Revista SuperMujer MIXCOAC-PARQUE DELTA-ROMA-CUAUHTÉMOC-POLANCO-IRRIGACIÓN junio 2018

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4 6 estrategias para ser más feliz

“¿Eres feliz?” Me preguntaba el otro día mi sobrina. En automático mi respuesta fue sí, pero después sus preguntas me hicieron reflexionar más al respecto. “¿Qué tan feliz eres? ¿Por qué? ¿Existe alguna fórmula para ser feliz?”

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a felicidad es lo que, a fin de cuentas, todos estamos buscando. Existen cosas distintas que hacen sentir feliz a cada persona, pero quizá el asunto es que a menudo confundimos felicidad con éxito. No se trata de lo que tenemos o logramos, sino de cómo lo vivimos, nuestra forma de ver el mundo y de actuar ante las situaciones. Ser feliz es un estilo de vida y aquí te dejamos algunas estrategias que puedes incorporar a la tuya para ser más feliz.

4. Cuida tu salud. Esto no sólo significa hacer ejercicio y comer saludablemente, sino aprender a cuidar tu cuerpo y tu mente. Aprende a manejar el estrés, sonríe más, llénate de energía y entusiasmo.

1. Fortalece tus relaciones. Estar en contacto con tu familia, amigos y tu comunidad en general te ayudará a evitar la depresión. Las personas felices tienen más relaciones significativas y eso le da un mayor significado a sus vidas. En los últimos años la presencia de la depresión ha aumentado de forma dramática y uno de los principales factores parece ser precisamente la falta de unión entre las personas y sus comunidades.

• Enfoca tu energía en lo que está en tu control. Si está en ti hacer algo, hazlo. Si no lo está, no debe deprimirte. • Acepta lo que no está en tus manos. Esto no significa resignarse, sino entender que aunque a veces ocurren cosas negativas, tarde o temprano pasarán. • Aprende a separar las cosas. Si las cosas no están saliendo bien en tu trabajo eso no debe afectar tu relación con tu familia. No permitas que la adversidad en un área de tu vida te impida se feliz en las otras.

2. Se agradecida.Todo empieza con un “gracias”.Agradecer ayuda a aliviar el estrés, incrementa la autoestima, nos ayuda a sentir satisfechos y reduce las emociones negativas. Cuando agradecemos nos damos cuenta de lo que hemos logrado y nos sentimos mejor con nosotras mismas. 3. Ofrece tu ayuda. Brindar apoyo a las personas, también te beneficia a ti. Investigaciones demuestran que existe una correlación entre tener una actitud servicial y el bienestar, salud y longevidad. Hacerle bien a los otros te ayuda a sentir bien respecto a ti y respecto a ellos, lo cual mejora tu estado físico y psicológico.

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5. Se optimista. No hablamos de un optimismo en el que todo es luz y alegría, sino de un optimismo realista que implica tener actitud positiva principalmente en tres sentidos:

6. Dale un sentido a tu vida. Trabajar para conseguir tus objetivos es una de las estrategias más importantes para ser feliz. Saber que estás haciendo algo, que tienes una meta que alcanzar te ayudará a vivir con más energía, motivarte, mantenerte activa y ser más feliz.

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6 La necesidad de pertenecer

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uestiones como el mundial o las olimpiadas, sirven de motor para lograr unidad en el país aunque sea por un rato. Estar inmersos en esa comunidad nos brinda un sentido de bienestar. Este mes inicia el mundial. Incluso si no somos particularmente aficionadas al futbol, la casa se convierte en un recinto futbolístico. Hay reuniones en torno a la pantalla para apoyar a nuestra selección; nos ponemos la verde, quizá franjas tricolor decorando las mejillas o, los más osados, un sombrero demasiado grande con la leyenda “Viva México Ca...”. Una especie de patriotismo se apodera de nosotras; independientemente de que seamos pamboleras de corazón o que no le vayamos a ningún equipo, nos unimos a ese ritual comunitario que nos hace parte del grupo. El ser humano es por naturaleza un animal social; buscamos pertenecer. Es una necesidad primaria que se remonta a nuestra necesidad de sobrevivir y sentirnos menos vulnerables. Pertenecer a un grupo implica sentirnos aceptadas y queridas, saber que hay alguien que nos apoya, que no estamos solas y somos parte de algo más grande que nosotras. Es también una forma de encontrarnos con nuestro yo: nos reafirmamos en función de nuestra relación con los que nos rodean. Formar parte de un grupo es un deseo universal independientemente de la cultura. Abraham Maslow, en su jerarquía de necesidades, la señala como una de las cinco necesidades básicas de todo ser humano. De acuerdo a Roy Baumeister y Mark Leary, la ausencia de estos

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vínculos provoca angustia, tristeza, falta de concentración, afecta la autoestima y al sistema inmunológico. Sin embargo, esta necesidad de pertenecer se puede ver afectada por la forma que buscamos satisfacerla. Sabemos que necesitamos tener vínculos e incluso si estos no son lo más sano para nosotras, los mantenemos: cuesta más trabajo deshacerse de una relación tóxica que conservarla. Otras veces por más que nos relacionamos sentimos un vacío, que falta algo. El sentido de pertenencia tiene que ver más con calidad que con cantidad y cuando no le damos énfasis a la parte de la intimidad, no nos sentimos parte del grupo realmente. Todos necesitamos encontrar ese lugar al que pertenecemos y para ello es necesario abrirnos a formar relaciones significativas. Saberse parte de una comunidad nos hace sentir felices y seguras: no importan las diferencias, sino las cuestiones que nos unen. Una buena forma de encontrar ese sentido de pertenencia es buscar personas con intereses similares: clases de salsa, un equipo de futbol o club de cine. Reconocerse como parte de un mismo grupo y brindar apoyo en una dirección. Sabemos que pertenecemos a una comunidad y eso nos llena de bienestar. Atrévete a salir y encontrar tu grupo –puede haber más de uno¬–.

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10 La bomba de tiempo del silencio

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n ocasiones no sabemos cómo lidiar con los problemas, queremos evitar conflictos, creemos que negarlos hará que desaparezcan. A veces decidimos adoptar el silencio como respuesta ante el enojo o la tristeza. ¿Para qué agitar las aguas? Preferimos callar, porque hablar puede tener consecuencias difíciles y dolorosas. Nos engañamos y nos decimos que ya pasará, que si lo ignoramos tal vez desaparezca. Pero negar el problema no lo desvanece, sólo lo hace más grande. Cuando callamos, suprimimos lo que sentimos y evitamos muchas cosas que podrían enriquecer la relación. Confrontar puede ser doloroso, pero sólo a través de esta confrontación se puede lograr el cambio y madurar la relación. No siempre el silencio es malo, en ocasiones conviene adoptar el silencio para aclarar nuestros pensamientos. Pero cuando se utiliza como una forma de evitar las cosas y negar lo que está ante nuestros ojos, nos autoengañamos y nos encontramos ante una bomba de tiempo que tarde o temprano tendrá que estallar.

Un ejemplo que retrata muy bien esto es "La esposa silenciosa" de la canadiense A.S.A. Harrison. En esta novela vemos a Jodi y Todd, una pareja en sus cuarentas, que ha desarrollado “una vida agradable”. Él es un hombre de negocios, ella una psicoterapeuta. Los días de Jodi pasan entre cocinar, el gimnasio, algunos pacientes y tener lista la cena para Todd. Él se acuesta con otras mujeres, ella lo sabe, pero nunca dice nada. A lo largo de la historia vemos el deterioro de la pareja que se lleva a cabo a través del silencio. No hay confrontación, sólo la pretensión de que están bien. Pero la bomba tiene que explotar, Jodi decide que su esposo –con quien en realidad no está casada– tiene que morir. El silencio es destructivo. Los problemas no desaparecen, se acumulan en forma de resentimiento y amargura. Por supuesto no estamos diciendo que si no hablamos nos convertiremos en asesinas, pero sí podemos dañar nuestras relaciones en cualquier ámbito. Incluso si no lo notamos, los sentimientos negativos crecen dentro de nosotras. El malestar puede manifestarse a nivel físico a través de enfermedades psicosomáticas o a través de una explosión por algo aparentemente pequeño, que en realidad nos sirve de pretexto para sacar todo aquello que hemos callado. Callar nos hace más daño a nosotras que al otro, quien ni siquiera está enterado de lo que ocurre y por eso no hay posibilidad de resolver el conflicto. Ante los problemas es necesario hablar, es la única forma de resolverlos. Nadie disfruta la confrontación, pero es una oportunidad de salir adelante y crecer. Si esperamos que lean nuestra mente y entiendan lo que queremos, sentimos o pensamos, nunca llegaremos a nada y sólo nos sentiremos frustradas. Las diferencias nos enriquecen, así que no temas al conflicto, habla.

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12 la Familia perfecta Es un mito

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os seres humanos tenemos una tendencia a idealizar. Tenemos perspectivas de cómo deberían de ser las cosas y la familia no es una excepción. Es muy clara esa imagen de familia modelo que a menudo nos venden las revistas; el padre proveedor y cariñoso, la madre protectora, dulce e impecable y los niños ejemplares. La descripción suena plástica precisamente porque lo es. Suena irreal porque la idea de una “familia perfecta” es irreal. No puede existir la familia perfecta por el simple hecho de que no existen seres humanos perfectos. En toda familia, sea en menor o mayor medida, siempre habrá conflictos y dificultades. Esto no es malo, es parte de lo que permite a los miembros de la familia crecer y evolucionar. El problema viene cuando nos negamos a aceptar esas diferencias y nos empeñamos en aparentar una perfección que es imposible de lograr. Cuando idealizamos no vemos las cosas como son. Comparamos nuestra familia con lo que alcanzamos a ver de las otras y pensamos que nuestra familia está mal. Nos quejamos de la familia que nos tocó y creemos que estaríamos mejor si nuestra familia fuera diferente. Guardamos rencores, juzgamos y nos alejamos. Queremos negar esos conflictos y a nuestra familia. Los mitos que tenemos en torno a la familia nos impiden ver que aunque nuestra familia no sea “perfecta”, tenemos la oportunidad de obtener amor, apoyo y comprensión de ellos. Siempre y cuando el ideal no nos nuble la vista. La ilusión de familia perfecta está plagada de mitos, entre ellos, que una familia siempre debe estar en armonía. Lo cual es simplemente ingenuo, pues como seres humanos es normal tener diferencias de opinión y mal entendidos. Otra idea común es que el éxito de una familia puede ser medido por su estabilidad. Sin embargo, la familia es una estructura viva, puede variar. Siempre habrá cuestiones que puedan afectar el equilibrio: muerte, separación, problemas

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económicos, divorcio, etcétera. Pero esto no significa que la familia esté mal. Adaptarse al cambio es una lección importante y mientras que nuestra familia nos brinde las herramientas y el amor que necesitamos para nuestro desarrollo, no importa que no sea “perfecta”. Con el fin de establecer las características de las cualidades que deberían componer una familia, los estudiosos de la familia intentaron encontrar los rasgos de una familia “ideal”; sin embargo, pronto se dieron cuenta de que hay tantos ideales como estudiosos, por lo que el término no cerraba la idea de lo que buscaban. Más tarde pensaron que “familia sana” podría definir lo que querían, pero se dieron cuenta de que no era adecuado, pues sano o saludable implicaría, de acuerdo al concepto de la OMS sobre salud, una “ausencia de enfermedad”; cuestión imposible en una familia, pues siempre existirá uno que otro problema. El término que al final les permitió aproximarse a lo que deseaban expresar fue “familia funcional”, término bastante lejano del concepto de perfección, pero mucho más claro y real en cuanto a lo que implica una familia. Pues una familia funcional es aquella que permite al individuo desarrollarse física, mental, social y emocionalmente. Es decir, una familia que funciona de forma adecuada y que seguro tendrá dificultades, pero las superará. Los conflictos y dificultades siempre existirán. Pero esto no hace que nuestra familia esté mal. Lo que perjudica o beneficia a nuestra familia es la forma en que afrontamos las cosas. No podemos aspirar a un ideal, pero sí podemos hacer el esfuerzo de mejorar como familia. Es a través del amor, la comunicación, el perdón y la comprensión que una familia funciona mejor, aprende y crece. A pesar de los conflictos, la familia se fortalece. Lo cual es mucho más bello que cualquier idea plástica que tengamos sobre la perfección de una familia.

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Test: Descubre tu pasión

A veces lo que necesitamos para descubrir aquello que nos apasiona es cuestionarnos. No siempre resulta sencillo descubrir nuestro propósito. Aquí te dejamos este test desarrollado por los autores del libro The Passion Test, el Test de la Pasión, para que encuentres qué es aquello que te motiva, te llena y te brinda un propósito. 1. Tómate el tiempo que consideres necesario para completar cada una de las frases a continuación. Tus respuestas pueden ser tan variadas como bailar, cocinar o ver libros de fotografías. Completa con honestidad cada una de las frases. Puedes borrar y cambiar tus respuestas hasta que te sientas satisfecha con lo que has señalado.

• Mi sueño de pequeña era… • Si tuviera una semana para hacer cualquier cosa que quisiera. Lo que haría sería… • Algo que nunca adivinarías de mi es que… • Soy a la que siempre llaman o buscan cuando… • Mi carrera soñada sería… • “Tiempo libre” significa para mí… • Si entrara a un espectáculo de talentos, mi presentación sería… • Las cosas que la gente siempre me elogia son… • Si hay algo que me hace sentir eufórica (o algo muy parecido) es… • Si yo protagonizara un programa de televisión en el que enseñara alguna habilidad, sería…

2. ¿Ya tienes tu lista? ¿Es lo que más te llena? ¿Qué tal si la revisas una vez más? 3. Ahora que has hecho tu lista es tiempo de eliminar opciones. Toma la primera y la segunda frase. Si tuvieras que escoger entre esas dos ¿cuál elegirías? Si solo pudieras tener una, con cuál te quedarías. Si no lo tienes muy claro, una buena forma de encontrar la respuesta es visualizarte en ambos escenarios para tratar de descubrir en cuál te sentirías mejor. 4. Una vez que elijas, compárala esa frase con la siguiente. Sucesivamente elimina la que te resulte menos satisfactoria hasta que quedes con una sola frase. Esta probablemente sea tu pasión –o te de una idea de en sentido está orientada— 5. Si no estás muy segura, valdría la pena intentar algunas de las cosas que enlistaste y tratar de ver qué te llena más. Cupón de 75% de descuento para el curso que te llevará a descubrir que es eso que te hace vibrar. "El arte de desear" contacto@jalalacarreta.com o entra a www.jalalacarreta.com ®

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