El "Imprinting" o Impronta:
Es el proceso de aprendizaje que tiene lugar en los animales jóvenes durante un corto periodo de receptividad, como consecuencia del cual aprenden una serie de reacciones estereotipadas frente a un modelo.
En el día a día de un Educador Canino cada vez es más habitual la visión del niño o el adulto con su recién llegado cachorrito en brazos. Cuando se les pregunta: "y... ¿cuanto tiempo tiene?", cada vez es más frecuente oír:"cuatro semanas".
Es una escena preciosa la de ese cachorrito inofensivo bajo nuestra protección, pero pocos saben que se le está privando de completar una fase de su vida primordial para su desarrollo en el comportamiento: la IMPRONTA.
Tras nacer, el perro comienza su desarrollo sensorial y motor. Durante esta fase neonatal, el cachorro pasa la mayor parte del tiempo durmiendo y amamantándose y sus funciones eliminatorias se realizan por estimulación de la madre. Vemos aquí que la "labor" de una aplicada madre está iniciando la socialización del período sensible del cachorro que condicionará la conducta social del futuro perro. Iniciado el período de desarrollo sensorial y motor, se incrementa la fase de socialización primaria donde el contacto con sus congéneres caninos, el comportamiento maternal y la relación de juego y exploración con sus hermanos, van a configurar la Impronta hasta la aparición de la fase de respuesta de miedo. Esta fase de miedo se inicia sobre la 5ª semana y se extiende hasta la 8ª. Durante ella, desciende el instinto exploratorio por efecto del miedo.
Aquí nos encontramos en el momento crítico para participar del mundo conductual del perro. Nuestra intervención presencial será básica, ya que iniciamos uno de los lenguajes principales del perro: el lenguaje corporal, donde la imagen visual será fundamental a la hora de comunicarse y comprender su entorno, y tanto mejor si participan niños y adultos que, junto con la colaboración de la madre y sus hermanos de camada, muy instructiva por cierto, de la que ya hablaremos, traerá como consecuencia positiva una adecuada socialización.
Entre la 10ª y 12ª semana, se incrementa la respuesta de miedo y por ello la disminución del instinto exploratorio. Es aquí donde se inicia la socialización secundaria, delicada en el sentido de que se aumentará en el cachorro la exposición más cercana a los humanos e iniciaremos la socialización del nuevo entorno ambiental del perro de una forma sistemática por aproximaciones de menor a mayor intensidad para evitar en su madurez posibles problemas de comportamiento incluyendo el miedo que puede derivar en agresividad hacia personas y perros.
Resumiendo: Podemos definir el período de impronta como“un espacio de tiempo más o menos delimitado, que sucede por lo general en una etapa temprana del desarrollo, y durante el cual un determinado aspecto de la conducta se ve influido de forma especialmente notable por la acción de determinados factores de naturaleza externa e interna”
“Entiendo los particulares motivos de los criadores sobre la temprana separación del cachorro de su camada, pero considero de vital importancia que criador y futuro propietario del perro convengan en participar de esta fase sumamente importante en el futuro comportamiento del perro.”