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Introducción
El Neoclasicismo, fue un estilo que surge en medio de una serie de acontecimientos que marcaron
la historia política, religiosa y social. Nos situamos en un periodo caracterizado por la Revolución
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Francesa, guerras como las Napoleónicas que afectaron y paralizaron muchas de las construcciones
de edificios en ese entonces.
Este artículo se centra en explicar cómo todos estos sucesos influenciaron en los conceptos e ideales
que dos arquitectos aplicaron en sus obras. Primero tenemos a Karl Friedrich Schinkel, quien se
enfrenta a las formulaciones ortodoxas del estilo Neoclásico, las cuales oponían conceptos como la
razón y el sentimiento, lo antiguo de lo moderno y lo clásico de lo romántico. Tuvo una formación
clasicista y una inclinación por lo neogriego gracias al aprendizaje doricista que tuvo.
(Marchan, 1984)
Transmitió una preferencia por el estilo gótico, a través de sus pinturas. Un aspecto importante a
considerar es el valor que le otorgará a la pintura, y el cual será mostrado en muchos de sus edificios.
Schinkel fue ícono del Neoclasicismo por los grandes museos a los que les dio vida. El carácter más
intelectual de esta etapa va a significar la frecuente construcción de museos.
Entender el pensamiento de Schinkel es importante para comprender el pensamiento de los siglos
XIX y XX, donde íconos como Le Corbusier, Walter Gropius y Mies van der Rohe reflejarán en su
arquitectura, un gran estudio a los ideales de Schinkel.
Sin embargo, explicar el pensamiento de Schinkel podrá ser aún mejor entendido por medio de la
explicación de los ideales del arquitecto, arqueólogo y pintor, Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc,
quien se caracteriza por su estilo conservativo. Viollet-le-Duc, quien pertenece al Neogótico, fue
conocido por sus restauraciones y por cómo combina la teoría con la práctica, basándose en un
conocimiento de la arquitectura medieval. (Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2017)