marijose recalde juan marĂa sukilbide
Todo vibra -le dijo su abuelo a Carlos. No le extrañó: todo se mueve si estás sentado sobre unas rodillas temblorosas.
El traqueteo del tren de juguete era otro movimiento, ahora mec谩nico. Desmontando la locomotora para verle las tripas sinti贸 el cosquilleo del inventor en el est贸mago.
Un leĂłn allĂ lejos. Parece un gato. No es el mismo animal si ha caminado hasta donde estĂĄs y puedes sentir su aliento. El muchacho tiembla de pies a cabeza.
Al cumplir los seis aĂąos le regalaron una lupa. Las cosas, de muy cerca, son distintas. Son una tercera cosa cuando haces el camino hacia atrĂĄs y te apartas de lo que acabas de descubrir.
Trabaja contento en la granja. Pensó que le habría gustado ser vaca. Pacíficas, fuertes, parecen indiferentes. Quiere ser él quien las ordeñe para ver cómo rebota alegre la leche en el interior del cubo.
Le encanta tocar la guitarra. La vibraciĂłn de las cuerdas, la armonĂa de la mĂşsica. Canta. Nota esos sonidos palpitar, los recoge y los guarda como su mejor medicina.
En la gran fábrica las máquinas son ruidosas. Aquí no puede quedarse mucho tiempo. Siente que algo tira de él hacia afuera.
Un día entero se lo pasó despierto. Para conocer la luz oculta. Sintió irse la del día y venir la de la noche, sin rozarse en el camino. Él, muy atento, notó a una oscilar y a la otra resbalar.
Pintando en casa de un amigo atrapa la luz, la deposita en los colores. El proceso es un misterio compuesto con hermosos arabescos. El dibujo sobre el cuadro viene con sorpresas. La alegrĂa al descubrirlas le hace balancearse, casi bailar.
Salió en mitad de la tormenta. Arriesgando su vida no temía a nada ni a nadie. Un feroz rayo le asustó, el siguiente -igual de bravo- le hizo reír. Los dos hicieron hiperpalpitar y dar un vuelco completo a su corazón.
Corre por el campo. El paisaje es precioso, lleno de posibilidades por todos lados, Carlos sĂłlo tiene que elegir el camino. El aire limpio, la luz aĂşn mĂĄs limpia le conmueven.
Al morir le crecerán flores. Desde las manos, desde sus pies, desde la cabeza. Se agitarán al crecer, treparán delicadas hacia el sol. Ni ellas ni lo que venga después permanecerán nunca inmóvil.