Suplemento Número 3
Literatura, arte e ideas
2013
Diciembre
Pintura de María Eugenia Catoni Columnistas
Ojo de Búho
Entrevista ÎP/2
Lucia Salerno
ÎP/3
Roger Herrera Rivas
Teresa Coraspe
Notas sin filtro Yuri Valecillo
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Otros temas
La literatura invisible
ÎP/5
Morelva Oropeza Gragirena
El silencio del poema Alberto Hernández
ÎP/7
2
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Síntesis referente a la obra de Horacio Cabrera Sifontes
E
l mito del Profeta Enoch y una leyenda histórica que es Horacio Cabrera Sifontes. Horacio Cabrera Sifontes, no creía en mitos ni en cuentos de fantasmas y aparecidos (lo ratifico). El más bien se planteaba
la realidad, desde el punto de vista científico...En el caso del Profeta Enoch (personaje real), que paseó su mentira a lo largo
Y
del río entre la neblina de la Humareda del año 26, como manto providencial a su profecía, para Horacio Cabrera, sólo fue un vagabundo engañador del pueblo. Para otros, en este caso los poetas, Enoch fue un contador de fábulas, que conocía muy bien la psicología de un pueblo, imbuido de una realidad mágico religiosa, donde el mito es nido de creencias y supersticiones, tan necesarios en un tiempo donde la tal llamada realidad acaba con lo maravilloso que es soñar. El hombre va retomando el camino de las interrogantes, abriéndose paso entre una humareda cada vez más espesa, donde un profeta moderno, no puede penetrar. Es el final de un siglo precipitado, golpeado y humillado, en el cual se teje y entreteje la historia siempre roja de los siglos. Horacio Cabrera, en su libro, y por contradicción, nos sumerge en el regreso a la infancia a través
del recuerdo, que es magia, cuando la abuela todavía atemorizada nos hablaba del año de la humareda y del Profeta Enoch, época en la que se esperaba el fin del mundo. Hoy el hombre tiene otra magia mucho más aterradora, sintetizada en “la bomba atómica” donde al interrogarse si al explotarlas, quedará algo de lo que fuimos,
y de tanto interrogarse, sigue creando la mágica palabra. La guayana del oro y don antonio liccioni
Por otra parte, la personalidad recia del corso Don Antonio Liccioni, se destaca por conceptos de moralidad y honradez increíbles, dignos de ejemplo para nuestro tiempo tan carente de hombres que piensen en función de rectitud y honestidad. Los capítulos del libro se recorren en forma mágica, trasponiendo los episodios que parecen dirigirse hacia el futuro, y donde los fantasmas se asoman hacia el río a través de las ventanas de una casa que es ruina y es historia, o es la ruina de la historia en el tiempo: La Casa de las Doce Don Horacio Cabrera Sifontes: A mi distinguida amiga… la Ventanas, por donde Don que “volvió con sus huesos”, porque está convencida de que Antonio Liccioni tejía en la historia de Guayana, hasta la materia es fantasía. (cosas de él). su propia historia. Y es Es un ensayo histórico fuente de consulta para en la palabra de tinta del escritor Horacio Ca- otros investigadores que oscura, con firmeza y clabrera Sifontes, quien con quieran ahondar en los ridad de pensamiento por sus dotes de incansable acontecimientos que donde nos conduce la voz investigador penetra rodearon el problema intensísima de Horacio por los orígenes de la del oro y las minas de El Cabrera Sifontes, quien Guayana y sus hombres Callao; profundizar en la agazapado en el clarosy la época que les tocó personalidad que fue el curo de baúles raídos vivir. Este nuevo libro General Guzmán Blanco por tantos pasos de sol, de Don Horacio (como y dejar a un lado los mi- nos lega para nosotros y me gusta llamarlo), tos y aureolas que se han la posteridad, la leyenda contiene una documen- creado con relación a los mágico-real de Guayana, tación increíble que será hombres y su historia. que fue y es su querencia.
Palabras de Teresa
o creo que usted sabía, Don Horacio, que siempre iba a estar pendiente de sus trabajos, que nunca iba a olvidar nuestras
largas conversaciones de todos los domingos, a las 11 en punto de la mañana; que siempre iba a estar listo el café para recibirlo con su
traje amarillo beige y su carro casi del mismo color; que siempre el cariño y la amistad iban a seguir después de su muerte, y que nunca,
nunca dejaría sus libros sin algún comentario, ni tampoco dejar de expresarle que su partida dejó honda huella en mi ser. Hoy con tanta nostalgia
y los recuerdos, dejo estas sencillas notas sobre sus libros que, por razones de espacio, son mínimas pero sinceras de afectos.
Columnistas:
www. arteliteral.com Coordinación: Carlos Yusti Coordinación Fotográfica Yuri Valecillo
Morelva Oropeza Gragirena Francisco Arévalo Roger Vilaín Juan Guaerrero Daniela Saidman Miguel Antonio guevara Franklin Fernández José Carlos De Nóbrega
Portada: Pintura María Eugenia Catoni.
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Notas sin Filtro
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Fotografia
Una perdida mirada del censor
YURI VALECILLO
P
ara mí esto de grafo y reportero gráfico las nuevas le- ucraniano, conocido por yes, decretos y sus impactantes tomas fórmulas legales acerca fotográficas en blanco de la prensa me siguen y negro en el hoy tegenerando ruido y ciertas rritorio de Ucrania que interrogantes. Que ahora emigró a los Estados se prohíba la posibilidad Unidos en 1909 y murió de aparecer en las pá- en 1968. Este fotógrafo ginas de los periódicos desarrolla y transforma hechos, ya de por si co- la imagen hasta ese momunes, como asesinatos mento visto como una (o muertos a causa del fotografía de espanto y hampa o por cualquier no como una pieza briotra cirscunstancia). llantemente construida ¿Como se podrían ha- y si bien el morbo seber desenvuelto los mi- guramente hacía de las litantes comunistas para suyas en la cabeza de exponer ante la opinión miles de lectores al día pública el alevoso, terri- siguiente, era imposible ble y horrible asesinato negar el magistral macometido por parte de nejo de luces y sombras los cuerpos de seguridad en la obra de este pecu- El cádaver de Alberto Lovera emergiendo de las aguas del estado Digepol, SIFA liar fotógrafo. entre otros, contra Alberto Lovera? Las fotografías del rescate del cadáver del veterano militante revolucionario y el libro Expediente Negro de José Vicente Rangel levantaron en la sociedad una gran indignación y la tribuna del congreso se convirtió en un punto donde una minoría, muy reducida, tomaba ese espacio para denunciar la suerte de una generación en manos de organismos del estado que estarían Una foto patrimonio de inhumanidad para defendernos, pero asesinaban lo más granado de la juventud. Y con esto no quiero recurrir a la idea de que los muertos en las cárceles o en los calabozos de algún organismo de seguridad del estado, y hablo de cualquier nación, haya cambiado; basta ver el trato a batazos que se le da algunos detenidos en Aragua o el caos carcelario que nos toca conocer a diario. La foto de sucesos, o la crónica roja y la fotografía del mismo color, se elevaron a documento artístico desde hace años y basta con conocer el trabajo de Weegee, seudónimo usado por Arthur H. Fellig, hijo de un fotóUna foto característica de Weegee
El cádaver de Alberto Lovera y los visos de la tortura policial
Volviendo a lo dramático de las reglas que prohíben, impiden o piden mesura frente a lo que acontece tendría que decir que la fotografía es solo un reflejo de la realidad y que son cientos los casos donde los hechos pueden ser enfrentados a partir de imágenes que denuncien y hagan conocer la magnitud de lo que ocurre en cualquier país o espacio geográfico que nos toque ver y vivir. Es de sobra conocida la imagen de la niña vietnamita que huye desnuda del bombardeo por parte de la aviación norteamericana a una aldea del país asiático. Kim Phuc solo tenía 9 años cuando una nave del Ejército survietnamita bombardeó su pequeño pueblo de Trang Bang, próximo a la ciudad de Ho Chi Minh (entonces Saigón), en un ataque coordinado con el alto mando de Estados Unidos que intentaba cortar el abastecimiento por carretera entre Camboya y Vietnam, sin importarles el costo colateral en vidas humanas o la muerte de civiles hombres, mujeres y niños. Phuc corrió a la carretera desnuda, consumida por el dolor -«¡muy caliente, muy caliente!», exclamaba-, con el rostro descompuesto, igual que todos los habitantes de esa aldea. Un instante que inmortalizó el fotógrafo vietnamita Nick Ut, quien cubría la Guerra de Vietnam para la agencia Associated Press. Esa fotografía realizada el 8 de junio de 1972 dio
al mundo una mirada que se requería para mostrar los horrores del conflicto a la sociedad internacional, los crímenes cometidos por la aviación de Estados Unidos y fue decisiva para darle el punto final a los enfrentamientos y a las masacres cometidas con la anuencia del hoy corroido coloso del norte. Lo cierto es que para los editores el problema no estuvo en la fotografía y si en enfrentar al gobierno de Estados Unidos ya que era contra la ley publicar desnudos en las páginas de medios de comunicación que podían ser adquiridos por cualquiera. La censura a la fotografía de sucesos es un hecho que no tiene mis simpatías y que si bien no podemos imprimirla nuestro deber como fotógrafos es exponer nuestro trabajo y exponerlo a la mirada del otro, decretos, reglamentos, fórmulas sobrarán que traten de impedir que se publique algo que no convenga a un estado, o a quien detente el poder puede ser de derecha o izquierda, de centro o de lo más ligero políticamente hablando, pero ser o prestarnos en nombre de lo políticamente correcto al juego de los que asumen la tijera y el corrector y al censor como estilo, simplemente es miedo. Los hechos están ahí, el fotógrafo los registra y aunque no lo hagan, los hechos ocurrieron. Claro en cualquier régimen EL MINISTERIO DE LA VERDAD navega en medio de las sombras.
Entrevista
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Lucía Salerno
Roger Herrera Rivas
Las posibilidades del lenguaje
H
a publicado dos libros de poemas: Las cosas íntimas del cielo (Editorial Trazos, Caracas, 1990) y Herbívoro (Editorial Fedupel, Caracas, 1997). Tiene inédito El silencio de las piedras. Obtuvo el Premio Municipal de Poesía “Bicentenario de la Ciudad de San Fernando” en 1990 y en el 97 fue mención honorífica en la Bienal de Poesía “Francisco Lazo Martí”; también es magíster en evaluación de los procesos educativos por la Universidad Santa María, Caracas.
1. ¿Cómo surgió el proceso de la escritura en usted?
solidario y culmina como hecho poético en el espacio del lector.
El proceso de la escritura en mi caso surgió como una consecuencia de un estado de ánimo que siempre me ubicaba en un pensamiento de inconformidad hacia los sistemas sociales, fue por medio de la palabra escrita que pude darle vida a ese sentimiento que solía reflejar mi niñez y los entornos naturales y culturales. Mis comienzos literarios fueron a principios de los años 80.Fue una rebeldía que tenia reprimida y descubrí la manera de manifestarla a través de la palabra.
3. ¿Cuáles son las lecturas que le impactaron o conmovieron más como lector y escritor?
2. ¿Desde cuándo y por qué empezó a escribir? ¿Quién o qué te inspiro para comenzar a escribir? Mi aprendizaje fue solitario, ya que en San Fernando De Apure no había oportunidades de compartir con grupos literarios y poetas didácticos. Mis comienzos fueron muy vivenciales y emotivos, yo sentía la poesía como una filosofía de vida, que era difícil convivir o alimentar desde mi cotidianidad común. Con el tiempo descubrí que el poema es una búsqueda estructurada que poco a poco se va a consolidando como una oportunidad de manifestar libremente un pensamiento a través del acto de la creación. La poesía nos hace libre justamente porque nos podemos expresar sin barreras, ni limitaciones, ni imposiciones. Es realmente un acto solitario que se hace
Las lecturas que me conmovieron:, menciono los escritos de RILKE, KAVAFIS. PESSOA, GERBASI y otros poetas que en un principio leía con mucha admiración, hacia la razón que los llevaría a escribir. Siempre cuando leo un poema mi fantasía se familiariza con el emisor, imagino su vida, su grandeza, su eternidad y todas las ondas que me unen en ese acto del actor. Poetas como Luís Alberto Crespo, Igor Barreto, Enriqueta Arvelo Larriva me llevaron a relacionar la intimidad con el entorno o la cultura de los pue-
blos. Siento una profunda gratitud hacia los poetas, me incentivan a cultivar una búsqueda. 4. ¿Cuál es su opinión sobre la literatura Venezolana y sus más altos exponentes? ¿Cuál cree usted que es su posición como escritor con su obra?
La literatura venezolana ha tenido grandes exponentes que han estado ligados a las luchas por las reivindicaciones, bien sea políticas y culturales. Con el tiempo, los escritores han alcanzado una tendencia de contenido psíquico que ha ido erradicando un poco el elemento costumbrista. Hoy, la literatura venezolana
tiene muchos aspectos que explorar aparte del academicismo concentrado en las ciudades. Existe una literatura que aún despierta y necesita apoyo editorial para la divulgación, así como también procesos estructurales de composición formal del lenguaje, que muchas veces, los poetas del interior no tenemos un fácil acceso a disfrutar para el arte final. Me siento afortunada dentro de mi desarrollo poético, por la satisfacción que me produce como ser humano. Pienso que todos los poetas deben publicar, hecho que es ahora que viene desarrollándose con más amplitud. Hubo un estancamiento muy profundo y de difícil acceso en un pasado. Los más altos exponentes de la poesía venezolana ya tienen un sitio de
honor, para mi EUGENIO MONTEJO, RAFAEL CADENAS, GUSTAVO PEREIRA, son especiales en el sentido de la poesía como expresión melancólica que la convierte en razones de peso para justificar su existencia. En otro ámbito los sitiales encumbrados siempre son los mismos crean un círculo hermético donde “NO ESTÁN TODOS LOS QUE SON”. Mi posición como escritora es personal, es satisfacción, yo produzco el acto y ese proceso me ubica como ser especial en el mundo de la poesía. 5. ¿Cuál es la contribución que hace su obra en la literatura? Contribuyo con mis obras hasta ahora publicadas en el hecho de sentir que mi lenguaje transfigurado por imágenes, sensaciones, conflictos .asombros y entornos llega a un lector ,el cual tiene otra perspectiva que lo enriquece, porque esa es la grandeza de la poesía y del poema, que nunca termina, se recicla en el lector. Represento a la poesía de la provincia, hecho que me hace sentir colaboradora de la proyección de mi estado y enaltecedora de la literatura de Apure como fiel admiradora de mis coterráneos IGOR BARRETO, JOSÉ NATALIO ESTRADA, JOSÉ VICENTE ABREU, ALBERTO JOSÉ PEREZ, y otros-Mención especial merece TORRES DEL VALLE quien al igual que ENRIQUETA ARVELO LARRIVA representan la más alta expresión de la poesía libre concebida desde el llano.
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Columnistas
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Maega: Entre el color y la palabra escrita
Entrelibros Francisco Arévalo
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aría Eugenia Mejías de Catoni es una de las más aventajadas y persistentes integrantes del taller literario que coordino gracias a los auspicios de la Sala de Arte Sidor religiosamente los martes a las 5:00 de la tarde. Tan persistente es que ya vamos para tres años en esta actividad y todavía su presencia puntual es de admirar, porque siempre tiene algo que aprenderpalabras de ella- y decir, al día de hoy es la única mujer en el grupo y para los que estamos involucrados en tan codiciosa y lucrativa empresa es motivo de estímulo y orgullo escuchar de su voz sus poemas y cuentos. Mi primera experiencia sensorial con su obra plástica fue en la Sala de Arte Sidor donde ella mostró su Lectura Pictórica del Quijote (2005). En el piso estaban plasmadas sus impresiones gráficas y escritas, en un papel bastante frágil, me di a la tarea de recoger una Dulcinea maltratada por las pisadas de los concurrentes, la mandé a tratar con su respectivo barniz y hoy día es parte
pongo como ejemplo dos: Manuel Quintana Castillo y Juan Calzadilla. El primero ha recurrido al ensayo erudito y luminoso para exteriorizar lo que para bien lo atormenta; Calzadilla en sus inicios es autor de libros de poesía que se han convertido en íconos, también el ensayo ha Pintura de María Eugenia Catoni sido uno de sus fuertes, de las obras que vigilan mi sueño de alcoba. Sin duda donde ha salido muy bien logré interpretar la fuerza parado. Esto es una de las caraccon que la autora sellaba terísticas que me atraen su compromiso plástico con la palabra, no creo de la pintura de Maega, que a más integrante de la está fijada a las obsesiones inauguración de la muestra literarias de la autora, al punto de que no puedo dese le ocurrió tal desafuero. María Eugenia me hace cir que más me gusta de su reflexionar sobre la necesi- duplicidad, porque en las dad expresiva más allá del dos hay unas definiciones lienzo de algunos artistas, desgarradoras de la condición femenina que arroya,
La otra mirada Morelva Oropeza Gragirena
L
eí por ahí un artículo de la escritora venezolana radicada en Miami Naida Saavedra, que me hizo recordar aquel cuento de Lourdes Sifontes, Edictos, Invictos y convictos (1982) en cuanto a que, iniciados los primeros párrafos no alcancé a comprender qué era lo que quería decir, por dónde iban los tiros, por cuál de las opciones, en caso de la articulista, por fin tomaba partido. Pero, claro, no es esa la razón de este escrito. La autora en cuestión comienza su artículo confesando su afinidad con la frase que en reiteradas oportunidades el recién ganador del premio “Rómulo Gallegos”, el puertorriqueño Alberto Lalo, ha expresado: “Puerto Rico es invisible”. Aclara Saavedra que su identificación con la frase no se debe a que “Venezuela y Puerto Rico compartan la
y tiende a minimizar la pacatería sino se está claro que en nuestro principio de siglo XXI todavía ser mujer es una condición, no un derecho de igualdad o quizás supremacía que en muchas ocasiones deja desconcierto porque es inconcebible que todavía exista un parapeto en el almanaque para festejar el Día de la Mujer y es celebrado hasta por las que están conscientes de esa maniobra del poder. Creo encontrar algunas claves en su trabajo, tiene que ver con su incorporación temprana a la conformación de la familia lo que la pone en la disyuntiva de continuar con sus avanzados estudios de medicina y darse a la maternidad y la responsabilidad implícita. De una u otra manera esto la siembra de la incertidumbre saludable que deviene en el arte, ningún arte se consagra si no hay inquietudes y dudas sobre el ser y lo que se va a ser en el presente como antesala de esa abstracción que suele ser el futuro. Lo otro es su formación de adolescente con monjas nada tolerantes por los años sesenta, esto lejos de diezmar la rebeldía la aviva y se convierte en
un mensaje claro de resistencia ante las convencionalidades imperantes. De eso están plagados los lienzos e intervenciones de la artista. Hay una utilización de todos los recursos a la mano para transmitir los mensajes a veces cifrados, a veces en primeros planos que tiene la artista como finalidad, prevaleciendo cierto desdibujamiento que veo como la arbitrariedad bien concebida que debe llevar toda manifestación artística como principio y fin. Sólo la arbitrariedad del artista nos ha salvado del abuso y la maldad del poder concebido para arrasar la libertad en todos los tiempos de la humanidad. Allí están perpetuas las grandes obras de arte hechas por empeñosos, por obstinados.
La literatura invisible
misma historia sino a que la literatura venezolana es en sí invisible” Me quedé absorta en estas últimas palabras, y en ese estado límbico mi imaginación me llevó a concebir una escena en rew, en la cual los textos de Mariano Picón Salas, Guillermo Meneses, Eduardo Liendo, Orlando Araujo, Orlando Chirinos y la propia Lourdes Sifontes, entre otros, desde la n de fin hasta el título, comenzaban a borrarse, hasta quedarse el libro totalmente en blanco. Por suerte seguí leyendo para enterarme de que no era a esta desmaterialización grafológica a la que se refería Naida Saavedra. Lo que ella quería decir era que nuestra literatura, sobre todo la contemporánea, es invisible fuera de nuestras fronteras. Así, tal cual. ¿A qué se debe esto? Para apoyar su posición, la notable escritora
echó mano de algunos trabajos de los cuales precisa en su artículo, los de la investigadora Marcela Valdés y los del intelectual Karl Kohut, con sus exposiciones sobre “El silencio de la literatura venezolana en otros idiomas” y “Sobre algunas paradojas de la literatura venezolana”, respectivamente. La primera confiere la responsabilidad de este silencio a las políticas culturales que implementó el Estado venezolano a partir del boom petrolero, al crear las tres instituciones más importantes en cuanto a la edición de obras se refiere: Monte Ávila Editores, el Celarg y la Fundación Biblioteca Ayacucho. Estas Instituciones impidieron, por así decirlo, que los escritores acudieran a editoriales trasnacionales como Anagrama o Alfaguara para vender sus libros y darse a conocer en el extran-
jero. Lo que no aclara la fuente es si esto obedecía al interés por parte del Estado por fomentar y valorar la actividad literaria, o más bien a la imperiosa necesidad de que no se conociera la plataforma desde la cual muchos escritores de la época expresaban su valoración de lo que acontecía en el país: recordemos que a finales del siglo XIX con el tema amoroso, también competía la novela de denuncia y que para bien entrado el siglo XX la temática de la violencia y el compromiso político caracterizó nuestra producción literaria. Por esto último tiene sentido que sea precisamente Rómulo Gallegos, con su novela “Doña Bárbara”, claro tributo al triunfo de la civilización sobre la barbarie, quien haya sido considerado por la crítica especializada mundial el gran maestro de la litera-
tura venezolana. En segundo término, y vista la literatura como mímesis o reflejo de la realidad, la autora cita las palabras de Kohut, como fuente de algunos aspectos de la historia venezolana cuya incidencia pudo ser determinante en la colocación de nuestra literatura al margen de la atención foránea: “En el territorio de Venezuela no hubo una cultura indígena comparable con la de los aztecas, mayas o incas. En la época colonial, lo que hoy es Venezuela tuvo el estatus de Capitanía General y no contó, pues, con el esplendor de una corte virreinal. Si bien es cierto que tuvo un papel protagónico en los años de la emancipación gracias a la figura de Simón Bolívar, esta primacía se desvaneció cuando, después de su muerte, el mundo hispanoamericano se quebró en repúblicas
15 Exposiciones individuales y 33 colectivas en nuestro país y en el extranjero, dan fe de su oficio en las artes plásticas, aparte de los premios otorgados que son un reconocimiento a la constancia, como el reconocimiento que le hago por ser pertinaz con la palabra todos los martes en nuestra codiciosa y lucrativa empresa que tiene como fin hacer poesía y uno que otro cuento que se salta las barreras de la cotidianidad. independientes, y Venezuela pasó otra vez a una posición periférica. (…).” Coincido con la autora en que probablemente la conjugación de estos y otros factores haya determinado que, desde entonces uy así como el país, la literatura venezolana se haya mantenido al margen de la experiencia literaria global. Es cierto que nuestra literatura es de las menos traducidas y peor aún, de las menos leídas en el mundo. Pero lo más grave no es eso. Lo más grave, lo que verdaderamente constituye una tragedia, es que ni siquiera dentro de nuestros límites nosotros sepamos quiénes, qué y porqué han estado escribiendo los venezolanos. La respuesta a esas interrogantes debería ser la máxima preocupación de quienes, en nuestro país la enseñan, la difunden, la financian. La respuesta a esas interrogantes restaría ese cierto tono irónico que tiene el premio internacional Rómulo Gallegos.
Poesia
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Poemas de
María Eugenia Catoni
CORAZÓN SEMBRADO I Estás en la cima de ti Hojas y raíces engastan en movimiento Llevan sabor de chocolate caliente a tu tallo largo y sedoso Admites lo indecible Subes escalones y llegas al último piso Te introduces en las habitaciones que encuentras A tu avance no hay puertas cerradas Mi mano sufre la ansiedad de seguir pliegues interminables Deseos de volcar trazos y enlazada ves pasar la modorra que desvía tu ruta Las ocasiones se presentan sin permiso El cuerpo reconoce ideogramas No se engaña Es un cosquilleo Un susto Un toque Te abres y la luz se filtra entre pasos MARIA EUGENIA CATONI
Nació en Caicara del Orinoco, es Artista plástico dedicada al arte desde hace más de 25 años, se mueve en diferentes espacios creativos. Su poesía ha sido publicada en diarios regionales y nacionales del País. Lo más importante para MaEga, es disfrutar el camino en la búsqueda por una voz literaria que la defina, ampliando su expresion, enriqueciendo sus formatos en el intento creativo. Actualmente vive en Puerto Ordaz Edo. Bolívar. Para el mes de febrero se publicará su primer libro de cuentos a cargo de la editorial El pez soluble en Caracas.
Regresar al origen fogón del mañana Reviven travesías que alborotan La oscuridad y sus formas te persiguen hasta la licencia del alba Recuperas la cordura Eludes el riesgo y te carcajeas hasta que retorna la noche Afamados desde antes tus recuerdos No hace falta mirarte en el espejo para emprender el diálogo Te reconoces y comienzas a ver Muchas veces suplicas por esa solicitud Te instalas muy a dentro Y comienzan las preguntas Cuentas que ya lo sabías a pesar de estar deshabitado Ya los objetos no te hablan Ni siquiera se describen Pierden su poder de convocatoria Cesa el diálogo Los espacios se agrietan La ironía del excesivo equilibrio se rompe Y la estructura ordenada se desintegra en el sitio Sólo queda la memoria Combinada ordinariamente con la tecnología Dimensiones transparentes Sugestiva Estéril Celebro mi existencia Mi casa Mi pelo Mis nidos Mi tierra Tan grande es mi festejo que termina muriendo Se desvanece Se convierte en brisa El tiempo desaparece y termina la urgencia Miro a través de los ojos de los ojos Y todo se detiene en los bollos de mi cazuela… ¡Libres! Queremos ser todos Pero nuestro corazón está sembrado La errancia nos determina, Sufres Sufres hasta que mueres y te conviertes en la sal del universo
Y soy Soy el mueble verde que encuentras en la entrada de mi casa Soy la mesa negra drippeada de blanco cual Jackson Pollock Soy ese maniquí intervenido con abrigo rojo Soy el ángel Rafael tocando música celestial Soy esa luz amarilla que cae sobre la mesa Soy huellas de lágrimas en la almohada Soy tu silencio y el mío Soy esa taza regalo de navidad Soy esas prótesis en tus ojos Soy ese pájaro negro situado al lado izquierdo de tu cuerpo Soy la perversa del día Mi lado iluminado de la vida esta en reposo No hay tristeza en decirlo Es preciso concienciar ese sueño para despertar en otros Y recorrer territorios olvidados Cruzar y reencontrarse en el mismo lugar de siempre Ese refugio que te aquieta Y vuelves a permanecer en tus objetos perdidos Así continuas muriendo y encontrando Con asombro Las voces de tu corazón sembrado.
Crónicas del olvido Alberto Hernández 1.Un gusano liso y dentado asciende por las vértebras de la conciencia. Quien anda con él adentro, se juega la vida con los fantasmas. Pero quien no lo hace, no sabe que lleva ese animal en su interior. Profana estatuas y se amiga con los menesterosos. Lubrica los sentimientos y ladra con los perros para protestar porque todo lo ve en blanco y negro. Vestido a la usanza antigua, baila solo bajo un árbol lluvioso. De su boca no sale una palabra. El silencio, el gusanito liso y dentado, hace de las suyas en las vísceras del que balbucea su felicidad en el mundo. El silencio podría abotagarlo, pero en la creencia de que el suyo es el de los sabios, se echa a vivir bajo las luces artificiales de la fiesta. El silencio cómplice adormece hasta las hormonas. Dilatado en las pupilas del receptor de nimiedades, camina en uñas para decir que sabe desentrañar los secretos de la tierra. Cuando más o menos cree que piensa, siente que lo están vigilando, que pese a estar de acuerdo con todo le pesa algo en el alma. Es que el silencio pesa como un saco de papas.
EL SILENCIO EN EL POEMA
2.Un ensayito sobre el silencio nos arrima a la poesía. Nos revisa. Entonces aparece la imagen de quien desanda las calles: “El que se lamentaba/ de hacer su propia estatua con arcilla / que pruebe las materias que nosotros/ usamos/. Nosotros, es decir, los marginales: memoria, ensueños, humo, sueño,/ esperanza. Nada”, y así como lo escribe Rosario Castellanos, sentimos el peso del mundo en los hombros de Atlas. El silencio rompe los es- quemas del que sabe usarlo, manejarlo a poca velocidad. André Breton relata la orden de hacer silencio para que la palabra fluya: “Se cuenta que todos los días, en el momento de disponerse a dormir, Saint-Pol-Roux hacía colocar en la puerta de su mansión de Camaret, un cartel en el que se leía: EL POETA TRABAJA”. De ese dormir, seguramente destinado a cobrarse lo que en la vigilia no hizo, es la parte fabril del poeta. En lo más espeso del sueño está el silencio, el poema o la locura. Quien diga que ha salido ileso de un sueño, miente. Por algo lo cuenta y hasta lo hace materia licenciosa, materia de pecado. Igual
El rosado y el ahora Roger Vilain
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Ensayo
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n este país somos los primeros en algunas cosas. En mujeres bellas, por ejemplo. ¿Quién se atreve a dudarlo?, en más pícaros por centímetro cuadrado o en gente que se cree la más feliz del mundo. El otro día leía el periódico y hay que ver, somos unos tigres en inflación por las nubes, unos linces en asfixiar la libertad económica o en inseguridad en las calles, somos los campeones en corrupción, en descalabros de cualquier ralea y otras lindezas por el estilo. Complete usted la lista y cáigase para atrás. Recuerdo con nostalgia aquellos primeros tiempos de estos últimos fenomenales quince años en que un súper pensador, una caja de machetes llamada Jorge Giordani pegaba gritos a propósito de la década plateada, que ya venía, y la dorada, que Venezuela tenía a tirito, todo en perfecta armonía con Chávez vociferando el cuento de la potencia. Sin que le temblara un pelo repetía mañana, tarde y noche que este país hoy hecho un moñongo iba a ser una potencia, económica, tecnológica, pesquera, zandunguera y cuanto disparate le atravesaba los sesos mientras alternaba arengas con bailes, cuentos, chistes e insultos a quienes le recomendaban menos litio y más estudio. Resulta que ya somos un motor fundido. La Venezuela de este nuevo siglo camina para atrás a paso de
Dibujo de María Eugenia Catoni, de la serie de tintas2
ocurre con quienes se han aventurado a aproximarse a la poesía desde el más remoto de los augurios. La sabiduría de Charles Bukowski, los desnuda: “Como dijo Dios:/ cruzándose de piernas:/ “veo que he creado muchos poetas,/ pero no tanta poesía”. Seguramente ese dios, tan elegante y observador, no le ha tendido
la mano a los agricultores, para que cosechen buenas naranjas. 3.Bajo este amparo de la poesía, que le llega de cerca al silencio, muchos serán los iniciados en esto de parecérselo. Es decir, ser el silencio o intentar congraciarse con su carne, la poesía.
vencedores, lo cual es tan verdad que si te descuidas un segundo terminas aplastado, pateado, vuelto una maraña de escombros por cuarenta mil razones aunque fíjate tú, tenemos patria, comandantes supremos, espadas que caminan por América Latina y bandidos dispuestos a continuar llenándose los bolsillos a cuenta del erario público, que al fin al cabo también les pertenece, no vayas tú a ponerte necio. Tengo la impresión de que Giordani, Jorgito Rodríguez, un bebé de pecho como Pedro Carreño o ese estadista que es Nicolás Maduro agarraron al toro de los problemas por los cuernos y éste acabó seccionándoles la femoral, pobrecitos los bienintencionados. Hay que llamar a los bomberos. Estoy en la consulta médica, respiro, respiro otra vez, me obligo a aguantar porque ya saben, esperar tu turno mientras llega el doctor Pérez o la doctora Aguerrevere supone armarte de una paciencia que no tienes y que no te da la gana de tener. Entonces lo observas sobre la mesita: el periódico del día, el único que existe en esa sala de los mil demonios, el diario Vea, gobiernero, embustero, nido de plumíferos que escriben todos masajeándose el ombligo. Bostezo y lo abro. Venezuela es tierra rosadita, es una fantasía que el comandante ha hecho realidad únicamente para ti. No tiene parangón. Es el paraíso que te niegas a aceptar por malagradecido, por imperialista, por esa carga de odio y desamor que te inyectó el capitalismo. Por algo la Central Intelligence Agency, alias CÍA, te corre por la venas y andas por la vida untado de pitiyanquismo, de oligarca hasta debajo de las uñas. El diario Vea es la luz, y la luz a veces encandila. Cuando te acostumbres notarás las maravi-
Más allá, en otras páginas, nos topamos con Alberto Caeiro, probablemente impulsado por su pariente Pessoa: “Sí, escribo versos, y la piedra no/ escribe versos./ Sí, me hago ideas sobre el mundo, y la/ planta ninguna./ Pero es que las piedras no son poetas,/ son piedras;/ y las plantas son plantas solamente, y/ no pensadores./ Igual puedo decir que soy superior a/ ellas por esto./ Como que soy inferior./ Pero no digo eso: digo de la piedra/ “es una piedra”./ Digo de la planta “es una planta”./ De mí digo “soy yo”./ Y no digo nada más./ ¿Qué más hay que decir?”. Aquí el silencio se aposenta. Quien piensa en silencio, piensa silencio, elabora imágenes, sensaciones. El silencio es una sensación, la más cercana a la inteligencia, dicen los árabes, que gritan en pleno desierto y hacen que Dios baje armado con un rayo. Quizás por esa razón, René Char, el gran poeta, escribió: “El único dios que puede ser propicio/ a los poetas es el Relámpago, que/ algunas veces nos ilumina y otras/ nos parte”. El silencio es tan necesario que muchas veces es necesario que ese relámpago nos parta, para bien de la humanidad. La poesía sigue sien-
do la luz, pero también la sombra y el miedo, que es el silencio. 4.La poesía es un animal peligroso cuando quien la conoce se estremece delante del horror. La belleza es tan sencilla que dificulta el avance del silencio como mensaje de algún poder. El más indefenso sabe que puede entrar en el poema y extraer el silencio necesario para derrotar a los incrédulos. A veces un milagro es necesario. Nos cuestiona. La delicadeza del silencio nos culpa de haberlo molestado. En el poema habita, escondido detrás de una pared o de un adjetivo bien colocado, como se pone el ojo en la mira para derribar la incertidumbre. Quien espera algo del silencio siempre gana. Pasa inadvertido, deja el aroma de su cuerpo. Los que lo miran dicen en sus adentros: “Ese es un hombre que sabe comunicarse con Dios, que es el silencio de los que saben caminar por las calles y esperar algún mensaje del cielo”. Y casi siempre es así: los más deseosos terminan fulminados por el rayo. Dios también es poeta. Sabe que la poesía puede ser una maldición. Un pesado fardo de silencio.
llas, verás qué país tan súper del carajo la revolución ha modelado a tu medida. Mientras tanto llega Aguerrevere. Dejo el periódico en su sitio. Venezuela continúa tan gris como antes.
Para Yusti. Dibujo de Carla Daniela 6 años
Columnistas
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Lecturas de papel Juan Guerrero (*)
L
a voz de Georges Moustaki (19342013) la escuché por primera vez a inicios de los 70s. entre besos, velas, vino y las delicadas manos de una amada, exquisita y de pausado andar, descendiente de judíos húngaros y portugueses. Desde entonces la voz del errante alejandrino nunca se apartó de mí. Junto con Georges Brassens y Jacques Brel, forman la generación de los trovadores, los juglares más auténticos de la tradición europea, desde el siglo XII. Agregaría a ellos los españoles Paco Ibáñez y Lluís Llach. Acaso también a Joan Manuel Serrat. En Moustaki se entremezclan todas las culturas que confluyen en Alejandría, como lo explicó en su autobiografía, Las hijas de la memoria (1999). Con prólogo de Jorge Amado, uno de sus grandes amigos, Moustaki describe la Alejandría de su niñez y juventud. Los saberes de sus ancestros, sus amados
Carlos Yusti
E
l barrio de mi adolescencia ha cambiado mucho y no me refiero al aspecto físico, sino al espiritual. El barrio de mis días juveniles tenía el alfabeto de ingenuidad escrito en el alma. Por supuesto que tenía sus monstruos de rigor, pero la gente enfrentaba todo eso con una dignidad de punta en blanco. Hoy todo los valores más elementales se han ido por el caño. Mi profesora de geografía económica insistía con una frase: “Lo único que no cambia es el cambio”, con semejante galimatías lo que pretendía era que recordáramos que el cambio posee una leyes inalterables/inapelables, que todo variaba menos esas leyes que regían al cambio. El Barrio cambió, pero sigue intacto en mi memoria y volver a sus calles es transitarlo de nuevo en el recuerdo sin nostalgia y con esa mínimo empuje de lo efímero. En el barrio Bello Monte 2 me inicié en la lectura. El momento exacto no lo ten-
El trovador errante
abuelos venidos de Grecia y de Italia. Y también los sabores de la comida árabe y griega, sazonada con los olores de su Alejandría, la ciudad de las grandes siestas y las noches interminables. Alejandría es su matria, su pequeño espacio existencial. El lugar donde se venera a los ancianos, como en Marruecos, en Japón o la India. Esos seres holgazanes, flojos y felices. Y es en Alejandría donde se les ve sentados en los cafés jugando ajedrez o damas, en largas conversaciones y con la felicidad entre los labios. Se les tiene por seres importantes, se les respeta y escucha, como patriarcas de extensas familias que protegen su linaje como un tesoro, porque saben que es su única heredad, su fortaleza cultural. Por eso el poeta escribe en sus memorias que su único deseo cuando sea grande, es ser anciano. Es reveladora la vida parisina de Georges Moustaki, adonde llega cuando apenas
Leer en el barrio
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go claro. Lo que si visualizó son las pequeña portadas dibujadas en colores de las noveletas de Marcial Lafuente Estefanía: algún vaquero desenfundando su pistola colt, una diligencia envuelta en volutas de polvo, dos pistoleros disparando desde un tren en marcha, etc. No recuerdo ni los títulos ni las tramas, pero en su momento captaban por completo mi atención y podía leer hasta 5 en un día. Así estuvo bastante tiempo. Luego llegué a un punto que las novelitas vaqueras me saturaron y arrojé a la basura casi un centenar de ejemplares. En ese trance de limpieza mamá me regaló un ejemplar que compró en el quiosco de periódicos. El libro no era otro que “Rojo y negro” de Sthendal. Estaba impreso en un papel marrón lavado horrible y la portada colorida era peor que las de Marcial Lafuente, sin embargo era una edición integra de la novela quizá su único punto a favor. El autor me era un ilustre desconocido. La novela de Sthendal
contaba 17 años. Sobrevive mientras vende, de puerta en puerta, libros de poesía. Mientras deambula por el barrio latino, durmiendo en buhardillas, enamorado de la ciudad luz y de las jóvenes parisinas. En los bares de mala muerte, entre poetas, pintores y pordioseros, Moustaki se encuentra con la vida bohemia y descubre a Georges Brassens, quien le introduce en el mundo de la canción. Al morir Brassens, Moustaki abandona su nombre, Giuseppe, y asume el Georges en memoria de su amigo. Cantautor comprometido con las causas más puras en defensa de la libertad, de los obreros, y de los derechos humanos, Moustaki enar-
me enganchó y era como una relojería bien pensada, escrita con la carpintería necesaria para despertar mi juvenil voracidad lectora, a pesar de la críticas de Proust que siempre tuvo a Sthendal como un escritor en pobre, pero del cual abrevó bastante para perfilar su propio estilo de autor. Esto me animó a buscar otras novelas de un escritor que siempre tuvo esperanza en sus lectores a futuro. Descubrí luego que se inició como plagiario y que su vida era tan novelesca como la de sus personajes. Otro libro crucial de esta nueva etapa fue El Decameron de Giovanni Boccacio. El libro llamó mi atención por prohibido y debido a que su autor fue un escritor reconocido en su tiempo. Un escritor que quiso ser recordado como agudo pensador y refinado poeta terminó al final como un crucial e inteligente cronista de su tiempo. La valoración de Alberto Menguel es exacta: “Su obra más célebre, El Decamerón, es recordada menos como un gran fresco literario,
boló las banderas de la dignidad del hombre y su derecho a transitar la vida sin prejuicios y sin condenar a nadie por su origen o credo religioso. Evidencia de ello se aprecia en la canción que le dio a conocer y que se convirtió en un himno, Le Météque (El extranjero http://www.youtube. com/watch?v=MV8fGfN06A)grito de rebeldía ante la discriminación, la segregación y la intolerancia. Como compositor escribió más de 300 canciones, muchas de las cuales fueron para nombres legendarios, como Edith Piaf (el pequeño gorrión) con quien mantuvo una intensa relación sentimental. De esa relación surgió su tema, Milord. También escribió para Ives Montand, Serge Reggiani, entre otros grandes de la canción francesa. Su voz suave y melodiosa, acaso de timbre átono, lo acompañó con su guitarra, al piano o acordeón.
inmenso retrato de la apasionada y compleja Italia del siglo XIV, que como una recopilación de anécdotas más o menos escabrosas, juzgadas obscenas. Para la mayoría del público, sobre todo para aquellos que no lo han leído, El Decamerón consiste exclusivamente en bromas soeces, adulterios, infidelidades y orgías protagonizadas por campesinos priápicos, aldeanas ninfómanas, nobles insaciables, curas lúbricos y monjas desvergonzadas”. Con ese prejuicio sexual leí el libro y no me decepcionó, como tampoco me defraudó un estilo literario ágil, ameno y de gran percepción estética y humana. No sé si lo libros inciden en la realidad, de lo que si puedo dar fe es que de alguna manera fue definitiva en mi realidad personal, subjetiva y de muchos matices. Determinados libros de algún modo sacan a la realidad de sus goznes. Cervantes con su Quijote fue el primero en percibirlo, aunque la realidad se resista. Pero sobre este aspecto hay un libro El giro. De cómo un manus-
Después vendrá su descubrimiento de los ritmos brasileros y de su tercera matria, Brasil y su Bahía de todos los Santos, en la casa del escritor Jorge Amado o Vinicius de Moraes. Los cantantes Chico Buarque, Elis Regina y los anónimos grupos y personas de las favelas, le muestran los instrumentos que incorpora a sus nuevas canciones. La instrospección de su primera etapa como trovador, con temas tan melancólicos, como Le Temps de Vivre o La Liberté http://www.youtube.com/ watch?v=QvFLBs9S8FY se complementan con su parte más mundana y universal, con temas como Les eaux de mars o Le facteur http:// www.youtube.com/watch?v =PxMjenL4k(hg&list=PLBB BEEDBC8CAADC77 http:// www.youtube.com/watch?v =u27vcJONKz8&list=PLBBB EEDBC8CAADC77 ) Extraordinaria es su apasionada descripción del escritor Henry Miller. El autor de Trópico de Capricornio
crito olvidado contribuyó a crear el mundo moderno, de Stephen Greenblatt. Se relata en dicho libro la aventura intelectual de un joven escribiente de documentos oficiales de la burocracia papal y de su viaje desde Roma a un perdido monasterio en Alemania en busca de manuscritos olvidados, inundados por el moho, llenos de polvo y carcomido por microscópicos bichos. El joven escribiente, cuyo nombre Poggio Braciollini (o Poggio el Florentino), no sabe con exactitud cual será libro, ni que aspecto tendrá el manuscrito y mucho menos su autor. Confía en su instinto, en su sabiduría y en su amor por textos olvidados. Es el año 1417. Pasa algunos días metido en el monasterio benedictino de Fulda, fundado en el siglo ocho por un discípulo de San Benito. Hasta que por fin lo encuentra se trata de Tito Lucrecio Caro y su manuscrito De rerum natura, Acerca de la naturaleza de las cosas. Texto escrito quizá alrededor del año 50 antes de Cristo. Poggio pide que le copien el manuscrito y
le influyó para desarrollar su otra pasión, el dibujo y la pintura. A través de la obra Pintar es volver a amar Moustaki se introduce en la pintura al punto de llegar a realizar varias exposiciones, tanto en bares como en pequeñas galerías. Incansable para sus extensas giras por extraños y exóticos países, pero siempre buscaba el tiempo para acercarse a sus amigos, muchos de los cuales conoció cuando de niño y joven, leí mientras se dedicaba a limpiar la librería que su padre tenía en Alejandría. El trovador que vivió gran parte de su vida en la isla de Saint Louis, en París, es parte de una historia. La historia de una generación que se atrevió a soñar y que en Mayo de 1968 enarboló las banderas de la igualdad sexual, la defensa del medioambiente y el rechazo a las armas. (*) camilodeasis@hotmail. com / @camilodeasis
eso es apenas el comienzo. Greenblatt narra todo esto como si se tratara de una novela de aventuras. No hay diligencias, ni vaqueros, ni pistoleros, pero la travesía del escrito de Tito Lucrecio Caro ( sus ediciones posteriores, sus influencias en el pensamiento occidental, etc.) tienen todos los tintes de una hazaña novelesca sin precedentes. Sin duda que como amante de los libros Poggio dio con un libro que no solo cambió su vida, sino que enriqueció de alguna manera la percepción que se tenía del mundo. Uno como lector anda quizá a la búsqueda de ese libro decisivo que enriquezca la vida y que permita valorar el mundo desde lo humano con sabiduría y humildad, con esa mínima poesía para que el barrio, la vida, el mundo duela siempre lo menos posible y la realidad deje sus frías bisagras y adquiera el ritmo inefable de la imaginación como prueba y exaltación del espíritu humano por encima de cualquier oscuro designio que se encuentre a la vuelta acechante.