A FONDO
GERMÁN LARREA
Rodrigo Esquitín Cisneros Líder Stratega “¡Deberíamos quemarla, está embrujada!…Cuando un hombre bueno se sienta aquí se vuelve malo” le dijo el Caudillo del Sur Emiliano Zapata al Centauro del Norte Pancho Villa cuando este lo invitó a sentarse en la dorada silla presidencial el 6 de diciembre de 1914, hace prácticamente 100 años.
Debieron quemar la silla presidencial Apenas unas horas antes estos dos hombres junto a sus ejércitos habían llegado a la Ciudad de México haciendo una entrada gloriosa, pues sabían que el llegar ahí representaba un símbolo de triunfo en una Revolución que duraría todavía 6 años más. Nunca en la historia el pueblo mexicano ha estado más cerca del poder que ese histórico 6 de diciembre. La respuesta negativa de Zapata a la invitación de Villa de sentarse en la silla fue un símbolo de sus ideales y de su lucha contra la oligarquía y el latifundismo. Hay que decir que ambos habían renunciado de antemano a la sola idea de gobernar desde esa silla, que representaba precisamente las causas contra las que luchaban. A 100 años de aquel 6 de diciembre, a 100 años de esa famosa frase, a la que acompaña una más famosa fotografía, valdría la pena preguntarnos ¿Qué haría Zapata en estos tiempos?, porque a pesar de lo logrado en aquella lucha, llamada el acontecimiento político y social más importante del siglo XX, las causas por las que lucharon y otras más, siguen sin tener una resolución completa y positiva. Porque en aquella silla presidencial y en la posterior se han sentado hombres que si bien no podemos decir que fueron buenos antes de sentarse, muchos de ellos si podemos decir que fueron malos gobernantes. Algo ha fallado todos estos años, en toda la historia del país, la situación de México no es la misma que en aquella época, pero algunas cosas sí que no cambiaron, aún no aprendemos de la derrota y la muerte de un millón de mexicanos. Además y lamentablemente se han consolidado grupos en el arte de explotar, engañar y reprimir a las masas. Si de algo sirven las conmemoraciones históricas debemos aprender de nuestro pasado y aplicar esas enseñanzas en nuestras condiciones actuales. El dejar a un lado las contradicciones del gobierno y las inconsistencias ideológicas es primordial. También el desmitificar la Revolución es sano, hay que decir que dejó resultados ambiguos y no un punto de partida para el progreso. Porque ese punto de partida lo tenemos que dar hoy. Los pocos avances que dejó la lucha armada de 1910 se fueron borrando poco a poco, por partidos que se vanaglorian de la misma lucha y se hacen propaganda con ella, por un partido que ya ni siquiera coloca en aquella “silla embrujada” a hombres buenos y se convierten en malos, porque muchos de ellos ya han llegado malos y se vuelven peores. La libertad que tenemos en estas fechas ha sido coaccionada y en múltiples ocasiones hemos dejado de poder tomar nuestras propias decisiones y asumir nuestras propias circunstancias. México no ha podido definir su rumbo, porque reiteradas
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veces la lucha y la unión entre gobiernos y organizaciones delictivas o medios de “información” le han cambiado el nombre a las cosas. Por último. Cabe decir que en la actualidad, las autoridades de Iguala mostraron cuán lejos estamos de ser un país de leyes y de combate a la impunidad. Peña Nieto ha restado importancia a este grave problema, dándole prioridad a la reforma económica. En su primer año de gobierno ya fue Michoacán, las guardias de autodefensa comenzaron a afrontar mafias locales y el tema no llego a buen fin. Luego vinieron matanzas perpetradas por autoridades, después tenemos el caso mencionado de Iguala y también Tlatlaya…La estrategia del gobierno en contra del crimen organizado ha fracasado. Hay que hacer más que una tibia reforma judicial y lanzar campanas al vuelo. Tampoco es suficiente dar golpes mediáticos atrapando a cabecillas del narco y definitivamente la negación no es la salida. El gobierno más que nadie debe jugársela contra la impunidad, la corrupción y la ausencia de Estado de derecho, si es que realmente se quiere transformar a México y a sí mismo. Porque si no ¿Qué queda, jugársela contra el gobierno?... ¿Qué haría hoy en día Zapata o Villa? y ¿Qué pensará Peña Nieto? Dudas y sugerencias vía Twitter a: @RodrigoEsquitín
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