Una revolución positiva

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LECTURA

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Escribe: Franco Marino Fotos: Gentileza Cecilia Casenave y Suma de Letras

La escritora mediterránea es la nueva apuesta de una de las grandes editoriales de Iberoamérica que editó su flamante libro “Lágrimas de la revolución” que ya se ubica entre los más vendidos del país. Su historia de amor entre los albores de la revolución es devorada con avidez por los amantes del género. Su ficción es seguida con devoción y será uno de esos ejemplares infaltables en las lecturas de verano. No obstante, la autora también podría haber triunfado con el guión de su propia vida. Al igual que aquella película de Nicolas Cage (Hombre de familia), la protagonista descubre que su vida debía torcer abruptamente el rumbo. Su propia historia habla de una profesional del mundo de los negocios que decide retirarse de un presente laboral exitoso. “Cuando mi hija mayor se largó a caminar yo estaba de viaje. La vi caminar por primera vez en el aeropuerto, mi marido la puso en el piso y ella salió pataleando para todos lados... Me quedé sin lágrimas. A partir de ese momento empecé a cuestionarme si eso era lo que yo quería. Demoré diez años en tomar la decisión. Por eso ahora cada vez que puedo digo: no hay que postergar las cosas, tenemos que hacer lo que nos gusta, lo que nosotros queremos”, confiesa Ramos.

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¿Qué cosas sentiste que ganaste con esa decisión? Gané mi familia, tiempo con mis hijos, espacios para mí. Tal vez perdí un poco mi independencia. Igual te cuento que no extraño nada. Es más, siento que estoy en vacaciones que no se terminan nunca. Todavía no he podido concebir la escritura como un trabajo, imaginate cuanto me gusta todo esto. Pero bueno, vale una aclaración, no fue de la noche a la mañana, fue todo un trabajo, esta vida que tengo hoy la tuve que construir ladrillo a ladrillo. ¿Qué incorporaste a la escritora de tu paso por el marketing y cuáles estuvieron siempre implícitas? Creo que soy con todo lo que he construido a lo largo de mi vida: mi carrera universitaria, mi paso por las diferentes empresas, todo hace esto que soy. No siento que incorporo cosas, simplemente tal vez algunas costumbres, hábitos adquiridos que tengo que cambiar porque mi vida hoy es diferente: ir a la huerta con los tacos es complicado... La verdad que sí, se te complicaría (risas)…me enteré que la huerta y la cocina también son tus pasiones. Incluso las recetas están muy presentes en tus ficciones. ¿Qué es lo que más te apasiona de lo culinario y cuáles son tus fuertes como cocinera? Sí, me encanta cocinar, en realidad es un hobby compartido con mi esposo, nos gusta todo lo que se cocine al fuego. Personalmente disfruto todo en la cocina, desde una ensalada hasta la carne más elaborada. Me conecto mucho durante el proceso, desde elegir los condimentos, prepararlos y llevarlos al fuego. Me fastidia un poco cuando a veces pongo la fuente sobre la mesa y desaparece en un segundo. Pienso:”no llegaron a disfrutarlo”. Cuando estoy frente a un plato de comida, lo observo, puedo ver los ingredientes he imaginarlos en su estado natural, y luego allí en el plato listos para alimentarnos. Y esa alimentación para mi va desde la vista, el gusto, el cuerpo y el placer del momento. No sea cosa que luego te pase como con los negocios y perdamos una escritora por una de esas cocineras de televisión, no? ¿Cuántas otras habilidades o lados b habitan en tu mundo? Escribir habita mi mundo y por elección. Cocinar, trabajar la tierra de la pequeña huerta en mi casa, todo eso me ayuda a cultivar, crecer mi vida interior. Bueno, la exterior también, por la cocina, digo. Creo que todas las personas tenemos habilidades para muchas cosas, sólo hay que descubrirlas y disfrutarlas. “Lagrimas de la revolución” tiene como protagonista a Valentino Brilada que es obligado a desarraigarse de su Italia natal con rumbo a Sudamérica, acompañado de su pequeña hermana Benita. Tras una larga y penosa travesía llegan a la Argentina, un territorio que aún está por definirse, inmerso en la revolución por la independencia de la corona de España. Allí Valentino conoce a Rosario, una joven española que también debe hacer frente a los imprevistos de la vida. El amor los une pero las vicisitudes los separan y deberán

sobreponerse a numerosas pruebas del destino. Graciela se encuentra en pleno proceso de presentaciones del libro con un contacto cara a cara con sus seguidores. “Mis lectores me acompañan mucho, van a las presentaciones, me escriben por las redes sociales, la verdad es que me siento muy bendecida. A pesar de que cada presentación es una experiencia nueva, siempre termino igual: muy feliz, luego sigo firmando libros y charlando con mis lectores todo el tiempo que sea necesario, lo disfruto mucho, es el premio a mis escritos”, dice. ¿Cómo analizás el reconocimiento de ser elegida por una gran editorial y el desafío que esto implica? Que una editorial como Suma de Letras hoy me acompañe es un gran desafío personal y profesional. “Lágrimas de la revolución” es mi primera novela con la editorial, hemos trabajado mucho, un equipo maravilloso de personas, estoy muy contenta y comprometida con este nuevo oficio que elegí, coronado por supuesto con este desafío que cruzó mis propias fronteras. ¿Cuál es tu expectativa sobre esta mayor masividad y popularidad que empieza a tener tu obra tras este gran lanzamiento? Te cuento que mis expectativas ya fueron superadas, todos los días me sorprendo. Las observaciones sobre la novela fueron todas excelentes, cada día agrego lectores, ellos son los que me iluminan. Cuando voy por primera vez a un lugar a presentar la novela, no te miento, me hace cosquillita la panza, pero luego cuando me encuentro en la mirada de la gente, es maravilloso. Hace poco en una presentación cuando terminé con la charla, junto a las flores me regalaron pan casero y salame. Me encantó ese gesto de amor y de gusto. Ese es el origen de mi palabra diaria, la que digo siempre apenas me levanto: “gracias”. En tus historias hay una idea permanente de felicidad, tus relatos terminan bien pese a miles de peripecias. ¿Cuáles son las bases de esas decisiones optimistas que has tomado? Yo soy una persona optimista, pero la vida es constante transformación, igual que nosotros, y te digo que es trabajoso pero muy interesante seguir esos tips que nos da el día a día, prestarles atención, trabajo mucho en eso. Por ejemplo, cuando las cosas no salen como yo esperaba, solamente lo acepto, no lo reniego, no lo rechazo, lo acepto. Y sigo programando como yo quiero que salgan, te aseguro que en un momento determinado, salen. Te digo que tu manera de plantear ese estado de felicidad es un poco a contramano de los argentinos que hacemos de la queja una institución…Es más, has manifestado que desde que te levantás decidís empezar bien, que trabajás para la construcción de la felicidad. ¿Es así? Si, absolutamente y comparto con vos lo que decís. Donde puedo siempre dejo mi grano de arena, a veces me doy cuenta que resulto un poco pesada con el tema. Pasa que siento que el mundo se está construyendo con mucha violencia, pero la escuela de la vida no tiene maestros más que nosotros mismos, entonces siempre estoy predicando: “nosotros construimos

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determinada. Para curarse o animarse a lo que sea, la decisión primera es de la persona misma, y luego mirar para adentro, nuestro corazón siempre tiene una mano para darnos, para salir adelante. Lo que ocurre es que nosotros siempre esperamos que nos den una mano los de afuera, y lamentablemente no es así. Nosotros mismos somos los que decidimos sobre nuestra vida, siempre y también cuando queremos animarnos a hacer algo diferente. El “no me dejó”, “No quiere que lo haga”, “Me dijo que no me conviene”, “culpa suya no pude...” Todo eso son excusas, nosotros somos los únicos responsables de “todos” nuestros actos.

nuestro destino con nuestros pensamientos, voluntad, intención”. Por ello es importante que controlemos que pensamos, que nos hagamos cargo de nuestros actos, que todo, todo, pasa por nosotros, nada por afuera. Y sí, trabajo todo el tiempo por mi felicidad, desde que me levanto, agradezco y luego programo mi día. Después la palabra mágica “acepto” todo lo que llega y como llega. La idea de superación, de valentía, de enfrentar los miedos, está presente en todos tus trabajos. ¿Cuánto ayuda a curarse o animarse a superar los malos momentos?

Si bien empezaste de muy chica, hasta que decidiste lanzar “El juego de la conciencia” (su primer novela), tus relatos eran cuentos cortos con final feliz. ¿Has decidido publicarlos?

Mi intención al escribir es entretener al lector, de la misma forma que me divierto yo cuando leo, pero me voy dando cuenta a medida que pasa el tiempo que mis lectores siempre tienen un mensaje que les deja el libro y es siempre diferente para cada uno, eso es maravilloso. Un día una lectora me dijo: “sé de lo que hablas” refiriéndose a una situación en particular de la novela, fue fantástico... fue estar juntas en una emoción

Publicarlos no porque eran cuentos muy personales, por lo general yo era la protagonista y al final cumplía mis sueños siempre. Escribir en mi vida siempre fue un desahogo, un

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entretenimiento, un placer, a medida que iba creciendo ocupaba diferentes lugares. Hoy sigo teniendo mi cuadernito “íntimo” donde sigo descargando algunas cosas, escribo frases que me gustan y luego las leo. De adolescente escribías mucho tu diario, ¿has vuelto a releerlo últimamente? Un secreto, los diarios de mi adolescencia fueron. Los quemé a todos, eran muy tristes. Mi vida no era tan intensa como la de los personajes, no me gustaban las cosas que me pasaban y lo peor es que yo no las aceptaba, eso lo complicaba más aún. Pero no salía a pelear como los hacen mis protagonistas, me quedaba llorando y quejándome. Sin embargo ahora has contado que vivís tus personajes de una manera real. Con todo lo que le pasan a tus personajes, mínimo que terminarás agotada…

Como lectora me pasa lo mismo, empiezo a leer alguna historia y la habito, vivo cada emoción de cada uno de los personajes, por eso me gustan tanto las novelas. A veces estoy todo el día sentada frente a la computadora y termino agotada. Y pienso: “porque estoy tan cansada si no hice nada”. No quiero agotarte con la nota y ya que sos una experta en los finales felices no podemos terminar mal esta entrevista… Ayudame: ¿Cuál podría ser el final feliz para una nota con vos? Me hiciste trabajar mucho, no dejaste nada para la próxima, así que voy a poner el mismo esmero, ¿Te parece un rico guiso de lechuzas? (cuya receta está incluida en su reciente novela). La podemos acompañar con un rico morocho malbec. A pesar de la excentricidad de la propuesta culinaria no podré negarme. Y ustedes tampoco.

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