Octavio Alberola

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Marxismo y Anarquismo - Octavio Alberola

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MARXISMO Y ANARQUISMO debate con Pepe Gutièrrez-Álvarez Octavio Alberola

Octavio Alberola es anarquista. Nació en España, en Alaior, Islas Baleares, en 1928. Hoy reside en Perpignan, Francia. En 1939 llega a México con sus padres. A partir de ese momento comienza su militancia anarquista. Actúa en las Juventudes Libertarias y en la CNT española en México. En 1962 forma parte de la organización clandestina “Defensa Interior” constituido por el Movimiento Libertario Español con posterioridad al congreso de la CNT de 1961.En la actualidad participa del “Grupo por la revisión del proceso Granado-Delgado” que, desde 1998, está exigiendo la anulación de las sentencias franquistas. También integra los “Grupos de Apoyo a los Libertarios y Sindicalistas Independientes en Cuba”, GALSIC. Incansable, también colabora con otras iniciativas libertarias en Europa. Es un hombre lleno de historias, escritas en una trayectoria de vida libertaria agitada e intensa.

http://starm1919.blogspot.com.es/

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Marxismo y anarquismo ¿Es razonable pensar que los motivos del desacuerdo que estuvieron en el origen del enfrentamiento histórico entre marxismo y anarquismo durante la Primera Internacional han caducado y que los motivos de fondo por los que chocaron Marx y Bakunin han quedado superados? ¿Se deben olvidar los motivos de fondo que enfrentaron a marxistas y anarquistas durante la guerra civil española para potenciar la lucha contra el capitalismo hoy? En todo caso, dada la complejidad de la historia, cuantos deseamos una sociedad sin explotación ni dominación, una sociedad sin clases, debemos tomar en cuenta las lecciones de la historia y ser capaces de poner en duda nuestras certidumbres ideológicas cuando ellas se demuestren inapropiadas para cambiar la realidad social.

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El marxismo, ¿una falsa alternativa? Este texto es el primero del debate que comenzamos, Pepe Gutièrrez-Álvarez y yo en Kaos, sobre el "desencuentro" entre el comunismo (marxista) y el anarquismo. Contestando a un comentario de Diana y a otro mío a su artículo sobre Sartre y Camus1, Pepe nos propone ahora "Debatir sobre comunismo y anarquismo"2; pues, "aunque estemos ya en tiempos de urgencias militantes", no debemos "dejar de lado el debate político y cultural". Pues bien, dado que a mí, - aún no estando "en tiempos de urgencias militantes"3 - también me parece necesario el debate "político y cultural", acepto el envite a debatir sobre comunismo y anarquismo a partir de la cuestión ("la dictadura del proletariado, una falsa alternativa") que la historia4 parece legitimar y que me parece sería más legítimo formular así : la vía marxista al comunismo, ¿una falsa alternativa (al capitalismo)? Por supuesto, no me duelen prendas en reconocer que el fracaso de esa vía no significa que la vía propuesta por los anarquistas sea la verdadera ; pues también la historia impide afirmarlo. No sólo porque la propuesta anarquista tampoco ha permitido llegar al comunismo sino porque, además, el anarquismo no ha logrado aún superar totalmente la problemática del Poder en su práctica. A lo sumo, de lo que podemos prevalernos los anarquistas, es de haber visto confirmadas por la historia nuestras predicciones sobre la http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/80302-acusar-a-sartre-ennombre-de-camus.html 2 http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/80511-debatir-sobre-comunismoy-anarquismo.html 1

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Supongo que tales "urgencias" son las de la participación (?) en las elecciones próximas. 4 Los fracasos de todas las experiencias para imponer el comunismo a través del Poder: desde la rusa y china hasta la cubana, etc. pág. 5


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imposibilidad de llegar al comunismo a través del Poder, del Estado. Lo que no es ningún motivo de alegría; puesto que el objetivo que perseguimos no es tener razón sino hacer posible un día una sociedad comunista en la que de verdad lo común sea el bienestar y la libertad para todos. Ese ideal que tanto los anarquistas como los marxistas no paramos - por lo menos desde la Primera Internacional - de repetir que es nuestra mayor aspiración y razón de ser. Partiendo pues de esta coincidencia, la de luchar por el mismo objetivo emancipador, es evidente que el predominio planetario del capitalismo, convertido en el paradigma del Progreso, hasta para los regímenes que se pretendieron o se pretenden aún "socialistas"5, nos interpela a todos los que pretendemos luchar contra ese sistema de explotación. De ahí que esté totalmente de acuerdo con Pepe en que "tanto marxistas que anarquista, por más que defendamos la memoria (común) de los hombres y mujeres que lucharon por otra sociedad y otra vida, estamos obligados a repensar en parte nuestras tradiciones". Así pues, si partimos de esta obligación común, de repensar (en parte o algo más) nuestras tradiciones, me parece que debemos hacerlo con rigor y sin ánimo polémico : tanto para encontrar las causas del fracaso actual del movimiento emancipador como para potenciar éste en un futuro próximo. Es decir: que debemos esforzarnos por ver la realidad tal cual ella es y no verla como desearíamos que ella fuese. Pues es a esa realidad que, anarquistas y marxistas, debemos enfrentarnos para transformarla.

http://www.kaosenlared.net/colaboradores/item/79936-el-capitalismo-paradigmadel-progreso-¡hasta-para-el-“socialismo”.html 5

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Sobre la realidad actual y las alternativas al capitalismo. Sobre lo que es hoy la realidad económica, social, política y cultural del mundo, tras el fracaso de todas las tentativas de transformarlo por las vías propuestas por el marxismo (sea la socialdemócrata o la revolucionaria), no creo que pueda haber discrepancias6. No sólo porque ese fracaso es indiscutible sino también porque el predominio capitalista mundial lo es igualmente. Y eso a pesar de que en ninguna otra época de la historia habían sido tan evidentes el carácter injusto y los efectos nefastos de este sistema para la especie humana. ¿Cómo pues no preguntarse por qué tal derrota ha sido posible? ¿Por qué el marxismo, pese a haber conquistado el Poder y ser hegemónico en casi dos tercios del planeta durante décadas, no ha podido impedir esa vuelta atrás? Sí tal fracaso no hubiese sucedido más que en un país, se podría pensar y sin duda se encontrarían causas coyunturales para explicarlo ; pero, el hecho de que todas esas experiencias hayan acabado en lo mismo, obliga a pensar que la causa está en la ideología misma. En el querer imponer la emancipación desde arriba en vez de buscar que se produzca desde abajo.

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"(...) la crisis de dirección y del proyecto del movimiento obrero es fruto de tres factores combinados: los duraderos efectos sociales de la crisis (cambio social); los efectos acumulativos desorganizadores de la política de las direcciones reformistas y populistas frente al primer choque de la crisis; los efector profundos de la crisis del “socialismo realmente existente. (...) En los países imperialistas, los partidos estalinistas desacreditaron la revolución y los socialdemócratas la reforma". Daniel Bensaïd, "Una nueva época histórica". pág. 7


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La causa hay que buscarla pues - como ya comienzan a hacerlo algunos marxistas - en el hecho de haber creído que la "conquista del Poder" lo permitiría7, en no haber tenido en cuenta lo que el sentido común y la ciencia hacían obvio : que la autoridad no produce libertad, que sólo la libertad puede hacerla posible. Que el Poder sólo tiene una lógica, como sólo la tiene el capitalismo : la de crecer y perpetuarse. Ahora bien, lo sorprendente no es pues que tal involución se haya producido sino que por ser "fieles a su fe revolucionaria" les cueste tanto a los marxistas reconocerlo e imaginar ahora "un proyecto revolucionario a partir de la experiencia de las revoluciones pasadas" para contribuir, sin pretensiones de dirigirlo, al "renacimiento de un movimiento social" que "aportará probablemente respuestas inéditas"8. Respuestas inéditas para los marxistas y también para los anarquistas, puesto que nuestra "fe revolucionaria" nos ha impedido igualmente imaginar una eficaz contribución para potenciar ese movimiento social que está por “renacer” o que ya ha nacido en muchas calles y plazas del mundo para reivindicar el derecho de todos a decidir. Esa reivindicación antiautoritaria que ahora – creo Pepe que estarás de acuerdo – nos es común à anarquistas y marxistas. Por lo menos a cuantos no creemos ni queremos ser “la vanguardia de la Revolución”. Octavio Alberola

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"Algunos camaradas parecen sorprendidos por la pregunta que se plantea en el informe: “¿dónde está el poder?”. Se puede responder simplemente que la lucha de clases comienza, como dijeran los clásicos, de Marx a Trotsky, en la arena nacional y que su horizonte estratégico continúa siendo, en primer lugar, la conquista del poder político en escala nacional. Esto no es falso, pero ya no es totalmente verdadero." Daniel Bensaïd, "Una nueva época histórica". 8 Ídem. pág. 8


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Marxismo y anarquismo: coincidencias y divergencias Este texto es mi respuesta a la de Pepe Gutiérrez-Álvarez9 en el debate sobre marxismo y anarquismo iniciado en Kaos. Creo, Pepe, que desde Granollers nos hemos dado suficientes pruebas de querer afrontar este debate sin sectarismo ni pretensiones de superioridad de ningún tipo, además de compartir la necesidad de superar las divergencias que produjeron los enfrentamientos entre los dos "ismos" que, desde la Primera Internacional, han pretendido encarnar el ideal emancipador y la lucha por su realización. No sólo por considerar absurdos y nefastos tales enfrentamientos al perseguir el mismo objetivo emancipador (una sociedad sin explotación ni dominación) sino también por reconocer los dos el fracaso de estos "ismos" en sus tentativas de poner fin al capitalismo. ¿Cómo pues no coincidir en que "el diálogo debería ser la norma y no la excepción, la cooperación abierta y no el repliegue, el reconocimiento del otro y la autocrítica de lo nuestro..."? Pero tal coincidencia no debe ser óbice para reconocer y abordar nuestras divergencias, para asumirlas francamente y confrontarlas fraternalmente. Lo importante es hacer todo lo posible por superarlas y contribuir a la emergencia de luchas y formas de convivencia consecuentes con el ideal emancipador que nos es común. Partiendo pues del reconocimiento de las coincidencias, intentemos ver la razón o la sin razón de las que han sido hasta ahora las principales divergencias entre esos dos 'ismos". Divergencias que me parecen provenir todas de la manera de afrontar la cuestión del Poder; http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/81486-marxismo-y-anarquismodespués-del-“fin-de-la-historia”.html 9

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puesto que ya en la Primera Internacional fue esta cuestión la que produjo la división de los internacionalistas en dos corrientes opuestas : tanto sobre los medios a utilizar para conseguir la emancipación de la clase trabajadora del yugo capitalista como para construir una sociedad sin clases. Cuestión que continua provocando división entre las organizaciones que se reclaman aún de esos dos "ismos". Y ello pese a que de más en más hay marxistas cuestionando la validez del postulado de la conquista del poder político como condición del triunfo de la revolución realmente socialista. Ahora bien, que haya marxistas que consideren necesario reexaminar está cuestión para encontrar formas de acción coherentes con el objetivo emancipador, no quiere decir que los marxistas en general estén en esta posición. La realidad es que la mayoría sigue, seguís, considerando eficaz la lucha por el Poder político. Eso es lo que me parece puede colegirse cuando dices que "los anarquistas deberían hacer suyos los fundamentos teóricos del marxismo". Pues aunque consideres que la división no "se justifique por motivos doctrinales", y aunque firmes "las citas del colega Bensaid" y pienses -como lo pensaba él- que "la conquista del poder político en escala nacional... no es falso, pero ya no es totalmente verdadero" en el "horizonte estratégico" de "la lucha de clases", el hecho de no considerarlo "totalmente verdadero" no significa considerarlo totalmente falso. O sea que entre vuestras "opciones políticas organizativas" no parece que descartéis la "conquista del poder político en escala nacional" : sea por la vía revolucionaria o la de la participación electoral. Además, tu respuesta afirmando que "el estalinismo no fue la expresión del 'autoritarismo' marxista, el ejecutor de un proyecto", y que "todo fue el producto de una suma de factores fatídicos, los mismos factores que por ejemplo acabaron arruinando la revolución haitiana iniciada por Toussaint L'Ouverture", me induce a pensar que no coincidimos en cuanto a las lecciones a sacar del derrumbe del "socialismo real" ni de todas las "revoluciones" que a lo largo de la pág. 10


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historia acabaron convirtiéndose en tiranías. Pues, a pesar de las dudas y las cuestiones que os planteáis sobre la cuestión del Poder, no renunciáis al credo revolucionario marxista de instaurar el comunismo a través del Estado: tanto por creer que se pueden evitar esos fracasos en el futuro con hombres que no “abusen” del Poder como con "circunstancias” más favorables. Sea por lo que sea, el hecho es que, pese a los fracasos del "socialismo real" y de la "social-democracia", la mayoría de los marxistas seguís creyendo que la "conquista del poder político en escala nacional" es una opción válida aún para la construcción de la sociedad socialista. Unos, creyéndolo posible desde las Democracias burguesas, y otros, desde una revolución que permita imponer una Dictadura del Proletariado... que no se vuelva totalitaria y luego revisionista. Difícil para mí de saber si es por convencimiento o por fidelidad a vuestra "fe revolucionaria" y a vuestra "historia", como lo reconocía Bensaid la última vez que en París hablábamos10 de este tema. Pero el hecho es que, en general, a los marxistas os cuesta mucho renunciar a la idea de que la autoridad y la disciplina son necesarias para la Revolución. Y de ahí que sigáis considerando tan necesario el Partido y el liderazgo, y, en consecuencia, que no consideréis eficaz la horizontalidad, las decisiones en común. Aunque es verdad que últimamente habéis vuelto a insistir sobre lo del funcionamiento participativo y democrático del Poder. Unos sinceramente, quizás por estar abajo, y otros demagógicamente, quizás por estar arriba en los puestos de mando. Esta es, para mí, la situación del marxismo y del anarquismo después del "fin de la historia"; pero con eso no quiero decir que las cosas no puedan evolucionar en el futuro ni que la divergencia, sobre la cuestión del Poder, no desaparezca un día, y que, al desaparecer, no se En una emisión de la Tribuna Latinoamericana en Radio Libertaire de París, a principios del 2000, en la que estaba también Dariel Alarcón Ramírez, "Benigno", uno de los cubanos supervivientes de la guerrilla del Che en Bolivia. pág. 11

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produzca el reencuentro de esos dos "ismos" en un movimiento anticapitalista auténticamente emancipador. Un movimiento capaz de asumir la diversidad de perspectivas emancipadoras que cuestionan y luchan contra el sistema capitalista y su ideología del Progreso. Un Progreso generador de la irracionalidad y la barbarie que pueden conducir la humanidad al suicidio si ella no es capaz de reaccionar antes . Lo único que puedo afirmar es pues mi deseo de que un tal reencuentro se produzca. Pero dudo que pueda producirse si en el seno del marxismo y del anarquismo no se hacen esfuerzos para dejar de ser "ismos" (ideologías, doctrinas, teologías necesariamente sectarias y antagónicas) y ser sólo la expresión de la aspiración al bien común para todos. Conscientes, además, de que sólo se alcanzará tal objetivo si somos capaces de pasarnos de jefes y vanguardias, si es la obra de todos, como ya lo habían intuido los internacionalistas al afirmar que la emancipación de los trabajadores sería la obra de los trabajadores mismos. Yo no veo otro camino que el de tomar consciencia sobre lo absurdo de persistir en los errores que nos han llevado (siempre) a la división y al fracaso, y en la urgencia de hacer todo lo posible para impedir que el capitalismo siga generando injusticia, envileciendo las consciencias y destruyendo el medio ambiente. Octavio Alberola

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El problema: el objeto del deseo Este texto es mi respuesta a la segunda contribución de Pepe Gutiérrez-Álvarez11 al debate sobre marxismo y anarquismo iniciado en Kaos.

Si, Pepe, "la revolución será plural o no será" ; pero, si el objeto del deseo12 no es la libertad, la revolución será - como todas las otras una revolución autoritaria más... En un breve comentario a tu respuesta te prometía abordar las dos cuestiones que no me parecían muy claras sobre el cascabel que debemos ponerle al gato y la pluralidad que debe ser "la revolución" para que lo sea. Pues bien, esto es lo que voy a intentar hacer a continuación, comenzando por precisar de nuevo nuestras coincidencias y divergencias para salir del "vosotros también" que nos impide centrarnos concretamente en la cuestión más urgente y fundamental : ¿cómo hacer frente al sistema, el capitalismo, que nos está llevando "al desastre social y ecológico más grave de la historia"?

Las coincidencias… Sí, coincidimos en que el análisis del pasado "debe ayudarnos a situarnos ante los problemas y desafíos del presente" para intentar encontrar la manera de "ponerle el cascabel al gato". Tanto porque http://www.kaosenlared.net/secciones/s/anarquismos/item/82724-la-revoluciónserá-plural-o-no-será-una-respuesta-a-octavio-alberola.html 11

El título de este texto viene de un comentario mío a un artículo de Arturo Borra, en Kaos, sobre “las marchas de la dignidad” y “el futuro de la respuesta”:

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http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/82858-el-fin-de-la-apat%C3%ADa-lasmarchas-de-la-dignidad-o-el-futuro-de-la-protesta.html

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hasta ahora ninguna de las propuestas emancipadoras lo ha logrado como porque "todos y todas tenemos lo nuestro que hacer que es la mejor manera de decir" que todos y todas estamos "desitiados ante lo que se está fraguando en respuesta al desastre social y ecológico más grave de la historia social." Coincidimos, además, en la necesidad de "acabar con la intolerancia y los sectarismos nuestros", como también en que "los factores objetivos han cambiando tanto (desde Marx y Bakunin), que se nos hace obligatorio repensarlo todo". Pero, sobre todo, en que "el principio debe ser la democracia social" (directa y sin intermediarios), puesto que nuestra lucha es "para conseguir la emancipación de la clase trabajadora del yugo capitalista como para construir una sociedad sin clases". Estas coincidencias me parecen suficientemente precisas e importantes para dejar bien claro que, entre nosotros, no hay ninguna divergencia sobre la finalidad y lo que debe ser el comportamiento ético de los revolucionarios.

¿ Las divergencias ? Sin embargo, pese a estas coincidencias, sigues insistiendo en explicar (o, al menos, eso parece ser tu respuesta) el fracaso de las experiencias revolucionarias por los "factores objetivos" ("No digo que todo haya que achacarlo a los factores objetivos, pero sí principalmente") y en considerar secundario el hecho de haber querido imponerlas y mantenerlas por la fuerza. Inclusive en aquellas que fracasaron después de "desmontar la hegemonía cultural de los poderosos, de derrocar su sistema de poder" ; pues eso es lo que se puede deducir cuando afirmas que "la famosa ‘dictadura del proletariado’ de Marx no era distinta a la Comuna de París, donde estaban todos, demócratas radicales incluidos", y que incluso El Estado y la revolución de Lenin "no fue otro" modelo... pág. 14


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Además, ¿ cómo interpretar que, tras decir que la revolución "comienza cuando derrocas al Estado e inicias un nuevo proceso" y que "el principio debe ser la democracia social", manifiestes dudas sobre "que ésta pueda imponerse sin ejercer ciertos grados de contraviolencia contra la barbarie restauracionista" ? ¿ No significa esto afirmar la necesidad de conquistar y ejercer el Poder para que la revolución pueda imponerse ? Y eso pese a que todos sabemos cómo, con tal argumento, el nuevo Poder instituido justificó (y justifica) la represión de toda disidencia, inclusive cuando ella surge del interior mismo de la revolución. Sí, coincidimos en casi todo, salvo en lo de considerar posible la revolución desde el Poder ; pues, aunque éste se considere un "nuevo poder”, será El Poder y no será "plural". Tanto si se convierte en Dictadura como en Democracia parlamentaria, aunque en éstas la represión que el Poder ejerce sea más sutil.

Los "credos"... Admito que, en tu caso, puede tratarse de un "credo" no "diferente al que nos asegura que el derrocamiento del Estado burgués se podrá hacer sin crear otros poderes" ; pero, esa equiparación de "credos", no invalida el hecho de que se trata de eso, de "credos"… Además de que lo ocurrido hasta el día de hoy debería incitarnos a dejarlos de lado y a tomar más en cuenta la realidad de la historia. En lo que me concierne, mi posición no se funda en credo alguno sino en lo que fueron y dieron como resultado todas esas experiencias en más de un siglo de historia. Incluidos los “resultados” de las que se pretendían libertarias. Si pienso que tal fracaso proviene (principalmente) de los medios utilizados para realizarlas no es sólo porque ninguna de esas experiencias consiguió el objetivo emancipador (que anunciaba ser el suyo) sino porque algunas de ellas fueron un Poder hegemónico pág. 15


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durante muchas décadas. Pero, constatar el fiasco revolucionario de la vía estatista no me llena de alegría. Al contrario, preferiría que las predicciones anarquistas no se hubiesen realizado y que esas “revoluciones” hubiesen podido poner en marcha su objetivo emancipador para encontrarnos hoy en un contexto histórico más prometedor. No sólo porque lo que debe importarnos es avanzar hacia la emancipación sino también porque es obvio que la responsabilidad de encontrarnos en esta situación nos incumbe igualmente a los anarquistas. Ya sea por no haber podido evitarlo como por no haber sabido o podido orientar la historia hacia el horizonte por el que luchamos. Y no es de hoy que lo pienso, ya en 1978 - en un artículo publicado13 en la revista El Viejo Topo - decía esto : “Poco importa que la crítica anarquista del Estado se haya visto confirmada por los hechos y que algunos anarquistas primarios se consuelen repitiéndose a sí mismos: “¡Teníamos razón!” La bancarrota revolucionaria del socialismo nos concierne a todos y quizás nos plantea problemas aún más graves y difíciles de resolver a los anarquistas que a los marxistas. Primero, porque no siendo el anarquismo un movimiento político, un competidor en la carrera al Poder, no sólo no puede explotar políticamente la quiebra revolucionaria de los partidos marxistas (leninistas o socialdemócratas), para proponerse como solución de recambio, sino porque la desmovilización de las masas por el socialismo acentúa la marginalización de las microscópicas capillas anarquistas y su prédica en el vacío. Segundo, porque si “el burdo optimismo de la fe automática en el progreso” – que era lo que según Ernst Bloch caracterizaba hasta ahora a los partidos revolucionarios que estaban convencidos de que las leyes de la Historia funcionaban en su favor ha sufrido un duro revés, el pesimismo que le reemplaza induce más 13

http://www.cedall.org/Documentacio/Articles/Viejo%20Topo/19_033_Abril_1978_Oct avio%20Alberola.pdf

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bien a la aceptación del orden establecido que a su subversión.” Intentemos pues que esta "discusión amistosa", que "vale la pena por sí misma", nos permita encontrar - pese a tu credo o ilusión de cambiar el mundo a través del Poder - puntos de encuentro frente "al desastre social y ecológico más grave de la historia social" que la racionalidad capitalista y autoritaria están provocado. Y para ello me parece urgente comenzar por cuestionar nuestra propia concepción del Progreso, pues nos será muy difícil de ponerle el cascabel a esa racionalidad sin cambiar el objeto del deseo que permite al capitalismo colonizarnos ideológicamente y obtener una aceptación tan general.

Cambiar el objeto del deseo… Como le decía al autor del artículo Las marchas de la dignidad o el futuro de la protesta, mientras sigamos deseando el mismo objeto, seguiremos sin poder "cuestionar en lo central el actual régimen hegemónico", y, en consecuencia, seguiremos retrocediendo pese a esas victorias pírricas que son los "logros precarios" conseguidos hasta el día de hoy : tanto a través de las luchas populares de protesta como de las luchas reivindicativas en el campo sindical. Mientras el objeto del deseo sea tener, y, por consiguiente, tener cada vez más (la “acumulación” capitalista descrita por Marx), ese deseo nos mantendrá atados a esta sociedad y a sus formas de explotación y dominación. No sólo porque el velo tecnológico del instrumento de producción (transformado en “bien común”) logra disimular la desigualdad y la esclavitud sino porque la ilusión, de la mejoría “del nivel de vida” (nuestra capacidad de consumir), se convierte entonces en el motor de nuestra acción. Una acción que queda fatalmente delimitada por lo que le ha dado sentido y el valor (o valores) que ha instituido en la forma social. Con el corolario de la renuncia a decidir y la predisposición sicológica a la aceptación de la relación de pág. 17


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dependencia y de sumisión. Y, tanto más, por cuanto la ilusión del progreso material va acompañada de la otra ilusión alienadora, la de las “libertades públicas” (sobre todo la de “votar”), que en las democracias burguesas liberales contribuye tan eficazmente a camuflar la desposesión de nuestra verdadera libertad de decidir por nosotros mismos. Que el capitalismo ha logrado impregnar su ideología a la “fuerza material” que Marx reconocía a las ideas “que se amparan de las masas”, me parece incuestionable, como también el hecho significativo de que lo ha conseguido sin tener que recurrir permanentemente a sus instrumentos de formación ideológica y de coerción física. ¿ Cómo sorprendernos pues que, como las malas costumbres, esa “fuerza material” del objeto del deseo se haya vuelto - a la larga - casi hereditaria y que nos sea tan difícil extraernos de su influencia ? Me parece que debemos ser pues conscientes de cómo se ha construido históricamente el objeto del deseo que, en el capitalismo, fija el sentido e instaura el valor para alienarnos voluntariamente14; pues sólo así podremos comenzar a liberarnos de tal alienación y dejar de contribuir a la perpetuación del sistema que la produce.

La urgencia Mientras lo intentamos, no creo que debamos dejar de apoyar “las marchas de la dignidad” y todas las formas de la protesta social que se produzcan frente a la ofensiva actual del Capital y el Estado. Y eso pese a ser conscientes de sus límites y de las contradicciones en las que tales acciones nos sitúan cara al objetivo emancipador. Mantener la protesta no es suficiente ; pero la inacción sería aún peor. Además, es incuestionable que somos cada vez más los que somos conscientes http://kaosenlared.net/territorios/t2/internacional/item/79936-el-capitalismoparadigma-del-progreso-¡hasta-para-el-“socialismo”.html 14

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– dentro y fuera de esas protestas – de la necesidad y la urgencia de abandonar el objeto del deseo que nos aliena y que nos convierte en cómplices del “desastre social y ecológico más grave de la historia" protagonizado por el desarrollo capitalista. Precisamente porque hoy es ya muy difícil de no ser consciente de tal desastre y de que, para evitar que llegue a término, es necesario y urgente desear vivir antes que desear tener por tener... Lo que implica un cambio radical del objeto del deseo15. Tanto para que corresponda a nuestras verdaderas necesidades como para no poner en peligro su satisfacción. No sólo por razones de justicia (el derecho de todos a la vida) sino también porque es necesario preservar la naturaleza para que la vida siga siendo posible en el planeta. Lo que sólo será posible si la aspiración es fundar una eco-convivencia capaz de garantizar el binomio justicia/racionalidad : la satisfacción de las necesidades para todos y todas (justicia) y la preservación (racionalidad) de nuestro habita natural. O sea : una verdadera y consecuente alternativa al capitalismo depredador que nos está llevando a la barbarie y al suicidio. Octavio Alberola

http://kaosenlared.net/colaboradores/item/30702-la-crisis-del-paradigmaemancipador-la-miseria-de-los-discursos-perentorios-y-la-utopia.html 15

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La lección del fracaso de las revoluciones estatistas Este texto es mi respuesta a la tercera y última contribución de Pepe Gutiérrez-Álvarez16 al debate sobre marxismo y anarquismo iniciado en Kaos. Es obvio que "no podremos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos", y que si buscamos "resultados distintos" no debemos hacer "siempre lo mismo". Sobre todo si es para avanzar hacia el objetivo emancipador. Comienzo con las recomendaciones de Albert Einstein porque me parece obvio, estimado Pepe, que antes de "reiniciar..." deberíamos saber por qué es necesario hacerlo; pues sería absurdo hacerlo sin conocer las causas que nos obligan a recomenzar... Y más después de haberlo hecho ya tantas veces para volver a lo mismo y desmovilizar al "sujeto revolucionario". Después de tantos fracasos, es hora ya de no condenarse a actuar como Sísifo, de no repetir esfuerzos inútiles y contraproducentes en las luchas por las "grandes ideas", por la "revolución". Y no sólo para no condenar la revolución a ser únicamente ilusión sino también porque es el esfuerzo inútil y sin esperanza el que sume a los pueblos en la desilusión y la resignación. Independientemente pues de que nos reclamemos marxistas o anarquistas, los dos concebimos la revolución como un proceso y queremos que su objetivo sea el de poner fin a toda forma de explotación y de dominación. Un proceso para orientar la historia por un camino diferente al que ella ha seguido hasta el día de hoy. Ese camino que, pese a las "grandes transformaciones sociales", nos ha conducido a la actual hegemonía planetaria del capitalismo.

http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/84387-reiniciar-siempre-sobretodo-las-grandes-ideas.html 16

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Ante una tal situación, el sentido común y la lógica nos indican que debemos proceder - como lo recomendaba Marx, aunque no lo practicara siempre - de manera objetiva (científica) y no ideológica, que impide ver la realidad tal que ella es. No sólo debemos proceder así porque es la única manera de poder analizar los acontecimientos históricos tal que ellos son y tal que se han producido, sino también porque lo que debe interesarnos más es saber por qué esos acontecimientos nos han conducido a este presente que no deseábamos y que hoy lamentamos. Así pues, basándonos en una lectura materialista de la historia (lectura que nos es común a marxistas y anarquistas), estamos obligados a concluir que, al haberse realizado las "grandes transformaciones sociales" por la vía autoritaria, la historia no podía dar otro resultado que el que ha dado hasta el presente. Efectivamente, la historia avanza, "aunque sea con renglones torcidos", y ello prueba, Pepe, que algo habrá en ella que le permite avanzar pese a los "renglones torcidos". Y es ese “algo” que la hace avanzar (el deseo de libertad) el que te hace decir que no "se vuelvan a repetir"; pues es evidente que sólo así el "reiniciar" permitirá avanzar hacia el objetivo emancipador. Sobre todo si logramos evitar, si no repetimos, el "renglón torcido" de la "división sectaria". El más nefasto de los "renglones torcidos", puesto que el sectarismo es la expresión más concreta y cotidiana del autoritarismo. Inclusive cuando se ejerce para liberar (por la fuerza) a los trabajadores de la explotación, en vez de dejarles liberarse por ellos mismos. En este sentido, lo sucedido con las tres grandes revoluciones estatistas del siglo XX (la rusa, la china y la cubana) es aleccionador. No sólo no llegaron a la etapa del comunismo sino que ni siquiera a la del socialismo marxista (la socialización de los medios de producción). Peor aún : la economía estatalizada y burocratizada generó (en las tres) una nueva clase que se instituyó a sí misma como representante auténtica y única de la Revolución, y, en consecuencia, pág. 21


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legitimada para imponer autoritariamente el rumbo de la revolución en función de sus intereses. Un rumbo que de más en más fue el de la "división sectaria" para justificar la represión de las fuerzas revolucionarias opuestas a un autoritarismo que consideraban antinómico con el objetivo emancipador. No es pues sorprendente que, para mantenerse en el Poder y perpetuar sus privilegios, esa nueva clase ("imprevista" por Marx y que el marxismo ocultó) haya preferido aliarse con el Capital internacional en vez de devolver el Poder confiscado al pueblo para que éste pudiera socializar la economía y emanciparse de la explotación. Claro que se pueden avanzar las "causas" exteriores (las agresiones del Imperialismo, etc.) para "explicar" tal fracaso revolucionario e incluso para pretender que no hay contradicción en salvar la "revolución" con el Capital internacional. Pero, ¿cómo explicar la restauración del capitalismo privado y la resignación actual de esos pueblos, y la emergencia en su seno de fuertes corrientes nacionalistas, racistas y fascistas? Sí, ¿cómo explicar este nacionalismo xenófobo si no es a través del autoritarismo, de ese sectarismo "revolucionario" que impuso la cultura de la sumisión en los países del "socialismo realmente existente"? Lo grave no es que las revoluciones estatistas hayan traicionado al pueblo sino que éste no haya sido capaz de "reiniciar" el proceso revolucionario, y que, cada vez que se rebela, sean las tendencias reaccionarias las que prevalezcan sobre las corrientes revolucionarias emancipadoras. Esto, Pepe, no puede sernos indiferente, es una lección que debemos tener en cuenta cuantos queremos "resultados distintos". Tanto para “reiniciar” la lucha como para no encausarla por los senderos que nos impidieron llegar a ellos. Sí Pepe, si de verdad queremos construir el socialismo, no olvidemos esta lección; pues hoy sabemos que es imposible construirlo desde pág. 22


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arriba, por ordena y mando, que sólo lo lograremos con la participación de todos, con el concurso y el acuerdo de todos, y para el bien de todos –como dicen también ya muchos marxistas. De acuerdo pues en "reiniciar" la lucha ; pero sin repetir los "escalones torcidos". Comenzando, como dices, por el de la "división sectaria". Es decir, evitando todo lo que produce sectarismo y división, además de no ser más que una ilusión : la lucha por el Poder. Tanto a través de las urnas como de la revolución estatista; pues ya has visto lo que ha costado a los pueblos, en sudor, lágrimas y sangre, el seguir los consejos de Engels. Vale que Marx y Engels se equivocaran y creyeran entonces posible la extinción del Estado, que no previeran esa "nueva clase" que luego se alía con el Capital para restaurar (o proseguir, como en Venezuela) el capitalismo; pero no vale para los marxistas que no quieran repetir los fracasos de las revoluciones estatistas. Como tampoco vale eso de que no todos los Estados son iguales (si miras las imágenes de la represión estatal verás cómo es la misma en todos) y que no es lo mismo Maduro que Capriles, Zapatero que Rajoy, etc., etc. No sólo porque aceptar lo del "mal menor" conduce a renunciar a la emancipación sino también porque tal elección acaba siempre con el pueblo abajo y arriba los de la clase dominante. Además, aliados unos y otros con el Capital. Así pues, ni Maduro ni Capriles, Ni Rajoy ni Zapatero, siempre al lado de los explotados y sometidos. Termino, como Einstein, convencido de que sólo obtendremos "resultados distintos" si dejamos de hacer "siempre lo mismo" y, sobre todo, si no nos olvidamos de que el objetivo por el que luchamos es la emancipación de todos y todas. Fraternalmente Octavio Alberola

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