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4 Prudencia en el amor El amor no solo se siente, también se debe pensar.
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ose (Kate Winslet) y Jack (Leonardo DiCaprio) se enamoran a bordo del Titanic, ella está comprometida con un hombre que no ama y Jack se presenta como una oportunidad de descubrir el mundo. Viven un amor intenso y arrebatado; pero cuando el barco comienza a hundirse y luchan por sobrevivir, el amor puede más que la razón y Rose salta de un bote que la llevaría a la seguridad para estar con Jack. Amar y estar enamorado no son la misma cosa, pero para llegar al amor, es necesario transitar el enamoramiento con prudencia. La fase de enamoramiento es impetuosa y llena de pasión, pero para que esto pueda evolucionar en un amor profundo y estable, es necesario que exista prudencia. Los filósofos griegos definían a la prudencia como una virtud del intelecto; que nos permite saber qué es lo mejor para nosotros e involucra la razón. Sin embargo, resulta difícil poner al amor en términos de racionalidad. Estar enamorados nos vuelve locos, nos vuelve ciegos y es posible que tomemos decisiones de las que nos arrepintamos después. Es difícil hallar ese balance entre la pasión y la prudencia, pero el amor verdadero – ese que busca el bienestar – necesita de ambos. La prudencia y el amor están más relacionados de lo que creemos. Este “amor inteligente” es lo que hace la diferencia entre el enamoramiento lleno de
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impulsividad, que nos hace sentir invencibles, pero es efímero y ese amor pleno, profundo y constituido en la voluntad de amar. Un amor prudente apela no sólo a lo que sentimos, sino a reflexionar, a razonar, conocer y no tomar decisiones precipitadas. El enamoramiento es uno de los conceptos más idealizados que tenemos en nuestra sociedad, pero aunque se sienta bien, se queda en la superficie si solo sigue los impulsos y nos falta la prudencia para entender y buscar la mejor forma de amar. Es solo cuando empezamos a ver a la persona antes que a la sensación de estar enamorados que podemos empezar a comprender el amor. No se trata de quitarle la magia al amor, sino de cimentarlo. La prudencia nos orienta a tomar decisiones pensadas y buscar lo que es mejor tanto para nosotros, como para el otro. Nos lleva a elegir aquello que nos conviene más y aspira al bienestar. Se centra en construir en pareja. No idealiza como el apasionamiento de estar enamorado, sino que puede realmente ver al otro para aceptarlo con sus virtudes y defectos. Y esto es lo que finalmente permite desarrollar un amor maduro y capaz de perdurar.
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8 Distinguir entre prudencia y temor Ser prudente no significa evitar los riesgos, sino ser conscientes de que existen.
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l lema de Grug es “el miedo es bueno, el cambio es malo” y al vivir en la era prehistórica, parece que el temor es lo que puede mantener a su familia, Los Croods, con vida; sin embargo, cuando la cueva en la que se refugiaban es destruida y se ven obligados a buscar otro lugar, conocen a Guy, un muchacho que les ayudará a ver que no basta con sobrevivir, sino que vale la pena atreverse a vivir. Esta película animada es una opción excelente para disfrutar con los más pequeños y enseñarles que ser prudente, no es ser temeroso. Cuando hablamos de prudencia lo más probable es que lo relacionemos con precaución. Es una virtud que muchas personas ven, hasta cierto punto, como aburrida. Pues se suele confundir con el temor a intentar nuevas cosas o la incapacidad de atreverse. Sin embargo, si bien ser prudente implica ser cautos, no implica inacción. La prudencia es una virtud poco apreciada, no sólo se trata de resistir impulsos autodestructivos o tomarse tiempo para decidir. Se trata también de ser capaces de establecer objetivos y trabajar para lograr lo que queremos, así como aprender de nuestros errores. Es una virtud práctica que impulsa a otras virtudes para trabajar hacia nuestras metas. En El pequeño tratado de las grandes virtudes, el autor señala que toda virtud es una cumbre entre dos
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vicios y en el caso de la prudencia, si bien se toma a la imprudencia y la impulsividad como los opuestos de prudencia; también existe el riesgo de que al pensar demasiado en cada posible resultado, nos detengamos de actuar; es decir, dejamos que nuestros temores nos impidan avanzar y nos justificamos llamando prudencia a lo que en realidad es miedo. La prudencia implica buscar las oportunidades incluso sabiendo que hay riesgos, pero no se dirige de forma ciega hacia ellos, precisamente porque se toma el tiempo de considerar las alternativas, avanza a sabiendas las dificultades que puede hallar en el camino. Ser prudente es apelar a la razón para encontrar la mejor solución ante una situación; es detenerse un momento para considerar la forma de actuar más conveniente. La prudencia también es compatible con la curiosidad y la creatividad, pues nos incita a pensar en nuevas formas de superar los obstáculos. Y si bien, nunca será posible anticipar todo lo que puede ocurrir, vale la pena tomarse un momento para reflexionar.
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10 Prudencia para alcanzar el éxito Para lograr lo que deseamos, guiarse por la prudencia puede ser el impulso que necesitamos.
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ill Hunting (Matt Damon) es un joven de 20 años con grandes habilidades matemáticas, que trabaja de conserje. Cuando el profesor Lambeau (Stellan Skarsgård) descubre su potencial, intenta ayudarlo; pero Will tiene una tendencia a sabotear tanto sus relaciones personales, como sus oportunidades laborales. Pero con la ayuda del doctor Sean Maguire (Robin Williams), Will supera sus demonios y es capaz de plantearse qué futuro quiere, en Mente Indomable. La frase “alcanzar el éxito” puede parecer ambigua, pues no todos vemos el éxito de la misma forma; pero no importa si quieres llegar a gerente de una gran compañía, tener una enorme familia o completar un maratón; lo cierto es que necesitarás tomar decisiones que te acerquen a tu meta y la prudencia, puede hacer la diferencia para lograrlo. Ser prudente no significa quedarse con metas pequeñas o mantenerse del lado más seguro, sino ser capaces de ver el panorama y tomar decisiones que nos ayuden a lograr lo mejor para nosotros. La prudencia implica mucho más que prever consecuencias o evitar actuar impulsivamente. Es una virtud de la razón que nos puede ayudar a asentar el camino al éxito. La prudencia implica visión sobre el futuro, ver hacia donde nos dirigimos y actuar en consecuencia; sin embargo, tampoco espera tener toda la información y está abierta a la ambigüedad. Es por eso
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que resulta tan útil, porque nos mantiene en línea con nuestros objetivos a pesar de que no se puede prever cada posible escenario. Por otro lado, nos ayuda a armonizar diversos objetivos de forma coherente. Nos ayuda a reflexionar cuando nuestras metas están encontradas; por ejemplo, elegir entre dos trabajos –quizá uno mejor pagado, otro más cercano a casa o más satisfactorio–. No siempre podemos tener todo, pero a través de la reflexión podemos llegar a la resolución más conveniente. Así mismo, quizá el aspecto más conocido de la prudencia, nos permite ser conscientes de los impulsos que pueden resultar perjudiciales a la larga; nos motiva a detenernos para pensar si estamos tomando la mejor decisión. La prudencia aprende de la experiencia, evalúa riesgos –aunque no siempre se puedan evitar– y nos invita a buscar soluciones. Cualquier camino que decidamos tomar en la vida, estará lleno de decisiones; conviene detenerse un poco para pensar, pues a veces las decisiones tomadas a la ligera, nos hacen arrepentirnos. Contar con la prudencia para guiarnos, puede hacer más claro el camino.
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12 Ser prudente ante las dificultades Mantener la calma para tomar decisiones nos ayuda a elegir de forma más consciente.
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riel es una sirena curiosa e impulsiva. Cuando se enamora del príncipe Eric, decide acudir a Úrsula para que la convierta en humana; ésta le ofrece transformarla por tres días, tiempo en que Ariel deberá obtener un beso de amor verdadero o volverá a ser sirena. El precio que pone es su voz y aunque Ariel no está convencida, la presión de Úrsula y la idea de que es su única oportunidad, la lleva a aceptar el trato sin pensar en las consecuencias en el clásico de Disney, La Sirenita. Cada día tomamos cientos de decisiones, algunas más significativas que otras. Y mientras que podemos permitirnos decidir instintivamente en algunas cosas, a veces, cuando nos encontramos en medio de una situación difícil, parece que nuestra mente se nubla y nos apresuramos a tomar decisiones, que pueden ser poco sensatas. Aunque la prudencia implica tomarse un momento para reflexionar, lo cierto es que no siempre tenemos la oportunidad de analizar a fondo las opciones ni las consecuencias de nuestras posibles decisiones; sin embargo, es posible entrenarnos para buscar la mejor solución incluso a contrarreloj. No podremos detenernos a analizar cada variable, pero podemos reflexionar nuestras decisiones más rápido, con la práctica de la prudencia día a día. Por mucho que se necesite una respuesta rápida, siempre hay tiempo para pensar. Las decisiones
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apresuradas suelen generar arrepentimiento, incluso si no tienen malos resultados; así lo indica un estudio publicado en el Journal of Experimental Social Psychology. En él se encontró que la sensación de estar apresurado –a pesar de que en realidad no existiera una presión– hace más probable que la persona se arrepienta, pues al sentir que no se ha tomado el tiempo suficiente para pensar, surgen dudas sobre si se tomó la decisión correcta. Aprender a manejar con calma las situaciones de estrés, es clave para tomar mejores decisiones en momentos críticos. Cuando estamos bajo presión, el cerebro genera un impulso de respuesta rápida –el mismo que nos hace correr o luchar ante un peligro– sin embargo, si dejamos que el impulso nos controle, es más probable que tomemos decisiones de las que podamos arrepentirnos. Es necesario pensarlo un poco; sin embargo, tampoco conviene darle tantas vueltas, pues ese deseo de no cometer un error, puede llevarnos a lo que algunos llaman parálisis del análisis y bloquearnos. Lo más importante es entender que no somos infalibles, pero con un poco de calma podemos llegar a la mejor decisión posible.
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14 Test: ¿Cómo tomas decisiones? Tomar decisiones no siempre es sencillo y mientras que algunos sufren cuestionándose si eligen lo mejor, otros dejan que su instinto les diga el camino. Responde este test y encuentra cuál es tu forma de tomar decisiones. Califica qué tanto te identificas con cada una de las siguientes frases.
NO
SI
Evalúo los riesgos de cada posible escenario antes de decidir.
A
B
Tomo decisiones rápidamente.
B
A
Me baso en mi experiencia para encontrar posibles soluciones.
A
B
Suelo escuchar a mi instinto para elegir la mejor solución.
B
A
Necesito contar con información suficiente para decidir.
A
B
A veces me sorprendo por las consecuencias de mis decisiones.
B
A
Necesito poner mis pensamientos en papel para poder tomar una decisión.
A
B
No siempre hay tiempo para reflexionar sobre nuestras decisiones.
B
A
Me toma mucho tiempo tomar una decisión.
A
B
Casi siempre eligo lo que me haga sentir mejor.
B
A
A menudo me encuentro presionado para decidir porque se acaba el tiempo.
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B
Mayoría de A Confías mucho en tus instintos y en la suerte para tomar decisiones, a menudo actúas de forma impulsiva y te toman por sorpresa los resultados de tus acciones. Te gusta la espontaneidad y tratar de descubrir qué nuevas cosas te traerá la vida; sin embargo, a veces puede resultar riesgosa esta aproximación. Quizá te convendría aprender a ser un poco más cautelosa en tus decisiones. Mayoría de B Te gusta considerar cada posibilidad y te tomas tu tiempo; trazas planes y estrategias para lograr que
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las cosas salgan como esperas. Quieres sentirte segura de tu decisión; sin embargo, es posible que en alguna ocasión, te hayas tomado demasiado tiempo para pensar y eso te haya costado una oportunidad. Si bien es conveniente pensar en las posibilidades, no permitas que tu reflexión se convierta en indecisión y no seas tan rígida en tus pensamientos.
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