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Quito
from EL COMERCIO
La migración irregular de los ecuatorianos no para. Ahora van a EE.UU. a través de vuelos que conectan a Latacunga y Quito con México. Desde ahí toman rutas clandestinas hacia su destino final. En medio de este fenómeno, el presidente estadounidense Joe Biden pidió a todos los migrantes que no vayan a ese país, que se queden en sus pueblos. ¿Qué dice usted?
Los datos oficiales nos dicen que desde el 2014 hay una tendencia al alza en la salida de ecuatorianos. Esto nos debería alertar, porque el fenómeno no es de ahora, sino que la pandemia, al ser una crisis de tremenda envergadura, está exacerbando esa salida.
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Cuánto influye en el aumento de estos viajes la salida de un presidente como Donald Trump, que estableció políticas migratorias restrictivas, y la llegada de Joe Biden con una propuesta para reformar esas decisiones.
Biden aseguró que dará un giro a las políticas severamente antimigrantes que Trump impuso en los últimos cuatro años. Pero dijo que no podrá entrar toda la masa de migrantes que está llegando, porque tendrán que atravesar el sistema migratorio aún vigente. Indicó que podrán ingresar quienes apliquen al asilo y reciban el reconocimiento de refugio. La tergiversación que existe es porque Biden, efectivamente, ha prometido hacer una reforma migratoria que beneficie a unos 12 millones de migrantes que desde hace más de dos o tres décadas viven en Estados Unidos sin documentos.
¿El anuncio no involucra a quienes lleguen ahora?
No es apertura de puertas. ¿Se entendió mal el mensaje del presidente Biden?
Claro. Es muy difícil revertir las políticas antimigrantes que Trump dejó armadas. No es una transforma-
Q EntrEvista
sOLEDaD ÁLvarEZ/Qinvestigadoraydocente
Cortesía
Su tRayECtORIa
Es PhD en Geografía Humana, investigadora posdoctoral en la U. de Houston y miembro del Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador. Por más de una década ha investigado el “nexo entre migración irregularizada, transito migratorio, violencia y Estado capitalista en el corredor Ecuador-México-EE.UU.”. Ha indagado la relación entre el tráfico de migrantes, las políticas antitráfico y el control fronterizo en América Latina.
El Estado no protege al migrante, pero perversamente se beneficia de las remesas que envía”.
Soledad Álvarez
PhD en Geografía Humana ción que sucederá de un día para el otro. Hay que ser realistas: difícilmente en EE.UU. habrá una política aperturista. Por lo tanto, hay una tergiversación. Pero, ojo, esa tergiversación hay que entenderla en el contexto de una necesidad humana inmensa de buscar un lugar digno donde vivir. Ahora, la reforma migratoria, de llegar a aprobarse, tardaría alrededor de ocho años en aplicarse. No es algo que ocurrirá mañana.
¿Cómo está la situación de los ecuatorianos en la frontera de EE.UU.?
Acabo de hablar con una ecuatoriana que salió de Cuenca y cruzó la frontera en dos meses. Su relato sobre la violencia que viven en el cruce entre México y EE.UU. es muy fuerte, pues es una zona que está controlada por grupos del crimen organizado. Hay coyoterismo y una desprotección estatal abierta.
¿Desprotección abierta?
Ni México ni Ecuador ni EE.UU. brindan una protección a los migrantes. Los cruces no han parado ni en la pandemia. Todo el recorrido, hasta llegar a los primeros poblados en Texas, supone esconderse en basureros, debajo de puentes; supone que se te llenen los pies de ampollas.
Hoy incluso hay cinco ecuatorianos desaparecidos en alta mar, mientras iban por Bahamas.
Sí, desaparecidos y muertos en el camino. Una de las rutas inhóspitas es la que se ha abierto por Bahamas. La pregunta es ¿qué nos está diciendo ese movimiento tan valiente de la gente? ¿Qué está pasando en Ecuador para que la gente, sin importar los riesgos, intente llegar una y otra vez a Estados Unidos?
¿Qué está pasando?
La ecuatoriana que migró de Cuenca es de una familia campesina de Nabón. De ahí fue a Cuenca y trabajó en un negocio vendiendo comida. Al mes ganaba USD 160. Es imposible que con eso pueda mantener a una familia con tres hijos. Su esposo trabajaba como chofer de una línea turística. Pero vino la pandemia, ella se quedó desempleada y el esposo también. Me dice que en el lugar donde trabajó fueron despedidos 30 y solo se quedaron cinco. Por eso viajó. Eso está pasando en Ecuador. No hay empleo.
¿La migración irregular se puede agudizar?
Cuando ocurrió el feriado bancario, la respuesta fue la gran migración. Creo que ya estamos atravesando una ola migratoria. Según la Witness at the Border, una organización de EE.UU. que monitorea semanalmente los vuelos de deportaciones desde ese país, Ecuador figura siempre entre los países con deportados. En los meses más complejos de la pandemia, hasta agosto del 2020, 27 vuelos de deportaciones desde EE.UU. aterrizaron en Ecuador. Este es un dato indirecto, pero nos dice que frecuentemente está saliendo gente de nuestro país. Esto no es solamente cuestión de coyoteros.
¿Es un problema estatal?
Sí. El Estado no hace nada para proteger a la gente. ¿Qué hace para evitar que la gente se vaya? ¿Qué hace para reparar los derechos de los deportados? ¿Qué hace para lidiar con los hijos de los migrantes que se quedaron en las zonas de origen? Nada. No hay programas para los deportados.
Q amOtinamiEntO
así fue la incursión del GOE en 4 cárceles
Fotos: PatriCio teran / el ComerCio
• Comandos del GOE practicaron una incursión armada en la Casa de Combate, en el norte de Quito.
Diego Puente. Redactor (I)
Los policías caminan unos tras otros. Nadie habla. Avanzan hasta una puerta metálica negra. Uno de ellos rompe las aldabas y el equipo ingresa a un corredor sin luz. Un hombre con un escudo blindado va adelante. Los otros apuntan sus subfusiles de fabricación americana. Hay detonaciones.
Toda la escena termina con una orden. “Repitan. Vayan otra vez a la puerta”, grita el capitán Daniel Castro. Él lidera la práctica de los comandos que conforman el Grupo de Operaciones Especiales (GOE).
Castro sabe que cada enseñanza sirve para no cometer errores en situaciones reales. La noche del 23 de febrero, él viajó a Cuenca y participó en una incursión en la cárcel de Turi.
Ese día se reportó la matanza de 79 detenidos en cuatro cárceles. La disposición era rescatar a 37 presos que todavía estaban atrapados en un pabellón y llevarlos a Guayaquil.
En los entrenamientos, las rutas por donde deben moverse los agentes cambian. Los obstáculos aumentan: colchones en el piso, muebles
• El subteniente Leonardo Enríquez, miembro del GOE, apunta con un subfusil durante una práctica para rescatar a un rehén de una casa. minutos en llegar a las afueras de las cárceles. A las 07:12 se reportó el motín en Guayaquil, a las 09:00 en Cuenca y a las 10:29 en Cotopaxi.
Las unidades tácticas no ingresaron de inmediato. Dicen que no lo hicieron por el nivel de riesgo. Indican que tenían información sobre hombres armados. Por eso, diseñaron planes antes de ejecutar la incursión.
“Era una situación hostil, pero teníamos experiencia porque ya habíamos hecho simulacros dentro de la cárcel de Guayaquil”, dice el jefe del GOE en esa ciudad, Luis Reina.
A los puestos de mando, improvisados en los exteriores de las prisiones, llegaban fotografías tomadas desde los helicópteros y drones de la Policía. Sobre las mesas se desenrollaron planos de cada cárcel.
Para entonces, los presos también difundían videos y fotos. Asesinaron a los reos, los degollaron y mutilaron.
Otros cuerpos aparecieron colgados. Los colocaron unos sobre otros. Los incineraron. En Cuenca, los internos llegaron a los techos de la cárcel. Mostraban cuchillos artesanales y machetes. Desafiaban a la Policía.
Cuando entraron el GOE, el Grupo de Intervención y Rescate (GIR), el Grupo Antinarcóticos (GEMA) y Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM) todo estaba consumado. Pero su tarea era evitar otros hechos de violencia y trasladar a más presos.
Los oficiales dicen que observaron en los mapas los pabellones amotinados y los identificaron con cruces.
Con marcadores se trazaron los caminos más seguros para llegar a las zonas de conflicto y se señalaron puntos considerados peligrosos: puertas bloqueadas, ventanas desde donde los internos lanzaban proyectiles, hogueras que dificultaban la visión. Cada minuto había más datos.
“Hay que tener una preparación psicológica para esto”, dice el sargento Carlos Tapia, quien tiene 17 años como comando. Él controló un motín del expenal García Moreno, en el 2012. Hoy transmite esas experiencias a los más jóvenes.
En los cuartos de la Casa de Combate, en donde el personal practica, hay una detonación. Los comandos usan una granada para aturdir. El humo se disipa y el ruido cesa. Logran su objetivo y rescatan al rehén. Se retiran para practicar de nuevo.
Q QuitO
La Policía investiga un crimen como sicariato
Redacción Seguridad (I)
El asesinato de un hombre, registrado en el sector de Turubamba, en el sur de Quito, es investigado. La Policía analiza las imágenes captadas por las cámaras de seguridad que están instaladas en el sector.
El comandante de la institución en Quito, Alaín Luna, dijo ayer que esta muerte, reportada la noche del viernes, se indaga como sicariato.
Los agentes recogieron el testimonio de testigos que vieron el ataque. Ellos dijeron que la víctima estaba sentada en un restaurante, que cerca de las 19:00 entró un desconocido y que le disparó en la cabeza. La gente contó que el atacante salió y se subió en una motocicleta que lo esperaba a las afueras del local de comidas.
Los policías que investigan el caso levantaron ayer más información para determinar las causas del ataque. El hombre asesinado tenía antecedentes penales por microtráfico.
También se analiza el contenido del celular para conocer si había recibido amenazas a través de mensajes.
El cuerpo de la víctima fue trasladado la noche del viernes a Medicina Legal, para practicarle la autopsia y extraer el proyectil que será sometido a análisis balísticos.
La Policía maneja la hipótesis de que este hecho violento tiene relación con la disputa de organizaciones criminales para la venta de drogas.
“Quito no está exenta de que exista la presencia de una banda que quiera generar algún tipo de disputa de territorios. Cuando queda en acefalía una organización hay alguien que quiere tomar el poder y en ese ejercicio elimina gente que le representa un obstáculo”, señaló ayer el oficial.
Este es el segundo asesinato al estilo sicariato que se produce este año en la capital. El 9 de marzo último fue atacado mortalmente otra persona.
Ese hecho ocurrió en el sector de Quitumbe, también en el sur de la ciudad. Los disparos se realizaron desde un carro en movimiento. Los agentes detuvieron al principal sospechoso y ese caso se encuentra judicializado.