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Mejora el sexo con tu pareja Con el tiempo la relación puede tornarse monótona; aquí te decimos qué hacer para que no pase.
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l sexo es importante en la vida de pareja; sin embargo, con el acelerado ritmo de vida, presiones diarias, el estrés y demás factores, es posible que lo dejemos de lado y casi sin darnos cuenta nos alejemos –e incluso pasen años sin que exista contacto sexual–. Quizá no lo manifestemos directamente, pero la pérdida de esa intimidad puede agriar la relación y provocar fricciones en otros aspectos de la convivencia diaria. Si bien, es normal que haya cierta disminución en la frecuencia y el deseo, lo cierto es que mantener una buena vida sexual es importante para el buen funcionamiento de una relación. No siempre estamos en el mejor momento mental o emocional para el sexo, pero existe una clave para tener una vida sexual más frecuente y satisfactoria: la comunicación. El diálogo es importante para fomentar la confianza, expresar nuestras incomodidades y aclarar malos entendidos. Entablar una conversación puede ser el primer paso para mejorar nuestra sexualidad y tener una relación más satisfactoria. Hablen de sus fantasías; establezcan un acuerdo de no juzgar y expliquen qué tipo de escenarios les gustaría probar. Es importante escuchar con la mente abierta, es válido no coincidir y se debe respetar si alguno no quiere. Aquello en lo que concuerden o
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los puntos intermedios entre lo que ambos desean pueden servir de guía para probar cosas nuevas. Es importante hablar con qué frecuencia se busca tener sexo, es necesario estar en el mismo canal y en ocasiones, incluso programarse, para evitar interrupciones y por qué no, dejar que la anticipación genere mayor deseo. No existe un número específico y dependerá mucho de cada pareja, pero es importante que exista claridad y que ambos sepan qué quieren. También deben conversar sobre lo que les gusta y no les gusta en la cama. Si existen problemas sexuales, como disfunción eréctil o resequedad vaginal, es importante comentarlo. Es necesario hacer saber al otro que la falta de deseo puede tener su origen en causas ajenas y esto no significa que la pareja ya no sea deseable. Hacer un esfuerzo para tener una mejor vida sexual no sólo ayudará a la relación, sino que brindará diversos beneficios físicos y emocionales, así como mejorar la calidad de vida. Recuperar la pasión y tener una relación más satisfactoria está en nuestras manos y el primer paso es hablar.
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6 Internet nos hace hipocondriacos Cualquier síntoma, por menor que sea, puede generar una gran ansiedad, pues terminamos convencidos del escenario más fatal.
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l acceso a la información que ha facilitado internet, ha generado un nuevo ritual ante las enfermedades: sea que nos enfrentemos a un dolor de cabeza, una molestia en la garganta o un malestar difícil de describir, lo primero que hacemos es entrar al buscador para revisar a qué corresponden nuestros síntomas y determinar si es necesario ir al doctor o no. Esto es más grave en el caso de las personas con hipocondría, pues ese temor de padecer una enfermedad no diagnosticada, se agrava ante las montañas de información, la diversidad de posibles diagnósticos y, en ocasiones, cierta falta de confianza en el criterio médico. Si bien, no tiene nada de malo informarse, lo cierto es que este hábito ha desencadenado otro: el auto diagnóstico. Al llegar con toda la información recolectada ante el especialista y tras ser confirmado que no padece ninguna enfermedad, lo más seguro es que la persona hipocondriaca buscará otras opiniones médicas hasta dar con una que valide la investigación que ha realizado. La hipocondría es una enfermedad en la que el paciente está ante el constante temor de padecer una enfermedad grave, analizando continuamente sus funciones vitales y perpetuamente preocupado a pesar de que los médicos intenten tranquilizarlo. Sin embargo, ¿es posible que la facilidad de obtener información nos haga más proclives a ser hipocondriacos?
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En 2008, Microsoft realizó un estudio en el que se analizó la conducta de los usuarios en su búsqueda de información médica en internet, y encontraron que las personas que se autodiagnostican con lo que encuentran en internet, tienden a concluir que se trata de algo grave. Dado que la búsqueda en internet no toma en cuenta factores como el estilo de vida, la edad u otros aspectos que pudieran tener peso en un diagnóstico; lo más común es que aparezcan como resultados más relevantes aquellos que son más alarmantes – porque son los que causan más interés y el buscador los coloca más arriba–. Ante cualquier duda es muy sencillo buscar respuestas en internet y surge el termino cibercondría para describir esta conducta en la que nuestra búsqueda de los síntomas nos lleva cada vez a conclusiones más desalentadoras. El problema no es sólo que no estamos capacitados para hacer diagnóstico y nos llenamos de angustia, de forma innecesaria; sino que también se busca el tratamiento en foros y páginas, la persona decide automedicarse y termina poniendo en riesgo su salud.
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8 ¿Quiénes serán tus hijos cuando sean grandes? Es necesario prestar atención a qué figuras –reales y ficticias– están dando un ejemplo a nuestras hijas e hijos.
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omos lo que somos en gran medida gracias a los modelos que nos sirven de guía sobre cómo debería ser nuestra vida y en qué tipo de personas nos gustaría convertirnos.A lo largo de los años nos encontramos con muchas personas que pueden inspirarnos y tanto en la casa, la escuela, en la televisión o en la literatura, es posible encontrar modelos que consciente o inconscientemente
emulamos. Esto es especialmente cierto entre los niños y adolescentes, pues aún están definiendo quiénes son y su lugar en el mundo. La observación e imitación son nuestras principales formas de aprendizaje y una diversidad de personas pasan por nuestra vida dejando enseñanzas. Si queremos que nuestros hijos sean independientes, asertivos, motivados y que busquen cumplir todo lo que se propongan, es importante prestar atención a los ejemplos que tienen. El cine y la televisión son fuentes importantes de información para nuestros niños y tienen gran impacto en su visión del mundo –mayor del que imaginamos–. Las historias son guías y espejos, nos hablan de la naturaleza humana y son fuente importante de inspiración para descubrir y determinar quiénes somos. Las ideas que tenemos de los roles femenino y masculino han evolucionado; las princesas han perdido vigencia y existen tantos caminos a seguir como mujeres. Sin embargo; todavía encontramos con frecuencia personajes femeninos en un papel secundario o cuya participación consiste únicamente en ser el interés amoroso. Estamos en proceso de derribar los estereotipos, pero debemos seguir con el esfuerzo constante de ofrecer a nuestros hijos e hijas ejemplos, que más allá de su género, sirvan en su desarrollo y los impulsen a lograr lo que quieran de su vida. Un ejemplo es Malala Yousafzai, la persona más joven en obtener el Premio Nobel gracias a su determinación para que las niñas de su país pudieran tener acceso a la educación. Otra figura joven es Emma Watson, reconocida por su papel de Hermione –que en sí mismo es un personaje inspirador–, quien ha emprendido una labor como vocera de la equidad de género, porque sabe que eso nos incumbe a todos. Sin embargo, el ejemplo más cercano que tienen nuestros hijos somos nosotros mismos y debemos ser observadores de nuestra propia conducta para ofrecer un modelo que, si bien nunca será perfecto, sea lo mejor que les podemos ofrecer y los motive.
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10 ¿Ayudas o dañas la autoestima de tus niños? Siempre buscamos lo mejor para nuestros hijos; pero a veces lo que creemos que es mejor, no lo es.
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er padres es un trabajo de prueba y error, hacemos el esfuerzo de darles a nuestros hijos todo el amor, todas las herramientas y enseñanzas que les ayuden a desarrollarse como adultos plenos y felices. Sin embargo, nunca podemos tener la certeza de que estamos haciendo un buen trabajo e incluso cuando creemos que lo hacemos bien, podemos equivocarnos y afectarlos –sin darnos cuenta–. Los primeros años son fundamentales en el desarrollo y es necesario brindarles las herramientas que les permitan ser más seguros de sí mismos. Sin embargo, no sólo lo que decimos o tratamos de inculcar es lo que aprenden; nuestras acciones, actitudes e incluso aquello que no hacemos, también tienen impacto en la formación de su imagen y su valor propio. Es por ello que es necesario estar atentos a esas otras que pueden afectar su autoestima. Es importante impulsar a nuestros hijos a ser mejores cada día, pero a veces en el afán de motivarlos, podemos imponerles metas poco realistas; lo que deriva en frustraciones –por no poder cumplirlas– y los hace demasiado autoexigentes, con la constante sensación de que nada es suficiente. También es importante prestar atención a las estrategias que utilizamos para impulsarlos: comparaciones, el no constatar el esfuerzo que invirtieron y únicamente señalar lo malo, recordar errores cometidos en el pasado una y otra vez, son cosas que pueden ser perjudiciales.
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La forma de decir las cosas es importante; si tu hijo se porta mal debes censurar el comportamiento, no a tu hijo. Con frecuencia regañamos a los niños diciéndoles: “eres flojo”, “eres tonto”, “eres malo” y estos mensajes quedan arraigados en su pensamiento; y se lo creen. Recuerda que se trata de hacerle ver que el problema es su conducta, no él. Cuida tus palabras. No es tratarlos con pinzas o decir que todo está bien, pero es necesario que se sientan valorados y amados; hacerles ver que equivocarse también tiene enseñanzas y no disminuye ni el afecto que sientes por ellos, ni su valor como persona. Otro error recurrente es querer ayudarlos más de la cuenta, si el niño llega con dudas sobre su tarea no termines haciendo el trabajo tú. Es necesario dejar a los niños actuar y equivocarse, porque si vamos por la vida resolviéndoles las cosas, no se considerarán capaces de actuar por sí mismos. Si tú tienes baja autoestima, eso también puede afectar a tus niños, pues a fin de cuentas eres su ejemplo. Así que si quieres reforzar la autoestima de tus hijos, asegúrate de mirar primero en el espejo.
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14 Test: ¿Cómo es tu relación con la comida? Comer es una necesidad, pero es mucho más que eso. Es acompañante en reuniones sociales y en momentos de soledad, unas veces placentero y otras tantas un tormento –especialmente si nos ponemos quisquillosos–; nos nutre, pero también puede dañarnos –dependiendo de lo que comamos–; nos hace recordar. Comer no es solo llevar comida a la boca, tiene una enorme carga emocional y psicológica. Pero no siempre es sana nuestra relación con la comida, descubre con este test ¿qué tan buena o mala es? ¿Comes sólo cuando tienes hambre? a) Siempre estoy comiendo. b) Sí, únicamente cuando tengo hambre. c) A veces como por antojo, aburrimiento o ansiedad. ¿Qué tan seguido tienes hambre? a) Todo el tiempo. b) Casi nunca. c) Cuando es hora de comer. ¿Qué dicen tus amigos de ti y la comida? a) Que te la pasas comiendo todo el tiempo. / Que comes demasiado. b) Que casi no comes. c) No hablan de mi relación con la comida. / Que eres un verdadero foodie. ¿Cuál es tu criterio para la mayoría de la comida que eliges? a) Que me guste. b) Que sea saludable. / Que no tenga muchas calorías. c) Un balance entre ambos. Te sirven un plato muy lleno ¿En qué momento dejas de comer? a) Cuando el plato esté vacío, aunque luego me siento muy llena. b) Desde un principio separo una porción adecuada y lo demás lo dejo. c) Cuando me siento satisfecha, trato de escuchar a mi cuerpo. ¿Dedicas demasiado tiempo a pensar en comida, dietas y demás? a) Pienso mucho en comer y a veces en que debería ponerme a dieta. b) Es casi lo único que pienso, siempre estoy a dieta. c) Creo que lo normal, no es algo que me quite el sueño pero sí presto atención a lo que como.
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Sales con tus amigos y en verdad deseas comer un postre ¿qué haces? a) Lo pido y ya, aunque a veces me siento culpable. b) No lo pido, pero no dejo de pensar en él toda la noche / Sólo lo pido si alguien acepta compartirlo conmigo. c) Me pido el postre; se vale ser indulgente de vez en cuando. Mayoría de A Para ti la comida es una obsesión, cuando no comes, piensas en comida. Siempre tienes hambre o al menos eso te dices; pero es posible que estés utilizando la comida como un sustituto para lidiar con problemas emocionales. Y es probable que te hayan señalado que necesitas tener cuidado con lo que comes, lo que solo genera sentimiento de culpa y más problemas. Ten cuidado. Mayoría de B Para ti la comida es un sufrimiento, estás en una constante batalla interna pues no dejas de pensar en qué tan buena o mala es, cuál es la decisión más sana, si te ayudará a perder peso y demás dudas. Piensas en comida casi todo el tiempo en ocasiones al punto de impedirte disfrutar la comida o el momento de compartirla con otros. Mayoría de C Para ti la comida es un arte, amas comer y cocinar, te gusta acercarte a los materiales y dejar explotar tu creatividad; así mismo, disfrutas de la comida como un puente con tus seres queridos. En general tienes una buena relación con la comida, aunque es posible que en ocasiones seas un poco más indulgente de la cuenta. No te obsesionas con la comida, tienes el grado normal de preocupación que cualquier persona debería tener por su salud.
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