Mil canciones incrustadas en los huesos

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María Cristina Ibarra MIL CANCIONES INCRUSTADAS EN LOS HUESOS Textos escritos para el blog Año 2009 y 2010


CONTENIDO El vallenato y yo La bestia que quiero Hablame Domingos Quiero dormir Los hombres son una cosa que jode ...Y escribo El equilibrio perfecto Una vez que ya no me acuerdo Amor, amarte, amor El tiempo como horas Entre lĂ­neas Escaleras Lluvia


Marzo de 2009


8 de Marzo de 2009 EL VALLENATO Y YO Hoy me la he pasado todo el día pensando en el vallenato, ¡si! en el vallenato, y no es que de la noche a la mañana me haya vuelto peterista o silvestrista, sino que hoy ha sido uno de esos días en que la reflexión se me pego a la piel, y he visto las cosas de otra manera, o mejor dicho, he confirmado mis percepciones. Seria raro, por no decir antipatriótico, una palabra que esta tan de moda últimamente aquí en Colombia, pensar que a un buen hijo del Caribe colombiano no le gusta el vallenato; si uno va a la capital, lo primero que le preguntan es, en el peor de los casos, si le gustan más Los Inquietos o el Binomio de oro. Es como cuando uno está en el extranjero y le piden marihuana o cocaína solo por ser colombiano. Estamos totalmente rotulados, al costeño que se respete, le gusta el vallenato. Es que es cierto, si el interior es cachacolandia, esto aquí es vallenatolandia, yo desde que nací lo escucho en el bus, en la tienta, en el radio del portero, en la grabadora de las secretarias, en los picos de las kz’s, en los quinceañeros, en las fiestas de Navidad y año nuevo. Es más, recuerdo como todas mis tardes en época de colegio estaban acompañadas por un vallenato de fondo, cosas como “a caso usted” o “el muñeco se paseaba”, etc., etc., etc., están en mi, desde que soy una niñita. Géneros como el porro o la cumbia se han quedado relegados, triunfan más en el exterior que aquí. Ahora bien, es medio aceptable decir que a uno no le gusta el vallenato en cachacolandia, pero decirlo aquí… es mucho peor que eso. “¿Como así?, entonces ¿tú que escuchas?”… “¿Reggaeton?”… Según lo que he visto y percibido desde mi ignorancia, el vallenato nació como una composición totalmente llena de sentido y poesía, en donde al artista se le aparecía la musa y escribía sin titubear versos hermosos o historias que no se


debían quedar en el cajón. Canciones como “tengo que hacerle a la vieja Sara una visita que le ofrecí”, están llenas de historia, de ese sabor de antaño que ya no se siente en las letras de ahora. Porque no podemos comparar a “Voy a hacerte una casa en el aire, solamente pa' que vivas tu, después le pongo un letrero bien grande, con nubes blancas que diga Adaluz”, con “ y si me pongo una pinta chévere todos los viernes te pones a pensar locuras". Una pinta chévere… como se ha degradado ‘lo nuestro’, otra palabra de moda. Decir que no me gusta el vallenato, no quiere decir que no aprecio lo autóctono como muchos creerían, decir que no me gusta el vallenato quiere decir que lo siento tan mío, que no soporto ver como lo disfrazan, lo llenan de cosas 'familiares' como el ring ring del teléfono que se cansa de sonar, el pin pon pan, tequilas, rancheras, o sabanas... etc. para ganar dinero, popularidad o poder. No soporto como han logrado una división sin sentido de rojos y blancos, como si estuviéramos en las épocas del bipartidismo en donde solo habían dos caminos, si se supone que los días traen debajo del brazo más posibilidades de expresión. No soporto ver como juegan con ideales políticos, haciendo revoluciones que nada tienen que ver con ellos, llevando a la gente a actos destructivos sin ningún fin, no soporto como lo acuchillan, lo bañan de grandes dosis de alcohol y lo mezclan con cuerpos de mujeres, que también ponen en peligro su propia esencia, pero ya eso es otra historia. Ver como se desvanecen todas estas melodías, reemplazadas por asuntos vacíos, sin respaldo alguno de sentimientos verdaderos, sólo llevados por este capitalismo salvaje y esta competencia entre negociantes, que hacen que existan canciones como “me gusta, me gusta, me gusta, me gusta estar contigo”, y hacen que las personas se pongan camisetas defendiendo al payaso de su preferencia, me hace sentir como un zapato viejo. ¿Por qué el poeta X que vive en Barrio Abajo no compite con el poeta Y que vive en cualquier otro lugar? ¿Por qué me tiene que agradar algo que esta atentando con el rico olor a cosas buenas, y a sentimientos nobles?, porque díganme que hablar de “ahora el coronel no tiene quien le escriba, me


quedan 100 años de soledad sino regresas mi vida” no es atentar contra el arte? Como ven se me muchas canciones ‘vallenatas’, así que no se les haga raro si me ven por la calle tarareándolas, al fin y al cabo, envallenatolandia, nos toca cargar a muchos con esa cruz, porque nos la meten en las venas como una inyección de veneno. PD: Se que ha muchos géneros les esta pasando lo mismo, pero esos no me interesan, porque nada tienen que ver conmigo. Nota publicada en la Revista Dominical de El Heraldo el día 21 de Junio de 2009.


Abril de 2009


13 de Abril de 2009 LA BESTIA QUE QUIERO ¿Por qué te vas? ¿Por qué te empeñas en dejarme sola en este cuarto recostada al muro de los lamentos? ¿No entiendes que tus canciones me estremecen?, me sacude el sonido de tu voz en mi cabeza. ¿Por qué pretendes hacerme sufrir?. Me arrastras por el suelo cada vez que quieres, haces que trague tierra y escupa sangre. Golpeas cada músculo, cada vena, cada nervio, cada regalo, cada sentimiento. Eres la bestia que quiero. Tus manos son mi infierno y mi paraíso. Las que penetran mi carne inexorablemente. La carne y lo que no es carne. Los huesos y lo que no es hueso.


Junio de 2009


1 de Junio de 2009 HÁBLAME Ultimamente no sé qué escribir aquí. Quisiera hacer análisis, poesía, escribir una buena canción, decir que amo a alguien o a algo, pero no, definitivamente no sale nada. Sólo puedo decir que mis días están llenos de arcilla y pintura que se me pegan a la piel, que mi pelo está un poco más liso y mi splash ahora es de uva. Que el tiempo se me sigue escurriendo por los huequitos que dejan las manos cuando se juntan, que vivo en la completa ignorancia y que esta ciudad cada día me gusta más. Tal vez mayo sea eso, un mes para no decir nada. Me imagino que hay tiempos en los que es mejor no hablar, ya que mis gestos me delatan. Sería mejor que estuvieras aquí conmigo a estar leyendo esta nota. Prefiero oirte, háblame. Siempre es mejor el contacto físico, este computador me está matando, mis ojos no aguantan más. No sólo las flores bastan en mis paredes. A veces quisiera bajar del bus y encontrar manos, mirar al cielo y contar estrellas, escuchar voces, poder mirarte a los ojos. El tiempo sólo sabe. El puede cambiar heridas por cicatrices y hacer que las cicatrices vuelvan a sangrar.


Agosto de 2009


10 de Agosto de 2010 DOMINGOS Los domingos se me hacen interminables. Tal vez sea por el ‘nada que hacer’ o las mismas ganas de no querer ni moverme de la silla frente al computador. Son una cosa de otro mundo, o algo de este mundo disfrazado de sueño, de viaje sin destino, de túnel interminable. El tiempo se estira como un caucho gigante que intenta enrollarme y atraparme mientras yo hago piruetas intentando escapar. En domingo el desayuno se vuelve almuerzo y la cena desaparece, mi pijama me goza desde que me levanto hasta que pruebo champú en la noche, chateo con los contactos del Messenger que no existen en la semana y mi celula desaparece. La música impera, pero no como todas las noches, el vacío de los domingos es tan grande, que ella tiene de donde escarbar, y se va y se mete por todos los recovecos, tocando el polvo y la mugre del piso, avivando la tarde amarilla que deprime el ánimo, haciéndome cantar y pensar en otras cosas. El domingo es una mezcla de nada, es olvidarlo todo.


Septiembre de 2009


24 de septiembre de 2009 QUIERO DORMIR El día es intermible, ayer parece que hubiera pasado hace 3 mil años. El tiempo anda a la misma velocidad que camina un niño con polio. La tarde estuvo muerta, la mañana de hoy en cuidados intensivos, tengo los ojos desorbitados y tú no apareces. Mi jefe me mandó a escribir una carta, pero no me sale nada. Busco el calendario para entender que mañana llegas, que sólo faltan unas horas, pero me rehuso a que el viernes esté tan cerca. Me siento triste, las sonrisas de hoy son hipócritas y por gentileza, el cuerpo me pesa, nadie me entiende, quiero dormir.


Octubre de 2009


25 de Octubre de 2009 LOS HOMBRES SON UNA COSA QUE JODE “Los hombres son una cosa jodida”, digo yo cuando no entiendo nada de lo que hacen. Según el diccionario de la RAE cosa es “todo lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, real o abstracta” y joder es sinónimo de molestar, fastidiar. Entonces podemos decir que los hombres son una entidad corporal (no sabemos si tienen espíritu), natural (algunos ya artificiales) y real (aunque a veces creemos que son, pero resulta que no), o sea que son una tremenda cosota, pero además una cosota fastidiada o molesta ¡No! Se supone que la fastidiada y/o molesta soy yo, entonces serían una cosa que jode, porque muchas veces me destrozan, me arruinan el corazón, y además molestan y fastidian.


Noviembre de 2009


10 de noviembre de 2009 ...Y ESCRIBO Muy pocas veces hablo de mi. Prefiero hablar del clima, de música, de la gente que pasa o simplemente escuchar. A nadie le interesa a qué hora salí de mi casa, cuanto me demoré bañándome, si me cambie cien veces antes de quedar con la pinta del día, si pasó el bus o no, cómo dejé la cama, quién me llamó ayer, por qué me recogí el pelo, ni cuanta plata llevo ahorrada en la semana. Hablar de mí es sinónimo de egocentrismo, de querer destriprar al otro sin medida. Siguiendo esta línea, pensaría que lo correcto es contar mis desgracias, pero entonces los demás pensarían que soy desgraciada, y hasta podría creérmelo y me deprimiría y me volvería mierda. O tal vez sólo hablar de mis fortunas, pero entonces, pensarían que soy exitosa, que tengo al toro arragado por los cuernos y eso es mentira, nadie en este mundo que respire y esté en condiciones parecidas a las mías podría decir eso, el sistema nos traga sin poder hacer nada. Ahora, sí hablo, no es que solo escriba, hay ciertas personas que se interesan y me preguntan, y entonces ahí sí digo, puedo durar horas hablándoles si encuentro sinceridad en sus preguntas, si veo que se divierten con mis historias, si les intereso. Creo que he aprendido a diferenciar esos casos. En la medida en que vivo me entreno para ello, agudizo mis sentidos y es cuando confío. Supongo que si has llegado hasta esta línea, querido lector, es porque algo llama tu interés aquí, y entonces yo sigo escribiendo para que tu leas y esto se vuelve un juego, un juego que me gusta y disfruto al máximo.


Enero de 2010


6 de Enero de 2010 EL EQUILIBRIO PERFECTO Después de algún tiempo de vivir en una casa vacía, donde sólo vivimos dos, la soledad es mi gran enemiga, me hace mal, no me gusta. Tanto desearla y ahora ni en pintura quiero verla. Tampoco me gustan los lugares repletos de gente: detesto las discotecas y los centros comerciales. En el equilibrio perfecto entre estar sola y acompañada me siento cómoda. Odio la bulla, el roce, los cientos de ojos cayéndome encima, los chistes que no entiendo, las risas de esos chistes. Odio el silencio, la quietud, mi desorden, el sonido de una guitarra que tocan lejos sin mí. Hoy se fue de la casa de mis padres la visita que llegó para celebrar año nuevo. Más tarde me iré yo. Los cuartos están vacíos, el ambiente silente, hay menos cosas que hacer. Mi madre me pidió quitar los adornos de navidad y con esto la casa volvió a ser lo que era, ahora me siento como un agente extraño que no cabe, que sobra, como si yo fuera uno de esos adornos. Me gustaría pegarme de las paredes y oler todo lo que hay ahí, lamer el techo, arrastrarme por las baldosas y así enredarme, empacar en mi maleta la comodidad que siento. Aquí está la gente que tiene que estar, estoy sola cuando quiero, de vez en cuando escucho una música al fondo y escojo si oir la música o los pájaros que llegan al árbol de afuera. Es el punto medio entre la multitud y la ausencia, entre el no hacer nada y trabajar, el equilibrio perfecto


11 de Enero de 2010 UNA VEZ QUE YA NO ME ACUERDO Una vez que ya no me acuerdo, escuché a alguien decir que el amor es un juego de soltar y tirar, yo no sé si serán estupideces mías, al parecer la frase tiene sentido profundo, pero no creo que eso sea el amor, no tengo ni idea de qué se trata, y a veces es dificil creer cuando se escucha decir "te amo", porque es posible que para cada quien la palabra tenga connotaciones diferentes, entonces resulta que puedo amar sin saber y mentir inocentemente. Una noche, después de una conversación con un conocido, el tipo -sin tragos- me decía que me amaba, tal vez quería sexo, tal vez era cierto, pero ¿Cómo podía hacerlo sin conocerme? ¿Por qué en tan poco tiempo?, ¿Son necesarios los días para un amor verdadero? quizás la evidente comodidad, la atracción física y su creencia en que me extrañaría le hacían pensar que me amaba. No le creí. Después de esa noche no volví a verlo. El pasar de los días y la idea madurándose en mi cabeza me llevó a la conclusión de que amar puede ser tan fácil o dificil como se quiera y que no hay un significado único y verdadero para eso, amar es algo más que una palabra. No quiero justificar al tipo, ni salvarme de mi facilidad de engaño, pero ahora creo que me amó y también creo que he amado cientos de veces, hay personas encantadoras que irremediablemente enamoran. Volviendo al principio, no creo que se necesite una estrategia para amar, tampoco que sólo haya un ganador como en un juego. Odio cuando le cuento a alguien sobre mis relaciones de pareja y me responden con un: "No lo llames, a los hombres hay que hacerlos esperar, ¡Qué sufran!". Si tengo ganas de llamar, ¿por qué aguantármelas? para mí el amor, tanto de amistad, como de familia y de todo, es espontáneo, cosas que no se les tira mucha cabeza, lo que nazca, al fin y al cabo es un sentimiento. Si lo hacemos, mentimos y ¿De qué sirve mentir cuando realmente se ama?¿Cuando no hay otra clase de intereses diferentes a ser correspondidos?...


Febrero de 2010


26 de Febrero de 2010 AMOR, AMARTE, AMOR Amor, amor, amor. Amor, amarte, amor. Besos. Rosas. Compañía. Estar ahí. Presencia. Entrega. Dar. Abrazos. Nudos. Helado. Mucho helado. Parques. Te quiero. Canciones. Pizza. De vez en cuando vino. Cerveza. Sal. Sillón. Manos. Dientes. Lengua. Ombligos. Superombligos. Mitades. Dar sin medidas, como fundamento de lo que hago, me da la tranquilidad suficiente para poner mi cabeza en la almohada y tener dulces sueños por las noches. Los entes inactivos, pasivos, sebosos y lerdos no hacen más nada que estorbar. Los días los van pisando y los destripan, el mundo los destruye y ellos sigue ahí, sin hacer nada, dejando que los insectos se les peguen a la piel, para podrirse, oler feo, apestar y luego irse arrastrando hasta el cielo. Pero, ¡No! el cielo no existe. ¿No entienden? Es sólo un pedazo (o pedazos) de esta vida terrenal que se postra ante nuestros ojos, pero que generalmente llevamos en la espalda, haciendo que arda en llamas nuestro propio espacio. Casi siempre doy cuando encuentro cerradas las manos del otro. Lo tomo como un reto. Desconfío de los que abren sus brazos sin razón aparente. Y entonces quedan 2 opciones , la otra persona puede prestarle atención a lo que hago y aprenderme e imitarme, o puede cerrar los ojos e irse sin llevarse nada, como muchos han hecho. El amor es espontaneidad. No se piensa, nada tiene que ver con lo racional. No se puede confudir con matrimonio, que no es más que un papel, un anuncio de compromisos, una legalización del polvo. El amor tampoco son rosas, ni chocolates, ni poemas bonitos. El amor es no importar cuanto dar, porque no se puede medir, es entrega absoluta, es una visión personal, independiente


Marzo de 2010


5 de Marzo de 2010 EL TIEMPO COMO HORAS Siento como si hubieran pasado años y sólo han sido quince días. Voy entendiendo la relatividad del tiempo. Al parecer cuando me pasan muchas cosas juntas en una semana, hago de este algo menos estricto. Alguna vez escuché que no es lo mismo estar dentro del baño, que esperar a que el otro salga detrás de la puerta. El tiempo como horas, no existe, en la medida en que nos distrayamos de la vida, esta se irá más rápido. Se puede dormir, jugar, trabajar, chatear, mejor dicho, no pensar, más hacer, para volver nuestro envejecimiento algo menos pesado. El tiempo como minutos y segundos es una cárcel. El amanecer y el atardecer son referencias un poco más flexibles, no todos los amaneceres (por lo menos donde vivo) son a la misma hora, en la naturaleza no existen esa clase de límites, o quizás no hemos encontrado la fórmula exacta para descrifrarlos. Ni la mestruación, ni los cambios de la luna son totalmente regulares. El hombre se inventó las rayitas del reloj para medir su estadía en la Tierra y además controlar los resultados de su trabajo, las horas significan dinero tanto para las fábricas que desean agilizar su producción como para el taxista que quiere aumentar sus utilidades. Es algo totalmente racional y con un sentido materialista. Los días pueden volverse años si añoramos el futuro, los minutos se pasarán si queremos permanecer en el pasado. El tiempo como horas no es mas que una tortura. El que vive fuera del presente se angustia, el que no planea, muere.


Abril de 2010


12 de Abril de 2010 ENTRE LÍNEAS A los 14 tomé una libreta y empecé a escribir poemas, todos a amores neófitos, luego ellos se hicieron canción y fue así como empecé contar lo que sentía y pensaba. Escribir es como hablar con el psicólogo o con mi mejor amiga, a diferencia de que aquí soy sólo yo, sin terceros. No recuerdo el día en que decidí hacerlo, creo que viene desde que empecé a usar diarios, unos cuadernitos con olor a fresa que escondía en la biblioteca debajo de muchos libros. Tampoco recuerdo qué fue exactamente lo primero, me refiero a algo hecho con un sentido, con coherencia en las palabras, algo que naciera de mí como ser creativo, ni tampoco sé quien me lo inspiró. No importa. Ahora escribo, y escribo con la única razón de sentirme unida al mundo, parece ser que hay mentes que se identifican con mis ideas y personas que se divierten leyéndolas. Además es un buen ejercicio, la escritura es un tiquete al pasado: me hace pensar en cosas que he dicho o hecho, en cosas que he pensado. No importa si es sobre el tipo del frente que veo en las mañanas sin camisa o la acelga que crece en mi balcón. Escribir es pedirle una tregua al día y su velocidad, es el tiempo que nos dona sangre y nos hace sentir cada gota que cae de una llave mal cerrada. Es cultivar mi sensibilidad, porque bien sensible que soy, es encontrarle un sentido a todo esto, renunciar a mi malparidez cósmica y hacerme la vida más simple. Disfruto cuando las palabras se unen para formar oraciones y las oraciones, a su vez, párrafos, y los párrafos, textos, pero más disfruto cuando alguno de ellos genera inquietudes. Sigo escribiendo a mis amores, ya no tan neófitos, pero sí amores, y además, de lo que pienso cuando voy en el bus, cuando como papas fritas o me cepillo los dientes.


Junio de 2010


15 de Junio de 2010 ESCALERAS Vivo en el apartamento 405. Todos los días de mi vida subo (y bajo), por lo menos, 3 escaleras. Recién nos mudamos a este lugar me quejaba, no entendía porque al arquitecto del conjunto no se le ocurrió instalar un ascensor, ahora es parte de mí, subir al cuarto piso lo encuentro normal, mis piernas, mis brazos, mi miente y mi cuerpo se han acostumbrado paulatinamente a ello, he calculado el tamaño de los escalones, conozco el lugar estratégico para poner mis manos, sé exactamente donde tengo que pisar para no caerme al dar la vuelta, puedo andar por ellas en sandalias, tenis e incluso tacones. Subir escaleras con agilidad y sin cansancio ha sido cuestión de tiempo, como todo en este mundo, hace una semana leía en una famosa revista nacional que los genios no existen, su éxito reside en las horas de práctica que le dedican a lo que hacen. El tiempo es el gran causante de muchas cosas, agregando que es importante ser constante y disciplinado, ya sea porque nos toca, como es el caso de las escaleras, o porque nos gusta. Con el pasar del tiempo se olvida o se aprende, o puede ser solo lo último, cada cosa que aprendemos se va superponiendo y es eso lo que llamamos olvido. El tiempo es el gran remedio para los dolores y la gran encubadora también de cosas buenas.


21 de Junio de 2010 LLUVIA Llueve esta noche y en la tarde pasó lo mismo. Me siento rara, este lugar es de sol y brisa, es casi un verano eterno, en Barranquilla llueve poco. Cuando el cielo se pone gris y empiezan a caer las gotas de agua podría jurar que no estoy aquí, pero miro a mi alrededor y entonces, sus calles y edificios me lo recuerdan. La intensidad de la luz también determina cómo son los espacios, por eso las noches tienen cierta magia, lo que pasa cuando llueve en la mañana o en la tarde es que no sé qué cosa es, teoricamente no es noche, pero tampoco de día porque no funciono como tal: la pereza me invade, es que la lluvia la relaciono directamente con sábanas, aunque al ambiente le faltaría un poco de negritud para ser perfecto. Por eso cuando llueve aquí y el cielo se viste de colores grisáseos, no me siento en este lugar, la lluvia también me obliga a hacer ciertas cosas, mas allá de no hacer nada, como cargar con un paraguas o saltar para cruzar arroyos, eso lo hace aún más raro. Cuando llueve en Barranquilla no estoy aquí. No estoy aquí porque sencillamente no es lo que yo creo que es, lo que me dice mi memoria sensorial no coincide con lo que está pasado.


Fin


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