EL M ARISCAL DOMINGO NIETO Y LA INICIACIÓN REPUBLICANA DEL PERÚ
COLECCIÓN BICENTENARIO - MOQUEGUA
EL MARISCAL DOMINGO NIETO Y LA INICIACIÓN REPUBLICANA DEL PERÚ Félix Denegri Luna
Edición y prólogo Gustavo Valcárcel Salas
EL M ARISCAL DOMINGO NIETO Y LA INICIACIÓN REPUBLICANA DEL PERÚ
Colección Bicentenario - Moquegua
El M ariscal Domingo Nieto y la Iniciación R epublicana del Perú © Félix Denegri Luna Primera edición: 1955 Segunda edición: 1994 Reimpresión facsimilar de la primera edición: 2008 Tercera edición: julio de 2019
© Gustavo Valcárcel Salas
Por el prólogo «Los Nieto de Moquegua» / gusvals@gmail.com
A rchivo R egional de Moquegua Av. Balta Nro. 310, Moquegua
A soc. de ex A lumnos del C. Simón Bolívar Av. 25 de Noviembre s/n
Consejo editorial de la Colección Bicentenario - Moquegua
Gustavo Valcárcel Salas / Archivo Regional de Moquegua Pedro Peralta Casani / Asoc. de ex alumnos del Colegio Simón Bolívar Franky Flores Apaza / Editorial Ediciones Baluarte Cuidado de edición y adendas: Gustavo Valcárcel Salas Colaboraron en la presente edición: Pedro Peralta Casani / Franky Flores Apaza Diseño y diagramación: Natalia Cervantes Cavero/ Editorial Ediciones Baluarte Tiraje impreso de 2000 ejemplares Impreso en agosto de 2019, por Panamericana Industria Gráfica E.I.R.L. Calle El Filtro, Nro. 411-A, Arequipa Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2019-09458 Impreso con autorización de la familia Denegri, para ser donada a las bibliotecas públicas y colegios de la región Moquegua Impreso en Perú.
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Índice Óleo sobre lienzo del mariscal Domingo Nieto..............................11 Presentación.................................................................................. 13 Prólogo: Los Nieto de Moquegua.................................................. 18 Gonzalo Nieto Príncipe......................................................... 19 Francisco Nieto Príncipe....................................................... 19 Gonzalo Nieto Quintanilla................................................... 20 Francisco Nieto Peñaloza....................................................... 21 Los condes de Alastaya.......................................................... 22 Juan José Nieto Peñalosa....................................................... 26 Hilario Nieto Dávila............................................................. 26 Francisco Nieto Hurtado....................................................... 28 Matrimonio Nieto Márquez.................................................. 30 Nacimiento de Domingo Nieto............................................. 31 Los hijos mayores en el seminario.......................................... 37 Estudios de Domingo............................................................ 39 Años revueltos....................................................................... 41 Días de decisión.................................................................... 43 Bibliografía................................................................................... 47 El mariscal Domingo Nieto y la iniciación republicana del Perú*.................................................................. 53 7
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DOCUMENTOS ANEXOS El presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República a la Nación........................ 98 El presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República, al Ejército....................................... 100 El ciudadano Ramón Castilla, presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República [...] a los pueblos....................................................... 102 El ciudadano Ramón Castilla, presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República [...] a los ejércitos...................................................... 104 Partida de bautismo de Domingo Nieto...................................... 106 Homenaje a la memoria del gran mariscal don Domingo Nieto........................................................................ 107 Resolución Legislativa N° 12177..................................................110 Acta de entrega de los restos mortales del gran mariscal don Domingo Nieto [...]......................................112
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Óleo sobre lienzo del mariscal Domingo Nieto
Retrato de autor desconocido. Una copia fue colocada en la sala «Mariscal Domingo Nieto» del Congreso de la República el 16 de noviembre de 2009, fue retirada al cambiársele de nombre. Otra copia fue donada por Milciades Nieto a la Municipalidad Provincial Mariscal Nieto para colocarla en el salón consistorial, que lleva el nombre del prócer por decreto de alcaldía. Dimensiones 37 x 48 cm Fecha aproximada: 1842 Propiedad de Carlos Abreu Zevallos Fuente: Iconografía del Gran Mariscal, por Milciades Nieto Pérez 11
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Presentación
Cuando nos aprestamos a conmemorar el Bicentenario de la Independencia Nacional, el Archivo Regional de Moquegua ha elegido al mariscal Domingo Nieto como el símbolo de esta efeméride. Designación que no requiere de mayores explicaciones. Estuvo presente en las principales expediciones que diseñaron San Martín y Bolívar para enfrentar al poderoso ejército realista. Nadie como él puede representarnos mejor en este aniversario, más aún si consideramos que nació en esta tierra, con la que estuvo muy vinculado hasta su muerte y donde pidió ser sepultado. Sin haber cumplido los dieciocho años Nieto se alistó a las huestes patriotas durante la exitosa jornada de Miller en el sur; participó en las desastrosas campañas a puertos intermedios desarrolladas en suelo moqueguano —que tantos infortunios la hizo padecer—, que buscaban liquidar al ejército realista y consolidar la independencia, batiéndose en las batallas de Torata y Moquegua; fue condecorado con las medallas de los vencedores de Junín y Ayacucho por haber destacado en estas épicas jornadas, razón por la cual fue declararlo “benemérito a la Patria en grado eminente”. Además, a lo largo de su trayectoria militar, se caracterizó por ser un soldado respetuoso de la ley, enfrentándose siempre a los usurpadores del poder legítimo, de los que está matizado nuestra inicia13
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ción republicana, motivo para ser considerado un modelo para la juventud, tan necesitada de ejemplos de respeto a los valores cívicos y democráticos. Estas razones nos han llevado a difundir su biografía, particularmente en los colegios del ámbito departamental, para que los estudiantes tengan un arquetipo a quien imitar. Y nada más apropiado que el magnífico apunte que publicó el doctor Félix Denegri Luna en 1955. Hace seis décadas no se habían aclarado algunos conceptos relacionados con la fecha y lugar de nacimiento de Nieto, ni sus vinculaciones con los condes de Alastaya. A mediados del siglo pasado se empezó a difundir que había nacido en el fundo de Chiribaya; que era sobrino carnal de los condes de Alastaya, como consecuencia de tal vinculación se consideraba que se encontraba en la línea de sucesión del título condal; por esa condición de noble se especulaba que era también dueño de respetable fortuna, a la que renunció cuando se alistó en el ejército. Nada más inexacto. Trabajos de investigación realizados en el archivo local en los últimos años, nos han permitido hacer las precisiones y esclarecimientos necesarios, desarrollar un apunte sobre la historia familiar y de su niñez, que explicamos en el prólogo. Además, incluimos en los anexos cuatro documentos que nos parecen de interés: la partida de bautizo de Nieto; la Ley que dispone en nombre de la Nación construir en Samegua un mausoleo para que allí reposen los restos de Nieto, promulgada en 1944 cuando se conmemoraba el centenario de su fallecimiento, al no haberse cumplido con la edificación planteamos que en su reemplazo el Gobierno le erija una estatua ecuestre en San Antonio, escenario de su última batalla; incluimos la Resolución que lo declara prócer; finalmente, el acta de entrega de los restos mortales para su traslado de la ciudad de Moquegua al Panteón de los Próceres, en Lima, donde actualmente reposan. Si bien han aparecido nuevos trabajos, como el del profesor Edwin Adriazola (2007), magnífica biografía que es la más completa de las que se han publicado hasta la fecha, o los recientes de la doctora 14
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Carmen Mc Evoy (2010 y 2015), que rescata la disminuida figura de Nieto en la historia oficial y lo pone a la altura de los otros líderes militares de su época, si acaso no destaca aún más, para los fines de divulgación masiva que nos hemos propuesto, era más práctico difundir el breve, ameno y didáctico bosquejo del doctor Denegri. Este documento ya había sido reproducido en 1994 por Ismael Pinto, como prólogo al trabajo de Attilio R. Minuto El gran mariscal de los Ejércitos del Perú don Domingo Nieto, que lo acompañó de un colofón de su autoría sobre la muerte del mariscal. Fue publicado al conmemorarse el sesquicentenario de la muerte de Nieto, oportuna ocasión en la que Pinto, ganado por la prisa, repite los errores de imprenta de la primera edición, incurre en nuevos yerros, además se deslizan notorias omisiones y termina por atribuirse la autoría de las notas, siendo todas ellas de F. Denegri. Por nuestra parte, el 2008 hicimos una reproducción facsimilar con un tiraje de un millar de ejemplares con autorización de la Biblioteca Nacional del Perú, que tuvo como destino principal las bibliotecas escolares de todo el ámbito departamental. El primer apunte biográfico sobre Nieto apareció en «El Comercio» el 17 de febrero de 1845 por Manuel de Mendiburu. En 1874 se publica Memorias sobre la historia de las revoluciones de Arequipa desde 1834 hasta 1866 de Juan Gualberto Valdivia, donde ofrece amplia información sobre la vida militar de Nieto de quien era entrañable amigo y colaborador. En 1924 se publica en Moquegua El gran mariscal de los Ejércitos del Perú don Domingo Nieto por Attilio R. Minuto, dejó inédito El mariscal Nieto escrito en 1936. En 1929 el capitán Bruno Gayoso Tijero escribe El gran mariscal don Domingo Nieto (1803-1844). En 1941 Luis Alayza y Paz Soldán publica en «Mercurio Peruano» El mariscal Domingo Nieto, figura epónima de Moquegua, reproducida en 1943 en Mi País; ese mismo año de 1941, en noviembre y diciembre, como Ofrenda en el IV Centenario de Moquegua, publica en «El Comercio» tres extensos artículos biográficos. Pedro Ruíz Bra15
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vo da a conocer su conferencia «El mariscal de Aguasanta» en Apuntes históricos sobre la vida militar del gran mariscal don Domingo Nieto acompañado de un anexo con documentos del mayor valor. En 1955 aparece El mariscal Domingo Nieto y la iniciación republicana del Perú de Félix Denegri. Enrique Chirinos Soto en 1964 también ensaya una biografía Domingo Nieto, que aparece en la colección «Biblioteca hombres del Perú». En 1967 el historiador Rubén Vargas Ugarte nos entrega El mariscal don Domingo Nieto, publicada en «Mercurio Peruano». Ismael Pinto, a manera de colofón de la segunda edición de la biografía escrita por A. Minuto, en 1994 nos entrega su ensayo La muerte del mariscal Nieto. El general Víctor López Mendoza en 1995 escribe Gran mariscal Domingo Nieto Márquez soldado y quijote de la Ley, hasta hoy inédito. El coronel Rómulo Zanabria Zamudio escribe el 2003 Mariscal Nieto. Quijote de la Ley. Edwin Adriazola Flores el 2007 publica Domingo: El Nieto que llegó a gran mariscal. Carmen Mc Evoy el 2010 en Soldados de la República da a conocer importantes cartas de Nieto y el 2015 publica en dos volúmenes La guerra maldita Domingo Nieto y su correspondencia (1834-1844). El capitán Samuel Ordóñez fue un gran divulgador de la vida de Nieto en artículos que difundió en Lima; en Moquegua, Gustavo Valcárcel Salas ha publicado crónicas con sustanciales aportes. La presente edición cuenta con el generoso y desprendido consentimiento de la familia del autor, el auspicio de la empresa Southern Peru para la impresión, de Pedro Peralta Casani en la revisión del texto y de la Editorial Ediciones Baluarte para la diagramación. El amplio sentido de compromiso de todos ellos ha permitido que el presente texto llegue a la luz en un tiraje de dos mil ejemplares que serán donados a los colegios y bibliotecas públicas del departamento de Moquegua. Esperemos que este gesto sirva de ejemplo a otras instituciones para que se sumen a esta cruzada cultural, que contribuya a ofrecer al
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pueblo de Moquegua la diversidad de trabajos que venimos preparando sobre nuestra rica y poco conocida historia. Esta publicación permitirá que ahora, cuando los estudiantes tengan la fuente de consulta a la mano, podamos convocar a un concurso escolar que tendrá como objeto conocer la vida del mariscal Domingo Nieto y lo que él representa para Moquegua y el Perú. Con este volumen damos inicio a la Colección Bicentenario - Moquegua, esfuerzo editorial que se inicia el presente año y culminará el 2024, tiempo en el que seguiremos publicando trabajos que buscan divulgar y conocer mejor nuestra historia. Todo ello como parte del ambicioso plan de recuperación documental que ya hemos iniciado al traer de retorno a nuestra ciudad una copia de los cinco manuscritos más importantes que escribió nuestro primer historiador Juan Antonio Montenegro y Ubaldi, más los que podamos recobrar, por medio de la firma de convenios con el Archivo General de la Nación y la Biblioteca Nacional del Perú, que nos faculte tener una copia digital de los manuscritos y documentos que estas instituciones resguardan relacionados con nuestro pasado, los mismos que deberían estar en el Archivo Regional de Moquegua como permanente y disponible fuente de consulta que nos permita estudiarlos, conocer mejor nuestro pasado y reforzar nuestra identidad cultural, frente a un bicentenario que nos invita a una serena reflexión y toma de conciencia sobre lo que somos y lo que debe ser nuestro destino.
Gustavo Valcárcel Salas Director del Archivo Regional de Moquegua
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Prólogo: Los Nieto de Moquegua Por Gustavo Valcárcel Salas
Muchos años antes de que en 1625 se fundara la villa de Santa Catalina de Guadalcázar de Moquegua, el pequeño y cálido valle ya se caracterizaba por el cultivo de una vid de gran calidad y de la producción de inmejorables vinos que eran comercializados ventajosamente en las «provincias de arriba». Su amplia aceptación en los pueblos de Puno, La Paz, Oruro y particularmente en Potosí —su intensiva actividad minera lo convirtió en el más poblado del hemisferio—, entre otros lugares, llevó a que los consumidores reclamaran cada vez mayores cantidades de esta bebida cuya calidad la hizo imprescindible en todos los hogares. Estimulados por la creciente demanda los hacendados moqueguanos paulatinamente fueron reemplazando el trigo y la caña de azúcar por la vid y los mugrones; los molinos y trapiches dieron paso a las amplias bodegas y hornos de fabricar botijas y tinajas que se multiplicaron por el valle. El próspero negocio del vino no tardó en atraer a las mejores familias del reino, que se establecieron en Moquegua y sostenidamente terminaron por desplazar de sus campos de cultivo a los indígenas. La joven villa, que tuvo entre sus fundadores algunos orgullosos peninsulares, creció básicamente como una sociedad criolla y mestiza, presuntuosa de los actos heroicos de sus antepasados los conquistadores, convertidos en los nuevos nobles «limpios de sangre», dedicada casi en su integridad a la rentable producción del vino, ayudada por la indispensable mano de los esclavos de origen bano, angola, cangato, 18
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mandinga, malemba, congo, carabela, muleque,… que tan bien se aclimataron en este caluroso valle. El tráfico de las recuas de centenares de llamas cargadas de botijas era permanente, así como activo el intercambio social con los mercados de consumo. Pronto las gráciles llamas fueron reemplazadas por recias y resistentes mulas tucumanas; las frágiles botijas de arcilla por los odres de chivato, más flexibles, de mayor capacidad y duraderos. Desde 1701 en Moquegua empezó a elaborarse y hacerse cada vez más intensiva la elaboración del aguardiente. Como consecuencia de este dinámico intercambio económico familias moqueguanas se afincaron en el Alto Perú y de aquí vinieron otras, entre ellas los Nieto. Gonzalo Nieto Príncipe
Gonzalo Nieto Príncipe es el tronco de esta típica familia moqueguana. Nació en España,1 se ha determinado que en la primera mitad del siglo XVII ya era vecino de Potosí, el centro minero más valioso de la Corona que se convirtió en el impulsor de la economía de la gran región y uno de los mercados más atractivos de nuestros vinos. Fue un próspero empresario, dueño de dos productivas minas. La solvencia económica lo hizo socialmente respetable y llegó a ocupar importantes y diversos cargos en el Cabildo. Fue veinticuatro, fiel ejecutor y alcalde de aguas. Si bien falleció soltero en 1676 dejó hijos naturales. En Ángela Farfán de los Godos tuvo a Francisco Nieto Príncipe.2 Fr ancisco Nieto Príncipe3
Dada la holgada situación de su progenitor se desconocen las razones que llevaron al joven Francisco Nieto a ausentarse de Potosí, viajar a 1 Rivero Lavayén, 2009. 2 El acucioso genealogista Jaime Velando Prieto nos comunicó personalmente que ubicó en Potosí documentos donde se precisa la actividad desarrollada por Gonzalo Nieto. En Historia y Leyenda de la Villa Imperial de Potosí-Bolivia se reproduce la partida de defunción de Nieto, allí señala que falleció soltero en Potosí el 9 de junio de 1676. 3 Si tomamos como referencia los apellidos de los padres, siguiendo las costumbres actuales, su nombre sería Francisco Nieto Farfán o Nieto Farfán de los Godos,
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Moquegua en la segunda mitad del siglo XVII donde se estableció definitivamente, al parecer sin tener vínculos con el padre distante ni con su fortuna. Contrajo matrimonio con doña Lorenza de Quintanilla cuyo abuelo Bartolomé Martín de Quintanilla (nacido en San Lúcar de Barrameda, depositario general y regidor perpetuo del primer cabildo de la villa de Moquegua en 1625) fue casado con Lucía de Guevara, hija de Pedro de Guevara (hijo del conquistador don Pedro Ladrón de Guevara en la ñusta Catalina Sisa),4 cusqueño que radicó en San Sebastián de Escapagua, donde fue teniente de corregidor y justicia mayor, llegó a convertirse en uno de los principales viñateros de reconocida solvencia. Es probable que Nieto se dedicara a las labores agrícolas, particularmente a la viticultura, principal ocupación de los moqueguanos. Su suegro Jacinto de Quintanilla fue dueño de tierras en Estuquiña, Estopacaje y de productivos olivares en la costa, entre ellos el conocido como Alfaro.5 En su parco e inconcluso testamento llegó a declarar, entre otras manifestaciones, que dejaba una casa, escasas deudas, falleció mientras testaba el 22 de abril de 1686.6 Dejó a sus cinco hijos una exigua herencia, vinculados con la estirpe moqueguana e iniciados en el floreciente negocio del vino. Gonzalo Nieto Quintanilla
De los cinco hijos que tuvo el matrimonio Nieto-Quintanilla nos interesa la trayectoria del segundo, el capitán Gonzalo Nieto, que fue regidor de la villa y capitán de milicias de caballería. Después de tener como algunos lo llaman; nosotros consignamos el nombre como figura en los documentos de la época. 4 Pedro de Guevara testó en 1609. Archivo Regional Moquegua, protocolos notariales (ARM, PN), Diego Dávila 1605-1609, f. 542. 5 Jacinto de Quintanilla testó en 1652. ARM, PN, Jerónimo de Villalobos 1652, f. 113 [101]. 6 Testó en 1685, donde curiosamente declara que es hijo legítimo. ARM, PN, Tomás Valcárcel 1685, f. 192.
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como hijo natural a Francisco Nieto Romero casó de primer matrimonio con doña Josefa de Peñalosa,7 en cuya unión compró al convento de la Merced del Cusco productivas tierras en Cupina —en el pago de la Rinconada—, donde con «todos mis hijos erigimos una hacienda de viña con bodega, lagar, puntaya y vasija», que fue propiedad de la familia por varias generaciones, allí se dedicó principalmente a la elaboración de vino y aguardiente.8 Además, adquirió un fundo en La Chimba, ubicado frente a la población, y varias propiedades urbanas. Sustancioso patrimonio que dejó a sus cuatro hijos: Francisco, Juan José, Constanza y Lorenza Nieto Peñalosa. Gonzalo Nieto contrajo segundas nupcias con María Fernández Maldonado. Procrearon a Nicolasa Nieto que al casarse con su sobrino carnal Antonio Nieto y Roa años después se convertiría en la condesa consorte. La endogamia pueblerina no abrigaba pudores, menos en este linajudo enlace que luego del pago de un caritativo y sustancioso desembolso recibió la bendición episcopal.9 Fr ancisco Nieto Peñaloza
Francisco Nieto Peñaloza tuvo una destacada posición social. Llegó a ser sargento mayor de milicias; en el Cabildo ocupó el cargo de veinticuatro y regidor perpetuo de la villa de Moquegua y en varias ocasiones alcalde ordinario; también se desempeñó como juez nombrado por el virrey conde de Superunda. Se distinguió como importante propietario y próspero empresario; en las llamadas costas de barlovento era dueño de los olivares Alpechín y Alastaya, al norte de Ilo, cada uno con molino, bodega aceitera, sus respectivas lomas adyacentes con aguadas y en ellas diversidad de ganado; igualmente, fue propie7
Gonzalo Nieto hizo el testamento por su esposa Josefa de Peñaloza. ARM, PN, Tomás de Valencia 1735, f. 187. 8 El convento de la Merced fue beneficiado por doña Usenda de Loayza y Bazán con buena parte del valle bajo de Moquegua. Ella lo heredó de su primer marido, Diego de Vargas Carvajal, que a su vez fue heredero de la rica encomienda de Lucas Martínez Vegazo. 9 Gonzalo Nieto testó el 28 de octubre de 1742 y falleció al día siguiente. ARM, PN. Justo Pastor de Peñaloza 1742.
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tario de viñedos en Cupina y Samegua, con sus correspondientes bodegas de vino y aguardiente. Incrementó sostenidamente su patrimonio, en unas ocasiones comprando a sus primos Tomás y María Nieto Suárez «el derecho que les toca, en las lomas, aguadas de Caracona, Ychegeanto, Callango, La Pacheta, Mollendo, con todas las lomas que les pertenecieren en dichas aguadas, que heredaron de don José Nieto su padre, quien lo hubo de doña Lorenza Nieto de Quintanilla [debió decir Lorenza de Quintanilla] abuela de los otorgantes»;10 también adquirió al norte de Ilo el productivo olivar de Miraflores que fue de los Velarde. En otras oportunidades se hizo de bienes de manera polémica, como se quejó su medio hermano Francisco Nieto Romero que testimonió «mi padre Gonzalo Nieto me adjudicó una suerte de tierras y mi hermano el veinticuatro Francisco Nieto, injustamente y con el valimiento y poderío que tuvo en esta villa me quitó, así él como los jueces que entendieron esta causa».11 Diversificó sus negocios en los que le fue muy bien. Incursionó en el comercio de esclavos y otras lucrativas mercaderías que en su propia embarcación se llevaban desde el Callao hasta Chile. En 1743 por orden del virrey marqués de Villagarcía es enviado a la ciudad de Arica a impedir el contrabando; permaneció medio año asumiendo los gastos de su estadía, ello le valió las felicitaciones del virrey. En sus dos matrimonios dejó ocho herederos magníficamente dotados; fueron sus hijos mayores Ignacio y Antonio Nieto y Roa cuya solvencia económica también se reflejó socialmente, ellos serían los encumbrados condes de Alastaya.12 Los condes de Alastaya
Ignacio Nieto y Roa fue el primer conde de Alastaya. El título, que reemplaza al de vizconde de Altagracia que le fue concedido ante10 ARM, PN, Justo Pastor de Peñaloza 1744, f. 29v. 11 ARM, PN, Pedro del Castillo 1766, f. 186. 12 Francisco Nieto dio poder para testar el 20 de julio de 1761. (ARM, PN, Carlos del Alcázar 1761, f. 99), falleció cuatro días después. El testamento está inserto en ARM, PN, Antonio Julián Godínez 1762, f. 104. En su segundo matrimonio, con Elena Hurtado Zapata, tuvo como hijo, entre otros, a Francisco Nieto Hurtado Zapata. Isabel Zizold, en su trabajo sobre el
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riormente, le fue librado el 10 de octubre de 1769, previo informe del Cabildo de Moquegua sobre «su distinguido nacimiento y sus apreciables circunstancias personales y heredadas, considerándole digno de las honras que S. M. se sirva dispensarle». Tomó el nombre del olivar que heredó de su padre, quien lo adquiere de José de Roa que a su vez lo compró a Tiburcio de Mendoza; afamado fundo que en el siglo XVI fue del capitán Bartolomé García Grimaldo y su esposa María de Sosa. En 1772 el rey lo faculta para fundar mayorazgo de sus bienes. Ignacio fue ayudante y teniente de sargento mayor de las milicias de la villa de Moquegua y capitán de caballería. Se desempeñó como alcalde de la Santa Hermandad tanto en Moquegua como en la villa imperial de Potosí, donde residió buen tiempo. Pasó a Buenos Aires con intenciones de embarcarse a los reinos de España junto a su hermano Vicente, que era capitán del regimiento de infantería de Navarra; en aquella ciudad hizo su testamento en 1775. Declara un caudal de más de cuarenta mil pesos en plata doble y un generoso legado que hace a
Mayorazgo de Alastaya, equivocadamente señala que este Francisco fue casado con María del Carmen Márquez, por lo consiguiente padre de Domingo Nieto. Es posible que este dato se lo haya alcanzado el canónigo Gregorio Martínez, que con su hermano gemelo Santiago trabajaron un extenso árbol genealógico que donaron a la Municipalidad de la ciudad de Moquegua en 1942, con motivo de lo que se consideró el IV centenario de su fundación española, donde grafican la equivocada filiación que se ha mantenido por muchos años y ha servido como fuente para una diversidad de trabajos. El descuido se entiende por la homonimia entre este Francisco Nieto Hurtado Zapata con Francisco Nieto Hurtado, padre del mariscal Nieto; contribuyó a la confusión la costumbre de usar un solo apellido. Acentuaría el error no encontrar el testamento de ninguno de los dos. Francisco Nieto Hurtado Zapata falleció intestado en Arequipa en 1790, mientras que Francisco Nieto Hurtado testó en Ilo designando como albacea a su hijo Bartolomé, falleció en 1823. El testamento se perdió con el maremoto que siguió al cataclismo de 1868. Esta errata va más allá del trabajo de los hermanos Martínez. Rafael Loredo de Abreu, descendiente del mariscal, nos obsequió un «árbol genealógico de la familia Nieto desde el año 1731 hasta el año 1924», de autor anónimo, en el que se ilustra este falso entronque, trabajo que al parecer es del año 1924. También nos alcanzó un esquema genealógico más breve, anónimo, con la correcta filiación de los ascendientes directos de Francisco Nieto y los de Agustina Hurtado Vargas, que no ha tenido difusión.
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sus sobrinos, los hijos de sus hermanos, señala a su hermano Antonio como heredero del título y de sus cuantiosos bienes. Funda mayorazgo en la hacienda de la Rinconada.13 Antonio Nieto y Roa nació en 1733. Fue teniente coronel del Ejército, sirvió en el regimiento de caballería de milicias urbanas de Moquegua, coronel del regimiento de infantería de la villa de Moquegua. Se traslada a La Paz al ser designado corregidor de esta ciudad por provisión real del 14 de octubre de 1774, concluyendo el 11 de octubre de 1776, entonces retorna a la villa de Moquegua. Entre las principales acciones en las que participó está la de las provincias del Collao, durante cinco meses; en 1781 marchó con un regimiento a la parte alta de Moquegua, cuando los pueblos indígenas se sublevaron apoyando a Túpac Amaru. Fue reconocido porque jamás había cobrado sueldo, ni gratificación alguna por sus servicios; por el contrario, había hecho desembolsos para mantener a su regimiento.14 A la muerte de su hermano Ignacio revalida el título como segundo conde de Alastaya en 1776. Fue dueño de importantes haciendas en La Rinconada, Calaluna, Locumbilla, Alastaya. Tuvo como hijas a María Gregoria, casada con el teniente coronel de Ejército doctor Ramón de Rojas y Orueta; María Teresa, casada con el sargento mayor Gregorio de la Flor y Roa del orden de Santiago; María Clara, casada con Antonio Sáenz de Texada; Eustaquia, casada con Martín Arrea y Hidalgo, contador de reales rentas unidas de la ciudad de Huamanga. Gregoria, la mayor de sus hijas, fue la
13 Testamento de Ignacio Nieto y Roa, Archivo Instituto Riva Agüero (AIRA), Colección Tejada Sorzano, JLTS-0347. 14 Archivo General de Simancas, Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra, Leg. 7284 C 24, Infantería de Moquegua. Leg. 7284 C 24. Documentos gentilmente facilitados por Teresa Cañedo-Argüelles.
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tercera condesa de Alastaya y heredera del Mayorazgo fundado por Ignacio, el primer conde. Cuando soltero tuvo un hijo natural que falleció sin dejar descendencia. Hizo su testamento el 27 de abril de 1802, seguido de cinco codicilos. Falleció el 24 de agosto de 1803.15 Gregorio de la Flor y Roa, su yerno y sobrino a la vez, pretendió el título de conde cuando Carlos IV concede a sus súbditos cuatro títulos de Castilla para solemnizar en 1802 el matrimonio de su hijo el príncipe Fernando con María Antonieta Teresa de Nápoles. Los cabildos de varias villas y ciudades presentan sus respectivos cuaternos, el de Moquegua estuvo conformado por: Tiburcio de Mendoza Maldonado, coronel y alcalde; Gregorio de la Flor y Roa, caballero de Santiago, sargento mayor, alcalde; José Carlos de Mendoza y Arguedas, vecino opulento, potentado de Moquegua; José María de Arguedas y Maldonado, ex alcalde, receptor del Santo Oficio. Dentro de la nobleza moqueguana también debemos considerar al conde de Cumbres Altas, Gregorio Hurtado [de Mendoza] Zapata y Bécquer, hijo del moqueguano Gregorio Hurtado [de Mendoza] Zapata Vélez de Córdova y sobrino nieto de José Hurtado de Ichagoyen fundador del Colegio jesuita San José. En 1769 presentó una relación de méritos, con los que demostraba su notoria calidad, lustre, nobleza,
15 Testamento de Antonio Nieto y Roa. ARM, PN, Pedro Antonio del Alcázar 1802, f. 70.
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y posesión anticuada gracias a sus ascendientes paternos (todos ellos moqueguanos) y maternos. Juan José Nieto Peñalosa
Por otro lado, Juan José Nieto Peñalosa en 1728 se casa con doña Nicolasa Fernández Dávila y Fernández Maldonado; tuvieron tres hijos, el menor fue Juan Hilario.16 En su desconsolada viudez Juan José contrae matrimonio por segunda vez, ahora con doña Úrsula Cornejo Castro (dama que soltera fue madre de Pedro Cabello, de celebrada descendencia), y con ella continuó difundiendo el apellido Nieto, dejaron dos hijos.17 Desde joven no se distinguió como buen comerciante, hizo malos negocios con la venta de vino del patrimonio familiar, al final la deuda tuvo que asumirla su padre, pero le cargó la cuenta a la herencia. Terminó vendiendo a su hermano el veinticuatro Francisco Nieto la hacienda que heredó en Cupina «con todo lo concerniente a ella, como bodega, lagar, vasija, alfalfares, huerta, tierras y montes».18 Al fallecer dejó deudas a varias personas que fueron asumidas por su viuda.19 A cada uno de sus cinco hijos le dejó en su viñedo y bodega de La Rinconada, que fuera legado de su padre, una menguada herencia. Conocedor de esta penosa situación, el acaudalado primer conde de Alastaya Ignacio Nieto dispone en su testamento otorgado en 1775 en Buenos Aires «que de mi caudal se repartan quinientos pesos a los hijos y descendientes de mi tío Juan José Nieto, atendiendo a los que se hallaren más necesitados».20 Hilario Nieto Dávila
Juan Hilario Nieto Dávila (conocido como Hilario, ponía en práctica una antigua costumbre de no usar el apellido compuesto Fernández 16 Juan José Nieto otorgó su testamento el 14 de julio de 1764 en ARM, PN, Pedro del Castillo a f. 128. Nicolasa Fernández Dávila dio poder para testar el 1 de mayo de 1750 en ARM, PN, Juan José Leiva, f. 45. 17 Úrsula Cornejo testó el 26 de octubre de 1781 en ARM, PN, Juan Vicente Godínez, f. 163. 18 Justo Pastor de Peñaloza 1744, f. 26v., en ARM, PN. 19 Úrsula Cornejo testó en ARM, PN, Juan Vicente Godínez 1781, f. 163. 20 AIRA, Colección Tejada Sorzano, JLTS-0347.
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Dávila que le correspondía) en 1752 contrajo matrimonio con Agustina Hurtado de Vargas, tuvieron tres hijos.21 Agustina no provenía de un linaje que se destacara en la ilustre villa de Moquegua; fue hija de Nicolás Hurtado y de Catalina de Vargas y Zeballos, fueron dueños de un pequeño viñedo de 1,500 cepas en el «pago de la Rinconada de Cupina». Si indagamos en los ascendientes de esta rama la extracción social de la que provenían, vemos que Nicolás tuvo como padres a Jerónimo Hurtado y a Josefa Fernández de Córdova que no tuvieron mayor figuración.22 Jerónimo fue hijo natural de José Hurtado de Mendoza en María de Villalobos, éste fue nieto de Román Hurtado de Mendoza y de Luis Vélez de Córdova,23 que están entre los más distinguidos troncos de la progenie regional. La ilegitimidad, tan mal vista en esta sociedad aristocrática, pero que la practicaba con frecuencia y sin recato, explica que los descendientes no usaran el rancio apellido compuesto ni disfrutaran de distinción social ni la holgura material que solía acompañarla. El ilustre linaje tampoco fue reivindicado por las siguientes generaciones. Los ascendientes de las otras ramas se pierden en medio de una menguada figuración económica y social, hasta no dejar rastro en las intrincadas ramas de la señorial genealogía moqueguana. Hilario fue un mal administrador de su patrimonio. A los tres años de casado vendió las acciones que tenía en la hacienda de La Chimba, que fue parte de su herencia materna (legado de su bisabuela Agustina Chorruca). La estrechez económica fue constante, al punto que continuamente debían despojarse de sus bienes; su esposa se vio obligada en 1759 a enajenar un alfalfar que heredó en Samegua. Hilario se fue desprendiendo de otras propiedades, a su hermano Manuel le vendió un sitio que heredó para probar fortuna en negocios que hacía en los pueblos de la sierra, en los que resultó endeudado. Radicó en 21 Agustina Hurtado, hija de Nicolás Hurtado y Catalina Vargas, dio poder para testar a su marido en 1772 en ARM, PN, Julián Godínez a f. 42. 22 La carta dotal se firma el 14 de febrero de 1727 en ARM, PN, Francisco de Bustíos 1727, f. 188. 23 José Hurtado de Mendoza testó en 1757 en ARM, PN, José Chorruca 1757, f. 35.
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el pueblo de Tacna, aquí traía a su familia a pasar largas temporadas, donde administró con poca habilidad la hacienda de Coruca, motivando que sus obligaciones crecieran. En 1766 trató de comerciar con vinos y aguardientes en Potosí y en el primer intento acabó con 2,664 pesos de deuda que fueron asumidos por la Real Hacienda de Potosí, más adelante le originaron una larga cobranza judicial, que al hacerse pública en la plaza de Moquegua se presentaron diversos acreedores de todas partes, quienes en conjunto llegaron a doblar la suma, ahora llegaba a cinco mil pesos. Enviuda en 1772, tres años después le rematan los bienes que tenía en Cupina que fueron adquiridos por su madrastra doña Úrsula, la más importante de sus demandantes.24 Las querellas y desdichas parecían seguirlo siempre. Abrumado por su desgraciada situación antes de 1780 ya se había ausentado de la región, dejando a su hijo mayor Pedro Juan de fraile franciscano, a Carlos y a Francisco menores de veinticinco, atribulados y sostenidos con la ilusión del pronto retorno de su padre y con él empezar una nueva etapa. Muchos años después se supo que estaba más de cuatrocientas leguas distante, pero se fue para no volver más. Un día llegó la noticia de que había fallecido ahogado en el misterioso y lejano río Mato Grosso, a donde fue atraído por la delirante fiebre del oro con el sueño de recuperar su fortuna.25 Fr ancisco Nieto Hurtado
Francisco Nieto Hurtado era el hijo menor, fue bautizado en 1756. Perdió a su madre a los dieciséis años, aún adolescente siguió de cerca las desventuras de su padre, así como su prolongada y definitiva ausencia. Si bien no tenemos noticias de sus primeros años en Moquegua, 24 RM, Cabildo, Causas Ordinarias, 1760, Pedro del Castillo, expediente de 120 folios. También ARM, Corregimiento e Intendencia, compulsas, 1600-1824, Pedro del Castillo 1770. 25 Archivo Arzobispal de Arequipa (AAA). Vicaría de Arica, Ilo, leg. 1, expedientes matrimoniales, pliego matrimonial de don Francisco Nieto y de doña María del Carmen Márquez, 14 de febrero de 1795. También manuscrito de la historia familiar facilitado por los descendientes de Domingo Nieto.
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no hay duda que debió ser apremiante y que estuvo en una constante búsqueda de medios para subsistir, donde la ocasión se presentara. En enero de 1788 ya lo ubicamos en Ilo, entonces su primo hermano José María Nieto le otorga fianza por 900 pesos para que pueda desempeñarse como recaudador de diezmos de aquel valle, cargo que se lo traspasa Lucas Ureta que lo había obtenido en remate.26 Es probable que en esta designación tuviera alguna participación su tío el capitán Vicente Córdova —primo de los condes de Alastaya—, que entonces ejercía como ministro de Real Hacienda, juez subdelegado de Marina y alcalde ordinario del valle de Ilo y sus costas. Dos años después Francisco Nieto, además de ser primiciero, tenía el cargo de alcalde ordinario de Ilo. Este año se vio enredado en un enojoso y sonado escándalo en el que estuvo enfrentado al cura que le atribuía amores ilícitos con Catalina Vargas, que vivía separada de su marido. El párroco se excede en reprenderla con violencia; ella viaja a quejarse; muere en el camino; como resultas del juicio donde se toma testimonio a los testigos, el cura es privado perpetuamente de la administración de la doctrina de Ilo y el alcalde Nieto se libra de ser excomulgado.27 Ilo estaba ubicado en la desembocadura del río, constaba de chozas y casas de pobre aspecto, donde los pobladores tenían su bodega y negocios, atentos a la llegada de los barcos que llevarían su mercadería para una esperada venta, o al ingreso del contrabando que siempre dejaba utilidades. El puerto dependía de la jurisdicción de Arica, no obstante su proximidad con la villa de Moquegua, con la que estaba más vinculada económica y socialmente. Su reducida población no pasaba de cuatrocientas almas, mayormente rural. En su pequeño valle casi siempre escaso de agua y en las fecundas aguadas, tanto al norte como
26 ARM, PN, Juan Vicente Godínez 1788 f. 24. 27 AAA. Vicaría de Arica, Ilo, leg. 1, expedientes matrimoniales, 1795.
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al sur, se producían excelentes aceitunas y se obtenía el siempre necesario aceite; en contados fundos se sembraba caña y elaboraba azúcar. El arcediano Francisco Xavier Echeverría y Morales nos hace una interesante descripción de lo que era Ilo en 1804. Resumimos lo que nos dice. Iba de Caracona hasta el río de Ite. En años de lluvias sus lomas son muy buenas. Se han plantado olivares en las aguadas y en el valle. Las aceitunas gordales que produce son las más celebradas del Perú. A media legua se encuentra la caleta y puerto de Pacocha, que fue compuesta por los franceses en el siglo pasado. Aquí residen unas pocas gentes cuidando las bodegas de los efectos que se desembarcan. Fueron saqueadas y quemadas por corsarios ingleses en 1800 y su ruina fue de algunos miles de interés. El temperamento es sumamente cálido y con la plaga de tercianas.2828 Matrimonio Nieto Márquez
En los siete años de permanencia en este puerto y su valle, quedó prendado de la belleza y virtudes de la joven María del Carmen Márquez, hija de Antonio Márquez, natural del reino de Génova, y de doña Teresa Oses, de antiguo linaje ileño. En 1795 la pide en matrimonio a la madre, por ser la niña huérfana de padre. Por su parte, la autorización para que pueda casarse el novio, ausente el padre «más de cuatrocientas leguas distante», la solicita a su tío el conde de Alastaya, a quien siempre se recurría en busca del amparo por su encumbrada posición social y económica sin ser un familiar directo, pues era primo hermano de su padre. El tío conde da su asentimiento «por concurrir en la niña las calidades de honestidad y virtud, y ser una pobre que sólo anhelaba al servicio de Dios, y mi sobrino siendo tan pobre como es público, [se ha] prendado de las calidades de la niña». Fue necesaria 28 «Memoria de la santa iglesia de Arequipa» por el D. D. Francisco Xavier Echeverría y Morales, publicada por el padre Víctor M. Barriga en el t, IV de Memorias para la historia de Arequipa, 1952, imprenta Portugal, pp. 156-157. Reproducido, sin precisar la cita, en Fracmentos para la historia de Arequipa. Extractados de varios autores y de manuscritos antiguos y modernos y de las narraciones de los contemporáneos, por el D. D. J. G. V. [doctor don Juan Gualberto Valdivia], Arequipa, 1847, Imp. De Mariano N. Madueño y compañía; pp. 169-170.
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una dispensa obispal por haber un impedimento de afinidad ilícita causada por la relación turbia que tuvo el novio con Catalina Vargas que era hermana materna de la madre de la novia. El cura de Ilo, don Isidro Valois, no solo eleva al superior esta información, sino que reclama la benignidad y misericordia de su ilustrísima el señor obispo por considerar que los contrayentes eran muy pobres.29 El matrimonio se vio bendecido con cinco hijos: Tomás, Bartolomé, Ermenegilda, Domingo y José Nieto y Márquez, este último nacería insano.30 Nacimiento de Domingo Nieto
Respecto al día de nacimiento de Domingo Nieto, sabemos que fue bautizado el 15 de agosto de 1803. Cuando se conmemoró el bicentenario de su natalicio planteamos que nació el 4 de agosto de ese año en la hacienda de Loreto.31 En el semanario «El Puerto», que se publicaba en Ilo en la década de 1930 bajo la dirección de Julio Ernesto Rodríguez Azcárate, un 29 AAA. Vicaría de Arica, Ilo, leg. 1, expedientes matrimoniales, 1795. 30 E. Adriazola (2007), t. 1: 19-20, nos atribuye un trabajo genealógico equivocado tanto cuando se refiere a los Nieto como a los Valcárcel, cuya autoría no nos corresponde. La correcta ascendencia de Nieto y su vinculación con los condes de Alastaya la expusimos en 1999 en un fórum que contó con la participación del doctor Eusebio Quiroz y del mismo Adriazola, a quien obsequiamos el cuadro esquemático que usamos en aquella exposición. Fue la primera vez que se dio a conocer de manera pública la genealogía correcta de Domingo Nieto. Nuestro estudio coincide, en lo tocante al parentesco con los condes, con el que después publicó James Jensen el 2004 en Lima. 31 Lo sustentamos porque ese día la Iglesia festejaba a santo Domingo de Guzmán, era una antigua y arraigada costumbre bautizar a los niños con el nombre que rezaba en el santoral. El nuevo calendario litúrgico, que entró en vigencia en 1970, trasladó este día al 8 de agosto. Además, en una carta que el 4 de agosto de 1839 María Solís le escribe a su esposo Domingo Nieto le dice: «Hoy pasaré un día más triste que los pasados, recordando este mes tan aciago para nosotros»; juzgamos que la tristeza es por estar alejada del marido en este día tan particular en el que, precisamente por ser el de su onomástico, decide escribirle (Archivo Riva Agüero, Colección Denegri, FDL-0569 y 0659). En la agenda familiar que perteneció a María Tersa Argote Nieto, nieta del mariscal, se anota el 4 de octubre el nombre de Domingo Nieto Márquez como si este fuera el día de su nacimiento. El día es exacto, pero confunde el mes (agenda en poder de Carlos Abreu). El 4
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artículo indicaba que se sabía por tradición que Nieto había nacido en la hacienda de Loreto. Creencia que tiene cierto fundamento. El 26 de marzo de 1802 Cipriano Prieto le arrienda a Francisco Nieto el olivar Chiviquina por seis años, pagando 110 pesos los dos primeros y después 140; le prorrogarían el arriendo en 1812. La hacienda era del convento grande de la Merced del Cusco, colindaba con la de Loreto —propiedad de los Artieda— que se dedicada básicamente al cultivo de caña dulce y a la elaboración de miel, chancaca y azúcar, sin dejar de lado a los olivos; contaba con una espaciosa casa, bodega, capilla, cuadra para esclavos y otros anexos vinculados a su industria; por su importancia era la más habitada de esta zona del valle ileño.32 Este fundo fue del Colegio jesuita San José de la villa de Moquegua que, cuando lo adquirió en 1725 de don Ignacio de Peralta y Obando, lo puso bajo la protección de santa Loreto, patrona de los jesuitas.33 Por la cercana vecindad era el lugar que ofrecía mayores seguridades para la delicada atención que doña María del Carmen Márquez requería. Se ha especulado que Nieto nació en Chiribaya. Esta magnífica hacienda era propiedad del presbítero José María del Piélago, que se desempeñaba como colector general interino en Lima, en 1797 la arrendó a Tadeo Valcárcel por nueve años forzosos el 7 de octubre de 1797.34 La posesión se prolonga hasta 1806, esto desvirtúa la antigua creencia de que el año 1803 en ella nació Domingo Nieto. El 8 de julio de 1831 Manuel Antonio del Piélago y Buendía la vende a Bartolomé Nieto por 15 mil pesos de los que paga inicialmente 3,500, dinero que obtiene de la venta de los bienes heredados por sus padres razón por la que su hermano Domingo resulta copropietario, y se compromete a pagar los 12 mil restantes en partes. Por diversas razones nunca pudo satisfacer el importante saldo, motivo por el que se de agosto como fecha de nacimiento ha sido aceptada por los descendientes de Nieto y por el Centro de Estudios Histórico Militares, que en esta fecha le rinden homenaje en el Panteón de los Próceres. 32 ARM, PN Dámaso del Alcázar 1802, f. 96. 33 ARM, PN, Francisco de Bustíos 1729, f. 63. 34 ARM, PN, Baltazar del Alcázar 1797, f. 214.
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vio obligado a devolverla en 1850 por orden judicial.35 Solo durante este tiempo los Nieto estuvieron en poder de Chiribaya. Los primeros años del matrimonio Nieto Márquez, enlace entre dos contrayentes declaradamente humildes, debieron haber transcurrido en medio de una marcada austeridad, que iría al compás de los modestos ingresos que percibía Francisco como recaudador de los diezmos de la iglesia ileña y de las costas de barlovento, cargo que anualmente obtenía por ganar el remate como mayor postor. Con el tiempo se convertiría en el mayordomo ecónomo y fabriquero de la iglesia parroquial del valle de Ilo —cuyas rentas provenían de la fábrica de entierros y el arrendamiento del olivar Buenavista—, y cumplido rendidor de sus cuentas, también se desempeñaría como juez subdelegado de Marina. El manejo de las rentas de la iglesia y ser el custodio de sus alhajas era una responsabilidad no exenta de inconvenientes, como las envenenadas murmuraciones pueblerinas. Entonces le escribe al obispo, explicándole que desde 1810 le libraron el título de fabriquero de la iglesia con la misión de recaudar las rentas y «he sabido manejarme con exactitud y escrupulosidad, que corresponde a la naturaleza de los intereses que entran a mi poder los he mirado siempre como propios y peculiares de la iglesia, y que cualesquiera abusos en ellos sería no menos que un delito de sacrilegio». El que las joyas hayan estado en su poder permitió «salvarlas de las continuas invasiones que han hecho los ingleses a Ilo y saqueo que han intentado en los bienes de la iglesia», descargo que va acompañado de una celosa rendición de cuentas con el aval del cura. El obispo Luis Gonzaga de la Encina y Perla le da 35 ARM, PN, José Santos Fernández Dávila 1850, f. 299; Alegato de bien probado presentado por Pedro Nolasco Valdivia, como apoderado del doctor Luciano Almenara, en la causa que contra él siguen los herederos de Ángel del Piélago, sobre nulidad del testamento cerrado de Fernando del Piélago, publicado en contestación al que ha presentado el procurador Fortunato Osorio en nombre de los demandantes. Tacna, 1865, tipografía de Andrés Freyre e hijos, raro documento que generosamente nos fuera facilitado por Alfieri Devoto.
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las gracias por haber manejado los intereses de la fábrica con el mayor celo y contracción. La familia Nieto paulatinamente iba en aumento, ello llevó a que Francisco buscara el modo de generar mayores ingresos. El 24 de febrero de 1801 arrienda por cuatro años un olivar que era de los sobrinos del presbítero Manuel Vizcarra.36 Fue muy solícito con sus tíos los condes de Alastaya, a quienes apoyaba con las propiedades que tenían en Ilo. Al fallecer el conde en 1803 su tía la condesa lo recompensa donándole el 23 de agosto de 1805 las aguadas Jagüey Benito y Agua Salada con sus respectivas lomas en las costas de barlovento, que el conde había comprado en 1791 al capitán Francisco Montalvo.37 Su empeño por lograr una mejor posición lo conduce a arrendar la magnífica hacienda de santa Loreto de los herederos de Manuel Modesto Artieda en 1806.38 El 20 de junio de este mismo año su tía la condesa viuda le dona un esclavo «en remuneración de los comedimientos y servicios personales que me ha hecho».39 Las tareas agrícolas las compartía con la de recaudador de los diezmos de la Iglesia, que gana anualmente en el remate público como el mejor postor. Pero no siempre fue así, en 1803 ganó Andrés Tapia; en 1806, cuando asume la conducción de la hacienda de Loreto, el diezmero fue José Valentín Orihuela. Mejoraba su economía, lo que le permite comprar el 20 de julio de 1808 una casa a su tía la condesa viuda de Alastaya.40 Por esta época asume la administración del olivar de Miraflores que fue de su tío Vicente Córdova.41 En 1808, dado el empleo de subdelegado de Marina 36 37 38 39 40 41
ARM, PN, Baltazar del Alcázar 1801, f. 42v. ARM, PN, Pedro Antonio del Alcázar 1805, f. 215v. ARM, PN, Pedro Antonio del Alcázar 1806, f. 97. ARM, PN, Pedro Antonio del Alcázar 1806, f. 190. ARM, PN, José Fernández Dávila 1808, f. 88v. ARM, PN, José Fernández Dávila 1809, f. 126v.
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que ejercía, es designado depositario de la hacienda Santo Domingo, que era de los herederos de María Antonia Velarde, pero se excusa de conducirla por «la necesidad de asistir y residir en la hacienda de Loreto que mantengo en arrendamiento, y en otras fincas que se hallan a mi cargo».42 Preocupado por la educación de sus hijos en 1810 lleva a Tomás, el mayor, al Real Seminario de San Jerónimo de Arequipa —una vez tonsurado ejercería en Lima—; poco después lleva a Bartolomé, ello le ocasiona mayores gastos.43 Como una manera de incrementar sus ingresos, hace un préstamo de 1,368 pesos con un rédito de 5% a José Marcos de Artieda, uno de los propietarios que le arrienda Loreto. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la economía familiar no era la mejor. La estrechez parecía mantenerse, a tal punto que cuando fallece en Moquegua el licenciado Francisco María de Peñaloza (nieto de Constanza Nieto y Peñaloza), se llama a concurso de acreedores. Francisco Nieto desde Ilo, el 27 de junio de 1812, le dirige una carta a Juan Marcos Angulo, regidor y fiel ejecutor de la villa de Moquegua, donde más que solicitar hace una abierta súplica para que le permitan participar en la herencia, y pide la benignidad judicial para que comprendan que «no me parece necesario ni estar presente, ni mandar poder, sino que obren por justicia, mirándome con aquella piedad que acostumbran por ser un pobre cargado de familia, como no lo ignora», y que se conformaría con lo que le pudieran dar.44 A la par manejaba la economía del templo ileño y cuando rendía cuentas al obispo lo hacía con tal pulcritud que Luis de la Encina, obispo de Arequipa, le escribe que «en atención a constar por la certificación de nuestro cura de Ilo haber manejado los intereses de la fábrica, con el mayor celo y contracción» le confían que pueda vender las 42 ARM, PN, Dámaso del Alcázar 1808, f. 20. 43 Revista Inédita N° 1, director Eduardo Ugarte, Universidad Nacional San Agustín, Arequipa, Ed. El Sol, 1973, p. 270. 44 ARM, PN, Pedro Antonio del Alcázar 1812, f. 192.
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alhajas del templo que no sean necesarias para el culto, «con el fin de proveer de ornamentos y demás cosas que sean de primera necesidad», tal como lo había pedido. Por su conocida honradez era manifiesta la confianza que le tenían en el manejo de los bienes eclesiásticos.45 Los Nieto alternan su estadía entre el pueblo de Ilo, su valle (principalmente en la hacienda de Loreto) y la villa de Moquegua, donde deciden que el niño Domingo debía educarse. Tanto los Nieto como los Márquez tenían cuartos (modestas y pequeñas viviendas) que les permitía alojarse, pero no era suficiente, decide ampliarlas. Previsor, Francisco logra que Antonio Barcés le traspase un sitio en la pampa de la Alameda con 20 varas de frente y un área de 1,200 varas cuadradas, que adquirió de los propios y arbitrios de la villa, era colindante con la casa y sitio que él allí tenía. Esta es la casa donde vivieron en la ciudad de Moquegua los Nieto Márquez, ubicada en la Alameda, hoy aquí se encuentra el Colegio Rafael Díaz y casas vecinas. Aquí pasó buena parte de su infancia Domingo Nieto.46 Tres meses después, en barrios distintos, adquiere un cuarto que fue de su difunta tía la condesa, se lo destina a su hija Hermenegilda y compra otro a nombre de su hijo Tomás.47 Al año siguiente Francisco adquiere una acción de lomas «que se conocen con el nombre de Los Corrales y pago de Lucumanto con su corral y aguada», que fueron del licenciado Francisco María de Peñaloza, en 200 pesos.48 En Moquegua condujo la hacienda de Calaluna, que fuera de los condes de Alastaya.49 Pocos meses después compra otro sitio en la Alameda a Manuel Gutiérrez, colindante con el que le vendió Barcés, de setecientas varas
45 46 47 48 49
AAA. Vicaría de Arica, Ilo, leg. 1, Diezmos, 1803. ARM, PN, Dámaso del Alcázar 1812, f. 166v. ARM, PN, Pedro Antonio del Alcázar 1812, f. 255v. ARM, PN, Dámaso del Alcázar 1813, f. 8. ARM, PN, Apolinar Zegarra 1830, f. 48.
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cuadradas. De esta manera ampliaba notoriamente su vivienda. Claras señales que la economía mejoraba.50 Al iniciar el año 1815 debe entregar la hacienda de Loreto que le fuera arrendada en 1806. La trabajó tan bien durante estos años que las mejoras realizadas en el cañaveral, el trapiche, los moledores de bronce y otros, fueron tasadas en diez mil pesos, que los dueños no podían pagar al contado, por lo que acuerdan arrendársela de nuevo, esta vez por ocho años, previniendo que si no entraba el río o se presentaban entradas extraordinarias causando grandes destrozos, como había ocurrido en años anteriores, se rebajaría el alquiler.51 Dos años después uno de los copropietarios acabó vendiéndole su parte. Era evidente que la situación había mejorado notablemente, ahora disponía de mejores recursos. Durante el matrimonio habían construido «una casa con dos cuartos, uno al lado de arriba, y otro al lado de abajo, situados en el pueblo del valle de Ilo»; durante el matrimonio también adquirieron «siete cuartos que se hallan fabricados en el mismo pueblo de Ilo, así como un cuarto que sirve de bodega en el puerto de Pacocha».52 Los hijos mayores en el seminario
Mientras Hermenegilda ingresó al convento de Santa Rosa para ser monja, los dos hermanos mayores viajaron a estudiar al seminario san Jerónimo de Arequipa, que entre 1788 y 1804 estuvo bajo la poderosa influencia de clérigo español Pedro José Chávez de la Rosa, ungido en 1787 obispo de Arequipa. Eclesiástico que vino de España trayendo valiosos libros y con ellos ideas de avanzada que ponían en entredicho el origen divino de la monarquía, propias de la revolucionaria Francia, que impartió en el Seminario al que dio un nuevo giro. Estamos ante 50 ARM, PN, Dámaso del Alcázar 1814, f. 42v. 51 ARM, PN, Dámaso del Alcázar 1815, f. 296 y 1817, f. 68. Pedro Antonio del Alcázar 1815, f. 95v. 52 Ambos pueblos desaparecieron con el maremoto de 1868. El nuevo pueblo de Ilo se levantó donde fue Pacocha; en Ilo se erigió el actual cementerio. Testamento de María del Carmen Márquez, en ARM, PN, Apolinar Zegarra 1820, f. 143.
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un obispo culto, tolerante y progresista, bajo cuya influencia se educaron Tomás y Bartolomé Nieto, quienes tuvieron como compañeros de estudios nada menos a quien sería ilustre prócer Mariano José de Arce, tonsurado en 1810 (al año siguiente recibe el presbiterado); ese mismo año recibe la tonsura el poeta Mariano Melgar, poco después mártir de la revolución de Pumacahua; Buenaventura Polar recibió las órdenes menores en 1811, fraile patriota que enseñó en el colegio Franciscano de Propaganda Fide de Moquegua; años atrás, en 1800, egresó José Cayetano Fernández Maldonado, quien también estuvo imbuido de esas mismas ideas, sería el orador oficial y uno de los fundadores de la Academia Lauretana de Arequipa, en 1844 leería la oración fúnebre durante las exequias de Nieto en la iglesia matriz de nuestra ciudad. Cuando Chávez de la Rosa abandona Arequipa para retornar a España, es sucedido en 1810 por el culto como recalcitrante Luis Gonzaga de la Encina, siendo ferviente devoto del rey no pudo impedir que los jóvenes siguieran el camino hacia la libertad por el que ya transitaban.53 Dos meses después de la rebelión de Pumacahua, luego que los insurgentes tomaran la ciudad de Arequipa por veinte días, el obispo de la Encina se entera que los hermanos Nieto fueron contagiados por el entusiasmo patriota y las luchas por la libertad. Vio con preocupación estas muestras que mostraban los jóvenes de clara inclinación a los rebeldes. El 13 de febrero de 1815 decide escribir una carta con tono admonitorio a la madre de los jóvenes, doña María del Carmen Márquez, haciéndole conocer su preocupación y previniéndola para que se tomen las medidas correctivas: (…) tengo muy malos informes contra sus dos hijos y sobrino, no en orden a su habilidad y aprovechamiento, sino en orden a que son adictos a la causa de los insurgentes, y contrarios a la justicia de nuestro rey, que con tanto ardor defendemos y debemos defender, aún a costa de nuestras vidas, con cuya conducta me hacen ver que no siguen el ejemplo de su obispo, ni de tantos héroes que se están sacrificando por esto mismo, y por consiguiente que 53 Revista Inédita op. cit.
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no son buenos para el fin de los servicios en los que jamás debe permitirse a jóvenes de esta clase. Con todo, yo tomaré mejores informes, y si de ellos resultase que no es cierto lo que me han dicho, o al menos que la cosa no es tan grave, como lo he llegado a entender, trataré de que vuelvan los referidos al Colegio Seminario, con lo que será V. servida, y yo tendré gran satisfacción de haberle dado este consuelo. Páselo V. bien y con aquella salud que le desea su afectísimo servidor que su mano besa, Luis obispo de Arequipa. (B. N. D 11885. 1815. Copiador para el presente año de 1815. Correspondencia del obispo don Luis Gonzaga de la Encina).
Clara advertencia en la que hábil y sutilmente utilizaba a la esposa, tan sensible a las prédicas religiosas, con la inocultable intención de que fuera ella quien convenciera al marido para que corrija a los hijos y los encamine hacia una conducta sumisa. Lo que nunca sucedió. Tomás continuó en el seminario, Bartolomé acabó saliendo de él. Pero sin duda, ambos hermanos mayores daban a Domingo el mejor ejemplo para que fuera tomando conciencia de los nuevos tiempos. Estudios de Domingo
Domingo es matriculado en la escuela particular del profesor Pedro Guevara, conocido por el rigor con el que impartía la disciplina, método en boga en el mundo entero. Esta escuela era una alternativa a la enseñanza que se daba en el templo Santo Domingo y en el Colegio Franciscano de Propaganda Fide, integrado mayormente por frailes conservadores que, ante la invasión napoleónica a la península, habían jurado ser fieles al rey, juramento reiterado cuando se dan las luchas por la independencia americana. Razones que don Francisco Nieto tuvo presentes para tener a su hijo alejado de influencias que consideraba tan poco recomendables. Pedro de Guevara fue profesor en la ciudad de Moquegua durante cincuenta años en su escuela de primeras letras, donde enseñaba a leer, escribir y la aritmética básica que permitía sacar las cuentas, tan útiles en las actividades cotidianas. Se ganaba la vida enseñando a los hijos 39
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de las familias más acomodadas como a sus sirvientes, no siempre fue adecuadamente retribuido por su trabajo. Con la misma dedicación enseñó a los de menos recursos, y en muchas ocasiones no le pagaban todas las mesadas o simplemente ni un centavo, teniendo él que asumir el gasto de la tinta y demás útiles. Vivió modestamente, soltero, sin hijos, tenía una hermana que lo apoyaba.54 Por sus enseñanzas, rectitud y honradez, fue un modelo para el adolescente Domingo Nieto, ejemplo de honestidad que dejó una clara huella en la formación moral de su alumno que sería el Quijote de la Ley. Años después, luego de la victoria en la pampa de San Antonio, cuando se celebraba una misa de acción de gracias en el templo de la Matriz, Nieto al reconocer entre los fieles que llenaban el templo a su ya anciano profesor, se le acerca y lo invita al sitio de honor, para que esté junto a él que era mariscal de Agua Santa y presidente del Gobierno Provisorio, al lado de Castilla, Mendiburu, de las más encumbradas autoridades, frente a los vecinos notables y pueblo en general, haciendo justicia con el maestro con este gesto de agradecimiento y gratitud que era un homenaje público. Cuatro meses después cuando fallece Nieto, en este templo José Cayetano Fernández Maldonado en su oración fúnebre recuerda el episodio: Prueba inequívoca de esta verdad fue cuando en este mismo templo, el día de su mayor gloria, presentó a la juventud un ejemplo del respeto que se debe a las canas, llamando a vista de todo el concurso y colocando a su lado al venerable anciano que había sido su preceptor de primeras letras, acción pequeña y acaso des-
54 Pedro de Guevara testó el 15 de febrero de 1851 en ARM, PN, José Santos del Alcázar, f. 401.
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preciable a los ojos del orgullo pero que encierra un fondo inagotable de sana moral.55 Años revueltos
Domingo Nieto pasa su infancia en medio de una marcada agitación social y un sentimiento libertario que paulatinamente se fue apoderando de la mayoría de la población y en particular de su familia. Era apenas un niño de seis años cuando se produce el levantamiento de Chuquisaca, seguido al mes siguiente por la revolución de La Paz, que depuso al gobernador Tadeo Fernández Dávila Eyzaguirre, natural de Moquegua. Rebelión cruelmente reprimida por Goyeneche con un ejército que reclutó en el sur del virreinato. Con estos pueblos Moquegua tenía una fluida vinculación comercial, de allí que las noticias de estos sucesos tuvieran una particular repercusión. Era una época donde no bien se sofocaba una revolución ya se planeaba otra conjura, fenómeno que se presentaba en todo el continente. En 1810 se levantaron las Provincias Unidas del Río de la Plata y desde allí se envían emisarios que sembraban la semilla de libertad, difundiendo en pasquines y folletos el concepto de patria, censurando al despotismo y la tiranía, promoviendo discusiones y captando seguidores. Fue uno de los focos más importantes de irradiación de la revolución. Nieto apenas tenía ocho años cuando se produce el levantamiento de los negros esclavos del valle de Moquegua. Pocos meses después, desde Buenos Aires, avanza un ejército al mando de Castelli hacia 55 Oración fúnebre pronunciada en las exequias al Gran Mariscal D. Domingo Nieto. Biblioteca Nacional del Perú, manuscritos, F 334. 14 folios útiles. Cuando ubicamos el documento se lo facilitamos a Ismael Pinto que lo publicó como parte de nuestra ofrenda en el libro Homenaje a Félix Denegri Luna, del Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú en el 2000. Attilio R. Minuto recoge este episodio en su libro inédito Rápido bosquejo monográfico de la provincia litoral de Moquegua 1930, pp. 174, en el artículo «El homenaje al maestro». Pinto lo reproduce en las tres ediciones de su Antología.
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el Alto Perú con el afán de liberarlo. En su apoyo se levanta Zela en Tacna, ambas insurrecciones son cruelmente debeladas. Dos años después lo siguen los hermanos Paillardelle, uno de ellos, Juan Francisco, había residido en la villa de Moquegua, aquí contrajo matrimonio con Francisca Ruiz Peñaloza, natural del lugar. Uno de los comprometidos en Moquegua era José Egidio Barrios, aunque actuaba con reserva. Desde esta villa parten grupos armados para combatirlos, liderados por connotados vecinos como los regidores José María Arguedas y José Santiago de la Flor, acompañados por el capitán Luis de Pomareda que llevaba en la división bajo su mando a Bernardo Landa Vizcarra. Al año siguiente los hermanos Angulo con Pumacahua lideran una formidable rebelión y toman la ciudad de Arequipa. Oportunidad que es aprovechada por Bernardo Landa, ahora partidario de la revuelta, para proclamar la independencia de Moquegua como líder indiscutible de los insurgentes. Pero el mismo Landa, inducido por el obispo De la Encina, que se encontraba de misión pastoral, se convierte en el debelador de este pronunciamiento. La ciudad estuvo varios días convulsionada. Testigo presencial de estos días convulsos fue Nieto a sus once años. Tal vez era muy joven para entender el porqué de estas luchas, pero eran tan generalizadas y permanentes que se fue familiarizando con ellas y al saber que sus hermanos mayores también eran partidarios de la revolución, acabaría por despertar su conciencia y comprender que se peleaba con persistencia y sacrificio por conseguir la libertad. En la capital también se vivían días de zozobra. En 1818 fracasó la toma de los castillos del Real Felipe del Callao, conjura que fue encabezada por José Gómez, José Casimiro Espejo y el joven médico moqueguano Nicolás Alcázar cuya ejecución, así como el proceso que se siguió a su hermana Bárbara solo por haberlo ocultado, debieron
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ser muy sentidos y comentados en la villa de Moquegua. La situación social que se vivía no era la mejor. Días de decisión
Francisco Nieto pasaba de los sesenta años, ya no era cómodo hacer largas jornadas a caballo entre el puerto y las haciendas. Entonces pretende un cargo más estable y reposado. En abril de 1818, cuando ya era juez jubilado de Marina del valle de Ilo, ahora residente en la villa de Moquegua, da poder a Carlos Francisco Díaz, en Lima, para que en su nombre pueda presentarse ante el virrey y pida alcanzar de su benigna mano mercedes en virtud de los documentos que presente [y] que manifiestan los servicios hechos a su majestad en las partes y lugares que ellos acrediten y pueda alcanzar la merced que fuese y se tuviese bastante a sus méritos para alcanzar la merced que fuese y se tuviese bastante a sus méritos.56
Mientras espera la respuesta a su pedido, arregla sus cuentas con la iglesia de Ilo. Después de varios años de dar estricta, fiel razón y cuenta como fabriquero y mayordomo ecónomo y fabriquero de la iglesia de san Jerónimo del valle de Ilo, siendo ahora juez subdelegado jubilado de Marina, da su última rendición y recuerda se le debe 1,498 pesos y siete reales, de ellos 833 hasta 1811 y el resto hasta el año 1819, que gustoso los asume por no ser suficientes los ingresos de la iglesia. Agrega que «mis enfermedades, los muchos años que he servido este destino y la distancia en que vivo de la iglesia, no me permiten continuar por más tiempo de fabriquero de la misma, y haciendo dimisión de él pido a vuestra señoría ilustrísima tenga la bondad de nombrarme sucesor… y en atención a los servicios que he hecho y la donación que hago, se digne de aprobarme las cuentas, concediéndome fábrica de gracia para mí, mi esposa, hijos y demás de mi familia». El obis-
56 ARM, PN, Pedro Antonio del Alcázar 1818, f. 100r.
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po José Sebastián de Goyeneche se las aprueba, concede lo pedido y le agradece.57 Por estos meses era cada vez más frecuente la presencia de los emisarios de San Martín en la costa. En una comunicación que desde Ilo dirigen al subdelegado Bernardo Landa, le informan que remiten documentos para que se archiven en el oficio de Cabildo por el riesgo que se corre «siendo notorio los continuos asaltos que este pueblo a cada instante está padeciendo por los enemigos insurgentes». Los Nieto Márquez radican en la villa de Moquegua. Francisco vivía acompañado de su esposa María del Carmen, de sus hijos Bartolomé, Domingo y José que era un niño insano. Tomás, cura, se encontraba en Lima; Hermenegilda era monja en el convento de Santa Rosa en Arequipa. La madre pronto enferma y el 18 de febrero 57 Reproducimos la respuesta que da el obispo Goyeneche al pedido de Francisco Nieto. Palacio episcopal San Juan Nepomuceno. Buen Retiro de Arequipa, octubre 16 de 819. Por presentada con las cuentas que esta parte acompaña, y vistas: atendiendo a su notoria hombría de bien, y a la contracción y celo con que ha servido la mayordomía de fábrica de la iglesia de Ilo, supliendo de sus bienes lo necesario para mantener el culto por no alcanzar para ello las dichas rentas de dicha fábrica, se las aprobamos en toda forma, sin más substanciación, dándole las gracias al subdelegado jubilado de Marina don Francisco Nieto, no solo por su dedicación al servicio de aquella iglesia, sino también por la voluntaria condonación que le hace a ella de la cantidad de un mil cuatrocientos noventa y ocho pesos y siete reales, que resultan a su favor y contra la mencionada fábrica. Y queriendo por nuestra parte premiarle, como es justo, este mérito que ha contraído, le concedemos fábrica de gracia en dicha iglesia al expresado don Francisco Nieto, su esposa, hijos y demás familiares, relevándolo de todo cargo, y también de que continúe en la administración de esta mayordomía por las causas que nos tiene alegadas y constan del memorial que antecede, nombrando en su lugar, como lo tiene pedido, a don Manuel de Angulo, a quien se le librará el correspondiente título. Y para satisfacción del dicho mayordomo absuelto don Francisco Nieto, se le dará por el infrascripto copia certificada de este nuestro decreto y su causante, quedando archivado el original con las cuentas en nuestra Secretaría de Cámara y Gobierno. José Sebastián obispo de Arequipa. AAA. Vicaría de Arica, Ilo, leg. 1, Diezmos, 1819.
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de 1820 se encontraba tan delicada que da poder a su marido y a su hijo Bartolomé para que hagan su testamento, nombrándolos como sus albaceas. Falleció una semana después, el día 25. Tres meses más tarde redactan el testamento.58 Hace constar que sus hijos «se hallan todavía en la calidad de menores»; es decir, no habían cumplido los veinticinco años de edad. Fue sepultada en la iglesia del Colegio de padres misioneros de Propaganda Fide, denotando su arraigo en la villa. Su entierro fue hecho «de cruz alta, con grande decencia y acompañamiento», costumbre propia de las familias que gozaban de cierta soltura económica. Declara que durante su matrimonio compró parte de la hacienda de cañaveral de Santa Loreto; también adquirió «un olivarcito y tierras en el pago de Osmori». Dejaba por sus bienes «una parte de olivos y una aguada en la que nombran Quebrada Seca», que heredó de su madre y estaba indivisa con los hijos de su hermana ya difunta. Hace mención de la donación que les hizo la condesa de Alastaya en las lomas, la casa que compraron durante el matrimonio en el pueblo de Ilo y los siete cuartos que allí construyeron, así como el cuarto que les sirve de bodega en Pacocha. Menciona tres cuartos que adquirieron en la villa de Moquegua y la casa que fabricaron en el barrio de la Alameda, en la que fabricaron diez cuartos con un cuartito a la esquina. En las lomas deja cien cabezas de ganado vacuno, cien ovejas, cien cabras, veinte burros aparejados, catorce mulas de silla y carga, seis caballos, seis piezas de esclavos, entre otros bienes. Domingo Nieto tenía entonces dieciséis años. Sufre la orfandad acompañado de su padre, de su hermano Bartolomé que fuera solidario con los rebeldes, de su hermano insano. A mediados de año llega Tomás Landa, que como emisario secreto había desembarcado en junio en la caleta de Camarones. Se dirige al norte visitando Tac58 Francisco Nieto fallecería cuatro años después, probablemente en Ilo. El 20 de agosto de 1823 aún estaba vivo (ARM, PN, Apolinar Zegarra, f. 151v.), y el 6 de noviembre del mismo año en un documento ya se habla de sus herederos (ARM, PN, Pedro Antonio del Alcázar 1823, f. 116v).
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na, Locumba, Moquegua, ocasión en la que le envía a San Martín un documentado informe «que manifiesta los sujetos decididos al partido de la Patria» en Tacna, Sama, Locumba, Moquegua, en esta relación señala que numerosas personas ya eran decididamente patriotas; y, ciertamente, busca convencer a otras más. Por la formación que tuvo en su hogar y en la escuela, era lógica la actitud madura que tomó a sus diecisiete años, cuando llega el teniente coronel Miller a Tacna, como portador de la esperanza de libertad, al frente de un batallón al que se fueron adhiriendo con prontitud los jóvenes de la región. Domingo Nieto se marchó para presentarse como voluntario en Mirave el 22 de mayo de 1821 y pasa a ser un convencido combatiente por la independencia. Desde entonces llevó como insignia su amor a la patria, puesto en evidencia en Torata y Moquegua, en Junín y Ayacucho, en la epopeya del Porte de Tarqui. Y su profunda rectitud y convicción moral cuando se enfrenta a todos los golpes de estado, imperecedero modelo de civismo siempre actual, enseñándonos que la prosperidad de la nación sólo se puede lograr respetando la voluntad popular. Por eso fue su lema «todo con el pueblo y para el pueblo». En cada una de sus jornadas cívicas contó con el apoyo indeclinable de sus paisanos, que lucharon siempre a su lado, hasta el 17 de febrero cuando fallece en el Cusco. Dispuso ser sepultado en Moquegua, para que su cuerpo, convertido en polvo, polvo hecho espíritu, velara eternamente por la ciudad que le dio el ser, en un hermoso ejemplo de amor más allá de la muerte.
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BIBLIOGR AFÍA
Fuentes
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Pedro Antonio del Alcázar 1806. Pedro Antonio del Alcázar 1812. Pedro Antonio del Alcázar 1815. Pedro Antonio del Alcázar 1818. Pedro Antonio del Alcázar 1823. Dámaso del Alcázar 1802. Dámaso del Alcázar 1808. Dámaso del Alcázar 1812. José Fernández Dávila 1808. José Fernández Dávila 1809. Dámaso del Alcázar 1813. Dámaso del Alcázar 1814. Dámaso del Alcázar 1815. Dámaso del Alcázar 1817. Apolinar Zegarra 1820. Apolinar Zegarra 1830. Apolinar Zegarra 1823. José Santos Fernández Dávila 1850. José Santos del Alcázar 1851. Cabildo Causas Ordinarias, 1760, Pedro del Castillo, expediente de 120 folios. Compulsas Corregimiento e año 1600-1824.
Intendencia,
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compulsas,
leg.
IV,
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Archivo Arzobispal de Arequipa (A A A)
Vicaría de Arica, Ilo Legajo 1. Biblioteca Nacional del Perú (BNP)
Manuscritos F 334. Archivo Instituto Riva Agüero (AIR A)
Colección Tejada Sorzano JLTS-0347. Colección Denegri FDL-0569. FDL-0659. Archivo Gener al de Simancas (AGS)
Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra Legajo 7284.
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1930 Rápido bosquejo monográfico de la provincia litoral de Moquegua. Moquegua, documento inédito. Rivero Lavayén, Rolando
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1847 Fracmentos para la historia de Arequipa. Arequipa: Imprenta de Mariano N. Madueño y Compañía.
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Lima - Perú 1955
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La historia del Perú republicano, en la primera mitad del siglo XIX, también tiene su leyenda negra. Esos años revueltos, de intrigas, cuartelazos, desorden, improvisación y anarquía, han causado confusión entre los historiadores. Muy pocos han sabido escudriñar, dentro de esa revuelta trama de acontecimientos, el proceso de la evolución histórica del Perú hasta que se concreta y adquiere madurez en el gobierno de Ramón Castilla (1845-1851). No es posible seguir creyendo que la historia de esos años no es otra cosa que una serie de relatos de aventuras y de bandoleros. Tampoco puede aceptarse que los primeros caudillos fuesen todos hombres incultos, primitivos, de bajas pasiones. Por eso, el estudio de los tiempos llamados de «la anarquía» tiene hoy singular interés. Ahora, veinticinco años después de que Jorge Basadre estudió de manera orgánica, inteligente y objetiva, el período de la iniciación republicana,59 pueden encararse muchos problemas de aquellos años con un sentido comprensivo de la realidad. Y hay que volver a revisar el sentido de los hechos y el significado de las *
Conferencia pronunciada en el Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú, el 15 de abril de 1955. Adenda 2019 Gustavo Valcárcel Salas (GVS). Fue entregado como separata de «Mercurio Peruano» N° 341, agosto de 1955. Ismael Pinto la publica en 1994 como prólogo del apunte de Attilio R. Minuto El gran mariscal de los ejércitos del Perú don Domingo Nieto. Nosotros hicimos una reproducción facsimilar el 2008 con autorización de la Biblioteca Nacional del Perú para ser donada a las bibliotecas públicas y escolares de Moquegua. 59 Jorge Basadre, La Iniciación de la República, Lima, 1929 y 1930.
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figuras de los tiempos anárquicos. Una de ellas, la del gran mariscal Domingo Nieto. Después de Ayacucho, el Perú se encontraba en gravísima situación. Necesitaba definir posiciones frente a Bolívar y frente a los países limítrofes, recién creados. Bloqueadas, en las guerras de la Independencia, durante largos años, las costas peruanas, el comercio había sufrido enormemente y las guerras acabaron de desbaratar la hacienda pública, lo mismo que la privada. Muchísimas vidas se perdieron y, en definitiva, en el orden político y social, la falta de directivos se hacía sentir en el Perú, igual que en México, justamente por haber sido cabezas del poder español. Hoy es aceptado que las guerras de la Independencia tuvieron el carácter de guerras civiles; según datos oficiales de Madrid, en 1820 de los 95,578 soldados realistas que había en América, sólo 23,400 eran españoles.60 Vale decir, sólo una cuarta parte. Se puede estimar que para el Perú la Independencia significó guerrear por unos diecisiete años.61 Cabe, pues, comprender hasta qué punto las guerras habían destrozado la población y los organismos estatales. Y el Perú, agobiado 60 Apud Laureano Vallenilla Lanz, Cesarismo Democrático, Caracas, 1952, nota 1 en la pág. 5. 61 La intervención de fuerzas peruanas en las guerras de la Independencia en sus comienzos a favor únicamente (no hablamos de individuos sino de cuerpos de tropa) del rey, puede señalarse con la batalla de Chacaltaya, en los altos de La Paz, el día 24 de octubre de 1809, donde combaten fuerzas reclutadas en Cusco, Arequipa, Moquegua y Puno, bajo las órdenes del brigadier José Manuel de Goyeneche a los rebeldes paceños de la Junta Tuitiva. En ese mismo año fuerzas del virreinato del Perú pacificaban a la insurrecta ciudad de Quito, cumpliendo órdenes del virrey Abascal, sin que se necesitase derramar sangre. En los años posteriores fuerzas peruanas lucharán en Chile, Alto Perú, Argentina y Presidencia de Quito y también lo harán dentro de los propios límites del Perú, unas veces bajo las banderas de la Patria y otras con las del rey. El cese de las hostilidades se puede señalar con la capitulación de Rodil, 23 de enero de 1826, sin contar las rebeliones de los iquichanos. En consecuencia las luchas duraron alrededor de unos 17 años, debiéndose considerar que dentro de esa época existieron algunos años de tregua, que no propiamente de paz.
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por las guerras, perjudicado por la política bolivariana, hubo de sufrir largamente para encontrar su camino. Sin embargo, dentro de esos primeros años de la república, en que el río revuelto no hallaba aún sus cauces, en que los principios morales se veían sacudidos por la falta de orden y de paz, hubo algunos hombres que, con su prestigio personal, méritos profesionales y entereza ética a toda prueba, sirvieron de norte a los que vinieron después, y de freno a muchos de sus contemporáneos. Y el paladín del orden y la moralidad, en esa época de desenfreno, fue, sin duda, el Mariscal Nieto. Cuando, en plena campaña contra Vivanco, antes de subir por primera vez a la presidencia de la república, lloraba Ramón Castilla la muerte de Nieto, su amigo y jefe,62 no hacía, en el fondo, sino reconocer que, tanto militarmente como desde el punto de vista de sus postulados cívicos, Nieto le había abierto el paso a sus futuras realizaciones. Leal cuando la traición no podía distinguirse de la desorientación; cumplidor de la ley cuando solo las ambiciones existían; creyente en las instituciones en momentos en que no tenían arraigo y ni existían siquiera; honrado a carta cabal; ese fue Domingo Nieto. Y no se conformó con serlo, sino que lo parecía. Así lo reconocieron, y aun proclamaron, sus contemporáneos. Porque el respeto que Nieto mereció no fue el de un hombre honrado pero tonto, sino el de un gran militar y espléndido ciudadano, que creía en una moral y la cumplía. No por un azar un amigo suyo, el «soldado de la ley» Ramón Castilla, llevado al poder por una sublevación que había encabezado Nieto hasta su
62 Proclamas de Ramón Castilla, presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República, «A los pueblos» y «Al Ejército», publicadas en «El Fénix», 16 de marzo de 1844, a raíz de la muerte de Nieto. Dichos manifiestos están datados en Ayacucho, el 22 de febrero de 1844. Los reproducimos al final de esta publicación.
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muerte, llegó a ser el gran presidente republicano que afirmase al Perú en un orden político, económico e institucional. Nieto hizo posible a Castilla. Creemos que en Nieto hubo mayor pureza ideal, pues Castilla también fue un hombre limpio. Y sin duda, en Castilla había mayor habilidad de político, y por tanto, mayores dotes de realizador. Lo que la vida y la obra política de Nieto significó en el Perú es, justamente, lo que va a lograrse en el gobierno de Castilla, la estabilidad del país, la afirmación de las instituciones, la fe en el pueblo peruano, la eficacia administrativa. Por otra parte, Nieto, dentro de los caudillos de su tiempo, aparece como el perfecto caballero, el hombre recto y culto. Cierto es que esos caudillos, llenos de una excesiva pasión de mando, sufrieron más de ese pecado que de ambiciones materiales. Tenían un cierto sentido mesiánico y anhelaban la fama póstuma, que los hacía vivir pendientes del juicio de la posteridad. No fueron esas viejas figuras republicanas, hombres tan reprobables como a algunos se antoja. Pero si ellos cometieron el pecado de transgredir continuamente la ley y destruir las instituciones, allí está Nieto, contemporáneo suyo, para demostrar que también una fuerza de orden latía en alguno de ellos. Domingo Nieto nació de una familia ilustre, en el puerto de Ilo, provincia de Moquegua, y fue bautizado el 15 de agosto de 1803.63 Hijo de don Domingo Nieto y de doña Carmen Márquez, pertenecía por su linaje a una noble familia. Los Nieto tenían el titulo condal de Alastaya, y una prima hermana de Domingo, cuando éste nació, era quien poseía el condado.64 Según la tradición, el nacimiento del 63 Juan Gualberto Valdivia, Fracmentos para la Historia de Arequipa, Arequipa, 1827, págs. 170-171, reproduce la partida de bautismo de Nieto. 64 Isabel Zizold de Ruzo, Historia del mayorazgo de Alastaya en Moquegua, en «Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas», Nº 5, Lima, 19501951, véase las págs. 66-69 donde se encontrará lo referente a la condesa de Alastaya doña María Gregoria Nieto y Nieto. Adenda 2019 (GVS). Isabel Zizold en su trabajo publicado en 1950 recoge la versión que circulaba que Domingo Nieto era hijo de Francisco Nieto Hurtado
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prócer ocurrió en la hacienda familiar de Chiribaya,65 cercana a Ilo, pero la infancia y adolescencia tuvieron lugar en Moquegua. Ciudad ésta de importancia, «cabeza de la provincia de Colesuyos», y sede de un subdelegado, contaba con un Colegio de Propaganda Fide, el cual, según el analista Antonio Montenegro y Ubaldi, había reemplazado al antiguo colegio de los expulsados jesuitas.66 Allí, muy posiblemente, se educó Domingo Nieto. Como todas las ciudades peruanas, también Santa Catalina de Guadalcázar de Moquegua hubo de sentir la inquietud libertadora. Cercana a la zona de operaciones de los ejércitos emancipadores del Río de la Plata, primero los de Castelli, luego los de Belgrano y Rondeau, no podía permanecer ajena a los nuevos sucesos.67 Algunos de Zapata, medio hermano de los condes de Alastaya. Hemos demostrado lo errónea de esta vinculación, que fue muy difundida por el árbol genealógico que en 1942 trabajaron los curas Martínez en homenaje a la ciudad por el IV centenario de su fundación española. No obstante que el cuadro lo donaron para el Municipio se exhibe en el templo Santo Domingo de Moquegua. 65 Adenda 2019 (GVS). Domingo Nieto fue hijo de Francisco (no Domingo, como figura en el texto) Nieto Hurtado y de María del Carmen Márquez Oses. Su abuelo paterno, Juan Hilario Nieto Fernández Dávila, fue primo hermano de los condes de Alastaya. María Gregoria Nieto, que sucedió a su padre Antonio Nieto y Roa como III condesa de Alastaya, era prima en segundo grado de Francisco Nieto, por tanto, tía lejana de Domingo, que no estaba vinculado a este título condal. A principios del s. XX en Ilo circulaba la tradición de que Nieto había nacido en la hacienda de Loreto, vecina a la de Chiviquina, que entonces conducía su padre. Años después, en 1831, Bartolomé Nieto adquiriría el fundo de Chiribaya con el producto de la herencia paterna, propiedad que compartía con su hermano Domingo. Ahora se ha establecido que Nieto nació el 4 de agosto, día que el santoral dedicaba a santo Domingo. 66 Antonio Montenegro y Ubaldi, Noticia de la ciudad de Santa Catalina de Guadalcázar de Moquegua – Cabeza de la Provincia de Colesuyos, en «Revista Histórica». Lima, 1906, tomo I, pág. 86. Adenda 2019 (GVS). El nombre completo de nuestro historiador es Juan Antonio Montenegro y Ubaldi. Su Noticia la editamos en 1992 para ser donada a las bibliotecas escolares y públicas del departamento. En esta edición la referencia citada está en la pág. 15. 67 En la Memoria militar del general Pezuela (1813-1815), que hemos publicado en el tomo XXI de la «Revista Histórica», dicho jefe expresa: «El 11 [de noviembre
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ellos, provocados por los propios peruanos, ocurrieron en Tacna, otros en Arequipa. La hora de la emancipación también se vivía en Moquegua,68 lugar en donde moraban hidalgas familias de criollos. Una de ellas, la de Nieto justamente, fue de las que con mayor entusiasmo ayudaron a los patriotas. El 6 de mayo de 1821 el audaz Guillermo Miller, cumpliendo órdenes de San Martín, desembarcaba en Arica y tenía en jaque, durante casi tres meses, a las fuerzas del rey. Miller cuenta en sus memorias que si en Arica y Tacna fue bien recibido, en Moquegua la acogida alcanzó el entusiasmo.69 Los éxitos de estas fuerzas patriotas, entre otros el de Mirave, acabaron por crear un ambiente de fervor patriótico: A tal punto, que, pese a carecer de refuerzos, Lord Cochrane, según el mismo refiere, «determiné seguir adelante, confiando en los sacrificios que habían hecho los peruanos en favor nuestro».70 El armisticio de Punchauca impidió llevar adelante las operaciones, que ya habían dado brillantes resultados, a más de haber dejado un cuantioso botín
de 1814] se revolucionó Moquegua a influjos del caudillo Lanza». Adenda 2019 (GVS). El caudillo responsable de la revolución y de la contrarrevolución fue Bernardo Landa. Así lo precisa en las págs. 92 y 94 el Compendio de los sucesos ocurridos en el Ejército del Perú y sus provincias (1813-1816) de Joaquín de la Pezuela, editado por Pablo Ortemberg y Natalia Sobrevilla, publicado por el Centro de Estudios Bicentenario, Santiago de Chile, 2011. Aquí se reproduce el manuscrito original que se resguarda en Santander (España), más completo que el de la Biblioteca Nacional de Chile, que sirvió de fuente a F. Denegri. 68 El R. P. Fr. Víctor M. Barriga publica Poesías populares con temas históricos, en la revista «Fénix», N° 9, Lima, 1953. En la pág. 414 se reproduce un romance que se intitula «El 12 de noviembre (de 1820) un aprendiz de clérigo mandó a Arequipa la noticia de la entrada de San Martín que alborotó Moquegua y con este motivo salió el romance que sigue: [...]». El título reproducido indica la perturbación que causaban los patriotas con sus noticias en Moquegua. 69 John Miller, Memorias del general Miller al servicio de la República del Perú, Londres, 1829, tomo 1, págs. 290-291. 70 Memorias de Lord Cochrane, conde de Dundonald, París, 1863, pág. 134.
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económico. Las fuerzas de Miller se reembarcaron en Arica el 22 de julio de 1821.71 Justamente por esos días Domingo Nieto, un adolescente de unos dieciocho años de edad, se alista en las fuerzas de la patria. Actitud valerosa, pero no extraña en esos tiempos, pues Miller mismo cuenta que dos jóvenes de diecisiete, escapados de un colegio de Arequipa, habían recorrido larga distancia para alcanzar a las tropas emancipadoras, pidiendo su incorporación.72 Salaverry, Vivanco y Echenique, entre otros, ingresaron al ejército patriota de menor edad aún. Se vivían tiempos de embriaguez, y los jóvenes buscaban el heroísmo y el sacrificio. Nieto fue uno de ellos. El general don José María Plaza, jefe distinguido en el cuerpo de Miller, escribe en un informe que Nieto se incorporó «en el mes de junio del año 1821. Y en consideración a los servicios y sacrificios que él y su casa habían prestado al ejército, se le admitió por el señor general don Guillermo Miller en clase de teniente de caballería».73 Todo esto concuerda con la foja de servicios de Nieto que en 1837 fue reconocida por las autoridades; allí se consigna que el 5 de junio de 1821 Nieto era teniente de caballería.74 Carrera tan brillantemente iniciada, le permitió al joven soldado que, merced a sus méritos en campaña, y también a su prestancia personal, llegase a ser una figura importantísima de la vida nacional a los treinta años de edad.75 A su muerte, cuando tenía a su cargo el gobierno de buena parte del Perú, contaba poco más de cuarenta años. Sin 71 John Miller, op. cit., véase págs. 270-306. 72 Ibídem, pág. 289. 73 Apud Pedro Ruiz Bravo, Apuntes históricos sobre la vida militar del gran mariscal don Domingo Nieto, Lima, 1942, 58. 74 Ibídem, véase el cuadro gráfico anexo al final de la obra. 75 Santiago Távara (Historia de los partidos, Lima, 1951, pág. 106) hablando de los candidatos presidenciales en el año 1833: «Salieron a la arena el general don Domingo Nieto y el general don José L. (sic) Orbegoso, ambos como candidatos del partido liberal, fraccionado en este punto [...]».
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embargo, había realizado ya multitud de campañas y había sido actor en infinitos hechos de la vida militar y política del Perú. En los tiempos de la independencia, cuando era todavía un adolescente, Nieto estuvo presente en las dos campañas de Intermedios, en la jornada de Junín y también en la de Ayacucho.76 En ésta, como edecán del ilustre general La Mar,77 Nieto se comportó con intrépida valentía y mereció ser citado entre los más distinguidos en la batalla.78 Otro de los citados, como se sabe, fue Ramón Castilla. La gloria los unía ya desde la juventud. Formó parte del ejército de Sucre que cruzó el Desaguadero para libertar el Alto Perú, que muy pronto pasó a ser República de Bolivia. Concurrió al sitio de los Castillos del Callao. Luchó contra los indios realistas iquichanos, rebeldes al poder patriota. Y en 1829 estuvo nuevamente a órdenes de La Mar, peleando contra la Gran Colombia,79 en una campaña históricamente mal estudiada y poco afortunada, pero que dejó como saldo positivo el librarnos, de una vez por todas, de la hegemonía bolivariana, Nieto fue uno de los pocos que, con toda lealtad y altura, protestó contra el omnipotente mariscal Gamarra cuando depuso a La Mar de manera indigna.80 Durante su gobierno, Gamarra se comportó con especial discreción y solicitud con Nieto. Nos ha sido posible descubrir 40 cartas del 76 Véase la foja de servicios reproducida por Pedro Ruiz Bravo en op. cit. 77 «El general Nieto oyó con calma a Valdivia y se redujo a decirle: [...] pues la batalla se aceptó en Ayacucho [...], sólo por La Mar, a pesar de la resistencia del general Sucre [...] A mí me tocó el honor de ser ayudante del general La Mar en esa batalla y fui testigo de lo que valía el general La Mar» (Juan Gualberto Valdivia, Memorias sobre las revoluciones de Arequipa desde 1834 hasta 1866, Lima, 1874, págs. 94-95). También véase: José Hipólito Herrera, El Álbum de Ayacucho, Lima, 1862, pág. 193. 78 Apud. Pedro Ruiz Bravo, (op. cit., pág. 37), Relación de los señores jefes y oficiales que se distinguieron en la gloriosa batalla de Ayacucho... 79 Foja de servicios reproducida por Pedro Ruiz Bravo, a la que ya nos hemos referido. 80 Santiago Távara refiriéndose a la deposición de La Mar, obtenida por Gamarra
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presidente Gamarra al coronel Nieto, que hoy existen en el Archivo Nacional de Chile.81 En todas ellas se revela la distinción con que el sagaz cusqueño trataba a Nieto. Gamarra, precisamente, lo ascendió en 1831, a la alta clase de general de brigada. El 30 de octubre de 1828 Nieto contraía matrimonio con la dama lambayecana doña María del Tránsito Solís,82 cuyas admirables virtudes de peruana, esposa y madre, deberían ser recordadas a las peruanas de hoy para servirles de noble ejemplo. Sirvió de apoyo a su esposo y de consejera, aún en los momentos más difíciles de su carrera. En dos ocasiones llegó a correr graves riesgos por ayudar a su cónyuge: al proporcionarle armas cuando lo deportó Salaverry,83 y años más tarde, en 1843, al intervenir en forma activa, no obstante su estado de preñez, en conspiraciones contra el Supremo Director Vivanco, quien daba muestras de no andarse en contemplaciones contra los que trataban de perturbar la paz pública.84 Fue Nieto, sin duda, cabal y noble expresión del sentir de su Nación y de su época. Romántico, noble y bueno, quien, como dice Ba-
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por un motín militar, dice: «Los oficiales de éste (el ejército del norte), al saber el atentado que se cometía, se alarmaron y el coronel Nieto jefe de una parte de la caballería y multitud de paisanos de la ciudad trataron de oponerse, pero su intento fue contenido con las fuerzas del sur, conservadas en buena organización, intactas y superiores al ejército del norte, desorganizado por los contrastes de la campaña, en cuyo estado se le conservó de intento (Historia de los partidos, ya citada, pág. 57). Adenda 2019 (GVS). Para la presente edición, ver la nota 75. Benjamín Vicuña Mackenna, Catálogo de la Biblioteca y Manuscritos de..., Santiago de Chile, 1886, pág. 180. Copia de las referidas cartas obra en nuestro poder, habiendo entregado una similar al distinguido historiador Alberto Tauro, para el Epistolario de don Agustín Gamarra, del que ya ha publicado un primer tomo, que es un aporte documental extraordinario para el conocimiento de la figura de dicho prócer y de los primeros años de nuestra vida republicana. Apud Pedro Ruiz Bravo, op. cit., págs. 41 y ss. véase Documentos relativos al matrimonio del teniente coronel don Domingo Nieto. La partida de matrimonio está reproducida en las págs. 44-45. Cf. Juan Gualberto Valdivia, op. cit., 115-116. Jorge Basadre, La conspiración de las sortijas negras, en «Nueva Revista Peruana», Lima. 1930, N° 4, págs. 29-37. Passin periódico «El Peruano», año 1843.
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sadre: «Sentía una crédula reverencia ante las grandes palabras con mayúscula: Libertad, Independencia, Constitución, Congreso».85 Pero no debernos sonreírnos cazurramente por tal idolatría de Nieto, idolatría por la cual habían muerto y seguirían muriendo miles de hombres en todas las latitudes y climas del mundo occidental. Las más grandes inteligencias y las mayores voluntades de esa época, rendían pleitesía a esas seductoras palabras, que habían servido de llave para transformar Europa y América, y que valieron de fórmula mágica a dos colosos del XIX, Napoleón y Bolívar. Y si bien ambos después les dieron, en la práctica, interpretaciones muy personales a esas palabras, ellas fueron la fórmula con que habían arrastrado pueblos y por las que miles de gentes habían muerto llenas de fe. Estamos a fines del año 1833. Nieto había contado con muchas simpatías para ser elegido presidente de la República. Luna Pizarro, nuestro sutil político, deseaba una voluntad más fácil de ser modelada que la de Nieto.86 Después de largas intrigas el Congreso, dominado por Luna Pizarro y los liberales, elegía al general Luís José de Orbegoso. Los acontecimientos se precipitan y el ejército, controlado por Gamarra, se pronuncia en Lima a favor de la presidencia del general Bermúdez. El pueblo de Lima se yergue contra quienes pretenden ir contra su voluntad, y los obliga a retirarse de la capital. En Arequipa está Nieto y la ciudad se hallaba inerme. Pero el pueblo entero lo proclamó su defensor. Hermosa fue la iracundia de la cívica Arequipa. Las proclamas se suceden y la musa popular canta a los hombres que se aprestan a guerrear por la Constitución y por defender a su tierra.87 El día que la ciudad se pronuncia por la Constitución, el 13 de enero de 1834, se proclama como el Día Grande. Las prensas arequi85 Jorge Basadre, Historia de la República del Perú, tomo I, Lima, 1949, pág. 259. 86 Cf. Santiago Távara, op. cit., págs. 106-108 y 134-136. 87 Poseemos una nutrida colección de impresos arequipeños de esa época, quizá de
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peñas trabajan incesantemente.88 Y dice Valdivia, que en ese día, ante todos los notables y las corporaciones arequipeñas, Nieto dio cuenta de lo sucedido en Lima. Luego el general «quedó sollozando sin poder continuar; y el público acompañó en su sentimiento al guerrero que con su lanza sostuvo en Tarqui el honor de la República».89 ¡Qué lírico este episodio! —Dice el bravío fraile que habían sollozado la ciudad y el guerrero. Pero no era llanto de debilidad, sino lágrimas de los hijos ante la Madre Patria profanada. Lágrimas que, las más completas que haya. También los tiene la Biblioteca de la Universidad del Gran Padre San Agustín de Arequipa, la que está formada sobra la base de un obsequio hecho por el canónigo Gregorio Martínez a dicha Universidad y cuya «Relación de [...]» se encuentra en la Revista de dicho Centro, Arequipa, 1949, Nº 29, págs. 238 y ss. 88 Bajo el rubro Día Grande Arequipa, se imprime en la «Imprenta de Anselmo Valdez, por Vicente Gallo», año 1834, un interesante relato de los acontecimientos de aquel día. Don José María Blanco, en su Diario de la marcha que hace su excelencia el presidente provisorio de la República Peruana, don Luis José Orbegoso, a los departamentos del sur, cuya primera parte fue publicada por Luis Varela Orbegoso, en Documentos del gran mariscal don Luis José de Orbegoso, volumen III, Lima 1929, existiendo los originales de dicho documento en el Archivo Nacional de Historia del Ecuador, en Quito. De la segunda parte, aún inédita, y cuya edición anotada estamos preparando para la colección «Biblioteca de la República», en la parte referente a Arequipa, dice el P. Blanco: «un arco majestuoso de cal y canto, de doce varas de elevación, con una puerta de reja de hierro que cubre el ámbito de él, elevándose hasta tocar su semicircunferencia fue levantado aquí en honor del Excmo. señor general Simón Bolívar… el día 13 de enero de 1835 se sustituyó a ella la de La Libertad, que costearon varios patriotas en celebridad del cumpleaños del heroico pronunciamiento de Arequipa por la Libertad y las leyes [...] Esta es de vara y media de alto, y se halla vestida a la romana, teniendo cubierta la cabeza con una gorra colorada. En su pecho aparece el ojo de la Providencia despidiendo de sí resplandores, siendo notables los siete radios que salen de él, en donde en cada uno de ellos está escrito el nombre de los departamentos que forman la República Peruana. Tiene levantado en la mano derecha el Libro de la Constitución, que está abierto, y con la izquierda se sostiene en un escudo de figura esferoide, dado de negro, en letras de oro, se lee lo siguiente: Arequipa en 13 de enero de 1834, se proclamó por respeto a la Ley, y la sostuvo con su sangre en Miraflores y Cangallo. El 18 de mayo en su reacción hizo conocer a los facciosos de cuánto es capaz un pueblo libre. 89 Juan Gualberto Valdivia, op. cit., pág. 21.
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de acuerdo con el romanticismo de la época, no empequeñecían la virilidad, sino la acrecentaban para ir a la lucha. ¿Quién podía dudar del «valor comprobado» de Nieto? —¿Quién podrá dudar del valor de la rebelde ciudad del Misti?— Pocos días después Arequipa batallaría heroicamente contra las fuerzas de San Román. Durante esta lucha se juntaron definitivamente las estrellas de dos hombres: Nieto y Castilla.90 Esa amistad sólo pudo ser rota por la muerte. Un viajero francés, el vizconde Eugenio de Sartiges, fue testigo de las inquietudes de Arequipa en los últimos días de 1833: hombre escéptico y risueño, en este caso se muestra circunspecto y dice: Simple soldado en un principio, por su valentía Nieto había llegado al grado de general de división y se citaba con elogio su lealtad y la firmeza de su carácter. Si la guerra civil empezaba de nuevo, se decía que el general Nieto estaba llamado a representar un gran papel.91
Desdichadamente, la guerra civil se había desatado y con pausas, más o menos breves, había de proseguir durante más de diez años. La lucha desencadenada por Gamarra continuaría hasta que las huestes de Nieto y Castilla venciesen y restablecieran, en 1844, el imperio de la Constitución. Nieto ingresa así, como gran figura, a la vida política. Sus antecedentes de soldado disciplinado y amante de la ley no podían ser más altos. En su carrera militar había derrochado coraje, y en el año 1829, en el Portete de Tarqui, su valor alcanzó caracteres legendarios. Con su invicta lanza, arma bienamada del soldado de caballería que siempre fue Nieto, dejó tendido en el campo al valiente Camacaro, uno de los más bravos lanceros de Bolívar. Llanero que se había hecho ilustre por su valor en las guerras de la Independencia Americana; el general 90 Ibídem págs. 26 y 34. Cf. el Cap. II de dichas Memorias. 91 Cf. Eugenio de Sartiges, Viaje a las Repúblicas de América del Sur, 1831 en Dos viajeros franceses en el Perú Republicano, Lima, 1947, págs. 9-10.
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O’Connor, recordando su actuación en la batalla de Junín, diría de él que era una de las «lanzas finas» de Colombia.92 El parte de batalla del Portete de Tarqui, dirá con severidad castrense: «El intrépido comandante Nieto, al frente del primer escuadrón de los bravos Húsares, atravesó en este choque con su lanza al comandante Camacaro».93 De su disciplina y amor a la ley proviene la noble actitud de Nieto ante la deposición de La Mar, que narra don Santiago Távara.94 Recuérdese también la solicitud que presentó en Piura, el año de 1828, en que pedía ser relevado del mando de su amado regimiento Húsares de Junín, por razones reglamentarias de antigüedad, que favorecían a su segundo.95 Igual puntillosidad legal en la observancia de lo prescrito encontramos en el expediente en que solicita licencia matrimonial a la superioridad militar, llenando todos los requisitos estatuidos.96 Todas sus promociones en la carrera militar fueron obtenidas por méritos adquiridos, previo cumplimiento de los trámites legales. «Quijote de la ley»97 lo llamaron sus contemporáneos; y sin embargo, este hombre que cumplía sus deberes de manera tan poco criolla, merecía el respeto general. El año 1834 será muy rico en acontecimientos en la vida militar y política de Nieto. Vencedor del gamarrista San Román en la pampa de Miraflores, muy luego la suerte le sería desfavorable en Cangallo. Según Valdivia, por haber confiado imprudentemente en la palabra 92 93 94 95
Cf. Francisco Burdett O’ Connor, Recuerdos de [...], Tarija, 1895, págs. 75-76. Apud Pedro Ruiz Bravo, op. cit., págs. 50-51. Ibídem pág. 57. Apud Pedro Ruiz Bravo, op. cit., pág. 38-40, en el que se reproducen las piezas de dicho «expedientillo». 96 Ibídem, págs. 41-47. 97 «[...] la patria del inmortal gran mariscal Nieto, cuyo elogio lo hicieron sus propios enemigos, denominándolo en Bolivia el Quijote de la ley; y en el Perú, el Segundo tomo del general La Mar [...]» (Juan Gualberto Valdivia, Fracmentos para la historia de Arequipa, Arequipa, 1847, pág. 170). «El mariscal greco-romano fue uno de los apodos que recibió» (Jorge Basadre, op. cit., tomo I, pág. 259). «[...] y alaba a Nieto como “esclavo de la ley” (Gervasio Álvarez apud Raúl Porras Barrenechea, Fuentes Históricas Peruanas, Lima, 1955, pág. 476).
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empeñada por San Román.98 No obstante este contraste, Nieto se retira con cierto orden a Tacna, y en esa ciudad recibe un emisario de Gamarra, quien en su propio nombre y el de Santa Cruz, le ofrece al joven de treinta años el mando supremo del sur del Perú, dentro de una Confederación que se integraría por tres estados: Norte Perú, Centro Perú y Bolivia, bajo el patrocinio de un Santa Cruz presidente de la Confederación. Y no obstante su situación militar de vencido y debilitado, el joven caudillo se niega austeramente porque: «Cree que no puede hacer por sí solo, ni en su carácter de general ni como simple ciudadano, mudanzas e innovaciones de un carácter tan serio ni de otra especie alguna». Pide en cambio, como base de un arreglo, el reconocimiento del presidente legal Orbegoso. Es mayo de 1834.99 Pocos días después llegaba al sur del Perú la noticia del «Abrazo de Maquinhuayo» (24 de abril de 1834), que traía la paz y la vuelta a la ley, y por ende el triunfo de la causa defendida por Nieto. Los premios no podían hacerse esperar, y uno de los hombres más señalados, tanto por su conducta militar cuanto por su arraigo personal entre los miembros de la Asamblea Constituyente, era Domingo Nieto. Se le enviaron por el presidente Orbegoso los despachos de general de división.100 En una nueva muestra de sinceridad, renunció
98 Cf. Memorias sobre las revoluciones de Arequipa, pág. 62 y ss. 99 Las frases transcritas son las que figuran en las actas que dan razón de las conversaciones tenidas por los representantes autorizados de Gamarra, el coronel Bernardo Escudero y D. Baltazar Piérola, y por Nieto, el coronel Camilo Carillo y a D. Manuel Ross. Relato de esas negociaciones lo da el propio Nieto, transcribiendo las dichas actas, en Memoria de los hechos que justifican la conducta política que como jeneral del Ejército del Perú ha tenido Domingo Nieto, en la época que comprenden los años del 34 al 39, y muy particularmente los que tienen relación a la en que se proclamaron los pueblos contra la Confederación, Lima, 1839, págs. 5-8. También lo hace Juan Gualberto Valdivia, transcribiendo las actas, en sus Memorias, págs. 85-87. Además debo añadir que las actas originales obran en nuestra colección particular. 100 Domingo Nieto, folleto citado, pág. 10-11.
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a esos honores ganados en lucha fratricida y señaló los desórdenes que causaría la prodigalidad imprudente en el reparto de ascensos. El primer día de enero de 1835, estando el presidente Orbegoso en el sur del Perú, el sargento Becerra sublevó los castillos del Callao. El 2 de enero la fortaleza se toma por asalto por tropas encabezadas por Nieto, quien llevaba como jefe de Estado Mayor al impetuoso Felipe Santiago de Salaverry.101 Pocas semanas después, a las 12 de la noche del 22 de febrero de ese mismo año, Salaverry se subleva en el Callao y se proclama jefe Supremo del Perú, deponiendo a D. Manuel Salazar y Baquíjano, encargado del Poder Ejecutivo por la ausencia del presidente Orbegoso de la capital de la República.102 Pocas horas después del amotinamiento, «entre las dos y media y tres» de la madrugada, Salaverry hacía detener al general Nieto, enfermo en esos días, depositándolo para su vigilancia en la goleta Peruviana.103 Conocedor Salaverry del arraigo de Nieto y de su fidelidad insobornable, ordena al mencionado barco de guerra, al que dota de competente guarnición, que zarpe con destino a California, expatriando así a Nieto.104 La esposa de Nieto gestionó y obtuvo que se le permitiera a su esposo llevar consigo un servidor y también hacerle llegar 101 Cf. Manuel Bilbao, Historia de Salaverry, Buenos Aires, 1867, 157 y ss. Domingo Nieto, folleto citado, págs. 10-11. 102 Cf. Manuel Bilbao, op. cit., 162 y ss. y 195 y ss. 103 Oficio del presidente del Consejo de Estado, Manuel Salazar y Baquíjano, al presidente Orbegoso, su fecha febrero 23 de 1845, en la que se da cuenta de la sublevación de Salaverry en las fortalezas del Callao. Esta carta fue reproducida por el general Orbegoso en: Defensa que hace Luis José Orbegoso, jeneral de los Ejércitos del Perú, contra el atroz, ilegal y atentatorio decreto de 21 de septiembre último, dado por la junta de Huancayo, declarándole traidor y poniéndole fuera de la ley, por haber cumplido las disposiciones de la Convención Nacional, y defendido su Patria contra las sediciones de Gamarra y Salaverry en 1835, y de la invasión del Ejército de Chile en 1833. 104 J. G. Valdivia, Memorias, pág. 115-118; Manuel Bilbao, op. cit., 228-229.
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un arconcito con ropa blanca. Escondidas, dentro de esa ropa, iban, cuenta Valdivia, dos «pistolas cargadas de seis tiros, que el general Orbegoso había regalado al general Nieto y que tal vez fueron las primeras de su especie que llegaron al Perú».105 Fueron suficientes las dos pistolas para que Nieto, con gran coraje, no obstante su enfermedad, pudiese dominar la tripulación y guarnición del barco y obligarlas a que lo desembarcaran en Huanchaco.106 Con la actividad que le era propia consiguió armar 200 hombres. Enfermo él, y al frente de simples milicianos, Nieto batió al batallón Legión Peruana, que mandaba el comandante Rivero Salaverry, hermano natural de Salaverry. Estos hechos debieron ocurrir en el mes de marzo de 1835. El jefe Supremo conociendo la clase de enemigo que era Nieto, dejó Lima107 y se embarcó para los puertos del departamento de La Libertad acompañado de competentes fuerzas. El general Salaverry estaba en Trujillo o las cercanías de esta ciudad el día 13 de abril de 1835.108 Ante la proximidad de las tropas enemigas, muy superiores a las suyas, Nieto tuvo que empezar a retirarse para tratar de reforzarse, para lo que se dirigió al Callejón de Huaylas en una rápida y fatigante
105 Ibídem, pág. 116. 106 «Desembarcó el 28 de febrero en Huanchaco...» (Modesto Basadre y Chocano, Diez años de historia política del Perú, Lima, 1953, pág. 25). 107 Salaverry debió salir de Lima el 6 de abril de 1835, como se infiere de las proclamas de Salaverry, reproducidas en el periódico «Gaceta de Gobierno», N° 13, de Lima, 8 de abril de 1835, datadas en la fecha antes indicada. En un parte militar, inserto en esa misma hoja de 13 de mayo de 1835, se dice: «La campaña sobre los departamentos del norte, emprendida por S.E. el jefe Supremo el 6 del pasado abril [...]». Coinciden en esa fecha, tanto Nemesio Vargas cuanto Ernesto Diez-Canseco (Historia del Perú Independiente, Lima, 1916, tomo VII, pág. 109; Relación cronológica de los gobernantes que han ejercido el mando en Lima, en «Revista Histórica», Lima, 1949, tomo XVIII, pág. 235). 108 Cf. el art. El día trece de abril en «La Estrella del Norte», apud «Gaceta de Gobierno», Lima, 22 de abril de 1835 y Nemesio Vargas, op. cit., tomo VII, pág. 109.
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marcha, perseguido de cerca por las fuerzas salaverrinas, que al decir de un parte: el brillante batallón Cazadores de Ayacucho ha marchado setenta leguas sin dormir una sola hora, sin más descanso en los pueblos que el tiempo necesario para tomar el rancho que se tenía preparado. Llenará de asombro a todos los soldados de la tierra que una división, que partió de Trujillo en la tarde del día primero, después de atravesar arenales inmensos, la cordillera de los Andes, y los caminos más fragosos que hay en el Perú, se haya situado hoy en esta ciudad, al tiempo que su vanguardia ocupaba el pueblo de Recuay, siete leguas más al sud, sin haber perdido un solo hombre de su fuerza....109
En Cachapampa, departamento de Ancash, un grupo de jefes y oficiales, encabezados por el coronel Mariano Cabada, sublevaron la tropa de Nieto, conforme consta del acta de dicha sedición, que fuese firmada a las 9 p.m. del 7 de mayo de 1835.110 A las diez de la noche de ese mismo día «fueron amarrados» por sus propios hombres, Nieto, los coroneles Camilo Carrillo, José Villa y 8 oficiales más, y entregados a la vanguardia salaverrista que estaba situada en Recuay.111 Prisionero fue conducido hacia Trujillo donde se hallaba Salaverry. Este había ofrecido a sus amigos en Lima fusilar a Nieto tan pronto como lo capturase.112 No obstante Salaverry, como valiente que era, respetaba a los bravos. Salió de Trujillo y recibió a Nieto una legua antes de dicha ciudad, con toda consideración y según Valdivia «lo saludó con gran cortesía y respeto, alargándole la mano y dicién109 Cf. «Gaceta de Gobierno», Lima, 13 de mayo de 1835, en la que se reproduce un parte del Cuartel General de Huaraz. 110 Ibídem. 111 Ibídem. Debemos recordar la hermosa frase del historiador chileno Ramón Sotomayor Valdés, que refiriéndose a este episodio dice: «...toma prisioneros a Nieto y a unos pocos oficiales que respetan su lealtad y sus principios...» (Historia de Chile bajo el gobierno del jeneral D. Joaquín Prieto, Santiago de Chile, 1900, tomo II, págs. 30-31). 112 «En la entrada triunfal que hizo se le criticó que trajera a su lado al general prisionero y no le hubiese fusilado como prometió al partir». (Manuel Bilbao, op. cit., pág. 229).
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dole: Mi general me parece Ud. muy enfermo». Después le propuso a Nieto cederle la jefatura de la República o la del Ejército, «a elección de Nieto». Este […] se negó a todo, prefiriendo que lo matase o deportase, antes de aparecer... al lado de un gobierno ilegítimo. Le dijo que llamase al Sr. Salazar y Baquíjano, reponiéndolo en el destino que le correspondía por Ley, y que en tal caso ofrecía cordialmente, que juntos harían la guerra y serviría bajo sus órdenes, y que tenía la confianza que escarmentarían a Santa Cruz. Que no dudase de que la Nación entonces proclamaría al general Salaverry, y que él le ayudaría con toda su influencia.113
Juntos volvieron a Lima, debió ser el 17 de mayo de 1835, pero no pudiendo entenderse con su aprehensor, Nieto tuvo que dejar el Perú dirigiéndose a Chile.114 Mientras tanto, al cuartel de Santa Cruz, en el sur del Perú, llegó la noticia de que Nieto había sido fusilado por Salaverry. El general Santa Cruz —dice Valdivia— abrió la correspondencia, y después de haber leído lo referido, volviéndose a Quiroz, le dijo: que desgracia. El Perú no tendrá ojos suficientes para llorar la pérdida de ese general, tan valiente y tan honrado.115
De su estadía en Chile, el año 1835, dice el propio Nieto: […] permanecía yo en Chile esperando el desenlace de ellos [las luchas civiles], cuando por conducto fidedigno tuve noticia que Bolivia y su jefe intervenían con las armas en la contienda civil que había entre el presidente [Orbegoso] nombrado por la Convención y el general Salaverry, apareciendo además en el Cusco un tercer caudillo [Gamarra, con no pequeñas fuerzas que no 113 Juan Gualberto Valdivia, op. cit., pág. 118. 114 «[...] le dio mil pesos, y salió para Valparaíso [...]» (Nemesio Vargas, op. cit., tomo VII, pág. 110. La fragata Monteagudo, el bergantín Arequipeño y la goleta Peruviana a órdenes del capitán de navío Boterín, que obedecía a Nieto, debieron someterse a Salaverry en los días inmediatos al 2 de mayo de 1835, pues la Gaceta de Gobierno de esa fecha da cuenta de este suceso. 115 Cf. Memorias..., pág. 115.
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pertenecía a la causa de aquellos. Una carta escrita por el general Santa Cruz al general La Fuente que se hallaba en Valparaíso, me confirmó la invasión que se hacía por él sobre nuestro territorio. Desde ese momento yo no pude resistir el impulso de mis sentimientos para hacerle la guerra, y conmovido entonces por un entusiasmo puramente nacional, y por el ferviente anhelo de defender la dignidad y la independencia de mi Patria, proyecté con algunos buenos peruanos, que igualmente se hallaban en Chile, venir al sud del Perú con tan digno objeto. Inmediatamente y sin perder tiempo, me dirigí en el primer buque que se presentó para el puerto de Islay, de cuyo punto pasé con la rapidez posible a Arequipa, a donde llegué el 4116 de agosto117 de 1835.
La actuación de Nieto mientras duró la Confederación fue en su tiempo muy discutida y lo ha seguido siendo entre los historiadores hasta nuestros días. Hasta hoy no ha sido debidamente esclarecida, no obstante que él mismo publicó un folleto intitulado: Memorias de los hechos que justifican la conducta política que como jeneral del Ejército del Perú ha tenido Domingo Nieto, en la época que comprenden los años del 34 al 39, y muy particularmente los que tienen relación a la en que se proclamaron los pueblos contra la Confederación.118 En esa publicación se reproduce, en su comienzo y en forma resaltante, el Decreto del Congreso de Huancayo de 25 de marzo de 1839, en el que considerándolo, entre otros jefes, traidor al Perú, los declaran «borrados de la lista militar de la República». Jorge Basadre, nuestro ilustre historiador de la República, no obstante de estar ganado por la alta calidad moral de Nieto, dice: «A pesar de la doblez con que 116 El Deán Valdivia, op. cit., pág. 128, dice: «se embarcó con ellos para Islay, de donde pasó a Arequipa, llegando a esta Ciudad el 4 de Agosto de 1835». Don Modesto Basadre indica que «Nieto el 4 de agosto llegó a Islay y el 6 a Arequipa» (Diez años de historia política del Perú (1834-1844), Lima, 1953, pág. 33). 117 Domingo Nieto, Memoria de los hechos que justifican la conducta política que corno general del Ejército del Perú ha tenido Domingo Nieto, en la época que comprenden los años del 34 al 39, y muy particularmente los que tienen relación a la en que se proclamaron los pueblos contra la llamada Confederación, pág. 14-15. 118 Este folleto fue impreso en la «Imprenta del Comercio por José Monterola», de Lima y en el año 1839. Las medidas de nuestro ejemplar son 19.2 x 13 cm, teniendo 62 páginas foliadas, más la portada y una foja impresa y sin foliar.
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procedió en sus relaciones con Santa Cruz y con la Confederación, era Nieto un hombre bueno».119 No es esta ocasión adecuada para entrar a dilucidar un problema tan profundo y complicado, que requiere una previa historización genética de la Confederación, la que todavía no se ha logrado, reconociendo el extraordinario aporte de Jorge Basadre en ese sentido. No obstante, sucintamente, trataremos de esbozar la posición de Nieto frente a Santa Cruz y a la Confederación Perú-Boliviana. Nieto en enero de 1834, ante el inminente ataque de las fuerzas gamarristas comandadas por San Román, había pedido auxilios al presidente de Bolivia Santa Cruz, éstos no cristalizaron por diversas circunstancias.120 No debemos olvidar que Nieto era un hombre del sur-Perú, muy vinculado a Moquegua y a Arequipa, tierras que veían con agrado la fusión Perú-Boliviana, esto es el Gran Perú. Bolivia no tenía aún diez años de existencia autónoma, contra siglos que había formado parte del Perú. Nieto en diversas ocasiones había manifestado no ser opuesto a dicha fusión o federación, siempre que ésta naciese bajo los auspicios de la legalidad, esto es, que los congresos de ambas repúblicas, representantes del sentir de los pueblos, diesen su consentimiento. Dentro de la concepción de los hombres de la época de Nieto, un presidente como era Orbegoso, autorizado por el Congreso, podía y debía pedir el auxilio foráneo para conservar el orden impuesto por la Ley, pero el comandante de esas fuerzas extranjeras debía actuar como un auxiliar, sin más derecho que a la reciprocidad y a un pago material, no era, por tanto en esos momentos en que el nacionalismo en los países americanos aún estaba por definirse con precisión, un conquistador, si procedía de acuerdo a la referida calidad de auxiliar. Desde años atrás, venimos tratando de ubicar la documentación referente a Nieto. Buena parte del archivo personal de Nieto obra en 119 Jorge Basadre, La Iniciación de la República, Lima, 1930, tomo II, pág. 219. 120 Cf. Juan Gualberto Valdivia, Memorias.
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nuestro poder;121 dentro del Archivo Nacional de Santiago de Chile, el llamado Archivo Benjamín Vicuña Mackenna, muy rico en materiales sobre nuestra historia republicana, lo es en forma muy especial sobre Nieto; también son importantes los papeles inéditos que posee José Agustín de la Puente Candamo y los de la Biblioteca Nacional de Lima; el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, que en los años correspondientes a la actuación de Nieto reposa en el Archivo Nacional de Santiago, tiene materiales de mucho interés; y las colecciones documentales de la Biblioteca Nacional de Lima; y, en fin, los Documentos del gran mariscal D. Luis José de Orbegoso (Lima, 1908-1929, 3 tomos), publicados por Luis Varela y Orbegoso. Nos queda por reconocer los fondos del Archivo Nacional de Lima, el Archivo del Ministerio de Hacienda del Perú, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú y el Archivo del gran mariscal Andrés de Santa Cruz, existente en La Paz en poder de su descendiente D. Óscar Santa Cruz; parcialmente hemos podido examinar el archivo del arzobispo Goyeneche, hoy en Arequipa y en manos del benemérito investigador Fr. Víctor M. Barriga (fallecido antes de la publicación de esta conferencia). De la sumaria exposición hecha, no obstante reconocer que mucho tenemos pendiente por investigar, podemos asegurar haber leído muchos inéditos que nos han hecho conocer el pensamiento del general Nieto en los años de la Confederación, y es por eso que nos creemos autorizados a adelantar que su conducta, como él lo manifestó públicamente, fue la del hombre que si permaneció en el Perú, fue siempre en la calidad de espectador, siempre indagando cuál era la voluntad de los pueblos, a la que tanto respetó, para obedecerla. Esa indagación que para el hombre del siglo XX no tiene problemas, para los que vivieron los primeros 25 años de nuestra vida independiente 121 Este archivo que perteneció a descendientes del gran mariscal Nieto, fue adquirido por el librero anticuario don Jorge Laguna, quien me vendió una parte considerable del mismo, y otras a la Biblioteca Nacional de Lima y a don José Agustín de la Puente y Candamo; algunas piezas adquiridas por don Néstor Puertas Castro, me fueron obsequiadas gentilmente por este bondadoso investigador.
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sí tenía muchas dificultades, por ser muy compleja la situación y las opiniones muy divididas, tanto que el gran caudillo de la Restauración, el mariscal Gamarra, lucharía y moriría persiguiendo la fusión Perú-Boliviana, muy pocos años después de haber logrado romper la Confederación en el campo de Yungay.122 Después de estas consideraciones nos vamos a concretar a hacer una sumaria exposición de hechos, siempre debidamente documentados. Nieto dice: Debo de recordar antes de pasar adelante, las demostraciones de afecto y consideración tan explícita con que el vecindario de Arequipa me recibió a mi llegada de123 Chile;… que influyeron en extremo a alarmar a los satélites del usurpador, y que dieron lugar a una porción de providencias contra mí.124
También dice del desconcierto reinante en la ciudad, donde no se sabía con certeza cuáles eran los planes y la posición adoptada por Santa Cruz y que en este ambiente de general desorientación trató de reunir las opiniones, hablando para este efecto con el mismo Orbegoso, quien lo nombró jefe de Estado Mayor de la división acantonada 122 Las relaciones entre Gamarra y Santa Cruz, sus luchas, sus aspiraciones, sus concordancias y discordancias han sido muy bien estudiadas por José de la Riva Agüero y Osma (La Historia en el Perú, Lima, 1910), Jorge Basadre (La iniciación de la República e Historia de la República del Perú, ya citadas), defendiendo el primero la tesis confederacionista a la que es opuesto Basadre. Es también interesante Ernesto Diez Canseco, Perú y Bolivia - Pueblos gemelos, Lima, 1952, debiendo tomarse esta obra con ciertos reparos pues el autor, no obstante sus grandes dotes personales, falla en el conocimiento de la bibliografía pertinente y el minucioso conocimiento de la que podríamos llamar historia general del Perú. La posición peruanista de Gamarra, de lograr una fusión de Perú y Bolivia bajo el signo peruano, está expuesta en su carta al coronel Rufino Macedo, de 27 de agosto de 1829, la misma que reproduce Alberto Tauro, Gran Mariscal Agustín Gamarra - Epistolario, Lima, 1952, págs. 187-188. 123 Adenda 2019 (GVS). En el original dice «llegada a Chile», evidentemente debe decir «llegada de Chile», como en efecto indica la citada Memoria de Nieto. 124 Domingo Nieto, Memoria de los hechos que justifican..., pág. 15, Cf. Juan Gualberto Valdivia, Memorias, pág. 128; Nemesio Vargas, op. cit., t. VII, pág. 161.
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en Arequipa, colocación que no fue admitida por Nieto,125 diciéndole al presidente provisorio que en su opinión había sido desbordado por Santa Cruz. Al mismo tiempo Nieto envió como su comisionado junto a Salaverry a D. Mariano Vidal, proponiéndole juntar sus esfuerzos para expulsar a los bolivianos del territorio peruano, poniendo como condición, una prueba más de su legalismo, que se repusiese en el mando supremo a Salazar y Baquíjano, que era el llamado por la ley para sustituir a Orbegoso. Su oferta fue rechazada por Salaverry.126 En esos días, el 13 de agosto de 1835, Santa Cruz derrotaba a Gamarra en los campos de Yanacocha. Después de este triunfo el caudillo altoperuano marchó a Arequipa, más engreído y seguro de sí mismo, dando muestras de su poco respeto por Orbegoso. Ya en el Cusco se había permitido dictar órdenes y aún decretos de carácter general y político.127 Nieto insiste con Orbegoso para poner freno a las ambiciones santacrucinas, pero este jefe, según expresa el mismo Nieto: […] prestando alguna atención a mis razones, no dejó de coincidir conmigo en la conducta insidiosa y doble del presidente de Bolivia, y lamentando sus circunstancias y su débil posición, miraba con odiosidad el poder de Santa Cruz, al cual no podía oponerse, como me lo dijo, «con solo su florete;… y en fin agregó,... haciéndome entender que no perdería la ocasión que se presentase
125 Juan Gualberto Valdivia, op. cit., 129-130. 126 Domingo Nieto, op. cit., pág. 16. 127 Ibídem, pág. 16-17; Memorias del gran mariscal don Luis José de. Orbegoso, Lima, 1939, pág. 90; Defensa que hace Luis José de Orbegoso, jeneral de los Ejércitos del Perú, contra el atroz, ilegal y atentatorio decreto de 21 de setiembre último, dado por la junta de Huancayo, declarándole traidor y poniéndole fuera de la ley [...], Guayaquil, 1839, pág. 35; Mariano Felipe Paz Soldán, Historia del Perú Independiente 1835-1839, Buenos Aires, 1888, págs. 42-43.
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para restituir al Perú su orden legal y contener la usurpación de su independencia.128
Después de Yanacocha debió llegar Santa Cruz a Arequipa a fines de setiembre de 1835.129 Antes había pedido Nieto su separación del Ejército y renunciado el cargo de inspector general del mismo, habiéndosele aceptado ésta, mas no la separación. La desconfianza de Santa Cruz por Nieto aumentaba paulatinamente, no obstante en la ciudad del Misti, ambos caudillos se entrevistaron, tratando de persuadir Nieto a Santa Cruz de que debía optar por el camino legal, esto es la aprobación del Congreso Nacional para optar la Confederación, diciendo Nieto: que «había venido de Chile con el objeto de hacerle la guerra en defensa de mi Patria, a la que idolatraba más que un joven loco a su querida...».130 Santa Cruz temiendo la popularidad de Nieto sobre los arequipeños y su influjo dentro de los jefes militares, exigió de Orbegoso ordenase la partida de Nieto al extranjero. Orbegoso nombró a Nieto ministro a la República del Ecuador, y le confirió, además, secretamente, el nombramiento de prefecto y comandante general del departamento de la Libertad.131 No hemos podido precisar la fecha de la salida de Nieto de Arequipa. Calculamos que debió ocurrir a fines del año 1835. Dice Valdivia que: Nieto recogió esos despachos; y no habiendo en el puerto buque, sino para Chile, se fue para Valparaíso. Orbegoso dijo a Nieto 128 Domingo Nieto, Memoria de los hechos que justifican..., pág. 17. 129 El Iris de la Paz, La Paz, 11 Oct. 1835, pág. 2, «no sabemos hasta la fecha del arribo de S. E. a Arequipa, sino que aquel pueblo lo recibió con el mayor entusiasmo a pesar de que hay en él cuatro perversos que inquietan a la mayoría del pueblo con sus cavilaciones». (¿Sería uno de esos «cuatro perversos» el general Nieto? Nemesio Vargas dice: «A fines de setiembre salió [Orbegoso de Arequipa] a recibir a Santa Cruz: En Cangallo (26) se vieron y abrazaron con efusión, y tuvieron muchos días de convites y bailes» (op. cit., tomo VII, pág. 162). 130 Cf. Domingo Nieto op. cit., págs. 18-19; J. G. Valdivia, op. cit., págs. 131-133. 131 Modesto Basadre y Chocano, op. cit., pág. 34.
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se despidiese del general Santa Cruz y le pidiese algunas órdenes comedidamente. Nieto se fue sin despedirse de Santa Cruz.
Prosigue el Deán, «satisfecho Santa Cruz con la retirada de Nieto, se ocupó en el arreglo del ejército...».132 Ya en esos días el gobierno chileno, presidido de hecho por Diego Portales, miraba con disgusto la proyectada Confederación. Había reconocido el gobierno de Salaverry, y en Santiago existían en funciones dos ministros plenipotenciarios del Perú, el Mariscal José de la Riva Agüero representando al presidente Orbegoso y Felipe Pardo y Aliaga por el jefe Supremo Salaverry,133 inconvenientes y disgustos se sucedían.134 Nieto debió permanecer en Chile, parte del tiempo en Valparaíso y otra en Santiago, alrededor de unos tres meses en total. El Gobierno de Chile trataba de obstaculizar los proyectos de Santa Cruz y de sus agentes, y contaba Portales con obtener en su oposición el respaldo del Gobierno del Ecuador, presidido por el general Flores. Cuando Nieto se preparaba a dejar Valparaíso, lo que debió ocurrir el 13 de febrero de 1836,135 estando ya embarcado con el personal de la lega132 Juan Gualberto Valdivia, op. cit., pág. 133. Un autor boliviano, el general Heliodoro Camacho, expresa que después de Yanacocha, Santa Cruz «supo... que el general Nieto y otros en Arequipa, trabajaban sobre Orbegoso para apartarlo del plan de la Confederación. Santa Cruz con su sola escolta, se dirigió rápidamente allá. Conferenció con Orbegoso, consiguió el destierro de Nieto...» (Reseña crítica de la historia militar de Bolivia, La Paz, pág. 226). 133 Jorge Basadre, La iniciación de la República, tomo II, págs. 34-42. 134 Cf. Ibídem; Ramón Sotomayor Valdés, op. cit., tomo II, pág. 113 y ss.; Juan Pedro Paz Soldán y Unanue (Juan de Arona), Páginas diplomáticas, Lima, 1891, pág. 154 y ss.; Arturo García Salazar, Resumen de Historia Diplomática del Perú, 1820-1884, Lima, 1928, pág. 94 y ss.: Francisco Antonio Encina, Historia de Chile, Santiago, 1948, tomo XI, pág. 166 y ss. Passim los periódicos oficiales del Perú, Chile y Bolivia. 135 Domingo Nieto, Correspondencia oficial sobre la negativa del Sr. gobernador de Valparaíso a poner su pase al pasaporte del ministro Plenipotenciario nombrado por el Gobierno del Perú cerca de el del Ecuador, jeneral D. Domingo Nieto, Santiago de Chile, 1836, pág. 8-9.
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ción en la fragata norteamericana Ann M’ Kin, al momento de zarpar el buque el gobernador de Valparaíso, Ramón Caraveda, se negó a concederle el permiso necesario, invocando ignorar la investidura diplomática de Nieto. Hubo necesidad de la intervención del plenipotenciario peruano ante el gobierno de Santiago, José de la Riva Agüero, para poder obtener el pasaporte que le permitía viajar.136 Pero antes de esto, Nieto tuvo que desembarcar de la fragata Ann M’ Kin y pagar los correspondientes perjuicios.137 La polémica sostenida entre Nieto y el gobernador Caraveda, y por Riva Agüero con el canciller Portales, no hizo sino aumentar la tensión existente. Posteriormente, el 5 de febrero de 1837, Santa Cruz publicó una Exposición de los motivos que asisten al Gobierno Protectoral, para hacer la guerra al de Chile,138 y refiriéndose a este incidente, diría: «despojó de su carácter y de los fueros inherentes a él, a un agente acreditado del mismo Gobierno (Protectoral) cerca de otro Gobierno amigo».139 Nieto dio a la imprenta un folleto, que fue impreso en el mismo Santiago de Chile, con el título de Correspondencia oficial sobre la negativa del Sr. gobernador de Valparaíso, a poner su pase al pasaporte del ministro Plenipotenciario nombrado por el Gobierno del Perú cerca de el del Ecuador jeneral D. Domingo Nieto, en la Imprenta de La Opinión, 1836. Este folleto no está acotado ni por Gabriel René-Moreno (Biblioteca Peruana) ni por Mariano Felipe Paz Soldán (Biblioteca Peruana), registrándolo Ramón Briseño, Estadística Bibliográfica de la Literatura Chilena, Santiago de Chile, 1862, tomo I, 136 Ibídem, pág. 16-21. 137 Ibídem, pág. 15. 138 Dicha Exposición fue publicada en el periódico El Eco del Protectorado, de Lima, y reproducida en El Iris de La Paz, La Paz, 2 de abril de 1837, tomo IV, Nº 92, pág. 1-4, que es donde la hemos visto. 139 En la Exposición referida en la nota y en la primera página del dicho número de El Iris de La Paz.
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pág. 84. El folleto en cuestión consta de 35 páginas más su portada; sus dimensiones 20.4 x 13.8 cm. Después de estos incidentes, habiéndose noticiado Nieto que el general Orbegoso había entrado a Lima el 8 de enero de 1836, la que había sido ocupada en su nombre por el general Francisco Vidal el 30 de diciembre del año que había recién terminado,140 estando pronunciados a favor de Orbegoso los departamentos del norte del Perú. En esos mismos días Salaverry y Santa Cruz se preparaban a dar las dos últimas batallas que traerían la Confederación, en los alrededores de Arequipa; Nieto decidió su viaje al Perú con la idea de persuadir a Orbegoso de «hacer respetar la dignidad del Perú y de su gobierno, y que preparando las cosas de manera que en su caso pudiese señalar a las tropas de Bolivia y a su jefe el sendero preciso por donde debería marchar...».141 Sigue diciendo Nieto: y sin saber todavía que se había dado la batalla de Socabaya, emprendí mi viaje al norte del Perú... llegué al Callao... allí supe la derrota de Salaverry y su muerte con los demás que le acompaña-
140 Ese mes de diciembre de 1836 fue uno de los más terribles que ha vivido Lima, la insolencia de los bandoleros, so capa de montoneros santacrucistas, llegó al extremo de que los facinerosos León Escobar y Vivas ocupasen Lima, sometiéndola a innúmeras vejaciones (Cf. Modesto Basadre y Chocano, op. cit., págs. 37-38). 141 Domingo Nieto, Memoria citada, pág. 22.
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ron en el patíbulo; así es que sin detenerme pasé inmediatamente al Pacayar,142 donde a la sazón residía S. E.143
O sea que Nieto debió dejar Valparaíso alrededor del 10 de febrero de 1836 para llegar a Lima hacia el día 25 de ese mismo mes y año. Nieto no tuvo éxito en su empeño con Orbegoso, hombre de voluntad no muy fuerte, que se encontraba anonadado por el poderío de Santa Cruz, y que probablemente su mayor deseo era el de vivir en paz, como lo demostraba el hecho de haberse ido a vivir al fundo Pacayar, típica casona del viejo Santiago de Surco, construido en el virreinato para poder pasar días de holganza campestre, los que a veces se combinaban con los placeres amorosos y de la buena mesa y buen vino. Santa Cruz, años después, deportado en Quito, diría: Con respecto al general Nieto, verdad es, que yo tenía motivos de desconfianza... mas cuando el general Orbegoso tan interesado como yo mismo, entonces en el establecimiento de la Confederación y en la reconciliación de los peruanos, se interesó por la colocación de Nieto... abandoné mis desconfianzas....144
En su Memoria nos cuenta Nieto que también Orbegoso, conociendo sus pensamientos (los de Nieto), le dijo: «Que de igual modo pensaban los conspiradores y anarquistas». Ante ese desacuerdo de principios, Orbegoso le indicó a Nieto «que debía seguir al Ecuador a desempeñar el cargo de ministro». En ese mismo documento dice Nieto que en Lima se fomentaba la 142 Cf. Mariano Felipe Paz Soldán, Diccionario geográfico estadístico del Perú, Lima, 1877, pág. 637. Esta casa de campo del Pacayar todavía a comienzos del siglo se la podía ver en las cercanías del Barranco, hoy distrito de ese nombre, y más o menos en el área que ocupa el actual parque llamado de la Confraternidad. 143 Domingo Nieto, Memoria, pág. 22. 144 Andrés de Santa Cruz, El general Santa-Cruz explica su conducta pública y los móviles de su política en la presidencia de Bolivia y en el protectorado de la Confederación Perú-Boliviana, Quito, 1840, reproducida por Óscar de Santa Cruz en El general Andrés de Santa Cruz. Gran Mariscal de Zepita y el Gran Perú, La Paz, 1924, pág. 165.
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idea de separar el norte del sur, conservando el nombre e insignias de la República Peruana; que simpatizó con esa idea pensando que serviría de base para rehacer la Nación, que tampoco prosperó ese proyecto. En vista de lo cual, y usando de la influencia y amistad con el general Morán, por éste obtuvo de Orbegoso que le ratificaran el nombramiento de prefecto y comandante militar del departamento de La Libertad.145 Debemos recordar que en esos días era La Libertad un departamento de muy primera importancia en la República, tanto por su extensión cuanto su riqueza, y que en el norte del Perú nunca llegó a prosperar un clima real de simpatía por la Confederación o por Santa Cruz, o sea, que Nieto con mucho tino se situaba en una posición que era muy difícil que le fuese revocada en el futuro. Allí se mantuvo a la expectativa, manteniendo contacto con los expatriados y con amigos y enemigos de Santa Cruz. Nieto ante todo quería saber cuál «era la voluntad de los pueblos», pues tampoco fue un enemigo por principio de la Confederación, la que habría acatado con gusto si se hubiese instituido en forma legal y con la debida ratificación de la voluntad nacional, y Nieto en el año 1836 no podía sino conocer que la Confederación había sido instaurada ilegalmente, y que las voluntades de los ciudadanos del Perú estaban muy divididas en sus simpatías en favor o en contra de ella. Tenía que esperar, y un puesto y una posición que le servirían para conocer y ser útil a la voluntad nacional, era la de prefecto y comandante general del departamento de La Libertad, que había sido la gran base para obtener la Independencia Nacional, en los épicos días que presidieran San Martín y Bolívar. La primera expedición restauradora salió de Valparaíso el 15 de setiembre de 1837, habiendo desembarcado sus efectivos en el puerto de Quilca el 4 de octubre. Esta expedición concluyó con la paz firmada en Paucarpata el 17 de noviembre de 1837, habiendo reembarcado
145 Domingo Nieto, Memoria, pág. 22 y ss.
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con destino a puertos chilenos, por el de Quilca, los días 24 y 25 de noviembre de 1837.146 La proclama de Nieto a los trujillanos y a los soldados bajo su mando, ambas datadas el 13 de octubre de 1837, dan un claro indicio de su sentimiento peruanísimo y de anhelante expectación para conocer el sentimiento nacional, pues en ellas nada se dice de la Confederación y sí en cambio del Perú.147 Ya antes, como se encuentra revisando la correspondencia de Nieto con Morán, en el año 1836, se ve que en la primera proclama que publicó como prefecto y comandante militar de La Libertad debió de ser poco santacrucista, pues Nieto en una carta le expresa a Morán —quien se había mostrado quejoso de la falta de crucismo del prefecto de Trujillo— que no había podido ser de otra forma pues los habitantes de La Libertad no se habían pronunciado en debida forma por la Confederación.148 El 10 de julio zarpó de Valparaíso el convoy de los buques que transportaban la segunda expedición Restauradora. No había llegado aún a poner pie en nuestras costas ningún soldado de dicha expedición cuando los pueblos del norte de la República empiezan a manifestar, sintiendo el respaldo moral que representaban las noticias de la misma, su deseo de que cesase la Confederación Perú-Boliviana, expresiones que podían venirse sintiéndose bajo la égida de Nieto, de
146 Passim Ramón Sotomayor Valdés, Campaña del Ejército Chileno contra la Confederación Perú-Boliviana en 1837, Santiago de Chile, 1896, capítulos V, VI y VII. 147 Dichas proclamas están reproducidas textualmente en la Memoria de Nieto, ya citada, en las págs. 28-29. 148 Carta al general Trinidad Morán, datada en Trujillo, el 12 de junio de 1836, que se conserva en nuestra colección. En ella dice: «Contrayéndome a la de U. fha. 23 del pasado dígole a U. primero que el jefe político y militar de un departamento que aún no ha expresado por medio de sus representantes que le están señalados su futuro modo de existir en la sociedad que hoy se está regularizando, no podía ni debía expresarse, en un documento público al hablar con sus habitantes, de otro modo...».
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quien el historiador chileno Bulnes expresa: «descontento que fomentaban a su vez los jenerales Nieto y Vidal».149 Nieto marchó con sus tropas a reunirse con Orbegoso, esperando juntos el desembarco de los «restauradores». De esta situación dirá en sus Memorias el presidente Orbegoso: en todo el resto de la noche llegaban los propios avisando el estado de excitación y sublevación de todos los pueblos del norte. El último fue enviado por el prefecto de Junín comunicándome que aquel departamento estaba decidido por su independencia, e iba hacer un público pronunciamiento contra el actual sistema. Pero lo más grave fue, que a las cinco de la mañana del 30 de julio se presentó a mi dormitorio el general Nieto para decirme que era tal el estado de excitación del pueblo y de la tropa, que él mismo no podía responder de su división, si yo no manifestaba públicamente mi determinación.150
Ese mismo día Orbegoso declara disuelta la Confederación. El 7 de agosto de 1838 y en la caleta de Ancón, la expedición Restauradora procedió a desembarcar. Se inician los contactos entre el nuevo Gobierno del Perú y los jefes de la Expedición Restauradora. Con ella venía el gran amigo de Nieto: Ramón Castilla. Se producen conversaciones entre ambos en la hacienda Incahuasi, cercana al actual pueblo de Puente Piedra, hay deseos de entendimiento, pero no se llegará a un acuerdo que quizá hubiera evitado el derramamiento de sangre peruana. Los resquemores de Orbegoso, por una parte, y los de Gamarra y los de Garrido, que influenciaron decisivamente sobre el bien intencionado general Manuel Bulnes, el jefe chileno, traerían como consecuencia el combate de la Portada de Guía y las luchas que terminaron en Yungay. Nieto permanecerá leal al presidente Orbegoso y a sus principios muy hondos, que el Perú tuviese por sus propios medios la suerte que sus 149 Gonzalo Bulnes, Historia de la campaña del Perú en 1838, Santiago de Chile, 1878, pág. 25. 150 Luis José de Orbegoso, Memorias del Gran Mariscal..., Lima, 1939, pág. 98-99.
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pueblos deseasen. Triste había sido la experiencia de los «auxiliares» extranjeros, pues Santa Cruz se había enseñoreado en el Perú, por eso no podía aceptar sin reticencias y sin previos y claros convenios a los «auxiliares» chilenos comandados por Bulnes. Los acontecimientos posteriores habrían de confirmar que la posición adoptada por Nieto era la de nuestro pueblo. Lima recibiría con enojo a los restauradores y el pueblo, cuando se retiraron, ante la inminencia de la llegada de Santa Cruz, los hostilizó, y como reacción, y ante los ofrecimientos de Santa Cruz de que una vez concluida la guerra y expulsado el invasor, él pediría que los pueblos expresasen su voluntad para obedecerla, la capital recibió a Santa Cruz con afecto y si la batalla de Yungay se perdió por los confederados fue por la falta de condiciones tácticas de Santa Cruz y por el arrojo de Castilla que militaba en el Ejército Unido Restaurador. Por todas estas circunstancias Nieto tiene que retirarse del territorio nacional, albergándose en el Ecuador, de donde tornaría tan pronto como le fue posible y a pesar de la mala voluntad del Gobierno de Lima, razón por la que tuvo que quedarse en Piura y sus alrededores, donde contaba con fieles amigos y partidarios y hasta donde no podía llegar con efectividad la autoridad del gobierno central de Lima. Los familiares del ilustre liberal Távara serían los que lo ayudarían, conforme he podido comprobar en su correspondencia. En Catacaos, pueblo de Piura, escribiría su Memoria justificativa de su actitud durante la Confederación y la Restauración. Esta Memoria fue publicada a raíz del decreto del Congreso de Huancayo de 25 de marzo de 1839 en el que —como antes hemos señalado— se
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le declaraba traidor y borrado de la lista militar; en consecuencia se dedica a la vida privada.151 La derrota del Perú en Ingavi lo obliga, como buen peruano, a deponer enconos y ofrecer sus servicios.152 Reincorporado al Ejército, trabaja en su organización para luchar contra Bolivia. Pero la paz se firma con esta República153 antes que el Ejército regular reiniciase la lucha propiamente con el de Bolivia. Después Nieto entra en filas del bando de Vidal, quien proclamaba la Constitución.154 En Agua Santa, el 17 de octubre de 1842,155 tomó el mando efectivo de las tropas vidalistas, no obstante de la presencia de los viejos generales Vidal y La Fuente, este último general en jefe nominal.156 Nieto con valor y destreza supo arrastrar sus tropas, inferiores en número y armamento, hasta la victoria sobre el ejército de Torrico. Habiendo asumido Vidal el mando de la República, le encomienda la comandancia militar de los departamentos del sur.157 Sorprendi151 Mariano Santos de Quirós, Colección de Leyes, Decretos y Órdenes publicadas en el Perú..., Lima, 1842, págs. 238-239. 152 Pedro Ruiz Bravo, op. cit., págs. 134-135 153 Félix Denegri Luna, Protocolos de las conferencias de Vilque y Puno (1842), en «Revista Histórica», Lima, 1953, tomo XX, pág. 109 y ss. La paz se firmó el 15 de junio de 1842. 154 El Ejército del sur se proclamó contra el gobierno de Lima, alegando, en los considerandos de la declaración respectiva: «que la voluntad del presidente del Consejo de Estado (don Manuel Menéndez), se hallaba subyugada por la fuerza...» (Véase El Peruano, Extraordinario, Lima, 18 de agosto de 1842). 155 Adenda 2019 (GVS). En el original dice 1847, corregimos este notorio error de imprenta. 156 El Deán Valdivia, relatando los pormenores de la batalla de Agua Santa, después de referir que el general La Fuente había dado algunas órdenes contrarias a las impartidas por el general Nieto, momentos antes de la batalla, dice que Nieto se dirigió a La Fuente y le dijo sin alterarse: «General, respeto su opinión, pero manda Ud. o mando yo». La Fuente contestó: «Ud. manda»; y Nieto al momento dio orden para [...]» (Memorias, pág. 267). 157 El miércoles 26 de octubre de 1842 hizo su entrada a Lima, como encargado del Poder Ejecutivo, el general Francisco Vidal. El 31 de octubre decretaba la for-
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do por la traición, nada puede hacer para oponerse a los comienzos de la revolución de Vivanco.158 No obstante, por su influjo personal, consigue liberarse y marchar a Lima,159 en donde se le confía el mando del Ejército del Gobierno.160 La Nación quería a Vivanco, y su éxito fue incontenible, un triunfo de la opinión, y Vivanco no tuvo necesidad de combatir para lograr sus objetivos. La rebelión culminó cuando el 20 de marzo de 1843 la guarnición de Lima se pronunció a favor de Vivanco. Una sola condición le ponían los jefes de ella al caudillo victorioso y era, como en el acta respectiva consta: Que penetrados de la conducta patriótica, de los antiguos y buenos servicios que han prestado al país en su larga carrera, y a las garantías de orden que promete la reputación de los señores generales don Domingo Nieto, don Ramón Castilla y don Alejandro Deustua, esperan [los oficiales de lo guarnición de Lima] de la generalidad y nobles sentimientos del ilustre general Vivanco, se
mación de los Ministerios, y como ministro de Guerra y Marina figura «el Gran Mariscal D. Domingo Nieto», quien no se hace cargo de dicha cartera invocando hallarse enfermo (véase El Peruano, Lima, 31 de octubre y 2 de noviembre de 1842). El coronel don Juan de Mendiburu, oficial mayor de dicho Ministerio, es encargado interinamente de ese despacho entretanto el titular mariscal Nieto se restablezca. El 9 de ese mismo noviembre se nombraba ministro de Guerra y Marina al mariscal Antonio Gutiérrez de La Fuente, por ser «necesarios en el sur los servicios del Ilmo. señor gran mariscal D. Domingo Nieto» (El Peruano, 12 de noviembre de 1842). En ese mismo mes era nombrado prefecto de Moquegua y además iba como comandante general del sur, debiendo haber viajado a su destino en esos días, pues el periódico oficial de 26 de noviembre así lo registra. La finalidad de este nombramiento, de suma importancia para el Gobierno, era conseguir la pacificación y ordenamiento de esa región nacional. 158 Juan Gualberto Valdivia, Memorias, págs. 271-272. 159 Ibídem, pág. 273. 160 Véase El Peruano, Lima, 25 de febrero de 1843, págs. 62-63.
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sirva conservar a los mencionados generales en el goce de los derechos que han obtenido por sus servicios.161
Vivanco accedió y permitió que Nieto se dedicase a trabajar una hacienda arrendada en las cercanías de Lima. En efecto, se dedicó a tales labores, pero poco sería el tiempo que pudiera permanecer en tal condición. Vivanco, con un sentido realista, pero alejado de los ideales de la época, suspendió la Constitución y proclamó la necesidad del autoritarismo.162 En abril, el supremo Director Vivanco, promulgaba un decreto por el que se exigía, bajo juramento, prestar obediencia al supremo Director a toda clase de funcionarios y oficiales, ya fuesen civiles o militares, eclesiásticos o del Poder Judicial. Este juramento de obediencia personal al jefe del Estado que no tenía antecedentes en el Perú Republicano y otras innovaciones fueron muy mal recibidas en general, con recelo y suspicacia, aún entre los mismos amigos del gobernante, al decir del general Echenique en sus «Memorias».163 La fórmula prescrita era de evidente estilo monárquico. Decía textualmente: «Reconozco la autoridad que ejerce el Supremo Director, y juro a Dios y ofrezco a la Patria, obedecer y cumplir sus decretos, órdenes y disposiciones».164 Nieto, Castilla, Bermúdez, Mendiburu y Cisneros se negaron o prestar dicho juramento. Castilla escapó a su provincia natal, Tarapacá, so capa de tomar baños. Los otros jefes fueron deportados por el Gobierno de Vivanco, con destino a Chile en la primera quincena de
161 El Peruano, Lima, 20 de marzo de 1843. 162 Véase el decreto convocando a una Asamblea Nacional, de 10 de mayo de 1843, en El Peruano, Lima, 10 de mayo de 1843. 163 José Rufino Echenique, Memorias para la Historia del Perú, Lima, 1952, tomo I, 123-125. 164 El texto de este decreto, de fecha 9 de abril de 1843, se halla en El Peruano, Lima, 8 (sic) de abril de 1843.
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mayo de 1843.165 El barco que los conducía al exilio recaló de paso en el puerto de Arica el día 16 de ese mismo mes.166 Mucha era la popularidad y el respeto que tenían ganados en el sur, Nieto y Mendiburu. Este último había sido un brillante prefecto de Tacna, en tiempos no lejanos. Los deportados pidieron autorización al capitán de puerto de Arica para bajar a tierra, y este funcionario se constituyó en persona en el buque, e hizo desembarcar a dichos jefes. En tierra, Nieto lo puso al corriente de sus proyectos revolucionarios, los que fueron aceptados de buen grado por ese capitán de puerto.167 Al día siguiente, gracias a la influencia personal de Nieto y Mendiburu, 17 de mayo de 1843,168 la ciudad de Tacna desconocía el Gobierno de Vivanco, aceptándose como jefe del Estado a don Justo Figuerola, por estar extrañado de la República el primer llamado por la ley: don Manuel Menéndez; proclamándose la Constitución. Mientras tanto, Nieto fue nombrado jefe Superior del Territorio Libre. La nobleza de principios de Nieto hizo que formase una Junta de Gobierno, dándole la presidencia de ella al General Torrico.169 Torrico y San Román habían podido movilizar algunas tropas desde Bolivia, pero 165 Ibídem, N° 65, de 21 de junio de 1843, págs. 209-210, en el que bajo el rubro de Nieto y Mendiburu, se explican por menudo las razones del Gobierno para expatriar con una pensión a los citados próceres. Véase El Fénix, Tacna, 15 de junio de 1843, pág. 4. 166 Modesto Basadre y Chocano, Diez años de Historia Política del Perú, Lima, 1953, pág. 141. 167 Juan Gualberto Valdivia, Memorias, pág. 274. 168 Véase El Fénix, N° 1, Tacna, 20 de mayo de 1843. Este periódico fue el órgano de publicidad oficial de la Revolución Constitucionalista, presidida por Nieto y después por Castilla. Mariano Felipe Paz Soldán lo registra en su Biblioteca Peruana (Lima, 1879, pág. 28), anotando solamente: «[…] oficial, semanal, de 345 x 210. Tacna 1844: hasta enero de 1846». En nuestra colección particular tenemos dicho periódico desde su número primero —de 20 de mayo de 1843— hasta el tomo II, N° 48, de 10 de mayo de 1845, aunque sabemos que esta hoja se siguió publicando hasta fecha posterior a la señalada por Paz Soldán. 169 El general don Juan Crisóstomo Torrico pasó de Bolivia a Tacna, donde debió haber llegado en los primeros días de junio. Nieto hizo que se le diese la presidencia de la Junta de Gobierno, la que fue proclamada el 9 de junio de 1843 (El Fénix, N° 3, Tacna, 15 de junio de 1843).
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fueron rápidamente batidos por las fuerzas del ejército directorial. Por entonces, ya Castilla se había sublevado el 1° de junio en Tarapacá,170 marchando días después a reunirse con Nieto en Tacna.171 La popularidad y arraigo de Nieto, Castilla y Mendiburu permitieron que se hicieran verdaderas proezas y, después del triunfo de Pachía, el 29 de agosto de 1843,172 se constituyó el 3 de setiembre, la Junta de Gobierno Provisorio, la que básicamente estaba formada por los hombres que más tarde llevaron la revolución constitucionalista al triunfo. Dicha Junta estaba compuesta por Domingo Nieto, que la presidía, por Ramón Castilla, Pedro Cisneros, Jacinto Chocano y don José Ma. Coronel Zegarra. Y secretario y vocal suplente, el coronel Iguaín.173 Se alcanza el novelesco triunfo de San Antonio.174 Se suceden éxitos menores y la revolución va arraigando en toda la República. La actividad desplegada por el jefe constitucionalista es extraordinaria. Nieto a cargo del Gobierno, nombra general en jefe primero a Torrico y luego a Castilla. En Lima las conspiraciones se suceden; en dos de ellas intervienen las esposas de Nieto, doña María Solís, y la de Castilla, doña Francisca 170 Véase el acta del pronunciamiento en El Fénix, N° 3, Tacna, 15 de junio de 1843, pág. 2. 171 «El 5 de julio (de 1843) llegó a Tacna el general Ramón Castilla, que hasta esa fecha había permanecido en Tarapacá; al frente de una notable fuerza publicó un bando solemne proclamando la Constitución de Huancayo. La fuerza constaba de un tambor, diez hombres, incluso dos asistentes suyos, y dos oficiales, los tenientes José Julián Arias y Tomás Basadre. Todos se reían de las excentricidades de D. Ramón [...]» (Modesto Basadre y Chocano, op. cit., pág. 144). 172 Cf. El Fénix, N° 14, Tacna, 8 de setiembre de 1843; Modesto Basadre, op. cit., pág. 146-147; Juan Gualberto Valdivia, Memorias, pág. 276-277. 173 El título era: Junta de Gobierno Provisorio de los Departamentos Libres (El Fénix, N° 14, Tacna, 8 de setiembre de 1843, pág. 3). 174 La batalla de San Antonio tuvo lugar en las vecindades de Moquegua y el día 28 de octubre de 1843. Información sobre ella se encuentra en El Fénix Nos. 19, 20, 21, 22 y 23, sus fechas 29 de octubre, 11, 16 y 18 de noviembre, respectiva-
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Diez Canseco.175 A medida que corren los días se producen levantamientos constitucionalistas en diversos lugares de la República. En los primeros días de 1844, el sur del Perú a excepción hecha de Arequipa, estaba por la causa de Nieto y Castilla.176 El triunfo se vislumbra. A la popularidad de los revolucionarios se enfrentaba el indeciso Vivanco, quien afirmaba pintoresco: «Mi táctica es la de Ulm y Jena».177 Y esa táctica dio el triunfo a los constitucionales. Pero los días del triunfo final no los habría de alcanzar Nieto. Desde muy joven su salud se hallaba quebrantada y su actividad no le permitía cuidarse debidamente. Su amigo Valdivia anota multitud de veces que la enfermedad habitual de Nieto eran las molestias al hígado, las que a la postre le ocasionaron su temprano fin. Referencias a esa enfermedad son frecuentes en su correspondencia. Ya desde los comienzos de la Revolución había estado padeciendo acentuadamente con su delicado hígado. La enfermedad hizo crisis en el Cusco, y como dice el Deán: «Se puso malo, y murió tan velozmente que corrió la voz de que lo habían envenenado».178 Nieto no fue un hombre inculto. Sin escapar al romanticismo de su época, cuyos dos grandes modelos fueron Napoleón y Bolívar, a Nieto lo entusiasmaba lo historia de la República Romana. Valdivia, su íntimo amigo, nos relata que Nieto llevaba consigo en sus cammente, de 1843; El Peruano N° 46, Lima, 8 de noviembre de 1843 y los números siguientes de este periódico oficial; Modesto Basadre y Chocano, op. cit., pág. 151 y ss.; Juan Gualberto Valdivia, op. cit., pág. 280 y ss. 175 Véase El Peruano 17, 19 y 23 de agosto, 30 de setiembre, 4, 7 y 14 de octubre de 1843. 176 El Cusco fue ocupado por los constitucionalistas el 6 de diciembre de 1843 (dato tomado de una hoja suelta reproducida en El Fénix, N° 26, Tacna, 23 de diciembre de 1843, pág. 1). 177 Cita tomada de Jorge Basadre, Historia de la República del Perú, Lima, 1949, tomo I, pág. 260. 178 Juan Gualberto Valdivia, Memorias, pág. 282.
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pañas una vida de Cicerón y una cafetera. «Y poco le importaba el pequeño almofrez con colchón y cama».179 Su muerte estuvo de acuerdo con su vida heroica y con los principios que admiraba: los de Cristo y los del valor estoico. Afecto a las proclamas, dos días antes de su muerte había de redactar las dos más bellas que salieran de su pluma.180 Una dirigida a la Nación y la otra al Ejército.181 Ambas son muestra de su serenidad en esas últimas horas. En la primera escribe: Peruanos: Postrado en el lecho del dolor, aunque reconfortado con todos los auxilios sacramentales de nuestra santa religión aguardo tranquilo y sin remordimientos la hora fatal en que devolviendo mis restos a la materia, vuelva mi alma al seno del Creador […] al cumplir con el tremendo e irrevocable decreto del Altísimo, recibo de sus manos el mayor, el más señalado de los beneficios: la impotencia de faltar a mis deberes y a mis promesas; de abusar de mi posición, difiriendo siquiera por un solo día, la reunión de la representación nacional […]
Murió como quien era: un varón justo y un caballero. Miró la muerte con placidez y congratulándose porque lo liberaba de toda oportunidad de faltar a sus compromisos. Más adelante expresaba su sentimiento cívico, diciendo: Conciudadanos: siento aproximarse el instante en que habré de ausentarme para siempre de vosotros aún sin haber completado la grande obra que vuestro patriotismo fio a mi lealtad: la de restablecer en la República el imperio de la Constitución y de las leyes. Mas llevo conmigo la inmerecida y anticipada recompensa de la 179 Ibídem, pág. 271. 180 No tengo temor en calcular que conozco cerca de unas cien proclamas de Nieto, algunas quedan en hojas sueltas y otras en los periódicos de la época. 181 Ambas proclamas fueron reproducidas en El Fénix, N° 41, Tacna, 16 de marzo de 1844, págs. 41-42. De una viril hermosura, nos dan un acertado enfoque del valor moral de nuestros caudillos, tan injustamente vilipendiados, son un verdadero ejemplo de la muerte de un cristiano; por eso no hemos resistido la tentación de reproducirlas como anexos a.este estudio.
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gratitud nacional. Séame permitido legar a mis ilustres colegas el honroso encargo de llevar adelante tan justa coma noble causa. Peruanos: colocaos en torno de la Junta Gubernativa; bajo cuyos auspicios se levantó triunfante el mancillado pendón de la libertad […]
Al dirigirse al Ejército, lo incita a seguir en la lucha por el orden y le dice del general Castilla: No seré yo uno de vuestros conductores, pero queda al frente de vosotros el ínclito Castilla, vuestro digno general en jefe, cuyo pecho arde en sentimiento del más noble y acendrado patriotismo, y cuyo valor y actividad le señalan como el hombre destinado por la Providencia para extinguir los restos del poder discrecional donde quiera que se atrinchere.
Es generoso el noble moribundo, les señala como su continuador a su viejo amigo y leal lugarteniente, compañero de afanes en defensa de la ley y el orden. Clarividente, señala que Castilla continuará esa lucha contra la ilegitimidad mientras aliente vida, y muchos años más tarde, en un mayo de 1867, Castilla, como Nieto, morirá en campaña por dar orden a la Patria. Ramón Castilla, asumiendo la presidencia de la Junta Gubernativa, recogía el legado de Nieto, y al arengar a sus soldados,182 refiriéndose a su antecesor y jefe, les dirá en significativas palabras: «Recordad su fidelidad incontrastable [por la República], y jamás penetrarán en vuestras filas la seducción y la infidencia». Nieto, paladín alzado de la ley, fue paradigma para la Nación de lo que es un republicano. Bien como jefe, bien como subordinado, fue siempre respetuoso de la ley y de las jerarquías institucionales; para Nieto, frente al enemigo foráneo, toda lucha interna cesa, hay un solo frente, el de la Patria; sacrificó su vida por la República, después de haberle consagrado a su ideal diez años de constante lucha porque fuese democrática: El sacrificio no fue estéril; su primer teniente, Castilla, habría de obtener que 182 Esta proclama de Ramón Castilla también fue reproducida en El Fénix. N° 41, Tacna, 16 de marzo de 1844,- pág. 42.
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el Perú se consolidase y así alcanzar la República en su forma de primera madurez. Nieto con su vida y con sus actos, con sus proclamas y sus escritos, consiguió que en el alma de nuestra Patria y de nuestras gentes prendiese la emoción republicana, que es: amor por el Perú y respeto por la Ley, las jerarquías y las instituciones. Por eso es que el Gran Mariscal Domingo Nieto tiene que ser considerado como uno de los Padres de la República. No la que fue obtenida en Ayacucho, sino la de años después, cuando se hizo desaparecer el Poder Discrecional, en el momento en que triunfante-Castilla entrega el mando supremo al llamado por la Ley: D. Manuel Menéndez. Nieto murió el 17 de febrero de 1844, en la ciudad imperial del Cusco, y de su testamento183 dice Basadre: Sencillo —y sin pretenderlo— conmovedora pieza literaria. Pidió que se amortajara con un hábito sagrado, como testimonio de su acendrada fe católica; que se le sepulte cerca de San Antonio, el lugar donde acababa de obtener tan resonante victoria, pero en un sitio donde su tumba pareciera estar mirando las rientes vegas de Moquegua; que como póstumo homenaje de afecto fueran regalados a su camarada Castilla dos de sus mejores caballos, a su juicio «el zaino y el overo»; que la Patria se acordase de que moría en defensa de la Constitución y de las leyes y de que, lejos de dejar fortuna, dejaba numerosas deudas y varios hijos crecidos y además uno por nacer.184 Nieto murió joven, a los 41 años.
En muchas de sus proclamas se nota su inquietud, influencia de sus lecturas romanas sobre el juicio de la posteridad, aún en las nombradas, inmediatas a su muerte, dirá: He procurado cumplir en cuanto ha estado de mi parte la misión con que todo ser racional viene al mundo. Este me juzgará seve183 El testamento de Nieto ha sido reproducido por el meritorio historiador moqueguano don Attilio Minuto, como anexo a su biografía EI Gran Mariscal de los Ejércitos del Perú Don Domingo Nieto, Moquegua, 1924, págs. 45-51. 184 Adenda 2019 (GVS). Fortunata, la última hija de Nieto, nació el 16 de enero. De ella no tuvo noticias su padre que falleció un mes después. (Datos tomados
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ramente aún después que haya mi alma comparecido ante la presencia del Ser Eterno, y aún mucho después de que haya dejado de pertenecer a la sociedad terrena y a las revoluciones que intentan cambiar de todo punto la faz política de Sud-América.185
No se equivocaba Nieto presumiendo que después de muchos años de su muerte la posteridad lo juzgaría. A Dios gracias y para bien de la Patria, hecho el balance, usando los términos gratos a la época en que vivió podemos decir: Nieto merece bien de la Patria. Fue uno de los padres de la República. Libertador de ella en las guerras de la Independencia, supo después liberarla del desorden y del caos. Ofrendó su vida por la República y su esfuerzo no fue estéril. Su vida y sus hechos quedan perpetuados por el Deán Valdivia en sus Memorias, documento imprescindible para la Historia Republicana del Perú. En juicio crítico que de ellas hizo don Ricardo Palma, pudo decir: «Las figuras políticas que más airoso papel hacen en las Memorias, son las de los generales Nieto y Castilla. La amistad de Valdivia por el general Nieto es casi un Culto».186 Por eso Jorge Basadre, al reseñar la figura de Nieto en su ya clásica Historia de la República del Perú, afirmó, refiriéndose a las Memorias del levantisco Deán Arequipeño: «y por sus páginas corre [Nieto] en su caballo negro levantando montoneras en los corazones buenos».187
de la agenda familiar facilitados por Carlos de Abreu, quinto nieto del mariscal). 185 El Presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República a la Nación, Cusco, febrero 15 de 1844 (Que reproducimos como documento anexo). 186 Ricardo Palma, «Parrafadas de crítica», en Tradiciones Peruanas, Madrid, 1952, pág. 1,319. 187 Jorge Basadre, op. cit., tomo I, pág. 259.
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Para terminar debemos decir que ese fallo del Tribunal de la Posteridad ha sido dado. Que el Perú lo recuerda como hijo dilecto, habiéndole concedido honores que aún pocos presidentes de la República han alcanzado después de muertos: hay estatuas que perpetúan la efigie de Nieto; un cuartel lleva su nombre; la tierra donde nació es hoy la provincia Mariscal Nieto; y, finalmente, no hace mucho que, el Congreso del Perú, por el cual Nieto tuvo en vida tanto respeto, le ha otorgado el más alto honor póstumo: lo ha declarado prócer y ordenado que sus restos mortales sean depositados en el Panteón de los Próceres.188
188 Resolución Legislativa N° 12177 del 24 de diciembre de 1954. Adenda 2019 (GVS). Esta resolución la reproducimos en el anexo.
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Documentos anexos
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Peruanos: Postrado en el lecho del dolor, aunque confortado con todos los auxilios sacramentales de nuestra Santa Religión, aguardo tranquilo y sin remordimientos la hora fatal en que devolviendo mis restos mortales a la materia, vuele mi alma al seno de su creador. Harto he padecido física y moralmente en mi carrera de honor, entretejida de triunfos y de reveses; y el reposo de la tumba era ya necesario para poner término a mis padecimientos, y para sepultar en el polvo las pasiones que son el patrimonio de la especie humana. Harto he vivido en pocos años; he servido a la patria, y la serviré hasta exhalar por ella mi postrer aliento. Compatriotas: He procurado cumplir en cuanto ha estado de mi parte la misión con que todo ser racional viene al mundo. Este me juzgará severamente aún después que haya mi alma comparecido ante la presencia del Ser Eterno, y aún mucho después que haya dejado de pertenecer a la sociedad terrena y a las revoluciones diurnas que intentan cambiar de todo punto la faz política de Sud América. Conciudadanos: Siento aproximarse el instante en que habré de ausentarme para siempre de vosotros aun sin haber completado la grande obra que vuestro patriotismo fio a mi lealtad, la de restablecer en la República el imperio de la Constitución y de las Leyes. Mas llevo conmigo la inmerecida y anticipada recompensa de la gratitud nacional. Séame pues permitido legar a mis ilustres colegas el honroso 189 Reproducimos los anexos con su ortografía original.
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encargo de llevar adelante tan justa como noble causa. Peruanos: Colocaos en torno de la Junta gubernativa, bajo cuyos auspicios se levantó triunfante el mancillado pendón de la libertad. Apoyad, con vuestra ilustrada opinión, y sostened con todas vuestras fuerzas las resoluciones de una administración moderada, toda liberal, toda prudente, toda enérgica y sobrado capaz de dar cima a tamaña empresa. Amigos: Al cumplir con el tremendo e irrevocable decreto del Altísimo, recibo de su mano el mayor, el más señalado de los beneficios: la impotencia de faltar a mis deberes y a mis promesas, la de abusar de mi posición difiriendo, siquiera por un solo día, la reunión de la representación nacional. Este acto solemne es la única y más segura tabla de salvación porque suspiran los peruanos entre las zozobras del naufragio de sus instituciones. Y sino es el Congreso a quien el Eterno Rector de las sociedades ha reservado la redención de nuestra Patria. ¡¡¡Cúmplase el destino!!! Moqueguanos: Si en vida pude acreditaros mi gratitud, constituyéndome en custodio de vuestros derechos y en guardián de ese suelo en que recibí el ser y en que vi la primera luz: deseo en mi muerte añadiros un testimonio más de mi filial respeto: quiero que mis cenizas reposen allí mismo en donde la Providencia me concedió debelar a los enemigos de la libertades patrias: allí mismo en donde la humanidad, la moderación y la clemencia de los vencedores en San Antonio se sobrepusieron al orgullo que inspira la victoria. No vagarán mis manes alrededor de vuestros hogares, ni llenarán de terror la fantasía de vuestras familias; empero el caminante leerá en mi humilde huesa la historia de un pueblo heroico; y el ambicioso que intentare otra vez arrancar vuestras garantías, conocerá que no ha podido verificarlo sino conculcando mi cadáver frío. Domingo Nieto Cusco, Febrero 15 de 1844. 99
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El presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República, al Ejército
Soldados: nueve meses ha que acometimos la heroica empresa de restituir a la República sus instituciones liberales, conculcadas y casi destruidas por el poder absoluto: seis de los departamentos se hallan hoy sometidos al suave régimen de las leyes: y el resto está conmovido y próximo a sacudir el yugo de la tiranía. Mas al tiempo de completar tan honrosa misión, voy a desaparecer de entre vosotros por ser cumplido el plazo que el eterno fijó a mi existencia. Me despido de vosotros, ¡camaradas! aunque con el sentimiento de no continuar participando al lado vuestro de los peligros y privaciones de tan gloriosa campaña. A vuestro valor y denuedo, a vuestra lealtad y patriotismo, a vuestra decisión y constancia se han debido los triunfos que ha alcanzado el Ejército Constitucional sobre las huestes Directoriales. No seré ya uno de vuestros conductores; pero queda al frente de vosotros el ínclito Castilla vuestro digno Jeneral en Jefe, cuyo pecho arde en sentimientos del más noble y acendrado patriotismo, y cuyo valor y actividad le señalan como el hombre destinado por la Providencia para extinguir los restos del poder discrecional donde quiera que se atrinchere. ¡Nacionales del departamento de Moquegua! Vosotros fuisteis los primeros ciudadanos que hicieron resistencia a la expoliación de las garantías sociales. A vuestro ejemplo se alarmó la República contra la tiranía que la sojuzgaba. No desmayéis en vuestra carrera 100
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próxima a terminar del modo más glorioso para la Patria y para sus ilustres defensores. Veteranos de la independencia: A vosotros debió el Perú su emancipación: débaos también su libertad, y os haréis dignos de la gratitud de la Nación, y de las bendiciones del Continente Americano. Compañeros: Si algún derecho me da a vuestra estimación y deferencia el afecto entrañable que os he profesado, permitidme que os recomiende prefiráis la muerte de un libre conciudadano, a la vida de un vasallo abyecto y degradado. Dad al mundo ese glorioso ejemplo, y yo desde el Cielo veré complacido vuestros triunfos.
Domingo Nieto Cusco, Febrero 15 de 1844.
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El ciudadano R amón Castilla, presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República, jener al de división de los ejércitos nacionales y en jefe del constitucional (etc.), (etc.), a los pueblos:
Peruanos: El Presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República, el ilustre Gran Mariscal D. Domingo Nieto, ha terminado su existencia, agoviado bajo la férrea mano de una cruel enfermedad. Echemos algunas desmayadas flores sobre la tumba de un ciudadano a quien amabais, y que la historia inscribe ya en sus fastos. Este deplorable suceso, que jamás será suficientemente llorado, me ha forzado a ocupar la presidencia de la Suprema Junta, con arreglo al decreto expedido en esta misma fecha. Compatriotas: No os soy desconocido: recientes están en vuestra memoria los antecedentes de mi vida pública. Los sentimientos que perennemente han dirijido mi conducta administrativa, van a guiar mis pasos en la carrera, que me han abierto unas dolorosas circunstancias. Pero no creáis que esta nueva ocupación me retire del lugar que tengo entre vuestros denodados defensores. A todas partes volaré con ellos por vuestra libertad y seguridad, y estaré siempre donde la guerra pueda ofrecer algún peligro, para dirijir los esfuerzos, que en toda la República hace el patriotismo más acendrado y más entusiasta contra el usurpador de sus derechos. Conciudadanos: He ordenado que los departamentos libres nombren los vocales de la Suprema Junta de Gobierno que les corresponden. Ellos os rejirán durante la esclavitud de la Capital de la República. Como hombres que han merecido vuestra honrosa confianza, 102
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conservarán fielmente el sagrado depósito que les confiéis, penetrados como deben estar de sus altos deberes. Sostenedlos con vuestra adhesión, con vuestra obediencia a las leyes, presentando siempre una masa compacta a vuestros enemigos, que para oprobio de la América, vilipendian el Perú con su vergonzoso absolutismo. Amigos: Logre yo y logren mis colegas, al entrar en el bullicioso Rímac pasar este poder provisorio a las manos del escojido de los representantes —del Vice-presidente del Consejo de Estado— muy puro y muy inmaculado, cual corresponde a los mandatarios de esta Nación tan noble y tan generosa, como inmerecidamente desgraciada: así quedará satisfecha la ambición de vuestro compatriota.
R amón Castilla Cuartel Jeneral en Ayacucho a 22 de Febrero de 1844.
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El ciudadano R amón Castilla, presidente de la Suprema Junta de Gobierno Provisorio de la República, jener al de división de los ejércitos nacionales y en jefe del constitucional (etc.), (etc.), a los ejércitos
Soldados: Ha perecido el valiente Gran Mariscal D. Domingo Nieto; éste hombre a quien la muerte había respetado en los combates, y cuyas hazañas han resonado en vuestros oídos. Cuando en adelante fijéis vuestros ojos en el lugar donde descansan sus huesos; «este es el lugar fatal, exclamaréis, donde la garra del dolor se cebó sobre el soldado de la Independencia, hasta hacer entregar su elevada alma al Dios de los ejércitos». Amigos, el vencedor del fementido tiranillo ha expirado en medio de sus trofeos: estos son sucesos, que dependen exclusivamente de las combinaciones, que prepara en sus augustos arcanos la sabiduría de la Providencia. Debéis cubriros de un perpetuo luto, porque sois en parte deudores al Gran Mariscal Nieto de vuestro heroísmo y de vuestras virtudes. Recordad sus nobles ejemplos para exitaros en el valor y la paciencia, sin la cual es inútil muchas veces aquél. Recordad constantemente su fidelidad incontrastable, y jamás penetrarán en vuestras filas la seducción y la infidencia. Considerad en fin, que sus venerados manes están preparando las coronas que han de ceñir vuestras sienes, cuando hayáis concluido vuestra gloriosa carrera de restituir a los pueblos garantías, libertades y reposo. Aquel malhadado acontecimiento, me ha obligado a ocupar la presidencia de la Suprema Junta de Gobierno, que el ilustre finado 104
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desempeñó, con mejores aptitudes que las mías; pero siempre estaré con vosotros mientras tengáis enemigos que os disputen la libertad, y grandes fatigas que superar. Es mucha mi confianza de que os comportaréis siempre como los aliados de la opinión; que ostentaréis tanto vuestra moral y vuestra lealtad, como vuestro valor; que sostendréis la causa de los pueblos, que seréis siempre su apoyo y su defensa, y que venceréis a sus enemigos donde quiera que se os presenten.
R amón Castilla Cuartel Jeneral en Ayacucho a 22 de Febrero de 1844.
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anexo
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Partida de bautismo de Domingo Nieto190
Certifico yo el infrascripto cura coadjutor de esta parroquia de San Gerónimo de Ylo, como en el libro de bautismos que se conserva en este archivo, mandado formar en el año de 1769 por orden del Ilmo. Sr. D. D. Diego Salguero de Cabrera dignísimo obispo de Arequipa se halla al folio 119 la partida siguiente. En el año de 1803. En 15 de agosto de 1803, yo el R. P. Fr. Pedro Cabello, cura encargado de esta doctrina de San Gerónimo de Ylo, bauticé solemnemente, puse óleo y crisma a Domingo, español, hijo lejítimo de D. Francisco Nieto y de Da. María del Carmen Marques. Fueron sus padrinos, D. Pedro Mugartey y Da. Isabel Marques, a quienes advertí el parentesco y obligación; y para que conste lo firmo. Fr. Pedro Cabello. Así consta de dicho libro de partida original que en el espresado archivo se conserva, al que me remito: en fe de lo cual y a pedimento de parte legítima doy la presente que firmo en este pueblo de San Gerónimo de Ylo, a 9 de enero de 1843 años. Dr. Hijinio Falcón Suárez.
190 Adicionamos al anexo cuatro documentos que nos parecen de interés. La partida fue tomada de Fracmentos para la historia de Arequipa. Op. Cit. pp. 170 y 171. Es reproducida en el Boletín del Museo Bolivariano, año I, julio de 1929, N° 11, artículo «Bibliografía del Mariscal Nieto», donde incurren en error de lectura, confunden el 3 por el 5, escriben equivocadamente 1805 (en vez de 1803) y 1845 (por 1843).
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Homenaje a la memoria del gr an mariscal don Domingo Nieto191
El Presidente de la República. Considerando: Que el primer centenario de la muerte del Gran Mariscal del Perú don Domingo Nieto se cumplirá el día 17 del mes en curso; Que el Gran Mariscal Nieto luchó por la independencia del Perú y combatió en Junín el 6 de agosto y en Ayacucho el 9 de diciembre de 1824; Que son eminentes los servicios prestados a la Nación por el Gran Mariscal Nieto; Que un sector de la colectividad moqueguana ha solicitado la traslación de los restos mortales del Gran Mariscal al Panteón de los Próceres de la Independencia y otro sector de la misma colectividad se opone a esa traslación, invocando el anhelo de que permanezcan en Moquegua; Que en el testamento del Gran Mariscal, suscrito en el Cuzco, el 17 de febrero de 1844, pide aquél que su cuerpo embalsamado 191 Esta Ley fue publicada en el diario El Comercio y en el semanario moqueguano El Heraldo el 20 de febrero de 1944 con el título «El Supremo Gobierno rinde homenaje al gran mariscal don Domingo Nieto en el 1er centenario de su muerte».
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sea “conducido” a la ciudad de Moquegua, donde se sepultará en el punto de Sancara, llamado Alto de Yunguyo”; Que se debe dar cumplimiento a la disposición testamentaria señalada, sin perjuicio de que sea atendido el anhelo y satisfecha la obligación de perpetuar la memoria del Gran Mariscal Nieto en el Panteón de los Próceres; Que los restos mortales del Gran Mariscal, recibidos por la ciudad de Moquegua el 11 de abril de 1844, se hallan actualmente en un sarcófago que se conserva en el Cementerio de esa ciudad; Y, de acuerdo con el voto consultivo de la Comisión creada por Decreto Supremo del 20 de enero del presente año; Decreta: Artículo 1º.- Los restos mortales del Gran Mariscal del Perú, don Domingo Nieto, serán conservados en un Mausoleo que erigirá el Gobierno, en nombre de la Nación, en el sitio señalado por el Gran Mariscal en su testamento; Artículo 2º.- En el Panteón de los Próceres será colocada una placa metálica para perpetuar la memoria del Gran Mariscal don Domingo Nieto, Prócer de la independencia del Perú; Artículo 3º.- El día 17 del mes en curso, en el Templo de Santo Domino de la ciudad de Moquegua, se oficiarán solemnes honras fúnebres, en memoria del Gran Mariscal Nieto, con asistencia de las autoridades, funcionarios públicos, instituciones y sociedades
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y con l colaboración de las fuerzas armadas, el colegio y escuelas de dicha ciudad; Artículo 4º.- El Cuartel del Ejército, que se construirá en breve en Moquegua, llevará el nombre de “Mariscal Nieto”. Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los quince días del mes de febrero de mil novecientos cuarenta y cuatro.
M anuel Prado
A lfredo Solf y Muro
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Resolución Legislativa N° 12177
Año del Libertador Mariscal Castilla Declarando Prócer de la Independencia Nacional al Mariscal don Domingo Nieto Márquez; y disponiendo la traslación de sus restos de la Iglesia de Santo Domingo de Moquegua al Panteón de los Próceres.
Lima, 29 de noviembre de 1954 Señor: El Congreso ha resuelto declarar Prócer de la Independencia Nacional, al Mariscal don Domingo Nieto Márquez, vencedor en las batallas de Junín y Ayacucho; y autoriza al Poder Ejecutivo para que disponga la traslación de sus restos mortales de la Iglesia de Santo Domingo de Moquegua al Panteón de los Próceres de esta capital, rindiéndosele los honores correspondientes. Lo comunicamos a usted para su conocimiento y demás fines.
Dios guarde a usted. Héctor Boza, Presidente del Senado. Eduardo Miranda Souza, Presidente de la Cámara de Diputados. E. Fontcuberta, Senador Secretario F. Carrión Matos, Diputado Secretario
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Al Señor Presidente Constitucional de la República. Lima, veinticuatro de diciembre de mil novecientos cincuenticuatro. Cúmplase, comuníquese, regístrese, publíquese y archívese.
Manuel A. Odría. Carlos A. Miñano m.
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Acta de entrega de los restos mortales del que en vida fue gr an mariscal don Domingo Nieto, efectuado por el presidente de la Sociedad de Beneficencia Pública de este lugar señor César Benigno Chocano Valdivia al señor teniente coronel don Justo Arias Ar agüez primer jefe del B.I. San Pablo N° 41 por encargo del Ministerio de Guerr a y de conformidad con la Resolución Legislativa N° 12177
En la ciudad de Moquegua, Perú, pasadas las diez horas de la mañana del día de hoy treintaiuno de marzo de mil novecientos sesenta y tres, yo Vidal Barrera Salas, abogado y notario público de la provincia Mariscal Nieto con libretas: militar N° Ci. 52-00162 y electoral N° 5684001, me constituí en el cementerio general de esta ciudad a solicitud del señor teniente coronel don Justo Arias Aragüez, primer jefe del batallón de infantería San Pablo N° 41 y comandante de armas de la plaza, para dar fe, como en efecto la doy, de la entrega de los restos mortales del que en vida fue el Gran Mariscal don Domingo Nieto, ordenada por la Resolución Legislativa N° 12177. A este acto se hizo presente el señor prefecto del departamento don Guillermo Picone Ocampo, el solicitante teniente general jefe del B. I. San Pablo N° 41 en representación del Ministerio de Guerra, autoridades y numeroso público. El señor presidente de la Sociedad de Beneficencia Pública de Moquegua don César Benigno Chocano Valdivia, a cuyo cargo se encuentra el cementerio general, en conceptuosos términos hizo entrega de los restos mortales del Mariscal don Domingo Nieto, los que se encontraron en un ataúd pequeño, de color caoba cubierto con 112
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una bandera peruana. Efectivos del B. I. San Pablo N° 41 y la numerosa concurrencia rindieron los honores de rigor. En desfile cívico los restos fueron llevados del cementerio a la capilla de Belén, para después ser trasladados al Panteón de los Próceres, en cumplimiento de la mencionada Resolución Legislativa. El fervor cívico fue exteriorizado por los concurrentes, haciendo uso de la palabra en patrióticos discursos los señores César Benigno Chocano y Justo Arias Aragüez, con lo que concluyó la diligencia, firmando esta acta todas las personas que asistieron a ella por ante mí el notario de todo lo que doy fe, acordándose en el mismo acto que sea archivada en los registros del notario que interviene. [Acompañan a la firma del notario cuarenta y cinco firmas más].
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Impreso en julio de 2019, por Panamericana Industria Gráfica E.I.R.L. Calle El Filtro, Nro. 411-A, Arequipa
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