De la cotidianidad

Page 1

DE LA COTIDIANIDAD

MARÍA DEL SOCORRO GÓMEZ ESTRADA


I Me enseñaste el amor a través de los ojos, del abrazo, de la música, de la complicidad, del trance de la muerte, y del trance de la resurrección no convenida… Me enseñaste el amor, con cuidado casi ternura, con cautela casi pasión, con y sin miedo porque se notara, con la magia de la piel, con el secreto de los sentidos, con el hechizo de la palabra y de los silencios…. Me enseñaste el amor para escribir una historia nueva única


irrepetible avasalladora, con la certeza del amor cierto, ese que te permite volar, ese que me deja estar a la vera de tus sueños y los míos… Me enseñaste el amor y terminaste enseñándome la vida…


II Si buscabas una esposa o una amante una dama o una puta una amiga o una hermana una desconocida o una de toda la vida una madre o una advenediza una compañera una cómplice o quizá a todas y a ninguna… Si buscabas a quién desafiar para cobrarle en ella a la vida tu despecho por un amor de niño malogrado… Si buscabas una excusa para esgrimirte ufano y orate otra vez, posando como el mejor seductor cuando, ya habías apostado a ello y habías fracasado… Si buscabas la oportunidad,


el momento preciso para hacerte a un hogar, o a un lugar o al cielo o al infierno que yo tenía sin comprometer nada más de lo que en tu bolsillo cabía… Si buscabas apostar para ganarle a tu sino jugándote ese retazo de ilusión que te dejaron para vivir los bares los garitos y los zaguanes anónimos que te recogían de la noche… Si buscabas volver a tus raíces o a tu pasos de hombre grande, esos que tenías cuando el abandono de un amor


te mostró que el mundo te podía… Si buscabas Resucitar, nacer, hacerte, conocerte o reconocerte… Si buscabas un guiño que te apaciguara, una mano que calmara tus fiebres o un pecho para llorar o vencerte… Si buscabas no sé qué, nunca lo supe pero hubieras podido seguir conmigo, a vistas o a ciegas porque me hice a tu medida y a la medida del conjuro que me hizo invulnerable a tus mentiras, a todas hasta a la más piadosa


de todas tus mentiras… Si buscabas que alguien te extrañara. yo te estoy extrañando y cada día te extraño más...


III Para amarnos no fue necesario que me asaltaras con un ramo de flores silvestres en la calle o en una esquina. No fue preciso preguntar primero en qué te ocupabas o si algún día habrías estudiado. Para amarnos no se me ocurrió pensar si gustabas del bolero o si de repente eras un amante del vallenato o un juglar o un rapero. Tampoco imaginé la calle en que vivías ni tus orígenes ni tus pasatiempos o deportes cuando te ocupabas de crecer. Para amarnos


creo que recuerdas, no quise saber de amores antiguos ni platónicos ni de hoy ni de los porvenir ni de los otros… No me fue preciso conocer si sabías algo de los clásicos si te emocionaba Benedetti o si a escondidas cometías poesía o panfletos o grafitis que te convirtieran en el señor de la noche… Para amarnos pensé en tu edad, pero al intuir inexorable que yo había caminado al sol y al agua mucho más que tú (lo decían a gritos mi cuello, mis manos, nuestras pieles y mis canas saltonas)


no me preocupé, porque los mismo gritos debiste oír tú y sin embargo, seguiste dejándome ir con los ojos cerrados cuando habías logrado dominar mi blusa y con cuidado separabas mis piernas con tu rodilla… Para amarnos me bastó gustar de tu olor a leña seca y de esa chispa de vida alucinada que pujaba por salir de tus ojos, cuando tropezamos en el mercado de esclavos, y yo te pedí dejarme medir una cadena que hasta ese día no conocía a su dueño…


IV

Quiero para mi unos ojos que me miren con una mirada diferente… Ojos que sepan apreciar el valor de lo cotidiano el valor del apasionamiento de lo predecible de lo inevitable de lo rutinario y de todo el asombro que se llevan para sí las cosas mas nimias, triviales, casi indistinguibles, anónimas… Y quiero para mí unos ojos que me miren con una mirada diferente, porque te fatigan tantos ojos que te siguen pero que sólo están atentos a lo extraordinario, a los resultados que alcanzan


el nivel de lo prodigioso o sencillamente a lo que de ti siempre se espera. En este mundo no caben más lo ojos con mirada de duda o de sospecha porque si miran así eres de inmediato un subversivo… Y mis ojos son de duda y de sospecha… Pero nadie alcanza a captar cómo estamos algunas ávidas de miradas que nos digan algo y que no sólo estén allí para vigilarlos ni para estar a la zaga de sorprendernos en algo . Quiero para mí unos ojos que me ayuden a nutrir mis instintos y mi corazón, con lo absurdo, con el color, con lo casual,


con lo fantasmal, con lo quede de lo esencial y de lo simple. Quiero ojos que me miren con mirada profana para poder emerger del deber ser como de una resurrección y que se me permita como lícito el recrearme con cosas diferentes, andar caminos para otros, extraviados, y contaminarme con la vida que se esconde detrás de los muros, detrás de la noche y detrás de ese Dios castigador con el que me arrinconaron desde niña. Quiero para mi, ojos que me miren con la posibilidad del encantamiento de lo humano, "lo demasiado humano". No quiero más espías en las ventanas, ni detrás de las cortinas,


ni agazapados tras las páginas de un libro hasta mal encuadernado… Quiero que me miren ojos que todavía me den la posibilidad de la inocencia y la posibilidad de querer otra vez volverme a perder en una mirada, en una de esas miradas, que por lo menos no me quiera casta…


V Quedó. Algo quedó. Con tu adiós no pudiste llevártelo todo. Cargaste con lo más pesado: te llevaste de mí, el despecho y el rencor, y algo de mis ganas por comenzar con alguien otra vez ... Y no es que lo nuestro hubiera sido alucinante, pero fue lo suficiente para que yo quisiera echar raíces y por qué no completar con niños una familia. No sé cómo te las arreglaste, pero me diste la noción de la familia sin necesidad de los niños ... Pero aquí estoy sin ti y sin familia


y sin el amante que conoció lo mejor de mí: esa facilidad para entregarme a satisfacer hasta el delirio, y te lo confieso, hubiera querido en algunas ocasiones seguir hasta la muerte ... No sé qué haré con esta pasión hoy contenida, porque de algo estoy segura nunca aprendí ni aprenderé a volcarme sobre mí misma. Definitivamente, algo quedó, porque me cuesta creer que todavía es como un hábito buscar en las mañanas el hueco de tu cabeza en la almohada, la toalla tirada en el baño y esa manía de hacer planes para dos, cuando quedé más sola que un remordimiento.


Algo quedó. Si. Porque aún me cuesta trabajo conciliar el sueño sin tener en donde dejar caer mi rodilla izquierda levantada. Te acordarás? Yo dormía del lado derecho. Hoy todos los lados de mi cama son derechos ... Algo quedó definitivamente, además de tu crema de afeitar a medio gastar, de un resto de tu loción de combate, de tu cepillo de dientes y de un par de cordones blancos que el mismo día que te fuiste habías comprado para tus tenis, algo quedó… Me quedó el consuelo al ser razonable cuando bendita la hora no quise saber de quién se trataba la nueva conquista que te llevó de mi.


Por lo menos me quedó el consuelo de fantasear a que es mayor que yo. Algo quedó. Si… Me quedaron tus historias de niño que me contabas después de hacer el amor como a manera de exorcismo para arrancarnos de las garras de la pasión. Las historias se fueron acabando y la pasión también ... Pero quedaron además en mi memoria dos o tres chistes sobre elefantes que siempre contabas cuando alternabas con alguien a quien veías por primera vez. Pero ... Si ... Estoy segura. Lo que más quedó en mi fue el recuerdo de tus mejillas mojadas y el sudor de tus manos que movías como ringletes cuando me dijiste: Lo pasé bien…


Hasta aquí llegamos… Y lo peor me aseguraste que no volverías por mi. Afortunadamente, de mi te llevaste el despecho y el rencor y sin tú saberlo, los pétalos secos de unas rosas cuando celebramos tener una familia y que te puse en la bolsa de tus medias. Pero, sí, después de todo... Algo quedó...


VI Cada día estoy más complacida: cada uno está respetando el espacio del otro y no me vas a negar: te he dejado tranquilo. Por fin entendí que trabajas muy duro para sacar la familia adelante y asegurar un futuro para todos. Entendí que en tu tiempo libre debes hacer deporte porque como tú mismo dices: " Mente sana” in corpore sano” y con razón llegas a casa realmente exhausto.


Entendí que en los balances de fin de mes estás muy estresado porque cualquier cifra puede representar tu salud mental. Entendí que caigas rendido en las noches a dormir porque tienes razón, tienes que vivir actualizado porque: "Camarón que se duerme se lo lleva la corriente". Entendí que no juegues con los niños porque sí, esto de criar es cosa de mujeres y para qué buscar entre los dos pleitos innecesarios. Entendí que la ternura entre dos


está bien para las novelas de Corín Tellado y como tú dices: para hombres tiernos ya es suficiente con la abundancia de afeminados apostados en la calle. Entendí que la palabra deseos no es más que una palabra que está antes de la palabra sexo sólo en el diccionario. En la vida diaria no se dan ni los deseos ni el sexo porque como tu mismo apuntas: esas cosas son un desgaste innecesario en esta época de ciencia y tecnología cuando ya está inventado


el orgasmón. Entendí que lo pasas bien contigo mismo y de que verdad teníamos que llegar al punto de hoy: respetarnos nuestros espacios. Por lo pronto para mi espacio yo compré un espejo gigante para hacerme el amor y espero que con él no te sientas invadido.


VII Tengo un problema: Desde que te conocí y como casi al mismo tiempo me enamoré de ti, pensé que lo mejor, para que lo nuestro funcionara y llegara a ser la envidia de quienes nos conocían, era asumirme como una parte de ti de manera que no tuvieras que amoldarte a mi, pues al fin y al cabo, nunca me pareció ser digna de emular a alguien y más bien yo, enajenada por el impacto que me produjo el que me pidieras ser tu novia y más tarde tu esposa fuera la que me hiciera a imagen y semejanza tuya. Además, qué mejor,


yo que nunca supe de mi identidad, lograr una al lado tuyo. Y parece que no lo hice nada mal: empezaron a llamarme la novia de tal y más tarde la esposa de tal. y más tarde la madre de los hijos de tal. Aprendí todos tus gestos y manías para hacerlos los mismos míos, mi dieta se restringió a tus apetencias gastronómicas y mis horarios fueron los que me dejaran la mayor parte del tiempo para atenderte, aunque inicialmente, te lo confieso, pensé que era el mayor tiempo posible para amarte. No supe de más gustos que los gustos tuyos y hasta los niños llevan el nombre que tú quisiste


que ellos llevaran. Si me pedían opiniones, que nunca fue frecuente, siempre te miraba buscando tu ayuda o tu aprobación. Los niños aprendieron a hacer lo mismo, creo que para fortuna tuya, no de ellos, cedí para ti mi espacio y mi derecho a la soledad consentida, accedí a que las únicas necesidades fueran las tuyas y no olvido que acepté hasta el hecho que fueras tú quien llevará siempre la iniciativa cuando de amarnos se trataba... Dejé de lado mis pasatiempos, aunque pensándolo bien, creo que nunca tuve, y aprendí a no distraerme en cuanto a satisfacer los tuyos. Ha pasado el tiempo y orgulloso nos muestras a los otros como si fuéramos un trofeo cuando con tus amigos


se ufana de ser cada uno, el que lleva mejor los pantalones en su casa. Jamás, por supuesto, te hicimos quedar mal. Nunca he dudado, ni por un segundo, que eres tú, quién ha llevado los pantalones en casa. Y es ahí, cuando. aún con timidez, me atrevo a decir: Tengo un problema. Solo me detiene el contarlo el hecho que no tengo a quien contárselo. En aras, tú de llenar todos los espacios para que no nos rozara ni a mis hijos ni a mi. ni siquiera el "pétalo de una rosa". (me parece oírtelo decir) me quedé sin nadie. Es más, mi familia me consideró tan bien casada y siempre me ve tan contenta y solicita


que se olvidaron de preguntar por mi y tan solo sé de ellos en los cumpleaños y para la Navidad. Insisto, Tengo un problema, óiganlo bien: mi problema es que qué tal, que por esos reveses de la vida me quieras algún día dejar. Y he pensado, que no quiero contrariarte nunca y por ello me preocupa que para cuando me quieras dejar, yo ya esté muerta…


VIII Si me dejaras serían muchas las cosas que echaría de menos: nuestras mañanas cuando suena el reloj y nos peleamos el baño para alcanzar el agua caliente, los desayunos terminados casi siempre de afán en el vestíbulo de la casa y ese beso que recibe el aire cuando nos despedimos. Echaría de menos la llamada a medio día para preguntar la hora de llegada por la tarde y esa desazón que produce la inquietud de pensar que alguna demora inequívocamente tiene sabor a traición.


Si me dejaras se me acabaría el pretexto de esperarte en el sofá, después que los niños se han acostado. y hacer como si durmiera cuando pones la llave en la puerta. Echaría también de menos el ruido del horno en la cocina cuando calientas la cena y dejas goteando la llave del fregadero. Si me dejaras los día de quincena perderían ese algo que nos dice que se nos juntaron todas las cuentas y ese no se qué que nos hace sentir cómplices en aras de mantener el hogar; con el sentimiento de indispensabilidad que da el hecho de cubrir con el salario la supervivencia familiar.


si me dejaras echaría de menos almidonar los puños y cuellos de tus camisas y el toque mágico del domingo cuando en la mañana te ayudo a lavar tu carro, tu consentido, con la expectativa de un paseo con los niños en la tarde. Echaría de menos la pleitesía que en familia le rendimos al televisor cada domingo que llueve y el carro debe conservar su brillo y su luminosidad guardado en el garaje. Si me de dejaras serian muchas las preguntas que me asaltarían en mi desvelo: Por ejemplo, Por qué desde hace un par de años, justamente desde que nació el menor de nuestros hijos, nunca me volviste a decir te amo,


o te necesito, o te deseo, o me gustas, o cualquier cosa que me dijera que todavía sentías algo por mi… También tendría que preguntarme por qué de nuestra intimidad nada se quedó, salvo el lecho nupcial, que nuestros hijos, gracias a la persecución de sus terrores nocturnos, resolvieron que fuera el lecho familiar. Si me dejaras tendría que mirarme con otros ojos en el espejo y nada raro que para ese momento me espante por lo que allí pueda ver: años hechos canas y arrugas y la figura amorfa de mi cuerpo, envuelta en vestidos sin talle para que pudieras disimular esos kilos de más, que a lo mejor , ni tú,


nunca has notado, porque ha sido más importante la marcha de la casa que mi propia marcha… Si me dejaras echaría de menos firmarme con el "de" para pasar a ser nuevamente solo hija de mis padres; y ese deber de extrañarte cuando por algo has tenido que ausentarte de la casa. Si me dejaras no se qué haría sin ti, pero viéndolo bien, y lo peor: Si me dejaras no sabría bajo qué excusa, arrancada al vacío. te volvería a buscar ….


IX Si pudiera obrar milagros, hay uno que quisiera obrar para mĂ­: el milagro de volverte a ver ... Y a pesar de lo que tu, en soledad, (no tienes otra manera) puedas sentir y pensar, yo siento y pienso que lo nuestro fue bonito y encuentro por ello injusto que por el devenir de la vida, me hayas sometido al olvido .... Olvido eterno .... Y quisiera volverte a ver, no para escribir la segunda parte


de nuestra historia ya que la primera nos quedó escrita a medias, sino por el inmenso deleite de volver a perderme en tus ojos ... Tus ojos que supieron en su momento mirarme como desde niña siempre quise que me miraran. Pero entiendo, con tus ojos vendrías todo tú y eso complicaría las cosas ... Bien sabes que los finales, tienen por lo general, un sabor a rancio un sabor a impotencia y un sabor profundo e infinito a melancolía ... Y nuestro final no fue distinto .... Ni el tuyo .... Pero insisto,


si pudiera obrar milagros obraría para mi el milagro de volverte a ver para perderme en tus ojos… Ah! y otra cosa: obraría el milagro que los míos te hechizaran y que pudiera hacerte olvidar, de una buena vez, que fui yo quien te quitó la vida. Ojalá que alguien logre aclararme, si es lícito pretender desde una cárcel obrar milagros....


X Veo crecer a mi hijo y me sobrecoge esa incertidumbre, esa que nos acompaña a todas las mamás y a todos los papás del mundo, si lo habremos hecho bien .... Y cuando digo hacerlo bien me refiero con ello a que si las alas que le he dado le serán suficientes para levantar su propio vuelo .... De lo otro, de velar por su bienestar; de tener su ropa al día; de marcarle los horarios; de vigilar sus tareas y con ellas vigilar la limpieza de sus cuadernos para que no me fuera a cuestionar


la maestra por ser indolente; de enseñarle a repetir sin sentido (como me lo enseñaron a mi) el Ángel de mi guarda Y para momentos de crisis el consabido Dios Mío o Virgen Santísima; de hacerla recoger sus juguetes para que con ello ya pudiera recoger la vida; de hacerlo callar como es debido,

.

porque las visitas son para los grandes; de tener buenos modales sobre todo saludar y decir gracias y mantener la sonrisa congelada frente a ellas; de no hablar con la boca llena y no poner los codos encima de la mesa a la hora de almorzar; de exigirle el si señora siempre


antes que el si a secas, de no levantarme la voz y no fruncirme los hombros porque Dios todo lo ve y viene y te regala al viejo limosnero de la esquina; de aprender a apreciar los muñecos hasta que entendiera que ellos estaban mejor en la vitrina o colgados en el techo del cuarto; de que aprovechara mi tiempo junto a él ya que yo no le iba a durar toda la vida; de hacerle ver que yo a su edad fui más aventajada; y de hacer le ver, también que mientras yo lo mantenga sólo puede hacer lo que yo digo? Si, de esa buena educación le di todo ... Pero, ahora, haciendo ejercicio


para contemporizar, es cuando me pregunto si las alas que le di est谩n bien, y que c贸mo es que hay que hacer para abrir su jaula ...


XI Tengo todavía tu pijama estrujada contra mi boca como queriendo suspender tu presencia y creer que no te has ido aún. A veces pienso que qué sería de mi si me avisaran que de ninguna manera volverías. Claro yo siempre pienso en un accidente o en un de repente, pero no me gusta consentir la idea que es que de pronto tu decidirías no querer volver. Por lo que fuera. Por lo que yo no sé. Claro, esto último no tendría por qué suceder, amándonos como creo que hoy nos amamos. A veces quienes


opinan (y me lo dicen) que a mi el amor se me nota más. Frente a esto lo que yo les digo es que las mujeres estamos hechas para mostrar los sentimientos y que en cambio los hombres son para cosas más trascendentes. Están hechos para mostrar inteligencia y capacidad. Es cierto, tu no eres muy expresivo conmigo y menos en público, pero yo sé que a tu manera tu me amas… Mi amiga del alma me advirtió un día, no seas tan cauta el hombre que te dice que te quiere a su manera es porque no te quiere. Que el que quiere de verdad no ama a su manera sino a la manera del otro,


de su amor ... En fín, como yo no hice sino hasta sexto, no me voy a poner a discutir con personas que han cursado carreras y se han dejado manosear con tanto discurso barato que trajeron en los 60 los comunistas y los hippies. A mi me gusta que me quieras a tu manera. Y seguiré oliendo cada mañana tu pijama para prolongarte en el ambiente y en mis sentidos. Además, como tú me sacaste de trabajar, entre oficio y oficio tengo tiempo para echar globos e inventar muchas formas de hacer las cosas


para que te sientas bien casado, que a la larga fue lo que siempre deseó tu madre para ti. Conmigo creo que te sientes bien. Por lo menos nunca he sabido que hayas ido en busca de otras mujeres y menos de las que hay que pagarles para que estén con uno. Desde que me diste permiso para hablar un poco más en nuestra y de nuestra intimidad ya no tengo que fingirte orgasmos inacabables y de lo que hablan algunas amigas los orgasmos alucinantes de Freud. A mi siempre me ha causado curiosidad


cómo hizo Freud para pontificar sobre el orgasmo femenino siendo él un hombre. Pero, bueno, creo que así es la ciencia y el señor es muy famoso entonces estará en lo cierto. A mi me consuela que siempre que estamos los dos tú nunca quedas dormido de una, porque sacas el tiempo para tu cigarrillo ... Y cuando apagamos la luz y ponemos el despertador tu siempre me dices que estuve bien. Bueno, yo te digo que te amo y no es que te reclame que tu no me lo digas a mí, al fin de cuentas tú me quieres a tu manera y para mi es suficiente. Hoy más que nunca tengo tu pijama


literalmente pegada a la cara. Y no sé, es que vi tu maleta y una cajas empacadas en el estudio y me dio un susto porque no sé de algún viaje que tengas, pero igual yo sé que antes de irte, porque vi en tu agenda una reserva para dos a República Dominicana, me vas a dar la sorpresa: ¡viajamos por nuestro aniversario! El año pasado no te acordaste pero para compensar sé que esta sorpresa es para mi, con razón anoche estuviste más cariñoso que de costumbre y con razón, también, me dijiste que estuviera preparada porque según tú, “uno nunca sabe". Yo por si las moscas


voy a preparar mi neceser con el vestido de baño rojo, el que compré para llevar a la Costa y que no se me olvide mi gel adelgazante porque por nada del mundo dejaré mi rutina de belleza. Huelo tu pijama y tu olor ácido como a la lima me transporta ... Es algo que nunca podría olvidar de ti, tu olor a lima. Ah! se me olvidaba, no he mirado lo cuenta del teléfono porque como que le cambiaron el color a los sobres. Menos mal que me lo dejaste en el respaldar del sillón para que no nos sorprenda un recargo. Separaré el dinero y me pondré a arreglar la casa,


para que cuando vengas por mi para lo del viaje yo me haga como la desentendida, porque, pobrecito, por nada del mundo echaría a perder la sorpresa que me tienes y más si es la primera. Lo único que no tengo claro es, por qué tú al salir dijiste mientras abrías el carro: ¡por fin! y que sea lo que Dios quiera. Bueno, al fin de cuentas y sea lo que sea tu siempre me has querido a tu manera…


XII Algún día quise contarte un cuento a mi pequeña hija: después de acariciar suavemente su cabecita, me ocupé de impostar la voz y le dije: - "Erase una vez un señor don gato ... " La niña me replicó: - Por qué todos los cuentos empezarán por lo mismo? Yo proseguí para variar la introducción: " En un país lejano…" Mi hija de nuevo: - Por qué todos los países son siempre lejanos? Tranquilizándola con un ademán continúe: - "Bueno, este era un gato


que decía a sus gatitos” ..... - Pero mamá! (me interrumpió la niña) desde cuando sacas tú que los animales hablan? Con una leve sonrisa de desconcierto intenté variar mi cuento: " Este era un rey que tenía ..... " Ay mami, (de nuevo la niña) no ves que los reyes ya no existen porque son todos escandalosos? - Pero hijita, no todos ... (repliqué). - A poco no lees las revistas contestó la niña con un mohín desesperanzador… Rápidamente volví a repasar mi bagaje literario y apunté: -" En cierto bosque vivía ... " - Por Dios mami, qué cosas dices!


En clase de Ecología nos han dicho que los bosques todos están vía a la extinción ... Con mi paciencia resquebrajada y apoyándome en una invariable postura de reciprocidad, reté a mi encantadora hija: - A ver, mi amor, entonces tu a mí cuéntame un cuento .... La niña sin dudarlo me tomó las manos en las suyas Y me dijo: - Mami, para cuentos, tengo el ordenador… Por qué mejor no pruebas a darme un beso y a dejar la luz del cuarto encendida hasta que me duerma?


No te das cuenta que por dormirme con afán mientras me dices cuentos, nunca sé si me besas para irte y me impones la oscuridad que me da miedo, porque después quién va a pagar la cuenta?


XIII Algún día quise jugar a ser poeta... Para ello, puse toda mi sensibilidad en las cosas lindas de la vida, porque hacer poesía es eso: exaltar lo bello ... Mis poemas hablaron todos de los días soleados, del milagro del color en el arco iris, de los prados verdes y florecidos, de los manantiales transparentes como diamantes, de la sabiduría de la naturaleza, del equilibrio ecológico, de las sanas costumbres, de los hábitos edificantes, de los valores que dan la vía libre a la santidad y al culto,


del amor entre los próximos y los no tan próximos, de la verdad en boca de los seres buenos que al poeta se le ocurren son casi todos; y de los sueños y deseos y convicciones que conducen a la nirvana, y de todo lo mesiánico que pueda encontrarse para exaltar lo bello ... Al fin y al cabo, eso es poesía ... Me creí poeta; cerré con cuidado las esquelas y me fui al editor ... Mientras llegaba a su casa, me fue preciso desviar el camino por un torrencial aguacero que aseguró un día negro para todo el día, vi cómo fue atracada una anciana en una esquina, alguien desde un carro desocupó en la vía


un bote de basura, me asaltó un mendigo en el semáforo, el mismo mendigo que pasó a robar mi limpia brisas; me preocupó la forma cómo una mamá daba de golpes a su hijo a la salida de un supermercado, leí la noticia en un diario de la tarde sobre una bomba incendiaria que dejó incontables muertos, me asombraron las colas en los cines para la proyección de cine X, niños que no han salido de una primera infancia y ya me ofrecieron frunas y cigarrillos en una parada obligatoria, grifos de agua rotos a lo largo de tres cuadras, con el agua a borbotones desperdiciada,


y al final, la casa de mi editor con un grafiti en una de sus paredes: "a tirar, a tirar, que el mundo se va a acabar ... Alguien me puede explicar para qué rayos existen los poetas? Y para qué mismos rayos existe la poesía?


XIV La noche de anoche la menciona una conocida ranchera y habla de alguien que aflora de nuevo volvería a vivir ... Yo si quisiera para mi que volviera mi noche de anoche… Y tu noche de anoche fue como uno de esos días de fiesta pero de anoche en que nos engalanamos y apostamos para todo el tiempo la mejor de las sonrisas y con la sonrisa, el mejor de los ánimos para lo que pueda suceder y nos pueda seducir ... La noche de anoche fue para mi noche de fiesta: lograste romper la rutina


de tus acostumbradas: - que tengas buena noche, y te quedaste a vivir en mis ojos mientras acomodabas el almohadón bajo mi espalda ... No olvidaré cómo cambiaste tu emisora con tu fiel Cabalgata Gillette, para sintonizar esa de música estilizada de la que te había hablado el mes pasado ... Ya para ese momento, supe que algo fuera de lo común me iba a suceder. Y así fue: Pude adivinar otra vez en todos tus gestos ganas de tu mujer aunque tu ímpetu no cedió y la mesura siguió su curso, pero el reconocerte ganas por mi


fue suficiente para sentirme avasallada, presa de tu furor y de no poca desazón por no recordar de un tajo todos los rituales, uno por uno que en situaciones como ésta, tú disfrutabas y te enardecían y te hacían por momentos parecer ser otro; ese otro que también habita en ti, pero que sólo yo, robándole un espacio a la pasión desbordada he logrado reconocer muy a tu pesar en ti ... De ese otro no te hablo es cierto, pero anoche lo quise de nuevo para mi ... El sentir que me aproximabas como en otro tiempo,


contra el hueco de tu vientre para dejarte finalmente caer sobre mi, me venció y me abandoné. No sé como lo hice y no sé si volverás otra vez a buscarme y a mostrarme en tus ojos ganas de tu mujer, pero vencida y abandonada, moviéndome pesadamente en el poco espacio que dejaba tu cuerpo sobre el mío y que contenía mi fiebre represada de siglos, (porque cada día sin tenernos es un siglo para mi) juré que era una diosa y así vencida y abandonada a tu merced al servicio de tu piel y tu sudor como diosa me reventé


para dominarte en uno, pero el más delirante de los espasmos de toda mi vida.. Entre advertir tus ganas de tu mujer y mi silenciosa pero aturdida vocación de diosa, no pasaron cinco minutos… Los mejores cinco minutos de los últimos, ya muchos, meses sin ti. Cinco minutos que para mi fueron toda la noche y toda de fiesta. Por eso, hoy en la mañana, mi voz se deja ir con una canción en la radio: "Si la noche de anoche volviera.....


XV Tengo una imagen que cuidar, que se me vea como esos seres que raramente pensamos que puedan tener vida propia o en el mejor de los casos, algún vestigio de vida ... Soy una celebridad ... Importa porque se mantenga la máscara y la pose por la que me pagan y por la que puedo demandar mejores dividendos si logro sostenerla indefinida e inamovible ... Y a quién le digo que soy una persona que todavía hace listas para el mercado y hace igual el mercado, que le tengo pereza a algunos oficios pero que pago por quién me los haga ...


Que me espantan muchas de las cuentas que debo pagar ... Que me agobia sentir y saber que mis hijos viven sus vidas y yo no tengo injerencia en ellas ... Que digo malas palabras en los trancones de trĂĄnsito y que a escondidas me emociona transgredir de vez en cuando las normas ... Que me fatiga madrugar a maquillarme para que no me asalte ningĂşn imprevisto fuera de lugar ... Que le tengo miedo a la oscuridad y que me impresionan los lugares cerrados ... Que siento deseos irrefrenables por saberme amada y ser a secas una mujer ...


Que soy compulsiva a la hora de comprar desodorizantes para el ambiente ... Que odiando las mentiras suelo de vez en cuando decir con desenfado algunas sin sentir ninguna contrición… Que pego con esmalte los puntos idos de mis medias veladas, para creer que con ello contribuyo a la austeridad del gasto en mi casa ... Que sueño con el día en que se acaben los teléfonos y no me puedan invariablemente localizar ... Y a quién le digo que soy una persona si mi propio marido subasta al mejor postor las cartas de amor que le escribo?


XVI Todo! El mundo en el que te moviste y en el que nos movimos quienes conformamos tu familia, todo, te recuerda ... No existe empresario pujante que no te emule, y asĂ­ mismo, te invoque ... No existe obra benĂŠfica en la que no se te exalte y se te agradezca ... No existe culto ni fe en la que no se te encomiende y se te loe ... No existe club social en el que no se te celebre y no se consideren como legendarios tus gracejos y ocurrencias ... No existe centro educativo nacional en el que no se te reconozca como eje directriz e intachable ejecutor ... No existe premio nacional en el que no se te convoque


como paradigma y gloria … No existe debate público en el que no se extrañen tu brillante oratoria ni tu poder de convencimiento ... No existen puestas en escena ni encuentros de las letras y la cultura en los que no se dé testimonio de tu mecenazgo e inspiración ... No existen hijos más orgullosos que tus hijos y los hijos de tus hijos . Todo y todos te recuerdan… A mi, me hubiera bastado un "te amo" tuyo para mi, algún día, de cualquiera de los muchos y todos los años que estuviste conmigo, para recordarte con un sabor distinto, como algo más, que como se recuerdan las primeras piedras de los edificios

.


que un dĂ­a pasan a ser Patrimonios de la Humanidad.


XVII Definitivamente no logré entenderte: desde que te conocí a la fecha, cuando ya hemos cumplido bodas de perlas, cuando nuestros hijos son todos universitarios, cuando nunca hemos dejado de lado atender todos los asuntos de la casa y de nuestras vidas, solo entre tus parientes y los míos, porque alguien distinto, sería siempre un intruso para cosas que debían constituir solo un estricto asunto de familia ... En nada se te ha contrariado:


nuestra boda la planeamos solos, por ser un asunto de familia. Nuestras vacaciones siempre carecieron de asesor turístico porque era otro asunto de familia. Los colegios y universidades de los niños fueron las que los dos quisimos, porque admitir sugerencias era ignominioso, para otro, que era solo asunto de familia ... Las inversiones anuales de tus dividendos dejaron poca rentabilidad, ya que se desecharon propuestas de expertos y corredores de bolsa, sólo, porque este era otro asunto de familia ... A tus hijos y a mí nos fuiste cercando con postes de incomunicación porque todo lo que saliera de los vínculos familiares


era inconveniente y transgredía tu inamovible régimen del culto a los "asuntos de familia". Pues bien, ahora , que te he puesto la cara y no te niego mi furtiva relación con Ricardo, tu hermano, por qué no lograrás entender que no deja de ser otro "asunto de familia" y nada más?


XVIII Qué bueno que llegué a vieja, contigo a mi lado; desde siempre quise ser de una sola persona y así ha sido, aunque no me han faltado en la vida los "qué hubiera pasado si .....” Creo que a tu lado quise todo lo que se me dio: aprendí y me desempeñé como la mejor ama de una casa hice rendir el dinero hasta el punto de ahorrar para mis pequeños antojos y mi único vicio: el cigarrillo.


Crié a los niños con alma de orfebre y puse a flor de piel en cada uno su máximo potencial de sensibilidad y unas enormes ganas de triunfar sin llorar por las leches derramadas que nunca faltaron. No he querido a mis nietos más que a mis hijos como dicen la mayoría de las abuelas, pero los he querido lo suficiente como para no meterme en sus vidas ni en los cuentos propios de su generación. Y me han tenido. Ahí he estado... No tuve problemas con el servicio


porque afortunadamente no quise nunca convertir el día a día en una lección sofocante del "como hago yo las cosas, nadie .....” y aprecié que por lo menos nunca les faltó voluntad ni para mi, ni para los de la casa. Fui algo parca con mis parientes y los tuyos pero eso no me privó de darle a cada cual su valor ni de reconocerles su fraternidad y en ocasiones, su generosidad. Qué bueno que llegué a vieja contigo a mi lado. No fui más de lo que quise ser y no creo que tú tuvieras vacíos


en tu vida conmigo. Te acompañé te enseñé a llorar de felicidad y traté de apaciguarte cuando fuiste presa de la ira o de la inconformidad o de los sueños no cumplidos ... Hoy te despido, me trajiste de la mano hasta llegar a vieja hasta cerrar tus ojos… Te despido sin una lágrima sin ninguna cuenta por saldar, sin nada de reclamos y mucho de gracias. Qué bueno que llegué a vieja contigo a mi lado ... De hoy en adelante sólo me resta, hacerme más vieja, y como decía el poeta, tejer y tejer ...


XIX Ayer fue como siempre, como es desde el día en el que me enamoré, como es desde el día en el que habité en ti y tú en mi y como lo prometimos: para siempre ... Y no ha sido fácil estar a tu asecho para cuidarte para mi sin nada que te roce sin que nadie te inquiete sin que la vida te cobre un sobresalto ni te regale emociones de más ... Te he cuidado para mi porque mi amor da para todo. Para emocionarte, para encontrarte, para recobrarte,


y a mi para darme la certeza que me basta amarte de esa manera para ser feliz y no querer más. En cada noche en las que se confunden el ardor con lo ya conocido, yo me recobro fuerte y viva y vigorosa para cuidarte para mi. Nunca se me ha ocurrido pensar que me faltaras porque al perderte a ti me perdería yo también y no me gusta jugar y menos sufrir por las suposiciones o por el manido "debes estar preparada para lo peor” porque "nunca se sabe"… Mi amor por ti lo he conjugado en presente


cada uno de los días que nos hemos pertenecido y así será porque sé que los dos lo queremos así. Que peco de arrogante porque no me dejo vencer por el temor a ese porvenir que no conocemos? Que peco de suficiente porque no dejo espacios para que te alimentes de otros aires? Que peco de posesiva porque te sé mío y porque sé a tu manera ser tuya? Que peco de ilusa porque podría jurar que sólo sueñas conmigo y que vives igual, sólo para mi? No me asiste la culpa


por esos que podrían parecer pecados capitales. Suficiente he tenido con haber renunciado a tener unos hijos y a prolongar este amor en otros ojos y en otros brazos. Renuncié a ellos porque podrían haberme robado tiempo y corazón para ti y así ha estado bien. y así hemos estado bien. Total y como hasta hoy nos cumpliremos cada promesa que nos hemos hecho, me basta saber que nuestro pacto de no sobrevivirnos será el sello de nuestro amor para ganar la eternidad: y al fin y al cabo no hemos querido


jamás saber de moral o de ataduras de pánicos existenciales… El amor tiene todo en sí mismo culpa o señala pero también exonera y perdona. Y con delirio nos hemos amado y así será hasta la muerte, ayer como siempre hoy como ayer mañana como hoy y por los días de los días. Amén.


XX Todavía sobre tu cuerpo cae el sudor gota a gota como cae siempre que me entrego a ti después de jugar, como tú me enseñaste, el juego de la seducción en el que al final desdoblo cada pliegue de mi piel para que te cubra uno a uno tus ardores y apacigüe esa fiebre que te va llenando hasta embotar los sentidos, para hacerte estallar en mi pecho y en mi vientre; para renacer de ellos y poco a poco volverte a recobrar. Y en todo esto


voy derramándome en ti gota a gota y gota a gota me vas recogiendo porque el tiempo no apremia y es preciso hacerlo de nuevo otra vez y otra vez y otra vez hasta la agonía en la que ninguno de los dos sabe del otro, porque así es el amor y así es el amor cuando se le escapa a la carne y nos lleva a perderlo todo, incluso la vida, porque bien vale la pena desprenderse de ella cuando se ha dejado el súmmum de la propia esencia revertida en otro cuerpo


que no es mรกs, en el momento, que el Universo, todo el Universo entero ...


XXI Cómo nos hemos quedado tan solos, después de entregar la vida a unos hijos que si bien aprendieron a vivir de nuestra vida no nos dejaron nada más que el espacio para esperarlos cuando es de rigor es decir, para algún día de cumpleaños o para un saludo de Año Nuevo, porque siempre tendrán cosas más importantes en qué pensar y lugares más interesantes para visitar. El repasar los caminos y los afectos


que sirvieron de cuna y enmarcan las edades hasta que llega la suficiente para que por propia cuenta la vida se eche a andar, no es dado en jóvenes ávidos de aventuras y ávidos también de sepultar sus historias para que todo lo que fueron sus cimientes se convierta en raíces cada vez más y más afincadas a la tierra. Cómo hemos quedado tan solos y tan desconocidos los unos para los otros. Pareciera que el amor en esta casa hubiera sido de fábula y como en la fábula, se lo hubiera


devorado el monte sin dejarnos nada a cambio, ni siquiera un nombre ni siquiera el consuelo de una fe ni siquiera el solaz por el deber cumplido... Cómo hemos quedado tan solos y agotados únicamente llenos de recuerdos recuerdos que sólo tendremos los que aquí quedamos exhaustos, desangrados. Con la conciencia tranquila pero desarraigados. No quedaron en los dos ni ganas para voltearnos a mirar a los ojos. Y yo creo que es mejor así


para que no se nos note la vergĂźenza por haber dilapidado un amor que prometĂ­a futuro y del cual no reservamos para nosotros nada que se le parezca o por lo menos nada que nos ayude a edificar de nuevo la vida, porque ya la entregamos a unos hijos que es lo mismo que decir al portador y lo que es peor, sin ninguna garantĂ­a ...


XXII Yo sé que hoy es distinto: Ámame, no te de miedo no te detengas ahora que le has dado la espalda a tu pudor y se te asoma a los ojos una lujuria con sabor a miel. Ámame, no te resistas a probar este viento nuevo que no te dejara regresar a tu dolor de antes a esa timidez que en otro tiempo te venció. Ámame no importa


que sea tu primera vez persiste en esta búsqueda que no te dejará con las manos vacías. Ámame que para mi serás como el primero porque nunca vi en unos ojos confundidos la pasión y la niñez, con la premura y el miedo ... Despréndete de una vez y abandónate a este abismo que no es otro que mi amor por ti y mi deseo demencial por probar de ti esa inocencia hecha carne y esa perplejidad que asoma a tus ojos frente al milagro consumado.


Ámame suéltate de ti pero no te sueltes de mi, porque me sobra coraje para llevarte de la mano a mis confines y para traer te de vuelta con la misma cordura que tienes hoy pero con un poco más de ilusión y mucho del desarraigo que deja el haber penetrado lo desconocido… Ámame no temas voy contigo te aprenderé y me viviré uno a uno los poros de tu piel inexperta, para que nazcas al delirio a lo alucinante


a la simplicidad a todo lo que nos lleva ese misterio de vernos reducidos a un vértigo a un espasmo a un segundo de inconsciencia a una pequeña muerte. Ámame, estoy ávida por aprender de ti, porque nunca nadie antes me mostró su desnudez sin verla y porque nunca nadie antes me trató como si fuera una virgen, a pesar de mi oficio, a pesar que no se me es dado enamorarme, a pesar de mi anonimato, a pesar que no se nos otorga


gentileza cuando se nos paga… Ámame y te prometo ser tuya cada noche o cada día porque tus ojos se me incrustaron y a través de ellos, me viviré la vida…


XXIII Realmente a veces me sorprendo c贸mo puedo obviar tantos ojos hurgando en mi vida que no es otra distinta a la de cualquier persona. Vengo de una familia algo pintoresca pero con un caudal de amor que ha dado para sostener varias generaciones. Se me inculc贸 el sentido del deber y del trabajo y por ello sin esfuerzo pero con mucho de ganas me hice un profesional con desempe帽o decoroso


y con aportes en ocasiones brillantes que me han estimulado para no estancarme. El trabajo me ha dado para todo y cuando digo todo me refiero a la comodidad material y al fortalecimiento personal. Como todo ser humano creí tener derecho al amor y me he enamorado. Al principio y como todo principiante fui aprendiz del amor con no pocas aventuras pero en ningún caso lastimando de mås y sufriendo solo las despedidas abruptas los adioses anticipados y mi miedo a comprometerme‌. He madurado que para mi quiere decir


que he tomado con seriedad cada experiencia y a través de cada una he procurado que queden más motivos y menos culpables para repartir… He madurado que para mi quiere decir que he aprendido cada vez a respetar más, a no ir en contra del libre albedrío del otro y a ser humilde en cuanto reconozco que los demás también nos ayuden a edificar la vida… En el amor no me puedo quejar me han amado pero ha sido para mi más importante sentirme capaz de amar


y no guardarme nada de lo que en aras del amor debo entregar. Soy intenso soy profundo aunque no por ello dejo de disfrutar los placeres de la vida que casi siempre todos califican de frívolos. Sí he sido frívolo, pero también soy de los que toman tiempo para si mismos esto le ha valido a mi pareja saber que cuenta con alguien que sabe lo que entrega porque no deja los sentimientos al azar ni en manos de un furor ni a la apuesta por un golpe de suerte. Hay personas


que dejan en la suerte su explicación cuando encuentran una buena persona a su lado. No es la buena suerte sino nosotros mismos los que convocamos los buenos y malos momentos los buenos y malos amores. Sin recurrir a la buena suerte me han querido bien y yo creo haber querido mejor… Nunca dejé sin respuestas a mi amor nunca desatendí nuestro diario vivir y me cuidé de dejar espacios para cada uno. Los suficientes como para que pudiéndose ir, deseara quedarse conmigo y compartir, otro día, uno más ... Compartir la vida


con sus grandes cosas con sus pequeñas cosas con los hábitos sedentarios y sus intempestivos imprevistos. Pero mientras duró siempre el amor fue lo primero y la pareja la primera persona, al fin y al cabo es la que creemos nos conoce más, la que recrea nuestras manías y la que cuida de nuestros fetiches y rincones. Con cada amor ha sido una nueva historia pero todas con algo en común, mi deseo auténtico por celebrar a diario el encuentro y mi convicción al sentirme responsable por la emociones de ese amor. Aún, por encima


de mis momentos aciagos, me viví cada relación con la suficiente conciencia para no querer en el futuro una carga adicional de cuentas pendientes, además, de las que vamos dejando con uno mismo… Sí, el amor me ayudó a madurar y no fue fácil hacer de cada una de mis relaciones el eje de mis vivencias en su momento. Eludir las presiones de afuera esquivar la malidicencia sobrepasar los saludos impostados y los gestos señaladores, tampoco fue fácil. Pero todo ello me dio fuerza interior


en lugar de pretender la vida convencional que llevan los otros. Me afianzĂł y me pude regalar para mi lo mĂĄs preciado: el respeto propio por mi esencia y el respeto por la esencia de los otros. Nunca me he sentido menos por amar como se me fue dado amar porque al fin de cuentas yo no elegĂ­ mi forma de sentir ni de vibrar, ni de gustar. Y no me voy a traicionar. Y no voy a vender falsas expectativas a nadie. Soy un ser humano con todo lo que implica el ser humano pero ante todo


soy un ser dotado con la capacidad para el amor y hasta donde me sea dado me voy a amar yo mismo y dejaré siempre abiertas las puertas de mi corazón al amor, no me importa que otros rotulen mi manera de amar como algo torcido antinatural o vicioso; me importa no defraudar a los que sí han creído en mi y a los que si me han respetado y a los nunca les causó inquietud con quien compartía mi cama y con ella toda mi vida ... Por encima de ser


un vulgar marica soy yo mismo, siempre, porque nunca bajo la frente ni cuando me lo gritan a la cara…. Y no es por orgullo o soberbia es por simple consideración, porque tiene uno que sentirse muy desgraciado cuando ve a otro amar de verdad y saber para sí mismo que él nunca estará dentro de los elegidos por la vida para el amor. Si, soy un marica; no dejarán de decírmelo porque personas necias y mediocres las que hay en todas las generaciones, pero soy un marica que apostó su vida al amor y hasta la fecha


no he sabido del primero que señalen por haber amado de más…


XXIV Mientras nos duró nuestro amor fue eterno y además fue bonito y también nos enseñó cosas, como a besar a caminar en puntillas a calentar con los pies los pies del otro a hacer mercado sin traer cosas de más y a controlarnos la presión arterial cada mes de todos los años. Mientras nos duró nuestro amor fue paciente y además fue tierno y también nos enseñó cosas como a no dejar la tv. prendida, ni a fumar en lugares cerrados de la casa, a no hablar de la familia de cada uno, a dejar para navidad


los regalos sorpresa, a leernos el pensamiento cuando esperamos algo del otro y a no contradecir en público errores de apreciación, cuando se habla de la vida en común. Mientras nos duró nuestro amor fue todo y fue eterno y fue paciente pero lo sorprendió la muerte un día viernes que me olvidé de ti a la hora en la que acostumbro hacerme el amor ...


XXV Volverlo a ver: volver a soñar con noches quebradas a galope cuando el coloso que me doma se rompe igual conmigo y al montar delirante me desboca ... dulce locura y dolor mojado, todo fuera de su sitio en la manía de jugar con el asombro; recreados como fieras y más y mejor y como nunca encadenados…


XXVI Desde abajo veo crecer el mundo cuando me domina el gigante que amo. Llega la agonía: una cara y algunos de sus gestos me someten y me redimen. Vuelvo a ser estallido. Antes de abandonarme creo sonreír y me siento por igual perdida e inagotable‌


XXVII Cuando sales para el trabajo y te veo ir bien vestido, oliendo a tu colonia que a mi se me antoja como del otro mundo, y con esa cara de ir dispuesto a devorarte la ciudad y todo lo de ella que tenga que ver contigo, y un coraje salido como de la chistera de un mago y que te hace parecer irresistible y que te convierte en un seductor, me quedo como pensando, y despuĂŠs de encomendarte a Dios,


se me propone volverme celosa y me pregunto si mientras estás fuera no te llenarás de motivos para querer retrasar tu vuelta, mientras yo aquí tejo y destejo la rutina propia de una casa para hacértela parecer como tu refugio perfecto y que no quieras nunca dejarla y que tampoco quieras nunca dejarme... El amor me juega la mala pasada de haberme vulnerable y con el paso del día


paso yo también a perder la certeza de saberte mío y de saberme la mejor, lo mejor que te pudo ocurrir en la vida. Y se me acomoda un miedo parecido al del amor cuando se asoma, pero más inmovilizador y más enajenante. Todo vuelve a su lugar cuando escucho tu particular forma de anunciarte y llegas a nuestra casa bien vestido, oliendo a tu colonia, que a mí se me antoja como del otro mundo, y con la cara de llegar dispuesto a recuperar tu lugar como si hubieras


estado a punto de perderlo, así, como también yo estuve a punto de perderte y que no es otra cosa que un amor que se resiste a la costumbre que todavía juega a sorprender que le gusta hacerse notar y que se hace invitar a diario como huésped de honor, hasta cuando decida por nuestro propio bien abandonarnos…


XXVIII A veces, me parece, que no sé en qué tiempo vivo y si todavía se conjugará el verbo amar en presente o si se dejaría como lo dejó García Márquez sólo para los tiempos del cólera. Y es que a veces, no sé en qué tiempo vivo porque he dejado tanto de mis años en la rutina y en la casa y en las cosas de la casa, que me parece que mi vida se ha ido solo en sobrevivirlas. No sé en qué momento le perdí la pista al amor, ese que nos sorprende y que nos deja sin aliento pero sembradas de vida nueva.


Y es que cuesta trabajo despojarnos de la ciudad para habitarnos sólo a nosotros mismos y a quien amamos. Se nos va la vida cuidando la casa como si ésta hiciera el hogar y perdemos el rumbo y confundimos los sentidos y envolatamos con las llaves también el amor ojalá que el verbo amar se conjugue todavía en presente y haga caso omiso del pasado y si estamos de suerte, que nos permita hacer fantasías de futuro, de futuro enamorado, antes del tiempo en que nos sorprenda su ausencia que es lo mismo a decir que nos sorprenda la muerte…


XXIX Hoy es uno de esos días en el que me encuentro que me quedé a medio vivir ... Porque todo lo hice a medias: de mi infancia no tomé lo que debía por estar esperando hacerme grande para vivir a lo grande… Cuando crecí me dio miedo comprometerme porque los compromisos eran para cuando uno quisiera sentar cabeza… Cuando quise sentar cabeza y entregarme a fondo: en el amor, en la intensidad, en el deseo por recuperar esa mitad de mi


que se llevó la inercia, la vida me pasó la cuenta en forma de olvidos… De lejos puedo ver lo que perdí por haber bebido de la vida a medias y ya es tarde y hoy estoy aquí sola, porque a quien amé y quien me amaba también como yo, lo hacía a medias ...


XXX Hoy he sentido particularmente tu ausencia de mi, de la casa, de nuestros hábitos que son de dos, pero que cuando no estás son solo míos. Aquí empiezo a entender la importancia que existan días festivos, aunque románticamente para mi, al sentirme de ti enamorada, son todos como fiesta, pero mucho más si estás conmigo. Hoy he sentido particularmente, mi necedad, de querer saberte solo mío y que nada


te distraiga y que nada te entretenga en tu afán de hacerme sentir que a mi lado es cuando más te sientes vivo. Y hoy es uno de esos días en que particularmente cuelgo de tu voz y se me antoja que es la mejor voz la más dulce, la más acariciadora, la que se le va a mis oídos y el teléfono cobra una importancia inusitada porque me la trae tranquilizadora y mágica. Hoy es uno de esos días en el que no sé cuantas veces me he encontrado mirando los relojes de la casa


y esperando que ellos te traigan de vuelta y siempre me parecerán que tardan y es como si se confabularan y se propusieran no caminar como caminan los deseos míos. Hoy he sentido, con urgencia, que te necesito ...

MARÍA DEL SOCORRO GÓMEZ ESTRADA


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.