El agua desde el punto de vista socioambiental (1)

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EL AGUA DESDE EL PUNTO DE VISTA SOCIOAMBIENTAL

1. EL AGUA UN RECURSO RENOVABLE PERO LIMITADO

El agua es un elemento imprescindible para la vida y por tanto ha sido fundamental para la subsistencia de todos los pueblos del mundo. Pero es un recurso escaso y limitado que hemos de administrar de forma justa e inteligente para garantizar la supervivencia de las personas y del medio ambiente.

Las plantas, la orografía, la geología y el clima de los distintos territorios del planeta son fundamentales a la hora de recibir, absorber y almacenar el agua y por tanto tienen mucho que ver con la cantidad de agua a la que pueden acceder las personas que vivimos en los distintos territorios del planeta.

Pero los seres humanos no estamos teniendo en cuenta que con la desaparición progresiva de grandes bosques, la creciente urbanización, la construcción de grandes infraestructuras como autovías, aeropuertos, trenes de alta velocidad, etc. el agua de lluvia no puede llegar a los acuíferos y a los ríos. También está aumentando las regiones donde se está extrayendo minerales e hidrocarburos, estos proyectos destruyen los ríos y los acuíferos. Con los monocultivos (que requieren cantidades de agua mucho mayores a las de las plantaciones tradicionales) contribuimos a la desecación del suelo. Así mismo, con el elevado uso de los combustibles fósiles como el petróleo y el carbón hemos elevado la temperatura global del planeta produciendo alteraciones del clima que ocasionan tanto sequías como inundaciones. Nos encontramos por tanto ante una grave crisis ecológica y social que urge solucionar.

Los modelos que consideran el agua como una mercancía no tienen en cuenta los límites ecológicos que determinan la supervivencia de los ecosistemas ni tampoco tienen en cuenta los límites económicos que restringen el acceso de las personas a dicha mercancía pero el agua no es ilimitada ni sustituible.

La solución a esta crisis pasa por un modo de relacionarnos con el planeta que respete los equilibrios que permiten la subsistencia de todos los seres vivos del planeta y un modelo de gestión que entienda que el agua es un bien común, es un recurso que nos pertenece a todas las personas por igual. De hecho a lo largo de la historia de la humanidad la mayor parte de las culturas han gestionado el agua en régimen comunal, y


así sigue siendo todavía ahora en la mayor parte del mundo aunque la privatización del agua gana terreno.

2. PROBLEMAS EN RELACIÓN CON EL AGUA EN OTRAS ZONAS DEL MUNDO

El acceso al agua potable en los países empobrecidos

En nuestro planeta existen cientos de millones de personas que viven en los países empobrecidos que no tienen acceso al agua potable. Las enfermedades ocasionadas por la carencia de agua potable ocasionan anualmente la muerte de 15 millones de personas.

El acceso al abastecimiento de agua potable va inseparablemente unido al derecho de todas las personas a vivir de un modo digno; estamos hablando por tanto, de un derecho humano fundamental.

Por encima de criterios basados en intereses comerciales debería estar garantizado el derecho al acceso universal al agua potable; De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), son necesarios entre 50 y 100 litros de agua por persona y día para garantizar que se cubren las necesidades más básicas.

Privatización del agua

El problema del acceso al agua potable se bautizó como “crisis del agua” en el ámbito de las instituciones internacionales que abordaron esta crisis con los criterios mercantilistas que rigen hoy en día en las relaciones entre los estados. El agua ha pasado, por tanto, a considerarse como una mercancía más en las últimas décadas y la “solución” planteada para solucionar la dificultad o la imposibilidad de acceso al agua potable es la privatización de los servicios de abastecimiento. La gestión privada del agua es apoyada por el Banco Mundial, la Unión Europea, las compañías transnacionales de servicios y las grandes empresas de abastecimiento de agua, la mayor parte de ellas europeas. La razón por la cuál se justificó la privatización es que conduciría a un aumento de la eficacia del servicio de abastecimiento y a una reducción en el gasto público.


Los municipios y regiones que han privatizado el agua en los países del Sur global, e incluso en países como el Reino Unido, Alemania e Italia, han tenido malos resultados: se genera un deterioro de la calidad del servicio, un aumento del consumo de forma muy desigual (quién más recursos económicos tiene más agua consume) y una subida de las tarifas; esto último, en los países empobrecidos, acarrea graves consecuencias ya que hay grandes sectores de la población que no tienen dinero para pagar el agua, no quedándole más remedio que consumir agua de peor calidad poniendo en riesgo su salud.

Problemas añadidos: Cambio Climático y Deuda Externa

Por si fuera poco, a los problemas ya existentes se unen las consecuencias del Cambio Climático y de la Deuda Externa.

Más de 1.000 millones de personas, habitantes del 70% de las tierras secas del mundo (3.600 millones de hectáreas) se ven afectadas por la desertificación, fenómeno que se cebará especialmente con los países del Sur global.

El pago de la Deuda Externa impide a los países empobrecidos desarrollar de manera autónoma las infraestructuras necesarias para garantizar el suministro de agua a la población y para frenar y adaptarse a las consecuencias del Cambio Climático. Pero esto no se queda ahí, ocasiona a diario la muerte de personas, violencia estructural y agresiones contra los derechos humanos. En realidad, los auténticos acreedores deberían ser los países del Sur; acreedores de una deuda ecológica ocasionada por el modelo de consumo de los países del Norte que explotan, importan y consumen los recursos naturales de los países empobrecidos, dando lugar a graves impactos ambientales, sociales y culturales.

En este contexto, se impone la necesidad de políticas en contra de la privatización del abastecimiento de agua potable y que apuesten por un sistema de titularidad pública con una amplia participación de la ciudadanía en la toma de decisiones.

Es necesario, así mismo la consecución de lo que se ha dado en llamar Justicia Climática: los países ricos, que son quienes han provocado el Cambio Climático, han de reducir enormemente sus emisiones de gases de efecto invernadero para detener el


calentamiento global y aportar a los países empobrecidos los medios técnicos y económicos para frenar y adaptarse a las consecuencias del Cambio Climático, ya que sin haber provocado este fenómeno, son los habitantes de estos países quienes más van a sufrir sus consecuencias,.

Y por supuesto, se impone la necesidad inmediata de la abolición de la deuda externa para todos los países empobrecidos.

3. LOS PROBLEMAS EN NUESTRO PAÍS

3.1. Las políticas de gestión del agua

La eficiencia en el uso del agua es insuficiente para la sostenibilidad de los recursos hídricos ya que el agua que se ahorra es demandada para nuevos usos, especialmente el regadío. De esta forma no se ha reducido el consumo de agua sino todo lo contrario aumenta continuamente, además, hay que tener en cuenta que cada vez va a haber menos disponibilidad de agua por el avance del Cambio Climático. En definitiva, para conservar el agua en nuestro país hay que reducir dicha demanda.

A lo largo del siglo XX el objetivo de las políticas españolas era aumentar los recursos hídricos disponibles, con independencia de su utilización posterior. Se construyeron cientos de embalses y varios trasvases, el Tajo-Segura el mayor de dichos trasvases.

La construcción masiva de obras hidráulicas, generó importantes consecuencias ambientales y sociales. Desaparecieron más de 1.000 valles, pues todo lo que queda anegado por un embalse se pierde para siempre. Se inundaron áreas de gran valor natural, importantes restos históricos y arqueológicos. Y el drama humano de la desaparición de medio millar de pueblos.

Esta política de permanente aumento de la oferta de agua trajo también la baja eficiencia en su utilización, con grandes pérdidas en las redes de distribución, tanto en el campo como en el abastecimiento urbano y en las técnicas de riego ineficientes.

En 1985 se aprobó la actual Ley de Aguas, y en 1992 el Gobierno del Partido Socialista presentó una propuesta de Plan Hidrológico Nacional con el que se pretendía la


construcción de 273 nuevos embalses y 14 trasvases. Este plan recibió un fuerte rechazo social y finalmente no fue aprobado.

Gran parte de esta oposición partió de los grupos ecologistas, que planteaban una política de gestión del agua alternativa. Se defendía el aumento de la eficiencia, detener la construcción de grandes embalses y se apostaba por el ahorro, la reducción de las pérdidas en la redes de distribución, y la promoción de técnicas de riego más eficientes.

En el año 2000, el Gobierno del Partido Popular presentó una nueva propuesta de Plan Hidrológico Nacional. La parte positiva de este plan era que la mayor parte de la inversión estaba dirigida a la modernización de regadíos y se empezaba a considerar a los ríos como ecosistemas fluviales y no como simples canales de agua. La parte negativa del plan contemplaba la construcción de un centenar de nuevos embalses y dos trasvases. También hubo una fuerte oposición social produciéndose importantes tensiones entre Comunidades Autónomas. Aún así, el plan fue aprobado en el parlamento.

En 2004, el Gobierno socialista cambió el Plan Hidrológico Nacional, deteniendo la construcción de los dos trasvases y de una gran parte de los embalses previstos, se siguió con la modernización de regadíos, con la consideración de los ríos como ecosistemas y se apostó fuertemente por la reutilización de aguas residuales depuradas. También se acordó la construcción de una gran cantidad de desaladoras de agua marina.

A pesar de ciertos avances, desde el punto de vista ambiental, la gestión del agua en el Estado español resulta cada vez más insostenible. Aunque se ha hecho un gran esfuerzo en el aumento de la eficiencia de la utilización del agua, tanto para regadíos como para abastecimiento urbano, gran parte de los ahorros conseguidos se han invertido en satisfacer nuevas demandas en el campo y en el sector inmobiliario.

Dichas demandas de agua se producen sobre todo en la costa mediterránea, donde es mayor la escasez.

La realidad es que los recursos hídricos disponibles han disminuido a pasos agigantados en los últimos años. Según los datos obtenidos por Ministerio de Medio Ambiente, las aportaciones a los cauces se redujeron entre 1996 y 2005 un 15%, con respecto a los valores medios obtenidos en el periodo 1940-1995. Esta reducción se produjo en todas las cuencas pero de forma desigual, las más afectadas han sido la cuenca del Segura, Guadiana, Ebro y las Cuencas Internas de Cataluña.


Si bien no se sabe con certeza cuales las causas de estas reducciones, todo apunta a que entre los motivos se encuentran la sobreexplotación de los acuíferos y el cambio climático.

Así que nos encontramos con un grave problema actualmente: mientras la demanda aumenta los recursos hídricos disminuyen, esto nos lleva a una cada vez mayor insostenibilidad, ambiental, social y económica.

En lo que a la desalación de agua marina se refiere, hay que tener en cuenta que va acompañada de tremendos daños ambientales: los vertidos de salmuera afectan a las praderas de posidonia, vegetación subacuática que cumple una función básica en lo que a la conservación y desarrollo de la fauna marina se refiere. Así mismo, la desalación consume una gran cantidad de energía que provoca emisiones de CO2, contribuyendo al calentamiento global, calentamiento que es responsable en gran medida la reducción de las reservas de agua en España.

Para una gestión sostenible de los recursos hídricos se necesita tomar nuevas medidas. Como decíamos más arriba, el aumento de la eficiencia en el uso del agua es insuficiente, los recursos liberados son absorbidos por nuevas demandas, incluso antes de haberse generado. La solución pasa no sólo por frenar el crecimiento de la demanda, sino por proceder a su reducción sobre los niveles actuales. La recuperación del reequilibrio hídrico pasa por reducir la actual superficie de regadío, llevándola a un máximo de tres millones de hectáreas regadas para el conjunto del Estado.

En nuestro país es urgente llevar a cabo una importante reconversión en el regadío, cuanto más tarde se haga, más traumática será. Unida a esta reconversión sería preciso un programa de ayudas públicas para paliar los efectos sociales del abandono del regadío.

El desarrollo inmobiliario conlleva un elevado consumo de agua y de otros recursos naturales, por tanto, también debería ser frenado.

Si bien la aplicación de estas medidas lleva consigo repercusiones sociales importantes, que desde las instituciones hay que intentar paliar, no debemos olvidar que son imprescindibles. Si no reducimos los regadíos y frenamos el desarrollo inmobiliario caminaremos irremisiblemente hacia una situación de colapso hídrico. Si no aplicamos de manera progresiva estas restricciones éstas llegarán por sí solas de modo traumático, desencadenando luchas por el agua entre diferentes sectores y regiones.


3.2. La privatización de los servicios de abastecimiento

La venta de la gestión de los servicios de abastecimiento de agua a empresas privadas es un peligro para la correcta gestión de dichos servicios, el agua es un bien común imprescindible para la vida que ha de ser gestionado con criterios ambientales y sociales, criterios incompatibles con los intereses de las empresas cuyo objetivo primordial es maximizar sus beneficios económicos.

En muchas partes del Estado se están promoviendo procesos de privatización de los servicios de agua potable y saneamiento (Canal de Isabel II (Madrid), Lugo, Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, Aigües Ter-Llobregat (Cataluña)...) Ante estos procesos está generando una fuerte oposición social organizada en plataformas contra la privatización que agrupan a asociaciones de vecinos, sindicatos, grupos ecologistas, asambleas del Movimiento 15M y, en algunos casos, partidos políticos.

El objetivo de estos colectivos sociales es defender de modo coordinado que la gestión sea 100% pública en todo el Estado y promover la implantación de nuevos modelos de gestión pública que se caractericen por la calidad, la eficiencia del servicio, la transparencia y la participación ciudadana.

4. LOS PROBLEMAS DEL AGUA EN NUESTRA COMUNIDAD

Para entender los problemas ambientales del agua en la Comunidad del Madrid tenemos que abordar el tema teniendo en cuenta varios aspectos fundamentales: La huella hídrica, la calidad de las aguas, el uso sostenible de los recursos hídricos y la privatización del servicio de abastecimiento humano.

El agua virtual y la huella hidrológica en la Comunidad de Madrid

Según el economista José Manuel Naredo cada madrileño usa 4.566 litros de agua por persona y día de los que sólo 523 son captados en la Comunidad. Este elevado cálculo se puede entender a través de los conceptos de agua virtual y huella hidrológica.

El agua virtual de un determinado producto es el volumen de agua dulce utilizada para su producción pero que finalmente no forma parte de dicho producto.


La huella hidrológica de una persona, empresa o territorio, es el volumen total de agua usada para producir los bienes y servicios consumidos por dicha persona, empresa o territorio. El agua virtual y la huella hídrica que muestran el elevado consumo de agua de la población madrileña informan de la necesidad de revisar el sistema de producción y consumo que mantiene nuestro estilo de vida ya que las consecuencias, aunque no las padecemos directamente, son la explotación del agua de otros territorios que pueden tener situaciones de escasez.

La calidad del agua en la comunidad de Madrid

En lo que a calidad del agua en nuestra comunidad se refiere, contamos con estos problemas fundamentales

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Es en la cuenca del Río Jarama dónde se produce la mayor parte de la contaminación de la cuenca del Tajo. Dicha contaminación procede de la actividad urbana e industrial de la Comunidad de Madrid. Uno de los principales factores que determinan la contaminación de las aguas de Madrid es la deficiente depuración en las plantas de tratamiento del Canal de Isabel II y del Ayuntamiento de Madrid. La concentración del regadío en la vega del Jarama es el principal foco de contaminación difusa del río. El uso de las aguas del curso bajo del Jarama en el regadío supone un alto riesgo para la salud.

El uso sostenible de los recursos hídricos

Caudal ambiental, es la cantidad de agua que se necesita para poder conservar los hábitats naturales asociados al río, así como la vida piscícola, de organismos invertebrados y el bosque de ribera que de forma natural vivirían en el río, también es el caudal que necesita el río para desarrollar las funciones ambientales como es la dilución de contaminantes la amortiguación de los extremos climatológicos e hidrológicos y la preservación del paisaje. El caudal ambiental debe ser una restricción al resto de usos del agua, es decir, primero hay que garantizar el caudal necesario para la conservación de los ríos y después, con el agua que pueda disponerse a partir de ahí planificar las diferentes demandas de agua. Si garantizamos unos caudales ambientales adecuados podremos conservar en buen estado los ríos madrileños y garantizar la supervivencia de las especies piscícolas autóctonas, y esto es perfectamente compatible con un suficiente suministro de agua para la población. El Canal de Isabel II accede en un año aproximadamente al doble de agua de la que emplea en abastecer a la Comunidad de


Madrid, por lo que el mantenimiento de unos caudales ambientales adecuados en los ríos madrileños solo restaría una pequeña parte de esos recursos.

La privatización del agua para abastecimiento urbano en la Comunidad de Madrid

Este tema se trata de modo más amplio en otro capítulo de este conjunto de materiales didácticos, pero en lo que se refiere a la faceta ambiental de la privatización del agua hay que tener en cuenta estos aspectos:

Es necesario aplicar unas buenas políticas de ahorro del agua y dedicar los recursos generados a mejorar la calidad del servicio. Esto resultaría incompatible con el afán de lucro de los operadores privados cuyo objetivo es masificar sus beneficios.

Estas políticas de gestión del abastecimiento de agua han de concretarse en aspectos como un sistema de tarifas que fomente el ahorro y penalice el despilfarro de agua, que dedique los recursos necesarios para el mantenimiento de la red y evitar así las pérdidas de agua y un buena gestión de las estaciones depuradoras para que por un lado su ubicación ocasione los mínimos impactos posibles y por otro para que el agua que se devuelve a nuestros ríos cumpla unos salga totalmente limpia.

5. EL CAMBIO CLIMÁTICO. SUS REPERCUSIONES PARA LOS RECURSOS HÍDRICOS

¿Qué es el cambio climático?

Cuando hablamos del cambio climático nos estamos refiriendo al conjunto de perturbaciones en el clima ocasionadas por el aumento de la temperatura del planeta. El Cambio Climático constituye el problema socioambiental más grave al que se enfrentan los seres humanos.

La causa del calentamiento global es el llamado efecto invernadero que puede tener un origen natural y artificial.


Gracias al efecto invernadero de origen natural existe vida en la Tierra tal y como la conocemos. Los rayos que nos llegan del Sol llegan a la atmósfera de la tierra y actuan del siguiente modo:

1. 2. 3. 4.

Hay una parte que ni siquiera puede entrar. Otra parte es reflejada por las nubes. Otra es absorbida por la atmósfera. De lo que llega a la superficie: una parte es absorbida en forma de calor, otra se refleja y sigue rebotando en la atmósfera, y otra se escapa al espacio. El resultado final es que se produce un calentamiento que sería imposible si no existiese la atmósfera, y las diferencias entre las temperaturas diurnas y nocturnas serían de más de 100 grados. Por tanto, la función de la atmósfera es la misma que la de los cristales de los invernaderos.

El calentamiento también está producido por la actividad humana. Cuando hay en la atmósfera demasiada cantidad de ciertos gases como el Dióxido de Carbono (CO2) o el Metano (CH4), la parte de rayos de Sol que escapa de la atmósfera es menor. El resultado es que la temperatura de la Tierra aumenta más de lo normal, esto está ocurriendo teniendo como consecuencia el conjunto de alteraciones que conocemos como cambio climático.

En nuestra actividad diaria producimos los gases (principalmente CO2) que causan el cambio climático. El consumo eléctrico, el transporte motorizado y nuestro modelo de consumo son algunas de las causas del cambio climático ocasionadas por las personas.

El Cambio Climático y el agua en nuestro país

En lo que a nuestro territorio se refiere, provocará un aumento de las temperaturas con mayores valores extremos que provocará una mayor evaporación y evapotranspiración (evaporación del agua a través de la plantas). Además disminuirán las precipitaciones. No sólo habrá un menor aporte sino que también se perderá más agua. Esto es muy alarmante ya que acelerará la desaparición de los ecosistemas acuáticos.

El sureste de la península y las islas son los territorios en donde más se va a sufrir el impacto sobre los recursos hídricos: cuencas como la del Segura, Júcar, Guadiana o Guadalquivir pueden perder más de un 20% del agua que hoy tienen.


Esto conduce a conflictos por el agua entre los distintos territorios. Las pérdidas económicas y ecológicas que la escasez de agua genera, hacen necesario que se tomen medidas encaminadas a mitigar dichos efectos del calentamiento global, y una gestión del agua que no esté basada en las ideas erróneas acerca de la gestión del agua.

Las concepciones erróneas de la gestión del agua en nuestro país

Históricamente existen dos visiones erróneas de la gestión del agua en España. Una que valora el agua únicamente como motor de desarrollo económico, sin tener en cuenta que el agua es fundamental para el mantenimiento de los ecosistemas. Y por otro lado la idea equivocada de que la construcción de infraestructuras convierten el agua en un recurso ilimitado. Esto nos ha conducido a un enorme deterioro de los ecosistemas acuáticos y a un imparable aumento de la demanda de agua. La situación es insostenible y el avance del cambio climático aún más a empeorar la situación.

Es necesaria una gestión sostenible

La forma de gestionar el agua en España ha sido incoherente, la mayor parte del estado sufre sequías cíclicas y sin embargo la producción agrícola ha estado consumiendo agua como si se tratase de una región húmeda. La escasez de agua que padecemos se debe en gran parte a la sobreexplotación de los ecosistemas acuáticos.

La agricultura de regadío se lleva el 80% del recurso disponible a través de asignaciones que conceden las confederaciones hidrográficas y a ello hay que añadir la existencia de aproximadamente 510.000 pozos ilegales de captación de agua, a lo que también hay que sumar el hecho de que se toma el agua de los ríos sin autorización, o las conexiones fraudulentas a la red de distribución.

Pero no sólo se agota el recurso extrayendo agua. El abuso de herbicidas o abonos sintéticos contaminan los ríos, embalses o acuíferos.

También la depredación urbanística se encuentra en la lista de los mayores consumidores de agua. El uso especulativo del agua para el turismo se concentra


especialmente en la época estival, que es la época de mayor escasez de agua, duplicando la demanda de agua durante el verano en algunas zonas costeras. A esto hay que añadir la creación campos de golf como reclamo turístico. Un campo de golf tiene un consumo de agua equivalente a una de 10.000 habitantes. Existen ya 276 campos de golf y está prevista la construcción de otros 303.

Adaptar el uso del agua a su disponibilidad

La gestión del agua se debe plantear cambiando radicalmente la política hidráulica de este país, si queremos paliar los problemas que plantea el cambio climático. Es necesaria una reducción de los regadíos, planteando la sustitución de cultivos subvencionados consumidores de grandes cantidades de agua como el algodón por otros más sostenibles y que generan más empleos. Por otro lado, es necesario promover políticas que favorezcan la reforestación y que favorezcan la regeneración de bosques frente a la expansión de los monocultivos.

Deberíamos por tanto tener un sistema gestión del agua que tenga en cuenta las predicciones sobre el cambio climático, un sistema eficaz y eficiente que tenga como prioridad el interés social y ambiental y en el que se corrijan las pérdidas en la distribución. Así mismo, hacen falta unas tarifas que garanticen una cantidad mínima de agua y de buena calidad como derecho esencial de toda persona. Pero estas tarifas han de ser restrictivas con los que obtienen lucro económico de los usos del agua para que contribuyan más en la financiación de los costes que genera su gestión. En este sentido, se debería descartar totalmente la privatización del agua si queremos que se cumplan los principios de equidad y cohesión social en su gestión.

6. EL FUTURO

Si bien no podemos saber cuál va a ser el futuro del agua, sí que podemos influir sobre el mismo a través de la acción individual y la acción colectiva:

Acción individual

Todos podemos contribuir al ahorro de agua siguiendo estos consejos:


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Coloca difusores en los grifos. No emplees el inodoro como papelera. Cierra el grifo al lavarte los dientes. Dúchate en vez de bañarte con el grifo cerrado mientras te enjabonas Hay que mantener en perfecto estado los grifos y cañerías. Las plantas se riegan al anochecer para evitar pérdidas por evaporación. Hay que llenar lo máximo posible tanto la lavadora como el lavavajillas.

Acción colectiva

Si es importante la acción individual, más importante es aún la acción colectiva para conseguir una gestión 100% pública en todo el estado y promover la implantación de nuevos modelos de gestión que se caractericen por calidad, la eficiencia medioambiental, la transparencia y la participación ciudadana.

La acción colectiva sirve para forzar cambios en las políticas públicas.

Es muy importante colaborar o unirse a los colectivos que trabajan en defensa de una gestión democrática del agua: grupos ecologistas, asociaciones, asambleas del 15M…

En la Comunidad de Madrid tenemos el espacio denominado Marea Azul. La Marea Azul es el espacio de coordinación de la Plataforma Contra la Privatización del Canal de Isabel II y las Asambleas de Barrios y Pueblos del movimiento 15M.

Desde Marea Azul se han realizado diversas acciones con el objetivo de defender una gestión del agua pública, transparente y participativa: Se han celebrado manifestaciones y concentraciones, se presentó de una Iniciativa Legislativa Municipal en favor del agua pública, se celebró una consulta popular con una participación de unas 180.000 votantes y 2.000 activistas en la organización de las mesas, se ha participado en la recogida en Europa de casi 2.000.000 de firmas en favor de la Iniciativa Ciudadana Europea por el Derecho humano al Agua y en el momento de escribir este texto se está elaborando colectivamente una propuesta de modelo de gestión del agua en Madrid.


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