todo, pero está bastante lastimado. ―¿Te envió él? ―Por supuesto que no ―dijo―. No sabe que estoy aquí. ―¿Te gustaría entrar? ―¿Vas a ser sincera conmigo? Tan sincera como pueda. ―Entra ―dijo Claudia―. Acabo de hacer un poco de té helado a base de hierbas. Iba a ponerle limón. Yo… ―se detuvo―, ¿quieres un poco? ―Eso suena muy bien. ―Autumn la siguió a la cocina―. Tu casa es muy bonita. ―Gracias. Toma asiento. ―Sacó dos vasos del armario, los llenó con hielo y sirvió el té―. ¿Cuándo hablaste con Brody? ―Fui a verlo esta mañana. Está muy molesto.
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―Me lo imaginé. ―Claudia cortó rodajas de limón y colocó una cuña en cada vaso antes de caminar hacia la mesa y tomar asiento―. No quise lastimarlo. ―¿Por qué lo hiciste? ―Es complicado. ―Realmente le gustas. ―Autumn sorbió su té―. Pensé que el sentimiento era mutuo. ―Lo fue. Es decir, lo es ―dijo Claudia―. Pero no va a funcionar. ―¿Porque eres una empleada doméstica? ―Claudia asintió―. Esa es una excusa. Si realmente pensaras eso no te habrías acercado a él, para empezar. Habrías dibujado la línea, pero no lo hiciste. Sabía que eras diferente cuando me llamaste y me dijiste que querías hacer algo especial para él. ―¿El picnic? No fue tan especial. Solo quería hacer algo bueno por él. ―No hay otra chica en estos últimos años que haya tenido esa consideración. La mayoría de las mujeres saben quién es y lo único que ven es un signo de dinero. Realmente le gustas, y veo que has estado llorando toda la noche. ―Tengo que verme como el infierno. ―La última vez que Claudia se miró en el espejo sus ojos estaban pesados, rojos e hinchados. ―Tan mal como crees. ―Autumn le dio la vuelta al borde del vaso con un dedo―. Lo conozco desde que estábamos en la Universidad. Era amigo de mi esposo. ―No lo sabía. Brody no lo mencionó. ―Murió en un accidente de navegación cuando estaba embarazada de mi segundo hijo. ―Lo siento. ―Avery y yo nos casamos después de la universidad, y quedé embarazada de Matt poco después. Nunca había tenido antes un trabajo de verdad. Cuando Avery murió, me quedé sola y me preocupé por la situación económica. ―Autumn se miró las manos―. Fue un momento de miedo, de soledad. Y estaba embarazada. ―Puedo imaginarlo. Autumn la miró y Claudia sintió una extraña conexión con esa mujer. ―Brody me dijo que no tenía necesidad de preocuparme por nada. Estableció fondos para mis hijos, pagó mi hipoteca y me dijo que se ocuparía de todo. ―Puedo imaginarlo haciendo todo eso. ―Su generosidad no sorprendió a Claudia.
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―Le dije que no quería limosna. Quería un trabajo para poder mantener a mis hijos. Después de que nació A.J. me contrató como su asistente. No hay nada que no hiciera por él. ―Es por eso que estás aquí. ―Está enamorando de ti y sé que te gusta. Es un buen hombre. Cuidará de ti, pero no estaría aquí si no pensara que tú también lo harías por él. ―Sé que es bueno ―dijo Claudia―. Por eso está mejor sin mí. ―¿Cuándo nace? ―¿Qué? ―No tenía manera de saberlo. ―Ya me escuchaste. Se dio cuenta de que no iba a dar marcha atrás. Era demasiado leal a Brody. ―En diciembre ―murmuró Claudia―. ¿Cómo lo supiste? ―Las mujeres lo sabemos. ―Sonrió―. He pasado por eso dos veces. Me di cuenta de que tus caderas están ligeramente más anchas y tus pechos son más grandes que la última vez que te vi. Es sutil, pero puedo decirlo. ―¿De verdad? ―Tu cabello está grueso y brillante. El mío creció rápidamente cuando estaba embarazada. Y me lo confirmaste cuando dijiste que se te antojaba el limón. ―Brody no lo sabe. ―Sí, me di cuenta, pero ¿por qué no se lo dices? ―No quiero preocuparlo con mis problemas. No debería involucrarse con una mujer que va a tener un bebé. ―¿No debería ser su decisión? ―Pensé que sería mejor que terminara las cosas antes de que se iniciaran realmente. No quería lastimarlo u obligarlo a tomar ninguna decisión. ―Le hiciste daño ―advirtió Autumn―. No puedes tomar decisiones por él. Otra cosa sería si no quisieras estar con él. Pero no te alejes de algo realmente especial. ―Lo sé. ―No puedo decirte qué hacer. Y no revelaré tu secreto, no es asunto mío. ―Gracias. ―Claudia suspiro de alivio―. Quería decírselo, pero es complicado. ―¿No lo es siempre? ―No tienes ni idea.
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―Estás lidiando con mucho, pero no descartes la posibilidad de algo entre tú y Brody. ―De verdad te importa, ¿no? ―Lo quiero como a un hermano. Es bueno conmigo y mis hijos. Los niños son difíciles, pero Brody me ayuda a mantenerlos en línea. Algún día será un padre increíble. ―Estoy segura de que lo será. ―Claudia nunca había conocido a un alma tan gentil y amable. ―Te lo prometo. ―Autumn se estiró para tomar la mano de Claudia a través de la mesa―. La biología no tiene nada que ver con eso.
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10 El lunes por la mañana Brody estaba sentado en su escritorio preguntándose si debía ir a la casa principal y hablar con Claudia. Había sido miserable, y había tenido resaca la mayor parte de los días anteriores, quería tener la cabeza clara antes de hablar con ella. No había rechazado a John cuando la recogió y la llevó a trabajar por la mañana. Brody lo tomó como una señal positiva. Eran casi las diez, y no había conseguido hacer mucho. No estaba prestando atención. Claudia había estado en su mente toda la mañana. Decidió recogerla del trabajo y llevarla a cenar. Esperaba que pudieran hablar de lo que había sucedido. Trató de darle sentido a la hoja de cálculo frente a él, pero no pudo concentrarse. Contempló el pequeño puerto. Tal vez debería dar un paseo río abajo. No era propio de él dejar de trabajar en a la mitad del día, pero no estaba siendo productivo sentado allí de todos modos. Necesitaba un descanso. Llamó a Autumn y le dijo que tomara sus llamadas. Ella le dijo que debería tomarse todo el tiempo que necesitara y que lo llamaría si había alguna emergencia. Confiaba en que mantendría a raya cualquier problema hasta que regresara. Caminó por el pasillo trasero a su ascensor privado. Tan pronto como se acercó a las puertas, éstas se abrieron. Eso lo sorprendió, porque la única otra persona a la que le había dado acceso era... ―Hola. ―Claudia salió de las puertas y se quedó delante de él―. Le pedí a John que me trajera. ―¿Por qué? ―Su presencia lo sorprendió. ―Quería disculparme por la forma en que actué el sábado. No quise alejarme de esa manera. ―Huiste. ―No quería ser duro, pero nadie tenía el poder de hacerlo sentir de la forma en que ella lo había hecho. Nunca se preocupaba por nadie como lo hacía por ella. ―Lo sé, y lo siento ―dijo ella. ―¿Cómo te las arreglaste para venir aquí en este momento del día? ―Miró su reloj―. ¿Tomaste un almuerzo temprano? ―No podía concentrarme en otra cosa que en ti ―admitió ella―. No me siento bien, por lo que salí temprano.
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―Iba a recogerte esta tarde, así podríamos hablar. ―Estaba seguro que no se habría tardado tanto. ¿Con quién estaba bromeando? Estaba pensando en conseguir que entrara en su auto e ir a la casa principal para verla cuando tropezó con ella en el pasillo. ―Podría ir a casa si estás ocupado ―dijo ella―. Podrías encontrarme en mi apartamento más tarde. ―Estás aquí ahora. Quiero hablar. ―No iba a darle la oportunidad de huir de nuevo. ―Yo también. ―Vamos junto al agua ―dijo él―. Podemos sentarnos en el muelle. Es privado. ―Bien. Mientras esperaban el ascensor, él dijo: ―Me alegro de que hayas venido. ―Debí haber llamado anoche, pero no sabía qué decir. ―¿Y lo sabes ahora? ―Entraron en el ascensor, pero ella no respondió a su pregunta. No hablaron en el viaje hasta el puerto deportivo―. El muelle está abajo por aquí. ―Señaló a un muelle y ella lo siguió. Quería tomarla de la mano, o poner su brazo alrededor de su cintura, pero no estaba seguro de que quería que la tocaran. Una vez que llegaron al muelle, se sentó en un banco de madera que daba al río. ―Te ves cómo me siento ―dijo ella―. Nos hice a ambos miserables. ―¿Por qué hiciste eso? ―Tenía miedo. ―¿De mí? Ella sacudió la cabeza. ―Tienes que decírmelo para no cometer el mismo error. ―No fuiste tú ―dijo ella―. Me gustas, pero no estoy segura de que funcionaríamos. ―Creí que estábamos bien. ―Pasó tan rápido ―dijo ella―. Nunca esperé que nos reuniéramos. Mi vida es loca en este momento, y no quiero arrastrarte a ella. ―Esa es mi elección. Puedo ver que estás lidiando con algo grande, y quiero que confíes en mí. Aún no estás ahí y lo entiendo, pero no quiero renunciar a lo que
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tenemos. Si necesitas más tiempo para abrirte a mí, quiero darte ese tiempo, pero no puedo tenerte huyendo de mí. ―No quiero huir. ―¿No? ―Su admisión lo sorprendió. Pensó que iba a necesitar mucha más persuasión de su parte. ―¿Quieres darnos una oportunidad? ―Sí ―susurró―. Quiero estar contigo. Él le acarició la mejilla. ―Estos han sido uno de los dos peores días de mi vida. ―El mío también. ―Nunca he dejado que nadie entre en mi vida de la forma que tú lo has hecho. No estoy acostumbrado a la sensación de estar tan fuera de control. ―Quería ser honesto con ella. Esperaba que la ayudara a confiar en él. ―Nunca he estado en una relación seria antes. Todo esto es nuevo para mí también. ―Podríamos aprender juntos. Probablemente arruinaremos un par de cosas, pero si estás dispuesta a probar sé que puedo hacerte feliz. ―Tomó su mano entre las suyas―. ¿Me dejarás hacerte feliz? Ella bajó la mirada hacia sus manos. ―Yo quiero hacerte feliz también. ―Lo haces. ―Él puso su mano en su mejilla y suavemente jaló su rostro más cerca de la suya―. Simplemente no me dejes de nuevo. ―No lo haré. ―Y la besó suavemente en los labios. Cuando ella suspiró en su contra, pudo sentirla relajándose. Todavía no tenía ni idea de lo que la preocupaba, pero siempre y cuando estuviera allí no le importaba. Conseguiría que se abriera con el tiempo, pero mientras tanto, haría todo lo posible para mantenerla feliz y con él.
Claudia colocó el ramo de rosas en la mesa de la cocina y miró el reloj de la pared. Él estaría aquí pronto. Leyó de nuevo la tarjeta: Bella Durmiente, estaré allí a las siete. Brody
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Xoxo Se echó a reír por los besos y abrazos en la línea de firma. Para tal intimidante hombre de negocios, era un romántico empedernido. Le había enviado flores tres veces esta semana, recogido de trabajar personalmente el lunes y el martes, y pasado todos los días tratando de convencerla de tomar la pasantía en su empresa. Se refería cariñosamente a ella como Bella Durmiente porque después de un día completo en el trabajo estaba agotada, y no importaba lo mucho que lo intentara, no podía mantener los ojos abiertos después de las nueve. Él se quedaba y veía las noticias mientras ella dormía en su regazo. La llevaba a su cama y luego se iba, pero no antes de colocar un suave beso en su frente. Habían pasado dos semanas desde ese día en el muelle, y él se mantuvo fiel a su palabra. No la presionaba para que le contara lo que la estaba molestando. De hecho, decirle sobre el embarazo no era el frente y centro de ella ya. Sabía que tenía que decírselo. Después de llegar a conocerlo mejor estas últimas semanas, no tenía tanto miedo de hacerlo. Cuando se empezaron a ver uno a otro, ella no podía ver más allá de su embarazo. Lo veía como un obstáculo que podría superar. Al ocultarlo, había estado tratando de evitar lo inevitable. Pensó que Brody terminaría la relación una vez que lo supiera. Ahora que podía confiar en él, no pensaba que la dejaría. No esperaba que los aceptara a ella y a su bebé con los brazos abiertos, pero esperaba que al menos quisiera quedarse en su vida como su amigo. Veía la forma en que trataba a Autumn y a sus hijos. Claudia sabía que la relación de Brody con Autumn era diferente a la que tenía con él, pero esperaba que quisiera mantener su amistad. Por supuesto, quería que hubiera más entre ellos, pero lo entendería si no podía manejar nada más. Estaba dispuesta a decirle la verdad y a dejar a Brody decidir por sí mismo lo que buscaba. Mantener su secreto durante tanto tiempo como lo había hecho había estado mal, pero había llegado a un acuerdo con su embarazo y eso significaba dejar entrar a otro hombre. Decírselo a Gavin no salió exactamente de la manera que lo había planeado, pero Brody no era Gavin. Oyó abrirse puerta principal. Su corazón se agitó y sintió una pequeña sacudida en el interior de su estómago. Colocó su mano sobre su vientre y presionó suavemente hacia atrás, diciéndole a su bebé que finalmente compartiría la noticia con el hombre especial que había entrado en su vida tan inesperadamente. Se apresuró a la sala de estar para saludarlo, pero él estaba en una llamada.
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―¡No me importa, Gavin! ―Brody no estaba contento. El tono de su voz lo demostraba. Maravilloso. Nada sacaba a Brody de sus casillas de la forma en que lo hacía Gavin. ―No ―dijo Brody―. Le dijiste a Jacob que lo tendrías listo esta semana. Si metes la pata con esto, perdemos la oferta. Pondrías la reputación de Callahan Industries en la línea. Arréglalo. Claudia podía oír la frustración creciendo en la voz de Brody. ―No me importa lo que tengas que hacer. No me hagas volar a Boston esta noche. ¿Entiendes? ¿Boston? ¿Esta noche? ―Llámame cuando sepas algo. ―Brody terminó la llamada―. Es incompetente. ―Hola. ―Ella se mordió el labio―. ¿Día duro? Él cruzó la habitación en un instante y puso sus brazos alrededor de ella. ―No tienes ni idea. ―¿Hay algo que pueda hacer? ―Besarme. Ella se inclinó hacia él y colocó los labios contra los suyos. Él movió los brazos encima de sus costados y hombros, tirando de ella más cerca de él. Él correspondió moviendo su boca contra la de ella durante unos segundos antes de dejar caer la lengua dentro y arremolinarla alrededor, en busca de la de ella. Ella sintió su roce contra su mandíbula. Su beso abrasador la intoxicó. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello por apoyo y antes de que se diera cuenta de lo que estaba pasando él la había tomado en brazos y llevado al sofá. La acostó y luego se quitó la chaqueta del traje y lo colocó en el sofá de dos plazas. Ella lo miró aflojarse la corbata y quitarse los zapatos. El calor atravesó su cuerpo, lo que la hizo temblar de puro deseo. ―¿Quieres hablar? ―Ella se sentó―. Te ves estresado. ―Estoy muy estresado, pero no quiero hablar ahora. ―La movió a su lado, y luego se deslizó al lado de ella, frente a ella mientras descansaba a su lado―. No quiero pensar en el trabajo, ni en Boston, o lo tonto que es mi hermano. Entonces, tal vez ahora no sea el momento de decirte que tendré a su bebé. ―Sólo necesito estar cerca de ti en este momento ―dijo―. Necesito que me ayudes a olvidar la horrible tarde que he tenido.
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Ella pasó sus dedos a lo largo de su mandíbula y labios. Él le besó los dedos. Nunca le había pedido nada antes. Siempre había cuidado de ella, asegurándose de que estuviera bien y que sus necesidades estuvieran cubiertas. ¿Quién se hacía cargo de él? Él rozó sus labios contra los suyos. ―No te pediría que hicieras algo que no deseas. Estar cerca de ti me tranquiliza. Solo quiero olvidar por unos minutos. ―Puedo hacerte olvidar todo ―habló en contra sus labios. ―¿Me dejarías? ―Por favor. ―Él movió su mano por un lado de su cuerpo y la descansó en su cadera mientras arrastraba sus labios por su cuello―. Bayas, siempre hueles a bayas. ―Ella se movió más cerca de él. Sentir su erección contra su muslo la hizo aún más determinada. Empujó sus caderas hacia adelante, deseando sentir más de él. ―Oh Dios ―se quejó él. Hundió sus dedos en sus caderas y la movió arriba y abajo, presionándose cada vez más en su muslo. Ella quería hacerlo sentir bien, pero le preocupaba que su estómago se pusiera en el camino. Habían estado acercándose estas pasadas semanas, pero nunca estuvieron en esta posición antes. Su estómago estaba contra su cuerpo, y no quería que tuviera que averiguarlo de esa manera, por lo que decidió poner un poco de distancia entre ellos. Lo sintió quedarse quieto cuando fue a la hebilla de su cinturón. Él dejó de besarla mientras ella desabrochaba el botón de sus pantalones y luego le bajaba la cremallera. ―¿Qué estás haciendo? ―Ayudarte a que olvides todo. Lo empujó sobre su espalda y se movió por su cuerpo y se estableció entre sus piernas. ―No tienes que hacer esto ―dijo él―. Eso no fue lo que quise decir. ―Quiero hacerlo ―dijo ella―. Quiero que te sientas bien. Tenía esta imperiosa necesidad de complacerlo. Podía sentir la tensión en su cuerpo. Cada uno de sus gloriosos músculos estaban doblados apretado y quería darle una liberación. Tomó su pantalón y bóxer, luego les dio un tirón. Él levantó sus caderas y la ayudó a deslizar su ropa por sus piernas. Ella estaba cara a cara con su enorme longitud. Soltando una nerviosa respiración, se humedeció los labios y se inclinó
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hacia delante, envolviendo sus dedos alrededor de la gruesa base. Sólo había hecho eso unas cuantas otras veces, pero nunca hasta el final. Él tiró de sus caderas cuando ella pasó la lengua por su punta, saboreando la esencia salada, mientras se filtraba de él. Incluso allí olía a Brody. Rastros de su cuerpo lavado persistían entre sus piernas, mezclándose con el aroma de un hombre, masculino y excitado. ―Eres tan hermosa. ―Él se movió hacia abajo y quitó su cabello de su rostro. Su voz era cruda de necesidad, y su mirada era fuerte e intensa. Él apoyó su peso sobre su antebrazo―. Quiero verte. Claudia lo tomó en su boca, no todo a la vez, porque tenía que asegurarse de poder manejar todo de él. El embarazo causaba que tuviera un sensible reflejo nauseoso y Brody era mucho más grande que su cepillo de dientes. Mucho más grande. Ella movió sus labios abajo de su eje, sintiendo su piel tensa y suave debajo de su lengua, memorizando la textura y el sabor mientras movía la cabeza de arriba abajo. Él reforzó el control sobre su cabello y movió sus piernas en espasmos rápidos. Los músculos se sentían rígidos contra su muslo a los lados de sus brazos. Los ruidos que salían de él se mezclaban con el hecho de que sabía que estaba observando todos sus movimientos lo que le dio una confianza que no había tenido antes. Ella tomó tanto de él en su boca como pudo y cubrió el resto con su mano. Lo bombeó dentro y fuera de su boca, lamiendo la parte posterior de su longitud y besando su cabeza de modo francés. Con cada movimiento hacia abajo que hacía con sus labios, podía sentirlo endureciéndose aún más. Le gustaba el grosor de él, imaginaba cómo se sentiría dentro de su vagina. Sus bragas estaban empapadas y luchó por alcanzar entre sus muslos y frotar sus pliegues. Se trataba de complacerlo, por lo que apretó las piernas y continuó atrayéndolo más cerca. ―Claudia... ―Se acercó a su brazo y trató de tirar de ella hacia arriba, pero ella no quería parar―Voy a venirme y necesito que… Ella chupó duro y se movió para más rápido. Unos segundos más tarde, sintió su líquido caliente golpear la parte posterior de su garganta. Mientras se derramaba dentro de su boca, su nombre cayó de sus labios. Ella puso un suave beso en la punta de su cabeza blanda, después se arrastró y descansó contra su pecho. Después de unos segundos de jadeos, él habló.
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―Eso fue tan jodidamente atractivo. ―Movió la cabeza en alto y se inclinó para besarla―. No puedo recuperar el aliento. ―¿Te gustó? ―Me encantó ―dijo él―. Necesitaba eso. Ella sonrió. ―Me alegro de finalmente poder hacer algo por ti. ―¿Que pasa contigo? Podría hacer algo por ti. ―No, no esta noche. Quiero que esta noche sea para ti. ―Lo abrazó―. Quiero estar contigo. Estoy lista para dar el siguiente paso. Él apretó con más fuerza y se mantuvo contra su pecho. ―¿Estás segura? ―Segura ―dijo ella―. Necesitamos hablar, pero puedo ver que estás agotado. Tienes mucho en tu mente, por lo que puedo esperar. ―Claudia, nunca estoy demasiado ocupado para ti. ―Lo sé, pero ahora mismo necesitas arreglar lo que está pasando en tu empresa. Puedo sentir la tensión saliendo de ti en grandes dosis. Si necesitas hacer llamadas, haz lo tengas que hacer. ―Eres increíble. ―La besó en el cabello―. Si no limpio su desorden, tendré que ir a Boston. No quiero dejarte. ―Tampoco quiero que te vayas ―dijo ella―. Por lo tanto, tómate esta noche para averiguar lo que tienes que hacer y estaremos juntos tan pronto resuelvas esto. ―Puedo trabajar desde aquí. Mi laptop está en el auto. ―¿Quieres quedarte un rato? Ella no quería que se fuera, no ahora cuando se sentía tan cerca de él. ―Quiero abrazarte mientras duermes, y te llevaré a la cama. Le encantaba la forma en que se preocupaba por ella, pero sabía que tenía una noche ocupada delante de él. Estaba segura de que cuando fuera a su apartamento trabajaría toda la noche. ―No voy a estar molesta si necesitas irte. ―Yo lo estaría ―dijo él―. Me siento tan conectado a ti en este momento. ―Yo también. ―Ella se sentó―. Voy a ducharme mientras trabajas. ¿Puedo traerte algo?
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―No, me serviré algo de beber. En el momento en que vuelvas, tendremos algo de esto resuelto y luego podremos ver la televisión. Ella se rio, porque por lo general no veía nada, excepto el fondo de sus párpados. ―Bueno, yo puedo ver la televisión y tú puedes roncar. ―Yo no ronco. ―Ella lo miró, pero él no dijo nada―. ¿Verdad? ―Quizá solo un poco. ―Eso no es muy sexy, ¿No? ―Todo en ti es sexy, especialmente esa boca experta tuya. ―Pasó el pulgar por su labio inferior―. Ahora que sé lo que puedes hacer con tus labios, nunca podré concentrarme de nuevo. Ella chupó su pulgar en su boca y arremolinó su lengua a lo largo de ella. ―Zorro. ―Ella soltó su dedo y se inclinó y lo besó. Le dolía el cuerpo por él de maneras que nunca había sentido por nadie más. Quería sus manos sobre toda ella, su lengua entre sus piernas, y su impresionante pene dentro de su desesperado cuerpo. ―Será mejor que salgas de aquí. ―Él le dio un codazo al sofá―. Antes de que cambie de opinión y te tome sin pensar. Ella sonrió antes de levantarse del sofá y caminar por el pasillo, balanceando sus caderas hasta el final. Brody la hacía sentir sexy y deseada. ―No me puedo concentrar cuando te luces tan bien como lo haces ―dijo él antes de hacer una llamada telefónica. Esperaba que pudiera arreglar el lío de Gavin sin tener que salir de Nueva York. No podía soportar que fuera a Boston. No cuando estaba lista finalmente para decirle la verdad.
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11 El jueves por la noche, Brody se sentó en su escritorio en el estudio del penthouse y repasó los números de la oferta que Gavin había jodido. Se las arregló para componerla y asegurar el trabajo sin tener que ir a Boston. Costaría algo grande favorecerla en el futuro, pero no tener que dejar a Claudia durante unos días valdría la pena. Había esperado terminar y llegar a su apartamento antes de quedarse dormido, pero eran casi las ocho y en el momento en que llegara allí, ella estaría en la cama. La lluvia caía a plomo sobre la claraboya en la suite principal, haciendo que se hiciera eco en todo el penthouse. El alivio iluminaba todo su estudio. Estaba inquieto sin ella. Se había acostumbrado a estar con ella después de un largo día. Planeaba pedirle que pasara el fin de semana con él. No quería precipitarse con ella, pero dijo que estaba lista para más. Esperaba que lo dejara entrar en su secreto. No podía esconderse de él mucho más tiempo. Su cuerpo no iba a permitirlo. Había pasado mucho tiempo alrededor de Autumn, cuando estaba embarazada de A.J. Brody conocía las señales. Al principio, no quería creer que Claudia estuviera embarazada, pero su pequeño era bastante activo mientras ella dormía. Sentía a su bebé patear contra él mientras estaba acurrucada en sus brazos. Se preguntó qué tan avanzada estaría y cuando iba a confiar en él como para decírselo. Decidió que le había dado suficiente tiempo. Si accedía a pasar el fin de semana con él, le daría hasta el domingo por la noche, y luego le diría lo que había descubierto. Le diría que no importaba que fuera a tener un bebé. Podía dejar de esconderse y dejar que la ayudara. El estrés de no decírselo no podría ser bueno por ella. Su teléfono vibró con un texto. Te extraño. Ahora lamentaba no ir a su apartamento. Le envió un mensaje de vuelta. Lo siento... iré a ti esta noche.
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Tal vez no era demasiado tarde. Quizás es por eso que le estaba enviando mensajes de texto. Sé que estás ocupado. Él negó mientras escribía. No hay excusa… Esperó unos momentos para que ella respondiera. Mientras lo hacía oyó un golpe en la puerta. No, no la hay, pero es por eso que vine a verte. Espero que me dejes entrar... Arrojó su teléfono en su escritorio y se dirigió a la puerta, lleno de anticipación al pensar que estuviera al otro lado. No podía creer que hubiera venido a él. La encontró de pie en el hall, mojada y temblando. ―¿Claudia? ¿Qué pasó? ―Envolvió sus brazos alrededor de ella, tirando contra su pecho―. Estás empapada. ―Está lloviendo. ―Ella se apretó contra él, sin duda tratando de robar el calor de su cuerpo―. Pero quería verte. ―¿Cómo llegaste hasta aquí? ―En autobús y metro. Él negó en señal de desaprobación. ―Eso lo resuelve. Te pondré tu propio chofer. No puedo tenerte arriesgando tu vida para llegar a mí. ―No necesito un chofer. ―Yo creo que sí ―respondió él. Su ropa mojada se aferraba a su cuerpo―. Me encargaré de eso mañana. ―¿Brody? ―No podrás ganar. ―La besó en la cabeza―. No lo intentes. ―Me gusta John. ―Hmm, bueno, no sé si pueda dártelo. ―Entonces, solo lo compartiremos como hemos estado haciendo ―dijo―. No necesito un chofer. ―Ya veremos. Ella salió de su agarre y suspiró. ―Ahora te mojé todo. ―Está bien. ―Él sonrió―. ¿Qué tal una ducha caliente?
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―Oh, bueno... ―Ella miró sus pies. ―Puedes ducharte en la habitación de invitados. ―Se rio―. No estaba sugiriendo que nos ducháramos juntos. ―Oh. ―Sus mejillas eran la más adorable sombra de rojo. ―Te conseguiré una camisa de mi habitación y tiraré tu ropa en la secadora. ―Tengo frío. ―El aire acondicionado en el vestíbulo estaba al máximo. ―Veré que te añadan a la lista de clientes que pueden venir sin avisar. ―La tomó de la mano y la llevó hasta la escalera―. Les pedí que lo hicieran hace unas pocas semanas. ―No esperaba que me permitieran entrar, pero me alegro de que estuvieras en casa. Me habría decepcionado si venía todo el camino hasta aquí y no hubieras estado. ―Te daré una llave ―dijo él―. Entonces podrás venir cuando lo desees. Ella apretó su pecho contra su espalda mientras la conducía hasta el dormitorio de invitados. ―El cuarto de baño está completamente equipado, así que usa lo que necesites. Te dejaré algo en la cama para que te vistas. ―Tú siempre cuidando de mí. ―Me gusta cuidar de ti. ―Tiró de su cabello mojado de su cola de caballo y lo aliso. ―Quería verme mejor cuando apareciera, pero la lluvia lo arruinó. ―Te ves perfecta. ―Eres parcial. ―Deja la ropa mojada en el dormitorio. La secaré por ti. ―Gracias. ―Ella sonrió―. ¿Dónde debo encontrarte cuando haya terminado? ―Voy a tomar una ducha en mi cuarto. Si no estoy fuera espérame ahí. ―Está bien. ―Ella se estremeció contra él. ―Entra en calor. ―La besó. ―Hasta pronto. ―No lo suficientemente pronto. ―Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo para un beso más profundo. Él movió sus manos hacia arriba por su espalda. Su pene se ponía más duro con cada toque. Todo lo que podía pensar era en la forma en que lo hizo sentir ayer por la noche en su sofá. Quería más. Siempre quería algo más con Claudia.
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Después de este fin de semana, lo tendría. ―Si no te detienes, no voy a llegar a mi propia ducha. ―Lo siento. ―Lo soltó y se giró al cuarto de baño. Él agarró su mano, girándola para que quedara frente a él y la miró fijamente durante unos pocos segundos. ―Nunca te disculpes por hacerme desearte. Ella le lanzó una sonrisa sexy, y luego desapareció en el cuarto de baño. Él miró el bulto en sus pantalones vaqueros y sacudió la cabeza. ¿Qué me estás haciendo?
Claudia fue por el pasillo hasta la habitación de Brody. Le había dejado una de sus camisas con botones y nada más. Le llegaba a la mitad del muslo. El hecho de que no llevara bragas la hacía sentirse sucia en un delicioso tipo de forma. Se sentía seductora y arriesgada. Tal vez esta noche sería todo acerca de tomar sus posibilidades. Brody se había más que probado ante ella. Era el momento en que finalmente lo dejaría entrar. Se sentó en el borde de su enorme, cama afelpada. Su habitación era cómoda y acogedora, y olía como él. Todo estaba limpio y en orden, pero eso no la sorprendía. Tenía un ama de llaves de tiempo completo. Claudia se había encontrado con Lena varias veces a través de los años. Comenzó en la casa principal antes de venir con Brody. Cuando oyó a Brody girar la llave del agua, sintió que el calor se extendía por debajo de su cuerpo y aterrizaba en su sexo desnudo. Sus pezones frotaban el fino algodón de la camisa que le había dado. Apretó sus muslos y trató de detener la excitación filtrándose por sus piernas. Él salió del cuarto de baño, envuelto en una toalla blanca que colgaba bajo en sus caderas. Su piel estaba húmeda de la ducha y olía a especias. No pudo evitar anhelarlo si hubiera querido. Él la atrajo con nada más que una mirada en su dirección. Ella estaba de pie delante de él en un instante. Cuanto más se acercaba más le dolía el cuerpo. Había pensado en lo que sería tener sus fuertes manos sobre ella. Quería sentir cada pulgada de su piel contra la de ella. Pasó sus manos por su cálido pecho mientras cerraba el espacio entre ellos.
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―No puedo ocultarme más. ―No quiero que lo hagas. Él cerró los ojos mientras deslizaba sus manos hacia abajo a su abdomen. Su cuerpo era duro y musculoso. Ella arrastró sus dedos a lo largo de la línea débil de vello que desaparecía en su toalla. Brody enredó sus manos en su cabello, tirando de ella contra él. Podía sentir su erección presionando contra su muslo. No podía esperar más tiempo. El deseo palpitaba a través de ella. Ella pasó las manos de nuevo por su pecho desnudo y sobre sus anchos hombros. Él inclinó la cabeza hacia atrás mientras se movía hacia adelante y presionaba sus labios contra su mandíbula, frotando su rostro contra su barba. ―Me encanta cuando me tocas ―le dijo él―. Siempre me dejas deseando más. ―No quise dejarte deseando más. ―Ella arrastró sus labios por su cuello―. Te deseo. Él tiró suavemente de su cabeza hacia arriba por su cabello y la besó. ―He querido esto por semanas. ―Has sido muy paciente. ―Cerró sus piernas, tratando de detener la creciente presión de adentro de ella. ―Esperaré todo el tiempo que necesites. No tenemos que hacer nada que no quieras. Él soltó su cabello y pasó las manos por sus brazos y cintura. ―Solo quiero tocarte. Quiero sentirte. Ella besó suavemente sus labios. Brody había estado allí para ella en estas pasadas semanas. Había cuidado de ella, la había tomado de la mano, la había hecho reír, y se presentó cuando lo necesitaba. ¿Qué había hecho ella por él? Tenía que dejar de mentir por omisión. Él se merecía saber la verdad. Ella capturó su rostro entre sus manos. ―Tengo que decirte algo. ―Cualquier cosa. ―Él rozó sus labios contra los de ella―. Me puedes decir cualquier cosa. Ella lo soltó, tomó una profunda respiración y, entonces, dio un paso atrás. Alcanzó los botones de la camisa que había tomado de él y lentamente los abrió.
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Nunca quitó los ojos de los suyos. Vio el hambre en ellos. Reflejando su propio anhelo. Sus dedos temblaron cuando llegó al último botón. No podía ocultarse por más tiempo. Abrió la camisa y le mostró su vientre. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, pero esta vez las dejó caer. Estaba atrapada en su mirada. Nunca se había sentido más vulnerable en su vida. ―Tenías que verlo. Dejó que su mirada vagara por su estómago. Quería saber lo que pensaba. ¿Sentiría rechazo por su cuerpo? Él dio un paso hacia ella y le secó las lágrimas con su pulgar. ―¿Crees que esto... ―movió su mano hacia abajo y la colocó en su estómago―… cambiaría la forma en que me siento por ti? Ella asintió. ―Cariño, me imaginé esto hace aproximadamente una semana. Sólo estaba esperando que me lo dijeras. ―¿Lo sabías? ¿Cómo? ―Hemos estado cerca ―le dijo―. Te he abrazado, mientras estabas acostada. Nuestro tiempo juntos se ha vuelto bastante atractivo. Y, bueno, no me sorprende, pero tu estómago recientemente comenzó a saltar. Ella dejó escapar el aliento que había estado sosteniendo desde que él se acercó a ella. ―¿Por qué no dijiste algo? ―Debido a que necesitabas encontrar una manera de decírmelo. ―¿Lo sabías y todavía querías estar conmigo? ―Sí. ―No entiendo. Pensé… No pudo contener el aluvión de lágrimas que insistían en caer. ―Pensé que si lo sabías tú... ―¿Te dejaría? Asintió, porque se estaba haciendo difícil hablar entre los sollozos. ―¿Cómo puedes pensar eso? ¿No te convencí de lo mucho que te deseo? ―¿Por qué quieres a una mujer embarazada?
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―¿No te has dado cuenta de que me enamoré de ti? ―Puso su otra mano en su estómago―. Y de cualquier cosa que venga contigo. Ella sacudió la cabeza. ―No soy una buena persona. No te lo dije porque no podía. Tenía miedo que si lo supieras, me odiaras. ―Secó las lágrimas de su rostro―. Soy egoísta. Quería estar cerca de ti. Él la acercó más. Ella se sacudió incontrolablemente contra él, pero logró envolver sus brazos alrededor de su cuello. Lo mantuvo apretado, no queriendo dejarlo ir. ―Shh ―susurró en contra de su sien―. No eres una mala persona. ―Sí lo soy. No tienes ni idea. ―Dime. ―La llevó a la cama, se sentó, y la atrajo a su regazo. ―Quiero escuchar de lo que tienes miedo para poderte demostrar que no voy a hacer lo que crees que haré. ―No, no quieres oír lo que tengo que decir. ―Pero Claudia sabía que tenía que decirle toda la verdad. Tenía que dejar que supiera todo. Incluso si nunca le revelaba quien era el padre o cualquiera otra cosa, tenía que decírselo a Brody. ―¿El padre? Brody no perdía ningún momento. Claudia sabía que era ahora o nunca. ―Nunca estuvimos juntos. Quiero decir, no como una pareja. Nos acostamos unas pocas veces, pero no estuvimos en una relación. ―¿Lo amaste? ―No ―dijo ella―. Pensé que lo hacía, pero fui estúpida. Fue el primero, y le permití tomar ventaja de mí. No podía ver que sexo era lo único que quería de mi parte. Comenzó a llorar de nuevo. Brody era todo lo contrario a Gavin, y ahora a causa de lo que había hecho con Gavin nunca podría tener la oportunidad de ver si tenía un futuro con Brody. ―Todos cometemos errores. ―Él acarició su mejilla―. ¿Sabe lo del bebé? ―Se lo dije a los pocos días que lo averigüé. Dijo que debido a que siempre utilizaba protección no había forma posible de que el bebé fuera suyo. Fue el único con el que estuve. Traté de hacerle entender, pero me acusó de tratar de estafarlo. ―Qué idiota ―dijo. Ella lo sintió tensarse―. ¿Cómo pudo tratarte de esa forma?
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―Pensó que estaba detrás de su dinero. Me llamó ama de llaves de segunda. ―Se limpió la nariz con el dorso de la mano―. No quería su dinero. ―Estás mejor sin él. Es un perdedor. ¿Qué clase de hombre le hace eso a la mujer con la que se acuesta? No importa si fue solo sexo. Te dejó embarazada. Incluso si no creyera que el niño era suyo, debería haber solicitado una prueba de ADN. ―Nunca se puso en contacto conmigo de nuevo. ―Me alegro ―dijo―. Estoy furioso. Él necesita una lección de cómo tratar a una mujer. ¿Qué clase de idiota hace eso? Ella podía ver la ira en su rostro, pero no podía acobardarse ahora. Tenía que decirle quien era el padre del bebé. ―Brody. ―Claudia miró su regazo porque era una cobarde y no lo podía mirar a los ojos cuando se lo dijera―. No quiero que te asustes, pero no sé cómo más decírtelo, así que solo te lo diré. El bebé es de Gavin.
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12 Cuando Brody descubrió que Claudia estaba embarazada, no le importó. Había esperado pacientemente a que confiara en él y se lo dijera. Tomó la decisión de estar allí para ella y esperar. Quería estar con ella. La necesitaba, y el bebé de otro hombre no iba a impedírselo. Pero nunca esperó que ese otro hombre fuera su hermano. ―¿Brody? ―susurró Claudia―. ¿Oíste lo que dije? ―Necesito un minuto. ―Necesitaba más de un minuto para procesar lo que ella acababa de admitir. No le extrañaba que no se lo hubiera dicho antes. ―Está bien. ―Se movió de su regazo, pero Brody se estiró por ella. Lo miró y vio la confusión en su rostro. ―No quiero que te vayas. Lo había sorprendido con su confesión, pero aun así quería estar cerca de ella. ―¿Gavin? ―Necesitaba asegurarse de que había entendido lo que había dicho―. ¿Mi hermano? ―Debería habértelo dicho. ―¿Eso crees? ―Trató de mantener su rabia bajo control. Estaba molesto con Claudia por no habérselo dicho antes, pero iría a cazar a Gavin por esto. ―Nunca esperé que tú y yo pasáramos de ser amigos, para empezar, y tenía miedo. ―Podrías habérmelo dicho. ―Gavin no quiso tener nada que ver conmigo. Lo dejó muy claro la mañana en que se lo dije. ―Lo miró con ojos enrojecidos e hinchados. Parecía avergonzada y derrotada. Odiaba verla así―. Tenía miedo de que lo obligaras a tomar la responsabilidad sobre mí y el bebé. Siempre estás diciendo que necesita crecer y convertirse en hombre. ―¿No lo quieres en tu vida? ―Me llamó puta y me dijo que mantuviera la boca cerrada. De otra manera su familia no ayudaría más a mi abuela. No puedo pagar para mantenerla en esa instalación por mi cuenta. Como están las cosas, apenas me mantengo. ¿Sabes en la clase de lugar que la pondría sin su ayuda?
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―Ese hijo de puta. ―Brody no podía esperar para poner las manos alrededor del cuello de su hermano menor―. No puedes creer que yo permitiría que eso sucediera, ¿verdad? El testamento de mi padre aclaró específicamente que le proporcionáramos una jubilación a tu abuela. ―No te conocía cuando él me amenazó. No tenía idea de lo que podrías hacernos a mi abuela ni a mí. ―Pero llevas conociéndome un par de meses ―dijo él―. ¿No crees que me hubiera gustado saber que estabas embarazada de mi hermano? ―Lo siento. Las cosas se movieron de manera rápida entre nosotros. Nadie me había tratado como tú. He estado preocupada y estresada pensando lo que iba a hacer. Sé que estuvo mal, pero eres lo único bueno en mi vida. Cuando estoy contigo, se me olvida el lío que hice. ―Trató de contener sus sollozos―. No debería haberlo escondido de ti. Brody sabía que Claudia tenía mucha ansiedad. Era joven, soltera, estaba embarazada y asustada. No sabía que había estado lidiando con todas esas cosas. Estaba furioso con Gavin, pero se sentía contento. Si las cosas hubieran funcionado entre ellos, nunca habría tenido la oportunidad de conocerla. Claudia no estaba destinada a estar con Gavin. Sabía eso con cada fibra de su ser. ―Te equivocaste ―le contestó. No quería ser duro, pero esto iba más allá de lo que había imaginado. Ni siquiera había dado indicios de que había estado con Gavin. Brody no quería sentirse traicionado, pero era difícil no hacerlo―. Necesito un poco de tiempo para procesar esto. Cuando me di cuenta de que estabas embarazada, decidí que no me importaba. Te quiero y quiero todo lo que venga contigo. La sintió relajarse contra él, pero tenía que ser honesto. Ayudar a criar al bebé de otro hombre era una cosa, ¿pero a su propia sobrina o sobrino? Era un poco más de lo que había imaginado. ―Nunca esperé que Gavin fuera parte de la ecuación. Pensé que tal vez no le habías dicho al padre, o que las cosas no funcionaron y estabas tratando de hacer esto sola. ―Entenderé si no puedes estar cerca de mí. Sé que dejé caer algo duro. Nadie debería tener que enfrentar lo que te dije. Puedo tomar un taxi a casa. ―¿Quieres ir a casa? ―¿Cuántas veces más podrían lastimarlo esta noche?
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―Dijiste que necesitabas tiempo. Quiero darte espacio. De la misma manera que hiciste conmigo. ―Se bajó de su regazo, pero le tomó la mano―. Brody, está bien si quieres que me vaya. ―No lo sé. ―Le besó los nudillos―. Estoy aturdido y confundido, pero no quiero que te vayas a ninguna parte. Lo último que quería hacer era volver a distanciarse de ella o hacer que se sintiera rechazada. Claudia le pasó los dedos por los labios. Él cerró los ojos y se fundió en su suave caricia, deseando mucho más de ella. Le abotonó la camisa porque la tentación de ver su cuerpo desnudo era demasiada. Quería tocar su estómago de nuevo. Dios lo ayudara, todavía quería hacer el amor con ella, pero había sucedido demasiado. No quería hacer nada que pudiera terminar perjudicándola. No estaba seguro de poder manejar su confesión. No quería hacerle el amor si no estaba seguro de cómo se sentía con la situación. ―¿Vas a dormir en mi cama esta noche? ―Necesitaba tenerla cerca―. No puedo dejar que te vayas. ―Quiero quedarme. Brody se puso de pie, le dio un beso suave en la cabeza y se dirigió a su tocador. Sacó un par de pantalones de chándal y rápidamente se los puso. Lanzando las cubiertas atrás, le hizo señas para que se metiera en la cama. Se subió a su lado y la atrajo hacia su pecho. Su cabello sedoso olía a flores. ―Siempre hueles tan bien. Claudia se acurrucó contra él. ―Me encanta cuando me abrazas. Sé que no lo merezco, pero me haces sentir segura. ―Te mereces ser tratada de esta manera. ―No importa lo que estaba pasando por su cabeza, sabía lo que merecía. Ella no dijo nada por un rato, pero sintió sus cálidas lágrimas cayendo sobre su pecho. ―Ha sido un largo día ―dijo Brody―. ¿Por qué no duermes ahora? ―Lo siento ―susurró―. No quería hacerte daño. ―Lo sé ―le contestó Brody―. Solo necesito pensar. ―Bien.
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―¿Sabes qué será el bebé? Claudia sacudió la cabeza. ―Se supone que tengo un ultrasonido la próxima semana. Lo sabré entonces. ―¿Quieres hacerlo? ―Ya me hice un ultrasonido, pero no quería saberlo. Todavía no quiero. Será agradable ser sorprendida. Brody la envolvió en sus brazos y la besó en la cabeza. Odiaba pensar que tenía que hacer todo esto sola. ―¿Cuándo nacerá el bebé? ―En diciembre. Unos días antes de Navidad. ―¿Estás saludable? ―Mi presión arterial está un poco alta. ―¿Qué significa eso? ―Me están vigilando ―dijo ella―. Le prometí a mi médico que trataría de relajarme, pero no he tenido mucho éxito. ¿Cómo podía relajarse? Cargaba un secreto que había sido incapaz de decirle. Tendría que habérselo dicho tan pronto como sospechó que estaba embarazada, pero no quería asustarla. ―No quiero que te preocupes por nada. ―Tengo mucho de qué preocuparme. ―Sintió más lágrimas cayendo sobre su pecho. ―No, no lo harás ―dijo él―.Vas a dormir. ―¿Brody? ―Sí cariño. ―Gracias. ―¿Por qué? ―Por no haberme echado a patadas. ―Se volteó y enfrentó la pared―. Eres un buen hombre. Brody se puso de costado y apretó el pecho contra su espalda. ―¿Puedo tocar tu estómago? ―Si quieres. ―Su voz se agrietó―. Al bebé le gustas. ―¿Cómo lo sabes? ―Se rio suavemente.
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―La primera vez que sentí algún movimiento fue cuando llegaste a mi apartamento el domingo por la tarde. Al principio, no estaba segura de lo que era, pero luego volvió a ocurrir. El bebé responde a tu voz. Deslizó un brazo bajo su cuerpo y el otro sobre su cintura, tirando de ella tan cerca como pudo. Suavemente apoyó la palma en su pequeña protuberancia. Después de pocos minutos, su respiración desaceleró y ella se quedó dormida. Escuchó el suave sonido de su aliento, mientras llenaba sus pulmones. Mi Bella Durmiente. Esta situación estaba bastante jodida. Se había enamorado de una mujer que estaba embarazada del hijo de su hermano. Era el ama de llaves de su familia. No tenía idea de lo que iba a hacer con el bebé. ¿Estaba pensando en criar al niño sola? Su negocio era próspero. Los próximos meses iban a ser brutales con la fusión y el desarrollo de los nuevos edificios. Brody tenía que centrarse y hacer que la compañía de su padre fuera en la dirección correcta. Claudia era una complicación que no necesitaba. Pero nada de toda esa locura parecía importar, porque ella era justo lo que había querido en una mujer. El pequeño pateó contra su mano diciéndole todo lo que necesitaba saber. Sabía lo que tenía que hacer. Cada vez quería más de Claudia y tenía la intención de tenerlo. Encontraría la manera.
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Claudia se despertó en una cama vacía. Su corazón se rompió, pero Brody ya había superado sus expectativas anoche. Le había dicho la verdad y él no la corrió a patadas. Se lo habría merecido si lo hubiera hecho, pero ahora le preocupaba que a la luz de un nuevo día, hubiera cambiado de opinión. No había sido justo decirle que el bebé se movía con el sonido de su voz, pero cuando le pidió tocar su estómago, se quedó atrapada en el momento. En sus mejores sueños, Brody era el padre de su hijo. Incluso si eso no podía ser, todavía esperaba eso. Se dio una ducha rápida, sacó su ropa de la lavandería y luego se encontró con John en el vestíbulo. ―Buenos días, señorita Samson. ―Le sonrió―. El señor Callahan me pidió que le llevara a la casa principal esta mañana.
―Gracias. ―El trabajo era el último lugar en el que Claudia quería estar, pero ¿qué otra cosa podía hacer? ―El señor Callahan también dijo que la encontraría allí en un par de horas. ―¿En la casa principal? ―Sí, señorita. Eso era extraño. Brody raramente iba a la casa. Se preguntó en qué estaría metido mientras entraba en la parte posterior del auto. En el viaje al trabajo pensó acerca de lo que debía hacer. Ahora que Brody lo sabía, ¿algo cambiaría? La atracción que sentía por él era mutua. Podía verlo en sus ojos y sentirlo en su beso. Si no estuviera embarazada, habrían hecho el amor anoche. En realidad, no fue el embarazo lo que los detuvo. Claudia sabía por qué Brody no hacía el amor con ella. Tenía más que ver con Gavin que con el bebé. Puso las manos sobre su estómago y cerró los ojos. No cambiaría a su pequeño por nada. Amó a este bebé desde el momento en que descubrió que estaba creciendo dentro de ella. Quería a su bebé más que a nada. Pero también quería a Brody. ¿Podría amarla a pesar de que tendría al bebé de su hermano? Eso era demasiado pedir de cualquier hombre. Incluso de uno tan amable y protector como Brody Callahan. No era estúpida. Sabía que no tenía futuro con Brody. Tal vez si lo hubiera conocido primero, o si nunca se hubiera entregado a Gavin, las cosas podrían haber sido diferentes. Pero las cosas no eran diferentes. Era una niña grande y había tomado algunas decisiones bastante grandes. Su bebé estaría aquí en cuatro meses, y tenía que encontrar una manera de darle a él, o a ella, la mejor vida que pudiera. Claudia se apresuró a atravesar la entrada de servicio y se dirigió al cuarto de lavado para obtener sábanas limpias. ―Llegas tarde ―le dijo Angela. ―Lo siento ―contestó Claudia―. Me quedé dormida. ―No se había dado cuenta de que era tarde. No podría haber llegado más que unos pocos minutos tarde―. Cambiaré las sábanas ahora. ―No has sido la misma en estos meses. ―Miró su estómago―. Obviamente tienes algunos problemas personales.
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―Estoy bien. ―Claudia no quería entrar en esto. Hoy no. Estaba drenada por habérselo dicho a Brody y no estaba dispuesta a dejar que Angela supiera su secreto. ―Muy bien ―dijo―. Por favor desempolva y aspira el salón tan pronto como sea posible. Esta tarde almorzaré con algunas señoras de la junta del hospital. ―Me ocuparé de eso. ―También me gustaría que ayudaras a Juan con los macizos de flores de al lado de la casa. ―¿De nuevo? Los hicimos en primavera. ―Hemos tenido un verano brutal y el calor mata todo. Compré nuevas flores, y él dijo que haces hermosos trabajos. ―Está bien, los haré por la tarde ―Claudia temía que hiciera demasiado calor afuera, tendría que dejar la comodidad de la casa con aire acondicionado para plantar flores donde nadie las vería. Se metió en la habitación de la lavandería y se apoyó en la secadora. Tenía que aferrarse a este trabajo durante el tiempo que pudiera. El dinero era demasiado bueno y pagaba su seguro de salud. Podía hacerlo. Haría cualquier cosa por su bebé. Un par de horas más tarde, Claudia terminó el piso de abajo. Necesitaba empezar con los dormitorios. Tenía un poco de tiempo antes de la comida, por lo que decidió aspirar el pasillo. Fue a la escalera de atrás, tomó la aspiradora del armario de servicio, y se dirigió a la salida. ―No puedo creer que estés aquí todavía. ―¿Gavin? ―Se volvió para encontrarlo sonriéndole―. Pensé que estabas en Boston. ―De verdad estás embarazada, ¿no? ―Miró su estómago―. Increíble. ―Te dije que lo estaba. Tú elegiste no creerme. ―Sí, bueno, todavía no es mío. ―Me da igual. ―Negó―. ¿No tienes que volver a Boston o algo? ―Estoy aquí porque el primo de Mona se casa este fin de semana. ―Bueno, ¿no eres el novio perfecto? ―Supongo que lo soy. ―Le sonrió. ―¿Alguna vez le dijiste que estuve en tu cama todos los miércoles por la noche durante seis semanas? ―¿Me estás amenazando?
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―No, ese es tu juego. ―A Claudia se le revolvió el estómago y se sintió mareada. Tenía que conseguir el control de la situación y no dejar que elevara su presión arterial. El doctor le advirtió que el reposo en cama podría ser una posibilidad. ―Será mejor que no le digas a Mona acerca de nosotros. No es que vaya a creer que me sedujiste, de todas formas. ―Fue al revés. ―Claudia pasó junto a él―. No sé cómo caí en tus trucos. ―Te encantó cada segundo. No te oí quejarte cuando gritabas mi nombre. ―¡Cállate! ―La disgustaba. ¿Cómo podía haberse acostado con él? ―Lo digo en serio ―dijo él―. No dudaré en decirle a mi madre que eres una artista de la estafa. ―No te preocupes. No voy a decirle nada a Barbie sobre nosotros. En lo que a mí respecta, nunca sucedió. ―Deseó con todo su corazón que fuera cierto. Quería más que nada que hubiera sido Brody el Callahan que conociera primero. ―Está bien para mí. Claudia quería que se fuera y la dejara sola. No le estaba pidiendo nada, y no tenía intención de decirle a nadie sobre su participación. ―Claudia. ―Oyó a Brody subiendo las escaleras―. ¿Estás aquí? Oh Dios. Ahora no.
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13 Fue justo después del almuerzo cuando Brody se detuvo en la casa principal. Había pensado un poco y había tomado algunas decisiones. Quería que Claudia supiera que no le importa que Gavin fuera el papá del bebé. La quería y su bebé, e iba a encontrar una manera de hacer que funcionara. Tendrían que hacer algunos cambios. Esperaba que estuviera de acuerdo. Caminó a través de la cocina, pero no se había topado con Claudia todavía. Angela estaba en el patio trasero entreteniendo a los invitados, así que fue a la escalera, esperando poder convencer a Claudia que se fuera para que pudieran hablar. Estaba ansioso por encontrarla, por lo que gritó mientras caminaba hasta la escalera. Tal vez se había quedado dormida en el cuarto de huéspedes. Esta vez la despertaría con sus labios, y posiblemente algunas otras partes del cuerpo. Cuando dio vuelta a la esquina del pasillo, no había esperado ver a Gavin. Se había olvidado por completo de que iba a venir a casa este fin de semana. Debió habérselo advertido a Claudia. Nunca debió haberle permitido volver aquí hoy. No era como si ella se fuera a quedar. Claudia parecía visiblemente molesta. Si Gavin la había lastimado, lo haría sufrir. ―¿Qué está pasando aquí? ―preguntó Brody mientras se acercaba a ellos. ―No es de tu incumbencia ―dijo Gavin. ―Creo que podría serlo. ―Brody miró a Claudia―. ¿Estás bien? ―Todo está bien. ―Claudia le suplicó con los ojos, pero Brody no iba a dejar pasar esto. Había tomado una decisión, y ahora tenía hacerla. ―Me gustaría hablar con mi hermano ―dijo Brody. ―Brody, no tienes que… Antes de que pudiera terminar todos oyeron a Angela bramar por las escaleras. ―¡Claudia! Brody pudo ver la tensión en el rostro de Claudia. Tendría que sacarla de allí muy pronto, pero primero quería hablar con Gavin.
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―Ve a ver qué quiere ―le dijo Brody―. Iré por ti en unos minutos. ―Ella se quedó paralizada, y Brody pudo ver el conflicto en sus ojos―. Te prometo que todo estará bien. ―Le sonrió, tratando de tranquilizarla. ―¿Claudia? ¿Dónde estás? ―gritó Angela. Brody se acercó más a Claudia. ―Confía en mí ―susurró―. Bajaré para rescatarte de la Reina en unos pocos minutos. ―No voy a ganar este argumento, ¿verdad? ―Me temo que no. Se dirigió a la escalera. Brody esperó hasta que bajó las escaleras antes de volverse hacia Gavin. La furia lo consumió cuando miró a su hermano, pero no podía perder los estribos. ―¿Cuándo llegaste a ser tan amigo del ama de llaves? ―preguntó Gavin. ―Probablemente podría preguntarte la misma cosa. ―Lo que te dijo de mí, no es cierto. ―Entonces, ¿no tomaste ventaja de ella sexualmente como haces con todas las demás mujeres que se cruzan en tu camino? ―No estaba haciendo un muy buen trabajo controlando sus emociones―. ¿No la echaste a la calle cuando te dijo que estaba embarazada? ―Le pedí que se fuera, pero fue justificado. ―¿No la dejaste embarazada? ―¡Diablos no! ¿Crees que soy estúpido? No tienes idea de lo que pienso acerca de ti. ―¿De verdad quieres que te responda eso? ―Sólo nos acostamos unas pocas veces. ―Gavin se pasó la mano por el rubio cabello rebelde. Necesitaba un corte de cabello, pero esa era una conversación para otro momento. ―Sólo se necesita una vez. ―Utilicé condones. Los condones se rompen, idiota. ―No siempre son eficaces. ―Suenas como el ama de llaves. Él se rio, lo que alimentó la ira de Brody.
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―Claudia. ―Brody dio un paso hacia su hermano―. Su nombre es Claudia. ―Yo no dejé a Claudia embarazada ―gritó él―. Está tratando de culparme con eso porque sabe cuánto dinero tengo. ―Ella no haría eso. ―¿Cómo puedes estar tan seguro? Brody negó. ―Solo lo sé. ―Claudia nunca haría algo así. Podría no haberle dicho la verdad de inmediato, pero la conocía lo suficientemente bien como para saber que no estaba engañándolo. ―No es mi hijo. ―¿Estás absolutamente seguro? ―Sí. ―Gavin relajó su espalda―. ¿Me crees? ―¿No quieres tener nada que ver con Claudia o con su hijo? ―Quería asegurarse de que Gavin no intervendría en su vida. ―Ella fue un par de semanas de diversión. No significó nada. Brody apretó los puños a su lado. Nunca había puesto una mano sobre Gavin antes, pero le preocupaba estar a punto de cambiar eso. ¿Cómo podrían venir de la misma línea de sangre? Su padre estaría horrorizado. ―Estoy con Mona ahora. Claudia fue un error. Brody asintió. ―Bien. ―¿Eso es todo? ―¿Qué quieres decir? ―le preguntó Brody. ―¿No me vas a dar una conferencia sobre lo irresponsable que soy? ¿Cómo que no debería haber engañado a Mona con la ama…? Brody lo miró. ―Con Claudia. ―No, no lo haré ―dijo Brody―. Si dices que el bebé no es tuyo, entonces no es tuyo. ―Gavin no podría haber hecho eso más fácil para Brody. ―¿Qué piensas hacer? Brody se encogió de hombros. ―Nada. ―¿Por qué no estás actuando como mi padre?
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―Tienes veinticuatro años ―dijo―. No puedo hacer que digas que el hijo de Claudia es tuyo. Si no quiere tomar esa responsabilidad, no te forzaré. Pero no esperaré y te veré. ―¿Que se supone que significa eso? ―No se refiere a ti. ¿No estás con Mona? ―Sí. ―Tal vez deberías unirte a ella en el patio trasero. Tengo un anuncio qué hacer, y es probable que desees escucharlo. Brody se dirigió abajo con Gavin atrás y muy cerca. ―¿Qué vas a hacer? ―Resolveré todos tus problemas ―dijo Brody―. Como siempre hago, hermanito. Salieron a la parte trasera con aire acondicionado, al porche, donde Angela estaba entreteniendo a Mona y a su madre, y a algunas otras mujeres del hospital de la junta de caridad. ―¿Brody? ―dijo Angela―. ¿Qué te trae por aquí en medio del día? ―Estoy buscando a Claudia ―dijo él―. ¿Dónde está? Gavin miró los ojos de su hermano con pavor. Brody solo podía imaginar lo Gavin pensaba que iba a hacer. Estaba seguro de que Gavin nunca sospecharía lo que Brody tenía en mente. ―Está por todos lados de la casa ayudando a Juan. ―Angela sirvió un vaso de limonada. Gavin se paseó al porche antes de tomar asiento junto a Mona. Brody podía ver la preocupación en su rostro. A Brody no le importaría hacer retorcer a su hermano después de lo que le había hecho a Claudia. ―¿Ayudar a Juan con qué? ―preguntó Brody. ―Con los arreglos de flores en las cestas y macetas que recubren la propiedad. ―Tus flores son preciosas ―dijo la madre de Mona. ―Juan, nuestro jardinero, hace un hermoso trabajo, pero este calor está destruyendo todas las flores. Claudia, nuestra ama de llaves, está ayudándole a replantarlas. ―Hay treinta y ocho grados allí fuera. ―Él salió y fue a buscarla. Planeaba ponerle fin a la miseria de Claudia hoy. La encontró de rodillas, recogiendo las malezas mientras Juan le entregaba camas para abono.
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―Oye. ―Ella parecía nerviosa mientras se limpiaba la frente sudorosa―. ¿Está todo bien? ―Hola, señor Callahan. ―Juan dejó lo que estaba haciendo y le sonrió a Brody. ―Oye, Juan. Necesito a Claudia. ―Claro. Hace demasiado calor para que esté aquí de todos modos. Cuando me dijo que estaba mareada, traté de hacerla ir dentro. ―¿Estás mareada? ―Brody extendió su mano hacia ella. ―Ella no me escuchó, señor Callahan. ―Brody escuchó la preocupación en la voz de Juan―. No dejó que se los dijera a la señora Angela. ―Estoy bien. Sólo me sofoqué. ―Levántate ―dijo Brody―. No te quiero más aquí fuera. Ella tomó su mano y dejó que la ayudara a levantarse. ―No hagas un escándalo. ―Quiero que entres y te enfríes. Y luego voy a llevarte a casa conmigo. ―Presionó la parte posterior de su mano en su mejilla sonrojada. ―No he terminado de trabajar. ―Sí, lo hiciste. Estás embarazada, hace prácticamente más de treinta grados aquí afuera, estás mareada, y tienes alta presión sanguínea. ¿Estás loca? ―Podría ser. ―Ella se mordió el interior de su mejilla. ―Esto no es divertido ―dijo él―. Debería llevarte directamente al médico. Ella se detuvo y soltó su mano cuando se acercaron al porche. ―¿No te gusta la idea? ―La miró. Incluso cuando era un desastre sudoroso, seguía siendo la mujer más impresionante que había visto nunca. ―No puedo atravesar el porche. ―¿Por qué no? ―Angela está con alguien ―dijo―. Tengo que usar la entrada de servicio. ―No lo creo. Esos días ya se terminaron. ―Tomó de nuevo su mano―. Estás conmigo. ―¿Qué vas a hacer? ―Te mostraré exactamente lo que significas para mí. ―¿Brody? ¿Qué vas a hacer? ―le preguntó de nuevo, el pánico era creciente en su voz. ―Rescatarte ―susurró.
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Cuando entraron en el porche trasero todo el mundo se detuvo y los miró. Claudia apretó su mano. Intuía que se sentía incómoda con la situación, pero tenía que protegerla. ―Veo que la encontraste ―dijo Angela mientras miraba a Claudia―. No me había dado cuenta de que no podías soportar el calor. ―Estoy bien. ―Ella miró sus pies. ―Entonces supongo que debes volver al trabajo ―dijo Angela. Claudia trató de dejar la mano de Brody, pero él solo la tomó más fuerte. ―Tengo un anuncio que hacer, y me gustaría que todos lo escucharan. Angela le sonrió a Gavin. ―¿Tiene algo que ver con Callahan Industries? Por supuesto, pensaría que Brody iba a hacer socio a Gavin. Eso era todo de lo que hablaba. ―No, tiene que ver conmigo y Claudia. ―Claudia se tambaleó contra su lado, por lo que envolvió su brazo alrededor de su cintura para ayudarla. Tendría que sacarla de allí en pocos minutos. ―¿Qué es? ―preguntó Angela. ―Claudia y yo vamos a tener un bebé ―anunció Brody―. Nacerá en diciembre. Gavin se puso de pie, pero Brody le advirtió con los ojos que no interfiriera. Su hermano ya había causado suficientes problemas. ―Brody, yo… ―Claudia se derrumbó contra él, pero él la atrapó antes de que pudiera caer. Algunas de las mujeres se quedaron sin aliento cuando la levantó y la llevó hacia el sillón. ―¿Claudia? Por favor, que esté bien.
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14 Claudia abrió sus ojos para encontrar a Brody y Angela supervisándola. Brody tenía una mirada preocupada en su rostro cuando lo vio de rodillas al lado de ella. Debió haberle asustado. ―Nena ¿estás bien? Asintió. Una guapísima rubia se acercó con un vaso de agua. ―Toma ―dijo―. Debería beber esto. ―Gracias Mona ―dijo Angela. Claudia intentó sentarse, pero Brody puso la mano en su hombro. ―No te levantes tan rápido. Descansa. ―Estoy bien. Solo me he desmayado, y no me esperaba que tu… ―Se detuvo y miro todos los rostros mirando cada movimiento suyo―. ¿Puedo beber aquella agua? ―Por supuesto ―dijo Mona―. ¿Te importa si tomo tu pulso? ―¿Eh? ―¿Barbie Malibú quería tomarles las constancias vitales? ―Mona está estudiando para ser médico ―dijo Angela―. Ginecóloga. Por supuesto. ―Creo que es una excelente idea, Mona ―dijo Brody―. Claudia tiene tensión arterial alta. Mona se arrodilló al lado de Brody y tomó el pulso de Claudia. ―¿Sientes algún dolor? ¿Alguna contracción? Claudia movió su cabeza en negación. ―Tenía calor pero ahora estoy bien. ―¿De cuánto tiempo estás? Claudia levanto la mirada hacia Gavin quien miraba con horror a Mona preguntando sobre el embarazo. Debe haber sido confundido por el hecho que su novia estaba atendiendo a su ama de llaves quien iba tener su bebé. ―De unas veinte semanas ―dijo. Angela miró a Brody.
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―¿Desde cuándo están juntos? ―Hemos estado un buen tiempo ―dijo Brody―. Solo que no lo hicimos público. ―Claudia, tu pulso está bien, pero te recomiendo ver a tu médico. Puedo llamar y explicar lo que ha pasado si quieres. ―Eh, gracias, pero no será necesario. Debería saber que no debo permanecer en el calor. ―Se levantó―. ¿Me puedes llevar a casa? ―Miro a Brody―. Necesito descansar. ―Por supuesto ―dijo él. ―Asegúrate que beba muchos líquidos. ―Les sonrió. Barbie parecía una muy buena chica. ¿Qué estaba haciendo con Gavin? ―Gracias por tu atención. ―Claudia se sentía mal por juzgar a Mona solo porque Gavin era su novio. ―Espero que te encuentres mejor ―dijo Mona. ―Lo siento, por todo el alboroto. ―Claudia miro por la sala a todas las personas detrás de las que había estado limpiando en los últimos años. Nunca había estado tan avergonzada en su vida. ―No hay de qué preocuparse ―dijo Angela―. Tienes que cuidarte. Estás llevando un Callahan. ―Sí. Supongo que sí. ―Claudia miro hacia Gavin y después de nuevo a Brody. ¿Por qué Brody tomaba la responsabilidad por el niño de su hermano? ¿Cómo iban a arreglar esto ahora que había hecho el anuncio público? Lucirían como idiotas cuando se sepa la verdad. ―Vamos ―dijo Brody―. Mi auto está en la entrada. Claudia sonrió cuando unas pocas mujeres la felicitaron en su camino de salida. Brody puso la mano alrededor de su cintura y la llevo por la casa. ―Puedo llevarte a tu medico ahora mismo si prefieres. ―La atrajo a su costado―. ¿Te encuentras bien? Me asustaste cuando te desmayaste. ―¿Qué demonios estabas pensando? ¿Por qué haces esto? ―susurró mientras iban hacia la puerta de la entrada. ―¿Puedes esperar hasta que lleguemos al auto? ―Brody abrió la puerta principal para ella. ―No lo entiendo. ¿Por qué harías esto? ―Porque quería que vieras cuan serio estoy en cuanto a nosotros ―dijo―. Te dije que no quiero que te preocupes, y ahora no tienes por qué hacerlo.
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―Sí lo tengo ―dijo―. Todo lo que hiciste fue suministrarles chismes a todas estas mujeres. Aún tengo que volver a trabajar y ahora todos van a pensar que Brody Callahan dejo embarazada a su ama de llaves. ―¿Cuánto más crees que te dejaré limpiar suelos? Gavin es un idiota. ¿Cómo dejó que esto pasara? No me importa si todo el mundo piensa que te he dejado embarazada. ―Esto no es sobre Gavin y yo. Esto es sobre ti y tu reputación. ―¿Mi reputación? ¿Tú crees que me importa lo que un montón de remilgados piensan sobre mí? Eres inteligente, hermosa y divertida. ¿Dónde está el respeto por ti? Nunca te dejaré volver a limpiar para mi familia. Aunque no estuvieras embarazada con este bebé, no perteneces aquí. He intentado convencerte de esto durante semanas. ―No tenías que hacer lo que has hecho ―dijo―. No lo entiendo. ―Tal vez entiendas esto. ―La tomo por cintura y la atrajo contra su pecho. La beso mucho y fuerte, dejando sus sensaciones débiles pero de buena manera. Se habían besado muchas veces antes, pero esto era diferente. ―Te quiero. ―¿Sí? ―Su cabeza le daba vueltas por el beso. ―Te quiero a ti y a este bebé. No me importa la paternidad, Gavin o cualquier otra cosa. Cuidaré de ti. No presumiré sin embargo. Si no correspondes, no cambia nada. Seguiré aquí por ti y te mantendré a ti y al bebé. ―¿Me quieres? ―Claudia quería asegurarse que había oído bien―. No me esperaba que pudieras… ―Se deslizó de su agarre y se sentó en el balancín. No quería desmayarse otra vez―. ¿No te he dicho la verdad sobre el bebé? Me he acostado con tu hermano. ¿Cómo puedes sentir algo por mí? ―Estabas asustada. ―Se sentó a su lado―. Entiendo esto. Me gustaría que hubieses sido sincera conmigo desde el principio, pero puedo ver por qué no querías que supiera de Gavin. ―¿De verdad quieres ayudarme con el bebé? ―El bebé es parte de ti. ―Presionó la mano en su estómago y su tacto hizo sentir calor a su cuerpo entero―. Nunca me he sentido atraído por alguien de la manera que me siento contigo. Eres todo en lo que pienso. Odio dejarte cada noche. Cuento las horas hasta que podamos estar juntos otra vez. Me he enamorado desesperadamente de ti. No hay manera que viva sin ti. Ella colocó la mano encima de la suya.
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―También quiero estar contigo. Quiero que mi bebé te conozca, que te amé como yo lo hago. ―¿Sientes lo mismo? ―Lo supe desde aquel día en el muelle cuando te traje la comida, pero tenía miedo de sentir algo por ti. ―No tienes que preocuparte por nada. ―Suavemente la besó―. Siempre estaré aquí. Se levantó y tomó su mano. ―Vamos. ―¿Dónde? ―Te llevo de vuelta a mi casa para que te pueda demonstrar cuanto te amo.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Claudia sintió la emoción cruzar por su cuerpo. Brody la empujó hacia la puerta y la presionó contra él. Sus pezones se endurecieron cuando pasó su mano por su cuello y encima de sus pechos. ―Te he deseado mucho tiempo. ―Arrastró sus labios a lo largo de su mandíbula―. Si no te hubieras ido corriendo aquella noche, te habría llevado por las escaleras. ―Tenía miedo entonces. Enredó sus dedos en su cabello y guio a sus labios. ―¿Y ahora? ―Quiero que me hagas el amor. ―Empujo la puerta abierta y después la levanto en sus brazos y la llevo escalera arriba. ―Brody. ―Se rió a carcajadas―. ¿Qué estás haciendo? ―Meterte en la cama antes que algo nos interrumpa. Una vez dentro del dormitorio, pateó la puerta y la colocó en el centro de la cama. Ella se sentó apoyada en sus codos y miró que se quitaba la corbata y el traje. Su clítoris palpitaba cuando él alcanzó la hebilla. Se levantó en sus rodillas y alcanzó la parte baja de su camisa. ―¿Estás segura que estás preparada para esto? ―La besó―. Si no te estás sintiendo bien podemos esperar.
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―Brody. ―Él se desabrochó su camisa y quitó sus calcetines―. Estoy tan excitada por ti en este momento que si no me follas explotaré. ―¿Hablas sucio? ―La recostó en la cama, pero después se detuvo antes de unirse a ella. Parecía distraído. ―¿Qué pasa? ―Se dio cuenta de su vacilación. ―No quiero hacerte daño a ti o al bebé. ―No lo harás. ―Si hago algo que te incomoda me tienes que hacer saber. ―Lo haré. Ella se sentó se sacó la blusa por la cabeza y después pateó sus zapatos y medias. ―Eres tan guapa. ―Se quitó el resto de ropa restante antes de deslizar las bragas de ella por sus caderas―. He estado pensando en tu cuerpo todo el día. La manera que tu bulto resalta… ―Dejo un beso suave en su barriga―. Es extremadamente sexi. ―No tienes que decir esto. ―Digo la verdad. ―Estoy segura que no te ha parecido sexi ninguna mujer embarazada antes. ―Nunca te vi embarazada antes. Ella pasó los dedos por su cabello. ―Eres el hombre más dulce que alguna vez conocí. ―Y estos… ―Arrastró sus labios hasta sus pechos y lamió sus pezones a través del fino encaje del sujetador―. He querido poner mi mano en ellos desde la primera vez que te vi de pie en la cocina en aquel vestido amarillo. ―Ahh. ―Sus pezones eran sensibles pero su lengua solo aumentaba su excitación―. Aquel vestido ya no me queda. ―Te compraré uno nuevo. ―Deslizó los tirantes de sus hombros y abrió el cierre―. Pero ahora te quiero desnuda. Ella apretó juntos sus muslos en un intento de crear alguna fricción entre las piernas mientras él lamia y chupaba sus pechos. No dejó sus pezones cuando bajó una mano entre sus cuerpos y le quitó las bragas. Una vez estuvieron fuera, ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura y se frotó contra su dura erección. ―Ah nena. ―Movió su mano abajo, tomo su erección en su mano y la frotó contra su raja―. Estás chorreando toda.
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Arrastró sus uñas por su espalda y apretó su agarre en sus caderas. ―Por favor Brody. Te deseo. ―Lo sé. ―Continuó frotando su pene a lo largo de su entrada asegurándose de empujar contra su clítoris―. Quiero saborear cada momento contigo. No quiero olvidar nuestros primeros momentos. ―No los olvidaremos. Ella se embistió contra él, provocándole deslizarse profundo dentro de ella. ―Tan ansiosa. Colocó una mano en el colchón al lado de su cabeza para apoyar su peso y luego tomo su muslo en su otra mano, levantando su pierna para que pudiera moverse dentro y fuera de ella. Sujetó sus hombros mientras se movía dentro de ella, saliendo del todo y después llenándola completamente cuando se deslizaba de nuevo dentro. Ella quería que nunca terminara la sensación de estar conectada con él. Cuanto más lento se movía, más tiempo duraba la sensación. ―Brody. Bajó sus labios a su mandíbula, y luego arrastrándose hacia arriba, hasta su oreja. ―Déjate ir. La vibración de su voz, ordenándole que se corriera, le provocó un temblor. Él cambió su boca a sus labios, chupando y mordisqueando el inferior entre sus dientes mientras remontaba su ritmo con sus caderas. El brillo de su sudor resplandeció en su piel cuando sus cuerpos se frotaron juntos. Su corazón latía fuerte mientras gritaba su nombre. Apretó los ojos y explotó alrededor de él. Tembló contra él, con cada temblor corriéndose más fuerte de lo que nunca había hecho antes. No podía recordar cuando la levantó en su regazo y había envuelto sus piernas alrededor de su cintura, pero cuando abrió sus ojos estaban cara a cara uno con el otro. ―Te he perdido durante unos segundos. ―Tomó su rostro entre sus manos y embistió sus caderas hacia arriba―. Claudia, cariño, me voy a correr. Después de un momento, sintió su caliente liquido pulsar dentro de ella. Besó su mano cuando envolvió sus brazos alrededor de ella y la abrazó. Nunca se había sentido más deseada y querida. Él aflojó su abrazo y se echó atrás para mirarla.
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―¿Estás bien? ¿No te he hecho daño verdad? ―No, fuiste perfecto. ―Apoyó su cabeza en su hombro―. Fue perfecto. ―He tenido sexo antes. Ella se rió con su declaración. ―Yo también. ―Obviamente. ―La levanto de él y la acostó en la almohada―. Pero esta fue la primera vez que he hecho el amor. ―Brody ―susurró. ―No empieces a llorar. ―Acarició su mejilla mientras se sentaba a su lado, apoyándose en su codo―. No quiero más lágrimas. ―Estas son buenas lágrimas. ―Se movió para estar de lado de cara a él―. Sé que es raro que he estado con Gavin, pero nunca fue así con él. No nos queríamos uno al otro. Nunca hicimos nada juntos. ―¿Qué quieres decir? ―No salimos. ―Bajó la mirada, sintiéndose avergonzada por haberle permitido a Gavin utilizarla para sexo―. Fui a su casa una vez y nos acostamos. Nunca había hecho algo así antes. Pensé que con el tiempo tendríamos una relación, pero él ya estaba con Mona, aunque no lo supe en aquel momento. ―¿Cómo pudo? ―Me sentí realmente idiota y avergonzada de mí misma. ―No. ―Suavemente la besó―. No tienes de que sentirte avergonzada. No puedo decir lo mismo en cuanto a Gavin, pero no vamos a preocuparnos por él. ―Es tu hermano ―dijo ella―. Estoy teniendo su bebé. ¿Cómo vamos evitarlo? ―¿Este es el motivo por el cual huiste de mí aquella noche? ¿Por esto dijiste que estabas haciendo lo correcto? Asintió. ―Quería hacer lo correcto, pero no pude estar alejada de ti. ―No iba a perderte ―dijo él―. Te iba a dar algo de espacio, pero iba a recogerte del trabajo aquella tarde si no hubieras aparecido tú primero. ―Estoy enamorada de ti pero, ¿cómo vamos a hacer que funcione esto? ―Ella nunca sería capaz de alejarse de Brody. Lo quería y también quería que fuera el padre que Gavin había rechazado ser para su bebé―. Sigo pensando que las cosas serían diferentes si hubiera estado embarazada de otro hombre, pero Gavin siempre será parte de tu vida.
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―No va ser fácil, pero tú y el bebé merecen la pena. Gavin no quiere el bebé, así que creo que nos va dejar en paz. ―¿Qué pasara si cambia de opinión? Si la verdad sale a luz… ―No quiero que te preocupes por esto. Yo me encargaré de Gavin. Necesito saber qué es lo que tú quieres. Puede que haya sido un poco posesivo hoy en la casa. ―¿Un poco? ―Movió la cabeza―. Fuiste cavernícola conmigo. Estaba esperando que te golpearas en el pecho y me sacaras arrastrada del cabello. ―Esto hubiera sido muy excitante. ―Se rió―. Tal vez probaremos esto más adelante. ―Me encanta que quieras protegerme, pero no estoy segura que puedes. Se acercó más a él y subió su pierna encima de sus caderas. Quería sentir su piel porque no quería perder la conexión que había sentido con él. ―Puedo protegerte. Gavin y Angela no van a ser un problema. ―¿Por qué Angela te tiene miedo? ―Claudia recordaba el día que Angela se había echado atrás―. Me reclamó un día que estabas enviando a John por mí. ―Esto no es su problema. ―Le he dicho que no estarías contento con ella atormentándome y se echó atrás. ¿Por qué? ―Debe hacerlo. ―Puso su mano en sus caderas―. Controlo la empresa de mi padre. El negocio, el dinero, la casa, el coche, todo está a mi nombre. ―¿Por qué tu padre hizo esto? ―No confiaba en Angela con su dinero y sabía que Gavin no estaba preparado para mantener el negocio. Ha trabajado duro para estar seguro que su fortuna no se derrochara por ahí. ―¿Angela tiene que recurrir a ti para vivir? ―Bastante. ―Pasó el dorso de su mano por su cuello y su hombro―. Ella no va ser un problema. ―Espero que tengas razón. ―Claudia se encogió al pensar en Angela reclamando a su hijo―. A veces me preocupo por si intentará quitarme el bebé. ―Eso no va pasar nunca. Tienes que confiar en mí. ―Movió su mano hacia abajo a sus pechos y trazo pequeños círculos en sus pezones con el pulgar―. ¿Tienes hambre? ¿Hambre? ¿Cómo podía pensar en comida cuando la tocaba tan íntimo? Era la sensación más erótica que había experimentado.
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―Podría pedir la cena en la cafetería, abajo en el lobby. Lo enviaran aquí. ―Continúo acariciar sus pezones―. ¿Qué te gustaría? ―Que me hicieras el amor. ―Pasó sus dedos por su pecho hacia abajo por encima de sus abdominales. Su aliento en sus labios, su caliente piel contra la de ella y su suave tacto tenía su cuerpo excitado―. Ahora mismo. ―Eso lo puedo hacer. ―Se inclinó más cerca de ella y rozó sus labios a lo largo de su boca―. Toda la noche si tengo que hacerlo.
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15 Brody se bajó de la cama con cuidado intentando no molestar a Claudia. La había extenuado con su maratón de sexo. La chica era insaciable. Se metió en su pijama y se fue bajando las escaleras. Quería pedir la cena para que puedan cenar cuando despertara. Había sido un largo día. Había querido ir a la casa principal y llevarla a casa. Había querido dejarle saber que quería cuidar de ella y estaría ahí para ella donde lo necesitara. Nunca había tenido la intención de decirle a nadie que iba a tener su bebé. Pero cuando había visto a Gavin con ella, y después cuando su hermano había actuado como si no hubiera sido posible que el bebé fuera suyo, algo en el interior de Brody se había roto. ¿Cómo podía tratarla así como si no importara? El comportamiento de Gavin había enfurecido a Brody. No iba a estar ahí y mirar como Claudia trabajaba para la buena familia a la que pertenecía su bebé. Una mujer como ella no se merecía ser tratada con tan poco respeto. Sabía que si reclamaba el bebé, ella siempre estaría protegida. Su bebé iba a tener todos lo que él o ella necesitaba tener, con o sin Gavin. Brody no había hecho su proclamación por los derechos de nacimiento del bebé. Había tenido razones egoístas. Quería una vida con Claudia. Mientras bajaba las escaleras hubo un golpe en la puerta. Solo unas pocas personas tenían permitido venir sin ser anunciados. Autumn, John y Claudia estaban en esta lista, pero Brody sabía quién iba a ser esta noche. Abrió la puerta para encontrar a su hermano de pie en la entrada. Gavin arremetió en el apartamento sin esperar una invitación, lo cual no le sorprendió a Brody ya que se esperaba que Gavin estuviera enfadado. ―¿Qué demonios estás tramando? ―Se paseaba en el vestíbulo. ―No sé de qué estás hablando. ―Su bebé no es tuyo y lo sabes ―dijo Gavin―. ¿Qué estás haciendo? ―Aparentemente el hijo de Claudia no es tuyo tampoco, conforme contigo, así que, ¿por qué te importa lo que estoy tramando? ―Corta la mierda ―gritó Gavin. ―Baja la voz. ―¿Está aquí? ―miró alrededor―. ¿Por qué?
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―Está dormida ―dijo Brody―. Y está aquí porque es mi novia. ―¿Desde cuándo? Ni siquiera pensé que sabías que existía. Estás tan pegado a tu trabajo, que no estaba seguro que sabías lo que era una mujer. ―Tal vez si estuvieras un poco más enfocado en tu trabajo no tendrías hijos ilegítimos. Gavin apretó sus labios con disgusto. ―No hay pruebas que confirmen que el bebé es mío. ―Es tuyo ―dijo Brody―. Ella no tiene ningún motivo para mentir. ―¿De verdad? Mira a tu alrededor. Le ha tocado el gordo. ―Eres un idiota. ―Brody controló el ansia de pegarle un puñetazo a su hermano―. Ni siquiera me ha dicho hasta anoche que estaba embarazada y que era tuyo. He estado mirándola desde junio. Nunca ha venido por ti. ¿No crees que si hubiera querido nuestro dinero habría querido un test de paternidad? ―No puede demonstrar que el niño es mío. ―Movió la cabeza en negación―. Es por esto que no ha perseguido nada. Pero tú has entrado en la trampa de la cazafortunas. Creía que eras más inteligente. Encontró su camino para entrar en tu cama cuando la había pateado de la mía. Brody agarró a Gavin por el cuello de su camisa y lo empujó contra la puerta. ―No hables de ella así. Gavin le dio un empujón también. ―¿Vas a dejar una chica meterse entre nosotros? ¿Qué demonios pasa contigo? ―Brody cerró sus ojos y se tomó un momento para recuperar sus compostura antes de liberar a Gavin. ―Si el bebé no es tuyo entonces nada de esto te incumbe. ―¿Y si es mío? ―Tú ya has dicho que no quieres tener nada que ver con ellos. Estás con Mona. ―Lo estoy, y no voy a joder esto. Amo a Mona y he hecho un error acostándome con Claudia. No la voy a dejar arruinar lo que tengo con Mona. ―Ella no quiere arruinar nada. Claudia no quiere nada contigo. Brody estaba bastante seguro que Claudia no había dicho nunca quién era el padre, pero no pudo esconderle la verdad a él. ―¿Vas a tomar mi lugar? Brody se rió sobre la absurda declaración de su hermano. ―No, no quiero ocupar tu lugar.
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―Claro, porque eres demasiado bueno para ser yo. Brody lo ignoró. ―Quiero que vuelvas a Boston el sábado. ―Brody no quería discutir con él. Podía escuchar a Claudia caminando arriba. Quería conseguir sacar a Gavin antes de que bajara. ―¿Y si no quiero? ―No lo hagas más tenso de lo que es. Mi relación amorosa no tiene nada que ver con el acuerdo que tenemos tú y yo sobre aprender de Jacob. ―¿Qué vamos a hacer con respeto a Claudia? ―Tú no estás interesado en ella. Me gustaría que consideraras ceder tus derechos hacia el niño. ―Brody no obligaría a Gavin a renunciar a la paternidad, pero si cedería sus derechos, las cosas se pondrían más fáciles una vez el bebé naciera. ―No puedo ceder mis derechos si no soy el padre. ―Eres imposible. ―Suspiro Brody―. Estoy seguro que Claudia estará de acuerdo con un test ADN. Confía en mí, si no fueras el padre, mi vida sería mucho más cuerda. ―Volveré a Boston y lo pensaré. ―Es una elección inteligente. ―Brody abrió la puerta para él―. Tendré los papeles preparados mientras tanto. Podemos hacer esto en secreto. Mona y tu madre nunca tendrán que saberlo. ―¿Por qué tienes que controlar cada situación? ―Haz lo correcto por una vez en tu vida. ―Dije que lo pensaría. ―Gavin caminó haca el ascensor―. Estaremos en contacto. ―No contactes a Claudia ―dijo Brody―. A partir de ahora vas a tratar conmigo. Gavin no dijo nada más cuando entró en el ascensor. En ningún momento hizo contacto visual con Brody ni siquiera cuando las puertas se cerraron. Brody tomó una calmada inhalación. Necesitaba llegar a solucionar como iba a manejar a Gavin. De ninguna manera iba a dejarlo causarle a Claudia otro día estresante. ―¿Brody?
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Claudia estaba al pie de la escalera en su camisa blanca que había dejado en el suelo antes de hacer el amor. Sus ojos eran adormilados, su largo cabello enredado en las puntas y su rostro enrojecido por el sueño. Le quitó la respiración. ―Hola Bella Durmiente. ―Cerró la puerta y caminó hacia ella―. ¿Qué estás haciendo aquí abajo? ―Te escuché discutiendo. ―Lo siento. ―Envolvió sus brazos alrededor de su cintura―. Gavin estuvo aquí. ―Oh. ―No te preocupes ―dijo―. Va a volver a Boston el sábado. ―¿Qué quería? ―Piensa que estoy tramando algo. ―¿Fue porque dijiste que el bebé era tuyo? ―Probablemente cree que voy a tenerlo controlado, pero no haría esto. ―¿Ni siquiera cree que el bebé es suyo, por lo tanto por qué le importa? ―Sabe que este bebé es suyo. ―Brody besó su frente―. Es típico de Gavin. No toma responsabilidades por nada. ―Estoy mejor sin él. Brody asintió. ―Va a hacerme esperar un tiempo, pero le he pedido que renuncie a sus derechos. ―¿Al bebé? Brody no estaba preparado para hablar con ella esta noche. Ella ya había pasado por mucho en los últimos dos días. No quería que se sintiera apresurada cuando viniera a él, pero quería que supiera que estaba comprometido con ella y el bebé. ―A lo largo va a ser mejor para nosotros si Gavin renuncia a sus derechos ahora. ―No lo entiendo ―dijo―. ¿Por qué importaría? ―Claudia, hablé en serio anoche. ―Pasó sus dedos por el cabello de ella en un intento de arreglarlo después del sexo que habían tenido antes en la noche―. Te quiero a ti y a quien venga contigo. Estoy bastante seguro que tú tienes la intención de quedarte conmigo. ―Por supuesto ―dijo―. Te amo.
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Nunca se cansaría de escucharla decir estas palabras. Nunca había entendido la importancia de ellas hasta ahora. ―Quiero poder adoptarlo. ―¿Quieres ser el padre de mi bebé? ―Se sentó en las escaleras―. ¿Legalmente? ―¿Estás bien? ―Se arrodilló delante de ella. Sabía que esta charla era más de lo que ella podía manejar esta noche―. No tenemos que tomar ninguna decisión esta noche. ―No me esperaba que quisieras hacerlo oficial. ―No voy a hacer nada de lo que tú no quieras hacer. Sé que solo hemos estado juntos un corto tiempo, pero te quiero y quiero cuidar de ti. ¿Tienes idea de lo especial que eres para mí? Nunca he sentido algo así por nadie antes. Solo quiero que sepas que estoy aquí por un largo tiempo. No tendrás que estar sola nunca. Ella se estiró y pasó suavemente sus dedos por encima de sus labios. Tomó su muñeca en su mano y besó sus dedos. ―Tengo la prueba de ultrasonidos el martes por la tarde ―dijo―. ¿Vendrás conmigo? ―Me encantaría. ―He hecho sola todas las cosas ―dijo―. He tenido tanto miedo. No sé si he tomado las decisiones correctas y a veces solo necesito a alguien con quien hablar, ¿sabes? Para decirme que todo va salir bien. Él acarició su mejilla. ―Te prometo que todo va salir bien. ―Confío en ti ―susurró. ―Muy bien. ―Le besó la mano―. He bajado para pedir tu cena. Debes estar famélica. Ella se rió. Es adorable. ―Se me ha olvidado decirte que hay algunas cosas en la habitación de invitados para ti. ―¿Qué clase de cosas? ―Me he tomado la libertad de pedirle a Autumn ir de comprar para ti y escoger algunas cosas. ―Brody tenía la esperanza que a Claudia no le importara, pero sabía que no tenía mucha ropa y nunca le pediría nada―. No que no luzcas magnifica en mi camisa, pero he pensado que te gustarían algunas cosas nuevas.
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―Es muy bonito de tu parte, pero no era necesario. ―Bajó la mirada en su regazo y Brody pudo ver que se sentía incómoda con el tema. ―No quise ofenderte, pero te quedaste aquí anoche y esperaba que volvieras conmigo esta noche pero no tenías ropa aquí. ―No me has ofendido pero no tienes que comprarme cosas. ―Sé que no ―dijo―. Pero quiero. Además, a Autumn le encanta ir de comprar y le encantó estar embarazada, así que fue una tarde agradable para ella. ―Le conté a Autumn sobre el bebé hace unas semanas. ―Movió las manos nerviosamente―. Vino al apartamento el domingo después de dejarte tirado. Se lo imaginó. ―Lo sé ―dijo―. Me dijo que sabía esta mañana cuando confié en ella, que estabas embarazada. Dijo que ya era el tiempo que me lo contaras. ―Te lo quise contar antes, pero no sabía cómo. ―Entiendo, pero ahora ya no podemos tener más secretos. ―Tomó su rostro entre sus manos―. Estoy aquí por ti. Déjame cuidarte. ―He estado sola durante mucho tiempo ―dijo―. Estaba convencida que iba a tener que hacer esto por mi cuenta. ―No tienes que hacerlo más. ―Besó su frente―. Vamos a tomarnos unos días para arreglarlo. Puedes apoyarte en mí tanto o cuanto necesites. No te presionaré. ―No puedes ser tan perfecto. ―No soy perfecto. ―Besó su frente―. Solo feliz de encontrarte. ―Gracias por la ropa ―dijo―. Necesitaba algo de ropa nueva. Ya no me queda la mía. ―Puedo conseguirte todo lo que necesitas. Iremos de compras mañana. ―Estoy segura que no va ser necesario ―dijo―. Lo que sea que haya escogido Autumn va ser bueno. ―¿Por qué no vas a mirar mientras yo pido la cena? Puedes ducharte y ponerte un pijama nuevo si te gusta. ―¿Qué? ―Envolvió su pierna alrededor de la cintura de él―. ¿No te gusto en tu camisa y sin bragas? Todo lo que tuvo que hacer fue mencionar que no tenía nada bajo su camisa y estuvo completamente distraído. Agarró sus caderas y la presionó contra su erección. ―¿Puedes decir cuánto me gusta?
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―Ven a ducharte conmigo. ―Colocó sus brazos en sus hombros y besó la piel justo debajo de su oreja―. Podría lavar tu espalda. Su cálida respiración acariciaba su oído, enviando temblores por su cuerpo. ―Quiero limpiar más que tu espalda. ―¿Qué estamos esperando? ―Frotó su excitado, húmedo coño contra la fina tela de sus pijamas de algodón. ―Mantén esto así y estaré obligado tomarte aquí en estas escaleras. Subió su camiseta por encima de su estómago y después arremetió contra su desnudo sexo. ―Deja esto. ―Tiró de la cinturilla de sus calzoncillos―. Necesito sentirte dentro de mí. ―¿Otra vez? No que se esté quejando pero tres veces en una sola tarde era mucho más lejos de lo que se esperaba. ―No puedo aguantarlo. ―Se las arregló para empujar sus calzoncillos abajo por sus caderas―. Me haces sentir tan bien. Por favor. ―No tienes que pedir. Pateó sus calzoncillos, la dejó caer gentilmente en las escaleras y después enganchó una de sus piernas en su cadera. ―Brody ―gimió cuando entró en ella. Él cerró sus ojos y se movió muy adentro en ella. Cada vez que le hacia el amor, su vínculo hacia el otro aumentaba más fuerte. Abrió sus ojos cuando sintió los dedos de ella en su rostro. Los pasó por sus mejillas, mandíbula y labios. Le sonrió. Era bonito verla finalmente cómoda y feliz. Había esperado semanas esto. ―Me gusta tocar tu rostro. Eres hermoso. Él debería decirle eso, pero estaba consumido por la forma en la que ella lo hacía sentir, que no podía formar una frase coherente si lo quería. Pasó los dedos por sus labios. ―Cada milímetro tuyo es espectacular. Él estableció el ritmo, metiendo sus dedos bajo ella y levantando sus caderas. ―Claudia… no puedo… ―No pasa nada ―susurró―. Déjate ir.
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Sintió los muslos de ella apretándose a su alrededor y después lo agarró de su cabello y gritó su nombre. Se corrió con ella, liberando largos y calientes chorros. Podía seguir continuando. No quería detenerse nunca. ―Brody. ―Apretó ella sus ojos cerrados. Liberó su pierna y se deslizó fuera de ella. ―¿Te he hecho daño? ―No ―dijo―. Pero creo que necesito aquella ducha ahora, mis músculos no están acostumbradas a todo este sexo. Se puso de pie, la levantó y la llevó por las escaleras hacia arriba. ―No puedo creer que voy a decir esto, pero no más sexo esta noche. Necesitas una ducha, comida y una buena noche de descanso. ―¿Podemos hacerlo mañana? ―Dios, mujer eres insaciable. ―¿Esto es malo? Ella jugaba con el cabello de su nuca. Se inclinó y la besó. ―No es para nada malo. ―Le guiñó mientras iba hacia el dormitorio.
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16 Claudia se dio la vuelta y miró el reloj. Era la primera vez en dos días que se despertaba antes de las diez y Brody no estaba a su lado. Gimió cuando se dio cuenta de que era lunes. El fin de semana había pasado demasiado rápido. Se acurrucó en las suaves sábanas, acercando la almohada de Brody a su rostro. Inhaló suavemente mientras pensaba en todo el tiempo que habían pasado juntos en los últimos dos días. Habían desperdiciado la mayor parte del fin de semana entre las sabanas. La tarde del viernes en el porche trasero de la propiedad, parecía hacía mucho tiempo. Cuando se había marchado para ir a trabajar esa mañana, no había sabido qué le deparaba el futuro a ella y su bebé. Aún no estaba segura, pero al menos ahora sabía que tenía a Brody. Él hacía que todo pareciese posible. Buenos días. Brody entró en el dormitorio, completamente vestido y arreglado para trabajar. No sabía que estarías despierta. No había ningún cabello fuera de sitio, su traje estaba perfecto y olía bien. ¿Por qué estás levantado? Claudia deseaba que aún estuviese envuelto alrededor de su cuerpo y no dirigiéndose hacia la puerta. Porque tengo una empresa para dirigir, mi amor. Se inclinó y le besó la nariz. Puedes quedarte en la cama todo el día y relajarte si quieres. Le he pedido a Lena que te haga un té con limón y te prepare todo lo que te gustaría para desayunar. ¿Autumn te ha hablado sobre el té con limón? Fue dulce por parte de ella hacerle saber lo que le gustaba beber. Asintió. No puedo estar en la cama todo el día y Lena no puede esperar por mí comentó ella. No sería correcto. Claudia se sentía extraña teniendo una compañera de trabajo esperando por ella. Brody se sentó en el borde de la cama. Lena es mi empleada de hogar, así que no le importa atenderte. Sabe que estamos juntos. Sonrió. Creo que has tenido unas frenéticas y estresantes semanas, así que deberías descansar.
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Tengo que ir a trabajar. Creía que habíamos dejado claro esto. No voy a permitir que sigas trabajando en la casa. ¿No me lo vas a permitir? Arqueó una ceja. ¿En serio? Déjame reformularlo. Él hizo una mueca. Por favor. Me gustaría que no trabajaras más en la casa principal. No tienes la necesidad. Sí la tengo. Se sentó y se apoyó en la cabecera. Necesito el dinero y mi seguro médico. Ya me he encargado de tu seguro médico esta mañana, así que no tienes que preocuparte por esto. El bebé y tú estáis cubiertos. ¿Cómo? Simplemente déjame encargarme de esto, ¿bien? Puso la mano sobre la pierna de ella. En cuanto al trabajo, bueno, no necesitas uno, pero nunca te diré que no trabajes. Mi oferta en Callahan Industries sigue en pie. Puedes hacer prácticas con nosotros y te enviaremos de nuevo a estudiar. Les he enseñado tus bocetos al departamento de arte y creen que tienes talento. ¿De verdad? Una llama de excitación se encendió en su interior. Quería que a Brody le gustase su trabajo, pero nunca había esperado que su departamento de arte también lo viese. No parezcas tan sorprendida. Le dio un fuerte pero gentil apretón. Te dije que eran buenos. Creí que estabas siendo amable. Puso los ojos en blanco. Créeme nena, si fuesen una mierda, no se los habría enseñado a mi personal. Pero no tengo experiencia. ¿Qué voy a hacer ahí? Claudia quería aceptar su oferta pero estaba preocupada de que la gente pensase que le estaba dando el trabajo porque era su novia. Hoy hablaré con los del departamento y plantearemos algo para ti. Mi padre siempre traía personas en prácticas y le gustaba ascender a alguien de dentro. Puedes aprender mucho estando de prácticas. ¿Qué debería hacer hoy?
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¿Podrías, por favor, tomarte unos días de descanso? Me gustaría hablar con tu médico y hablar sobre tus problemas de tensión arterial. Estoy bien. Claudia, dame el gusto. Solo hasta después del ultrasonido, pero luego tienes que darme un trabajo. Quiero aprender. ¿Vendrás a trabajar para mí? No para ti indicó. Para tu departamento de arquitectura, pero me gustaría volver a estudiar. Había estado muy cerca de tener su título universitario y era muy importante para ella cumplir esa meta. Si Brody realmente quería ayudarla, aceptaría su oferta. Es una idea excelente. Lo que quieras. Gracias. Gateó hasta su regazo. No sé lo que hubiera hecho sin ti. Tengo la sensación de que lo habrías resuelto todo, pero ahora no tienes que estar sola. La rodeó con los brazos. Y yo tampoco.
Unos días después, Claudia se encontraba en el ascensor privado de Callahan Industries. Nunca había tenido tanto tiempo libre. Ya en la escuela secundaria siempre había tenido trabajo. No solía pasar el rato en casa o, en este caso, en el apartamento de Brody. No es que no le gustase su casa, pero tener tanto tiempo libre la volvía loca. La preocupación de Brody por su salud lo volvía un poco neurótico. Tuvo la esperanza de que la conversación con su médico relajaría su mente, pero parecía que solo lo puso más nervioso. La única salida que había tenido en toda la semana fue la visita al médico para el ultrasonido. Brody la había acompañado y cuando habían terminado, la llevó a comer. Decidieron no saber el sexo del bebé antes de nacer. Claudia quería la sorpresa y Brody estuvo de acuerdo. Se había sentido mucho más tranquila estos pasados días, sabiendo que Brody estaba a su lado. Su apoyo hacía que todo el embarazo pareciese más fácil. Quería preguntarle si iba a unírsele en la sala de partos, pero no quería asustarlo. A lo mejor la acompañaba a una clase de preparto. Podía empezar despacio y tantearlo.
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Él levantó la mirada de su pantalla de ordenador cuando llamó a la puerta de su despacho. Su estómago hormigueó cuando sus ojos azules brillaron en su dirección. Que sorpresa tan agradable. Se levantó de la mesa, caminó hasta ella y la abrazó. ¿No te estoy molestando? Nunca. Afirmó. ¿Todo está bien? Te he echado de menos. Qué bonito. La besó en la cima de la cabeza y después la guio hasta el sofá. ¿Hoy has ido a tu apartamento? Sí aseguró. Clasifiqué el correo, lavé la ropa sucia y llevé algunas cosas a tu casa. Espero que no te importe. Claudia no quería pasarse, pero Brody le había pedido quedarse con él. Le gustaba estar cerca de él, especialmente por la noche, pero quería algunas de sus cosas personales. Cualquier cosa que te haga sentir cómoda contestó. Estoy feliz de que hayas aceptado quedarte. Me encanta tu casa, pero me aburro un poco durante el día. Ya veo. No estoy acostumbrada a pasar el rato, ¿sabes? Lo sé afirmó. Yo tampoco soy de permanecer quieto. Entiendo por qué no puedo volver a trabajar en la casa principal, pero necesito hacer algo. El bebé no estará aquí hasta dentro de cuatro meses. ¿Quieres volver a las clases? Claudia había pensado en ello, pero no era el momento oportuno. El semestre de otoño empezará la semana que viene y si el bebé llega pronto, puede que no sea capaz de terminar. Probablemente es mejor esperar hasta después de que nazca el bebé. Le puso una mano en el estómago. Si quieres terminar tu grado, te ayudaré en todo lo que pueda. Gracias. Le trazó pequeños círculos en el dorso de la mano. No se había dado cuenta cuánto necesitaba ser tocada hasta que se mudó con él. Apretó su tacto. Me encantaría esto, pero ¿qué voy a hacer hasta diciembre?
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Puedes tener un proyecto. Se levantó y tomó una hoja de su escritorio. Uno de nuestros clientes ha adquirido un gran terreno a unos treinta minutos de la ciudad. Quieren construir una casa en él y me han pedido asignar un arquitecto para ello. No soy arquitecto. Le entregó la hoja. Aún no, pero un día lo serás. Sonrió. El cliente es un socio mío. No tiene prisa para tener la casa terminada. ¿Por qué no miras las especificaciones, vienes con ideas y diseñas algo para mí? ¿De verdad? Sintió mariposas en el estómago. ¿Confías en mí con esto? Sí. No estés tan impresionada. Una vez lo tengas terminado, tendré algunos miembros del equipo de diseño trabajando contigo. Va ser una gran experiencia de aprendizaje. Puedes venir al principio del proyecto y ver cómo avanza durante las varias etapas. No sé qué decir. Su confianza significaba mucho para ella. Espero que digas que lo vas hacer. Sí. Saltó del sofá y se abalanzó hacia él, dándole un gran y ruidoso beso en los labios. Vaya. Rió. ¿Muy emocionada? No tienes ni idea. Muy bien. Le apartó el cabello de los ojos. No hay mucho más en esta hoja que dimensiones, delimitaciones de propiedad y dónde debería ser la entrada. Tienes absoluta libertad en esto. Normalmente no nos encargamos de casas en Callahan Industries. Investiga esto tanto como necesitas y ven con algo espectacular. Si tienes cualquier pregunta o idea solo expónmelas y las reenviaré al cliente. ¿Puedo trabajar aquí? ¿En las oficinas? No necesito mucho espacio indicó. Solo una mesa y un ordenador. Puedes tener tu propio despacho pero tu tensión arterial… no sé. Por favor. Sabía que estaba preocupado por ella, pero quería hacer esto. Tal vez podemos comer juntos cuando no estés ocupado.
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Podemos comer juntos todos los días declaró él. Pero no quiero que tengas ningún estrés. ¿Qué tal si vienes conmigo por la mañana y John te lleva de vuelta después de comer? Brody, estás siempre encima. Le parecía dulce su aire protector, pero necesitaba su independencia. Había estado tomando sus propias decisiones durante años. Hablé con el médico el martes, ¿recuerdas? Aseguró que estaba bien, te dijo que no te preocupases. ¿Recuerdas? También dijo que tu tensión arterial era más alta de lo que le gustaba. Te han dado medicación y te han dicho que si no mejoras, te mandarán reposo absoluto. No haré nada que me estrese. Trazó sus labios con la punta de los dedos porque a él también le gustaba que lo tocasen. Lo prometo. Sería peor si tengo que estar sentada en casa todo el día. Por favor. Media jornada cedió él. Solo este proyecto y te pagaré. No tienes que hacerlo protestó. Ya has hecho mucho por mí. Puedo ayudarte haciendo esto. Lo intentamos durante unas semanas, pero si no puedes manejarlo, vuelves a casa a la cama. Hmm, ¿te unirás a mí? Hablo en serio. ¿Sabes qué? No soy la primera mujer que va tener un bebé. Lo besó. Pero te amo por cuidar de mí. Puede que no seas la primera mujer en tener un bebé, pero eres la primera mujer que amo y va tener uno. Por favor cuídate. Los quiero a ti y al pequeño sanos. Lo haré. Tengo una conferencia telefónica en unos minutos. Si quieres pasar el rato con Autumn, podemos ir a casa juntos. Tal vez usemos el asiento trasero de la limusina. Me gusta cómo piensas señor Callahan. Pensé que te gustara, señorita Samson. La acercó a su pecho. Me encanta tu apetito sexual cuando se trata de mí. Me gustaría decir que es el embarazo haciéndome muy hambrienta, pero los dos sabemos que no es verdad. Le lamió el labio inferior. No puedo tener suficiente de ti. Vete farfulló él. Antes de que pierda mi llamada.
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Nos encontraremos en el asiento trasero. Necesito media hora. ¿Tanto? Hizo un puchero mientras le pasaba los dedos por el pecho. Para. Le sujetó la muñeca antes de que se lo hiciera en el estómago. Si sigues así, no podré tenerte trabajando aquí, en el mismo edificio. Me comportaré. No le iba a dar una razón para obligarla a permanecer en casa todo el día. Encontraría la manera de mantener sus manos lejos de él. Eso pensaba. Dobló los dedos en su cabello y presionó los labios contra su boca, besándola con una desesperación que normalmente se reservaba para el dormitorio. Veinte minutos murmuró. Estaré en el auto en veinte minutos. Ahí estaré susurró ella. Esperando. La liberó y se tambaleó hacia la puerta. Su cuerpo zumbando por su piel presionada contra la suya. Los pezones rozando contra la fina seda del sujetador mientras sentía la humedad entre sus piernas. Las cosas que este hombre le hacía la dejaban siempre necesitando más.
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17 Los largos, calientes días de verano estaban finalmente acabando. Brody estaba contento ver que se iban. Claudia nunca se quejaba, pero sabía que estas últimas semanas de agosto habían sido inaguantables para ella. Algunas mañanas el termómetro alcanzaba cuarenta grados en la ciudad. Continuaba yendo a la oficina para aprender tanto como podía. Tenía ganas de trabajar con el departamento de diseño y su proyecto estaba yendo bien. Le complacía verla progresar. Dejaba la oficina todos los días después de comer como habían acordado y estaba dormida la mayoría de las noches cuando él llegaba. Se había perdido la cena cada noche la semana pasada porque la oficina había sido una locura últimamente. Callahan Industries había crecido más rápido de lo que alguna vez se había esperado. Los miembros del consejo estaban respirando en su nuca para hacer que las cosas pasaran más rápido, pero Brody solo podía hacer un poco. Tenía que traer otra persona pero, ¿estaba preparado para trabajar con Gavin? Su hermano había trabajado duro en las últimas semanas en Boston, y de acuerdo con Jacob, lo estaba haciendo bien. Gavin logró obtener tres nuevas cuentas en la suya y hasta ahora no había jodido nada. Varios de los miembros de la junta presionaban a Brody para hacer a Gavin socio con pleno derecho. Brody sabía que Angela había gorjeado en sus oídos. No había oído de su hermano pequeño desde esa noche en el penthouse. Habían intercambiado algunos correos de negocios, pero la mayor correspondencia era a través de Autumn o Jacob. Eso iba a cambiar en la noche del viernes, porque Angela estaba teniendo otro de sus famosos cócteles y ambos, Gavin y Brody, asistirían. Esta vez ella había invitado a la junta directiva y la mayoría del personal ejecutivo de Callahan Industries. Brody no le había dado la noticia a Claudia aún, pero sabía que tenía que decirle. Lanzó su cartera, teléfono y llaves sobre la mesa del vestíbulo y entró a la cocina. Lena había dejado su cena en el horno. Normalmente comía antes de retirarse a su despacho para trabajar en todas las cuestiones pendientes, pero esta noche era diferente. Por lo general, Claudia estaba dormida, pero podía oírla ir a tientas en el baño. Estaba entusiasmado que ella aún estaba despierta. Una vez en su habitación, se quitó la chaqueta, se aflojó la corbata y pateó los zapatos. El sonido de Claudia abriendo el grifo le hizo sonreír. Tal vez ella quería compañía. Cuando Brody entró en el cuarto de baño se esperaba ver a Claudia en la ducha. En cambio, estaba de pie frente al espejo, de espaldas a él. Podía ver su perfil
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en el reflejo del vidrio. No llevaba nada más que su sujetador rosa de algodón y bragas a juego. Su mano descansaba sobre su estómago mientras miraba hacia abajo a su bebé en crecimiento. No habían tenido relaciones íntimas en más de una semana debido a su agitada agenda de trabajo. Sus pechos estaban más llenos y sobresalían fuera en la parte superior de su sujetador. Echó un vistazo a la protuberancia que ahora destacaba por encima de su cintura. Cuando estaba vestida no era tan obvio, pero ahora definitivamente podía ver el desarrollo de su bebé. Su largo cabello estaba apartado del rostro y su piel tenía un tono rosa, probablemente del vapor de la ducha. ―Eres impresionante ―susurró mientras entraba al baño y cerraba la puerta detrás de él. ―Brody. ―Se giró de cara a él. ―Lo siento, no quería asustarte. Pensaba que estabas en la ducha. Agarró la toalla de la encimera e intentó cubrirse. Brody se acercó y se la quitó del agarre. ―¿Escondiéndote de mí? ―Acarició su cuello con la parte de atrás de sus dedos―. ¿Por qué? ―Estoy gorda. ―Difícilmente. ―Pasó su mano abajo hasta sus pechos―. Estás que quitas la respiración. ―No me has visto en unos días. He aumentado. Deslizó el tirante de su sujetador de sus hombros y lo desabrochó, dejándolo caer a sus pies. Inclinando suavemente su barbilla, miró fijo a sus ojos. ―Te he echado de menos esta semana. ―Has estado muy ocupado. ―Se estiró por el botón de su camisa―. He intentado esperarte despierta pero estuve cansada. ―¿Estás cansada ahora? Ella tiró la camisa de su cinturilla y después la quitó junto a su camiseta interior. ―Me gustaría algo de compañía en la ducha. ―Desabrochó su cinturón―. Me siento muy sucia esta noche. Su pene dolía por estar dentro de ella, pero no creía que iban a hacerlo en la ducha. Se estiró dentro de la cabina y detuvo el grifo. ―¿No hay ducha?
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―No aún. ―Bajo la cremallera de sus pantalones y luego salió de ellos antes de mover sus manos a las caderas de ella―. Tenemos que quitar esto. ―Empujo las bragas hacia abajo por sus piernas y después la ayudó salir de ellas―. No creo que estés lo suficiente sucia. Ella pasó sus cálidas, suaves manos por su pecho y las colgó en sus hombros así podía jugar con el cabello de su nuca. El vapor envolvió al baño, dejando una nube de niebla alrededor de ellos. Brody la llevó hacia la encimera y luego la alzó para sentarse en las frías baldosas blancas. Abriendo sus piernas, se metió entre ellas. Mirando abajo a sus pliegues brillantes, se humedeció los labios. Escuchó su respiración trabándose en la garganta cuando metió los dedos dentro de ella. Moviendo su cabeza adelante, se enterró en el hueco de su cuello mientras continuaba con meter los dedos dentro de ella. Mientras se mecía contra su mano, provocando que sus dedos se deslizasen más profundo. ―Brody ―gimió. El pasó su lengua por la zona justo debajo de su oreja bajando hacia el hombro. Su piel ardía tan caliente como la de entre sus piernas. Solo había una manera para calmar el calor entre ellos. Cuando ella se estiró por sus calzoncillos, él supo que ella también lo había sentido. ―¿Aun quieres ducharte? Movió sus dedos dentro y fuera, asegurándose de presionar su pulgar contra su clítoris. Ella le bajo los bóxers usando su pie para pasarlos por debajo de las rodillas. Una vez pateados, tomó el pene en su mano y lo apretó al mismo ritmo que el movía sus dedos. El sonido de sus respiraciones desesperadas llenaba el espacio mientras el olor de sus excitaciones se arremolinaba, mezclándose con el vapor de la abandonada ducha. Claudia se acercó más a Brody, envolviendo sus piernas alrededor de su cintura y frotando su coño contra su punta. Apartó su mano fuera del camino, y luego pasó su pene a lo largo de su apertura, cubriéndolo en sus resbaladizos jugos. Levantando su mano a la boca, pasó la lengua por los mojados dedos, probando donde había acabado de estar. ―¿Estoy lo bastante sucia para ti ahora? ―Guío sus dedos a su boca y los presiono a sus labios―. ¿Quieres probarme? ―Siempre. ―Abrió sus boca y lamió un rastro hasta su muñeca. Mientas él se deleitaba en sus excitación, ella continuó moviendo su marcado pene arriba y abajo en sus pliegues. El bajó la mirada entre sus piernas y observó como la longitud de
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su pene se movía contra ella―. Esto se siente fantástico, pero necesito estar dentro de ti. Ella movió su pulgar por la punta de su pene, esparciendo su líquido preseminal por todo el capullo mientras él se estiraba a la parte baja de su espalda. La levantó un centímetro en la encimera y la aguantó con sus antebrazos. Cuando deslizaba el pene dentro de su coño, ella apretó el agarre en sus caderas. Él se levantó en las puntas de los dedos para tener un mejor ángulo mientras movía sus labios por su cuello. ―Mierda. Brody embistió sus caderas hacia adelante, enfundándose de lleno en el interior del caliente coño. Podía escuchar lo húmedo que estaba a medida que se frotaba contra sus pliegues. Ella metió la mano entre sus cuerpos y jugó con sus pezones, pellizcando y dando tirones a las puntas duras. ―Lo siento nena. ―Inclinó su cabeza más abajo y pasó su lengua por encima de sus llenos y excitados pechos―. He desatendido estas increíbles tetas esta noche. ―No pasa nada. ―Echó la cabeza para atrás―. Sigue con lo que estás haciendo. ―Puedo parar si quieres. Lamió sus pezones antes de tomarlos entre los dientes y mordisquearlos suavemente. El embarazo había hecho sus pezones extremadamente sensibles. Algunas noches todo lo que tenía que hacer era tocarlos y ella se venía. Era muy excitante. Todos sus músculos se apretaron alrededor de su polla; él sonrió, ella no sería capaz de durar una vez que le estimulaba los pezones. ―Brody, me voy a… Le chupo más fuerte los pezones, alternando entre uno y el otro hasta que ella tembló contra él. El cálido líquido de su corrida lo llevó al límite y después de unos lentos empujones se corrió muy adentro de ella. Tan pronto como la liberó de su agarre, ella quitó las piernas de sus caderas y se dejó caer contra él. Dobló los dedos en su cabello y se rio ligeramente en su hombro. ―¿Qué? ―Se alejó de ella y abrió el grifo de la ducha―. Ahora creo que estás lo suficiente sucia. ―Hmm. ―Sonrió―. Apuesto que serás amable y vas a limpiarme.
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Unas horas más tarde, Claudia yacía dormida en su cama. Brody miró su lado de la cama y vio un catálogo colocado encima de su mesita de noche. Se estiró para ver de qué se trataba. Había marcado algunas páginas y adjuntado apósitos a otras. Sus apuntes no estaban detallados, pero todas ellas tenían elementos de diferentes muebles para habitaciones de bebés. Mientras hojeaba por las páginas, vio que a varias Claudia les había marcado con caras sonrientes, pero después vio las palabras “demasiado caro” o “demasiado grande” junto a ellas. Negó. ¿Ella no sabía que nada era muy caro? Había trabajado duro los últimos diez años y su propio padre había derramado cada gota de sangre, sudor y lágrimas en Callahan Industries. Tenían suficiente dinero para mantenerse financieramente. Cuando llegó al final del catálogo, observó todos los muebles que estaban en liquidación o con defecto. Había rodeado una cuna de roble y un cambiador a juego. Era simple y barato. Nada que ver con las otras que había marcado al principio del catálogo. Había escrito las dimensiones, pero no estaba seguro donde había medido para tan pequeño juego de muebles. Nunca habían hablado sobre los muebles, pero ya que el bebé estaba previsto para dentro de tres meses, tal vez deberían hacerlo. Brody podía simplemente cambiar la habitación de invitados en una de bebé por el momento. No había planeado permanecer en el penthouse mucho más tiempo. No quería que el bebé creciera en la ciudad. Quería un patio enorme, un columpio, establos, una piscina, y todo lo demás que podría ofrecerles a Claudia y su hijo. ¿Nuestro hijo? Brody no solía dejar su mente vagar sobre la posibilidad de adoptar a su bebé. Gavin era un comodín en el mejor de los casos. No había ninguna garantía que permitiría a Brody a asumir la responsabilidad legal para el bebé de Claudia. Debía tener una conversación seria con su hermano, y pronto. Miró a la hermosa chica, acurrucada a su costado. No permitiría a Gavin provocarle más dolor. Tenía que encontrar una manera para hacer a su hermano ver que alejarse era la mejor opción para todos ellos.
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18 Claudia movía nerviosamente sus manos en el vestíbulo de la casa principal. No había vuelto desde el día que Brody había anunciado que iban a tener un bebé. Tampoco había visto a Angela o Gavin desde aquella tarde, pero estaba bien con ello. ―Necesito que te relajes. ―Presionó Brody los labios en su frente―. Luces espectacular. ―Gracias pero nunca he estado aquí como un invitado antes. ―Necesitas superar esto. ―Colocó una mano en la parte baja de su espalda y la acompañó en el salón―. Estamos juntos y te quiero. ―Lo sé pero es casa de Angela. ―No, es mi casa. ―Le sonrió Brody―. No tienes ningún motivo para sentirte incomoda. ―Sabes lo que quiero decir. ―Brody, Claudia ―dijo Angela mientras entraban en el salón―. Estoy tan contenta que vinieran esta tarde. ―Gracias Angela. Brody se inclinó a besar a su madrastra pero Claudia sintió su cuerpo tensarse con el contacto. ―Claudia. ―Sonrió Angela. ―Hola. Claudia miró la grande sala. Reconoció algunas personas que habían estado antes en la casa. Se sintió más relajada una vez vio a Autumn de pie al lado de la ventana. Brody le había dicho que estaría allí. También sabía que Gavin y Mona estarán presentes, así que no fue una sorpresa cuando entraron unos minutos después. ―Perfecto. ―Angela les dio la bienvenida―. Ahora están todos. Era el turno de Claudia tensarse. Brody pasó la mano por su espalda y se inclinó hacia su oído. ―Él no te va molestar. ―Claudia. ―Mona caminó hasta donde estaban―. ¿Cómo te encuentras?
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―Bien. ―Te vez muy bien. ―Sonrió y se dio la vuelta hacia Gavin―. ¿Verdad? ―A ti todas las mujeres embarazadas te parecen lindas ―dijo Gavin―. Claudia, ¿cómo han ido las cosas con mi hermano estos días? ―Muy bien. ―Fingió una sonrisa. Iba a tener que acostumbrarse a usarla estando alrededor de esta familia si quería tener una vida con Brody. ―¿Estás cuidando a esta chica? ―preguntó Mona a Brody―. La última vez que te vi, se desmayó en el porche. ―Está mucho mejor. ―Brody envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Claudia, creando una onda de calma a sus nervios―. Incluso hemos llegado a tener su tensión arterial bajo control. ―Son buenas noticias. ―Mona miró la barriga de Claudia―. ¿Sabes lo que llevas? Claudia observó a Gavin mirarla. ―Decidimos no saberlo. ―¿De verdad? ―Se rió Mona―. Yo no sería tan paciente. Gavin sabe que no habría manera que pueda esperar. Brody cambió una peligrosa mirada con Gavin, haciéndole a Claudia sentirse incomoda. ―Vamos Mona ―dijo Gavin mientras tomaba su mano―. Quiero presentarte algunas personas. ―Claudia, ¿tal vez podamos hablar más tarde? Me encantaría saber cómo estas progresando ―dijo Mona mientras Gavin prácticamente la tiraba alejándola de donde ellos estaban―. ¿Gavin? ―¿Piensa que le voy a contar? ―le dijo Claudia a Brody―. No quiero que lo sepa nadie, mucho menos su novia obstetra a quien ha engañado. ―Ignóralo. ―Brody le tomo la mano―. Hablaré con él más tarde. Ahora, necesito hablar con unos miembros de la junta. ―Quiero decirle hola a Autumn. ―Claudia besó la mejilla de Brody―. Te veré en seguida. Él la haló a su pecho. ―Te quiero. ―Beso sus sienes, aguantando unos segundos más―. Aprecio que hayas venido conmigo aquí esta noche. ¿Cómo podía no acompañarlo? Después de todo lo que había hecho por ella, no podía rechazarle ninguna petición.
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―Te amo. ―Sonrió―. Estaré en el otro lado de la habitación. ―Es demasiado lejos pero sobreviviré. Ella sacudió su cabeza riendo mientras caminaba cruzado la sala.
La cena duró más de lo que a Claudia le habría gustado. Se habían sentado en la ridículamente larga mesa junto a todos los miembros de la junta. Gavin y Brody habían entrado en varias molestas discusiones durante toda la comida. Cada vez, Angela jugó de árbitro y siempre se puso del lado de Gavin. Gavin sabía exactamente lo que estaba haciendo. Era obvio que ya no quería estar en Boston y se aseguraba que la junta lo supiera. Estaba arrinconando a Brody. Brody se mantuvo firme, pero no parecía contento. Eran más de las nueve, y todos los hombres se habían retirado a la sala de juegos a jugar billar y hablar de un contrato pendiente. Claudia se excusó y se fue a buscar a Autumn. Esperaba que Brody la llevara a casa pronto. Estar cerca de Gavin y Mona no era la experiencia más agradable. Mona era bastante amable, pero Claudia sentía que estaba traicionando de alguna manera a la muy sofisticada estudiante de medicina. Claudia no tenía idea que Mona existía cuando tuvo su romance con Gavin, pero todavía se sentía mal. Incluso si Gavin no quería tener nada que ver con Claudia y el bebé, ¿finalmente se lo diría a su novia? ¿Qué pasaría si se casaba con Mona? ¿No tenía ella el derecho de saber que su marido era padre de un hijo de otra mujer? Toda la situación era más que una mierda. Brody constantemente le había dicho a Claudia que no se preocupara por nada y que se ocuparía de ello. Pero, ¿cómo podría funcionar esto? Claudia había visto la tensión entre ellos. Pronto los demás se darían cuenta que algo más profundo estaba pasando entre los dos. ¿Cómo sobrevivirían los Callahan con un secreto tan oscuro? ―Claudia ―dijo Angela mientras entraba en la sala―. Aquí estás. Angela era la última persona con la cual Claudia quería entablar una conversación. ―Señora Callahan ―dijo ella―. La cena fue agradable. ―Vas a tener un bebé con mi hijo. ―¿Qué? ¿Gavin le habría dicho la verdad?
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―Solo iba decirte que deberías llamarme Angela ―dijo ella―. Vas a ser señora Callahan también si Brody llegas a casarse contigo. ―Tu hijo. ―Claudia dejó salir la respiración que se había aguantado―. Quieres decir Brody. ―¿Está todo bien? ―Sí, solo he salido para tener unos minutos a solas. La cena fue intensa y los hombres hablan de negocios. ―Tienes que acostumbrarte a esto ―dijo Angela―. Todo lo que Brody sabe es esta compañía. A veces está tan sumergido en ello que no puede ver nada más. ―Es muy devoto a su trabajo. ―Al igual que lo era mi marido, pero a veces están tan involucrados en ello que hacen malas elecciones. ―Angela se sentó en el sofá―. He tenido que guiar a mi marido en más de unas pocas decisiones. Es tu trabajo como esposa. Estoy segura que te darás cuenta de lo que digo. ―No estoy segura que lo haga. ―Jason no creía que Gavin estaba preparado para ser socio ―dijo Angela―. Fue un error por su parte. Brody está cumpliendo el deseo de su padre, pero estoy segura que puedes ver que está creando mucha tensión entre ellos. Nunca les he visto tan en desacuerdo. ―¿No? ―Siempre han sido muy cercanos. Brody cuidaba a Gavin y Gavin adoraba a su hermano ―dijo―. Incluso antes que Gavin se fuera a Boston encontraron una manera para trabajar uno con el otro, pero ahora, algo está dividiéndoles. Una madre sabe y sé que hay algo más en esta historia que ninguno de los dos admite. ―Estoy segura que solo es la tensión de la sociedad. ―Claudia no quería estar en esta posición―. Brody quiere que Gavin aprenda lo máximo antes de hacerlo socio. ―Este es otro problema que mi difunto marido ha creado. ―Negó―. Dejo a Brody a cargo de todo. Por supuesto que Gavin se siente dejado de lado. ―Angela miró a Claudia unos momentos, haciéndole sentir como si hubiera hablado demasiado―. ¿Crees que le va negar algo a su hermano, indiferente si se trata de la compañía o no? ―No, por supuesto que no. Quiero decir, Brody es bastante correcto y tan pronto Gavin apruebe, Brody va hacer lo que es correcto. ―Parece estar muy apegado a ti ―dijo Angela―. Nunca lo he visto tan atraído por alguien. No habría creído que podría enamorarse de alguien como tú.
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―¿Por qué no? ―Claudia no estaba de humor para los insultos de Angela y no tenía que soportar sus desagradables palabras―. Ya no soy una empleada del hogar. No le permitiré que me hable como si no valiera nada. ―No te ofendas ―dijo Angela―. Brody siempre ha sido para él y se ha enterrado en su trabajo. Nunca ha traído una chica a casa. Puedo ver la manera que te mira. Has robado su corazón y puedo apreciar esto. ―Me preocupo profundamente por él. ―Espero que sí. ―Sonrió―. Tú y yo no somos muy diferentes, querida. ―Claudia no tenía nada en común con esta mujer. Estaba bastante segura de esto―. Yo tampoco vengo de gente adinerada, pero Jason se enamoró de mí. Se que todo esto ―señaló a la sala―… te sobrepasa. Puedo ayudarte a integrarte. ―¿Quieres ayudarme? ―Esto es lo que la familia hace, uno por el otro ―dijo Angela―. Estoy segura que corresponderás. Claudia sabía que Angela quería algo. ¿Por qué de otra forma le tendía una ofrenda de paz? ―Tal vez puedes hablar con Brody y enterarte qué hay entre él y su hermano. La compañía está prosperando y ahora no es el momento para que dejen interferir lo que sea que les está molestando. Lo que sea que Gavin ha hecho, Brody tendrá que dejarlo pasar. ―¿Cómo sabes que es Gavin? ―Amo a mi hijo, pero es impredecible. Le he rescatado de más líos de los que puedo recordar. Brody le advirtió a Gavin sobre no cometer imprudencias. Me temo que Gavin ha hecho algo que Brody no puede olvidar. Una madre lo sabe. ―No tengo voz cuando se trata de los negocios de Brody ―dijo Claudia. ―Tienes más poder que lo que crees. ―Angela se puso de pie―. Vas a tener su bebé. Confía en mí, esto te da más voz de lo que sabes. ―No te puedo contar nada de lo que Brody me confiesa. Nunca traicionaría su confianza. Claudia necesitaba trazar la línea antes que Angela intente transformarla en alguna espía de la familia. ―Como debes. Pero si lo amas, le vas a ayudar con lo que sea que está pasando entre él y Gavin. Tienes que hacerle ver que están mejor unidos que separados, por el bien de la empresa y de la familia. Nada debería llegar entre ellos.
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Claudia colocó la mano en su barriga cuando Angela abandonó la sala. Claudia ya estaba entre ellos. No quería, pero ahora tenía miedo de estar en medio de algo de lo cual ninguno de ellos pudiera salir. Su teléfono vibro en su pequeño bolso. Cuando lo recuperó, se quedó mirando fijamente la pantalla. Encuéntrame donde te he encontrado, Bella Durmiente…xoxo
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19 Cuando Claudia entró en la habitación de invitados, encontró a su príncipe esperándola. Se apoyó contra la cómoda y miró como entraba en la habitación. Él ya se había quitado la chaqueta y la había doblado encima de la cama. Claudia bloqueó la puerta antes de ir hasta donde Brody esperaba. Caliente hormigueo fluía por sus venas mientras el retumbe de su corazón rasgaba fuerte en sus oídos. ―¿Qué puedo hacer para usted, señor Callahan? El alcanzó su mano, trayéndola hacia él. ―Te vez impresionante esta noche. He tenido un difícil momento manteniendo mis manos fuera de ti durante la cena. ―Como recuerdo, no has tenido éxito. ―Tembló cuando él beso su cuello―. ¿Recuerdas donde estaba tu mano cuando estaba comiendo mi ensalada? Él deslizó su mano bajo su vestido y movió sus dedos dentro de sus bragas, pasando su pulgar por encima de su clítoris. ―Es una buena cosa que estaba distraído con temas de negocios o de otra manera habría hecho esto. ―Ella dejo salir un fuerte, susurrante gemido cuando tomo su clítoris entre dos dedos―. Sabía que no ibas a ser capaz de mantenerte callada en la mesa. ―Dejó suaves besos a lo largo de su cuello y mandíbula, enterrando su lengua en el valle de sus pechos mientras mantenía un cadente ritmo con sus dedos―. Pensaba en inventar una excusa para poder llevarte a casa. ―Brody… ―chilló cuando sintió su no permitido orgasmo amenazando con adelantarse. ―Pero tener sexo aquí donde te he encontrado era demasiado irresistible. ―Estableció un firme ritmo entre sus piernas―. Déjate ir. Se corrió derrumbándose, vagamente escuchándolo desabrochar su cintura y bajar su cremallera. Antes de tener tiempo para recuperar su compostura, le dio la vuelta, la inclinó sobre la cómoda y empujó sus bragas a un lado. Ella sabía que no había tiempo para quitárselos. Su hombre tenía un objetivo. ―¿Estás preparada para mí? ―susurró en su oído. Ella se agarró fuerte a la cómoda, cerró los ojos y le dejó tomar el control. Él siempre había sabido lo que ella necesitaba y cuando.
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―¿Con todo mi ser? ―Se acomodó dentro de ella―. Siempre. Ella sintió su mano en la parte baja de su espalda mientras se esforzaba dentro y fuera de ella. Podría decir por sus rápidas, desesperadas embestidas que esto no iba ser un maratón, pero de alguna manera lo hacía todo más excitante. ―Claudia. ―Su voz era forzada―. Es como si fueras hecha para mí. Ella encajaba en maneras que nunca pensó posibles. Movió su mano a lo largo de su cadera y arriba hasta sus pechos. Tan pronto que rodeó su pulgar contra su pezón, se corrió desecha por segunda vez. ―Brody… otra vez… ―Esta es mi chica. Él se puso rígido en su espalda y después ella sintió su cálido líquido pulsando en ella. La llenaba completamente en tantas maneras. Mientras continuaba girando sus caderas unos pocos segundos, el colocó calientes besos a lo largo de su cuello. Cuando se salió de ella, susurró su amor por ella una y otra vez. Brody tenía una manera de sacar cada emoción de ella. Un minuto estaba excitada y llena de deseo y el siguiente estaba totalmente enamorada. Cada vez que se corrían juntos, sentía un vínculo más fuerte con él. Él ponía su alma y su corazón en su relación y ella lo sentía cada vez. ¿Podría él sentirlo también? Claudia se dio la vuelta y envolvió sus brazos alrededor de Brody, apretándose a él con una fuerza que la superaba. Estaba consumida por él. A veces era abrumador. ―Oye. ―Alisó su cabello―. ¿Qué pasa? ―Haces tanto por mí. ―¿Qué? ―Se echó atrás―. ¿Estás llorando? ¿Por qué? ―Limpió sus lágrimas con su pulgar―. ¿Qué te molesta tanto? ―No quiero provocarte problemas. Puedo ver debajo de cuanta tensión estás con el trabajo y no quiero empeorar las cosas. ―Tú nunca puedes empeorar las cosas. Nunca he estado tan relajado y en paz antes. Cuando te encontré en esta habitación, todo cambió para mí. ―He complicado tu vida. Las palabras de Angela volvieron a atormentarla. No quería ser la razón por el que Brody perdiera todo.
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―Tú eres el motivo por el cual mi vida no es tan loca como podía ser. Me das una nueva perspectiva de las cosas. Mi mundo entero ya no es más mi trabajo. Quería más, pero no lo sabía hasta que te encontré. Asintió y se limpió las lágrimas. ―Lo siento. Estoy emocional. ―Esto pasa. ―Tocó su estómago―. No va durar mucho. ―Estoy realmente cansada. Ha sido una larga noche. ―Te llevo a casa. ―Será mejor que te recompongas. ―Lo miró atentamente―. Luces como si acabaras de tener sexo. ¿Qué pensaría la junta sobre esto? ―¿Quién puede condenarme? ¿Has visto mi novia? ―Tomó su rostro entre sus manos―. Te preocupas demasiado. Todo va ir bien. Te lo prometo. ―Confío en ti. ―Le besó―. Voy al baño porque probablemente también me veo como si acabara de tener sexo. ―Solo me hace desearte más. ―Mordisqueó su labio inferior. Ella lo empujó en su pecho. ―No otra vez. ―Te encontraré en el vestíbulo. ―Besó su frente―. No lo hagas muy largo. ―No lo haré. ―Lo abrazó una vez más antes de desaparecer en el baño.
Brody odiaba ver a Claudia tan emocional. Lo había hecho bien en las últimas semanas, teniendo menos crisis nerviosas desde que se habían mudado juntos. Se preguntó qué la había desencadenado. Tal vez traerla aquí fue demasiado. La cena no había ido tan sin problemas como a él le habría gustado y sabía que tenía que lidiar con la junta el lunes, especialmente ahora que Gavin había hecho algo de ruido. Brody camino escaleras abajo y a través de la cocina cuando Gavin le detuvo en el pasillo. ―¿Dónde habías desaparecido? ―Gavin se acercó a él―. El último juego de billar fue bastante bueno. ―Estaba aburrido. ―Umm. ―Gavin miró alrededor―. ¿Dónde está tu media naranja?
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―Claudia se encontrará conmigo en el vestíbulo. Está cansada, así que nos vamos. ―¿Realmente atraviesas toda esta farsa del embarazo, eh? Todo el mundo esta noche no pudo parar de hablar de Claudia y tu bebé. Eres un hombre de familia a sus ojos. ―¿Y por esto necesitabas ser el centro de la atención de todos esta noche en la cena? Ahora el comportamiento de Gavin tenía sentido. No podía reconocer que Brody le eclipsaba. ―No sé de qué estás hablando, hermano mayor. ―Sonrió―. Creo que la junta sabe lo que quería decir, ¿no crees? ―La junta puede tener sus opiniones, pero yo tengo la palabra final cuando se trata de ti y tu posición con Callahan Industries. ―Vas a necesitarme una vez que el niño llegue. No vas a tener el tiempo que solías dedicar a la compañía. Vas a estar demasiado ocupado jugando en casa. ―¿Esto quiere decir que estás dispuesto considerar lo que hemos hablado antes que te fueras a Boston? ―Brody alcanzó su bolsillo interior y sacó los papeles que había redactado concerniente a los derechos de Gavin en cuanto al bebé de Claudia―. ¿Vas a echar una mirada? ―He pensado en tu petición ―dijo Gavin―. Miraré por encima, pero lo haré en mi oficina de New York. ―Vas a volver a Boston. ―No me puedes obligar... ―Gavin tomó el sobre de Brody y lo movió delante de su rostro―… a hacer nada. ―No estoy intentando obligarte a firmar nada, pero no vas a usarles para chantajearme con la sociedad. Brody quería más que nada poder decirle a Claudia que podía adoptar su niño, pero no le permitiría a Gavin usarlo como moneda de cambio. ―Chantaje es una palabra muy fea, ¿no? Solo estoy pidiendo lo que es mi derecho. No puedes alejarme de la sociedad para siempre. Si quieres este bebé, tendrás que pensar seriamente en darme lo que quiero. ―Eres asqueroso. ―Brody dio un paso hacia Gavin―. ¿Sabes lo deplorable que eres? ―No más de lo que tú lo eres ―dijo Gavin―. Intentas enviarme de nuevo a Boston y robarme no solo mi compañía sino mi hijo también.
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―¿Tu hijo? ¿Estás burlándote de mí? Todo lo que hiciste fue dejar a Claudia embarazada. Esto no te hace el padre de su bebé. ―Dejarla embarazada no te da ciertos derechos y si este niño es un Callahan es por mí. El reloj está corriendo y será mi nombre el que va ir en el certificado de nacimiento. Piensa en las habladurías que van a surgir cuando la gente sepa que tengo derecho de visita para el hijo de tu novia. ―Hijo de puta. Nunca te dejaré… ―Brody ―Claudia estaba de pie en la entrada de la cocina con Mona detrás de ella―. ¿Está todo bien? Gavin miró hacia Mona y después a Brody. Era obvio en su expresión que no quería discutir más sobre la custodia. ―Estamos bien. ―Estaba buscándote en el vestíbulo. ―Claudia caminó y tomó la mano de Brody―. Me gustaría irme ahora. ―Por supuesto ―dijo Brody―. Gavin, hablaremos esto el lunes. ―En las oficinas de New York. Gavin no iba a dejar ir la oportunidad. ―No he aceptado esto. ―No me importa si has aceptado o no ―dijo Gavin―. No voy a volver a Boston. ―Se movió hacia Mona―. Es demasiado difícil con mi relación con Mona. Ir de allá para acá es extenuante. Mona le dio a Brody una pequeña sonrisa y después bajo la mirada. Estaba claramente incomoda de estar en medio de esta pelea. ―Tienes un trabajo que hacer en Boston y no… ―Creo que deberías dejarle quedarse ―dijo Claudia en voz baja. ―¿Qué? ―Brody miró en dirección a Claudia sin dar crédito a lo que estaba sugiriendo. ―Puedo ver la tensión que está metiéndose en su relación ―dijo Claudia―. Tal vez si trabajabas con Gavin, podrías tener estos problemas de socios arreglados. ¿No es esto lo que quieres? ―Ella tiene razón ―dijo Gavin―. Podías resolver otras cosas también. ―Te dije que estos problemas no tienen nada que ver con Callahan Industries. La rabia de Brody salía a borbotones a superficie. Claudia debió haberlo sentido también porque le dio un suave apretón a su mano.
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―¿Qué otros problemas? ―preguntó Mona―. ¿Qué otra cosa esta pasando entre ustedes? ―No es nada ―dijo Gavin―. Mi hermano es un cabezón y quiere que todo se haga a su manera. Estoy seguro que Claudia hablará con él para hacerlo entrar en razón. ¿Verdad? ―Brody, ¿me puedes llevar a casa? ―Claudia se frotaba las sienes. ―¿Estás bien, Claudia? ―preguntó Mona―. Te ves enferma. ―Creo que me he pasado esta noche ―dijo Claudia―. Estoy cansada. ―Es normal ―dijo Mona―. Estás en tu último trimestre ahora, así que el cansancio va volver. Brody, tienes que asegurarte que descanse, beba muchos líquidos y se cuide. ―Lo haré. ―Puso los brazos alrededor de ella y la acompañó hacia el vestíbulo. Gavin y Mona los seguían. ―Claudia ―dijo Mona―. No dejes que lo que hay entre Brody y Gavin te moleste. Tengo dos hermanas, peleamos y lo arreglamos. Estarán bien. Brody miró hacia Gavin, moviendo su cabeza con disgusto. Gavin no se merecía una mujer como Mona. ―Te veré el lunes. ―Piensa en lo que te he dicho ―dijo Gavin―. Es lo mejor para todos los implicados. ―Puedes volver a New York. ―Brody abrió la puerta de entrada―. Pero no por alguna de tus peticiones de esta noche. ―Quería que Gavin sepa que esto no tenía nada que ver con firmar estos papeles―. Tienes que agradecerle a Claudia por tu traslado. Obviamente tiene una debilidad por tu vida sentimental. Buenas noches, Mona. Claudia se mordió el labio y movió nerviosamente las manos, más de lo que había hecho cuando habían llegado unas horas antes. Brody se preguntaba si ella se había dado cuenta que se había pasado. Se dio prisa fuera hasta el automóvil con Claudia caminando detrás de él. Ella hizo todo lo que pudo para mantener el paso con él. ―Brody, y… Él abrió la puerta del auto y asintió para que entrara. No estaba preparado para hablar. Entre las tonterías de Gavin y la sugerencia de Claudia que se quedara en Nueva York, tenía bastante para una noche.
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Condujo en silencio. Claudia miraba por la ventana del pasajero. De vez en cuando él miraba en su dirección. Habían hecho el amor veinte minutos antes. ¿Cómo habían ido las cosas cuesta abajo tan rápido? Gavin. No se podía negar que siempre estaría involucrado en sus vidas y en la del bebé. Hace dos meses, su hermano no quería nada que ver con Claudia y su hijo, y ahora estaba amenazando con derechos de visita. ¿La custodia sería lo siguiente? Todo lo que quería hacer era proteger la mujer que amaba y su hijo no nacido de un hombre quien los iba usar a cada uno para obtener lo que quiera. ―No quería interferir ―habló Claudia finalmente después de unos diez minutos. ―¿Por qué lo hiciste? ―No quería ser duro pero no podía entender porqué ella quería a Gavin alrededor de ellos por el resto del embarazo. ―No puedes mantenerlo lejos para siempre. ―¿No crees esto? ―Brody. ―Suspiró―. No quiero que pelees con tu hermano. Nunca quise estar entre ustedes dos pero es todo lo que he hecho desde que te he contado sobre el bebé. ―Gavin y yo tenemos problemas más graves que este ―dijo―. No puedo encontrar la manera de tenerlo bajo control pero le estás dando munición para usar contra mí. ―¿Cómo? ―No importa. ―Brody no quería preocuparla―. Tienes que dejarme a mí manejar esto. ―No. ―¿Perdona? ―No estás solo en esto. He dicho que soy una parte bastante grande de esto. No puedo dejarte batallar sin mí y tú no me puedes mentir. ¿Has dicho que no podemos tener más secretos o esto se aplica solo para mí? ―Por supuesto que no. ―Brody entró en el garaje del penthouse―. No quiero molestarte. ―No puedes protegerme de todo. ―Pero quiero. Desabrochó su cinturón de seguridad y se movió a su regazo. Él empujó el volante y movió su asiento atrás para que pudiera estar más cómoda. A pesar de que
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tenía más de seis meses de embarazo, no era mucho para ella. Era menuda y frágil en el exterior, pero sabía lo fuerte e independiente que estaba por dentro. Quería llevar parte de la carga que había llevado toda su vida. Podía hacer las cosas mejor para ella. ―Sé que quieres defenderme a mí y al bebé y te quiero por esto, pero, no puedes mantener en secreto cosas de mí. ¿Qué hizo Gavin que estabas tan molesto? ―Le di los papeles para firmarlos. ―Colocó sus manos en su regazo y ella se acurrucó más profundo en su pecho. ―Sabía que no iba a firmar nada. ―Lo sé, pero no pensaba que me iba a amenazar. Lo he subestimado. ―¿Con qué te ha amenazado? ―Resopló y Brody tenía miedo que su presión arterial se disparara. ―No quiero que te comas la cabeza por lo que ha dicho. Encontraré una manera. Ahora que se queda en Nueva York tal vez se deje de tonterías. ―Que tonterías. ¿Qué tiene que ver contigo? ―Nada conmigo. ―Envolvió los brazos alrededor de ella porque la quería reconfortar―. Amenazó con pedir derecho de visita si no le dejo volver a Nueva York. ―¿Quiere derecho de visita para el bebé? ¿Como de fin de semana? ¿Brody? ¿Él no quiere el bebé, por qué haría esto? ―Reconoció la ansiedad en su voz. ―Shh. ―La apretó más fuerte―. Está usando este bebé como táctica para conseguir lo que quiere. No voy a dejarle hacer esto. ―Debí haberte dejado arreglarlo tú, ahora pensará que cada vez que quiere algo de ti se lo darás porque te lo he pedido yo. No lo sabía. ―No pasa nada. ―Besó su cabello―. ¿Pero por qué sugeriste que se quedara en Nueva York? ―Porque le hice caso a Angela. ―Enterró su cabeza en su pecho. ―¿Por qué harías esto? ―Ella me dijo que estaba triste porque los dos pelearon en la cena. Estaba preocupada de algo que no sea la compañía estaba entre ustedes. No pude decirle que tenía razón, pero me sentí responsable. Cuando llegué al pasillo y los escuché pelear quise ayudar. ―Aprecio esto, hermosa, pero vas a tener que dejarme ocuparme de esto. Tienes algo más importante que hacer. ―¿Yo?
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―Tienes que estar sana por mí y tener a este pequeño a salvo. ¿Puedes hacer esto? Ella tomó sus manos y las colocó en su barriga. ―El pequeño es muy activo esta noche. ―Buena patada. ―Me alegro que piensas eso. Voy a estar despierta toda la noche. ―Vas a estar dormida después de cinco segundos de pegar tu cabeza la almohada. Yo entretendré al bebé igual que lo hago todas las noches. ―¿Qué quieres decir? ―El pequeño ha estado activo todas las noches esta semana. ―Presionó suavemente su barriga y justo como había anticipado el bebé empujo de vuelta―. Está jugando cuando estás durmiendo. ―¿De verdad? ―Se rió ella―. Ni siquiera lo he sentido. ―Lo sé. ―Empujó otra vez, provocando el rostro de Claudia iluminarse cuando el bebé contestó otra vez. ―Esto es grandioso. ―Es uno de mis momentos preferidos del día. ―Sonrió Brody―. Te ves tan tranquila mientras duermes y me siento conectado con el bebé. La hora que paso tocando tu barriga y hablando con el pequeño me ayuda a relajarme. ―¿Hablas con el bebé? Asintió. ―Te amo. ―Se inclinó a besarlo―. Tanto. ―Te amo. ―La besó en respuesta―. A los dos.
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20 Claudia saltó de la cama cuando se dio cuenta que Brody estaba abajo. Siempre la despertaba cuando salía de la ducha. Ahora lo iba hacer llegar tarde al trabajo. Mientras salía disparada hacia el baño, el entró con una bandeja de desayuno. ―Hola ―dijo―. No me has despertado. ―Estabas profundamente dormida. ―Colocó la bandeja en la cama―. Te he hecho el desayuno. ―No puedo comer, llegarás tarde. ―Se fue hacia el armario para escoger algo para vestir. ―Estaba pensando que deberías trabajar desde aquí a partir de ahora. ―¿Qué? ―se dio la vuelta para mirarlo―. ¿Por qué? ―Tengo un mensajero para entregar todo para ti. Puedes usar mi despacho y podrás estar en video conferencias si lo necesitas. ―No lo entiendo ―dijo―. Creía que te gustaba tenerme en la oficina. ―Me gusta. ―Tomó su mano y la llevó hasta la cama―. Ahora que Gavin está reanudando sus obligaciones en Nueva York, no creo que sea bueno para los tres estar en la oficina. Va ser bastante difícil para mí lidiar con él y no te voy a someter a sus burlas. ―Puedo manejarlo. ―Sé que puedes. ―Metió un mechón de cabello detrás de su oreja―. Si no estuvieras embarazada, te diría que fueras por él, pero no voy a tomar ningún riesgo contigo y el bebé. ―Pero… ―Se sintió decepcionada. Le gustaba ir a la oficina con él. Había estado tan ocupado últimamente y el paseo en la mañana de daba la oportunidad de ponerse al día. ―Por favor, Claudia ―dijo―. No lo pediría si no lo consideraría necesario. Sabía que era la verdad. No pedía mucho. Había estado bajo tanto estrés. Estrés estaba escrito por todo su rostro. Inclinó su barbilla. ―Tengo otro proyecto para ti si estás preparada para ello. ―¿Otro proyecto?
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El pensar que Brody le confiaba otra tarea tan pronto la emocionó. Estaba teniendo una temporada fantástica diseñando la casa de su compañero y a menudo pensaba que estaría aburrida cuando estuviera terminada. ―Algo así. ―Se levantó de la cama y tendió su mano para ella―. Ven conmigo. ―¿Dónde? La llevo por el pasillo hasta la habitación de invitados. ―Tengo una gente que vendrá y moverá estos muebles. La habitación será vaciada completamente esta tarde. ―¿Por qué? ―El pequeño necesita espacio. ―Sonrió―. ¿No lo crees? ―¿Quieres que esta sea la habitación del bebé? El asintió. ―Esta habitación es enorme. ―Miró alrededor. Mucho mejor que el cuarto de lavado que inicialmente había planeado convertir en su apartamento―. No creía que podría ofrecerle al bebé un cuarto. ―He visto la revista en la cama ―dijo―. Tienes un excelente gusto en muebles. ―Oh. ―Sintió el calor elevarse en sus mejillas―. Aquellas cosas que había marcado al inicio son demasiado complejos. Solo estaba fantaseando. ―No tienes que fantasear más. Esta habitación es bastante grande para cualquier cosa que deseas. Contrataré un pintor y un carpintero. Así que dibuja lo que tú quieras. ―Brody, no, no puedo. Bajó la mirada al suelo. Ya había hecho mucho por ella. Apreciaba todo, pero no podía seguir aceptando de él, especialmente ahora que Gavin podía causarles un problema. ―¿Qué pasa? ―No puedes seguir haciendo esto. ―¿Haciendo qué? ―Eres tan generoso. ―Tomó una profunda respiración y deseó no volverse emocional. Estaba impaciente por dejar de ser tan llorona. Estúpidas hormonas. ―En caso que no hayas observado tengo un montón de dinero. ―Lo sé, pero es tu dinero. No mío. El pasó una mano por su cabello.
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―Ya veo. ―Miró por la habitación. ―No quería sonar desagradecida. ―Podía decir por su herida expresión que lo había descolocado―. Me has dado tanto, pero yo nunca tuve algo ofrecido antes. Es abrumador. ―No te estoy ofreciendo nada. No eres mi caso de caridad. ―Nunca me has tratado así pero a veces me pregunto ¿Por qué? ―Tenía la esperanza que tuviera sentido pero incluso cuando lo escuchó no sonaba correcto. ―¿No te he demostrado cuánto quiero estar contigo? Haría cualquier cosa por ti. ¿No puedes simplemente aceptar esto? ―¿Qué he hecho yo por ti? ―Te lo he dicho. ―Miró fuera por la ventana, la distancia en sus ojos evidente―. Mi vida estaba completamente vacía antes de ti. Nada importaba más que el trabajo. Le dedicaba quince horas diarias, viajaba por el mundo, negociaba hasta que ganaba cualquier posible licitación y me ocupaba de todo lo que mi padre pedía. Nunca me había preocupado por mi vida personal. No me importaba. Ella apretó sus ojos, intentando retener las lágrimas. Cuando se ponía de esta manera, sonaba tan solitario. ―No tenía idea que alguien podía significar para mí tanto como lo haces tú. Supe de inmediato que eras diferente. Nunca fui el tipo de hombre que creía en el destino o el amor a primera vista, pero tú has cambiado todo para mí. Sabía que eras tú. Ni siquiera el hecho que estabas embarazada con el niño de Gavin me hizo creer diferente. Nunca te lo dije antes Claudia, pero daría todo para que este niño fuera mío. Ella sorbió sus lágrimas porque en su corazón había deseado mil veces lo mismo. ―No porque no puedo aceptar que el bebé no es mío. Tengo la esperanza que es más que probado lo mucho que amo este niño. Solo me hubiera gustado haberte encontrado primero y que Gavin no fuera una complicación. ―Yo también. ―Las lágrimas se deslizaron abajo en sus mejillas. ―¿Quieres saber lo que puedes hacer por mí? Ella asintió. ―Haría lo que sea por ti. ―Déjame compartir contigo lo que tengo ―dijo―. No tienes idea de las cosas que ya me estás dando. Nos hemos mudado rápido y hemos tenido que lidiar con unos pocos obstáculos. He intentado no apresurarte.
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―No lo has hecho. Estoy aquí porque quiero vivir contigo. No había duda en su mente que Brody era el hombre con el que tenía que estar. ―Quería pedírtelo apropiadamente ―dijo―. Pero de nuevo, nada de lo que hemos hecho es convencional o como de costumbre. ―La costumbre esta pasada de moda. ―Se rió ella. ―Sé que mi mundo es diferente del de donde tú vienes y puedo entender como de aplastante puede ser aceptar mi dinero y todo lo que puedo ofrecer, pero si fueras mi esposa tendrías que aceptarlo. Se dejó caer en una rodilla, cogiendo la mano de ella en la suya. ―Claudia… ―Brody. ―Sus rodillas se sintieron débiles y su estómago se llenó de mariposas―. ¿Qué estás haciendo? ―Pedirte ser mi mujer. ―¿Quieres casarte conmigo? ―Se movió contra él, sintiéndose inestable. Rápidamente él se puso de pie y la llevo en brazos al dormitorio, colocándola en la cama. ―No quería soltarlo, pero el momento pareció apropiado. ―Se Sentó al lado de ella―. Tenía planeado esperar para que el anillo sea terminado, pero… ―¿Hay un anillo? ―Sí, esta se suponía que iba ser la parte tradicional, pero cuando estoy a tu lado, me vuelvo realmente impaciente. También fui a visitar a tu abuela el otro día. ―¿Sí? No me ha mencionado nada cuando fui a verla ayer. ―Le he pedido que no lo hiciera. Quería dejarle conocer cuáles eran mis intenciones contigo. Se rió mientras intenta luchar con los nervios que se apoderaban de ella. ―Entonces, ¿lo harás? ―Brody se veía como si estuviera nervioso también. ―¿Casarme contigo? ―Llevó sus manos alrededor de su cuello y lo beso fuerte en los labios―. Te quiero tanto. Él se dejó caer atrás llevándola encima de él. ―¿Tomo esto como un sí? ―Definitivamente. ―Te amo. ―Pasa sus dedos por su cabello y levanta su rostro para poder mirarla―. Ahora que estuviste de acuerdo en ser mi mujer espero que nunca dudes de lo mucho que nos pertenecemos.
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―Lamento que he tenido un ataque de pánico en la habitación de invitados. Gracias por querer transformarlo en un cuarto de bebé. Es una excelente idea. ―Por el momento. ―¿Qué quieres decir? ―Bueno. Tengo algo más que contarte. Se suponía que iba seguir a la propuesta. Tengo un regalo para ti. ―Me has dado suficiente. ―Solo estoy empezando. ―La trajo más cerca y salpicó su rostro de besos―. Acostúmbrate a ello. ―¿Qué más? ―La casa que has estado diseñando. ―Movió la mano bajo su camisón, buscando sus pechos. Podía sentir su erección presionando contra su muslo. ―¿Qué pasa con ella? ―No es para un compañero. ―Pasó sus pulgares por encima de sus pezones. ―¿No lo es? ―Se sentó porque tenía que crear alguna distancia o iban a estar liados antes que contestara a su pregunta. ―Hey, no había terminado de tocarte. ―Intentó traerla de nuevo abajo. ―Te estás distrayendo. ―Permaneció en la posición sentada―. Si el proyecto en el que he estado trabajando no es para un compañero, ¿entonces para quién es? ―Para nosotros. ―¿Qué? ―Había estado diseñando su propia casa y ni siquiera lo había sabido―. ¿La casa es tuya? ―Nuestra, futura señora Callahan. ―Se sentó y la besó―. Compré el terreno hace unos años. Iba a venderlo, pero el mercado cayó así que lo mantuve. Cuando me dijiste que estabas embarazada, supe qué quería hacer con el terreno. Lo quería para nuestra casa. ―Es tan grande ―dijo―. Más grande que la casa de Angela. ―¿Esto te molesta? ―No lo sé. ―Cuando Claudia era pequeña siempre soñaba con vivir en una casa como la de los Callahan, pero nunca se había imaginado que sucedería. Iba a ser una Callahan, no estaba segura cómo algo de esto había pasado. Un torbellino de emociones la sobrepasó. ―Si es demasiado grande le podemos modificar la escala. Solo quiero que seas feliz.
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―Estaría feliz si viviéramos en mi apartamento. ―Claudia no le importaba donde iban a vivir mientras estaban juntos―. Solo quiero estar contigo. ―Siempre vamos a estar juntos. ―¿Por qué no me has dicho que la casa en la cual estaba trabajando era para nosotros? ―Porque sabía que te echarías atrás con lo que querías si sabías que era para nosotros. Sé cómo piensas. ―Cuando me dijiste que el dinero no era problema pensé que era para un cliente. ―El dinero no es problema para mí ―dijo―. Te lo dije. Ahora tienes que acostumbrarte a ello. ―Esto no va pasar de noche a mañana Brody. Unos meses atrás estaba intentando averiguar cómo iba a permitirme mantener a mi bebé. No sabía cómo iba a hacerlo sola. Al principio de su embarazo, después de decirle a Gavin y el rechazo, se preguntaba si debería dar el bebé en adopción. Quería que su niño tuviera lo mejor posible. Desde que había conocido a Brody, se había dado cuenta que había tomado la mejor decisión en quedarse al bebé. No por su dinero o las cosas que podía ofrecerle, sino porque era un amable, cariñoso y considerado hombre quien haría todo para mantenerla feliz y segura. ―Lo siento. ―La abrazó―. Debe haber sido muy duro. ―Había considerado la adopción en mis primeras semanas, pero mi corazón sabía que no podía hacerlo. Sentí una conexión con el bebé tan pronto como sospeché que estaba embarazada. Prometí que encontraría una manera para hacer todo funcionar. Fueron días en que todo lo que pude hacer era llorar. ―Desearía haber sido más de ayuda en estos primeros meses. ―Estuviste siempre alrededor, apareciendo sin esperarte. ―Sonrió―. Me ayudaste más de lo que sabes. ―Todo se resolvió. Ella asintió pero aún tenía una inquieta sensación en la boca de su estómago. Había estado desde que habían dejado la casa principal la noche del viernes. La actitud impredecible de Gavin la inquietaba y era obvio que afectaba a Brody. Intentaba no pensar en ello, pero no podía dejar la sensación de que no funcionaría. ―Hey. ―Acarició sus mejillas―. Tienes que creer en mí. ―Lo hago.
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―Has estado molesta desde la fiesta. No has sido tú misma en todo el fin de semana. ―Lo siento ―dijo―. Gavin ha estado en mi mente. ―Es por esto que no quiero que vuelvas a la oficina. Al menos no hasta que comprenda lo que quiere. ―Probablemente tienes razón. Es mejor si me quedo en casa. ―Tienes un montón que hacer. ―Sonrió―. Tienes una casa para terminar de diseñar, una habitación de bebé para decorar y una boda para planear. ―¿Una boda? ―Te pedí que te casaras conmigo, ¿o te has olvidado? Has dicho que sí y no puedes volverte atrás. ―La beso―. No lo voy a permitir. ―No iba volverme atrás, señor Callahan. ―Muy bien. ―Miró su reloj―. En verdad estoy llegado tarde al trabajo. ―Soy una mala influencia. ―Una terrible influencia. ―La empujó en su espalda―. Pero ya que estoy tarde…. ―Tomó su mano y la apretó contra su entrepierna―. Tal vez podemos hacerlo valer la pena. ―Definitivamente deberíamos.
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Dos horas más tarde, Brody entró precipitado por la puerta principal de Callahan Industries. Estar tarde era una primera vez para él. ―Oh, aquí estás ―dijo Autumn―. ¿Está todo bien? ―No podía ser mejor. He tenido una maravillosa mañana. ―Llegas tarde. ―Sí, pero probablemente no seré despedido. ―¿Cómo está Claudia? ―Autumn le dio una pequeña sonrisa autosuficiente, indicando que sabía exactamente por qué llegaba tarde. ―La he dejado durmiendo. El embarazo la cansa. ―Hmm, estoy seguro que no es lo único que la cansa. ―¿Algo urgente? ―No iba discutir su vida sexual con su secretaria sin importar cuanto curioseaba.
―Tu joyero llamó. Tu pedido está listo. ―Perfecto. ―Sonrió―. Lo recogeré esta tarde. ―¿Cuándo vas a pedírselo? ―Podía escuchar la emoción en su voz. ―Ya lo hice. ―¿Brody? ¿No puedes hacer nada de la manera correcta? Se supone que debes tener el anillo antes de la propuesta. ―¿Te propusiste? ―preguntó Gavin mientras caminaba hacia el escritorio de Autumn. ―Esta mañana. ―Brody miró la expresión de Gavin―. Claudia estuvo de acuerdo en casarse conmigo. ―Excelentes noticias. ―Autumn abrazó a Brody―. Felicidades. Te mereces esto. ―Gracias. ―Se liberó de su agarre―. He estado esperando mucho tiempo por alguien como Claudia. ―Sí, puedo ver porqué ―dijo Gavin―. ¿Tienes dos minutos? Brody detectó el desacuerdo en la voz de su hermano pero no lo iba dejar arruinar su día. ―Por supuesto. ―Brody caminó por el pasillo―. Autumn por favor, toma mis llamadas. Gavin seguía a Brody a su despacho y después cerró la puerta de golpe. ―¿Te estás casando con Claudia? ¿No es hacer trampa para reclamar su bebé lo suficiente? ―¿Qué, vas a actuar como si te importara? ―Brody se sentó en su escritorio y seleccionó el correo―. Y no hice trampa para reclamar a nadie. ―Lo que sea ―dijo―. Solo espero que puedas manejar un bebé, una boda y una casa. Brody levanto la mirada a él. ―Sí, he visto quién es el dueño de la propiedad en la que trabajas con tu novia. ―Se sentó en el sofá―. La Cenicienta se llevó el gordo cuando empezó a hacer la colada de los Callahan, ¿verdad? ―¿Por qué eres tan resentido cuando se trata de ella? No te ha hecho nada. ―Brody dejó el correo a un lado―. Le has fallado de cada manera posible, pero no estuvo detrás de ti. Siguió su vida y no te pidió nada. ―Ella no siguió ―dijo―. Encontró otra solución.
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―Una que no te incumbe a ti. ―Pero ahí es donde te equivocas. No podemos mantener un secreto como este. Al final saldrá a luz y no puedo correr el riesgo de perder a Mona. ―Tal vez deberías decirle la verdad. ―Brody sabía que intentar esconder la paternidad del bebé no era la mejor opción―. A lo mejor puede ayudarte a tomar la decisión. Estoy seguro que no aprobaría la manera que intentaste manejar las cosas la otra noche. ―No voy a disculparme por querer volver a Nueva York para estar así más cerca de Mona. Pertenezco aquí tanto como tú. ―Te he previsto una oportunidad que no podrás tener trabajando aquí. Jacob fue el mejor mentor para ti. ―Porque tú no tienes tiempo para mí ―dijo―. Tampoco lo tuvo papá. ―Esto no es verdad. ―Brody sacudió la cabeza―. Hemos intentado enseñarte. ―Aún estaba estudiando cuando papá falleció. No me diste una oportunidad para averiguar qué es lo que quería. Solo porque tú lo supiste cuando tenías doce no quiere decir que yo tenía un plan. ―Entiendo esto y tienes razón. ―Esto es un primer paso. ―Sonrió. ―Te envié a Boston porque creí que ayudaría. Tal vez me he equivocado. Has visto los números de venta, sabes que estamos creciendo. Necesito que subas de nivel. Si puedes probar que vas en serio esta vez, estableceré una fecha y te haré socio. Pero no puedes joderla. ―¿Aun tengo que esperar? ―Gavin. ―Suspiró Brody―. He sido más que correcto y tú lo sabes. ―Voy a seguir con esto por el momento, pero no voy a esperar para siempre. ―Autumn tiene unos papeles para ti para revisar. Te he dado tres cuentas con las cuales empezar. ¿Podemos simplemente pasar las siguientes semanas y después evaluaremos dónde estarás? ―Esto no es correcto ―dijo Gavin―. La compañía debería haber sido dejada a ambos. ―Fue dejada a ambos, pero es lo mejor que tengo para ofrecerte en este momento. Tendrás que ser paciente. ―Entonces tú también. ―¿Qué se supone que quiere decir esto?
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―Sabes exactamente lo que quiere decir. No voy a firmar ningún papel para ceder mis derechos. Brody sabía que Gavin no iba firmar nada y ascendería lo que iba hacer para conseguir que su hermano haga lo que Brody quería. Pero era algo más que Brody podía intentar. ―¿Te das cuenta que si Claudia y yo nos casamos antes que el bebé nazca, entonces por ser el marido al tiempo del parto esto me hace el padre legal y mi nombre va automáticamente en el certificado de nacimiento? ―Veremos sobre esto. ―Pregunta a un abogado. ―Y te casas con ella solo para limpiar mi desastre ―pregunto Gavin. ―Me caso con ella porque la quiero. ―Aun no voy a firmar por mis derechos de padre. No hasta que consiga algo de esto. Se puso de pie y caminó fuera del despacho antes que Brody pudiera responder. Brody frotó sus sienes, intentando detener el inminente dolor de cabeza. Tenía el sentimiento de que Gavin iba a ser un problema más grande de lo que en un principio había anticipado. Y mientras lo que le había dicho a Gavin era verdad, también era verdad que Gavin podía pedir a la corte una orden de ADN y desistir la paternidad de Brody con el bebé. Por supuesto que Gavin no sabía esto, pero todo lo que tenía que hacer era hablar con un abogado. Brody suspiró. Toda esta situación tenía el potencial de volverse un desastre y las dos personas más importantes de la vida de Brody serían las que más tenían que sufrir.
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21 Claudia bajó la mirada al enorme diamante del anillo de compromiso que adornaba su dedo. No sabía que los diamantes pudieran tener ese tamaño. Nunca esperó que el suyo fuera tan grande. ―Brody, es demasiado. ―No podía dejar de mirar el anillo. Era tan bonito y brillante. ―¿Te gusta? ―La trajo a su regazo. ―Sí. ―Estaban en la terraza mirando la ciudad. El aire frío de otoño olía a leña quemada. Le recordaba a su infancia. Esos días parecían tan lejanos―. Me encanta. ―Entonces no es demasiado. ―Voy a ser tu mujer. ―La idea era impactante en tantos niveles. El anillo simbolizaba lo que ellos eran uno para el otro. Iba a ser la señora de Brody Callahan. ¿Una Callahan? ¿Quién lo habría pensado? ―¿Te hubieras imaginado esto? ―Se rió. Claudia sacudió su cabeza. ―Todo ha pasado demasiado rápido. ―¿Demasiado? ―preguntó Brody―. No quería apresurarte. ―No demasiado, pero nunca pensé… ―Se detuvo no muy segura de cómo expresar sus sentimientos―. Solo que no quiero joder nada. ―¿Cómo podrías? ―Nuestra situación no es normal. Ningún hombre le pide a una mujer que está embarazada de su hermano, que se case con él. ¿Realmente lo has pensado? Lo amaba con todo su corazón. Quería protegerlo. No quería hacer nada que pudiera dañarlo o avergonzarlo. ―Fuimos destinados para estar juntos. ―Inclinó la barbilla―. Deja ir cualquier otro pensamiento. No me importa cómo ha llegado nuestro bebé. Tienes que creer que de verdad no me importa. ―Lo sé, pero me preocupa que un día pienses que las cosas son demasiado complicadas y te vayas. No te voy a culpar, pero…
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―¿Sinceramente crees que alguna vez te dejaría? ―Se inclinó y la besó―. No me voy a ninguna parte. Te he pedido que te cases conmigo. Esto quiere decir que estoy en esto para siempre. ―Lo siento. ―Odiaba ser insegura, pero después de la forma en que habían terminado las cosas con Gavin, tenía miedo. ―No me pidas disculpas. Necesito saber lo que te preocupa. Tenía que dejarlo entrar. Necesitaba entender de dónde venían sus miedos y temores. Si quería casarse con ella y reclamar al bebé como suyo, se merecía saber quién era. ―He estado sola la mayor parte de mi vida, Brody. Siempre he tenido a mi abuela, pero era mayor en el momento en que llegué a vivir con ella. Fue difícil para ella educarme. He pasado la mayor parte de mi adolescencia cuidándola. No me quejo, pero hay tantas cosas en las que he sido tonta. Fui cautelosa contigo porque sabía que mi pasado con Gavin era incómodo. Pero tenía miedo de enamorarme de ti. Bajó la mirada, insegura de continuar. Brody le acarició el cabello. ―Cuéntame. ―Te conté que Gavin fue el primer chico con el que estuve. Tuve unas cuantas citas, pero nada serio. Siempre estaba en el colegio, trabajando o atendiendo a mi abuela. Debí portarme más inteligente cuando me persiguió. Pero para ser sincera, me gustaba. ―No le gusta renunciar a algo. ―La mandíbula de Brody se apretó con furia―. Lo he visto actuar. Debí prestar más atención cuando empezó a rondarte. Tiene un historial con el personal. ―¿Cómo podías saber? No sabías nada de mí. Cuando me pidió ir a su apartamento, pensé que quería contratarme como empleada doméstica. Pude haberle dado la espalda cuando me di cuenta de lo que quería, pero nunca había tenido la atención de alguien. Era inteligente, guapo y parecía que yo le gustaba. Me imaginé que ya era tiempo de crecer. No pensé que crecería tanto. ―Bajó la mirada a su barriga―. Cuando le dije que estaba embarazada, prácticamente se rió en mi rostro. Me sentí como una idiota. Incluso después de tantos meses, la humillación que Claudia había sentido aquella mañana aún estaba fresca. Nadie le había hablado nunca así. ―Has confiado en el chico equivocado. Lamento que fuera mi hermano. ―Lo sintió tensarse―. No puedo creer que te haya manipulado de esa manera.
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―Me recogía de la casa principal después del trabajo y pasábamos horas platicando, para conocernos. Probablemente le dije más de lo que debía, porque tan pronto como supo que era virgen, se desbordó en encantos. Pensaba que éramos amigos. No pensaba acostarme con él. ―Yo no soy Gavin. Nunca te abandonaré. Esto no es un juego para mí. ―Lo sé, pero quiero que entiendas lo experimentada que soy en el tema de las relaciones sentimentales. Eres el primer chico que he amado alguna vez. Necesito que sepas quién soy. ―Estás agobiada. ―Brody siguió acariciándole el cabello. ―No es porque no confíe en ti. ―Lo besó―. Todo es nuevo para mí, pero se siente bien. ¿Tiene sentido? Tengo miedo de hacer algo mal. ―No lo harás. ―Llenó su rostro de besos―. No te dejaré. ―¿La boda puede esperar hasta que el bebé nazca? ―Si es lo que necesitas ―dijo. Pero ella vio la decepción en su mirada. ―Quiero casarme contigo. No lo habría dicho si no estuviera absolutamente segura, pero hay mucho en juego. No quiero que nos perdamos el uno al otro. ―Nunca me vas a perder. Tienes que soltar esas inseguridades y tu negatividad. Nada de lo que puedas decirme me va asustar. ―Tienes que demostrarlo. ―Eso espero. ―Se dejó caer en el respaldo del sofá, llevándola con él para acunarla en su pecho. ―Nunca antes he sido tan feliz. ―Claudia enterró el rostro en el hueco de su cuello para inhalar su olor limpio y fresco―. Te amo. ―Yo también te amo. Te lo demostraré cada día. Tienes que confiar en mí. ―Con mi vida y la de mi hijo también. ―Puso la mano en su abdomen―. No estaría aquí si no confiara en ti. ―No te dejaré, Bella Durmiente. Te lo prometo. ―Siempre salvándome. ―Se rió. ―Siempre.
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22 Los siguientes dos meses pasaron mucho más rápido de lo que a Brody le habría gustado. No estaba nada cerca de resolver el problema con Gavin que había estado aquel día en la oficina. Acción de Gracias estaba a unos días de distancia, pero Brody no veía la familia sentándose para un día de reunión intima por la fiesta. El embarazo de Claudia estaba progresando, su presión arterial estaba bajo control y se las arreglaba para mantenerse más que ocupada con la habitación del bebé y los planes para la nueva casa. A Brody le encantaba verla tan relajada y cómoda. Ahora que estaban comprometidos, Brody había observado que la percepción de Claudia en cuanto a su relación había cambiado. Ya no se consideraba una carga o un caso de caridad. Brody la quería como su igual y estaba feliz que su propuesta de matrimonio la había ayudado ver que la quería a ella y todo lo que venía con ella. Gavin continuaba haciendo progresos en la oficina y Brody no podía estar más satisfecho con su progreso. La relación entre ellos estaba aún tensa. Gavin le provocaba a Brody en cada ocasión que tenía y le quitaba autoridad frente a los accionistas siempre que tenía la oportunidad. Había unos cuantos en la junta que nunca estuvieron de acuerdo con la forma en que su padre había manejado la transferencia de la empresa a Brody. Algunos sintieron que estuvo tratado injustamente a Gavin, pero esa nunca fue la intención de su padre. Si Gavin simplemente se centraría en la cosa en cuestión y dejaría de jugar, sería un muy buen director ejecutivo. Brody pasó por la casa principal antes de ir al penthouse. Quería que Angela supiera que él y Claudia estaban llevando a Alice a cenar en el club de campo y no se uniría a ellos para la cena de Acción de Gracias. Probablemente no le gustaría, pero Brody no tenía ningún deseo de pasar la fiesta con Gavin. Tenían demasiados temas que debían resolverse antes de que pudieran reconciliarse. No quería que su primer día festivo con Claudia sea arruinado porque Gavin no podía jugar limpio. Brody caminaba por el vestíbulo principal, cuando se dio cuenta de la luz en el estudio de su padre. En realidad, nadie usaba esa habitación más, pero Angela mantuvo todo de la manera que su padre lo había dejado. Brody se asomó para encontrar Gavin sentado en el escritorio con el rostro en su ordenador portátil. ―¿Qué estás haciendo aquí? ―preguntó Brody mientras entraba en la habitación. El olor de cuero y puro siempre le recordaba a su padre.
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―Mi madre y yo vamos a comer al club. Estoy esperándola. Quería repasar estos dosier del negocio Hartford. Te los enviaré por email cuando termine. ―Gracias. ―Brody entró y se sentó en el sofá de cuero frente al escritorio. Era extraño ver a Gavin sentado detrás del enorme mueble de Mahón. Todavía vistiendo su traje, se veía como si estuviera a punto de cerrar un gran negocio. Se veía como un Callahan―. Vi los números de tus cuentas. Lo haces muy bien. Papá estaría impresionado. ―¿Tú crees? ―Sonrió―. No estoy seguro que me lo hubiera dicho. ―Lo hubiera hecho ―afirmó Brody―. Sabía que tenías potencial. ―Qué bonito por tu parte decírmelo. ―La voz de Gavin estaba llena de sarcasmo. ―No he venido aquí para discutir. ―Apenas me has dicho cinco palabras en dos meses. Me has mandado por email todo lo que querías o a Autumn para decirme. ¿Cómo podríamos discutir? ―Sé que las cosas son complicadas. Los dos estamos en una mala posición. ―Brody se puso de pie y miró fuera por la ventana que exponía el grande jardín―. No sé cómo vamos a arreglarlo. ―Sí lo sabes ―Gavin sacó unos papeles de una carpeta del escritorio―. Sabes exactamente qué esperas y se supone que debo cumplir. ―No te he presionado. Gavin ondeo los papeles de paternidad por delante del rostro de Brody. ―¿Es esto lo que venías buscando? ―¿Las has firmado? ―¿Quieres saberlo? ―Corta la mierda. ―Brody no quería discutir con él, pero Gavin hacia todo lo posible para que lleguen a ello―. El bebé estará aquí en menos de un mes y me gustaría tener esto resuelto antes. Has tenido meses para tomar tu decisión. ―Tú has tenido años para tomar la tuya ―le contestó Gavin. ―Ya te he dicho que no voy a usar el bebé como objeto de negociaciones. ―La idea de Gavin usando al hijo no nacido de Claudia para ganar ventaja lo daba asco a Brody. ¿Cuántas veces más tenían que pasar por esto?―. No te voy hacer socio solo para que me firmes los derechos. Si no puedo adoptar el bebé no importa. Aún puedo criarlo como mío y darles a los dos una vida digna. ―Así que te has decidido no casarte antes de nacer el bebé. ¿Estás por robar lo que es mío?
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―El hijo de Claudia no es una posesión, así que no puedo robarte el niño, pero si quieres saberlo, Claudia quiere esperar para casarnos. ―¿Me pregunto porqué? Tal vez no puede tolerarte después de todo. Brody ignoró la provocación de su hermano. ―Si hubiera hecho las cosas decentes, nada de esto sería un problema. ―Tu cosa de casarse no hubiera funcionado de ninguna manera. Podría haberlos llevado a la corte y cuestionar tu paternidad. Brody sacudió su cabeza. Su hermano menor había hecho sus investigaciones. ―No quiero ser socio. ―¿Qué juego estás jugando? ―Ningún juego. ―Se encogió Gavin―. Puedo ver lo mucho que amas a Claudia y sé lo mucho que quieres que tu nombre aparezca en el certificado de nacimiento. No creo que no te importe. Eres un puto controlador. Quieres que todo esté en orden antes de que el niño aparezca por aquí. Brody quería más que nada adoptar el niño de Claudia, pero no dejaría a Gavin manipularlo. ―¿Qué es lo que quieres? ―Brody sabía que Gavin no iba a ceder tan fácilmente―. ¿Si no quieres ser socio, entonces qué? ―Creo que es tiempo que Callahan Industrias tengan un nuevo director ejecutivo. ¿Qué opinas? ―Estás loco. ―¿Lo estoy? Te apoderas de mi hijo. Creo que es un trato correcto. ―Has perdido tu jodida mente. ―¿Quieres mi firma aquí? ―Ondeó los papeles por delante de Brody otra vez. ―Nunca te he ofrecido nada. Ni una parte, y seguro como el infierno que no mi compañía. ―Entonces supongo que no tendrás mi niño. ―Tú, asqueroso hijo de puta. ―Brody se echó encima de Gavin, pero Gavin lo empujó atrás antes de que pudiera hacer contacto. Brody golpeo el escritorio, tirando la lámpara al suelo. Se rompió en pedazos justo cuando Angela entraba. ―¿Por qué demonios están peleando? ―Movió la cabeza como si miraría los trozos de cristal―. ¿En el despacho de su padre? ¿Qué pensaría él sobre esto? Brody se enderezo la americana. ―Esto no te incumbe a ti, Angela.
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―Creo que sí ―dijo Angela―. Los dos han estado igual desde aquella fiesta cóctel. Cualquier problema que sea, es desde lejos más que algo que tiene que ver con la compañía. ¿Qué está pasando? ―Dije que no era ningún asunto tuyo. ―Angela era la última persona a la que Brody quería ver involucrada. ―Quizás deberíamos dejar saber a mi madre qué es lo que pasa. ―Se sentó Gavin en el sofá de cuero―. Es una mujer inteligente. Podría tener algún conocimiento. ―Gavin. Brody sabía qué tan complicada la situación podría llegar a ser si Angela estuviera al tanto. ―Es mejor que uno de ustedes hable ―dijo ella―. Su padre tenía planeado que trabajaran juntos. Cometió un enorme error cuando apartó a Gavin. ―Esto no es sobre lo que mi padre hizo. ―Brody miró a su hermano―. Se trata de hacer lo que es correcto. ―¿Correcto para quién? ―provocó Gavin―. En tu mundo perfecto conseguiste todo. Todo lo que estoy pidiendo son mis derechos. ―Te he asegurado que tendrás un lugar en cuanto estés preparado. ―Brody se estaba cansando de esta conversación―. Fue un error pensar que eras lo suficiente maduro para entender qué estoy haciendo para Industrias Callahan. ―La junta ha estado hablando de manera positiva de Gavin ―dijo Angela―. Tal vez es tiempo reconsiderar. ―No ―dijo Brody―. No me voy a ver obligado tomar una decisión por razones equivocadas. ―Ni yo tampoco ―contesto Gavin. ―¿De qué están hablando? ―pregunto Angela―. Gavin, ¿qué son esos papeles? Gavin las miro fijo y después a su madre. ―Brody quiere algo de mí, pero no está dispuesto a darme algo a cambio. ―Esto no parece correcto, Brody. ―Angela tendió la mano para los papales―. ¿Qué es lo que quieres? ¿Han mirado los abogados estos papeles? ―Te ahorraré el tiempo ―dijo Brody―. ¿Quieres saber qué es lo que quiero de tu hijo? Ella asintió. ―A su hijo.
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―¿Qué? ―Angela le miró a Gavin―. ¿De que está hablando? ―Cuéntale a tu madre lo que estás intentando hacer. ―¿De qué está hablando tu hermano Gavin? ―La irritación de Angela era evidente en su tono de voz―. ¿Qué hijo? ―Claudia está embarazada de mi hijo ―dijo Gavin―. Brody quiere que firme mi renuncia a los derechos de paternidad para que pueda adoptarlo. ―¿Qué? ―Angela se volvió hacia Brody―. ¿Cómo puedes pedirle que haga esto? ―Porque no quiere el bebé ―dijo Brody―. Nunca lo quiso. Dependiendo de su humor, el bebé no pasaría siquiera ni la mitad de tiempo. ―¿Es tuyo el bebé? ―pregunto Angela a su hijo. ―Claudia dice que sí ―dijo Gavin―. ¿Quién sabe? Saltó a mi cama y en la de Brody así que no pued…. ―Cuidado ―gruñó Brody―. El bebé es suyo, pero es demasiado irresponsable o idiota para admitirlo. No quiere nada que ver con Claudia o su hijo. Permitió que frotara suelos después de que le contara que estaba embarazada con su bebé. ―Gavin ―dijo Angela―. ¿Cómo has podido? ―Pensé que estaba engañándome. ―¿No hay ninguna posibilidad de que el bebé sea tuyo? ―Angela miró a Brody. Él negó. ―Este niño es de Gavin y ahora quiere que me vaya de la compañía o no me va firmar los papeles. ―Gavin, por favor dime que esto no es verdad ―dijo Angela―. Dime que este no es tu plan. Su madrastra lo sorprendió. Siempre se había puedo del lado de Gavin en cualquier problema. Brody nunca había pensado que estaría sorprendida por las acciones de su hijo. Quizás debería haber venido a ella antes. ―No sé qué otra cosa hacer. No puedo hacer que Brody vea lo que debería ser hecho de otra forma. ―Gavin tiró los papeles al suelo―. ¿Quieres que firme? Conoces mis términos. ¿Es la compañía más importante que una vida con Claudia y su hijo? ―Puedo tener aún una vida con Claudia. El certificado de nacimiento es solo un trozo de papel.
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―¿Claudia va sentir lo mismo cuando lo sepa? ―preguntó Gavin―. Tal vez debería iluminarla. De hecho debería tal vez decirle que me he equivocado y pedir perdón. ―Se apoyó contra el escritorio. ―Quédate lejos de ella. ―Brody dio un paso hacia él, pero Angela lo empujó atrás―. Mejor lo controlas. ―Miró a Angela―. Esto no es un juego. El bebé estará aquí en un mes y tenemos que tener toda esta mierda resuelta antes de que esto pase. ―Estoy de acuerdo ―dijo―. Hablare con él. ―No te pongas de su lado ―gritó Gavin―. Quiere controlar todo. Tal vez estés capacitado en decirme qué tengo que hacer en la oficina, pero no vas a hacer lo mismo con mi niño. ―¿Tan de repente es tu hijo? Tenías que tomar la responsabilidad hace ocho meses cuando Claudia vino a ti y te pidió ayuda. Ella necesitaba que dieras un paso. Tenerlo juntos, Gavin. De una manera u otra, tendrás que tomar la decisión. Pero no joderás por ahí. Cualquier discusión de paternidad, o quitar mi puesto esta fuera del tema. Juro por Dios, que enviaré tu culo tan lejos de aquí que te costará semanas volver con Mona. ―Que te jodan. ―Gavin empujó el cabello de sus ojos―. Ve a casa y únete a tu novia embarazada, porque tu vida simplemente se trasformará en un infierno después. Dile a Claudia que tendrá noticias de mi abogado. ―Si haces algo para molestarla, te mataré. ¿Lo entiendes? ―Brody ―espetó Angela―. Para. ―Ponlo recto o yo lo haré. ―Brody salió como una tormenta del estudio.
Brody se dio un largo paseo en coche e intentó aclarar su mente. No quería llevar esta energía negativa a casa con Claudia. Era extremadamente perceptiva y sabría que algo no iba bien. Tan pronto como llegó a casa, se retiró a su estudio y se sirvió un vaso de whisky. Le había prometido a Claudia que iba a arreglar esto. Le había hecho creer que tenía todo resuelto con Gavin antes que llegara el bebé. Quedaban menos de treinta días y no estaba ni cerca de encontrar una solución de lo que había estado el día que les dijo a todos que era el padre de su hijo. Brody no podía creer la audacia de su hermano. ¿Cómo podía pensar Gavin que Brody le entregaría la empresa a cambio de un bebé? Toda la situación se había salido de control. Ahora que Angela sabía sobre el bebé, Brody solo podía imaginar qué clase de destrucción se produciría. Todo lo que quería era proporcionarle a Claudia algo de paz. Él quería darle la vida que merecía.
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Tal vez debería alejarse de la empresa. No era como si no pudiera extenderse por su cuenta. Golpeó el vaso en la mesa. Eso no era lo que su padre quiso. Él quería que sus dos hijos continuaran con su legado y Brody se comprometió a hacer que eso sucediera. ―¿Estás bien? Brody levantó la mirada para encontrar a Claudia en la puerta de su despacho. Sus ojos estaban apenas abiertos, su largo cabello enredado a las puntas y sus pezones se empujaban contra el fino material de su blusa. Sus pantalones de pijama colgaban de sus caderas y podía ver una línea de piel asomándose. La vista era bastante para ponerle duro. ―Por supuesto. ―Sonrió mientras extendía su mano―. ¿Por qué no lo estaría? ―Has estado en casa durante un ratito, pero no has subido. ―Lo siento. ―Envolvió sus brazos alrededor de ella y beso su cabeza―. Estoy lidiando con una situación. ―¿Puedo ayudar? Movió su cabeza. ―No creo. ―Es Gavin. ―Pasó los dedos por su mandíbula. ―¿Cómo lo sabes? ―Tenía un don de percepción. ―Cuando estás estresado por el trabajo, normalmente lo dejas en la entrada. ―Lo empujó hacia el sofá y se acurrucó en su regazo―. Gavin tiene la costumbre de hacer tu estrés resistirse. ―¿No eres observadora? ―Enrolló las puntas de su cabello alrededor de sus dedos. ―He estado observándote durante las pasadas semanas. No creo que tenga más aquel efecto calmante en ti. Has estado enfadado desde el día del coctel. ―Aún me calmas. ―Apoyó su cabeza contra el respaldo del sofá mientras ella le quitaba la corbata y desabotonaba los primeros botones de su camisa. ―Entonces, ¿qué está mal? ―Te he fallado. ―No podrías nunca. ―Lo besó―. Si esto tiene que ver con el bebé y Gavin, nunca lo has tenido bajo control. Así que, no me has fallado. ―Te dije que lo arreglaría.
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―No puedes y está bien. ―Tomó su mano y la colocó en su barriga―. Sé quién es el padre de mi bebé y también lo sabrá nuestro bebé. ―Sinceramente quieres decir esto, ¿verdad? ―Por supuesto. ―Levantó la mirada hacia él―. Hemos estado equivocados durante todo esto. ―¿Sí? ―Pasó el dedo por su labio inferior. ―Gavin no se va alejar. Es tu hermano y media compañía le pertenece. En cuanto más aprietas, más se resiste. No quiere el bebé, pero ya abandoné mis esperanzas que firme la renuncia a la paternidad. ―¿De verdad? ―pregunto Brody cuando se dio cuenta. ―Creo que tú deberías también. ―Se giró en sus brazos―. No importa. Gavin había creado totalmente el estrés. Quizás si Brody le dejara ir, Gavin lo haría también. Tal vez podrían encontrar una manera para solucionar las cosas. ―El bebé seguirá teniendo tu apellido. ―Sonrió―. Vamos a ser una familia. Es lo que siempre he querido. ―Eres una mujer asombrosa, ¿lo sabes? ―La besó en la punta de la nariz. ―Quiero el siguiente mes libre de drama. Todo se va solucionar, sé que lo hará. ―Me siento más calmado. ―Suspiró contra su cabello―. Ves, aún tienes este toque.
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23 Claudia dio vueltas en la cama durante horas. No importaba lo mucho que lo intentaba, no conseguía ponerse cómoda. Abrió los ojos a la débil luz del dormitorio. Por la claraboya encima de la cama miró el cielo gris. Una tormenta de nieve estaba en el horizonte. Brody la rodeó con los brazos y la acercó a su pecho. ¿Mala noche? Lo siento susurró. Vuelve a dormir. Tengo una reunión temprano. Le besó el cuello. De todos modos, tengo que levantarme pronto. Cada vez me es más difícil quedarme dormida. Estoy realmente incomoda. Simplemente intenta relajarte hoy. Solo te quedan unas pocas semanas. Cuando se acurrucó contra ella, sintió su prominente erección empujado contra su trasero. ¿Te gustaría que te hiciese una taza de té? Tal vez más tarde. Estiró la mano hacia atrás y pasó la mano sobre su erección, provocando que dejase salir un gemido grave de lo profundo de su pecho. Creía que estabas mal. Deslizó una mano en sus bragas. El embarazo le provocaba calores durante la noche, así que se había acostumbrado a vestirse con una camiseta de tirantes y bragas para dormir. Brody no se quejaba. La mayoría de las noches dormía desnudo, así que el sexo por la mañana era bastante cómodo. Ahora estoy despierta. Al igual que yo. Se rió suavemente contra su nuca. En más de un sentido. Puedo ayudarte con esto. Continuó acariciando su muy prominente erección. ¿Qué deberíamos hacer al respecto? ¿Quieres que nos duchemos juntos? Deslizó un dedo dentro de ella. ¿O simplemente hacer esto? Frotó sus hábiles
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dedos a lo largo de sus pliegues, presionando su pulgar contra el clítoris con cada pasada. Esto sirve gimió mientras tomaba su dureza en la mano, pasando el pulgar por la punta y extendiendo su líquido preseminal. Joder mujer. Su cálida respiración le acariciaba la oreja, enviando escalofríos por su espalda. Alzó la pierna de ella sobre su cadera, abriéndola por completo para él. Continuó bombeándolo en su mano mientras trabajaba su magia dentro de ella. El sentir sus pezones frotándose contra su camiseta creaba la sensación más satisfactoria. Se creó una fina capa de sudor cuando sus pieles se frotaron. Sus entrañas estaban en llamas mientras el calor seguía extendiéndose por todo su cuerpo. Sujetó las sábanas de debajo de ella y permitió al clímax hacerse cargo, sin parar sus movimientos en su hinchada polla. Los sonidos de sus gruñidos y cortas respiraciones le dejaron saber que estaba cerca, pero ella quería ver su hermoso rostro cuando se corriese. Rápidamente se dio la vuelta para estar frente a él, su vientre acomodándose entre ellos dos. Hola. Sonrió él. Hmm. Tomó su erección en la mano y continuó donde lo había dejado. Él arqueó los dedos en el cabello de ella y movió sus caderas al ritmo de su muñeca. Cuando apretó el agarre en su cabello, ella supo que estaba a segundos de explotar. Claudia. Dejó salir un fuerte y salvaje gemido justo antes que ella sintiera su cálido esperma chorrear entre sus dedos y bajar por su muñeca. Apretó su suave pene en su mano y esperó que volviese en sí. A pesar de sus fuertes respiraciones, se las arregló para abrir los ojos y darle un beso en la punta de su nariz. Ella se rio de su ternura―. Deberías haber terminado esto hace unas horas. ―Tomó la sábana y limpió su mano. Creo que lo hicimos se burló ella―. Antes de la cama, ¿recuerdas? Nunca me olvido estar dentro de ti. Vas a llegar tarde a tu reunión. Te conseguiré un café. No tienes que hacerlo. Quiero hacerlo. ―Ella sonrió―. ¿Tienes un día largo? No realmente. ¿Por qué? Pensaba que, tal vez, podrías venir pronto a casa, abrazarnos junto al fuego y cenar al lado del árbol de Navidad.
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¿Como hicimos este fin de semana? Habían pasado el fin de semana entero decorando el penthouse para Navidad. Claudia nunca había visto un árbol de Navidad tan grande. No quería dejarlo, así que Brody puso una alfombra de picnic el sábado y domingo. Escucharon villancicos y hablaron sobre la siguiente Navidad. Tendrían un bebé y una nueva casa. Tenían mucho que esperar. ¿Podemos? Por supuesto. Tengo una reunión al otro lado de la ciudad y después vendré a casa temprano. Han avisado de una tormenta de nieve, así que probablemente permitiré que mis empleados se vayan unas pocas horas antes también. Eres un buen jefe. Le dio un beso. Algunos dirían que soy un tirano. Eres un maldito controlador. Hay una diferencia se burló. Pero te amo. Es bueno saberlo. Se levantó de la cama. Dúchate conmigo. Mi barriga estorba. Curvó los labios en una sonrisa. Me encanta tu barriga. Otro motivo por el cual te amo aseguró mientras lo seguía al baño.
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Claudia salió precipitada del ascensor privado de Brody y se dirigió directamente a la oficina de Gavin. Había estado callada lo suficiente. Hoy pondría final a toda la tontería. Los juegos tenían que parar. Brody se había ido hacia unos diez minutos cuando alguien llamó a la puerta del penthouse con una carta del abogado de Gavin. Informaba que tan pronto como el bebé naciese, pretendían presentar documentos para la custodia en el juzgado. ¿Por qué haría esto Gavin? No necesitaba esto hoy. Ya se sentía de mal humor y quería pasar un día sola, preparando la habitación del niño. ¿Claudia? llamó Autumn cuando salió de la puerta de Brody. ¿Cómo estás? Bien mintió porque no quería que Autumn supiera el lío en el que se iba meter.
Te ves maravilloso. Ya falta poco. Brody está muy entusiasmado. Autumn la abrazó. ¿Qué estás haciendo aquí? Brody tiene una reunión. No está aquí. Lo sé respondió Claudia. Necesito ver a Gavin. Está en su despacho. Autumn señaló el pasillo. No te quedes mucho en la ciudad. Están advirtiendo de una tormenta de nieve y Brody se volvería loco si supiera que estás fuera conduciendo durante ella. Es un poco protector. Se rió Claudia. Pero tienes razón. Tengo que decirle algo a Gavin y después vuelvo al penthouse. Bien, cuídate. Se fue por el pasillo. Pasaré por ahí este fin de semana. Quiero ver la habitación del bebé. Te esperaré. Claudia caminó hacia la oficina de Gavin. No lo había visto en unas semanas, pero esta reunión debió hacerse hace tiempo. Debió haberle hecho frente y tratado de arreglar las cosas con él hace mucho. Me preguntaba si aparecerías. No levantó la mirada de su ordenador. Debió haberla escuchado hablar con Autumn en el pasillo. Entra. Claudia entró en el despacho, cerró la puerta de golpe a su espalda y lanzó los papeles sobre la mesa. ¿Por qué estás hacienda esto? Porque Brody no me ha dejado otra opción. Dejó caer el bolígrafo encima de los papeles delante de él. ¿Enviándome papeles amenazando con tomar acciones una vez nazca el bebé era tu única solución? Hará que mi hermano mayor escuche. ¿Por qué no puedes dejarnos en paz? ¿Sabe Mona lo que estás haciendo? No se lo he dicho aún. Se reclinó en la silla. ¿Simplemente esperabas que estos papeles enfaden lo suficiente a Brody como para hacerte socio? ¿Y después qué, podrías dejar todo esto? ¿Hacer como si no hubiese pasado? Gavin la miró fijamente durante unos momentos. Su silencio la enfureció, porque sabía que este era su plan. Utilizaba su bebé como estratagema y esto le daba ganas de vomitar. Estás enfermo. Alzó las manos al aire. No voy a dejarte atormentar a Brody con esto. Lo has tenido bajo un montón de estrés. ¿Cómo esperas que conduzca una compañía cuando continuas acosándole?
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Lo estábamos haciendo muy bien hasta que apareciste. Has creado mucha tensión entre nosotros. ¿Yo? ¿Estás de broma? No querías saber nada de mí hasta que Brody me quiso. Puso los ojos blancos. Brody consigue todo lo que quiere. ¿De esto se trata? Esto no es una competición. Esta es mi vida y no te voy a permitir utilizar a mi bebé en alguna mierda de atentado para que desquites tu equivocada furia en tu hermano. No sabe lo de la carta. Haz que tu abogado deje esto y podemos olvidarlo. ¿Todo esto para proteger a mi hermano? Haría lo que sea por él. ¿Podría decir él lo mismo de ti? Por supuesto. Brody haría lo que fuese por ella. Se lo había probado una y otra vez. De verdad. Gavin le lanzó su sonrisa típica. La misma que le hizo bajarse las bragas hace nueve meses. Odiaba su estupidez cuando se trataba de él. La semana pasada le dije que firmaría lo de mis derechos paternales. ¿No te contó esto? Brody nunca había mencionado esto, pero debía haber existido una buena razón para que se lo ocultara. No estuvo de acuerdo con mis términos. ¿No crees que si hubiera querido a tu hijo, habría querido darme lo que quería? Piensa en esto. Nunca le pediría a Brody que cediese a tu chantaje. Sabe esto, así que tienes que dejar todo esto. No lo creo dulzura, llevaré a cabo mi solicitud de custodia. A Mona le encantan los bebés y si mi hijo va a llamar a tu novio papá, entonces el niño va tener dos mamás. No. Claudia no podía creer que fuese llegar tan lejos. Eso es aplicar una regla para unos y otra para otros. Movió el dedo hacia ella. No vas a ganar.
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Estoy bastante seguro que sí. No me tientes para ir por la custodia total. Arrastraré a Brody a la mierda. Diré a la junta que intentó robarme a mi niño. Nunca dejarían esta clase de escándalo golpear Callahan Industries. Esto siempre ha sido un negocio familiar, pero no creo que cuenten con nuestras circunstancias cuando vean las intenciones de toda la familia. Brody va estar fuera. No te dejaré hacerle daño. Claudia sintió un dolor agudo en la espalda baja. Y tampoco te dejaré quitarme el bebé. Es mi bebé. No había manera que le dejase poner falso interés en su inocente criatura. Tenías razón, el niño no es tuyo. El dolor irradiaba por su pierna abajo y su estómago se sentía más tenso de lo normal. Mentí. Gavin se rió. Buen intento pero eres una mentirosa horrible. En caso de que no hayas leído todos los detalles de la carta, tendrás que someterme a un test de ADN. No puedes ganar. Sé que el bebé es mío. Por favor, Gavin. Odiaba estar a su merced pero una vez Brody supiese sobre el juicio de custodia, Brody firmaría dejándole su compañía. Lo dejaría roto y miserable. Detén esto antes de hacer daño a todos. Tú has puesto todo esto en marcha cuando fuiste detrás de Brody. Deberías haberte alejado. Sabías que era mi hermano. ¿En qué estabas pensando? Que era el hermano con el que debí haber estado desde el inicio. Puso una mano en la espalda, pero el dolor rápidamente le quitó la respiración. Nunca debí haberme enamorado de ti y tus mentiras. Te gusto cada momento de ello y si los hubiese aceptado al bebé y a ti, aún estarías en mi cama, pero en cambio, encontraste algo mejor. Encontré a alguien mucho mejor. Nunca serás el hombre que Brody es. Apretó los dientes en un intento de pasar el dolor. No lo culpo por no hacer socio a un hombre sin clase ni integridad. No vales para ser su hermano. No vales para ser un Callahan. Fuera. Se levantó de la silla y rodeó el escritorio. Nunca lo había visto tan enfadado. Eras una zorra cuando te encontré y no eres nada más que una puta empleada. La gente se ríe de mi hermano por follarse a la limpiadora. Podría haber tenido cualquier mujer que quisiese, pero se rebajó contigo. Merecía algo mejor que tomarte a ti y a tu niño. ¡Cállate! Cerró los ojos y tomó una profunda inhalación. Ahmm.
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Mejor vete a casa y dile a tu novio que se prepare para la batalla de su vida. Cuando termine contigo, todo el mundo sabrá exactamente quién eres. De ninguna manera vas a criar un Callahan. Me aseguraré de ello. Déjanos en paz. Salió corriendo de la oficina y de vuelta por el pasillo hasta el ascensor. Un dolor insoportable la consumía. Era como si alguien le golpease la espalda desde el interior. Tenía que volver a casa y acostarse. Iba a estar bien una vez estuviera lejos de Gavin. Debió haber dejado a Brody manejar esto. Entró en el ascensor y se agachó, tratando de aliviar la presión en su espalda. Su cuerpo se cubrió de un sudor frío y no podía dejar de temblar. Una vez que llegase a casa, podría tomar una ducha caliente y una siesta. Eso era todo lo que necesitaba.
Brody y John salieron por la puerta principal de Industrias Callahan. La nieve había cubierto la ciudad más rápido de lo que los meteorólogos esperaban. Brody quería volver al penthouse y pasar una noche tranquila en casa, delante de la chimenea con su hermosa chica. Su rostro se iluminaba con el árbol y quería ver su sonrisa. John llamó Brody. Solo tengo que tomar un dosier y después podemos irnos. Las carreteras se están poniendo mal y no quiero ir a casa demasiado tarde. Hola saludó Autumn cuando se aproximaban a su escritorio. He enviado a todo el mundo a casa hace aproximadamente una hora. Gracias, pero, ¿qué estás haciendo aun aquí? preguntó Brody. ¿Quieres que te echemos? No, estoy bien. Solo quería terminar unas cuantas cosas. Tomó su bolso. ¿Me necesitas para algo más? ¿Puedes ponerme al teléfono a Claudia antes de irte? La he llamado a casa y a su teléfono móvil y no me contesta. Oh. Autumn se mostró preocupada. ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con ella? Esta mañana antes de salir para la reunión. A Brody no le gustaba la sensación que captó de su asistente. ¿Por qué? Estuvo aquí antes, pero le aconsejé que se fuese a casa antes que empezase a nevar demasiado fuerte. Autumn miró su reloj. Esto fue hace aproximadamente una hora.
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¿Qué estaba haciendo aquí? Brody saco su móvil y marcó su número otra vez. Sabía que iba a estar fuera. Dijo que quería hablar con Gavin. ¿Por qué? Brody no estuvo contento cuando le atendió el buzón de voz de Claudia. Sin repuesta. Intentaré en casa. Autumn tomó su teléfono del escritorio. Te llamaré por este cuando dé con ella. Gracias dijo Brody mientras caminaba por el pasillo. John va estar listo en unos minutos. Voy a ver si la puedo rastrear con aquel sofisticado sistema de navegador que le has instalado en el monovolumen informó John. Puedo llamar al servicio de asistencia. Brody se detuvo y lo miró. Sabía lo que estaba insinuando John. Iba asegurarse de que el auto de Claudia no había tenido un accidente. Bien. Asintió Brody. Simplemente encuéntrala. Brody se fue directamente a la oficina de Gavin, arremetiendo dentro sin llamar a puerta. ¿Por qué ha venido Claudia a verte hoy? Encantando de verte también. Gavin colgó el teléfono. ¿No llamas a la puerta? ¿Qué le has dicho? Ella hizo la mayor parte de la charla. Se levantó, caminó alrededor y se apoyó contra el escritorio. ¿No te ha dado todos los detalles? No puedo ponerme en contacto con ella. ¿Has hecho algo para molestarla? Tal vez reflexionó y se dio cuenta que tener el bebé de uno mientras está comprometida con el otro, son malas formas. ¿Qué le has dicho? Brody tenía poca paciencia. Tenía un horrible sentimiento de que algo no estaba bien con Claudia. Nunca ignoraría sus llamadas. He intentado actuar civilizadamente comentó. Llegó aquí echando toda clase de mierda sobre mí. ¿Por qué haría esto? No tenía sentido que Claudia hubiese venido a la oficina. No había sentido que buscase a Gavin. ¿Qué quería? Decirme que ha recibido la carta de mi abogado. ¿Qué?
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Le informé que, una vez nazca el bebé, solicitaré al juzgado la custodia. Hijo de puta. Brody se lanzó por Gavin, sujetándolo de la camisa y empujándolo contra la pared. ¿Por qué harías eso? Sabes por qué. Gavin empujó a Brody. Es la única manera para hagas lo que quiero. Nunca haré lo que quieres. Brody lo empujó, golpeándolo contra el escritorio. Eres despreciable. ¿Qué clase de hombre usa a su hijo para conseguir lo que quiere? ¿Qué clase de hombre intenta robar el hijo de su hermano? Si ha desaparecido, es un alivio. No la necesitamos. La furia se apodero de él. Algo repentino, porque antes de que Brody incluso pensara en lo que iba hacer, le pegó un puñetazo en el ojo a Gavin y después a su mandíbula. Tan pronto como Gavin cayó al suelo, Brody se dejó caer junto a él. Mientras alzaba el puño para un golpe final, sintió un fuerte apretón en el hombro y después lo estaban forzando a levantarse. Detente jefe pidió John mientras tiraba a Brody hacia la puerta. No quieres hacer esto. ¿Brody? Autumn se arrodillo junto a Gavin. ¿Qué está pasando? Está loco. Gavin se puso de pie, señalando a Brody. ¿Estoy loco? Estás atormentando una mujer embarazada. John giró a Brody para estar frente a frente. Tienes que calmarte. Tengo que irme. Todo había pasado muy rápido. Tienes que llevarme a casa. Tengo que encontrar a Claudia. He encontrado a Claudia. John intentó sacarlo del despacho pero Brody rehusaba moverse. ¿Dónde está? El instinto de Brody le decía que algo no estaba bien. ¿Has hablado con ella? Está en el hospital. ¿Por qué? ¿Qué pasa? Tuvo un accidente. Su auto se salió de la carretea. John señalo el pasillo. Tenemos que irnos, ahora. ¿Está bien? Un nudo se le formó en la boca del estómago. Si algo le pasaba a Claudia o al bebé, estaría perdido. Se suponía que estaría en casa, arreglando ropa de bebé.
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Gavin se levantó y caminó hacia él. Brody, l… No hables conmigo. Brody levanto sus manos usando cada pizca de autocontrol para no volver a golpear a su hermano. Es culpa tuya que estuviese fuera con este tiempo. Brody insistió John. Tenemos que irnos ahora mismo. Claudia esta de parto.
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24 Claudia yacía inmóvil en la cama del hospital, escuchando el sonido del latido de su bebé en el monitor al lado de ella. Había intentado tomar profundas y tranquilas inhalaciones. Su presión arterial estaba más alta de lo que a los médicos les hubiera gustado, así que le habían enganchado una vía intravenosa en un intento de tenerla bajo control. No debió haber dejado la oficina cuando se dio cuenta lo que estaba pasando. Tenía el sentimiento que podría estar de parto, pero pensó que llegaría a casa y esperaría por Brody. Las carreteras se habían helado rápidamente y cuando el dolor se hizo insoportable, se salió de la carretera. Afortunadamente, tenía un servicio de asistencia en carretera que sabía cuando estaba en problemas. Tenía que agradecerle a su sobre protector novio por esto. Limpio las lágrimas de sus mejillas y trató de respirar durante el dolor. Los médicos interinos continuaban verificándola, pero decían que podría durar bastante ya que estaba en su primer embarazo. Habían esperado para que el médico principal tomara una decisión sobre cómo se iba a proceder, pero Claudia no quería hacer nada hasta que no llegara Brody. ―Hola. ―Brody se apresuró en la sala y tomó su mano―. Estaba tan preocupado. ―Sus mejillas conservaban un color rosa del frío y su cabello estaba mojado por los derretidos copos de nieve. ―Lo siento. ―Intentó sentarse, pero el dolor en su espalda le impedía llevar a cabo la tarea. Hizo una mueca con la contracción. Estaban llegando más seguido ahora. ―¿Estás bien, nena? ¿Qué puedo hacer? ―Se veía estresado y desamparado. Claudia sabia como le gustaba estar en control pero en esta situación no había mucho que hacer. ―Estás aquí y esto es todo lo que necesito. ―Claudia, estaba enfermo cuando no contestabas mis llamadas. Temía lo peor. Cuando John supo lo que había pasado, no podía llegar aquí lo suficiente rápido. ―Lo siento. No creí que me pondría de parto hoy. Pensaba que tenía unas semanas más. Quería llamarte pero estabas en una reunión. ―¿En que estabas pensando con la confrontación con Gavin?
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―Lo he enfadado. Le dije cosas y ahora está realmente mal. ―Claudia no podía parar de pensar en la mirada en los ojos de Gavin cuando le había dicho que no valía ser un Callahan. Había pisado sus nervios y ahora sus palabras podrían costarle más―. No. ―El monitor hizo ruido, pitando y pulsando. Tenía que calmarse, pero, ¿cómo podía sabiendo que Gavin podía quitarle su hijo? ―Shh. ―Presiono sus labios a los suyos―. Tienes que calmarte. Prometí que no dejaría nunca que algo le pase a nuestro bebé. Vas a tener que confiar en mí. ―Lo sé ―dijo ella. ―¿Entonces, por qué fuiste a la oficina? ―Estaba intentando ayudar. Quería que Gavin nos dejara en paz, pero lo empeoré. ―Puedo encargarme de todo. ―Tomó su rostro en sus manos―. Ahora mismo tienes que pensar en el bebé. Necesito que te centres. Es un momento feliz. Vamos a tener un bebé. Ella mordió su tembloroso labio y trató de aguantar las lágrimas. ―Tengo miedo. ―Puedes hacer esto. No sé tú, pero me estoy muriendo por conocer al niño. ―Eres tan adorable. ―Soy impaciente. ―Rió―. No estoy acostumbrado a esperar nada. ―Señor Callahan ―dijo el médico mientras entraba en la sala―. Nos alegramos que haya podido llegar porque es tiempo de entregar este bebé. ―Ella no estaba lista hasta dentro de tres semanas. ¿Va a estar todo bien? ―preguntó Brody. Claudia podía escuchar la actitud protectora en su voz―. ¿Claudia va estar bien? ―Claudia está en pleno labor de parto y su tensión arterial es más alta de lo que me gustaría, así que mejor hacer esto ahora. El bebé está desarrollado y listo. Ambos van a estar bien. Brody se dio la vuelta y su sonrisa hizo el corazón de Claudia aletear. ―Vamos a tener un bebé.
Unas horas más tarde, Claudia sostenía su recién nacido bebé en sus brazos. Brody no se había ido de su lado desde que había llegado al hospital. Había atravesado el parto sin ningún problema. Su pequeño llegó al mundo sin ninguna
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complicación. Todo el estrés y preocupación que había rodeado su existencia se desvaneció tan pronto como se lo colocaron en sus manos. No le importaba nada más que seguir con su complicada vida. Tenía su bebé. ―Es tan guapo. ―Colocó un beso en su pequeña, redonda cabeza sin cabello―. No puedo creer que esté aquí. ―Es perfecto. ―El niño agarró el dedo de Brody en su pequeña mano―. Justo como su madre. ―Sé cómo quiero llamarlo. ―Me había olvidado de eso. ―Rió―. Solo estoy feliz de que finalmente está aquí. ―He pensado en esto durante las últimas semanas ―dijo―. Me has ofrecido tanto y quiero hacer algo especial para ti. ―Ya lo has hecho. ―Brody continúo mirado el bebé―. Más de lo que sabes. ―Quiero ponerle Jason. ―Claudia miró la expresión de Brody―. Tu padre fue amable conmigo y me gustaría llamar a su nieto por su nombre. ―¿Jason Callahan? ―Si tú quieres. ―Me gusta. ―La besó suavemente en los labios―. Gracias. Estaría tan contento. ―Me gustaría que estuviera aquí para que lo viera. ―Claudia recordaba todas las tardes que había pasado en el despacho de Jason, bebiendo té frío y hablando de su futuro. Nunca se habría imaginado que un día terminaría teniendo su nieto. ―Papá no estaría muy orgullosos de todo. ―Frunció el ceño Brody―. Gavin y yo hemos hecho un desastre de las cosas y no sé cómo lo vamos a arreglar. ―Lo siento. ―Odiaba ver a Brody tan afectado. ―No es tu culpa. ―Negó―. Los deseos de mi padre dejaron más tensión entre mi hermano y yo que ninguno de nosotros pudo haber entendido. No valió la pena. ―¿Qué quieres decir? ―Voy a hablar con los abogados y la junta en dos días. Mi familia es más importante para mí que esta compañía. Me alejaré si tengo que hacerlo. ―No quiero que hagas esto por mí. ―Claudia se limpió las lágrimas que bajaban por sus mejillas. El amor de Brody por ella no tenía límites. ―Haría lo que sea por ti ―dijo él―. Pero no lo estoy haciendo solo por ti. Lo estoy haciendo por nosotros y Jason. Necesitamos alguna medida de paz, nena. Tú y yo apenas hemos tenido tiempo para vivir juntos sin Gavin colgando encima de
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nuestras cabezas. Hemos tenido demasiado drama y estoy cansado de ello. Puedo ser lo más importante. Puedo renunciar. ―Siempre has sido lo más importante. ―Claudia le besó―. Solo que cuesta algo de tiempo para pensar las cosas. Te apoyaré independientemente de lo que decidas, pero quiero que tomes la decisión basado en las correctas razones. ―No puedo pensar en dos razones más importantes que tú y mi hijo. ―Me gusta como suena. ―A mí también.
Claudia llamó a su abuela para informarle que todo estaba bien. Estuvo emocionada cuando su abuela le dijo que su Brody había arreglado para que ella se quedara con ellos durante las vacaciones. Él siempre pensaba en todo. Había echado de menos la presencia de su abuela en su vida y no podía pensar en un momento más apropiado para que ella viniera. Para la sorpresa de Claudia, Angela llamó para felicitarla. Cuando Brody contestó el teléfono, advirtió a Angela no molestar a Claudia antes de que él la pusiera al teléfono. Estuvo bastante agradable y dijo que no podía esperar a conocer a su recién nacido nieto. Angela sabía la verdad, pero nunca hizo un problema de ello o confrontó a Claudia. No es que la reina Malvada se acercara pero Claudia no se quejaba. Tal vez las cosas podrían funcionar después de todo. Decenas de arreglos florales llenaban la silenciosa habitación del hospital. Cada socio de negocios de Brody había enviado flores y regalos. Se sentía como si estuviera en una floristería. Por fin había convencido a Brody de ir a casa y ducharse. La enfermera tomó a Jason para algunos controles de rutina. Claudia los echaba a ambos mucho de menos. Miró por la ventana y observó que todavía estaba nevando. Dijo una oración en silencio a cualquier fuerza que le ayudó llegar al hospital y traer a su bebé al mundo en seguridad. El accidente podría haber sido mucho peor y ella y el bebé podría haber sido heridos. Hubo un suave golpe en la puerta. Claudia levantó la mirada, con la esperanza de encontrar a Brody y Jason, pero eso no era el caso. En cambio, vio a la última persona que alguna vez esperaba que la visitara en el hospital. ¿Podría ser tan cruel? ―¿Qué estás haciendo aquí? ―preguntó. La presencia de Gavin la sorprendía. No pensó que se aparecería―. Brody no está aquí y no quiero hablar contigo sin él.
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―No he venido a pelear ―dijo Gavin mientras se acercaba a la cama―. No quiero pelear más. ―¿Por qué has venido? ―Claudia no tenía un buen presentimiento, no después de la manera que habían dejado las cosas antes de que se pusiera de parto. ―Quería verlo ―dijo él―. Necesitaba verlo. ―¿En serio? ―Cerró los ojos y tomó una profunda inhalación. Indiferente si le gustaba o no, Gavin tenía todo el derecho de ver a Jason. Él asintió. Claudia no dijo nada. No estaba segura lo que Gavin quería, pero tenía un fuerte sentimiento ahora que él había visto a su hijo, que nunca permitiría a Brody adoptar a Jason. Tenía que haberse preparado a sí misma para esta posibilidad antes, pero pensó que Brody encontraría la manera para hacer las cosas funcionar. ―Es perfecto ―sonrió―. Tan pequeño y frágil. No tenía idea que sería tan pequeñito. ―¿Es perfecto, verdad? ―Bajó la mirada a su regazo―. Estaba tan asustada cuando me entraron los dolores de parto. Tenía miedo que nadie me encontraría. Todo pasó tan rápido, pero ahora está aquí y nada de esta mierda que sucedió importa más. Jason está sano, guapo y está aquí. ―Limpió las lágrimas de sus ojos. ―Lo nombraste por mi padre. ―Me pareció lo correcto ―dijo ella―. Quería honrar el nombre Callahan. ―Es un gran nombre. ―Pensé lo mismo. ―Su voz temblaba. Quería ser fuerte pero el hombre que estaba de pie delante de ella no le había hecho la vida fácil los últimos meses. ―Tengo que pedirte perdón por las cosas que te he dicho. No pensé que saldrías corriendo. Estuve muy preocupado cuando escuché que tuviste un accidente. ―Supongo que Brody también ―dijo―. ¿Él te hizo esto en el ojo? ―Estaba muy enfadado. ―Lo siento por todos los problemas que he causado entre ustedes, pero… ―No, para. ―Levantó su mano―. Tú no hiciste nada. Me dijiste que estabas embarazada y te abandoné. No quería ninguna parte de ti. No entraste entre Brody y yo. Intenté entrar entre ustedes dos para conseguir mi camino. Use nuestro niño como ventaja. ¿Nuestro niño? ―¿Vas a intentar quitarme a Jasón?
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―Claudia, no creo que esto… Antes de que pudiera terminar, fue interrumpido. ―¿Crees que alguna vez dejaría eso suceder? ―Brody estaba en el marco de la puerta, mirando a Gavin―. Puedes tomar toda la maldita compañía antes de que alguna vez te deje hacerles daño otra vez. ―Brody no ―dijo Claudia―. Esa compañía significa todo para ti. ―No todo. ―Entró en la habitación―. Tengo cosas más importantes en la vida ahora. ―No quiero la compañía ―dijo Gavin―. No estoy aquí para esto. ―¿Qué es lo que quieres? ―Brody se sentó en la cama y puso sus brazos alrededor de Claudia. La tensión en sus músculos la hizo preocupar que fuera a ir por Gavin otra vez―. ¿Vas a perseguir la custodia hoy de todos los días? ―He venido a disculparme con Claudia por todas las cosas que le dije antes de que se fuera corriendo. También quería decir que lamento todo el estrés y dolor que he provocado durante su embarazo. Fui estúpido. ―¿Tú crees? ―La voz de Brody estaba entrelazada con furia y frustración―. Demasiado tarde, muy tarde. ―Brody ―dijo Claudia―. Quiero escuchar lo que tiene que decir. ―Gracias. ―Gavin miró a su hermano―. He cometido tantos errores con los dos. No quería el bebé porque no creía que era mío al principio. Sé que estaba equivocado. ―Así que, ¿ahora quieres ser padre? ―Brody apretó su agarre en Claudia. ―Sería mi derecho ―dijo Gavin―. Y lo sabes. ―No puedo creer que harás esto. ―Brody se levantó de la cama―. En realidad, puedo. ―Paso sus dedos a través de su cabello―. No eres más que un idiota irresponsable que no puede tomar una decisión importante en una dirección u otra. ¿Qué clase de padre crees que serás? ―Brody. ―Claudia se levantó y se movió hacia él. Los dolores y el parto la habían debilitado, pero no quería que pelearan por el bebé―. Si discutes con él, no va ayudar en nada. Pelearon durante meses y no hemos llegado a ninguna parte. ―Tiene razón. ―Gavin miró a su hermano. El agarre de Brody en la mano de Claudia se incrementó. Se movió más cerca de él porque necesitaba sentirlo, dejarle saber que podían atravesar esto tanto tiempo que se tenían uno al otro. ―Quiero ser el tío de Jason ―dijo Gavin.
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―¿Qué? ―Claudia sintió a Brody relajarse. ―No soy su padre Brody. Nunca lo he sido ―dijo―. Tú los amas a los dos. He visto esto desde el día que anunciaste que Claudia estaba embarazada. ―Buscó en el bolsillo interior y saco un sobre y lo entregó a Brody―. He firmado la renuncia a la paternidad. Brody tomó el sobre y miró de vuelta a Gavin. ―¿Me vas a dejar serlo? Gavin asintió. ―¿Sin demandas? ¿Sin chantaje? ―Claudia escuchaba el escepticismo en la voz de Brody. ―He firmado los papeles ―dijo Gavin―. No quiero nada. Solo estoy feliz que Claudia y Jason están bien. Nunca me habría podido perdonar si algo les hubiera pasado. ―¿Estás seguro que esto es lo que quieres? ―preguntó Claudia―. Tienes que estar seguro. ¿Sabes qué desastre podría causar esto si cambias de opinión más tarde? ―No lo haré ―dijo Gavin―. Tienen mi palabra. Sé que puede no significar nada para ustedes, pero no le haría esto a Jason. ―Te creo. ―Sollozó Claudia―. Sé que esto debe ser difícil para ti, pero Brody le quiere tanto. Tienes que verlo. ―Shh. ―Brody besó lo alto de su cabeza justo cuando la enfermera traía a Jason de vuelta a la habitación. ―Tu pequeño está listo para comer, mamá. ―La enfermera lo levantó de su carrito. Claudia no podía esperar para abrazarlo. Brody dejó a Claudia en la cama y la ayudo acomodarse en ella. ―Estaré aquí en unos minutos. ―La besó suavemente―. Todo va estar bien. ―Lo sé ―dijo―. Te tengo a ti. La enfermera colocó a Jason en los brazos de Claudia. Ella bajó la mirada y le sonrió el bebé. ―Lo he echado de menos. ―Pasó una mano por su cabeza. ―Solo ha estado fuera un ratito ―dijo Brody. ―Brody ―dijo Gavin―. ¿Podemos hablar en el pasillo? ―Ve ―dijo Claudia―. Estaremos esperándote. Claudia miró a Brody salir al pasillo y después llamó a Gavin.
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Él se dio la vuelta y le sonrió a ella y al bebé. Por primera vez en meses, vio el encantador y genial hombre del que había estado tan enamorada. Se había perdido, pero ahora recordaba que fueron amigos una vez. ―Gracias ―dijo. Miro hacia abajo a Jason una vez más antes de darse la vuelta y seguir a Brody al pasillo. Gavin había renunciado a tanto. Incluso si no estaba preparado para tener una familia, Jasón aún era su hijo y Claudia sabia en su corazón, que él siempre llevaría una parte de su bebé con él.
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25 Brody cruzó la sala de espera y permaneció de pie en la gran ventana con vista al estacionamiento. Aún no podía creer que el acto de Gavin fuera sincero. ―¿Por qué lo hiciste? ―Sostuvo el papel en alto―. ¿Qué te hizo firmar? ―Te lo dije ―contestó Gavin―. Vi lo mucho que los amas. Nunca podría darle a Claudia la felicidad que tú le ofreces. Jason va crecer en una casa con padres que se aman uno al otro. ―Es difícil para un niño estar dividido entre dos familias ―dijo Brody―. Sé lo que es. ―Yo era pequeño ―dijo Gavin―. Pero recuerdo que ibas de un lado al otro entre papá y tu madre. Odiabas eso. ―Me gustaba estar cerca de mi hermano menor. ―Sonrió―. ¿Qué pasó entre nosotros? ―No lo sé. ―Se encogió de hombros―. Tuve celos supongo. ―¿De mí? Gavin había tenido las mismas oportunidades que tuvo él. No podía imaginarse por qué su hermano estaba celoso. ―Tú eras el favorito de papá. Fuiste todo lo que necesitaba de un hijo. Era demasiado grande en el momento en que empecé con los deportes y esas cosas. Trabajaba constantemente y, cuando tenía algo de tiempo, lo gastaba enseñándote negocios. ―Lo siento, no tenía idea que te sentías de esa manera. ―No es tu culpa ―dijo Gavin―. Tú estuviste ahí para mí. Estaba enfadado cuando falleció. No entendía por qué te había dejado a cargo. Me resentí de su decisión porque pensaba que éramos iguales. ―Lo somos. Gavin movió su cabeza. ―No estaba preparado y papá lo sabía. Estaba enfadado y me volví engreído. Aún no estoy preparado para llevar la compañía. Puede que nunca lo esté. ―Lo estarás ―dijo Brody―. Confío en ti y, además, nunca tendrás que llevarla solo.
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―Quiero volver a Boston y prepararme con Jacob, si estás de acuerdo. ―Miró por la ventana, perdido en sus pensamientos―. No creo poder quedarme aquí en estos momentos. ―No voy a sacarte de la vida de Jason. Hay sitio para los dos. Fui sobreprotector con ellos porque le hiciste daño a Claudia. No podía dejar que los usaras en mi contra. ―Lo sé. No puedes imaginarte lo arrepentido que estoy de eso ―dijo Gavin―. Pero quiero volver a Boston. Mona quiere venir conmigo. Está buscando un programa de residencia. ―Creo que es una buena elección. ―Sin embargo, tengo que contarle la verdad. No puedo ocultarle más el hecho que he concebido a Jason. ―Ella se merece saber la verdad. ―Brody nunca podría esconder algo de Claudia, así que no esperaba que Gavin le guardara el secreto a Mona―. Jacob dice que tienes un montón de talento, solo necesitas salir adelante y seguir con las cosas. ―Puedo hacerlo ―dijo él―. Ahora estoy listo. ―También yo lo creo. ―Brody quería que su hermano lo sucediera. Habían sido muy cercanos alguna vez. Echaba de menos esos días―. Boston es una buena opción para ti. Jacob quiere retirarse el año que viene y necesito a alguien para llevar esas oficinas. ―¿Me dejarías hacerlo? ―Para eso te envié ahí, en primer lugar ―dijo Brody―. Tenía la esperanza de que aprendieras de Jake. Después formarás parte de la junta y me ayudarás a llevar la compañía. ―¿Socios? ―Es lo que papá quería. Solo necesitaba asegurarme que estabas listo. ―Lo estaré ―dijo Gavin. ―Muy bien. ―Asintió Brody―. Nunca quise llevar el negocio solo. Es Industrias Callahan y necesito que el otro Callahan me ayude. ―Voy a llamar a Mona. ―Gavin sacó su teléfono del bolsillo―. Mejor vuelve con Claudia y tu hijo. ―Gracias Gavin. Te juro que seré mejor padre de lo que fue el nuestro para ti. ―Lo sé, por eso firmé los papeles.
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Brody miró a Gavin caminar hacia los ascensores. Le debía a su hermano más de lo que Gavin se imaginaba. Le hizo un gesto de adiós con la mano mientras las puertas se cerraban.
Claudia levantó la mirada y le sonrió a Brody cuando regresó. No había tardado mucho, pero se preguntaba qué había hablado con Gavin. ―¿Está todo bien? ―le preguntó. Brody se subió a la cama, se acomodó detrás de Claudia y la envolvió en sus brazos junto con Jason. ―Ahora lo está. ―Te creo. ―Asintió Claudia―. No creo que quiera hacernos daño. ―Eres un alma indulgente. ―Le besó el cabello―. Gavin tiene mucho que aprender sobre la vida y las relaciones, pero estoy en deuda con él por mi familia. Claudia se apoyó en su pecho. ―Siempre estuvimos destinados a ser tuyos. ―Lo sé. ―Sonrió mirando al bebé dormido―. Le doy gracias a Dios todos los días por haber llegado a la casa principal a buscar a Angela. Nunca subo, pero aquella tarde algo me llevó hasta la habitación de invitados. ―Me alegro que fueras tú quien me encontró, de otra manera, Angela me habría despedido y nunca te habría conocido. ―Estoy seguro de que nuestros caminos se habrían cruzado, pero no cambiaría lo que ha pasado. No cambiaría nada. ―Tomó su mano y pasó el dedo por el gran diamante―. Tengo que hacerlo oficial. ―Lo haremos. ―Claudia presionó su mano―. Hemos estado realmente ocupados. Pero lo haremos. ―Tenemos que resolver las cosas pendientes. Después de las vacaciones quiero casarme. Quiero compartir mi apellido contigo y con Jason. Eres una Callahan también. ―Lo sé. ―Muy bien. ―La apretó más fuerte―. Vamos a hacer una pequeña ceremonia. No necesito nada sofisticado. Solo te necesito a ti y a nuestro bebé. Ella sabía que Brody quería realizar todos sus sueños, pero no necesitaba una gran boda de cuento de hadas. Ya tenía a su príncipe.
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―¿Estás segura que no quieres la cosa completa? Puedo contratar gente para ponerlo en marcha. ―Estoy segura que lo harías, Brody Callahan. Hay muchas cosas que puedes hacer. ―Se rió mientras apoyaba a Jason en su hombro y le palmeaba ligeramente la espalda―. Pero ya tengo todo lo que necesito. Brody pasó la punta de los dedos por la mejilla de Jason. ―Yo también, hermosa.
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Sobre Ella Jade Ella Jade ha estado escribiendo desde que tiene memoria. Desde niña, a menudo tenía un cuaderno y una pluma con ella, y ahora como adulto, el portátil no está lejos. Las tramas y el diálogo siempre han jugado en su cabeza, pero ella no sabía qué hacer con ellos. Todo eso cambió cuando descubrió la industria del libro electrónico. Empezó escribiendo novelas a un ritmo rápido y ahora no se puede detener. Reside en Nueva Jersey con su marido y sus dos hijos pequeños. Cuando no está persiguiendo a sus hijos, está ocupada en escribir, el kickboxing, y álbum de recortes. Esperando que te pierdas en sus palabras.
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