Antología poética del 27
Alumnos de 4ºA Curso 2009/10 IES Castellar
PEDRO SALINAS
Tú no puedes quererme: estás alta, ¡qué arriba! Y para consolarme me envías sombras, copias, retratos, simulacros, todos tan parecidos como si fueses tú. Entre figuraciones vivo, de ti, sin ti. Me quieren, me acompañan. Nos vamos por los claustros del agua, por los hielos flotantes, por la pampa, o a cines minúsculos y hondos. Siempre hablando de ti. Me dicen: «No somos ella, pero ¡si tú vieras qué iguales!» Tus espectros, qué brazos largos, qué labios duros tienen: sí, como tú. Por fingir que me quieres, me abrazan y me besan. Sus voces tiernas dicen que tú abrazas, que tú besas así. Yo vivo de sombras, entre sombras de carne tibia, bella, con tus ojos, tu cuerpo, tus besos, sí, con todo lo tuyo menos tú. Con criaturas falsas, divinas, interpuestas para que ese gran beso que no podemos darnos me lo den, se lo dé. La voz a ti debida (versos 1728-1764)
JORGE GUILLÉN
LAS DOCE EN EL RELOJ Dije: ¡Todo ya pleno! Un álamo vibró. Las hojas plateadas Sonaron con amor. Los verdes eran grises, El amor era sol. Entonces, mediodía, Un pájaro sumió Su cantar en el viento Con tal adoración Que se sintió cantada Bajo el viento la flor Crecida entre las mieses, Más altas. Era yo, Centro en aquel instante De tanto alrededor, Quien lo veía todo Completo para un dios. Dije: Todo, completo, ¡Las doce en el reloj!
GERARDO DIEGO
AMOR Dentro, en tus ojos, donde calla y duerme un palpitar de acuario submarino, quisiera - licor tenue al difumino hundirme, decantarme, adormecerme. Y a travĂŠs de tu espalda, pura, inerme, que me trasluce el ritmo de andantino de tu anhelar, si en ella me reclino, quisiera trasvasarme y extenderme. Multiplicar mi nido en tus regazos innumerables, que al cerrar los brazos no encontrases mi carne, en ti disuelta. Y que mi alma, en bulto y tacto vuelta, te resbalase en torno, transparente como tu frente, amor, como tu frente.
DÁMASO ALONSO
INSOMNIO Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?
FEDERICO GARCÍA LORCA
ALBA Mi corazón oprimido siente junto a la alborada el dolor de sus amores y el sueño de las distancias. La luz de la aurora lleva semillero de nostalgias y la tristeza sin ojos de la médula del alma. La gran tumba de la noche su negro velo levanta para ocultar con el día la inmensa cumbre estrellada. ¡Qué haré yo sobre estos campos cogiendo nidos y ramas, rodeado de la aurora y llena de noche el alma! ¡Qué haré si tienes tus ojos muertos a las luces claras y no ha de sentir mi carne el calor de tus miradas! ¿Por qué te perdí por siempre en aquella tarde clara? Hoy mi pecho está reseco como una estrella apagada.
VICENTE ALEIXANDRE
SIN FE Tienes ojos oscuros. Brillos allí que oscuridad prometen. Ah, cuán cierta es tu noche, cuán incierta mi duda. Miro al fondo la luz, y creo a solas. A solas pues que existes. Existir es vivir con ciencia a ciegas. Pues oscura te acercas y en mis ojos más luces siéntense sin mirar que en ellos brillen. No brillan, pues supieron. Saber es alentar con los ojos abiertos. ¿Dudar...? Quien duda existe. Sólo morir es ciencia.
EMILIO PRADOS
SOLEDAD EN EL ALBA ¡Ay!, rosa, calla, calla: ocultémonos juntos bajo los pies del agua. ¡Ay!, calla, calla, viento : bajo los pies del monte dejemos nuestros cuerpos. -¿Qué ocurre? -El sol naciente, -joya de primaveraluce sobre lo verde. -¿Y el amor?... -En olvido. (Como un rumor de sueños rueda el agua en el río.)
RAFAEL ALBERTI
PEÑARANDA DE DUERO ¿Por qué me miras tan serio, carretero? Tienes cuatro mulas tordas, un caballo delantero, un carro de ruedas verdes, y la carretera toda para ti, carretero. ¿Qué más quieres?
LUIS CERNUDA
EL VIENTO Y EL ALMA Con tal vehemencia el viento viene del mar, que sus sones elementales contagian el silencio de la noche. Solo en tu cama le escuchas insistente en los cristales tocar, llorando y llamando como perdido sin nadie. Mas no es ĂŠl quien en desvelo te tiene, sino otra fuerza de que tu cuerpo es hoy cĂĄrcel, fue viento libre, y recuerda.
MANUEL ALTOLAGUIRRE
LAS CARICIAS ¡Qué música del tacto las caricias contigo! ¡Qué acordes tan profundos! ¡Qué escalas de ternuras, de durezas, de goces! Nuestro amor silencioso y oscuro nos eleva a las eternas noches que separan altísimas los astros más distantes. ¡Qué música del tacto las caricias contigo!
MIGUEL HERNÁNDEZ
NANAS DE LA CEBOLLA La cebolla es escarcha cerrada y pobre. Escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda.
Ser de vuelo tan lato, tan extendido, que tu carne es el cielo recién nacido. ¡Si yo pudiera remontarme al origen de tu carrera!
En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre.
Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea. Es tu risa la espada más victoriosa, vencedor de las flores y las alondras Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor.
Una mujer morena resuelta en luna se derrama hilo a hilo sobre la cuna. Ríete, niño, que te traigo la luna cuando es preciso.
La carne aleteante, súbito el párpado, el vivir como nunca coloreado. ¡Cuánto jilguero se remonta, aletea, desde tu cuerpo!
Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma. Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro.
Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en tus ojos la luz del mundo. Ríete tanto que mi alma al oírte bata el espacio.
Desperté de ser niño: nunca despiertes. Triste llevo la boca: ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma.
Vuela niño en la doble luna del pecho: él, triste de cebolla, tú, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre.
Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades. Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes.
LUIS BUÑUEL
NO ME PARECE NI BIEN NI MAL Yo creo que a veces nos contemplan por delante por detrás por los costados unos ojos rencorosos de gallina más terribles que el agua podrida de las grutas incestuosos como los ojos de la madre que murió en el patíbulo pegajosos como un coito como la gelatina que tragan los buitres Yo creo que he de morir con las manos hundidas en el lodo de los caminos Yo creo que si me naciese un hijo se quedaría mirando eternamente las bestias que copulan en los atardeceres.
ALUMNOS PARTICIPANTES:
- Pedro Salinas: Migdalia Martín y Mar Regot. - Jorge Guillén: Núria López y Mireia López. - Gerardo Diego: Anna Carré y Meritxell Muntada. - Dámaso Alonso: Martí Cuenca y Dani García. - Federico García Lorca: Laura Nualart y Aleix Schkot. - Vicente Aleixandre: Nerea Arrabal y Amanda Cano. - Emilio Prados: Clara Guirao y Raquel Hoyos. - Rafael Alberti: Toni Ahmed y Jaume Herrero. - Luis Cernuda: Anna Cerezo y Ariadna Iglesias. - Manuel Altolaguirre: Judit Coll y Marta González. - Miguel Hernández: Clara Calvet y Laia Catalán. - Luis Buñuel: Joshua Fernández y Óscar Val.
Profesora colaboradora: Sonia Martínez