Revista SuperMujer CUAUHTÉMOC-POLANCO

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4 Nuestras decisiones y quiénes somos La relación entre nuestra personalidad y las decisiones que tomamos es bidireccional. Conocernos mejor nos ayudará a tomar mejores decisiones.

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om Hansen (Joseph Gordon-Levitt) conoce a Summer Finn (Zooey Deschanel) y piensa que es su alma gemela; Summer no cree en el amor. Las perspectivas que tienen ambos de las relaciones, son explicadas por su pasado y esto genera tensión, pues cada uno busca cosas diferentes; Summer decide terminar la relación y Tom recapitula lo ocurrido, en 500 días con ella, pensando en recuperarla.

Todos los días hacemos decisiones, desde echarle azúcar al café, hasta elegir una estrategia en nuestro lugar de trabajo. Puede ser que tomemos nuestras decisiones instintivamente o que nos demos tiempo para reflexionar los pros y contras de cada posibilidad. Son muchos los factores que hay detrás de nuestra toma de decisiones. Pero además de las consideraciones de cada situación, hay un elemento siempre presente y casi siempre desapercibido: nuestra personalidad. De acuerdo a Einhorn, H. J, son tres tipos de factores los que afectan nuestras decisiones: aspectos de la decisión, de la situación y las diferencias individuales. Existe una amplia diversidad de estudios que van desde la indecisión hasta el arrepentimiento y cómo se vinculan con nuestra personalidad. Un ejemplo es el estudio que realizó la Universidad de Minnesota, dirigido por Colin DeYoung, en el que se relacionó la toma de decisiones con los

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rasgos de personalidad. Una de las conclusiones arrojadas por este estudio, es que las personas más extrovertidas suelen buscar una satisfacción inmediata debido a una mayor actividad en la zona del cerebro ligada a las recompensas; por lo que suelen ser más impulsivas en su toma de decisiones. La personalidad tiene factores intrínsecos –el temperamento– e influencia de nuestras experiencias –el carácter–. Las decisiones constituyen quienes somos, pero al mismo tiempo, las nuevas decisiones que tomamos, están impulsadas por la forma que tenemos de ver y vivir el mundo. Es un ciclo constante de aprendizaje y nuevas decisiones. Cada elección está orientada al futuro, en mayor o menor medida, pero a veces se nos olvida que nuestro pasado nos ha llevado a ese lugar y ese momento para decidir; la persona que somos y el lugar en el que estamos tienen que ver con nuestras elecciones pasadas. Y a veces será necesario mirar atrás para poder visualizar mejor hacia dónde queremos dirigir nuestro siguiente paso. Al entender qué nos ha llevado a tomar tal o cual decisión, podemos aprender y dar pasos más firmes al futuro.

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8 Aprender de nuestros errores Un error puede ser un freno o una oportunidad; depende de nosotras elegir cómo afrontarlo.

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ichael Newman (Adam Sandler) es un arquitecto adicto al trabajo que descuida a su familia. Cuando llega a sus manos un control remoto que le permite pausar o adelantar lo que le parece molesto o aburrido, toma decisiones que a la larga tendrán impacto en su vida familiar. Click muestra como al no aprender de las consecuencias de nuestras decisiones, corremos el riesgo de repetir errores. Las decisiones tienen efectos, a veces inesperados. Y aunque en retrospectiva algunas elecciones nos parezcan malas, no debemos quedarnos con el error sino con la enseñanza. Es importante entender que nuestras equivocaciones ocurren porque en el momento, creíamos tomar la decisión correcta; quizá no conocíamos todo el panorama, probablemente lo que sabíamos no era del todo cierto o tal vez, no previmos las consecuencias. Sin importar cuál sea el caso, no podemos dar marcha atrás en nuestras decisiones, pero si podemos elegir qué actitud tomar ante la situación. Una de las pocas certezas que tenemos es el cambio. Todo está en constante transformación y es por eso que no podemos predecir los resultados de lo que elegimos. Aceptar que las cosas no siempre saldrán de la forma en que deseamos, puede ser muy liberador, siempre y cuando estemos dispuestas a aprender de las consecuencias. Cometer errores, también tiene sus beneficios.

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Los errores nos pueden ayudar a aclarar lo que queremos y las cosas que tenemos que cambiar, nos ayudan a aprender más de nosotras, nos enfrentan a nuestros miedos, permiten ver qué funciona y qué no, nos invitan a explorar otras opciones, revelan cosas que no habíamos notado y nos recuerdan que somos humanas. Pero para obtener estos y otros aprendizajes, es necesario cambiar nuestra perspectiva. A veces tememos tomar la decisión equivocada, pero incluso no hacer nada, es una decisión que tendrá consecuencias. La clave para manejar nuestros errores de una mejor manera es entender que son parte de nuestro crecimiento y desarrollo, debemos disponernos a experimentar, pues la vida es a prueba y error; no es algo fijo cuyo curso podamos determinar. El primer paso es aceptar que cometimos un error y no tratar de asignar la culpa a otras personas o a las circunstancias. No debemos sentirnos culpables, sino abrirnos a las posibilidades de aprender. Cuando nos ponemos en una mentalidad de evolucionar y crecer, los errores se convierten en experiencias y nos permitimos disfrutar más todos los aspectos de nuestra vida.

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10 Decisiones difíciles A veces nos atormentamos al tomar decisiones, no sabemos la respuesta "correcta" y nos frustramos; pero no nos damos cuenta de la oportunidad que es poder elegir.

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nna (Abigail Breslin), una niña de once años, hace que la relación con su familia se tambalee cuando presenta una demanda para lograr su emancipación médica. Anna fue concebida para intentar salvar la vida de su hermana mayor, que padece leucemia; desde pequeña ha tenido que someterse a cirugías y procedimientos para darle a su hermana sangre y tejido; ahora su madre, Sara (Cameron Díaz), espera que done un riñón. La decisión más difícil, nos plantea el enfrentamiento de Anna con Sara, quien está determinada a mantener con vida a su hija mayor. Tomar decisiones no siempre es sencillo, algunas veces puede ser muy estresante e incluso doloroso. Especialmente cuando se trata de esas decisiones que tienen el potencial de transformar nuestra vida. Esto a menudo crea caos en nuestras emociones y puede nublar el pensamiento, dificultando aún más el proceso de decisión. Ruth Chang, profesora de filosofía en la Universidad Rutgers, señala que las decisiones fáciles lo son, porque podemos señalar una opción como mejor que la otra, mientras que en las decisiones difíciles, cada alternativa tiene cualidades propias, pero ninguna es mejor. No todas las decisiones difíciles tienen que ser grandes y darnos cuenta de que también hay dificultad en las elecciones más pequeñas, puede liberar un poco el peso.

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Sin embargo, uno de los principales problemas con las decisiones difíciles, es precisamente la idea de determinar que una opción es mejor; intentamos ver pros y contras de cada alternativa para decidir y encontramos la dificultad de determinar si existe "la mejor opción"; y es que a fin de cuentas no es algo que se pueda medir matemáticamente, no podemos decir que una opción es superior a otra, porque no son valores cuantificables. No es una elección que podamos tomar echando un volado. Existen razones por las que cada alternativa puede llamarnos más que la otra, las recompensas son diferentes, pero la pregunta que debemos hacernos no es cuál es la mejor opción, sino qué es lo que queremos nosotras. Las decisiones son una oportunidad de conocernos mejor y al mismo tiempo, determinar qué tipo de persona queremos ser. No hay una respuesta correcta. Las razones para elegir una opción sobre otra debemos determinarlas nosotras mismas. Es probable que optemos por la que nos parezca menos riesgosa, pero atrevernos a elegir lo que de verdad queremos nos hace dueñas de nosotras y por muy difícil que parezca la decisión, suele conllevar una oportunidad.

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12 Ver las cosas desde otra perspectiva A veces para encontrar la solución, es necesario ver el problema con nuevos ojos.

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n 1970, el Apolo 13 despega con la misión de llegar a la luna; sin embargo, cuando una explosión los priva de oxígeno y energía eléctrica, la misión se transforma en una lucha por sobrevivir y llegar a la tierra. En un punto de la película, un grupo de ingenieros tiene que encontrar la forma de hacer que los filtros de aire funcionen, utilizando únicamente el material que tienen a la mano los astronautas en la nave; ser creativos. Probablemente te ha ocurrido, pasas mucho tiempo frente a un problema sin encontrar una solución, decides dejarlo un rato y más tarde, cuando regresas con una mirada más fresca, la respuesta te parece evidente. Solemos tomar decisiones en automático, recurrimos a los aprendizajes de situaciones previas e intentamos aplicar las mismas soluciones por inercia. Esto ayuda a nuestro cerebro a facilitar las decisiones; sin embargo, una respuesta que nos fue útil anteriormente, puede no ser adecuada para otro problema. La creatividad consiste en encontrar nuevas formas de ver cosas preexistentes. Nos hablan de que debemos “pensar fuera de la caja”; nos dicen que busquemos nuevas formas de encarar los problemas. Sin embargo, a veces por mucho que intentemos llegar a nuevas soluciones, el obstáculo es que no hemos cambiado de perspectiva.

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Es posible llegar a diversas ideas partiendo de un mismo punto, pero cambiar nuestra perspectiva nos permite tener una visión más amplia de la situación y puede guiarnos a una solución más óptima. Una estrategia para ver las cosas desde distintos puntos es el modelo de los seis sombreros. Esta herramienta fue creada por Edward de Bono y consiste en asignar a cada sombrero, un modelo de pensamiento. El sombrero blanco se enfoca en los datos y es neutro, el rojo da lugar a emociones e intuiciones, el negro ve el lado negativo y la prudencia, el amarillo busca la oportunidad y es positivo, el verde es la creatividad y la búsqueda de alternativas, mientras que el azul se refiere a la mirada holística que permitirá organizar los pensamientos obtenidos de los otros sombreros. Utilizar por un rato cada sombrero y explorar las visiones de cada uno, nos ayudará a llegar a una solución más satisfactoria. Cambiar nuestro punto de vista nos ayuda a encontrar nuevas rutas. Ponernos en los pies de otra persona y tratar de ver el problema desde ahí, enriquece nuestras posibilidades. Somos capaces de evaluar desde diferentes ángulos el problema y se abren ante nosotras alternativas que antes no habíamos notado.

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14 TEST: ¿Cuál es tu estilo para tomar decisiones? El tiempo que dedicamos a tomar una decisión y las razones para tomarla varian de persona en persona. Nadie sigue el mismo proceso de pensamiento que otro para llegar a una conclusión; saber de qué forma solemos tomar decisiones puede ayudarnos a perfeccionar nuestras estrategias y usarlas en nuestro favor. El proceso de decidir se realiza básicamente en dos fases: obtener la información necesaria y utilizar esa información para hacer la decisión. Con este test*, podrás darte una idea de la forma en que sueles hacerlo. Elige verdadero o falso para las siguientes afirmaciones. Rara vez hago compras impulsivas.

VERDADERO

FALSO

Me baso principalmente en mis sentimientos e intuición para tomar decisiones.

VERDADERO

FALSO

Sólo veo películas o leo libros que han tenido buenas críticas.

VERDADERO

FALSO

A menudo digo cosas sin pensar.

VERDADERO

FALSO

Prefiero resolver mis problemas sola, que involucrar a otros.

VERDADERO

FALSO

Uso una agenda o calendario para planear mi semana y trato de apegarme.

VERDADERO

FALSO

Creo en el amor a primera vista.

VERDADERO

FALSO

Suelo pedir opinión a los otros antes de tomar una decisión.

VERDADERO

FALSO

Cuando platico, generalmente mi conversación cambia constantemente de un tema a otro.

VERDADERO

FALSO

Normalmente pruebo algo antes de decidir si me gusta o no.

VERDADERO

FALSO

*Fuente:Virginia N. Gordon, Universidad del Estado de Ohio – adaptado de R.H. Johnson

Los dos colores que más se repitieron conforman tu estilo de toma de decisión. El rojo y el azul (sistemático, espontáneo), se refieren a tu forma de obtener información, mientras que el verde y el amarillo se refieren a la forma (interna o externa) en que utilizas la información para decidir.

Externa. Te gusta recibir opiniones para tomar decisiones, quieres ver todos los ángulos de la cuestión y es posible que argumentes sobre cada opción, a veces contigo misma en voz alta; confías en los demás y te gusta recibir retroalimentación.

Sistemática. Te gusta tener suficiente información a la mano para poder tomar una decisión y rara vez actuarás de forma impulsiva. Eliges tus metas y estableces una estrategia para alcanzarlas. Eres analítica y utilizas la lógica para tomar decisiones.

Interna. Eres introspectiva, analizas los problemas en privado y necesitas tiempo para organizar tus ideas, confías en tus emociones y pensamientos para hacer un plan de acción.

Espontánea. Confías en tus instintos y emociones para elegir. No te toma mucho tiempo decidir y te aburres con facilidad; te gusta improvisar y rara vez haces planes. Estás abierta a las posibilidades y puedes cambiar de metas con facilidad.

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