Pesca de Altura Nº 124

PESCA DE ALTURA • Nº 124 • Año X

Nº 124 • Año XI • España 3,50 €

Revista mensual de Pesca Deportiva, Pruebas y Equipo

Historia

Los ases del Big Game LA BRÓTOLA • JIGGING EN EL ÍNDICO II • ASES DEL BIG GAME

Motor

Mercruiser Vazer

Técnicas de pesca La brótola Jigging en el Índico II

Competiciones

Pruebas

Faeton 940 Moraga Fly Altair 8.60 Fly Boston Whaler 285 Conquest Trophy 2302 Walkaround

Campeonato de Cataluña Portugal Cont: € 2,50

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Actualidad Novedades Seguridad Nuevos modelos

COMPETICIONES 44 Campeonato de Cataluña de embarcación fondeada. Sant Feliu de Guíxols TÉCNICAS DE PESCA 50 Jigging en el Índico. En busca del Dogtooth Tuna 68 La pesca sobre pecios (II). La brótola ▲ Campeonato de Cataluña de embarcación fondeada.

HISTORIA 82 Los ases del Big Gamme MOTOR 92 Mercruiser Vazer. El pequeño campeón

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PRUEBAS Faeton 940 Fly Altair 860 Boston Whaler 285 Conquest Trophy 2302

▲ Jigging en el Índico. En busca del Dogtooth Tuna.

▲ La pesca sobre pecios (II). La brótola.

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▲ Faeton 940 Fly.

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TÉCNICAS DE PESCA

JIGGING EN EL ÍNDICO A CARA DE PERRO...

En busca del Dogtooth Tuna “Hay que verlo para creerlo”... Es muy posible que piensen así conforme vayan leyendo, es lógico, pero si dudan, hay una forma de saber la verdad... ¡Viviéndolo!

Amanecer navegando rumbo al pesquil, con todo a punto.

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ealmente lo que van a ver (y quizás sentir), hay que verlo... Comprendo que pueda parecer increíble ya que nosotros, que estuvimos allí, nos mirábamos unos a otros y nos decíamos: “Es inútil contarlo; nadie lo va a creer”.

El día de la ira ¿Recuerdan aquella famosa película protagonizada por Lee Vaan Cleef, uno de los monstruos del western? Es lo mismo. Una gran venganza y además premeditada y alevosa... Todo estaba perfectamente enlazado para que éste fuese un gran día, pero los escualos se empeñaron en copar todo el protagonismo y acabaron por hacernos la vida El poderoso dientes de perro ha sido vencido...

▲ Todos los barcos de la organización son cómodos y espaciosos. ▼ Los equipos utilizados demostraron gran fiabilidad incluso con tiburones de más de 100 kilos...

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TÉCNICAS DE PESCA UNA CHARLA PRODUCTIVA La charla previa a las jornadas de pesca no tuvo desperdicio, sobretodo cuando se habló del jigging... El interés fue generalizado y se hizo extensivo incluso para los que tenían otras miras. Y es que la posibilidad de clavar peces de 50 kilos, a jigging, en un sitio virgen, llamaba la atención, mucho más teniendo en cuenta la especie y el nivel que ocupan según el rango de dificultad. Realmente, participar en tamaña aventura fue todo un privilegio.

Patrones, marineros y pescadores, atentos a los consejos de Fred.

Quim traduce los ruegos, preguntas y consejos.

Tras la charla, los jiggers y pescadores de fondo corrieron a reforzar sus aparejos...

EL TRABAJO DEL SKIPPER Hay que valorar el trabajo del skipper y del patrón, que esta vez recayó en dos personas distintas, ambos llamados Fred. Sin el control de la sonda y de la posición, y de sus continuos avisos sobre la ubicación exacta de los peces activos, la pesca habría sido parecida, pero otra, de ahí que sepamos valorar y agradecer su trabajo. Y es que no es lo mismo llegar hasta el fondo que cortar la salida del hilo a medias aguas, y notar la picada segundos después, nada más iniciar la recogida... Además, era información en tiempo real ya que el barco derivaba por efecto del viento y la corriente: “Fondo, 123 metros; peces a 90 metros; gran actividad a 70 metros” 52

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Todos los detalles son pocos... Los peces casi lo destrozaban todo.

Estos montajes resistieron.

imposible; primero porque nos obligaron a pescar con miedo, y segundo porque nos forzaron a cambiar varias veces de ubicación y a terminar la jornada antes de tiempo...

En efecto, amigos, por más que tratábamos de esquivarlos cambiando de lugar, aún a costa de perder picadas y la posibilidad de conseguir algunos buenos trofeos, no pudimos deshacernos de ellos. Era como si los tiburones se hubiesen conjurado contra nosotros y nuestras capturas, ya que apenas nos dejaron embarcar una docena de piezas enteras, vivas ¿El resto? El resto de capturas fueron seriamente mutiladas... Incluso los temibles dogtooth tuna...

El Dogtooth Tuna El dogtooth tuna (Gymnasarda unicolor) es una de las especies más perseguidas por todos los jiggers del mundo. El violento impacto de su salvaje picada, una defensa tenaz, y su gran resistencia, sin menospreciar el grado de dificultad en cuanto a su localización y posterior selección de tamaño, lo convierten en la especie principal a batir, en todo un trofeo muy a pesar de que los tamaños a veces sean inferiores a lo pretendido.

El dogtooth tuna (en adelante, atún dientes de perro) pertenece a la familia de los escómbridos, y se localiza principalmente en aguas tropicales con una temperatura media de 20 a 30o Co. Vive en profundidades comprendidas entre los 10 y los 100 metros, donde se mueve libremente en busca de

La potencia de los equipos era perfecta, pero a veces hizo falta mucha más.

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Diego, con un pequeño túnido embarcado en un “descuido” de los tiburones.

todo tipo de comida, normalmente depredando sobre peces vivos. Su presencia ha sido detectada entre las coordenadas siguientes: 31° N / 30° S / 32° E / 130° W. (Indo-Pacífico y Mar Rojo; África del Este a la Polinesia francesa; Norte del Japón hasta el sur de Australia) En cuanto a su morfología, el atún dientes de perro tiene una silueta bastante estilizada, siendo estrecho y alargado como demuestran los datos del récord de 131 kilos, que midió 2,48 metros.

Cuenta con una boca bastante grande y potente, dotada de peligrosos dientes puntiagudos. La mandíbula superior alcanza al centro del ojo. La

línea lateral es bien visible y fuertemente ondulada. Tonos acerados y laterales brillantes, con el vientre azul negruzco y los lados traseros y superiores, plateados. Al contrario que muchos de sus parientes cercanos, no tiene ninguna línea, puntos u otras marcas en el cuerpo.

Le gusta vivir alrededor de los arrecifes coralinos, donde abunda la comida y hay mucha actividad. Nada normalmente en solitario y caza solo o en pequeños grupos de hasta cuatro o seis ejemplares. Sus víctimas preferidas son los lábridos, pequeños carángidos y escómbridos, y los calamares, además de muchas otras especies pelági-

Las caricias de los escualos estaban por todas partes.

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Félix lucha con la primera pieza, que nos tuvo 38 minutos en vilo.

cas de medida media (15-25 cm) Por último, conviene añadir que los ejemplares mayores pueden ser portadores de la cigüatera.

A por el dogtooth tuna Todo empezó en el pasado Salón Náutico Internacional de Barcelona, sobre el mostrador del stand de Pescatours, el tour operador que organiza este inolvidable viaje / aventura.

Quim, el gerente, afirmaba que el viaje del 2007 a Madagascar iba a ser definitivo en cuanto a las expectativas creadas en torno al jigging más extremo, siempre en perfecta combinación y con-

Los empalmes entre trenzado y fluorocarbono deber ser extremadamente seguros.

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Fred sube un dientes de perro a toda máquina...

junción con los profesionales del Sakatia Passions, en la isla de Nosy Sakatia.

La ilusión era enorme y en lugar de uno, en el 2007 se crearon dos grupos, y dentro de cada grupo, cuatro “cuadrillas”, cada una de ellas con distintas aficiones pero siempre centralizadas en la pesca. Podríamos decir que en este primer grupo hubo una cuadrilla de locos por el jigging; otra de locos por el curri; estaban los locos por la pesca de fondo y los locos por la pesca en general. En resumen, todos grandes aficionados y curiosos por ver realmente qué había en aquellos fondos malgaches. Desde luego, la publicidad

Los nudos de Fred son realmente seguros.

Albert, con una de las capturas.

era clara y concisa, y si todo lo que se decía era cierto, podría ser la pera; de momento todo eran palabras y frases y planes ilusionantes, pero Quim no miente, aunque eso sólo lo sabemos quienes le conocemos. De cualquier modo, pronto íbamos a salir de dudas...

El primer grupo viajó del 14 al 24 de abril, aprovechando la luna y las mareas. El viaje es largo, pero no tan duro como el del año pasado ya que esta vez el itinerario fue BCN – Milán Nosy Be, eliminando BCN – París – Antananarivo – Nosy Be. Una vez en las instalaciones del Sakatia Passions, cansados pero nerviosos y expectantes,

tras un buen almuerzo y después de haber deshecho las maletas, se hizo una toma de contacto con los guías, patrones y marineros, comenzado a hablar por la jornada del jigging, la más espectacular y esperada.

“Vamos a ir a un punto estratégico localizado a unas 50 millas de la costa al que se tarda unas tres horas en llegar. Hay que salir de la plataforma continental, superar varias hondonadas y pescar sobre la cúspide de una gran montaña plana. Al llegar nos dejaremos derivar en un fondo comprendido entre los 50 y 130 metros, con cuidado, ya que un desvío de 30 metros mar adentro o

Estos jigs funcionaron perfectamente. Elyman, Salper, Kali, Grauvell, Cormorán, etc, tienen un buen surtido.

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Estos peces no se andaban con remilgos, como pueden comprobar.

Increíble pero cierto... Los tiburones no nos dejaban pescar tranquilos.

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hacia los lados puede parecer insalvable para los señuelos, puesto que comienza una caída vertical que se inicia en los 2000 metros, para acabar poco después en el enorme cañón que cruza todo el Índico, con hasta 3000 metros de profundidad.

Esta zona que vamos a presionar es una plataforma elevada rodeada por grandes simas; tiene una extensión de unos 40 kilómetros cuadrados, y permanece totalmente virgen e inexplorada para la pesca profesional y deportiva. Los peces aquí viven de forma salvaje y su presencia es segura, por lo demás, este sitio fue encontrado casualmente... Cada vez que lo visitamos logramos capturas de mérito, siempre a jigging, y la especie más emblemática es el atún dientes de perro además de muchos otros pelágicos y trofeos, como el GT”...

Menuda conversación; no había desperdicio...

Estábamos con la miel en los labios, tomando un refresco bajo el porche de una de las cabañas del Sakatia Passions, en la isla de Nosy Sakatia, frente a Nosy Be, al norte de Madagascar, y esas palabras fueron pronunciadas por Fred y sabiamente traducidas por Quim. Los oyentes atendíamos con profundo interés.

“Sólo os ruego que, por favor, no reveléis rumbo o posición alguna de cuanto vais a ver.

Pescar en este lugar es todo un privilegio y conseguir este tipo de capturas, un gran honor. Como van a comprobar, practicamos el captura y suelta en el 100% de los casos y con todas las especies, a excepción lógica de que llegue algún ejemplar extremadamente tocado o mutilado, o cuya muerte se note inminente, pero aún así, es muy raro que embarquemos alguna captura. Venimos aquí y pescamos una y como mucho dos veces por semana, pero solo cuando hay buen tiempo y buena mar, y nunca nos dejamos derivar sobre los mismos tramos. Toda la zona estudiada es excelente y si las corrientes y la marea acompañan, podrán ver cumplidos sus sueños ya que las picadas serán consecutivas, brutales, verdaderamente rompe brazos”...

Fred nos tenía inquietos a todos, y es que hablaba con una convicción contagiosa...

“Estos peces que vais a tocar y pelear son extremadamente fuertes y resistentes, deben tenerlo en cuenta a la hora de montar sus anzuelos...

No se fíen de los montajes originales de fábrica, pues suelen romperlos y cortarlos. Deben reforzar todos los montajes, aparejos y accesorios (anillas ciegas, abiertas, nudos, bajos de línea, etc) No importa que sobredimensionen los materiales, ya que estos peces no sufren presión alguna y lo van a atacar todo, sin miramientos. Tampoco es determinante la calidad, formato o tonalidad de los jigs, sino su resistencia y su peso, que debe ser, como mínimo, de 150 / 175 gramos y mayor según la corriente. Cuando tengan una picada, por brutal que sea, no desfallezcan ni den cuartel... Suban tan rápido como puedan sin dar un

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Cada picada era una dura batalla, sobretodo cuando un gran tiburón devoraba la captura y se clavaba el jig.

respiro, de lo contrario el pez notará su flaqueza y la lucha será interminable, y muy posiblemente el trofeo acabe en la boca de algún tiburón”...

Recuerden; por mucha resistencia que noten y por mucha fuerza que deban hacer, no se impresionen, ni paren, ni aflojen... Es el único modo de demostrarle al pez quién es más fuerte, quién manda, y cuando se convenza, ya estará arriba, exhausto, a nuestra merced, sin apenas haberse enterado del desenlace...

Escuchando esas palabras todos soñábamos ya con partir, incluso quienes estaban allí para la práctica de otras modalidades.

A cara de perro La noche del 16 de abril se hizo larga, muy larga, tanto como la tarde, empleada por nuestros protagonistas en reforzar todos sus aparejos, montajes y accesorios. Albert Oromí, Félix Velasco y Diego García formaban el “Team BCN”, desplazado a Madagascar de forma dirigida a la práctica del jigging extremo. Hubo un “Team Murcia”, especialistas en la pesca de fondo con embarcación fondeada y a la deriva; un Team Sant Felíu, especialistas en la pesca todo terreno, y un Team Girona, amantes del curricán y la pesca de fondo.

A las 04:45 horas del 17 de abril sonaba el des-

Se perdió un gran número de bajos de línea, anzuelos y jigs... Y dos cañas.

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Félix, impresionado, nos muestra la cabeza de un pez.

pertador. Minutos después desayunábamos y a las 05:15 horas embarcábamos en el Joz Joz, un hermoso catamarán tan espacioso como cómodo y versátil, y hasta rápido. Se trata de una Súper Cat 38 Sport Custom, de 12 metros de eslora y 4,60 metros de manga, que es propulsada por dos Yamaha fuera borda de 50 Hp cada uno, aparentemente pequeños pero capaces de hacerla navegar a una velocidad de crucero de 15 nudos, en completo silencio, sin perturbaciones y dejando dos suaves estelas...

Además, este catamarán está perfectamente adaptado y dotado con toda clase de acceso-

Algunos de los anzuelos que montó Fred para esta jornada tan especial.

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Albert nos muestra la única captura que se embarcó.

rios para la práctica segura de la pesca deportiva de altura más extrema, incluyendo el curricán de fondo y el jigging. Monta un tintero para el dowringer y hasta 12 cañeros repartidos entre las amuras y el espejo de popa, 4 de ellos portátiles, y otros dos en el Fly. Por supuesto, también lleva los correspondientes outrigguers o tangones, además de dos viveros preoxigenados por agua corriente y nevera eléctrica...

Había que navegar unas 50 millas, por lo tanto llegamos al sitio pasadas las 8 horas. Por mi parte, estaba asombrado de cuanto veía a mi alrededor... Jamás navegué de forma tan com-

placiente y dirigida a un punto de pesca tan especial. Nunca pensé en encontrar una marca perdida en el horizonte en la que iba a vivir la jornada de pesca más salvaje y violenta de toda mi vida en cuanto a los hechos, las capturas, la forma... ¡Nunca!

Por suerte estaba allí, pero eso fue obra de Quim, quien ya lo predijo... “Quico, debes estar allí ¡Sin falta! Tienes que tomar abundantes fotografías, porque si todo lo que nos han dicho es verdad, nadie lo va a creer con palabras”...

Menudo favor me hizo, ya que fue una de las jornadas más movidas y fructíferas que he vivido

jamás, sin olvidar mencionar que durante todo el día, todos, absolutamente todos, apenas tuvimos tiempo de hablar... Ni de comer o beber.

Solo hubo tiempo para sufrir... Satisfacciones y decepciones. Después de las dos primeras picadas ya nos temblaban las manos, a veces las piernas, incluso tartamudeábamos. Estábamos profundamente impresionados y debíamos ayudarnos y turnarnos, animándonos para continuar y no desfallecer ¡Durante 6 horas seguidas! Perdimos infinidad de peces por culpa de los tiburones, de jigs, de bajos de línea, y hasta se rompieron varias cañas...

Nuestros protagonistas estaban dotados de lo más moderno y efectivo para el jigging extremo.

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TÉCNICAS DE PESCA El equipo

Los ejemplares jóvenes son bastante nerviosos. Muchos lograron sobrevivir a la suelta.

Como podrán imaginar, con todas las expectativas creadas el equipo debía ser tan potente como efectivo y seguro. Por otro lado conviene añadir que nuestros protagonistas son reputados jiggers y que han practicado el jigging en varios lugares del mundo, y como consecuencia, están al día en cuanto a los mejores equipos, accesorios, materiales, montajes, etc.

En definitiva, el equipo humano era el ideal; Fred, patrón del Joz Joz, demostró ser un gran capitán; Sham, el marinero perfecto; Fred Martínez, un gran skipper, guía profesional y jigger de cuidado; Albert, Diego y Félix, unos locos por el jigging, con gran experiencia y una gran afición, capaces de no desfallecer por muy tocados que llegaron a estar... Nada podía fallar, aunque falló, pero fueron cosas de tipo técnico y es que nadie, absolutamente nadie, pudo advertirnos de que muchos de los dientes de perro que izábamos con grandes dificultades, iban a ser devorados por lo temibles tiburones... Ante nuestras narices y sin que nada pudiésemos hacer, y además, con gran violencia.

Las cañas empleadas eran todas de la firma Daiwa, en concreto los modelos Saltiga Hiramasa en 1,89 metros (para señuelos de 100-250 gramos); Saltiga Muramura en 2,28 metros (para señuelos de 100-180 gramos) y Saltiga GT86, en 2,58 metros (para señuelos de 100-180 gramos) También usamos una de la conocida marca Seven Seas, en concreto el modelo Super Expart 605XX, catalogada con un nivel de energía (Power Level) de 18 (Como saben, los japoneses miden la potencia sus cañas del 0 al 24) Con poco más de seis pies, es capaz de lanzar jigs de hasta 800 gramos.

En cuanto a los carretes, de 10 cañas preparadas nueve montaban los populares Daiwa Saltiga, en concreto los modelos 6000 y 6500, incluyendo la gran novedad de 2007, el Saltiga SZ6500 Expedition, capaz de recoger algo más de un metro por vuelta de manivela pero desarrollando una fuerza excepcional. Conviene añadir que todos estos carretes están tasados con un freno de servicio de 30 kilos. Sobre las líneas, todos habían bobinado con trenzado Avani Jigging, de Varivas, de 112 libras. Este hilo se presenta en bobinas de 100 metros y como particularidad, cambia de color a cada 10 metros, pero con 10 colores distintos. Se sirve con una pegatina que lleva impresa la escala de colores, y pegada en la caña o en el carrete permite saber en todo momento cuantos metros hay fuera. Los jigs fueron de los más variados, siempre en tamaños medios y con pesos comprendidos entre los 150 y 300 gramos.

La pesca

La tensión es total y debe haber ayuda. Realmente, hubo tiburones de más de 100 kilos.

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Una vez en el sitio y totalmente atentos a los consejos del skipper (pendiente en todo momento de la sonda), comenzó la aventura... ¡Atención!

Preparados... Fondo de 80 metros y gran activi-

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Félix posa con un dogtooth tuna de buena medida.

dad a 50 metros, pueden lanzar. El grueso y la sequedad de la línea originan que el descenso del señuelo sea más lento de lo deseado, pero ahí está el skipper, que aguanta la posición y compensa lo suficiente como para que se mantenga la vertical aún con una ligera corriente.

Luego, se trata de tocar fondo y empezar a jiggear a todo ritmo, recuperando a una velocidad frenética y además, con bruscos cambios de aceleración impulsados por un golpe seco de la caña, moviéndola continuamente entre las 9 y las 12 horas. En definitiva y si no hay una picada, 50 metros de línea se recogen en apenas unos segundos, pero el pescador acaba agotado.

Albert sube un dientes de perro, que también fue seriamente mutilado.

Y digo 50 porque sino se ha notado picada hay que parar y dejar bajar nuevamente el señuelo.

Así, siempre, o hasta que se cambia de sitio... o Pican.

Esto es el jigging puro, tremendamente agotador, y no el famoso “dandine” francés, que muchos confunden con el jigging... Mientras que con el jigging las picadas se consiguen desde el fondo hasta medias aguas e incluso hasta la superficie, recogiendo insistentemente y sin parar, con la dandine las picadas se producen en el fondo o levemente sobre él, ya que la técnica dandine consiste en dejar bajar el señuelo hasta el fondo y luego comenzar a dar bruscos tiro-

nes, pero siempre en la línea de fondo, tratando de arrancar los peces que viven ahí. Es por eso que las especies que suelen entrar más frecuentemente a jigging sean tan variadas y de carácter pelágico.

La primera picada se produjo a las 08:18 horas, llegó en el segundo lance y la tuvo Diego, cuando Félix y Albert todavía estaban colocándose los arnés y los guantes... Fue brutal, de auténtico impacto. Diego pescaba con un jig de 200 gramos en tonos rosados y blanco brillante, de forma alargada, y montaba un bajo de línea de 120 libras, en fluorocarbono. El freno estaba como debe estar en una pesca de esta categoría, apre-

Fred ultima los detalles antes de realizar los primeros lances.

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El hilo Avani Jigging, de Varivas, viene con una gama de colores que permite saber los metros que hay fuera y los que quedan.

Estos peces ofrecen una gran resistencia.

tado al máximo y luego aflojado un poquito... La picada fue realmente violenta, ya que inmediatamente comenzó una potente carrera que amenazaba con romper la línea, la caña o destrozar los engranajes hasta agotar el hilo. Era imposible parar, hasta que el pez quiso.

Durante 34 minutos ese “bicho” abusó de la paciencia y de la fuerza de nuestros tres protagonistas, que debieron turnarse hasta comenzar nuevamente por Diego. La recuperación se hizo muy dura, pero el pez aguantaba fríamente y mientras los pescadores se turnaban, el pez seguía siendo el mismo, pero... ¿De verdad era así? En principio, sí.

Diego ve cómo un gran tiburón le arrebata su captura; un dientes de perro de más de 25 kilos...

Ayudado por un poco de corriente, el pez nos arrastró y nos sacó del sitio hasta dos millas.

Finalmente, con Félix, Albert, Fred y Sham en la amura de babor, asombrados, Diego parecía ganar la batalla. Sham tomó el bajo de línea, tiró de él y pudimos confirmar que se trataba de un gran tiburón, y también cómo hacía su temible quiebro hacia los lados, con potentes cabezazos, hasta lograr romper la línea para iniciar su huida. Según la Igfa, al tocar el bajo de línea la captura era válida, pero ¿Dónde estaba el dientes de perro? Porque lo que picó y arrancó como un trolebús, y lo que vimos platear varias veces gracias a las limpias aguas, era un GT de bue-

nas dimensiones o un gran dientes de perro. Ese era el inicio; de momento, con una sola picada, Diego ya estaba exhausto; Félix, impresionado, con las manos temblorosas por el esfuerzo realizado y la tensión vivida, y Albert, que llevó la peor parte, aguantaba el tipo colaborando en las tareas de recoger, montar de nuevo un aparejo y reclamando recuperar la posición inicial.

Ya en el sitio, nuevamente Fred, el patrón, junto a su tocayo, el skipper, repetían la misma canción: ¡Atención! Fondo de 115 metros con gran actividad entre los 80 y 55 metros... Tocaba pescar y esta vez lanzaron los tres a la vez; por la amura de babor, por la popa y por la amura de

Fred, Sham y Diego, pendientes del bicho que sube Albert.

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Los montajes deben sobredimensionarse en extremo.

Parte de los jigs utilizados en la primera jornada de pesca.

estribor. Félix montaba un jig de 200 gramos atado con bajo de línea de 130 libras, y Albert, un jig de 300 gramos y un bajo de línea de 170 libras, más acorde con su carrete, su caña y señuelo.

Tocaron fondo, recogieron a un ritmo vertiginoso y, efectivamente, a unos 40 metros del fondo los tres tuvieron picada... Violentas, potentes, con resistencias más suaves pero siempre imponentes. En cinco minutos dos aparejos ya estaban arriba... Sin capturas, sin señuelos, sin bajos de línea. Un minuto después llegaba el tercer aparejo... Con la cabeza de un dientes de perro que podría haber pesado unos 20 kilos.

En adelante, todo fue un calco... Se consiguieron ver varios dientes de perro enteros, y hasta sacrificamos un ejemplar de unos 40 / 50 kilos que llegó con marcas producidas por el roce de la piel de los tiburones, verdaderas lijas del 16. Era como si hubiesen querido aturdirlo a base de golpes, ya que la velocidad del ascenso, los propios vaivenes del pez, ocupado en defenderse de varios enemigos, junto con su tamaño, evitaron que fuese devorado... Bajo la cubierta, a unos 30 o 40 metros de profundidad, teníamos un bando de tiburones que ejercían de mozos de aduanas: Tú no pasas de aquí... Y tú, porque nos has pillado ocupado, si no, tampoco... El caso es que entre vivanos, carángidos, túnidos y escómbridos, y de unas 40 capturas válidas (unas 30 para nuestros protagonistas y aproximadamente 10 para Fred y para mí) apenas pudimos rescatar 10 en perfectas condiciones, y eso fue a partir de un pequeño cambio de estrategia que pasó incluso por

Albert nos muestra una de las escasas piezas que conseguíamos embarcar “enteras.

Un montaje muy seguro, con articulación protegida.

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Un gran dientes de perro está a punto de llegar arriba... Lo consiguió, pero tocado.

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La tensión es enorme, ya que sabemos que sea lo que sea, los tiburones lo esperan para “comer”.

Vean los restos de un aparejo de 170 libras.

sacrificar calidad y frecuencia de picadas, ya que nos movimos de sitio para esquivar a los tiburones, algo que no conseguimos.

En efecto, vista la masacre decidimos guardar los restos de los peces devorados para echarlos al agua cuando creíamos que izábamos una pieza de mérito, así los tiburones iban a por lo fácil y podíamos desanzuelar, fotografiar y liberar las capturas... Pero nunca disfrutar. Era increíble, pero cierto, llegado un momento pescábamos con miedo y es que al margen de las piezas perseguidas tuvimos que vencer una decena de grandes tiburones, por cierto, devolviéndolos al agua tras cortar los bajos de línea ya que era peligroso e imposible acercarse a ellos lo suficiente como para liberarlos del anzuelo. ¿Qué había de increíble? ¡Todo! Durante toda la mañana el barco estuvo rodeado de tiburones, que no paraban de hacer ronda dejando ver su amenazante silueta bajo las cristalinas aguas; a medias aguas no cesaba la actividad de los grandes pelágicos, que además, no paraban de picar; pescábamos extasiados, frenéticos, y es que jamás pensamos en encontrar un lugar que nos diera un pez de semejante calidad tras cada lance... Derivábamos lentamente sobre un fondo bastante irregular de 85 / 100 metros y bajo el casco, exactamente a 40 metros, había un buen grupo de dientes de perro, bacoretas y bonitos, aunque los que daban la cara eran siempre los primeros y además en varias medidas, pero en la mayoría de los casos los tiburones ni siquiera nos dejaban ver su tamaño, sólo sus cabezas. Cabezas de peces

El Joz Joz, en busca de nuevas aventuras.

Vean la silueta de los tiburones, acechando las posibles capturas...

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TÉCNICAS DE PESCA que podían pesar de 10 a 25 kilos... Sí, podíamos haber abandonado, pero...

Recorrimos más cinco mil millas de duro viaje para cumplir un sueño que nos olía a fábula, y que resultó verdad: había pesca, mucha y de la buena ¿Quién iba a abandonar en un caso así?

Eso sí, a las 13:00 horas estábamos cansados, fatigados, y bastante castigados por el Sol, la continua batalla con aquellos fuertes peces y por la merma del equipo, así que se impuso la lógica y la deportividad...

Los tiburones se empeñaron en echarnos de allí, ya que fueron los únicos que disfrutaron de verdad. Antes de lanzar mirábamos por las bordas y siempre estaban allí, pendientes de nuestros movimientos. La recuperación de algunos lances se hacía tediosa, sobretodo después de haber roto infinidad de bajos de línea, incluso las gruesas trenzas de muchos anzuelos que ya vienen montados, y ver algunas anillas abiertas... Fueron casi tres horas de actividad frenética por parte de todos y es que desde las 10:45 horas ya estábamos impresionados, con los equipos maltrechos y diezmados después de haber roto dos cañas y perdido más de 30 jigs, todos en boca de los tiburones. Teníamos los brazos rotos... Se acercaba la hora de partir y nos conformábamos con volver con el alma en vilo, con deseos de venganza, esperando otra jornada en la que el agua estuviese a otra temperatura (por extraño que os parezca, en este día el agua estaba a 38o Co en la capa más superficial) Quizás fuese eso lo que tuviese tan activos a los tiburones, el caso es que no nos dejaron disfrutar de los peces ni de la lucha que deparan, obligándonos a izar siempre a toda velocidad para perdernos lo mejor de estas especies, que son sus quiebros, su lucha incansable, los bandazos que dan y sus bruscos tirones. Eso sí, volveríamos otra vez, pero esta vez a por todas y mejor preparados. Al menos para pescar sin miedo, pues era terrible ver el reflejo de nuestras capturas y como los tiburones salían disparados a por ellas, descuartizándolas de dos o tres cabezazos / bocados... Ya os contaré como fue la siguiente jornada, aunque los dientes de perro se mostraron más esquivos. Eso sí, también la liamos...

Estos peces son todo un trofeo, comparable a los GT.

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Texto: F. Carrión Fotos: Quim, Fred y Autor

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