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RAQUEL HARO

GUIONISTA DE TELEVISIÓN Y AUTORA DEL BLOG ‘ME FALTA UNA TETA’ Basado en sentimientos reales

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Raquel Haro tiene 39 años, un hijo de cuatro, y desde agosto del año pasado batalla contra el cáncer de mama. En su blog ‘Me falta una teta’ nos relata con humor y sin tapujos cómo está viviendo todo ese proceso.

Texto: A. Nuñez Fotografía: R. Haro.

A Raquel Haro le diagnosticaron cáncer de mama en agosto del año pasado. “Meses antes noté un bulto y fui al médico”. Ya en la primera mamografía en el Puerta de Hierro, viendo la cara de la doctora, tuvo claro que no pintaba nada bien. Esto en el año del confinamiento, con 39 años, con un hijo pequeño de 4 años y en pleno proceso de divorcio.

A partir de ahí, empezaron “mil millones de pruebas, biopsias… ¡todo tipo de aparatos! Y enseguida empiezas con la quimio. Es todo muy rápido. Y en tres semanas llega el mayor shock de todos, que es que se te cae el pelo, que para mí ha sido casi peor que perder una teta”, ironiza. Su hermana y una sobrina de siete años la acompañaron y se raparon el pelo con ella. “Convertimos un momento superestresante en una fiesta”, recuerda.

En diciembre abrió el blog Me falta una teta (www.mefaltaunateta.com). “Surge de la necesidad de expresarme porque yo soy guionista de humor [en el programa El Intermedio, de La Sexta] y mi manera de comunicar es a través de la escritura y el humor”. Así que decide poner “bien escritas todas estas cosas alrededor del cáncer que a mí me resultan cómicas y que le mandaba en whatsapps gigantescos a familiares y amigos”. Y contado a su manera: “Con ternura, emoción y una ligera sonrisa”. Así nació Me falta una teta, “una página basada en sentimientos reales. A partir de ahí, que ya cada uno imagine qué es real y qué no”, aclara.

Entre otros episodios, en el blog explica cómo le contó a su hijo lo que le pasaba. “Me costó tres meses contárselo y él tardó solo uno en contarlo en el cole”, se ríe.

Ligar con cáncer

O cómo es ligar con cáncer, experiencia que narra al detalle en Pandemia, cáncer y tinder, o lo que representa el miedo, “un compañero de piso que a veces está encerrado en su habitación quietecito; y otras invade todo tu espacio”, explica.

“La gente sabe muy poco del cáncer, porque los pacientes no se dedican a contar cómo es todo ese proceso. Creo que es una mirada diferente. Hablo del cáncer, que no se suele hablar. Desde el humor, que no se suele hacer. Y luego también de mi vida: como mujer, separada, con un niño pequeño… y cómo en esta situación un poco peculiar te enfrentas a esto”, resume.

En la batalla contra el cáncer, no está sola.Tiene a su hermana y sus padres, que también viven en Boadilla. Y sus amigas. “Cuando tienes miedo a la muerte, a que se reproduzca el cáncer… en esos momentos que no hay nada de humor, te tienes que apoyar en la gente que te quiere mucho y ¡darle la matraca a tus amigas!”, dice.

Su hijo pequeño también está siendo muy importante. “En el proceso de curación me ha ayudado mucho verlo con sus ojos. Los niños no dramatizan nada. Y si para ti es un drama quedarte sin pecho y se te viene el mundo encina, él llega y te dice que él tampoco tiene tetas “y no pasa nada”.

Sus claves para superar esos momentos en los que uno lo ve más negro y no hay sitio para el humor pasan, primero, “por hablar de ello”. Segundo: “Darle la turra a tus amigos. Tercero: pensar en mujeres más desgraciadas que no tienen las posibilidades que tenemos nosotros, pensar en las cosas buenas que me ha traído la enfermedad (tener tiempo para estar con mi hijo y hacer otras cosas que habitualmente no puedo)”, prosigue.

En cuarto lugar, está el altar de sus ancestros fallecidos (“con mis abuelos y mis siete gatas...”). “Y, por último, está visualizarme ya sanada en escenas concretas. Me imagino en 15 años convertida en una oncoinfluencer, con mi hijo ya adolescente, que no sigue lo que escribo y hago...; y de repente le tengo que dejar porque voy a la entrevista más importante de mi carrera con Ana Rosa… ”, imagina.

“Labor brutal”, subraya, la de la Asociación Española contra el Cáncer. “Tengo una psicooncóloga que te ayuda en todo este proceso para aceptar tu nuevo cuerpo, para aceptar la situación, los diagnósticos… porque tú solo es muy complicado. Cualquier cosa que se te ocurra, te ayudan. Es una labor que no hace nadie”. n

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